Fase I: SIN IMPORTAR EL CÓMO

DISCLAIMER: Kimentsu no Yaiba o Demon Slayer pertenece a Koyoharu Gotōge, publicado por la revista Shonen Jump y animado por el estudio Ufotable. El presente One Shot pertenece a la Primera Fase del Concurso "Cursed Awards" de la editorial  CrewSquad

TÍTULO: Sin importar el cómo.

AUTOR: _Saywa_

PERSONAJES A EMPLEAR: Shinobu Kochou, Giyuu Tomioka, Kanae Kochou, Sanemi Shinazugawa.

SHIP: GiyuuxShinobu (parte dentro de la historia original y parte AU ambientado en la Segunda Guerra Mundial).

CATEGORÍA: Kimetsu no Yaiba.

ADVERTENCIAS: Contenido Sexual Leve.

NÚMERO DE PALABRAS: 3075

Publicado a las 23:56 pm del 21/08/20 (Perú).

ACLARACIÓN: Un senninbari (en japonés 千人針 «Puntadas de mil personas» o «Mil puntadas») es una banda de tela que fue entregada por mujeres a sus familiares soldados como amuleto en su camino a la guerra como parte de la cultura sintoísta del Japón imperial. Estaban decorados con 1000 nudos o puntos de sutura hechos con hilo rojo (color de la buena suerte), y cada punto era hecho normalmente por una mujer diferente. Representan la protección durante la batalla, pero también el deseo de las mujeres de que vuelvan a casa.

Desde el fondo de mi corazón de arpía, disfrútenlo.

SIN IMPORTAR EL CÓMO.

La aguja traspasa la blanca tela y sin querer, vuelve a picarse la yema de su dedo corazón con la punta. Una brillante gotita roja se forma a partir de la herida y la mujer refunfuña enfadada por su descuido.

Pero no puede detenerse en su labor, porque está pronta a terminar el proyecto. Le faltan menos de diez puntadas.

Delicadamente succiona de la lesión para asear la sangre, apresurando el proceso de cicatrización y continúa.

—Novecientos noventa y uno... noventa y dos...

Sonríe casi victoriosa y pone todo su entusiasmo en terminar. Calcula que han pasado las tres de la madrugada y tiene mucho sueño, pero debe marcharse a una misión al alba.

Enrolla la hebra de hilo rojo varias veces alrededor de la barrita de metal y jala de ella, apretando el nudo novecientos noventa y tres sobre el diseño.

La fibra se desliza rodeando su dedo meñique izquierdo. Cuando inició el bordado, la hilacha se enredaba a cada rato y le costaba mucho trabajo y paciencia alisarla; encontró la solución al problema tensándolo al rodearlo en su dígito más delgado.

Se dio cuenta de la curiosidad de su truco se asemeja a la leyenda del hilo rojo, que enlaza a dos personas que están destinadas a estar juntas.

—Noventa y cuatro... noventa y cinco...

Él sobrevivirá, podrá regresar a casa. Está segura de ello.

Pues es como si bordase el obsequio con su propio hilo del destino, con el que está unida inevitablemente a Tomioka y que presiente; pronto se cortará.

Nunca fue una persona supersticiosa pero más que un amuleto, el cinturón que cose es una representación de sus deseos por la seguridad y bienestar del cazador y sus anhelos de volver a estar juntos algún día.

—Noventa y seis... noventa y siete... —susurra bajito llevando la cuenta.

Siente un suave tirón de uno de sus cabellos sueltos, pero está obnubilada y es tan escasa la luz de la pequeña vela que la acompaña; que no logra ver que una delgada hebra oscura de su melena se a entrelazado al bordado y quedó atrapada en las últimas puntadas.

Los nudos noventa y ocho y noventa y nueve terminan de rellenar el segundo ojo del lobo escarlata que decora el fajín. Posado en su oreja derecha, descansa una diminuta mariposa.

Lo usual sería que un tigre sea el animal representado en este tipo de labor; pero considera que el solitario cánido representa mejor la personalidad de su amante: callado, discreto y mortal.

—¡Mil! —exclama Shinobu triunfante, levantando el Senninbari en alto; orgullosa de su trabajo. Lo acerca a sus labios y besa suavemente el lienzo, antes de doblarlo. —Sin importar el cómo, debes de regresar, Tomioka-san.

...

Resopla satisfecha luego de probar su primer sorbo de té. El quemante líquido recorre su tracto digestivo calentándole desde dentro. En días tan fríos como aquel, no había nada más reconfortante.

—¿Avanzaste tanto tú sola? —pregunta su hermana sorprendida al admirar la precisión y habilidad con el que cinturón está siendo bordado. —Shinobu-chan sin duda es una costurera excelente. Papá estará muy contento.

La muchacha reclinó su cabeza para atrás. Gustosa confeccionaría mil cinturones y renunciaría a los elogios de su adorado padre si; con ello pudiese evitar que él se marche a la guerra.

Comprendiendo la melancolía y frustración que embargaba a la chiquilla, la mayor de las Kochou se acercó para abrazarla y acunarla en su regazo. Ella también tenía miedo.

Ambas cerraron los ojos cansadas, intentando mitigar los pensamientos y presagios de muerte que el conflicto con los Aliados podía traer a su país y a su familia. Deseaban poder dejar de pensar en la posible perdida de su progenitor que en una semana se marcharía a China.

Kanae acaricia los cabellos sueltos de su hermanita, haciendo que poco a poco pueda relajarse.

A los pocos minutos de reposo, están a punto de quedarse dormidas cuando un estallido semejante a un trueno resuena en el centro del pueblo, bañando los alrededores con una intensa luz dorada producida por el fuego naciente.

Los gritos desgarradores de los vecinos no tardan en escucharse y en cuestión de minutos, sus padres han bajando del segundo piso. Su madre lleva en brazos a la recién nacida, Kanao.

—¡Son los americanos! —exclama su padre angustiado. —¡Tenemos que salir de aquí, niñas!

Un segundo estallido ruge más cerca, tal vez a seis cuadras de su casa. Sin dudar más: la familia Kochou encabezada por su patriarca, abandona la construcción.

Las calles están abarrotadas de gente que intenta huir del bombardeo, cada vez más intenso.

Una estela de oscuro humo nubla la atmósfera. Al ser inhalada, los pulmones arden dolorosamente.

—El objetivo es el centro de la ciudad, así que tenemos que alejarnos para llegar a las afueras, donde se encuentran las fincas.

Sus padres caminan juntos guiándolas, mientras Kanae y Shinobu entrelazan sus manos para no separarse entre la muchedumbre. Pero cuando la desesperación y el miedo se acrecientan, los empujones logran distanciar a las hermanas.

—¡Shinobu! —grita Kanae intentado luchar contra la corriente de gente, para recuperar el enlace con su menor.

—¡Continúa Onee-san! —pide la muchacha. —Nos encontraremos en las afueras.

Y aunque ambas intentan avanzar y reunirse, cuando una bomba se cae a algunos metros cerca de ellas produciendo que una casa reviente, inevitablemente terminan de perderse en el mar de personas desquiciadas por el pavor.

Shinobu odia más que nunca ser tan pequeña y débil; dejándose arrastrar por la marea. Presiente que morirá pronto, aplastada o calcinada.

El duro codo de un hombre que se gira para ver si su esposa lo sigue; impacta contra su nuca y pierde el conocimiento, desplomándose.

«Sin duda alguna, moriré esta noche...», se lamenta antes de perder la conciencia.

...

Ambos amantes se arrodillan sobre el futón quedando frente al otro, enlazados por un candente beso lleno de deseo y desconsuelo. Saben que el final está muy cerca; la última batalla contra Muzán les pisa los talones.

Como cazadores juraron jamás retroceder en su misión; pero como pareja lamentan su pronta despedida.

Giyuu intenta recostarla sobre el lecho mientras se desabrocha el uniforme y la camisa, desnudando su torso, ansioso por hacer el amor con la mujer; pero ella lo detiene rompiendo su ósculo.

—Todavía no, Tomioka-san. —murmura tomándole de los hombros para deslizar de ellos las vestiduras; quedando embelesada de la seductora estructura de sus músculos. —Cierra los ojos, por favor.

Aunque dubitativo por el carácter travieso de su compañera, el hombre obedece.

Shinobu desacomoda las sábanas de su cama de entre ellas, saca un trozo de seda blanca bordada y lo desdobla en un lienzo con el que comienza a rodear la cintura del hashira; dando pequeñas lamidas a cada curvatura en los marcados abdominales de su vientre y besos en las pequeñas cicatrices que marcaron su piel después de sus batallas.

Él se estremece ante el placer que cada sutil y mojada caricia le produce, del aliento tibio que se estrella sobre su dermis helada; con una sensación semejante al romper de una ola violenta contra un peñasco en la orilla.

—Kochou. —gruñe excitado y se pregunta por qué lo está vendando si no tiene ninguna herida fresca, pero permite que siga cubriéndole con la tela.

—Ya puedes abrir los ojos, Tomioka-san. —canturrea ella sonriendo por su obra, tras anudar los lazos del fajín para fijarlo al abdomen de su amado.

—¿Un cinturón? —pregunta extrañado al encontrarse con el peculiar regalo mientras palpa los nudos rojos que forman la figura de un lobo.

La cazadora sonríe maliciosa antes de volver a atacarlo en una nueva tanda de besos y mordisquitos sobre sus hombros y pectorales, que van subiendo hacia su cuello. Sabe que cuando llegue allí, Giyuu enloquecerá de lujuria y ya no habrá espacio para las conversaciones.

Su aroma fresco y varonil emborracha sus sentidos. Desea volver a sentir su fragancia de nuevo algún día.

—Es un Senninbari. —comenta Shinobu. —Es mi forma de decirte que sin importar el cómo, quiero que sobrevivas y regreses... Y que, aunque todos te odien, deseo que volvamos a vernos.

Unos fuertes brazos las rodean y siente que aquella noche, podría estar bien morir asfixiada entre ellos en vez de ser tragada para envenenar a un demonio desde su interior.

Pero si algo tiene en claro es que el deber y su venganza están antes que las emociones de afecto que puede sentir por ese hombre; que en cuestión de segundos toma el control del acto y la recuesta sobre el futón antes de separar el escote de su yukata, para besar y succionar encima de su esternón; entre sus senos y muy cerca de su corazón.

Cierra los ojos y se entrega al momento y al cazador, rendida por el sopor del sexo y los efectos de la alta dosis de veneno de glicinias que hace media hora bebió.

...

It's a beatiful girl. —murmura un desconocido de voz gruesa en un idioma que jamás escuchó en su vida. El extraño la está abrazando para mantenerla en pie.

Shinobu parpadea, volviendo en sí. Su visión borrosa lentamente comienza a recuperar enfoque y ve ante ella a tres hombres rubios vestidos con uniformes verdes. Siente un martilleo en su cabeza, como si esta pronto fuese a explotar.

Pero si duele significa que no está muerta... ¿verdad?

She's waking up. —chilla su compañero emocionado por la preciada mercancía que acaban de encontrar entre los escombros. —Do you think she's virgin?

El captor observa el precioso rostro confundido de la chica, embelesado por sus exóticos ojos violeta y asiente embozando una perversa sonrisa antes de inclinarse para besarla salvajemente en los labios.

El repugnante acto hace que Shinobu reaccione y recupere su sentido de supervivencia. No intenta separarse del soldado y corresponde al acto para; sorpresivamente, hincar con fuerza sus dientes sobre el labio inferior del hombre, quien empieza a gritar de dolor mientras intenta alejarla de él.

Prueba el desagradable sabor de su sangre y antes de que sus cómplices puedan atraparla, logra encajarle un rodillazo en la entrepierna; haciéndole caer rendido por el inmenso dolor.

—Damn bitch! —clama el más alto del grupo antes de iniciar la cacería contra la joven japonesa.

Pero, aunque ellos fuesen más fuertes y grandes, su ventaja siempre fue su velocidad y ligereza. Dejando atrás sus tabis, la muchacha huye con los pies descalzos por entre las ruinas del poblado con una rapidez y gracia que asemejan al vuelo de una mariposa, como si en el transcurso de su escape aprovechara para burlarse de esos degenerados hombres.

Ahora, más que nunca, aprovecharía de su vigor al máximo si desea sobrevivir para volver a encontrarse con su familia.

Un pitido escandaloso resuena donde dejó a los soldados y pronto se descubre siendo perseguida por media docena de hombres vestidos de verde. Sin embargo, tiene fijo en su mente que no se rendirá, que jamás permitirá que su cuerpo sea mancillado por esos sujetos miserables.

...

—¡Kochou Shinobu a muerto! —chilla desde las alturas un solitario cuervo, informando el aviso necrológico de la cazadora.

«Como si fuera una promesa de "Nunca más"», reflexiona Giyuu sin lograr asimilar el deceso de la muchacha.

Sin embargo, sus piernas continúan corriendo en su encuentro con la Luna Superior y sus brazos siguen listos para luchar. Por que fue lo que ambos prometieron al mundo.

Toca su vientre encima del uniforme, bajo este lleva el Senninbari que ella le regaló, como una promesa de sobrevivir y de volverse a ver.

Ella hacía tantas promesas... que desde un principio no planeaba cumplirle.

"Sin importar el cómo, quiero que sobrevivas y regreses... Y que, aunque todos te odien, deseo que volvamos a vernos."

Y entonteces lo comprendió.

A cualquier costo; él debía sobrevivir y su reencuentro ocurriría, pero no necesariamente en esta vida.

...

Con casi una docena de americanos pisándole los talones durante más de media hora; Shinobu continúa corriendo, habiendo logrado ya abandonar el poblado.

Siente que su corazón arde como si hubiese sido lavado en lejía, de lo rápido que late y que cada vez le es más difícil mantener la respiración estable; pronto necesitara refugiarse para descansar, pero los enemigos no parecen tener intenciones de dejarlos ir.

Están heridos en su orgullo de machos y de conquistadores. Ofendidos por la agilidad de una niña aparentemente indefensa. Podría correr hacia las fincas, donde sospecha que su familia se refugia para ser protegida por ellos; pero eso, sería delatar su escondite y los resultados podrían ser... simplemente fatales.

No, no los pondría en riesgo.

Encontraría el modo de librarse de esos canallas. Conocía muy bien esa zona del campo y sabía que cerca se encontraba un lugar abandonado donde; con suerte, podrá perderles definitivamente. Así que giró su rumbo hacia la izquierda con dirección hacia un lugar prohibido.

Y en cuestión de minutos se encontró frente a la Finca Mariposa.

Se decía que; en sus épocas de gloria, fue una especie de hospital; pero tras una masacre donde quince personas murieron en su interior, sus dueñas la abandonaron.

Nadie entraba en aquel lugar maldito, donde probablemente los espíritus de las víctimas de la tragedia aun vagaban. Sin embargo; entre enfrentar supuestos espectros o a dementes de carne y hueso... la respuesta parecía evidente y sin dudarlo más, la muchacha atravesó el portón principal del edificio y corrió a esconderse en las ruinas de la deteriorada casa.

...

Como aficionada a los cuentos de terror y de fantasmas, concluía que aquella atmósfera era la indicada para un relato de ese tipo. Apenas y podía distinguir las paredes a su alrededor pues la luz de la luna no lograba perpetrar en el lugar.

Una peste a cerrado y podredumbre la mareaba y; sentía que, en cualquier momento, vomitaría hasta el estómago.

Quizás era la sobre estimulación que su aventura le había ocasionado junto a la agitación, pero el aire estaba cargado de una negatividad que comenzaba a aterrarla; como si una maldad escapada desde el mismísimo infierno residiese en aquella vivienda.

Respiraba frío y dolorosamente y cada pisada sobre el polvo que daba para internarse entre las habitaciones, crujía en la madera podrida delatando su posición.

Sintió un bultito peludo bajo uno de sus lastimados pies que se escabulló rápidamente. Jura que seguramente pisó una rata y que, afortunadamente, esta no la mordió.

Y aunque su sentido común le exigía que diera media vuelta y se marchase de aquel lugar, una sensación extraña se apoderó de su intuición. En algún momento su dedo meñique izquierdo había comenzado a dolerle como si estuviese siendo amarrado con un hilo y desde el otro extremo del lazo, tiraran de ella guiándola.

Sacudió la cabeza para aclarar sus ideas y actuar lógicamente. Dio la vuelta en la primera habitación que encontró y se escondió allí, poniéndose de cuclillas y reclinándose contra la pared para descansar y recuperarse por completo.

Pasaron largos minutos y sus perseguidores no daban señales de estar cerca. Posiblemente se rindieron de perseguirla o le perdieron el rastro. Suspiró aliviada.

Al librarse de aquella presión, su situación ya no parecía ser tan mala. Estar allí; en una casa tan estigmatizada y llena de superstición, ya no sonaba tan mal. Espero un buen rato más, escondida en el refugio que aquellas sombras y terrores le proporcionaban y nada extraño o paranormal ocurría, fuera del dolor en su dedo.

Sospechó que quizás se había cortado con alguna rama u otro objeto, pero por la penumbra no lograba distinguir alguna herida en su piel.

Finalmente; Shinobu se levantó y decidió regresar, estando convencida de que había logrado burlar a los soldados.

Caminó de regreso entre los desérticos pasillos, y chocando con algunos muebles rotos, pero había logrado memorizar el camino hacia la salida. Pronto se encontró en el corredor principal... tan cerca de la libertad.

Continuó avanzando cuando sus pies tocaron un líquido cálido y viscoso que casi la hacen resbalar. No lo podía ver, pero estaba segura de que se trataba de sangre.

Sintió que su cuerpo se helaba y su corazón se quebraría de los rápidos latidos que como advertencia ante el peligro emitía. Con la punta de uno de sus pies, palpó buscando lo que tanto temía. Tocó lo que parecía ser una mano grande y fría... muerta.

Eran ellos, eran los americanos que la persiguieron. Acaban de ser silenciosamente descuartizados.

Del terror rindió su cuerpo hacia atrás... pero nunca cayó al suelo; chocando su espalda delicadamente contra una figura alta que la rodeó con sus fuertes brazos, protectoramente; y siente que aquella noche, podría morir asfixiada entre ellos.

—Cazadora... Por fin regresaste.

...

—¡Él ya no es Tomioka! —grita frenético el Pilar del Viento, abalanzándose contra la criatura que ha invadido la Finca Mariposa. —Tenemos que matarlo.

Logra ensartar su katana en el vientre desnudo del monstruo. Atravesando en medio de la figura de un lobo que lleva bordado en el cinturón.

—¿Dónde está la cazadora? —interroga Giichi, la Segunda Luna Superior; retrocediendo para retirar el filo del arma de su cuerpo. —Ella me pidió que regresara.

—No tengo idea de qué mierda hablas. —respondió Sanemi, acertando un nuevo ataque contra el demonio que acababa de mutilar salvajemente a catorce cazadores que se interpusieron entre él y el objetivo de su búsqueda.

...

Shinobu patalea e intenta liberarse de su agarre; incluso muerde sus brazos, pero es inútil. Es como ser presa en medio de una piedra. El hombre es cálido y retorcidamente, le agrada la sensación de unión y familiaridad que su cercanía le produce, como si esta situación inevitablemente debiese suceder.

Empero; es consciente que debe huir pronto de él cuando siente que se hunde en una superficie suave como plumas.

—Me protegió cazadora. Como prometiste, me protegió hasta que nos reencontramos. —murmura en su oído refiriéndose al Senninbari que llevaba bajo la ropa. —Por eso lo bordaste con nuestro propio hilo rojo del destino. Para que ni el tiempo ni la muerte impidiese que no vemos de nuevo.

El abrazo de ambos amantes se tensa y la mujer poco a poco se sumerge dentro del torso del demonio. Su olor fresco la seda, le produce sueño y entiende que, aunque diferentes vidas pasasen, siempre estarían enlazados por el deseo de volver a verse.

Seguían destinados a estar juntos.

Sin importar el cómo; Giyuu Tomioka había conseguido regresar.

FIN

¡Hola!

De verdad espero que les haya gustado esta historia.

Aprovecho este espacio para aclarar algunos detalles. El hecho de que algunos cabellos de Shinobu se hayan cosido accidentalmente con el hilo que de por sí, para ella simbolizaba su hilo rojo del destino, hacen que se haya convertido en una especie de amarre. En las diferentes culturas, el cabello humano tiene poderes místicos y se usa dentro de la brujería. Este dato me lo dio mi amiga , así que gracias :D!!

También la Shinobu de la Segunda Guerra Mundial se trataría de la reencarnación de la Shinobu que fue asesinada por Douma, siendo una chica feliz hasta que su padre tenía que ser enviado a luchar en China. Su parte de la historia transcurre en el año de 1940.

A los demás concursantes que leen esto, les deseo mucha suerte. ¡¡¡Estoy segura de que tienen ideas e historias geniales!!!

¡Bye Bye!

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