Taehyung en serio pensó que Jungkook desistió al tercer día tras su confesión. Que equivocado estaba. Aquel día no debían asistir a la universidad, pues sus profesores les avisaron la noche anterior que por compromisos personales se les imposibilitaría darles clases. Lo que ayudó a que se quedara tranquilo al saber que por lo menos en las veinticuatro horas siguientes no le vería y le haría dudar más de su decisión.
Sin embargo, cuando se levantó de la cama, su rutina empezó para el carajo.
Otra vez la mala suerte estaba actuando en su contra.
Se tropezó con sus propias pantuflas al incorporarse de su cama, cayendo de cara al piso. Su desayuno se arruinó por completo, pues tuvo que comer unos panqueques quemados y un jugo de naranja demasiado amargo.
El sentimiento de frustración lo puso de muy mal humor, pero la gota que derramó el vaso fue querer lavar su ropa y notar que la lavadora estaba dañada. Sus padres trataron de levantarle los ánimos al verle tan afectado por algo tan banal, siendo tan ignorantes de la realidad que su querido hijo vivía ciertos días después de escuchar que le gustaba a alguien.
Por eso, Taehyung se encerró en su habitación y terminó llamando a Jimin para quejarse al respecto de sus desgracias. El rubio lo consoló lo mejor que pudo y no demoró en recomendarle que fuera a alguna lavandería pública para que no le diera el gusto al universo de verle derrotado.
Y así lo hizo, sin imaginar que sería traicionado por su propio amigo.
Uno, dos, tres timbres se escucharon antes de que el azabache atendiera la llamada de Jimin, luego de que este cortara comunicación con el castaño.
—¿Sí? ¿Qué sucede Jimin hyung? ¿Te olvidaste decirme algo más?
—Jungkook, me estoy jugando mi relación con Tae solo porque me llamaste muy triste al descubrir que te había bloqueado de KakaoTalk con la intención de que trate de convencerlo de que no sea tan drástico contigo.
—Justo ahora pienso que fue muy impulsivo hablarte, hyung... Porque existía la posibilidad de que tú ni siquiera estuvieras al tanto de ese tema— hizo referencia a la maldición, pues Taehyung nunca le dijo que su amigo sabía—. Pero dejando eso de lado, estoy seguro que Tae pensará que soy un fastidioso, pero me sorprendió mucho porque ni siquiera intenté hacer algún movimiento por mensaje.
—Lo sé, me consta que en tu carta que le dijiste que eras un hombre de actos y no de palabras. Y créeme que no ignoro que mi amigo está siendo demasiado extremista contigo. Lo que me hace pensar que, si le llamas la atención, porque es la primera vez que actúa así.
Taehyung si que salía afectado tras cada relación fallida, pero nunca puso tantas trabas como con Jungkook, a quien parecía estar empeñado a proteger a toda cosa.
Tenía que gustarle, aunque fuera un poquito. Park no encontraba otra razón de peso cómo para ese comportamiento, ¿no?
—Sí, esto no es ningún capricho. Y te juro que, si aun después de que me permita cortejarlo, no le convence, lo aceptaré y me alejaré...
Tampoco estaba en los planes de Jungkook que el chico lo detestara por su intensidad. Además, Yoongi le felicitó por ese pensamiento, porque le demostraba que a pesar de todo su dongsaeng estaba consciente de que no podías obligar a otra persona a corresponderte.
La situación de Taehyung era difícil (e irreal según el novio de Jimin, quien apenas se enteraba al prometer guardar el secreto) en general, pero si no mismo quería que Jungkook interviniera, no se podía hacer más nada.
—Bien, entonces escucha la información tan valiosa que te voy a dar...
Kim entró a la lavandería más cercana a su hogar, cargando una canasta color turquesa con varias de sus prendas. Era la primera vez que usaba este tipo de servicio por obvias razones, así que se sentía un tanto desorientado. Sin embargo, después de que la propia encargada del local le explicara, se puso manos a la obra tras pagar por usar la lavadora.
La fémina le comunicó que saldría por un momento, porque debía ir a buscar algunos productos de limpieza para la ropa que ya se le habían agotado, y que no demoraría nada en volver. Un hecho que no le extrañó mucho, pues al estar solo, no podría hacer nada para atentar contra el local en el caso de que fuera algún tipo de delincuente.
Además, de lo que poco que alcanzó a divisar cuando ingresó a la lavandería, dos cámaras de vigilancia colgaban del techo para garantizar las identidades de cada una de las personas que entraban y salían de la misma.
Por ese motivo, se dedicó a su tarea sin querer darle mayor importancia, mientras tarareaba una melodía de alguna de las canciones que escuchó durante la mañana, hasta que escuchó como la puerta se abría de golpe.
No regresó a ver porque imaginó que se trataba de otro cliente, pero cuando sintió al desconocido detrás suyo, estuvo más que preparado para darle un golpe en sus portes nobles. Pero el susodicho fue suficientemente rápido cómo para detenerle.
—Tranquilo, tigre. Soy yo—le mostró una sonrisa de lado, aprovechando la posición para encerrarlo con su cuerpo contra la lavadora que ya se encontraba lavando la ropa del castaño.
—Mierda, Jungkook. Me asustaste.
—Lo lamento, quizá si me merezco el golpe que querías darme, pero antes de eso, necesito conversar contigo.
—¿De qué vamos a conversar? Y... ¿Qué haces aquí? ¿Acaso me estás siguiendo?
—Tampoco llego a tanto, cariño. Solo tengo mis métodos.
Frunció el ceño, demostrándole que estaba enojado. Aunque Kim no parecía nada incómodo con la cercanía entre sus cuerpos, porque Jungkook sentía como se restregaba contra él.
Un gemido quiso brotar de los labios de corazón del castaño que supo callarse para no delatarse, mientras la fricción deliciosa hizo jadear a Jeon, quien, al despistarse de su objetivo, no pudo evitar que Taehyung pudiera quitárselo de encima.
—Y yo los míos.
El azabache soltó un bufido.
—¿Por qué me bloqueaste? ¿Era tan necesario?
Oh, con que de eso se trataba este tipo de acorralamiento. Jungkook quería razones, pero Taehyung ya se las dio desde el principio.
—Porque te dejé muy claro que eligieras entre mi amistad o nada, y por tu respuesta, conseguiste la segunda opción. No podemos ser más que cordiales compañeros.
—Eso es muy radical, Tae.
—Te estoy protegiendo, Jeon.
—No soy un niño al que debas proteger. Estoy asumiendo la responsabilidad de lo que podría sucederme.
Taehyung suspiró, masajeando sus sientes.
—Esa terquedad tuya podría acabar matándote.
—Estaría bien si con eso consigo un beso tuyo.
—Eso es manipulación—se defendió, sufriendo de un pronunciando sonrojo en sus mejillas.
—Si te hace sentir menos culpable pensar eso, por mí está perfecto—cortó la distancia, esta vez acorralando contra una de las mesas en las que se doblaba la ropa seca—No te resistas, si tan incómodo estás con la idea, ¿por qué reaccionas así?
—P-Por nada en particular...
—Entonces...
De un rápido movimiento, Jungkook ubicó a Taehyung sobre la estable superficie, metiéndose entre sus piernas, mientras pasaba sus manos por sus costados.
—¡Qué...!
— Acepta otra cita conmigo que si pueda llegar hasta el final—se acercó a su boca de una manera muy peligrosa, capaz de desconectar al castaño del mundo real.
Maldición, ¿por qué Jungkook tenía que ser tan atrevido para su propio bien?
—A-Aun no...
—¿Aun? —otra vez esa sonrisa ladina tomaba posesión de esos labios rojizos que Kim moría por probar, morder y lamer—. Eso significa que si tengo oportunidad.
Jeon dirigió una de sus manos hacia el bulto que había empezado a marcarse en el apretado pantalón ajeno, lamentando ser detenido por el castaño con una rapidez digna de admirar.
—Mocoso, no tientes a tu suerte. Aquí hay cámaras—anunció, alejándolo de su cuerpo para bajarse de la mesa cuando comprobó que su ropa ya estaba lista para ser puesta en la secadora—. Y en cualquier momento alguien podría entrar y vernos.
—Al menos no recibí el golpe que merecía...
Taehyung rodó los ojos y se concentró en seguir con lo que lo tenía en el pintoresco lavadero, mientras Jungkook le hacía compañía. No pasaron ni diez minutos cuando más gente ingresó junto a la dueña del local, lo que ayudó a que el azabache se mantuviera en su sitio cual cachorro que mandan al rincón por portarse mal.
Luego de un rato el susodicho empezó a preguntarle más acerca de los accidentes que tuvo gracias a su maldición, por lo que aceptó con la esperanza de hacerle entrar en razón al escuchar los desastres que le esperaban vivir en carne propia.
No obstante, su amena conversación no demoró en convertirse en una acalorada discusión como la que tuvieron en el hotel, mientras Taehyung doblaba su ropa con diligencia. Donde Jungkook exponía sus puntos para ganarse una oportunidad y Taehyung lo mandaba a volar muy lejos de ahí.
Ambos siendo ajenos al desastre que se provocó en la lavandería conforme los minutos pasaban gracias a que las lavadoras que empezaron a fallar hasta inundar el lugar en el quedaron atrapados por la puerta que dejó de funcionar de un momento a otro.
El agua les llegó hasta el cuello, mojándolos por completo a tal punto de ahogarlos, por lo que no les quedó de otra más que sumergirse para tratar de escapar por la salida de emergencia en el otro extremo del local junto al resto de clientes presentes en el accidente.
Vaya día de mierda había sido ese. Uno en el que Taehyung perdió su ropa (al menos no era ninguna de sus prendas favoritas) y su dignidad, al escapar una vez más de Jungkook en lugar de enfrentarlo como estuvo haciendo minutos antes cuando este le decía que le enseñaría que su devoción por él que era tan profunda como el mar.
Jeon llegó a su apartamento propio para darse un baño con agua caliente cuando notó como su móvil, el cual dejó olvidado por salir en búsqueda de Taehyung, vibraba con intensidad. Lo agarró y revisó las notificaciones de KakaoTalk, sintiendo un calor en su pecho al comprobar de quien se trataba.
Hoy a las 5:00 PM
Tigrecito:
Listo, ya estás desbloqueado.
No me dijiste quien fue tu contacto para dar conmigo en la lavandería, pero me es fácil imaginar al culpable. Aunque no importa, porque no podría esperar menos de él. Y para tu tranquilidad, no lo voy a regañar.
Lamento si fue muy impulsivo de mi parte, pero espero seas prudente y no te ganes a pulso que lo vuelva a hacer.
Adiós...
Nos vemos mañana en la Uni.
Yo:
Muchas gracias, no te arrepentirás.
Que tengas un buen resto del día, te quiero.
Esperaré hasta mañana para verte, tigrecito.
Y sin más, se dejó caer sobre el sillón con una sonrisa que sería imposible de borrar por un buen rato. Porque la esperanza era la último que moría.
A la mañana siguiente, ni Jungkook ni Taehyung tuvieron oportunidad de intercambiar palabras porque sus profesores no les dieron tiempo ni para mirarse. El castaño ya había regañado el día anterior a su amigo, pero no fue nada grave tal y como se lo prometió al chico de sonrisa de conejito.
La motivación del azabache seguía intacta, por lo que decidió comprarle algo a Taehyung para seguir con el proceso de cortejo. Unas lindas flores le parecían una magnifica idea dada la situación, pues debido a Yoongi sabía que Jimin no podría acompañarle porque tendría una cita con Min. Lo que le garantizaba un tiempo a solas con su crush.
Cuando Jeon salió unos minutos antes de que finalizaran las clases, con la intención de aparecerle de sorpresa a su chico bonito, terminó envuelto en un accidente. No se fijó que un hidrante de la calle que Taehyung solía recorrer antes de tomar el metro por la que Jeon pasó corriendo se había roto con anterioridad, provocando que el agua pusiera resbaloso el suelo.
Eventualmente, se resbaló, cayendo de espaldas contra la dura acera. Gente a su alrededor pidió ayuda, y una ambulancia que se encontraba cerca, se dispuso a socorrerle. Sin embargo, cuando lo ubicaron sobre la suave camilla, a lo lejos pudo divisar al castaño.
Eso bastó para que el dolor desapareciera y se quitara las cintas de seguridad de su cuerpo, mientras escuchaba las protestas de los paramédicos. Al conseguir su objetivo, salió corriendo para no perder de vista a Taehyung, quien ni siquiera reparó en su presencia.
En el proceso, vio a un hombre que vendía girasoles y sin pensarlo dos veces le dejó un fajo de billetes a cambio de un pomposo ramo. Con una sonrisa en los labios, continuó con su travesía, pero en el proceso, casi es arrollado por un auto que apareció de la nada.
Era probable que al menos una de sus rodillas hubiera quedado con un raspón, pero no importaba cuando la distancia entre él cada vez era menor. Y cuando estuvo lo suficientemente cerca, captó su atención al clamar por él.
—¡Hyungie!
—Jungkook... —detuvo su andar, viendo como el susodicho se acercaba con un ramo que parecía no querer soltar por nada—. ¿Qué haces aquí? Pensé que tenías algún compromiso que por eso te fuiste tan rápido del salón.
—No, pero hyungie... Te compré estas flores, acéptalas por favor.
Antes de que Taehyung pudiera decir algo, se fijó en el pantalón rasgado en la zona de la rodilla de la que parecía estar brotando sangre.
—¡¿Acaso te heriste con algo?! —cuestionó con preocupación, agachándose para una mejor revisión—. ¿Tuviste un accidente?
—Casi me atropellan, pero no es nada. Ni me duele.
—¿Seguro?
—Muy seguro...
Jungkook se quedó embobado al tener al mayor arrodillado en frente suyo, quien no dejaba de admirar la herida en su pierna.
—Tae... Creo que va a sonar muy desubicado de mi parte, pero te ves muy bien arrodillado.
Taehyung se detuvo a analizar esas palabras, mirándole con esos ojos avellana que no demoraron en pasar de la confusión al entendimiento en un santiamén. Se aclaró la garganta, mientras se ponía de pie para extender sus manos hacia el contrario.
—Ya veo que estás perfecto como para hacer esas bromas—declaró, desviando la mirada—. Recibo con gusto los girasoles, son muy lindos.
Jeon optó por no hacer otra broma subida de tono, demasiado feliz porque aceptara su regalo sin rechistar.
—Claro, ten—sus manos se rozaron, provocando una corriente eléctrica en los dos cuerpos—. Son tan lindos como su dueño.
—G-Gracias...
Después de eso, el castaño le pidió de favor al tatuado que se fuera a su hogar y tratara su herida antes de que se pudiera infectar. Jungkook obedeció, no teniendo ganas de dañar sus avances si volvía a insistir con el tema de la cita. Por eso, dejó que Taehyung por fin se marchara, disfrutando de los girasoles que ahora mantenía entre sus manos.
Los dos próximos días no fueron muy tranquilos que figamos, porque en la universidad Jungkook se vio afectado por la mala suerte de Taehyung, pero siempre encontrando la manera de salir bien librado. Un detalle que impresionó de cierta manera a Kim y a Park, quien quería confiar en su instinto.
En definitiva, Jeon debía ser esa pieza faltante en la vida desafortunada de su soulmate.
Pero la prueba final para Jungkook se daría en medio de una tormenta que se desató, mientras acompañaba a Taehyung hasta que tomara el metro. Solo que no estaba a su lado, si no unos cuantos metros más atrás por la discusión que tuvieron sobre el mismo tema de siempre después de que las clases de la noche finalizaran y Jimin se hubiera marchado con Yoongi a una cita improvisad en el cine porque el mayor supuestamente se ganó unas entradas gratis para ver una película de la cual todos hablaban en los últimos días.
Lo cual era otro plan en conjunto para que Jungkook siguiera avanzando en su lucha que parecía no tener desenlace.
—Ya no me sigas, Jeon. ¡Quiero estar solo!
—No puedo hacer eso, ya es tarde.
Respondió en voz alta para que le escuchara con claridad a pesar del ruido intenso de la incesante lluvia que los cubría de pies a cabeza.
—No soy ninguna damisela en apuros, gracias.
A cada rato Taehyung agarraba su chaqueta, buscando que cubriera más su pecho por el frío que le molestaba. Si no llegaba pronto al metro, mañana estaría más que resfriado. Lo bueno era que a la mañana siguiente podría descansar porque el calendario marcaba una fecha festiva, lo que significaba que era día libre.
Una fuerte ventisca impidió que Jungkook refutara su argumento, pero obvio que tenía muy presente que el castaño era independiente en todo sentido. Sin embargo, nadie le podía juzgar por el hecho de que su lado protector despertara cada vez que lo veía propenso a sufrir de cualquier forma, así fuera una simple tormenta.
Aunque ni tan simple, porque la intensidad de la misma comenzó a alborotar todo el entorno de la calle vacía por la que particular pareja caminaba.
Hasta que, de un instante a otro, Jungkook tuvo que agarrarse de uno de los postes de luz, mientras Taehyung encontraba soporte en uno de los vehículos estacionados por la zona.
—¡Sostente bien, Jeon! ¡Ni se te ocurra soltarte!
Gritó, sus pulmones ardieron por el esfuerzo que hacía para hacerse escuchar.
—¡Eso intento, pero estos vientos no me lo están dejando fácil!
—¡Pues no te rindas!
No obstante, ni bien acabó de decir esa frase, Taehyung vio cómo Jungkook salía volando hacia el otro lado de la calle, mientras la tormenta se disipaba hasta volverse una simple llovizna.
—Maldición, ¿estás bien? —corrió hacia él, ayudándolo a levantarse. Con rapidez, comprobó que no hubiera ninguna herida por la que los profesionales de la salud tuvieran que encargarse con urgencia.
"Nada de huesos rotos, es un milagro". Kim quería llorar de la felicidad por ese motivo.
—P-Perfecto, tigre. Mis compañeros de boxeo me dejan peor que esto.
—¡Eres un tonto! —le reclamó, dándole un golpecito en ese pecho duro como una tabla de lavar, el cual se podía apreciar gracias a la transparencia que se formó por la bendita lluvia en la tela blanca.
—Tranquilo...
—No me figas que me tranquilice cuando estoy alterado, Jeon—murmuró, dejando caer su cabeza sobre su hombro—. Aléjate de mí y evita estas mierdas.
—No tengo razón para alejarme, no cuando ni siquiera has sido honesto con tus sentimientos.
—¿Qué esperas que te diga? ¿Qué también me gustas? —levantó el rostro, sus ojos avellana conectando con los de color chocolate—. Me encantas también, pero si puedo salvarte de esta mierda, lo haré a como dé lugar.
—¿Aun si es a costa de tus sentimientos y los míos? —cuestionó, posando su mano sobre la mejilla mojada.
—No nací para vivir un romance de ensueño.
—Te haré cambiar de idea y te demostraré lo contrario. Porque no soy como los otros, yo por ti enfrentaría viento y marea, al propio Dios o al Diablo.
—No prometas cosas de las que te aburrirás cuando salgas verdaderamente lastimado.
—Me gusta la adrenalina, sabré la forma para apañármelas—confesó, acercando sus rostros hasta que sus cálidos alientos se mezclaron el uno con el otro.
Ambos medían lo mismo, quizá alguno tenía un centímetro más de altura, pero ni se notaba. Por lo que sus anatomías encajaban como si estuvieran destinadas a ello. El par de corazones latían en una misma sincronía, mientras sus manos picaban por tocar más.
A fin de cuentas, era normal al estarse conteniendo por tanto tiempo.
—Déjame ser tu novio, Tae.
—Si acepto, no hay vuelta atrás—advirtió, mojando sus labios con su lengua. Su mirada bajó hacia los belfos impropios, en el que el inferior era decorado por un piercing y un lunar que le inspiraba tantas cosas.
—Nunca fui alguien que pidiera devoluciones.
—Entonces toma la responsabilidad, Koo.
Después de esa afirmación, Jungkook tomó entre sus fuertes brazos a Taehyung para fundirse en un beso tan pasional como sentimental. Un beso codicioso, hambriento, pero muy cariñoso.
Sus bocas se amoldaban a la contraria en una sensación que nunca antes vivieron por más experiencias previas que tuvieran.
Era como si se conocieran de otras vidas, convirtiéndose en uno solo.
Jungkook creía que Taehyung le daba vida con ese abrazando, en la que trazó cada uno de las curvas ajenas con sus manos, mientras el castaño se sostenía de su cuello como si de eso dependiera su felicidad.
Por eso cuando se separaron con sus respiraciones erráticas por la euforia, la primera oración que salió de los labios rojizos del azabache conmovió a su pareja.
—Qué suerte la mía conocerte.
—Eso debería decirlo yo—le dedicó la sonrisa cuadrada de la que lo estuvo privando de su confesión, para de inmediato ofrecerle su mano.
Con gusto la recibió y se fueron caminando sin rumbo fijo.
O quizá no...
Pero sabiendo que, en medio de ese dulce beso, conectaron de una forma que ni el mismo universo sería capaz de destruir.
🍀
La espalda de Taehyung chocó contra la pared, después de que Jungkook cerrara la puerta de su hogar. Los labios de su novio se apoderaron de los suyos, mordiendo su belfo hasta lograr colar su lengua en la cavidad bucal ajena. Los dedos de Kim se enredaron en los cabellos azabaches, jalándolos como una forma de contenerse la excitación que despertaba con cada una de las estimulantes caricias de Jeon.
Sería mentir decir que no sabían cómo acabaron de esa forma, porque sí que lo sabían.
Después de charlar por un largo rato, siendo más conscientes de que no existía razón válida para frenar los deseos que tenía por el otro, Taehyung le dijo a Jungkook que podría excusarse con sus padres al decir que Jimin lo invitó a una pijamada en su hogar y que por eso no lo verían hasta la mañana siguiente. A ninguno de sus progenitores le parecería extraño, porque cuando se les presentaba la oportunidad, lo llevaban a cabo sin pensarlo dos veces.
Eran como hermanos y nunca era suficiente pasar un tiempo juntos, viendo películas, jugando en la consola o comiendo snacks hasta quedar satisfechos.
Jeon al inicio pensó que lo decía de broma, pero al ver la determinación en esos ojos avellana, supo que Kim no quería hacerse el gracioso en ningún sentido.
—¿E-Estás seguro? ¿No es muy rápido...?
—Me sorprende que lo digas cuando no te vi quejándote con lo que te hice en la lavandería.
El tatuado no supo que responder ante eso, porque era la más jodida verdad.
—Touché...
Taehyung se permitió reír con diversión, robándole un beso antes de hacerle una pregunta que volvía todo más real y serio.
—¿Tienes lo necesario en tu casa? ¿Condones y lubricante?
En definitiva, esto no era ninguno de sus sueños.
—No, hace mucho que no lo hago— informó sin una pizca de vergüenza, quería ser sincero con su novio hasta en los aspectos más triviales—. Pero hay una farmacia cerca de mi apartamento en la que puedo comprarlos.
—Perfecto, con eso será suficiente.
Esta vez, Jungkook recibió un beso en su mejilla y un tierno apretón en su mano que seguía entrelazada con la ajena. Taehyung desprendía un aura radiante tras lo sucedido bajo esa tormentosa lluvia, lucía tan precioso con su actitud despreocupada. Su seriedad y molestia desaparecieron como si nunca hubieran existido, lo que le llenaba el corazón de alegría.
El castaño se sentía tan contento por ser él mismo y dejar de prohibirse lo que en realidad quería hacer. Y eso era estar con Jungkook sin pensar en las consecuencias, confiar en sus palabras y entregarle su alma y cuerpo, esperando no salir herido en el proceso.
Desde la horrible experiencia con Minho, su único compañero en la intimidad fue un juguete que consiguió a un módico precio en una sex-shop en línea. Motivo por el cual, estaba sufriendo de unos intensos nervios a pesar de lucir tan confiado y atrevido cómo si estas proposiciones fueran algo que hiciera todos los días.
Sin embargo, tener la certeza de que ese chico con ojos de ciervo tan profundos como cariñosos sería la persona que le tocara de esa forma después de tanto tiempo, también le hacía experimentar una gratificante sensación en su vientre bajo y en su pecho.
Y saber que sería lo mismo para el susodicho, también le motivaba a lucirse frente suyo para que en un futuro pudieran cumplir lo que le dijo en el restaurante.
Hacerlo el lunes, martes, miércoles, jueves, viernes... La semana completa, no se escuchaba nada mal. Le parecía una rutina ideal de la que nunca podría cansarse.
Jungkook se alejó de Taehyung solo para recoger la bolsa de plástico que guardaba las cosas que compraron en la farmacia, para luego tomarlo de la mano con la intención de dirigirlo a su habitación pulcramente ordenada.
Hasta que llegaron a su destino, la pareja compartió risas, besos y algunos tropezones que parecían no encajar del todo con el ambiente tan caliente que les rodeaba, porque cuando la puerta se abrió de golpe, todo cambió entre los dos.
Taehyung se dejó hacer desde que su novio lo tumbó sobre la mullida cama, regalándole un espectáculo maravilloso al observarle quitarse la chaqueta y la camisa que continuaban empapadas por la llovizna.
Por inercia se relamió los labios, con sus ojos avellana tornándose oscuros gracias a la dilatación de sus pupilas. Aquel paquete de ocho músculos bien definidos en ese encantador abdomen merecía ser recorrido con su lengua de arriba hacia abajo.
No estaría contento hasta cumplirse ese capricho. Era una pena no tener crema batida para untárselo y devorarlo con más gusto. Y si tenía que arrastrarse para conseguirlo, lo haría. A fin de cuentas, le encantaba cuando lo trataban rudo.
—Puedo notar que la boca se te está haciendo agua por las vistas que te estoy dando, pero si quieres conseguir algo de esto— se señaló a sí mismo, hablando en una octava más abajo por la lujuria que nublaba sus sentidos—. Tendrás que ganártelo.
—Siempre obtengo lo que quiero, así que acércate y lo probarás de primera mano.
Ni corto ni perezoso, hizo lo que el castaño al que le profesaba eterna devoción, le pidió.
Lo siguiente que sintió fue cómo el cierre de su pantalón era bajado y una mano se colaba entre su ropa interior para masturbar su miembro duro como una roca.
No era de sorprenderse que estuviera tan necesitado tras admirar esa faceta tan desvergonzada, pero fascinante de su chico bonito. No después de creer que él sería quien tomaría ese rol en su relación, incentivándole a que fuera más atrevido. Porque justo ahora confirmaba que los calladitos eran los más traviesos cuando estaban en la intimidad de cuatro paredes.
No cabía duda que en medio de las sábanas, se comprenderían más que bien.
El azabache gimió conforme los dígitos de su novio hacían un trabajo espectacular, recorriendo cada una de las venas de su tronco y poniendo su pulgar sobre la punta hinchada para provocarlo, empapándose del líquido preseminal que ya soltaba por la estimulación.
Taehyung se felicitó internamente por la cara que el menor ponía gracias a su tacto. Pero sabía que podía elevar sus expectativas hasta el cielo con solo una acción extra. Por esa razón, acabó por bajar su pantalón y ropa interior, engullendo la erección ajena por completo.
La mano cubierta de tatuajes recorrió con cariño los cabellos castaños, batiendo su pelvis con suavidad para sincronizarse con los movimientos certeros de su novio.
—Mierda, tigre... No te conocía esas mañas...
El susodicho dejó de hacer su trabajo para contestarle al chico que se mantenía sonroja y temblando por el oral que se encontraba recibiendo.
—Obvio no las conocías, conejito—explicó, con un hilo de saliva bajando por la comisura de su boca hasta su marcada mandíbula—. Un depredador siempre espera el mejor momento para atacar a su presa...
—Después de esto veremos quién es la verdadera presa—determinó. Un sonido gutural brotó de su garganta antes de tomarle por la cabeza, y devolver esa cálida boca a su labor de ser jodida con su pene hasta que creyera que se quedaría sin aire por las constantes y profundas intromisiones.
Las lágrimas se agruparon en los ojos de Taehyung, pero en ningún momento quiso que Jungkook se detuviera. Ni por más que las arcadas se hicieran presentes en determinando momento. Le encantaba estar arrodillado en el borde de la cama, tragando todo su orgullo hasta la última gota. Porque hubiera sido pecado no correrse después de esa encantadora felación.
—Buen trabajo, cariño.
Lo felicitó con orgullo, todavía un poco embobado por la cima del éxtasis que casi le quita la fuerza en sus piernas. Se deshizo de sus zapatos y el resto de su ropa que ya estorbaba, tomando a su novio por los brazos para hacerlo quedar de pie sobre el colchón y darle un beso en el que Kim tuvo que inclinarse para que alcanzara sus labios. Jeon probó su esencia en los belfos ajenos, pero poco le importó. Él solo quería degustar más de esa boca a la que podría vivir pegado permanentemente.
Con rapidez quitó las prendas mojadas que seguían cubriendo el cuerpo ajeno, admirando la belleza angelical del castaño. Muchos creerían que ya no había salvación para el resfriado que sufrirían, pero Jungkook pensaba hacer entrar en un calor infernal a Taehyung lo más rápido que pudiera.
Más besos, más caricias, más mordidas y mucho más de esa pasión que acarreaba el contacto de sus cuerpos desnudos fueron una constante que mantuvieron por largos minutos antes de aventurarse al siguiente paso.
Jungkook tanteó la superficie de la cama en búsqueda de los preservativos y el lubricante, sin dejar de atender ese cuello y clavículas que quedarían llenos de sus marcas. Los tiernos suspiros de su chico le ponían los pelos de punta, mientras con su mano libre pellizcaba uno de sus pezones que fue maltratado con sus dientes.
Cuando dio con la bolsita plástica, separó su anatomía del cuerpo debajo de él para extraer las cosas de su interior.
—¿Listo? —interrogó, con su lengua jugando con el piercing de su labio con el que su novio estuvo divirtiéndose desde que sus bocas se encontraron.
—Más que eso. Fóllame ya.
El joven de sonrisa cuadrada abrió más sus piernas canela, dejando ver al contrario cada rincón de sus partes privadas en una clara invitación a que tenía pase libre para que le hiciera lo que quisiera.
—¿Quién soy yo para negarme a tus deseos? Voy a joderte como te gusta.
Jungkook recibió un asentimiento de parte de Taehyung antes de meterse entre sus muslos canelos para mimar su goteante erección a la par que cubría sus dedos con lubricante para preparar esa entrada que se contraía en anticipación. Ahuecaba sus mejillas para que la masculinidad ajena llenara cada espacio en su boca, llegando hasta el fondo de su garganta y provocando ese reflejo de arcadas.
Sin embargo, no pararía hasta que se corriera dentro de su boca.
Cuando el orgasmo golpeó al castaño, un dedo se abrió paso en su anillo de músculos. Robándole un gemido a su pareja, el azabache percibió como su brazo repleto de tatuajes era apretado como reacción involuntaria hasta que se acostumbrara a la sensación. Con besos en su cara y dulces palabras, el azabache logró distraerle con éxito.
Eventualmente, tres dedos embestían dentro de esa cavidad en la que anhelaba enterrarse pronto.
Taehyung sintió cómo se quedaba vacío tras unos segundos en los que se sintió flotar entre nubes. Quiso protestar, pero no pudo tras sentir los finos labios de Jungkook en su cintura. Había cumplido otra de sus promesas, por lo que le fue imposible no sonreír aun cuando sus ojos seguían cerrados para mayor gozo.
—Mmmhh... Los besos en esa parte son los mejores—declaró, abriendo sus párpados para mirar a su novio desde esa posición.
Tan entregado a mimarle con esos gestos tan sencillos que derretían su corazón.
—Por supuesto—otro beso—. Porque como te dije esa vez en el restaurante, con solo dártelos te olvidas de todo.
—S-Sí, pero... ¿No crees que merezco reclamar mi recompensa antes de que sigas, Koo?
—Cierto. Ve a por ello, tigre.
Sin más que agregar, las posiciones cambiaron y Taehyung se posicionó encima de Jungkook para cumplir su fantasía. Con su lengua trazó ese eight-pack que estuvo tentándolo desde que fijó su atención en ellos, bajando una vez más al miembro que seguía despierto para continuar chupando por unos minutos más.
No obstante, antes de que su chico se dejara ir por segunda vez en su boca, el castaño le colocó el preservativo y se ubicó sobre los muslos ajenos, agarrando el falo impropio para posicionarlo en su entrada.
Jungkook ni siquiera tuvo tiempo de digerir lo que Taehyung realizaba, porque de un sentón se dejó caer sobre la entrepierna ajena, robándole el aliento. El susodicho no tuvo compasión para embestirlo con rudeza ni bien estuvo dentro suyo, feliz por ese calor que lo envolvía y lo apretaba a partes iguales.
Era jodidamente espectacular.
Kim se sostuvo de los hombros ajenos, dando varios saltitos sobre ese miembro que alcanzaba su próstata sin el mínimo esfuerzo. El sonido del choque entre sus pieles y los gemidos que ambos soltaban eran una verdadera fantasía que los tenía en otro mundo.
Ambos se encontraban a punto de alcanzar el clímax, cuando Jungkook obligó a Taehyung a dejar de montarle para cambiar a la típica posición de misionero. El castaño no rechistó porque le encantaba la idea de enredar sus piernas en esa fina cintura que Jeon poseía.
—¡S-Sí! ¡Justo ahí! ¡Sigue!
—M-Mierda, me aprietas tanto. Aguanta cuanto puedas—demandó, agarrándolo de la nuca para fundirse en otro beso que acallaría sus gimoteos y sollozos.
Quería evitar a toda costa que sus vecinos chismosos se quejaran más de la cuenta, porque podían ser muy insoportables cuando se lo proponían.
Aunque no imaginó que su lindo novio pudiera ser tan ruidoso. Quizá debería optar por convertir su habitación en un lugar insonorizado para no tener preocupaciones al respecto.
Los embistes continuaron por unos segundos más hasta que el calor que se desató en sus vientres por fin explotó. Uno entre los dos abdómenes y el otro en el condón del azabache, quien se desplomó encima de su novio, teniendo cuidado de no lastimarlo con su peso.
—Eso fue... maravilloso.
—Valoraría más que me digas que quieres repetir, Tae.
—Tonto, al menos deja que me recupere antes de la siguiente ronda—lo regañó, besando su frente—. Complaciste muy bien a tu hyung, Jungkookie.
—Con eso me quedo muy complacido—admitió con sus ojitos brillando con intensidad.
—Te quiero. Lamento haber sido tan idiota contigo.
Taehyung tuvo la necesidad de declarar sus sentimientos y disculparse con honestidad, porque Jungkook fue el que más se aferró a él a pesar de que todo estuviera en su contra, y eso lo incluía a él mismo.
—Yo también te quiero. Y no hay nada que perdonar, porque entendía tu preocupación. Sin embargo, tu novio es demasiado competitivo hasta contra el propio orden del universo.
—Ya me quedó más que claro, pero eso me gusta mucho de ti.
Jungkook enseñó su sonrisa de conejito, cerrando sus ojos momentáneamente por los mimos que recibía de Taehyung. Quería disfrutar lo más que pudiera de tan bella experiencia. En medio de ese encantador after-care, la pareja tuvo otra charla profunda en la que el castaño relató sin tapujos su horrible experiencia con su ex Minho.
Abriendo su corazón en su totalidad, mientras trataba con sus dedos los tatuajes del joven de piel nívea que sería capaz de ronronear por su delicado tacto.
Al azabache le dieron ganas de arrancarle la cabeza por tratar de esa forma a su mayor, pero también le agradecía haber sido lo suficientemente tonto como para dejarlo libre.
Porque él se encargaría de hacerlo feliz cada día de su vida.
Después de ese, la relación de esa pareja tan dispareja continúo floreciendo cual cerezo en primavera. Jimin y Yoongi fueron los que más les felicitaron, porque ambos estaban convencidos de que Jungkook debía ser el indicado para Taehyung tras resistir varias calamidades por una semana entera sin importarle su propia seguridad.
Sin embardo, dichos desastres no se repitieron nunca más.
Y nadie entendía la razón. ¿Quizá Jeon tenía suficiente buena suerte como para contrarrestar la de Kim? Era posible, aunque se escuchara muy rebuscado.
No obstante, en una de las visitas que la pareja hizo a la abuela materna del castaño, sus dudas serían resueltas por la anciana.
—Esta maldición que en realidad es un don, solo se rompe solo con el amor verdadero—testificó con una pequeña sonrisa cómplice—. Mi bisabuela pasó por lo mismo, pero muy pocos en la familia lo saben o si quiera lo recuerdan, porque mi madre lo contó pocas veces.
—¿Por eso me diste a entender que no debía perder la fe?
Los jóvenes universitarios estaban estupefactos, pero no dejaban que el agarre de sus manos se aflojara por nada del mundo.
—Exacto, pequeño—dejó un cariñoso apretón en la mejilla de su nieto y le guiñó un ojo a la pareja de este, quien le sonrió avergonzado—. Y me alegra no haberme equivocado, pues serás muy feliz con Jungkookie, justo como la bisabuela con su esposo. Porque ellos desafiaron al propio destino sin saber cuál sería el resultado final solo para conseguir el amor de sus personas especiales.
—Ya que los problemas son más llevaderos si los compartes con alguien y dejas de tratar de hacerte el fuerte como si pudieras con todo—dedujo el azabache, dejando un beso en los nudillos de su novio, quien le concedía una de sus bellas sonrisas cuadradas.
—Es tal como Jungkookie dice. Así que Tae, valora mucho a este jovencito de voluntad inquebrantable.
—¡Por supuesto! Porque él es mi fiel afortunado.
El castaño se acurró en el hombro contrario, recibiendo besos en su cabeza como respuesta a su declaración. Sus corazones latiendo en sintonía, mientras las mariposas revoloteaban en sus estómagos. Sabiendo que lo mejor que les pudo pasar fue encontrarse una vez más en esta vida, como lo hicieron en las anteriores, aun cuando el universo les puso dificultades que tuvieron que superar hasta lograr su preciada felicidad.
Los meses pasaron, la pareja se graduó de su carrera y con los ahorros de ambos pudieron ponerse un estudio de arte para desempeñarse como docentes, a la par que Jungkook seguía jugando basquetbol con Yoongi. Taehyung se convirtió en su amuleto de la suerte, por lo que no faltaba a ningún partido junto con Jimin desde antes de que finalizara su época en la universidad.
Creando recuerdos únicos los siete días a la semana, ya fuera en la intimidad o no. Porque cada hora, minuto, segundo, se amaban con vehemencia.
También comenzaron a convivir juntos en el apartamento de Jungkook, con la intención de pronto mudarse a una casa propia con sugerencia de Taehyung. Los padres de ambos jóvenes amaban a sus respectivos yernos, esperando pronto verlos uniendo sus vidas en un altar, así fuera solo de manera legal.
Porque después de superar una horrible maldición impuesta por el universo, no necesitaban otra confirmación divina que garantizara que serían felices para siempre.
Fin🍀
Gracias por leer esta pequeña historia, espero la hayan disfrutado de inicio a fin. Agradézcanle a Jungkook por sacar tremenda joya en la que traté de equilibrar la versión clean y explícit en una reinterpretación del mv un tanto fuera de lo normal por lo fantasiosa o hasta ilógica que puede llegar a ser, pero de la que no voy a negar me siento orgullosa.
El precioso edit en multimedia fue hecho por Krystel Kim en Facebook, los créditos respectivos a su persona.
No olviden seguirme en mi Instagram (kamieshiro) donde comparto cualquier cosa sobre mis historias y si les gustan las historias versátiles, les cuento que, junto a este fic, subí otro inspirado en Seven titulado Inexorable, por si quieren guardarlo en sus bibliotecas. No olviden contarme que les pareció en los comentarios y dejar su voto, eso me hace muy feliz.
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