Capítulo 1

{ casi 15 años después }

Los rayos de luz que entraban por la ventana de su habitación la despertaron. Se estiró un poco, se vistió y salió corriendo escaleras a bajo hasta la cocina de su casa.

En la mesa estaba sentada su madre y mientras su padre estaba cocinando tortitas.

- Buenos días, Prim. - le saludó su madre.

- Buenos días, mamá, buenos días, papá. - les saludó la niña.

- Que curioso, no habrás visto por casualidad a Feli, ¿ verdad ? - le preguntó Pervinca.

- Claro que no. - mintió Primrose.

- ¿ Estás diciendo que no le has encerrado en tu estuche de lápices del colegio, ni la has pegado con cinta adhesiva a la puerta ni otra de las maldades que le haces a la pobre Feli ? - dijo Grisam.

- No, claro que no. - volvió a decir la niña.

- Entonces no te importará que la llamemos a desayunar con nosotros. - inquirió Pervinca.

Prim intentó pararla, pero su madre fue directa hasta su habitación. Allí, las dos encontraron a la pequeña hada encerrada en un bote de cristal.

La niña se rió, Vi en cambio miró seriamente a su hija.

Pervinca abrió el tarro y el hada salió de él rápidamente.

- Jovencita, estás en un buen lío. - le dijo Feli.

- Estaré en un lío esta tarde, porque si no nos damos prisa, Feli, llegaré tarde a clase. - dijo Prim.

La niña cogió a su hada y se dirigió hasta la casa de al lado a la suya. Tocó al timbre y esperó hasta que una cabeza de pelo negro asomó desde la puerta.

- Buenos días, Prim. - le saludó.

- Buenos días, tío Jim. ¿ Ya están listos Jaz y Verena ? Vamos a llegar tarde una vez más. - dijo ella.

- Si, estamos aquí. - dijo Jaz saliendo por la puerta, acompañado por Verena. - Adiós papá.

- Adiós. - dijo Verena.

Los tres niños, acompañados de Feli y la hada niñera de Verena, Delcolordelsolalatardeceresmicorazón, Lorde, salieron corriendo hacia su escuela.

Jaz tenía un año más que Prim, pero a pesar de ello iban a la misma clase puesto que el chico no se solía esforzar demasiado y le bajaron un curso. Verena tenía dos años menos que Prim, tres años menos que Jaz, pero iba con ellos hasta la escuela puesto que ella también estudiaba allí solo que en dos cursos inferiores.

- La próxima vez tenéis que daros más prisa, llegaremos tarde de nuevo por vuestra culpa. - dijo Prim.

- No tienes por qué esperarnos en realidad. Eres una bruja de la luz, puedes ir volando hasta el colegio tú sola. - le dijo Verena.

- Ya, pero volar sola no es tan divertido, Vera. - le respondió su prima.

Llegaron al colegio, Verena se fue hasta su clase y Jaz y Prim a la suya acompañados por Feli.

Cuando llegaron a su clase, Prim y Jaz dejaron sus cosas en sus pupitres situados en la última fila y se fueron a hablar con sus amigos.

- Hola, Prim. - le saludó su mejor amiga Violeta.

- Hola. - dijo ella. - ¿ Qué tal te ha ido este fin de semana ?

- Mi padre y yo hemos estado en la granja. Los animales se han alegrado de que fuera. Ya no voy tan a menudo como antes. Me gustaría pasar más tiempo allí, pero tengo que ir a la escuela y esta bastante lejos. - respondió Violeta.

- Tendríamos que poder ir para pasar una tarde allí, y puedo decirles a Verena y a Jaz y pueden venir con nosotras. - dijo Prim.

- Que buena idea, podríamos hacerlo un día. - aceptó ella. - Pero siempre tenemos el mismo problema.

- Si, que nos dejen nuestros padres. - dijo Prim. - ¿ Porque mis padres nunca me dejan ir a ninguna parte que no esté totalmente vigilada por ellos ?

- No lo sé, pero puedes decirles que va a estar mi padre. Quizá se lo traguen. - dijo Violeta.

- ¡ Ya sé cuándo podemos hacerlo ! El mes que viene será mi cumpleaños. Voy a cumplir quince. Sería divertido celebrarlo en la granja. A de más, ¿ qué es lo que podría pasar ? - preguntó la niña.

- Si, tenemos que celebrar tu cumpleaños allí. Será la mejor fiesta que hallas tenido en tu vida, yo misma me encargaré de ello. - respondió su amiga.

No pudieron seguir hablando puesto que su profesora de matemáticas entró en la clase dispuesta a impartir su asignatura.

- Buenos días, niños. - dijo la profesora.

- Buenos días. - respondieron a la vez todos los alumnos, aunque sin mucho entusiasmo.

- Bien, voy a pasar lista. - comenzó la maestra. - ¿ Primrose Burdock Periwinkle ?

- Presente. - respondió Prim.

- ¿ Jacinto Burium Periwinkle ? -

- Presente. - dijo Jaz.

- ¿ Maria de las Violetas Corbiock Poppy ?-

- Presente. - contestó Violeta.

La maestra siguió nombrando a todos los alumnos uno por uno hasta haberlos nombrado a todos. Cuando acabó, comenzó la clase.

Durante la clase, Prim no pudo concentrarse demasiado. Estaba demasiado emocionada pensando en su cumpleaños para centrarse en las matemáticas.

Acabó la clase de matemáticas y poco a poco todas las clases.

Prim, Jaz y Violeta salieron de clase juntos, acompañados de Feli, fueron hasta donde estaba Vera y su hada niñera, las recogieron y los seis fueron andando a sus respectivas casas.

- Vera, Jaz, ¿ sabéis lo que se nos ha ocurrido a Violeta y a mí para hacer en mi cumpleaños ? - les dijo Prim. - Vamos a ir todos juntos a la granja de Violeta, para merendar allí. ¿ Qué os parece ?

- ¡ Va a ser genial ! - exclamó Verena.

- Si, es una forma adecuada para celebrar tu cumpleaños, no se cumplen quince años todos los días. - aceptó Jaz.

- No, de ninguna manera. - negó Feli. - No vas a celebrar tu cumpleaños y menos fuera del pueblo.

- ¿ Qué ? ¿ Por qué ? - preguntó Prim.

- Porque no, Prim. Pero podéis celebrar tu cumpleaños en el invernadero de casa.  - dijo el hada.

- ¿ No podemos ir a mi granja ? - dijo Violeta. - A los animales les gustaría que estuviéramos una tarde con ellos.

- Lo siento, pero no va a poder ser. - dijo Feli.

- ¿ Veis a lo que me refiero ? Nunca me dejan hacer nada. Ni salir de casa, ni divertirme, ni volar, ni hacer magia fuera de las clases de hechicería y mucho menos salir del pueblo. - se quejó Prim.

- Hablando de eso, hoy tenéis clase de magia con Vainilla. - les recordó Lorde.

- No os molestéis, no pienso ir. - dijo Prim, y se fue andando hacia el lado contrario por el que andaban los demás.

- ¿ A dónde vas ? - le preguntó Feli.

- A salir de casa, a divertirme, a volar, a hacer magia fuera de la clase de hechicería y a salir del pueblo. - dijo la niña, y salió volando.

- Prim, vuelve ahora mismo aquí o tendré que ir a por ti. - le dijo su hada.

- Sifeliztuserasdecirmeloquerrás, te ordeno que me dejes en paz. - dijo Prim, y se alejó deprisa hasta perderse en el cielo.

- Esta niña... Es peor que su madre. - dijo Feli. - Dolone, lleva a los niños a sus casas, yo esperaré a que a Prim se le pase la rabieta.

La hadita asintió con la cabeza y siguió por el camino con los otros tres niños mientras que Feli se sentó en la acera a esperar.

Una hora después, Feli se artó de esperar y volvió hasta la casa pensando que quizá Prim hubiera vuelto a su casa volando.

- ¿ Feli ? ¿ Dónde está Prim ? - le preguntó Pervinca cuando el hada llegó.

- No lo sé, se ha ido volando hace más de una hora y no la he vuelto a ver. Creía que quizá hubiera podido volver hasta casa. - dijo ella.

- ¿ Cómo has podido perderla de vista ? Feli, ¡ pronto cumplirá quince años y aún no sabemos si la profecía era cierta o no ! - le reprochó Grisam.

- Es por eso por lo que se ha ido. Quería celebrar su cumpleaños en la granja de los Poppy, le he dicho que no podía, hemos discutido, se ha marchado volando y me ha obligado a no seguirle. - explicó Feli.

- No pasa nada Feli, pero ahora lo más importante debería ser buscarla. Además, va a empezar a
llover. - dijo Pervinca.

- Si, tenemos que ir a buscarla. - dijo Grisam.

Los tres salieron en busca de la niña, pero lo que habían pensado que sería una lluvia insignificante se convirtió en una gran tormenta. También el aire parecía haberse vuelto loco, en más de cuatro ocasiones Feli habría salido volando si no hubiera sido porque Pervinca le sujetaba.

Pasaron más de dos horas y aún no sabían nada de Prim. Por si fuera poco, empezaba a hacerse de noche y entonces la niña no podría volar para regresar a casa.

Decepcionados, volvieron a su casa. Seguramente deberían esperar a que su hija se arrepintiera y volviera a su casa por su propia mano, pero Prim era hija de Pervinca, y el pueblo de Fairy Oak aún recordaba que ella escapó del pueblo para ir con el terrible veintiuno.

Aquella noche, Vainilla, Pervinca, Jim y Grisam se reunieron ante la chimenea para decidir lo que debían hacer mientras que Verena y Jaz escuchaban escondidos la conversación de sus padres.

- ¿ Qué deberíamos hacer con Prim ? - preguntó Pervinca

- Tenemos que esperar a que vuelva. - respondió su hermana gemela.

- Querida Babú, este no es momento de ser positiva, si no de ser realista. ¿ Cómo puedes estar tan segura de que volverá ? - dijo Vi.

- Lo sé porque tú volviste, y si algo sé de esa niña es que es tan cabezota como tú. Ella volverá, estoy segura, y cuando vuelva tendríamos que contárselo. Ya han pasado más de catorce años, ya hemos esperado bastante. - dijo Vainilla.

- ¿ Pretendes que le digamos que está maldita desde el día de su nacimiento y que va a resultar ser la perdición del pueblo ?  Me parece un poco fuerte.  - opinó Grisam.

- Entonces qué quieres que hagamos, ¿ seguir mintiéndole cómo habéis hecho durante toda su
vida ? - dijo Jim.

- No le hemos estado mintiendo. Lo hemos hecho por su bien y por el de Verena, Jaz y Rom. - le dijo Pervinca.

- Si me hubierais hecho caso y se lo hubiéramos contado antes quizá no estuviéramos en esta situación y no tendríamos que estar discutiendo esto. - dijo Vainilla.

- Pero no lo hicimos, y tampoco podemos viajar en el tiempo para evitar que Primrose se escapara. - dijo Grisam.

- Me niego a quedarme aquí sentada esperando a que Primrose decida volver a casa. - dijo Vi.

- Pues de momento es lo único que podemos hacer, así que si no te gusta tendrás que aguantarte como todos nosotros. - dijo Jim.

En ese momento, un chico de cabello negro entró en la casa. Sujetaba en sus brazos un bulto. Una persona.

- Rom, ¿ dónde estabas ? - le dijo Jaz, al verle.

- ¿ La pregunta no debería ser porque llevas a una persona en brazos ? - preguntó Verena.

- Es Prim. La he encontrado en el bosque que canta, estaba en el suelo y tiene el tobillo dislocado. La he traído hasta aquí lo más rápido que he podido. - explicó él. - Llamad a papá, a mamá y a los tíos.

Los dos niños hicieron lo que su hermano mayor les pedía.

- Mamá, es Rom, a encontrado a Prim. - dijo Verena.

Los cuatro adultos salieron de la sala y se dirigieron hasta la habitación de Prim, donde el chico la había dejado durmiendo.

- ¿ Dónde la has encontrado ? - le preguntó Pervinca a Rom.

- Estaba con mis amigos por el bosque que canta y vimos la figura de una persona. Nos acercamos y era ella. Tenía el tobillo hinchado y se había dado un golpe en la cabeza. - dijo él. - Ahora que sabéis esto,
¿ me podéis decir que hacía ella allí ?

- Prim y Feli discutieron, Prim se enfadó y se escapó y no sabíamos nada de ella hasta que tú has aparecido. - explicó Vainilla.

- Gracias, Rom. - dijo Jim. - Y ahora hablemos de la hora en la que tienes que volver a casa, porque me parece que llegas más de una hora tarde.

- Padre, tengo casi dieciocho años. ¿ No crees que soy lo suficientemente mayor como para llegar a casa después de las diez de la noche ? Además, en mi defensa diré que sí no hubiera estado por allí no hubiera encontrado a Prim y ella no estaría aquí. - dijo el chico.

- Muchas gracias, Rom. - le dijo Grisam.

- De nada, aunque quizá debería irme ya a dormir. La verdad es que estoy bastante cansado. - dijo, y sin decir nada más, salió de la habitación.

Sus hermanos pequeños le siguieron.

- Sabes, Rom, puede que los adultos se hallan crecido tu historia, pero nosotros no. - le dijo Jaz.

- Si, si solo os la hubierais encontrado no tendrías porque tener sangre en el brazo derecho y en la pierna. - continuó Verena.

- Hablemos en otro lugar, vamos a nuestro dormitorio. - dijo él.

Los tres llegaron hasta el dormitorio que compartían Jaz y Rom. Cuando los tres estuvieron dentro, el hermano mayor cerró la puerta.

- Habéis estado escuchando la conversación de los mayores, lo sé. De esa conversación, ¿ hay algo que os haya llamado la atención ? - dijo Rom.

- Hablaban de una maldición relacionada con Prim, pero no entendí nada. - dijo Verena.

- Os lo explicaré, veréis, nuestra querida prima está maldita. Y siempre lo ha estado desde el día de su nacimiento. Jaz, tú tenías solo un año y no te acordaras pero yo sí. También lo recuerdo porque nuestros padres hablaban a menudo sobre ello y yo solía escuchar sin que se dieran cuenta.  - dijo Rom.

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