Capítulo 21: El príncipe es un cobarde y la princesa lo sabe.


Aylin.

Quedamos un tanto aturdidos en el camerino al ver a Aike con maquillaje preguntando por "El príncipe". Iba "tomado" de la mano con Nath, quien también moría de curiosidad por saber al respecto.

Lo único qué pasó por mi mente fue: "Vaya, parece un chico maquillado".

—¿No se lo dijeron?... —Cuestionó Arlene confundida, extrayendo de sus botas las baquetas.

El sudor recorría por mi cuello. No supe si era incomodidad a que sacaran el tema o por haber dado una presentación instrumental debido a un cumpleaños que celebraron en Faded Song. Era el día libre de Aike así que obviamente no cantaría, ni ella, ni el príncipe, ni nadie más.

—Te mostré los videos de él. —Le dijo Amber, quien maldecía el arete que le lastimaba la oreja.

Aike apenas podía respirar pues parecía haber corrido hasta aquí. Nath pidió más información por el "niño bonito" que se lo pedía. En cualquier otro momento me habría gustado molestarles para que en serio tuvieran algo. Sin embargo, sus preguntas no me daban el ánimo ni mucho menos emparejar a Aike con un cliente masoquista que parece meter sus narices demasiado. No me inspiraba confianza.

—Nosotros lo escuchamos todo esta tarde. ¿No qué había desaparecido? —Nath se cruzó de brazos y sacudió sus cabellos celestes.

—¿Quién dijo que desapareció? —Me carcajeé, retirándome la camiseta de cuadros y aireando mi brazier.

—Nadie dijo eso... —Murmuró Aike, lanzándole un codazo a Nath para que se callara de una vez—. Pero sí lo escuchamos esta tarde... Me preguntaba si había vuelto al trabajo o pasó de visita...

Ojalá se hubiera esfumado.

I'm slowly killing my self. I'm trying so hard at the back of the shelf —dejé de usar el falsete de mi voz y la emposté como solía hacerlo en los videos—. It's just the same everyday. I'm writing this songs that will never get played.

Habría cantado más de no ser porque vi en los ojos del chico Aike y los demás a mi alrededor que podían reconocer mi voz solo con esa estrofa. Solía fingir a menudo. Yo en serio detestaba el sonido de esta voz y por eso la agudizaba, pero ser barítono que podía cantar como tenor era un "honor" para los demás.

—Eres un... —Aike retrocedió y llevó su mano a la boca al temer decir algo ofensivo.

Arlene y Amber la miraban con impacto. Sabía que dentro de la cabecita de la baterista amargada se preguntaba cómo Aike podía ser tan estúpido como para no notar la manzana de Adán en mi cuello. Amber asentía como sabelotodo, quizás pensando: "Tiene sentido, Aylin en serio parece una mujer de lejos".

—Tranquilo, cariño —me reí y me encaminé a los dos confundidos. Ofrecí mi mano para que Aike la tomara con confianza—. En realidad no me considero una mujer así que di lo que te plazca. Pero es curioso que no lo hayas notado pues en ningún momento me referí a mí como mujer, ja, ja. Tal vez solo fue Mirt y su insistencia por decirme "princesa".

Estaba muy incómodo pero traté de transmitirle tranquilidad. "Era mejor que lo supiera y no tuviera otras ideas o temor a tratar conmigo", me quería lanzar un golpe en ese momento por pensar que a alguien le daría miedo yo.

—¿Entonces no eres transgénero?... —Su pregunta fue muy repentina.

Tomé aire y elevé la vista a las luces apagadas sobre nosotras. Los camerinos eran estrechos y sólo eran iluminados por las luces fosforescentes que se asomaban de las cortinas para iluminarnos con alegría.

No soy transgénero, solo no quiero responder preguntas a quienes desconocen.

—No, en realidad me considero queer... —sus ojos aún estaban confundidos pero lanzó un golpe a Nath, quien quería hacerme preguntas—. Me visto como mujer porque es una mierda tener que subir a un escenario donde ya te conocen como alguien asombroso y no tener el valor de pisarlo de nuevo. Lo siento si te he incomodado.

—Para nada, es solo que realmente me confundí y... —Aike sostuvo el brazo de Nath para no tropezar, fue en ese momento donde su cabeza le dio un chispazo—. ¡¿No habías dicho que querías besarme?!

—¿Y eso ahora es un problema? —Traté de reírme.

Mis piernas no dejaban de temblar y los shorts me causaban escalofríos. Me crucé de brazos para no cortar la conversación huyendo. Arlene me examinó con una mirada penetrante que resaltaba por las sombras rojas pero no dijo nada y fue tras bambalinas. Amber estuvo callada, sentada en una esquina con su bajo.

—O sea, ¿ambos homo? Brutal —soltó Nath, quien parecía no entender todo por completo, ni siquiera el porqué yo dejé de ser el príncipe—. ¿Pero no se han besado?

En realidad sería un beso hetero, wuuuu.

—Soy un idiota —Aike sacudió su cabello y para calmar los nervios comenzó a comerse los restos de labial en sus labios—. Nada de esto era un misterio, ¿verdad? Me porté como un hombre controlado por su pito.

—No hagas esas comparaciones tan raras. —La lancé una indirecta pues eran comentarios extraños aún si parecía un hombre.

Aike siguió pidiendo disculpas junto con Nath por el momento incómodo y el drama. Quizás ellos esperaban alguna clase de secreto perturbador, la muerte de alguien o incluso una secta extraña para adorar príncipes. La verdad no lo sé.

No había un misterio. Solo era una pequeña historia que formaba parte de mi aburrida vida llena de fracasos y sensación de ser menos debido a una relación tóxica.

Cuándo un día de verano en la universidad a la que solía asistir Marshall tiró de mi cabello que llegaba ya a las mejillas y tras un beso un tanto dramático detrás de los árboles me señaló un futuro restaurante que buscaba vocalista y meseros.

—¿Me está yendo terrible en la carrera de música y quieres que trabaje? —Aparté su rostro lejos del mío al sentir sus manos deshacer mis rizos.

—All Aylin McDan, honrado chico con un apellido que parece nombre de mujer y otro que se presta para cadena de comidas... —trató de calmar mi enojo pues sabía bien que odiaba el tema de trabajar. Rodeó mi espalda con sus brazos y habló lentamente con su cabello desastroso cayendo sobre sus ojos—. Si te presentas allí te pagarán bien por ser vocalista y con solo escucharte una vez eliminarás la competencia.

—Dudo que haya competencia sino he escuchado del restaurante. —Le arrebaté el folleto.

Era una calle cerca y su ubicación era perfecta para los aparentes planes. En realidad prometía mucho pero mi interés estaba adormecido. No se lo decía en voz alta, pero odiaba la presión que ejercía en mi vida. Yo no robaba desde hace mucho tiempo, ahora era sociable por él y amaba el alcohol, aprendí de música porque él "vio talento en mí" cuando ni siquiera estudiaba eso.

Dijo que entraría a mi carrera y escogió artes, aunque él me enseñaba mejor que cualquier profesor. Marshall Cook era un genio.

Tiraba de las cuerdas que yo le permití atar a mí porque lo quería demasiado, aunque... No éramos novios.

—Yo tocaré la primera guitarra y el keytar, ya audicioné. No me quites mi diversión, porque sin ti no haré nada, cielo. —Aplastó su mandíbula sobre mi cuello, tirando de mis hombros para apartarnos de los rayos del sol y los universitarios que volvían al campus.

—Cariño, siempre haces las cosas sin mí. No juegues conmigo. —Le advertí, entre bromas.

No estaba bromeando pero me reí como si así lo fuera.

Fiestas, tareas, alcohol, cigarros, y sueros con bebidas energéticas para sobrevivir a exámenes. Mi dinero comenzaba a importar demasiado pero Marshall no dejó de insistir a pesar de verme lleno de estrés. Decía que me daría un infarto en cualquier momento, pero yo no podía morirme hasta conseguir un nivel que me hiciera sentir satisfecho.

Nada de lo que yo realizaba me hacía feliz aunque me dijeran que era la persona más talentosa de la ciudad.

—Esto es una estupidez... —Le di la espalda a la entrada y a él.

Habían unos cuantos escalones para adentrarnos al restaurante. Eran las 5 de la tarde así que la luz del cartel fosforescente ya iluminaba las palabras "Faded Song", las cuales Ni entendía a que hacían alusión. Marshall tiró de mi brazo pero yo aún mantenía mi rostro de inconformidad.

Ese rostro desesperante que llevé se fue suavizando al ver diferentes álbumes en la entrada y dentro del sitio discos colgantes, un escenario con algunos aspirantes al empleo y los asientos rojos y verdes que te remontaban a aquel primer concierto al que fuiste, independientemente del género musical. Sentí la emoción revivir en mí y salté un par de veces para ver los títulos que colgaban del techo.

Marshall me cargó para que viera mejor pero insistí en que me bajara pues mediamos casi lo mismo y si él me cargaba podíamos tirar algo.

—Pueden prepararse detrás de bambalinas —un hombre mayor con barba de tres días y una mirada coqueta nos guió mientras agradecía nuestra asistencia—. Marshall, ¿cierto? Eres el guitarrista de hace dos semanas. Me alegra que hayas traído al chico que mencionaste.

Al ver a los que aspiraban al empleo de mesero y vocalista no pude evitar notar que no había ninguna mujer. Fue un tanto extraño y yo no solía callarme al ver esas situaciones.

—¿Busca vocalistas masculinos solamente? —Cuestioné, quitándome la mochila y la sudadera que cubría mi playera delgada de tirantes.

—Quizás te parezca raro pero a las personas se les facilita más apoyar a un chico que a una chica en cualquier situación. Incluso en una historia, si te ponen a una chica guapa manipuladora todos la llamarán "perra, maldita" y le desearán la muerte. Haz lo mismo con un personaje masculino y dirán "es el puto amo, lo adoro". —El viejo, de nombre Carl, posó sus manos en mi cabello con una sonrisa al ver lo alocado que lo tenía—. Odio los prejuicios. No permitiré que en este restaurante se discrimine a alguien por su género. Solo somos personas. Pero la realidad es diferente en la sociedad, y mientras eso no cambie yo tampoco cambiaré ese sistema. En el amor y la guerra todo se vale.

Apoya a una sociedad extraña, viejo.

Tras su discurso yo me preparé mentalmente y tomé asiento en la espera de mi turno. Marshall se sentó a un lado de Carl frente al escenario. Me envió mensajes todo ese tiempo de ánimo y me dijo que ya había dejado mi pista en la lista de espera,

—Si me rechazan pensaba aplicar como baterista pero la verdad soy muy sensible así que no volvería al restaurante. —Comentó otro chico, asomando la vista en mi celular—, ¿hablas con tu novio?

—Nah, solo es... —Giré la vista hacia él.

Era solo un chico guapo y adinerado con quien más tarde saldría para quitarle un poco de dinero pero esa es otra historia.

—Un conocido.

—Estás muy lindo como para que solo sean conocidos. —Se rió de su halago—, suerte.

—Suerte.

El chico abandonó las bambalinas pero desde que abrió la boca e inició su canto me aburrí y continué en mi teléfono. Mirt me preguntó que hacía y le hablé sobre el restaurante. Yo ya estaba concluyendo mis estudios y él debería hacerlo también pero se tomó un tiempo por el incidente que tuvo hace dos años y decidió retomar todo desde el inicio así que también necesitaba dinero. Le dije que buscaban meseros al recordar que su voz es terrible.

"Terminé con Owen", envió aquel mensaje. Volviendo a casa debía llamarlo e ir a algún bar con él para calmarlo. Era horrible salir con alguien por distracción cuando él bien sabía que era arromántico.

"Era cuestión de tiempo. ¿Cómo se lo tomó?"

"Dijo, jeje: Conociéndote, era cuestión de tiempo, pero no llegamos ni al mes, jajaja".

También era cuestión de tiempo para que dejara ir a Marshall, pero en realidad no estaría dejando ir nada porque eso había entre nosotros: Nada de nada.

Llamaron mi nombre una vez más y me levanté del asiento de inmediato. Debía pararme frente al jefe y Marshall, presentarme y explicar mi situación actual pero nada de eso sucedió debido a que la pista se puso de inmediato. Sacudí mi cabello y salí a escena con mis movimientos favoritos.

No era un secreto que Queen era mi banda favorita debido a mi rango de voz, pero era más bien la composición de la música que me atraía. Era como un latido. El ritmo para traer a la vida el corazón, y lo digo de forma literal.

Un movimiento, un bit.

Let's go.

El jefe me miró riendo al reconocer la música. Ese hombre era un idiota prejucioso, pero todos lo éramos aunque fuera un poco. Con nosotros mismo o los demás, así que mi bienvenida a Faded Song no fue complicada.

Steve walks warily down the street with the brim pulled way down low. Ain't no sound but the sound of his feet machine guns ready to go.

No era nadie en el mundo, solo era otra persona que cantaba como su trabajo. Marshall me hacía sentir especial pero en ocasiones solo me sentía como basura a su lado. Su talento me abrumada, donde sea que estuviera, podía devolver la vida a todo quien lo encontrara. Y lo detestaba.

Se convertía en especial para alguien sin aviso pero él al no tener a alguien especial no sabía cómo se sentían los otros por él.

Are you ready, hey are you ready for this? Are you hanging of the edge of your seat? Out of the doorway the bullets rip. To the sound of the beat, yeah.

Pasé la prueba pero la música seguía en mis oídos. Estar en Faded Song me hizo sentir un poco más grande, ya no era solo la voz de Marshall, sino que me apodaron "Príncipe" y desconocidos venían solo para escucharme a base de recomendaciones. Llegó una baterista y una bajista, las meseras eran mujeres y Mirt entró como bartender.

No tardaron en detestar a Marshall.

Another one bites the dust.

Marshall llegaba tarde y de pronto no llegaba. Faltaba a menudo, le dejaban pasar sus irresponsabilidades debido a su talento y el jefe hacía la cara gorda cuando alguien mencionaba sus errores. Ignoraba mis mensajes y aparecía después del corte para "recogerme" cuando solo quería pasar la noche conmigo.

—Another one bites the dust.

Tuve que salir con una gran cantidad de personas ese tiempo porque sabía que él solo se aparecía cuando escuchaba que yo salía con alguien más.

And another one gone. And another one gone. Another one bites the dust.

Fui hasta su apartamento. Mi cabello había crecido lo suficiente para cubrirme media espalda así que me veía obligado a peinarme como cebolla para que no me estorbara en la presentaciones, y aunque me dijeran que lo cortara yo me negaba porque él lo amaba largo. Cuando abrí la puerta principal con su clave solté mi cabello furioso con la intención de que lo viera y notara mi desesperación.

Hey, I'm gonna get you too. Another one bites the dust.

Lo sabía desde que vi el desastre en su sala así que fui hasta su habitación principal. El sobre en mi mano comenzaba a arrugarse pues yo no podía contener el enojo. Quería gritarle, decirle que lo amaba y odiaba, pedirle que saliera de mi vida y la de los demás. Escupirle y llorar solo porque no pude ser suficiente.

How do you think I'm gonna get along without you when you're gone?

Marshall se rió y me llamó "brazos fuertes" cuando pateé su puerta de golpe. La chica que apenas se levantaba de la cama pegó un grito del susto pero se calló en seguida al reconocerme. Éramos de la misma facultad.

You took me for everything that I had. And kicked me out on my own.

Quería gritarle y llorar pero solo lo miré indiferente y suspiré. Era un revoltijo de pensamientos y sentimientos que necesitaba escupir pero me los tragué como un niño que se pasaba el chicle por la garganta aún sabiendo que no era correcto.

Are you happy, are you satisfied? How long can you stand the heat? For of the doorway the bullets rip to the sound of the beat, look out.

—Estuvimos llamándote estas semanas. Veo que estuviste drogado y pintando. —Me encaminé a la cama para pararme a un lado y vislumbrar mejor el lienzo sobre sus piernas.

—La mejor combinación, ¿no? —Extendió su mano para tomar la mía pero retrocedí.

La chica tomó sus cosas en silencio y se marchó.

Another one bites the dust.

—Te traje esto —aplasté el sobre contra sus sábanas, observando su sonrisa tranquila que sabía de que se trataba—. Estás despedido.

—Another one bites the dust.

Volví a Faded Song, donde querían asesinarme por pedir mi renuncia como vocalista. Dije que podía permanecer como mesera o suplantar a Marshall en la primera guitarra. Fue todo un mes en que el jefe se negó a mi renuncia y me obligó a cantar hasta que un día aparecí con una apariencia radical y les dejé en claro que no volvería a pisar ese sitio.

La idea de un príncipe que ni siquiera podía manejar sus propias decisiones me ocasionaba arcadas. Tuve que pedirle un momento a Aike y me aparté para vomitar en el baño de servicio.

And another one gone. And another one gone. Another one bites the dust.

••••••••••••••••••••••••
Nuestro príncipe está un tanto enfermo de la música y de sí mismo. Su nombre es All, Aylin es su apellido, HAHA. Me recuerda mucho al apellido "Stacy".

Por otro lado, sieeeempre me ha imaginado a All en apariencia como Sebastián Elvira.

Me parece una persona súper atractiva independientemente de su género.

¡Tengan un agradable jueves! <3

~MMIvens.

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