capítulo 20

cuando los viajeros traspusieron los pilares de Oniria, la noche estrellada volbió a cubrirlos.

Poco a poco, Oniria se iva desvaneciendo ante sus ojos, y una extraña censación de haber estado en otro mundo por algún tiempo indefinido se apoderó de los viajeros.

—es idea mía, o el tiempo no pasó desde que llegamos a Oniria –dijo Uriu muy extrañado

—yo pienso lo mismo. Pero el libro dice que el tiempo en Oniria es muy diferente al de el resto del país. Así que realmente no ha pasado ni un minuto desde que entramos y salimos de ahí –dijo Benjamín consultando el libro que las princesas le habían dado.

—y entonces ¿ha dónde bamos? –preguntó Caelan transcurrido un buen rato.

—creo que bamos a Valmontia, al sur de Amberwin, y sobre la montaña –dijo Raisa consultando nuevamente el mapa.

—¿creen que sea mejor caminar? –preguntóGladius —tanto volar me está mareando

Circe y Benjamín estubieron de acuerdo. Así que Araline, y Caelan, quienes estaban más cansados, subieron a Briana y Brand. Jasper se posó en el hombro de Uriu y Raisa comenzó a caminar entre el japonés y los hobbits.

Al poco rato, una alta montaña se irguió ante ellos. Uriu, Araline y Circe resultaron ser buenos para escalar, mientras que Raisa, Benjamín y los tres hobbits tuvieron que montarse en Briana y Brant para no caerse debido a que eran muy pequeños, y al intentar subir, resbalaron y calleron uno tras otro.

—¡odio esto! –dijo Benjamín quitándose la tierra de la capa

—por lo menos no eres pequeño como nosotros. Tú tienes las piernas más largas –respondió Gladius arrugando la frente.

—¿podrían dejar de quejarse y subir? –dijo Zéphiruz que estaba montando a Briana.

Cuando estuvieron Instalados, Circe les dio la orden a las criaturas y comenzaron a bolar. El grupo no tardó en subir casi hasta la sima, y Jasper, que revoloteaba cerca de los hobbits preguntó.

—¿donde está Balmontia?

—¿por qué no le preguntamos? –dijo Circe señalando a un hombre alto y de uniforme que parecía estar de espaldas a ellos.

—¿creen que hable nuestro idioma? –dijo Raisa con una expresión curiosa al mirar el uniforme blanco del hombre.

—no lo creo, pero podrías ayudarnos con eso –dijo Uriu mirando a Benjamín.

—yo -ditubeó el chico

—vamos, sabes mucho más cunebris que Circe y YO Juntos –dijo Uriu intentando convencer a su amigo.

—tiene razón. Yo solo se lo básico, y eres mucho mejor que yo con la pronunciación –alegó Circe.

—bien. Solo porque ustedes me lo piden –respondió el chico sonrojándose por los cumplidos

El americano desmontó, y tras darle una palmadita a Briana en la cabeza, se encaminó hacia el hombre con Uriu y los demás pisándole los talones.

En Faeri, cuando conoces a alguien que parece ser militar o posee uniforme, hay que saludar de una forma específica. Benjamín había aprendido en Amberwin algo de esto, de modo que respiró profundo y se puso al lado de el hombre y en vez de darle la mano directamente como lo hacemos usualmente, se llevó las manos al pecho, una sobre la otra e inclinó la cabeza mientras decía.

—Vasel. Ciar nae y Opnes dae

hola. Somos viajeros y necesitamos ayuda

El hombre giró la cabeza y miró al chico muy sorprendido. Benjamín se quedó boquiabierto al mirarlo más detenidamente.

Era un hombre alto, de tes blanca y ojos negros penetrantes. Llebaba puesta una especie de toga blanca que contrastaba con su piel. Benjamín miró su armadura brillante y bien pulida, de un color rojo intenso, y se quedó imprecionado cuando la empuñadura de una lansa sobresalió de un sinto que llevaba de lado derecho.

—Harbem. ¿Vasel res Opnes dae? –preguntó el hombre amablemente.

hola. ¿Para qué necesitan ayuda?

—Vemios Daerios saire Ver Balmontia est –respondió Benjamín tratando de no titubear.

queremos saber donde está la ciudad de Balmontia

Jamás había hablado con alguien en cunebris por tanto tiempo, y sus amigos los miraban a ambos con sorpresa.

—¿te molestaría traducir? –susurró Caelan.

—solo preguntó para qué necesitamos ayuda. Acabo de preguntarle donde está Balmontia -respondió Benjamín.

El hombre lo miró con sorpresa y enseguida entendió que el chico estaba traduciendo su conversación a su propio idioma.

—ja stae in des. MI sem ver took Balmontia –respondió el hombre haciendo un saludo militar.

ya están en ella. Yo soy el guardián de Balmontia

—rad jam ur suaght? –preguntó Benjamín.

¿cuál es su nombre

—My sem Eóga –respondió el caballero —nier jadlaah

soy Eóga, mucho gusto

—DISE QUE YA ESTAMOS EN Balmontia y que el es el guardián. Se llama Eóga y a jusgar por su vestimenta yo creo que es algo así como los caballeros de brillante armadura de los cuentos de Disney –explicó el joven.

—nor rajlam or nest argetlema –dijo el hombre con tono señorial.

—¿qué dijo? –preguntó Raisa con curiosidad.

—dijo que nos va a llevar con la gobernadora –respondió Circe

—¿la gobernadora? ¿puedes preguntarle quien es? –dijo Benjamín —es que no recuerdo como se dice

—si, yo lo hago.

La joven, temblorosa, hiso el saludo que su amigo había hecho, y el hombre hiso una reverencia.

—nar son raj argetlema? –preguntó

—dat ina lon Elara -respondió el hombre.

—dice que se llama Elara –tradujo Circe.

El hombre abansó, y todos lo siguieron. Pensaban que la ciudad sería algo pequeño y alejado de la realidad que conocían, pero se llevaron la sorpresa de sus vidas cuando unas enormes puertas de hierro les bloquearon el camino.

dos hombres con las mismas vestiduras que sir Eóga yacían de pie uno a cada lado de las puertas, y no se abrieron hasta que sir éoga dio una orden a ambos y hubieron hecho reverencia ante los viajeros.

Se reveló ante ellos una resplandeciente ciudad nevada, con grandes edificios y calles abarrotadas de gente que iva y venía por unos puestos de comerciantes que se encontraban distribuidos por las calles.

Sir Eóga los condujo hasta el centro de la ciudad, donde había una especie de manción de mármol y piedra de granito.

Dos enormes gárgolas de piedra les dieron la viembenida más amistosa que hubieran podido esperar, y los condujeron hasta una sala redonda con sillas lujosas y brillantes. Los invitaron a sentarse con un jesto.

Un momento después, una mujer alta, tan blanca como la nieve y de cabellos rubios les dio la bienvenida y se sentó frente a ellos en un trono muy ostentoso.

—saludos, soy la governadora de esta ciudad, y mi nombre es Elara. ES un gusto conocerlos al fin a todos. Sus majestades de Amberwin me contaron todo y Balmontia está dispuesta a luchar por su causa –dijo Lady Elara solemnemente.

—muchas gracias –respondió Gladius tímidamente.

—es un placer conocer a un valiente inzi como tu –respondió la mujer haciendo una reverencia.

Los tres hermanos se miraron, y Lady Elara explicó.

—así les llamamos a los hobbits en Cunebris, porque insi se traduce como mediano

—¡es increíble! ¡tenemos nuestra propia palabra en su idioma! –dijo Caelan muy emocionado

—ya lo creo que es increíble. Ahora, será mejor que descancen un poco, porque deben partir cuanto antes –dijo Lady Elara haciendo sonar una campanilla.

Una anciana bajita y de rostro amable acudió al llamado.

—Eloiz, llévalos a la sala de esir para que descansen –ordenó ella con suavidad

—excepto tu, pequeña jadoruk

Raisa se sorprendió por la petición, y obedeció para no ser descortés.

—¿qué significa Jadoruk? –preguntó Raisa en cuanto estuvieron solas.

—así les llamamos a las brujas o hechiseras en este país –respondió Lady Elara.

—puedo ver que eres muy ábil con el báculo de Griamor. Me alegra que haya encontrado a su portadora –dijo la mujer con una sonrisa —no hay muchos magos en tu mundo

—si, supongo –respondió Raisa poniéndose un poco nerviosa.

—las princesas me hablaron de tu formación en Amberwin, y creo que aún te falta algo por aprender –opinó la gobernadora con suspicacia

La niña había aprendido a quedarse callada y escuchar, pero esta vez decidió hablar

—¿habla de pelear?

—no, estoy hablando de las cosas de nuestro mundo que aún no conoces. Y se quien va a ayudarte con eso –respondió la gobernante haciendo sonar la campanilla.

Un chico no muy mayor que Raisa, pelinegro y de unos lindos ojos marrones apareció en la estancia y se presentó como Obeth. La niña le dio la mano y le dijo su nombre

—quiero que le des un recorrido por la ciudad a nuestra invitada –le pidió su madre al niño.

—si, claro. Creo que se a donde llevarla primero –respondió el niño muy entuciasmado.

Raisa y Obeth salieron del palacio, y la nieve los resivió con gran dulzura. Raisa nunca había visto nevar, y estaba muy asombrada por como caían lentamente los copos de nieve y los niños jugaban a lansarce bolas de nieve entre ellos.

—es muy bonito ¿verdad? –preguntó Obeth

—si, me encanta-respondió Raisa.

Ella vio a Caelan sentado en la nieve, intentando ponerse en pie sin éxito. Se pasaron casi 20 minutos con eso, y al final tuvieron que enbolberlo en tres mantas para poder controlar su hipotermia.

Lady Elara le dio una capa gruesa de una tela muy fina, para cubrirse, y junto con los demás, salieron al mercado de Balmontia para echar un vistaso.

Allí aprendieron sobre el sistema monetario de Faeri, y que consistía en cuatro monedas.

La primera y la principal es el dreamkoin, que en dólares es algo así como 100 dólar. Claro que depende mucho de el país que vengas, pero eso ya es muy aparte.

La segunda es el silverclam, que como su nombre lo indica es plateada. Esta tiene forma de un exágono y equivale más o menos a la mitad de un dreamkoin.

La tercera es más pequeña todavía, y su nombre es Spellion. Esta tiene forma de gota, y es de un color dorado casi amarillo. Esta moneda equivale a mas o menos una tercera parte del silvercleam.

Y por último, pero no menos importante, tenemos al picle, que tiene forma ovalada y es de un color azúl muy hermoso. Esta equivale a la mitad de un spellion y es la más pequeña de todas las monedas que han existido en Faeri.

—y todo fue gracias a mi ¿ya vieron? –exclamó Circe mientras salían del mercado

—no te creas tanto –rió Zéphiruz.

—puedo creerme todo lo que yo quiera, porque ya tenemos dinero –respondió Circe emocionada.

—por esta vez, te doy la razón –dijo el hobbit llevándose a la boca una especie de chocolate rojiso.

Todos rieron ante su reacción y se encaminaron al palacio para empacar lo que habían comprado.

Caelan y Zéphiruz compraron las proviciones para el viaje, Raisa recolectó materiales para sus pociones, Gladiusy Araline se encargaron de las armas y Uriu junto con Venjamín pucieron todo de su lado para escribir y trasar algunas cosas.

Jasper no pudo salir del palacio a causa del frío, por lo que se puso a estudiar el libro de Venjamín para comprender un poco más sobre su propio país. Esta actividad le pareció muy extraña, pero después de un rato la información que leyó le facinó tanto, que tubo que escribir algunas cosas en una hoja de papel para no olvidar todo de la impresión.

Al empacar todo nuevamente, se acostaron en las camas que les habían sido destinadas por la gobernadora, y aunque Uriu y Circe decidieron jugar un rato más en la nieve, los demás se opucieron rotundamente.

—¿cómo es estár enamorado? –preguntó Uriu de repente.

—es muy lindo –respondió ella —piensas en esa persona todo el día, sientes mariposas en el estómago y cada vez que te habla tu mundo se detiene

—se hoye bien. Me pregunto si algún día encontraré a alguien así –dijo el japonés crusando los dedos

—tranquilo, hay muchas personas en este mundo. Aunque tienes razón, no es como que tu amor de toda la vida vaya a caer del cielo

Y como si hubiera sido una profecía, un caballo alado se precipitó hacia el blanco suelo y una muchacha delgada y de cabellos castaños aterrisó en los brasos de el chico.

Ambos se miraron y Uriu le quitó la nieve de la cara con mucha delicadesa.

—¿estás bien? –preguntó

—si, muchas gracias. Pero tu de donde ¡hay por mi madre! No me digas que eres uno de los viajeros que llegaron de Amberwin –dijo la joven poniéndose muy nerviosa.

—si, me llamo Uriu Jayashi –respondió el chico sonriendo.

—¡no lo puedo creer! ¡eres el japonés! Disculpa si suena racista, pero es que siempre quise conocer a alguien de Japón –respondió ella con una sonrisa enorme.

「私はバルモンティア出身ですが、小さい頃からあなたの言語を話すことを学びました。—すごいですね、あなたの日本語はとても上手です。」 (Watashi wa Barumontia shusshin desu ga, chiisai koro kara anata no gengo o hanasu koto o manabimashita –dijo la joven con una pronunciación impecable.

soy de Balmontia, pero aprendí a hablar tu idioma desde muy pequeña

—Sugoi desu ne, anata no nihongo wa totemo jouzu desu.) –respondió Uriu sonrojándose.

¡eso es increíble! Hablas muy bien el japonés

Uriu no pudoevitar sentir un cosquilleo en el estómago, porque al verla sonreír con esos ojos tan hermosos, parecía una diosa más que una humana.

—pues ya me conoces –exclamó el joven muy contento —pero no me has dicho tu nombre.

—¡hay cierto! Me yamo Brielis –dijo ella pasándose una mano por el lacio cabello.

—es un gusto. Ella es mi amiga Circe –

—¡es un gusto! Yo te admiro mucho, porque eres muy valiente y bonita –exclamó Brielis

—gracias, tu también eres bonita –respondió Circe sintiéndose muy alagada.

Y así fue como pasaron el resto de la tarde charlando y lanzándose bolas de nieve. También conocieron a Osiris, la madre de Brielis. Ella es la líder del ejército de BAlmontia, y es una maestra de la daga y la espada.

Su agilidad y destresa se debe a que su madre, Galeria es una elfina y la mejor de su clan en la ciudad.

La gobernadora la presentó ante los demás viajeros, y sin duda les agradó mirar a Uriu tan interesado en su hija. Y Oziris no fue la exepción, porque hacía todo lo posible para que estuvieran juntos.

Por otro lado, sir Eóga fue a visitarlos al palacio, y se enteraron que Lady Elara es su hermana mayor.

—solo por meces –dijo cuando vio sus rostros —por eso no se nota.Y por cierto, entiendo que tu cargo es muy cerio, pero tienes que sonreír un poco, mi querido hermanito

El caballero frunció el ceño,pero relajó la expresión al ver la sonrisa de su hermana.

—si,tienes razón. Creo que es mejor sonreír que lamentarse –respondió el hombre en el idioma de nuestros amigos—además, todavía no tenemos por que lamentarnos.

Todos rieron en cilencio, y se sentaron a almorsar.

Después, nuestros amigos se vistieron con los colores de Amberwin y de el país de donde habían venido, y Raisa descubrió que todos tenían armadura menos ella.

—¿por qué yo no tengo? –preguntó la niña con una mirada ceria.

—porque eres muy pequeña. Tus manos no deben mancharse con sangre –respondió Gladius

—por si lo olvidaron, yo tengo que vencer a Morlok, y eso quiere decir que voy a pelear –respondió Raisa furiosa

—saben que tiene razón – alegó Uriu.

—tu no te metas, porque esto es entre mi hermana y yo . No vas a tener una armadura, y tampoco vas a usar una espada –dijo Circe muy amenazante.

—no soy adulta, pero puedo decidir si quiero –le respondió la niña con lágrimas en los ojos.

No lo pensó dos veces. Tomó su báculo, respiró profundo y lo agitó con firmesa y dibujó una estrella en el aire.

De pronto, una blanca, hermosa y reluciente armadura salió de la nada y se ajustó al torso de la niña. Unas estrellas plateadas la decoraban y aunque no tenía yelmo, el brillo que desprendía por si sola era suficiente.

Unos hermosos sapatos color negros con flores moradas se acomodaron en sus pies y la niña, muy contenta con el resultado, se hiso el cabello hacia atrás, sonrió y se retiró de la estancia despidiéndose de la gobernadora.

Todos fueron tras ella con maleta en mano y Uriu no tuvo tiempo de despedirse de Brielis como hubiera querido.

—te prometo que bamos a volver a vernos –le dijo ella tocándole la mejilla —ahora, ve con tu amiga Raisa, que te necesita más que yo

—si, tienes razón, nena –respondió Uriu.

Y junto con Caelan, Gladius y Circe, salieron primero del palacio.

—¡Raisa! ¡Raisa! –gritó Caelan tratando de llegar hasta ella.

Aunque el frío le calaba los huesos, logró hacer un esfuerzo para alcanzarla.

—se que estás muy enojada, pero tienes que calmarte. Yo se que tu hermana te sobreproteje mucho, pero solo quiere que estés bien –dijo el hobbit.

—necesito tiempo, Caelan. Se que es cierto, pero yo también tengo derecho a enojarme –le respondió la niña deteniéndose.

Circe también llegó con ella, pero Caelan la detubo y le explicó rápidamente.

Pero una hermana,por muy enojada que esté, siempre es fiel a la otra. De modo que en cuanto abandonaron Balmontia y la nieve se desvaneció, Raisa se lanzó alos brasos de su hermana mayor y a su vez, ella le pidió disculpas no solo a la niña, si no también a Uriu.

Y así, los viajeros siguieron su camino,sin saber que Morlok y Nix los vigilaban desde la oscuridad.

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