Capitulo 14: Corazón Dividido parte 2

"¡Muere, lagartija!", bramó Ava, lanzando una ráfaga de plumas afiladas contra Grandeeney. Esta última, transformándose parcialmente en su forma de dragón, logró esquivar el ataque por poco. "Está perdiendo el control. Si continúa así, podría perder su humanidad y su vida. Debo detenerla", pensó Grandeeney, observando cómo Ava atacaba sin control. Pero había algo extraño: de sus ojos brotaban lágrimas. "Está sufriendo. Debo darme prisa", pensó Grandeeney. "¡Ava, escúchame!", llamó. "¡Debes luchar contra ese poder oscuro! ¡No dejes que te domine!". Sin embargo, a pesar de los gritos de Grandeeney, Ava no reaccionaba. Parecía que su mente no estaba en su cuerpo, pero se podía ver que estaba sufriendo.

Un rugido de Ava hizo que Grandeeney saliera volando y chocara contra la pared. "No tengo opción. Si quiero salvarla, debo atacarla con todo", pensó Grandeeney. "¡Tenryū no Hōkō!", rugió, lanzando una gran cantidad de aire por la boca en forma de una explosión similar a un tornado contra Ava. Pero ella logró desviar el ataque de nuevo a Grandeeney, quien recibió el impacto de su propio ataque. "Mnggg", gruñó Grandeeney, mientras Ava le ponía una de sus garras encima. "¡Se acabó!", dijo Ava, formando una lanza con su garra frontal mientras reía. Grandeeney pensó que sería su final, no podría ganarle a Ava en ese estado. Pero entonces escuchó la conciencia de Ava pidiendo ayuda. "Por favor, ayúdame. No puedo soportarlo, el dolor es horrible...", Grandeeney podía escuchar los pedidos de auxilio de Ava.

"No te preocupes, te prometo que te salvaré", dijo Grandeeney, mientras un viento la envolvía y se convertía en su forma completa de dragón. "Voy a sacarte de esa bestia, cueste lo que cueste", dijo Grandeeney, atacando a Ava con un placaje.

"¡Grrr!", rugió Ava, cayendo al suelo. En la mente de Grandeeney resonaban las súplicas de Ava. "Debes dejarme fuera de combate, solo así podré liberarme de este poder maligno", decía la conciencia de Ava en la mente de Grandeeney. "¡Kyaaaa!", gritó Ava, desatando un enorme remolino de viento que impactó en Grandeeney, quien cayó al suelo. Grandeeney apenas podía mantenerse en pie cuando Ava la tomó del cuello, riendo. "Despídete, lagartija. Una vez que acabe contigo, tu hijita será la siguiente, jajaja". Pero cuando Ava intentó hacerlo, algo la detuvo. Al voltearse, vio que ella misma, su lado bueno, había resurgido y la sujetaba para evitar que atacara a Grandeeney. "¿Qué haces?", gritó Ava a su lado bueno, tratando de librarse del agarre. "¡Suéltame!".

"No voy a permitir que hagas más daño. Te detendré, aunque sea lo último que haga", dijo el lado bueno de Ava, sujetándola mientras miraba a Grandeeney, inconsciente y sujetada por el brazo de su lado malvado. "Grandeeney, no te rindas. Necesitas luchar. Recuerda lo que está en juego. Piensa en tus amigos, en la gente de Fiore. Despierta, por favor", decía el lado bueno de Ava, pero Grandeeney apenas podía moverse. "Despierta. Hazlo por nosotros. Hazlo por ella. ¡Hazlo por tu hija!". En aquel momento, al escuchar la palabra "hija", el cuerpo de Grandeeney comenzó a brillar de tal forma que hubo una explosión de luz y un remolino celeste la rodeó. El impacto fue tan fuerte que Ava salió disparada. Al levantarse, vio cómo Grandeeney emergía del remolino, convertida en su forma de Dragon Soul.

Ava, enojada, comenzó a gritarle a Grandeeney, pero esta última apenas se inmutaba. "No importa, lagartija. Con o sin ese poder, estás muerta", dijo Ava mientras preparaba otro ataque, creando una esfera de viento. De nuevo, su lado bueno emergió y canceló el ataque. "¡Grandeeney, ahora!", gritó el lado bueno de Ava mientras sujetaba a su lado malo. "¡Acábala!". Grandeeney se preparó mientras el viento comenzaba a acumularse a su alrededor, tomando un hermoso color fucsia. "Grandes espíritus del Cielo, oigan mi llamado, concédanme el poder para purgar de mal a aquella alma corrompida", recitó Grandeeney. El viento celeste tomó la forma de una flecha. "¡Tenryū no Kami no iyashino-bi!", gritó, y la flecha salió disparada e impactó en el pecho de Ava.

"¡Gahhh!", gritó Ava mientras una sombra extraña y oscura salía de su interior, dejándola derrotada en el suelo y volviendo a su normalidad. Grandeeney volvió a su forma humana y, cansada, se acercó a Ava para ayudarla. "¿Estás bien?", preguntó Grandeeney mientras curaba sus heridas y las de Ava. "Koff, Koff... Sí, lo estoy. Gracias", dijo Ava mientras Grandeeney terminaba de sanarla. Ava miró a Grandeeney mientras las lágrimas comenzaban a salir de sus ojos. "Lo siento, lo siento mucho. Yo no...", decía Ava entre sollozos, pero Grandeeney le secó las lágrimas. "Tranquila", la consoló, "no eras tú. Pero dime, ¿por qué hiciste todo esto?", preguntó Grandeeney.

"No tuve otra opción", susurró Ava, las lágrimas aún frescas en sus mejillas. Grandeeney, la majestuosa Dragona del Cielo, la miró con una mezcla de confusión y preocupación. "¿A qué te refieres, Ava?" preguntó, su voz resonando en el silencio.

Ava levantó la vista, sus ojos llenos de angustia. "Hace unos meses, Zorem y yo comenzamos a trabajar en el Consejo Mágico. No fue fácil, pero finalmente conseguimos puestos decentes. No eran los mejores, pero éramos felices. Entonces, un día, Zorem descubrió una entrada secreta en su oficina. Nuestra curiosidad nos llevó a aventurarnos en ese pasadizo oculto..."

Grandeeney escuchaba atentamente, cada palabra de Ava dibujando una imagen vívida en su mente. "Al final del pasadizo, encontramos una puerta cerrada con un enorme candado. Pensamos que no podríamos continuar, pero de repente, el candado se abrió ante nuestros ojos. Zorem encendió una lámpara y nos adentramos en la oscuridad. Dentro había una habitación, debía ser muy antigua, deb haber sido contruida mucho antes de la fundación del Fiore. En el centro, encontramos un altar y sobre él, un cofre de cristal negro, sujeto por grilletes y cadenas de un rojo carmesí. ¿Qué pasó cuando encontraron el cofre?" preguntó Grandeeney, recordando la historia que Igneel le había contado.

Ava continuó, su voz temblorosa pero firme. "Al principio, estábamos asustados, pero Zorem fue más valiente. Se acercó al cofre y, al tocar las cadenas, estas se rompieron. Tomó el cofre y parecía hipnotizado, como si algo le estuviera diciendo que debía abrirlo. Le rogué que no lo hiciera, pero estaba tan absorto que no me escuchó. Cuando lo abrió, una sombra negra salió disparada del cofre. Zorem me empujó hacia la salida, pero él quedó atrapado. Cuando volví a entrar, solo estaba él, pero algo había cambiado. Tomó mi mano y en ese instante, mi lado oscuro comenzó a emerger."

Grandeeney, habiendo escuchado todo, comprendió la gravedad de la situación. Lo que temía se había hecho realidad. Tomó la mano de Ava y ambas se levantaron, preparándose para lo que vendría.

"Ava, no quiero alarmarte, pero ese hombre al que ayudaste... no es Zorem", dijo Grandeeney con una seriedad que heló la sangre de Ava. "¿Qué? ¿Cómo que no es él?" preguntó Ava, su voz temblorosa. "Creo que tu amigo ha sido poseído por un mal que habitaba en ese cofre. Debemos detenerlo antes de que complete su siniestro plan", respondió Grandeeney, agarrando a Ava del brazo y corriendo hacia adelante.

"Él quiere liberar una antigua arma", reveló Ava, haciendo que Grandeeney se detuviera en seco. "¿Un arma? ¿Qué tipo de arma?" preguntó Grandeeney, pero Ava simplemente negó con la cabeza. "No lo sé, nunca me lo dijo. Pero sea lo que sea, debemos detenerlo", dijo Ava con una mirada decidida.

"Voy a ir contigo. Si tus amigos están con los demás, tal vez pueda convencerlos de que nos ayuden. Estoy segura de que Fang ya se dio cuenta de ello", dijo Ava, a lo que Grandeeney asintió. "Estoy segura. Si Fang y yo les contamos, seguro que entenderán. Aunque me preocupa Lenor. Es un cabeza dura", dijo Ava, preocupada.

"Sé cómo lidiar con ese tipo de gente", respondió Grandeeney. "De acuerdo, vamos", dijo, y ambas corrieron para encontrarse con los demás.

"Hay algo más...", dijo Ava, haciendo que Grandeeney la mirara. "El sexto miembro del escuadrón es un misterio, incluso para mí. Pero por lo que he oído de Zorem, es alguien muy poderoso, tal vez el más peligroso de todos. Y por lo que sé... no es humano", dijo Ava, mirando a Grandeeney con preocupación.

"No te preocupes, si lo encontramos, lo derrotaremos", dijo Grandeeney, mientras ella y Ava corrían por el pasillo en busca de los demás. Mientras tanto, Zorem observaba todo desde su oficina en su bola de cristal, donde podía ver a Grandeeney y Ava correr por el lugar. "Así que mi control sobre Ava también se perdió y me ha traicionado", dijo Zorem, decepcionado. "Pero ya he conseguido lo que quería de esa dragona", dijo, mientras en la piedra del Hexagrama otra cuenca se iluminaba, esta vez de un color celeste.

"Ya van dos, solo me faltan los otros cuatro elementos y entonces el poder absoluto para conquistar este mundo será mío", dijo Zorem, mientras detrás de él su sombra tomaba la forma de un demonio.

Continuará...

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