🔆▪︎Why The Mask?▪︎🔆
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꧁༺ 𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 5 ༻꧂
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Omnisciente:
Ese día, el grupo de amigos no desayunaron juntos como era costumbre.
Riya había avisado a los chicos que tenía asuntos pendientes con el consejo estudiantil, pero se negó a dar explicaciones más allá de eso.
Por su parte, Ellie dijo que se había comprometido a desayunar con Gabby: pues la única persona con la que compartía en el instituto (Tom) tenía entrenamiento ese día y no podría acompañarla a desayunar.
Así que el desayuno se redujo a solamente, Jake y Aiden.
-No tengo hambre. -el peliazul apartó su plato de comida. Tenía una palidez evidente y notables ojeras bajo los ojos.
El de cabello bicolor lo miró, visiblemente preocupado.
-Deberías comer algo, no te ves muy bien. ¿Tan mala estuvo tu noche ayer?
-Es mi familia, representan todo lo malo del mundo. -resopló Jake. Quien, además, no había estado tan parlanchín como era habitual en él, otro motivo para preocuparse.
-Pero deberías comer, Jake.
-Prometo hacerlo después.
Aiden suspiró. De nada le valía tratar de hacerlo comer. Pues si algo en común tenía Jake con Ellie, era su necedad.
-¿Y qué vas a hacer para el Festival de las Artes? -preguntó Jake, tratando de cambiar de tema con una sonrisa que contrastaba con su expresión fatigada. Aiden le devolvió la sonrisa, queriendo desviar la conversación antes de que se volviera incómoda.
-No lo sé, tal vez una escultura. Me atrevería a hacer un autorretrato, pero temo que soy mejor con las manos.
-Con las manos, ¿eh? -Jake le dedicó una sonrisa socarrona al más bajo. Aiden empezó a reírse y su rostro se tiñó de carmín y Jake se unió a sus carcajadas.
-¡No de esa forma, imbécil! -El de cabellos bicolor le dio un golpe en el brazo al más alto, lo que desencadenó más risas por parte del contrario (Jake parecía tetera y estaba rojo). -Me refiero a que soy mejor con las esculturas que con la pintura.
-Aaah... Vamos a hacer que te creo. -Aiden rodó los ojos y Jake se rio una última vez. -Entonces, ¿harás una escultura?
-Tal vez, tal vez no. Ya veremos que sale.
Lo que sucede es que esa mañana, a las 7 en punto, se llevó a cabo el acto cívico que determinó a los 10 participantes para el festival. Quienes estaban dentro fueron Yul Kang, James Da Costa, Tess Smith, Ellie Miller, Aiden Bouchard, Kai Lewis, Maggy Ross, Dan Walker, Drew Wilson y Ashley Hill. No obstante, elegir a Ellie y a Aiden fue difícil, ya que los participantes serían seleccionados por voto popular de los estudiantes. Cuando el profesor mencionó a Aiden, los únicos aplausos provinieron de Ally y Lake (un par de amigas del chico), Riya y Jake.
Casi fue descalificado y, desanimado, se disponía a dejar el escenario. Pero sorprendiendo a todos (incluido él mismo), James comenzó a aplaudir y vitorear a Aiden. Ante esto, los estudiantes que no estaban en el escenario se miraron entre sí y comenzaron a aplaudir también. Yul casi se le caía la mandíbula de la impresión, mientras James dedicaba una sonrisa ladina al de ojos turquesa. Gracias a este gesto, Aiden logró clasificarse para el Festival. Y por alguna razón, James hizo lo mismo por Ellie.
La profesora, tras el breve momento de desconcierto, retomó la organización del acto cívico.
"¡Muy bien! Con esto, hemos determinado a los diez participantes. ¡Felicitaciones a todos!"
Aiden y Ellie parpadearon, aun sin procesar lo ocurrido. Los estudiantes comenzaron a dispersarse entonces, aunque Aiden se quedó distraído viendo a James al lado de Yul. El brasileño charlaba con el coreano y el extraño peliverde de nombre Kai, cuando en un momento, sus miradas se toparon. Aiden, sin saber por qué, se sonrojó hasta las orejas mientras sentía su pulso acelerarse.
Al menos hasta que Riya y Jake llegaron corriendo hacia él y Ellie y la primera los atrapó en un fuerte abrazo, rompiendo el contacto visual de ambos muchachos.
"¡Felicidades a ambos! ¡Estoy emocionada por ver sus obras en el festival!"
Jake, quien seguía junto a Aiden, se cruzó de brazos y asintió con aprobación. "¡Se lo merecen, chicos! Ya veremos quién se lleva el premio".
La profesora Katie interrumpió la interacción amistosa. "¡Bien, chicos! Los 10 elegidos acompáñenme al salón de Artes Visuales para que discutamos mejor los detalles. ¡Andando!"
Con esa indicación, el grupo se dispersó. Ellie y Aiden intercambiaron una mirada llena de gratitud y asombro mientras se dirigían hacia el salón de Artes Visuales principal junto a los demás chicos que estarían con ellos. Luego de dos horas, eran las 9 y volvemos al escenario del principio con Jake y Aiden desayunando.
-Qué irónico que tu peor enemigo sea quien te haya salvado el trasero. -Jake sonrió de forma juguetona viendo al más bajo, quien resopló en respuesta. -De no ser por él, tú y Ellie no estarían adentro del festival.
-Concuerdo con tu amigo. -Aiden estaba a punto de replicar cuando la voz bromista de James, quien estaba tras sus espaldas, interrumpió su conversación, haciéndolo chillar del sobresalto. La sorpresa de Aiden fue tal que Jake, involuntariamente, escupió el café que estaba bebiendo y comenzó a atragantarse, riéndose por la reacción del chico de cabello bicolor.
-Maldito idiota, ¿qué te haces? -Reclama Aiden.
James sonrió ante la reacción de Jake y la mirada intensa de Aiden. -Solo pasaba por aquí y escuché su animada conversación. -respondió con calma, disfrutando un poco del momento incómodo que había creado.
Jake se recompuso y limpió la mesa mientras tosía. -Vaya, James, siempre apareces en el momento perfecto para causar un caos. - bromeó el peliazul entre toses.
-Digamos que es mi super poder, sí. -respondió James con una sonrisa traviesa, dirigiéndole una mirada juguetona a Aiden.
La tensión entre James y Aiden era palpable, pero en medio de sus interacciones cargadas de sarcasmo, siempre se podía percibir una extraña complicidad que ninguno de los dos estaba dispuesto a admitir. Jake, disfrutando de la dinámica entre ambos, esperaba con interés cómo continuaría la conversación en esa mañana inesperada.
La presencia de James siempre generaba una atmósfera tensa y la dinámica entre ellos seguía siendo un juego constante de ingenio y sarcasmo, con momentos esporádicos de colaboración forzada como el del día anterior. Aquella interacción en el desayuno se convirtió en un recordatorio de esa tensión sutil pero perceptible entre ellos, una rivalidad que a veces se disfrazaba de bromas.
Jake, tratando de suavizar el clima tenso, decidió romper el hielo.
-¿No es un poco extraño que las clases se pospongan por una reunión de profesores? -mencionó, desviando la conversación hacia un tema más neutral.
-Honestamente, sí es bastante extraño. -respondió Aiden.
James, por otro lado, parecía más relajado. -Bueno, al menos tenemos tiempo libre inesperado. ¿Qué les parece si aprovechamos para ver al equipo de fútbol entrenar? -propuso con entusiasmo.
-Está bien, supongo que no hay mucho más que hacer. -El tono de voz desinteresado de Aiden era reflejo de su incomodidad. Frunció el ceño ligeramente, sin entusiasmo ante la idea de pasar más tiempo en compañía de James, pero accedió con cierta reticencia.
Jake, notando la incomodidad entre ambos, intentó calmar las cosas. -¡Genial! Seguro que será interesante. -exclamó, tratando de generar un ambiente más relajado.
Mientras se dirigían al campo de entrenamiento del equipo de fútbol, la dinámica del grupo era un tanto forzada. Jake intentaba mantener un tono alegre y ligero, pero la tensión entre Aiden y James persistía, creando un ambiente incómodo.
James hacía intentos ocasionales para entablar una conversación, pero la actitud reservada de Aiden y sus respuestas breves no facilitaban el acercamiento.
Sin embargo, Aiden no podía olvidar lo que James había hecho por él el día anterior.
-Tal vez seas un completo idiota. -comentó Aiden, James lo miró con una ceja alzada, sin comprender del todo la dirección de la conversación. -Pero gracias por... intervenir con Yul. Eso fue algo inesperado viniendo de ti. -admitió, tratando de mostrar desinterés, aunque reconociera internamente el gesto de James.
El rostro de James se iluminó con su sonrisa característica mientras continuaba caminando a la par de Aiden, con las manos profundamente hundidas en los bolsillos de su pantalón azul.
-Claro. Yul tiene la mala costumbre de sobrepasar la línea a veces. -bromeó James, tratando de quitarle peso al asunto. -Además solo yo tengo el privilegio de molestarte. Eres mi enano favorito, después de todo. -añadió el moreno, encogiéndose de hombros, intentando restar importancia al conflicto. Aiden rodó los ojos y una pequeña mueca tomo lugar en su rostro.
-¿Y por qué hiciste que nos eligieran a mí y Ellie?
-La verdadera pregunta es: ¿Por qué no? -Aiden arqueó una ceja viendo al mayor, quien soltó una risa por lo bajo. -Simplemente me pareció divertida la idea de poder demostrar una vez más que no eres competencia para mí, dulzura~ -Alardea, con un tono meloso que hace al más bajo resoplar.
-Eso no responde lo de Ellie.
-Solamente soy un buen samaritano, además ella si cae bien. No como cierto enano que conozco.
-Qué gracioso, idiota. Pensé que tu ingenio se había ido de vacaciones permanentes junto con tu sentido del buen gusto. -Aiden mira de arriba a abajo al más alto, con una expresión de asco. James lo ve claramente ofendido.
-Oye, no te pongas así. Trato de ser amable y tú te pones grosero.
-Oh, perdón por no lanzar confeti y tocar trompetas por tu generosidad sin igual. ¿Debería hacer un cartel que proclame tu amabilidad al mundo la próxima vez?
-Bueno, al menos no soy tan predecible como tus respuestas monosilábicas.
-Toquemos otro tema, ¿de acuerdo? Uno que no ponga en peligro tu limitado arsenal de palabras ingeniosas.
-Claro, adelante, seguro tienes una lista completa de temas tan emocionantes como ver secar la pintura.
-¿Y tú tienes algo mejor que tu sarcasmo como protección? Quizás un manual de "Cómo ser interesante en 10 pasos". -Aiden contraatacó con su sarcasmo y James resopló.
-¿Y tú me hablas de sarcasmo a mí? Pero bueno, ¿qué más se puede esperar de alguien que usa la seriedad como su única armadura?
-Al menos no ando por la vida disfrazado de comediante. Tal vez un día descubras que las relaciones no se construyen solo con ironías y chistes malos.
Ante su comentario, James lo volvió a ver boquiabierto y con una expresión indignada.
-¿Cómo te atreves a insultar mis chistes? Y bien que te hacen reír, enano inútil.
Jake, por su parte, iba encabezando el pequeño "grupo" mientras escuchaba la disputa de los dos chicos tras sus espaldas. Sonrió con gracia y no evitó pensar en que parecían una pareja de divorciados.
Tras tener esa pequeña charla, llegaron no mucho después al campo, se acomodaron en las gradas para observar el entrenamiento. Mientras Jake se sumergía en el ambiente y disfrutaba del espectáculo, Aiden se mantenía distante y James, aunque interesado en el entrenamiento, no lograba integrarse completamente al grupo.
Mientras observaban el entrenamiento del equipo de fútbol, Ellie y Gabby se acercaron al inusual grupo conformado por Jake, Aiden y James. Jake y Ellie, siendo buenos amigos, conversaban animadamente sobre la última temporada de Heartstopper, mientras Ellie ayudaba a Gabby a integrarse en la conversación.
Entre tanto, el peliazul cayó en cuenta de un detalle: Tom, el solitario chico de ojos cían y pelo oscuro que siempre llevaba una mascarilla negra, estaba también presente en el entrenamiento. Había olvidado por completo que el azabache formaba parte del equipo, por ello estaba tan sorprendido. Observó atentamente cómo los mechones oscuros de pelo de Tom se pegaban a su frente debido al sudor, algo que hizo ruborizarse levemente a Jake, quien no perdió detalle alguno.
Mientras eso sucedía en la perspectiva de Jake, Aiden y James mantenían una interacción llena de sutiles insultos y comentarios sarcásticos. Sin embargo, su tensa dinámica fue interrumpida cuando se acercaron dos chicas al grupo. Se trataba de Rosa María y Lake, la primera amiga del brasileño y la segunda, amiga del de tez aperlada.
Rosa es una joven mexicana de apariencia peculiar y llamativa con el pelo teñido en un tono púrpura vibrante, recogido en un moño que resalta su estilo único. Posee unos ojos negros profundos que contrastan con su tono de piel levemente bronceado. Su rostro está adornado por rasgos delicados, una nariz pequeña y unos labios finos que suelen mostrar una sonrisa amigable. Viste el uniforme escolar, con una blusa de manga corta y una falda ligeramente más corta, y lleva una pulsera con el símbolo de libra, el cual resalta sobre su indumentaria. Su presencia y su personalidad expresan una combinación de encanto y calidez, lo que la convierte en una persona agradable y atractiva para quienes la rodean.
Por su parte, Lake es una joven de origen alemán con una apariencia igualmente llamativa, pero con marcadas diferencias respecto a su mejor amiga, Rosa María. Destaca por su cabello rojo intenso, adornado con una flor que añade un toque de color y frescura a su estilo. Sus ojos grises resaltan en contraste con su tez clara, dotándola de una mirada penetrante y serena al mismo tiempo. Como todas las alumnas, llevaba el uniforme escolar con precisión y elegancia: zapatos negros, medias azules, falda larga azul y una blusa blanca de manga larga abotonada, lo que refleja su preocupación por los detalles y su sentido de la formalidad. Aunque tiene una estatura alta y delgada, su postura suele ser relajada y su expresión, a pesar de ser amable, refleja una serenidad y una confianza innata en sí misma.
El contraste entre Lake y Rosa María es evidente, no solo en su apariencia física, sino también en sus personalidades: mientras que Lake irradia tranquilidad y amabilidad, Rosa María posee una energía más vivaz y expresiva. A pesar de estas diferencias, su amistad se basa en un equilibrio armonioso, donde sus particularidades se complementan y fortalecen mutuamente.
Aunque no era lo mismo para James y Aiden.
-Hola James, Hola Aiden. -Saluda Lake con una sonrisa, tomando asiento al lado del de hebras bicolor. Ambos amigos se dan un abrazo.
-Hola chi- ¡Auch! -James soltó un quejido cuando Rosa le propinó un zape en la nuca, sobándose con su mano la zona herida. -¿Qué mal te hice?
-Puta madre, cabrón. ¿Dónde estabas? -reclamó la latina, con los brazos en la cintura y el ceño fruncido: estaba molesta, eso era seguro. -Llevo como media hora buscándote.
-¿Para qué o qué?
-Yasabesparaqué. -Murmura entre dientes. Su mirada aterradora provoca escalofríos incluso en Lake y Aiden. La pelimorada tomó de la oreja al de tez parda y se lo llevó a rastras de ahí, haciendo caso omiso a los gritos de James quien rogaba para que lo soltara. Lake y Aiden compartieron miradas entre ellos.
-¿Tú sabes qué pasó?
-Rosa no quiso decirme, pero dijo que James era un idiota y que lo mataría cuando lo encontrara. -La alemana se encogió de hombros.
-Ha. Ya estamos de acuerdo en algo. -Soltó Aiden y Lake lo miró, curiosa.
-¿Sabes? No entiendo por qué se llevan tan mal. -Dice Lake, alcanzando a ver aún a la distancia la figura bajita de la latina regañando al moreno, quien parecía algo avergonzado. Era chistoso porque James le llevaba como 20 centímetros más de estatura. -Él no es muy diferente a ti.
-Yo soy blanco.
-Eso fue racista. -Ríe Lake. -Yo hablo de sus personalidades.
-Es imposible que yo tenga algo en común con ese inútil.
-¿Tú crees? -Lake lo vio burlona y Aiden se mostró ofendido. -He hablado con él, sé de lo que hablo. -Asegura la alemana. -Exactamente ¿por qué no se llevan? ¿Qué pasó para que acabaran así?
Aiden suspiró antes de responder.
-Fue en nuestro segundo año de colegio. El director me pidió que mostrara al instituto a James, que acababa de llegar. Intenté ser amigable y enseñarle cómo funcionaban las cosas, pero él apenas me prestaba atención cuando le hablaba. Me sentí menospreciado, como si yo le diera igual.
-Vaya, suena frustrante. -comentó Lake con empatía. Hasta ahora venía enterándose de la historia de esos dos debido a que ella apenas llevaba dos años estudiando en ese colegio.
-Así fue. -continuó Aiden. -Hubo un par de malentendidos y bromas de por medio también. Como la vez que sin querer escupí mi chicle y terminó cayéndole a él en su cabello. Él se vengó preparando una trampa en el baño de hombres y, cuando salí, recibí un baldazo de agua fría. Fue vergonzoso, me convirtió en el hazmerreír del instituto.
-Entiendo. Esas situaciones pueden haber creado mucha tensión. -dijo Lake comprensiva.
-A partir de ahí, simplemente no pudimos llevarnos bien. Son acciones pasadas, pero pesan bastante. Al menos a mí. -explicó Aiden.
Lake asintió, reconociendo la gravedad de la situación.
-Aun así, a veces es necesario dejar atrás esos conflictos, ¿no crees? Podría ser liberador para ambos y hacer que este último año sea mucho más llevadero.
Aiden reflexionó sobre las palabras de Lake, considerando si dejar de lado esa enemistad sería beneficioso para ambos. Decidió que, a pesar de las dificultades, darle una oportunidad a una reconciliación con James podría ser un paso en la dirección correcta. Reconciliación que sí o sí era necesaria si quería ganar la apuesta de Riya. El de cabellos bicolor hizo una exhalación profunda y levemente, asintió con la cabeza.
-Lo voy a pensar, ¿de acuerdo? -Lake le sonrió, sus ojos se iluminaron con entusiasmo y asintió con la cabeza.
-¿Quieres ir a la Biblioteca?
-Conoces la respuesta a esa pregunta. - respondió Aiden con complicidad, devolviendo la sonrisa. Ambos se pusieron de pie de manera coordinada, recogieron sus mochilas y comenzaron a caminar desde las gradas hacia el edificio principal del instituto.
[...]
Jake:
La mañana se sumergía en una suave brisa otoñal, pintando el escenario perfecto para mi charla trivial con Ellie. Sin embargo, una sensación repentina me sacudió, como si una aguja hubiera perforado mi cráneo, y las náuseas se intensificaban, haciéndome temer lo peor: un posible ataque de ansiedad.
Decidí mejor darles su espacio y aprovechar para irme de ahí y tratar de tranquilizarme, pues comenzaba a sentir que el aire me faltaba en los pulmones.
-Jake, ¿Dónde vas? -Me preguntó Ellie, cuando me puse en pie.
-Perdón, no me siento muy bien. -No era mentira, ahora mismo sentía como si una aguja me atravesara el cráneo y las náuseas me hacían querer vomitar.
-Ah, de-deberías ir a la enfermería. Estás muy pálido. -Gabby me miró preocupada, yo era consciente de mi palidez. No había comido nada desde la noche anterior porque simplemente no me apetecía, pero ahora estaba pagando el precio de ello.
-Prometo que iré. Ahora mismo, de hecho. -Mentí con descaro. Sonreí forzadamente, ocultando mi malestar, porque siempre he sido bueno en aparentar que todo está bien. Pero en realidad, mi ansiedad había acumulado una presión abrumadora.
Me despedí de ese par y me dirigí al baño de chicos. Me apoyé sobre uno de los lavabos mientras trataba de calmar mi respiración. Sentía que mi pecho se estrechaba, como si me faltara aire. Los latidos rápidos de mi corazón resonaban en mis oídos y un sudor frío cubría mi frente. Intenté encontrar calma, pero la angustia parecía apoderarse de mí, convirtiendo la ansiedad en una presencia abrumadora que me paralizaba en ese momento de confusión interna. Por suerte no había nadie más allí que pudiera verme en ese vergonzoso estado.
Intenté concentrarme en mi respiración, inhalando profundamente y exhalando lentamente para encontrar algo de alivio. Cerré los ojos con fuerza, tratando de alejar los pensamientos atormentadores que se agolpaban en mi mente. "Estás bien, Jake. Tienes que estarlo" Me repetía la vocecita interna.
Cada latido de mi corazón resonaba en mis sienes, aumentando la sensación de opresión en mi pecho. La ansiedad se apoderaba de mí, como una bestia feroz que no daba tregua.
"Aguanta, Jake, aguanta", me repetía mentalmente, pero el malestar persistía. Sentía como si estuviera al borde de un abismo, luchando por mantenerme a flote mientras las olas de ansiedad me arrastraban.
El ruido amortiguado del colegio llegaba hasta el baño, una mezcla de risas y murmullos que contrastaban con mi estado interno. ¿Cómo podía todo parecer tan normal para los demás mientras yo luchaba por mantenerme en equilibrio, sofocado por mi propia mente?
El sonido de la campana que advertía del inicio de la hora del almuerzo interrumpió mi trance ansioso, recordándome que no podía quedarme ahí para siempre. A pesar de sentirme como si estuviera al borde de un colapso, me armé de valor y decidí enfrentar la situación. Ya eran las 11 de la mañana y no quería tomar el riesgo de quedarme ahí para que alguien me encontrara y se burlara de mi estado actual.
Lavé mi rostro con agua fría, en un vago intento por despejar mi mente. Aunque el malestar persistía, sabía que no podía permitir que la ansiedad me paralizara por más tiempo.
Con pasos vacilantes y una sensación de debilidad, salí del baño dispuesto a enfrentar el resto del día. Aun con la turbulencia interna, traté de aparentar normalidad ante los demás. Caminé hacia la enfermería, decidido a pedir ayuda y encontrar una manera de lidiar con esta abrumadora ansiedad que se había apoderado de mí.
Por suerte, la enfermera Lill estaba ahí.
-Dis...culpe. ¿Señorita Lill? -Me asomé algo avergonzado por el marco de la puerta, viendo a la enfermera sentada en su escritorio leyendo unos papeles. La mujer pelirroja me volvió a ver al escuchar mi voz, la enfermera Lill, con su amabilidad que irradiaba calidez. Sus ojos negros y su piel clara mostraban una gentileza maternal que había sido un refugio para mí en estos años.
-Jake, cariño, ¿qué te sucede?
Preguntó ella, con preocupación genuina. Su voz era suave y tranquilizadora.
-No me siento bien, Lill. Dolor de cabeza y mareos. -contesté, agradecido por su presencia. Ella siempre había sido una especie de figura materna para mí, muy diferente a mi propia madre, a quien odiaba por los constantes maltratos que me daba. Jamás he sabido lo que es recibir un abrazo de mi madre. Antes eran amigas, pero en cuanto Lill se enteró de lo que sucedía en mi hogar y se dispuso a defenderme, mamá explotó en ira y acabó por cortar lazos con ella.
Lill me ayudó a recostarme en una camilla y comenzó a revisarme con cuidado. -Tu presión arterial está un poco alta. ¿Has comido algo hoy? -preguntó con preocupación.
-No mucho... -Dije, para no tener que decir que definitivamente no había comido nada, sintiendo la culpa acumularse por mi descuido. Sabía que mi relación con la comida no era saludable, pero era difícil lidiar con ello.
Lill me ofreció una mirada comprensiva y determinada, dándome un cálido abrazo del cual no me quise separar. Ella es la mujer más dulce que conozco.
Y mi abuela.... también lo era.
-Vamos a manejar tu malestar primero y luego hablaremos sobre tu alimentación. No puedes seguir así. -expresó con preocupación, mostrando su lado más maternal. -¿Algún suceso en especial te hizo no querer comer?
-Yo... ¿puedo contártelo después? Mi cabeza me da vueltas. -logré excusarme. Sentía mis ojos humedecerse solo al recordar lo sucedido la noche anterior. La cruel forma en que me enteré de que uno de los pilares más importantes de mi vida había perecido. Un nudo en la garganta amenazaba con apretarse de nuevo, pero antes de que las lágrimas afloraran, Lill me tranquilizó y se alejó para buscar, supongo, algún medicamento.
La enfermería del colegio era un lugar familiar, con paredes en tonos suaves que intentaban transmitir calma. Las camillas blancas, aunque algo desgastadas, ofrecían un mínimo confort. Las cortinas separaban discretamente las áreas para brindar privacidad. El olor a desinfectante se mezclaba con un ligero aroma floral proveniente de un pequeño ramo en la mesa. Estanterías con suministros médicos y un suelo de linóleo gastado completaban el ambiente. A pesar de su sencillez, la enfermería era un refugio reconfortante para procesar lo que sucedía, lejos del ajetreo del colegio.
Cerré los ojos con fuerza, tratando de bloquear los recuerdos que intentaban inundarme. La imagen borrosa de esa llamada telefónica, las palabras que me rompieron el corazón una y otra vez. Los susurros de un adiós que resonaban en mi mente.
Inhalar profundamente no parecía ayudar. Mis manos temblaban levemente y una sensación de vacío se aferraba a mi pecho. Lill regresó con un vaso de agua y algo para el dolor de cabeza. Su presencia reconfortante me ayudaba a mantenerme a flote en medio de ese mar de emociones turbulentas.
-Bebe esto, te ayudará. -dijo con dulzura, ofreciéndome el vaso con una compasión que me conmovió. Tomé el medicamento con agradecimiento, intentando controlar mi respiración entrecortada.
La enfermera Lill, con su calidez maternal y su tranquilizadora sonrisa, siempre había sido un faro de apoyo en los momentos difíciles. A pesar de la tragedia que me agobiaba, me sentí reconfortado por su presencia, por ese pequeño rayo de luz en medio de la oscuridad abrumadora.
Tomé un sorbo del agua, tratando de calmar mi mente. Sabía que más tarde tendría que enfrentar la difícil tarea de compartir lo que había sucedido, pero por ahora, necesitaba tiempo para procesarlo, para asimilar el golpe devastador que había alterado mi mundo de manera irreparable.
-Ayer... Hubo una cena familiar en casa. -Comencé a explicarle, sintiendo el peso de la tristeza. Ella estaba sentada al pie de la camilla y me veía con ojos atentos. Yo tomé una bocanada de aire. -Como siempre, acabó en una discusión muy fuerte. Pero...
-¿Pero? -Lill me vio, preocupada.
-Esta vez, se pelearon por algo distinto. Aunque igual de ridículo, en mi opinión... -mantuve la cabeza gacha mientras sentía mis propias lágrimas rodar por mis mejillas. El sólo recordarlo me devastaba por completo. -Los terrenos de mi abuela.
-¿Los terrenos de...? Oh, Jake. -Sentí sus brazos rodearme y envolverme en un cálido abrazo, yo sollozaba sin atreverme a verla a la cara debido a la verguenza por estar llorando, me hacía sentir vulnerable. -Lo siento tanto, tanto.
-Me enteré ayer durante la misma cena. -seguí hablando, con un leve temblor en mi voz. -Yo creí que se trataba de una broma de mal gusto por parte de mis padres y tíos, pero cuando me encerré en mi habitación para llamar a Shawn y preguntarle yo mismo, descubrí que, por desgracia, era cierto. Mi abuela... ha muerto, Lill.
En mi vida, la palabra "familia" siempre ha resonado con amargura y tormento. Desde que tengo memoria, mi hogar fue un campo de batalla, un terreno donde solo florecían los abusos y el maltrato. Mi madre, con su voz lacerante, me gritaba y amenazaba cada vez que percibía una mínima imperfección en mis acciones. Para ella, yo era un error, un estorbo que no merecía su amor ni respeto. Mi padre, ausente y pasivo, nunca alzaba la voz en mi defensa, ni siquiera se molestaba en cruzarse en mi camino.
Mi hermano mayor, Shawn, era mi único consuelo en ese infierno. Él estaba ahí para soportar los embates de la furia de nuestros padres, pero llegó un momento en que ni siquiera él pudo soportarlo más y se fue de casa. Me quedé solo, enfrentando el diluvio de maltratos y desdén de mis progenitores.
Y no podía culparlo, la verdad: la presión que recaía sobre nosotros era abrumadora. Nuestra familia, aparentemente perfecta, nos inculcó a mí y a Shawn la misma filosofía: "Sean perfectos, representen el orgullo de la familia. Esa es su responsabilidad.". No cumplir con sus expectativas resultaba en castigos inimaginables, verdaderas torturas emocionales y físicas que dejaban marcas imborrables en nuestra piel y alma. La perfección era un estándar inalcanzable, y cada intento fallido nos sumergía en un abismo de sufrimiento.
La familia Allen, a ojos del mundo exterior, parecía perfecta, exitosa en cada aspecto. Pero detrás de esas fachadas brillantes y las sonrisas forzadas, se escondía un abismo de crueldad y exigencias implacables. Nos inculcaron la idea de que debíamos ser perfectos, portadores del orgullo familiar. Pero cuando fracasábamos en cumplir sus expectativas absurdas, éramos castigados de la peor manera posible, sometidos a humillaciones y castigos que marcaban profundamente nuestras almas.
Nuestra abuela, sin embargo, fue el único destello de luz en esa oscuridad. Ella era la voz de la comprensión, la única que nos consolaba cuando el dolor se hacía insoportable. Recuerdo sus brazos rodeándonos, sus palabras reconfortantes susurrándonos al oído, recordándonos que no éramos responsables de la crueldad de nuestros padres. Nos decía, con su mirada triste pero amorosa, que éramos solo niños, demasiado jóvenes para soportar toda esa carga que nos imponían nuestros progenitores. Ella representaba todo lo que era bondad y amor en mi vida, un bálsamo en medio del infierno que era mi hogar. Cada abrazo suyo, cada palabra de aliento, era la razón por la que intentaba seguir adelante en este torbellino de sufrimiento y desesperanza.
Mi pilar más importante en esta vida de mierda.
Y ahora no estaba...
-Cariño, está bien. Llora todo lo que necesites hasta sentirte mejor. -Yo asentí con la cabeza, cohibido. -¿Cuál era tu siguiente clase?
-Negocios...
-Le diré a tu profesor que estás conmigo para que no te pongan ausencia. ¿Es Nick, cierto? -Yo volví a asentir. -No te preocupes, yo te cubro.
Dijo lo último viéndome sonriente y guiñándome el ojo. Yo sonreí levemente. Me sentía un poco más calmado ahora sabiendo que tenía el apoyo de Lill.
La vi alejarse hasta su escritorio nuevamente. Solté un suspiro y me dejé caer de espaldas en el colchón, contemplando el techo blanco. Cerré mis ojos tratando de mantener esa calma que tanto me costó encontrar.
Al menos hasta que escuché nuevas voces de forma repentina y la puerta de enfermería abrirse.
Solo por curiosidad, me asomé de reojo para ver de qué se trataba el repentino alboroto: El entrenador y otros dos chicos miembros del equipo de soccer se adentraron en la enfermería mientras ayudaban a caminar a un chico alto y pelinegro a quien conocía bastante bien.
-¿Qué sucedió? -Oí preguntarle Lill al entrenador.
-Se ha caído durante el entreno y creemos que se torció el tobillo.
-¡Ja, ja! El Lobo Solitario ha terminado herido en un triste entrenamiento. ¿O debería llamarte "El Lobo Tropezón", eh Tom?
-Ya cállate, Light. Venimos aquí a ayudarlo, no a molestar.
-Mejor cállense los dos.
-Basta, muchachos. -Regañó el entrenador.
Yo suspiré con desgano. Conocía perfectamente a esos dos, Brody y Lightning. Brody es uno de esos tipos cuya presencia no pasa desapercibida. Su piel tostada por el sol contrasta con sus ojos oscuros y su pelo castaño. Es un tipo grande, musculoso, y su altura lo hace destacar entre la multitud. Siempre lo ves con el uniforme deportivo: camisa blanca, shorts negros que llegan hasta sus rodillas y tenis negras que complementan su apariencia.
No hemos cruzado más que miradas, así que mi entendimiento de él es superficial. Es amigable (al menos parece serlo), pero no tengo ni la menor idea sobre su personalidad. En el campo de juego, su voz resuena entre el bullicio, pero nunca he entablado una conversación real con él.
Después, Lightning es alguien qué, aunque no lo conozco de forma personal, no puedo soportar.
Lightning es alto, musculoso y siempre parece estar compitiendo con todos y por todo. Viste el mismo uniforme deportivo que Brody, con una camisa blanca y shorts negros, pero lleva una chaqueta roja llamativa que resalta entre los demás. Pese a su apariencia imponente, su personalidad no me atrae mucho: es egocéntrico, vanidoso, se jacta de sus habilidades y parece estar obsesionado consigo mismo. Habla en tercera persona sobre él y muestra una actitud competitiva que no me agrada. A veces, su temperamento parece malhumorado y violento. No es alguien con quien me sienta identificado o quiera estar cerca.
-¡Ya déjenme, par de idiotas!
Y creo que Tom piensa igual que yo.
Después de aquello, el entrenador y Brody se fueron con Lill a su pequeña recepción y Lightning se quedó con Tom, a quien de mala gana ayudó a sentarse en la camilla. Yo estaba en la camilla del lado, así que no me sorprendí cuando Lightning, con su habitual arrogancia, miró en mi dirección y me sonrió con burla.
-¿Y tú qué, anémico? -Soltó con burla. Yo fruncí el ceño, de repente mi jaqueca había regresado. -Eres un fenómeno de pelo azul, ¿sí sabías?
Antes de que pudiera responder, sin embargo, Tom, visiblemente molesto, intervino con firmeza entre nosotros.
-Deja de molestar a la gente, Lightning. No tienes derecho a insultarlo ni meterte con él. -Su tono, aunque sereno, revelaba una seguridad que contrastaba con su actitud usualmente reservada. Aquello me sorprendió, pero no me quejé: me estaba defendiendo, después de todo.
Lightning fue quien frunció el ceño esta vez y resopló con gran molestia, lo que produjo una sonrisa triunfante en mi rostro. Cuando Lill regresó con el entrenador, Lightning y Brody se fueron seguidos por el entrenador. Lill trató a quien ahora era mi "acompañante" y lo tranquilizó diciendo que solamente había tenido un esguince y que no era tan grave. Tras aquello, le puso un vendaje en su pierna y se retiró cuando fue convocada a dirección. Sentí la mirada de Tom posarse sobre mí por un instante y, al notar mi atención, su expresión se enfrió.
-¿Qué tanto me ves?
-Ah... nada. -me senté en mi colchón y retraje mis piernas hacia mi estómago, abrazándome a mí mismo. -Entonces, ¿te lastimaste entrenando?
-Ugh, sí. Y todo porque el imbécil de Scott no sabe hacer un buen saque.
-Ya...
-¿Tú que se supone que haces aquí? ¿Qué, te desmayaste o algo?
-Yo...-
-¿Se te bajó la presión, acaso? Pareces muerto de lo pálido que estás. -Suspiré algo nervioso ante el tono molesto de su voz.
-No es para tanto... -digo, mientras acaricio mi propia mejilla sintiendo lo fría que está. -Me sentí mal porque no he comido nada.
-¿Y por qué? -él arqueó la ceja mientras me veía con una severidad que no podía entender.
-No te incumbe. -Repliqué, defensivo. De solo recordarlo ya por segunda vez en el día me enfermaba. -¿por qué diablos te interesa tanto?
-A ti no te incumbe que a mí me interese. -Yo resoplé, sintiendo de nuevo una punzada en la cabeza, lo que me hizo cerrar los ojos. -Ya dime que te ocurre, Conehead-Boy.
-No me digas así. -Reclamé. Solté un suspiro, no muy seguro de si debía compartir aquel pesar que me atormentaba con Tom, pues ni siquiera habíamos hablado hasta el día de ayer. -Mi abuela falleció, ¿okay? Mi familia no ha dejado de pelearse y ni siquiera les importa su muerte, solamente quieren sus terrenos y la herencia. A nadie le importa como demonios me siento al respecto.
Maldije por lo bajo cuando sentí mis ojos aguarse frente a ese chico. Pero no podía evitarlo, realmente me dolía saber que ni siquiera a mi familia le importaba.
-Ah... -Tom se escuchó arrepentido de haber preguntado.
-Ya lo sé, soy patético.
-No lo eres. -Lo volví a ver, curioso. -Sé cómo se siente perder a alguien a quien quieres mucho.
-¿Lo... sabes?
-Sí... -carraspeó, como si le incomodara hablar al respecto. -Como sea, si te preocupa que le diga a alguien de esto, prometo no decir nada. No soy como otros idiotas.
Sonreí con algo de ternura. -Y me alegra que sea así.
El ambiente se tornó tranquilo mientras continuaba abrazándome a mí mismo, sumido en mis propios pensamientos y emociones turbulentas. Mis ojos enrojecidos y humedecidos por las lágrimas reprimidas reflejaban la fragilidad de mi estado. Pero en medio de mi fragilidad, sentí unos brazos fuertes rodeándome con gentileza, pero firmeza también. Alcé la cabeza para encontrarme con la mirada preocupada de Tom.
A pesar de su esguince, Tom hizo un esfuerzo visible para moverse y sentarse junto a mi. Su gesto desinteresado de consuelo me tomó desprevenido pero a la vez movió algo dentro de mi que no sabría describir con exactitud.
-No tienes que fingir que no te duele. -susurró Tom, rompiendo el silencio con su voz suave pero firme. -Está bien sentir dolor, está bien llorar, Jake.
Las palabras de Tom fueron como un bálsamo para mi, permitiéndome derrumbar mis defensas para romper en llanto una vez más. Las lágrimas que había estado conteniendo inundaron mi rostro mientras me dejaba envolver por el abrazo reconfortante de Tom. Era una liberación emocional largamente reprimida.
No hicieron falta palabras más allá de ese gesto.
Tom simplemente me acarició la espalda con delicadeza, sin apresurarme a hablar o a detener mi llanto, lo que agradecí internamente. Tal vez habíamos iniciado con tensiones y malentendidos, pero ahora eso quedaba atrás y se transformaba en un momento de genuina comprensión y apoyo mutuo.
Con el tiempo, mis sollozos se calmaron y las lágrimas cesaron. Me separé ligeramente del abrazo de Tom y me limpié las lágrimas con la manga de mi camisa, sintiéndome avergonzado por haber mostrado tanta vulnerabilidad.
-Lo siento, no quería...
-No te disculpes. -intervino el azabache con suavidad. -Todos tenemos momentos así. Es bueno dejar salir lo que nos duele.
Yo asentí, reconociendo la sabiduría en las palabras de Tom. A pesar de que apenas nos conocíamos, me sentí agradecido por haber encontrado comprensión en alguien que no fuera necesariamente mi familia como Lill, o mi amigo como Ellie y Aiden.
-Gracias. -musité, mirando a Tom con una mezcla de gratitud y sorpresa por el apoyo inesperado que había recibido. En respuesta, el de ojos cían me sonrió con la mirada. Lo que provocó curiosidad en mi, y en un impulso, formulé mi siguiente pregunta: -Lamento si soy muy entrometido, pero ¿por qué la mascarilla...?
Esto tomó algo desprevenido al más alto, según pude deducir ante la reacción que tuvo Tom. Su mirada se desvió hacia la pared blanquecina a su lado con melancolía, y me disculpé de nuevo por la pregunta, añadiendo que no hacía falta que me respondiera.
-Yo... Digamos que tengo "algo" en el rostro que no quiero mostrar.
Yo lo miro con cierto interés. -¿Cicatrices...?
-Muy malas. -Añadió el de pelo oscuro, suspirando. -Y a como son las personas de aquí, no iba a correr el riesgo de ser la burla.
Le sonreí con compresión, la misma que Tom me había demostrado hacía rato.
-No le dirás a nadie, ¿verdad?
-Siempre que tu no digas que me viste llorar. -Los dos nos reímos levemente. -Es un trato. -aseguré.
"Vamos, puedo ganar esta maldita apuesta." Pensé en mis adentros.
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Rosa María mi patrona 😻
Aquí les dejo algunos "fanarts" dela historia jaja ¡Recuerden recomendarme y votar la historia, su apoyo es gratamente recibido en este corazón de pato! ❤️🩹
Aun espero el día en que está historia la recomienden en tik tok jajajaja a propósito, tras haber escrito un poco el guión, creo que trataré de enfocarme más en la pareja principal Jake y Tom pero también incluir los momentos Gabellie y Jaiden de la historia.
En el siguiente capítulo van a entender por qué Riya no ha tenido protagonismo, y no precisamente por algo bueno (primer aviso)
Recuerdenme 👆🏻
Subanmeatiktoknoseanculeros
Extra: si se preguntan por qué he tardado más de lo usual con este capítulo es por qué he estado escribiendo en mi novela Bloody Paradise (no, no es fanfic): es una historia que abarca distintos temas referentes a la guerra y con más de un personaje con terribles traumas jakdvdkdj totalmente inventada por mi y con personajes ilustrados por mi, si les interesa pueden hallarla en mi perfil :)
Ahora sí, hasta luego 🤭
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