🔚Kills and Kisses¬🔚
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꧁༺ 𝓒𝓪𝓸í𝓽𝓾𝓵𝓸 22 ༻꧂
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¡¡Precaución!! Capítulo largo
—Es increíble cómo hasta hace poco estábamos preocupadas por los exámenes finales, y ahora mismo nos encontramos buscando nuestros vestidos para la fiesta de graduación —exclama la risueña morena, con una sonrisa realmente grande. —¿Qué te parece este vestido, Ellie?
La pelirroja, quien estaba observando un par de vestidos colgados en ganchos con el entrecejo fruncido, dirigió su atención a su pareja, quien la veía con ilusión.
—¿Vestidos con estampado de fresa? —pregunta, enarcando la ceja sin mucho convencimiento.
—¿Verdad que está lindo? —dice con inocencia.
—Gabs, no digo que no lo sea. Pero es un baile de graduación. —Responde Tess, acercándose a la morena. —¿Por qué no te pruebas este? Es fucsia y te resaltaría la figura tan bonita que tienes.
Gabby volvió a sonreír. —¡Gracias Tess! Me lo probaré.
—Oigan, y ¿Puedo preguntar por qué carajos estoy aquí yo? —Ellie y Tess dirigieron su atención a la castaña del mechón rubio, que las fulminaba con la mirada. —Ni siquiera quiero ir al baile.
—¡Tienes que ir! —exclama Rosa, quien se acercó a ella junto a Lake. —Eres parte de nuestro círculo social.
—Mames, me uní hace apenas un mes.
—¿Y? De todas formas, eres parte de nuestra sociedad. —Sophie decidió mejor no llevarle la contrario y se dedicó a observar los demás vestidos.
Ellie y Tess intercambiaron una mirada cómplice mientras seguían buscando vestidos.
―De acuerdo, Sophie. Buscaremos algo para ti. No demasiado extravagante, pero sí algo que te haga sentir cómoda y segura. ―comenta Tess, sosteniendo un elegante vestido negro.
―Sí, algo como esto podría funcionar para ti. ―añade Ellie, señalando el vestido que tenía entre Tess en sus manos. ―quedarías preciosa con unas plataformas, como es un vestido corto...
Sophie mira el vestido con desgano, pero finalmente cede ante la insistencia de sus amigas.
―Está bien, supongo que puedo intentarlo. Pero no prometo que me guste.
Rosa sonríe triunfante mientras Lake asiente con aprobación.
―Mientras tanto, quería preguntarle a alguna de ustedes ¿Saben algo de Ally?
―¿La nerd de tendencias psicópatas? ―inquiere Ellie, arqueando la ceja.
―¿De qué hablas? ―pregunta la azabache con notoria confusión.
―¿De qué hablas tú? ―pregunta la pelirroja de vuelta. ―Al menos yo no he sabido nada de esa tipa. Ni tampoco me interesa saberlo.
―¿Qué ocurrió?
―¿Hunter no te dijo nada? ―pregunta entonces Lake. Tess niega.
―¿Decirme qué cosa?
Rosa, Lake y Ellie comparten miradas.
―Bueno, es muy complicado explicarlo...
―Ally se gusta de Hunter. Hunter se gusta de ti. Ally está molesta. Se desquició y entró a la casa de tu noviecito a amenazarlo con un arma de fuego. Listo, no es tan complicado. ―bufa Ellie, mientras seguía viendo vestidos.
―¡Espera, ¿qué?!
―Es que Ellie te hizo la versión resumida, mejor deja que yo te explique todo. Al menos hasta donde sé. ―sonríe con nervios Lake.
Mientras tanto, en los vestidores, Gabby, quien quedó fascinada con el vestido fucsia que Tess le propuso, se encontró con Sophie, por lo que la ayudó a ponerse su propio vestido en uno de los cubículos.
―¡Te ves muy hermosa, Sophie! El negro te sienta bien. ―halagó Gabby con una sonrisita.
Sophie solo suspiró. ―Gracias...
―Hey, ¿qué ocurre? ¿Estás bien? Te ves decaída.
―Bueno, es que Emma iba a acompañarme al baile de graduación. Pero su abuelo está enfermo, y se fue con su padre a visitarlo. Así que ahora tendré que ir yo sola al baile.
―Por eso no querías ir, ¿eh? ―Gabby contempló a la más bajita sentarse en la banca que había en el cambiador. ―Lo lamento mucho, Sophie. Pero no deberías faltar al baile ¡Solo habrá uno una vez en la vida!
―Pero no será lo mismo sin ella.
―Emma no querría que te lo perdieras por ella. ―Sophie hizo un puchero y desvió la mirada, jugando con sus dedos. ―Tienes a muchos buenos amigos esperando por ir a verte lucirte en la pista de baile, beber ponche, hacer cosas bobas... ya sabes, esas pequeñas cosas que se quedan en tu memoria por el resto de tu vida como buenos recuerdos que te hacen sonreír.
―Gracias, Gabby. ―Sophie sonrió y abrazó a la morena, suspirando. ―También, hay otra razón por la que no quería ir al baile...
―¿Qué cosa?
―Bueno, yo... No quiero que nadie lo sepa ¿Está bien? ―la voz de Sophie se rompió levemente y sus ojos lagrimearon. ―Que se quede entre nosotras dos. Porque esto ni siquiera Emma puede saberlo. Mucho menos James, Rosa, Lake ni Kai.
―¿Sophie...? ―Gabby se mostró mucho más preocupada que antes por la reacción de la castaña.
—Yo... Tengo cáncer de hígado en etapa 2. Mi familia no cuenta con los fondos para pagar el tratamiento, así que probablemente esta sea la última fiesta de mi vida...
Esa mañana, en casa de los Bouchard, el tiempo parecía pasar realmente lento para Aiden, y el calor que hacía a aquellas horas tampoco es que ayudará mucho. Debido a que Ellie y compañía habían salido de compras para conseguir sus vestidos de fiesta, Emma salió de viaje con su padre parss visitar a su abuelo, James estaba en el hospital con su madre y Jake fue a pasar el rato con Tom en la casa de este, estaba solo y sin mucho más que hacer más que jugar a la Wii sentado en su sofá.
Aiden suspiró con aburrimiento, sintiendo que sus neuronas de derretían con cada segundo que pasaba. En momentos de tal monotonía, normalmente haría una una videollamada con Lake, Pero está estaba ocupada con las chicas en busca de su vestido. También podía salir a dar una vuelta por el parque, Pero no sería lo mismo si no lo hacía con Jake. No tenía muchas opciones.
Entonces ¿Que podía hacer?
Derrotado, el chico se disponía a recostarse sobre el sillón para dormir un rato, Pero fue interrumpido por el sonido de golpes en la puerta de su entrada. Cosa que era algo extraña, pues no esperaban visitas ese día y su madre estaba durmiendo en su habitación.
―Está abierto... A menos que seas un asesino serial―dice, dudoso. Poniéndose en pie.
Entonces, la puerta se abrió y una silueta alta se dejó ver. ―No soy un asesino, solo tu chocolate favorito.
―¡James! ―la expresión del de cabello bicolor se iluminó al ver al moreno frente a su puerta, y no dudo en lanzarse a los brazos de este para abrazarlo. ―Pero ¿Qué haces aquí? Creí que estarías con tu madre.
―Y si, eso hacia. Pero como está en mucho mejor estado, me dijo que viniera a pasar la tarde contigo. ―Aiden sonrió, mientras James correspondía al abrazo. ―Oh, también vine porque quería tu opinión.
―¿Mi opinión?
James sonrió mientras sacaba de su mochila una pajarita roja y una corbata azul marino.
―¿Cuál crees que debería usar para la fiesta de graduación? ¿La pajarita o la corbata?
Aiden examinó las dos opciones con atención y luego respondió: ―Creo que la pajarita roja te quedará genial. Resaltará tus ojos y combinará perfectamente con tu traje.
James asintió, satisfecho con la respuesta. Luego, Aiden lo miró con curiosidad y preguntó: ―Pero, ¿por qué viniste hasta aquí solo para preguntarme eso? Podrías haberme enviado un mensaje.
James rió suavemente y dijo: ―Si lo hubiera hecho, no estaría aquí. Contigo. ―dice con voz coqueta.
Aiden sonrió, sintiéndose cálido por dentro ante las palabras de James. ―Oww Puchongito. ―James le devolvió la sonrisa y lo abrazó con cariño. ―Te amo mucho.
―Yo también te amo, bebé.
Los dos se quedaron abrazados por un momento, disfrutando de la compañía del otro y del silencio y tranquilo ambiente.
Al menos hasta que la puerta volvió a abrirse de golpe y las voces alegres de las chicas rompieron dicho silencio.
―¡Eso fue grandioso!
―Nos veremos cómo reinas en la fiesta.
―¡Estaremos di-vi-nas! ―exclamó Rosa, y las chicas rieron. Las únicas que no parecían tan alegres eran Gabby y Sophie, la primera con la incomodidad pasmada en el rostro y la segunda con una sonrisa tensa curvada sobre sus labios. ―Vaya, James. No creí que vendrías.
―Hubo un cambio de último minuto. ―responde el moreno, sonriendo. ―asi que estaré con ustedes en esta noche de películas.
―¡Que bien!
―¿Sophie? ¿A ti como te fue? ―pregunta James, al notar a su amiga cabizbaja y callada.
―¿Eh? Ah, este... Me fue bien, si, si. Encontré un vestido lindo y yo... Ah... ¿Que tal su día? ―cambia repentinamente la conversación, notándose incómoda.
―Okay... Estás más rara que de costumbre.
―Pfft... ¿Yo? ¿Que? Estás alucinando. ―carraspea la castaña. ―...Tengo que irme.
―¿Que?
―Pero, ¿No verás la película con nosotros esta tarde? ―pregunta Tess, acercándose a Sophie.
―Este, ahm, yo... Olvidé que tenía que ir a alimentar a mi pez. Entonces estaré ocupada, oh, cuando lamento no poder venir.
―No tienes ningún pez. ―dice Rosa, fulminándola con la mirada. Sophie entreabre los ojos, como si deseara desaparecer ahí mismo.
―S-Si... Porque tengo que... ¡Ir a comprar uno! Ajá, exacto. Bueno, que lástima, ya me debo marchar ¡Adiós!
―Y yo creí que Jake era malo mintiendo. ―resopla Ellie, viendo a la castaña cerrar la puerta de la entrada tras sus espaldas. La pelirroja mira de reojo a su novia, Gabby, quien muerde sus labios con tensión acumulada. ―¿Gabs? ¿Tú sabes que le pasa?
La morena dirigió una mirada triste a la pecosa, y agachó la cabeza.
―Lo siento, amorcito. Pero le prometí que no le diría a nadie lo que ella me contó. Me lo confió a mí...
―Bueno... Si es privado de ella, lo entenderé. Siempre que esté todo en orden.
―Claro... Sí, lo está. Tiene que estarlo.
―Bueno, chicos. ―habló entonces Aiden, ignorando la conversación que mantenían ambas chicas. ―En lo que Jake y Tom llegan, elijamos una película. ¿Sugerencias?
―¡Uh! ¡Yo quisiera ver "El Diario de Una Princesa"! ―exclama Lake. Los demás no se ven convencidos y guardan silencio.
―¿Por qué no mejor algo de terror psicológico?
La propuesta de Ellie fue recibida con algunas miradas escépticas, pero luego todos parecieron animarse.
―¡Buena idea! ¿Qué tal 'El Resplandor'? sugirió Rosa. ―Llevo un tiempo con la curiosidad de verla.
―¡Sí! ¡Me encanta esa película! ―exclamó Gabby con entusiasmo.
Aiden asintió, ―Perfecto, 'El Resplandor' será.
―Creí que te daban miedo las pelis de terror. ―dice James, mirando a su novio.
―Bueno, sí, Pero esta vez no dormiré solo en mi habitación como para tener miedo. ―el de cabello bicolor se ríe algo nervioso.
―Si tú lo dices. ―sonríe el moreno. ―Ou, ¿Qué hay de los snacks? ¿Compraremos algo o...?
―Buena idea. Le preguntaré a Jake si puede traer palomitas y refrescos.
Si tan solo el pobre E-Boy tuviera una idea de lo ocupado que estaba su amigo en esos momentos.
Era todo oscuridad. Él estaba de pie en medio de la nada, sombras de ojos rojos lo acechaban y alcanzaba a oir sus murmuros.
—¿Hola? -preguntó al aire, sintiendo pesados sus pulmones. —¿Ha-hay alguien ahí?
La oscuridad lo envolvía como un manto frío mientras se hallaba inmerso en un abismo sin fin. Las sombras de ojos carmesíes se alzaban a su alrededor, susurros ininteligibles danzaban en el aire, penetrando su mente con una sensación de opresión asfixiante. Cada paso que daba resonaba en el vacío, como un eco siniestro que anunciaba su soledad eterna.
Los recuerdos dolorosos se arremolinaban en su cabeza, como fragmentos rotos de un espejo que reflejaba su tormento interior. Recordaba vívidamente el día en que su hermana mayor, Rachel, se arrojó frente a un automóvil, un acto desesperado que dejó una cicatriz indeleble en su alma. El sonido del impacto seguía resonando en sus oídos, recordándole la tragedia que lo perseguiría de por vida.
La pesadez del pasado se mezclaba con el tormento del presente, recordándole el constante maltrato que sufrió a manos de sus padres durante su infancia. Las palabras hirientes, los golpes y la humillación se convertían en sombras que lo acechaban en la oscuridad, recordándole que nunca sería suficiente, que nunca sería amado.
A pesar de haber escapado de ese infierno familiar, Jake se sentía como una carga para los Bouchard, la familia de su mejor amigo Aiden. La bondad y el amor que recibía de ellos lo llenaban de culpa y auto desprecio, convenciéndolo de que no merecía la felicidad que se le ofrecía.
Las sombras murmurantes a sus espaldas eran los espectros de sus inseguridades y miedos más profundos, recordándole constantemente sus debilidades y defectos. Se sentía atrapado en un ciclo interminable de autodestrucción, incapaz de escapar de la oscuridad que lo consumía...
Y entonces, en medio de la negrura, surgió la figura fantasmal de Rachel, su hermana fallecida. Su rostro estaba impregnado de tristeza, sus ojos brillaban con un brillo espectral mientras lo miraba con pesar. Por instinto, Jake bajó la mirada hacia su pecho, donde una herida de bala empapaba su camisa de sangre.
"Ͳҽ ҽ×էɾąñօ, հҽɾʍąղìէօ", susurró Rachel con una voz que parecía llegar desde más allá de la tumba. "φҽɾօ էҽղ çմìժąժօ, մղ ժҽʂէìղօ հօɾɾìҍӀҽ էҽ ąçҽçհą ժҽʂժҽ Ӏąʂ ʂօʍҍɾąʂ..."
Y entonces, despertó: con sus ojos más que abiertos, su pecho subiendo y bajando debido a su agitada respiración y su pecho empapado de sudor.
—¿Que carajo...? —susurra, con voz temblorosa. El peliazul mira a su alrededor, se encuentra en una cama Pero no es la suya, sino la de su novio, Tom: se sentó en la cama, sintiendo el suave colchón bajo su cuerpo mientras dejaba que sus ojos se ajustaran a la iluminación de la habitación. El susurro de la brisa de esa tarde se filtraba por la ventana entreabierta, trayendo consigo el aroma fresco de las flores del jardín.
Tom, que había estado profundamente dormido a su lado, se removió ligeramente al sentir el movimiento de Jake. Abrió los ojos con somnolencia y parpadeó un par de veces antes de enfocar su mirada en su novio, con la preocupación pintada en sus rasgos.
—¿Estás bien, Jake? —preguntó Tom con voz ronca por el sueño, acariciando suavemente la mano del peliazul.
Jake inhaló profundamente, intentando calmar los latidos agitados de su corazón. La sensación de haber recibido una bala en su pecho aún no se iba, y el shock del mal sueño tampoco.
—Sí, solo fue una pesadilla... —murmuró Jake, tratando de despejar los últimos vestigios del sueño turbulento de su mente.
Tom se movió más cerca de él, envolviéndolo en un abrazo reconfortante. Su calor y su presencia eran un bálsamo para el, disipando las sombras que lo habían acosado en la oscuridad de la noche.
—Estoy aquí contigo, amor. No te preocupes.
Jake se aferró a él con fuerza, sintiendo la seguridad y el amor que emanaban de Tom. En ese momento, en los brazos de su amado, las sombras de la pesadilla parecían desvanecerse, disipadas por la luz del amor que los unía.
—Gracias, Tom... En serio.
—No hay de qué. Aunque, creo que ya deberíamos levantarnos. —el azabache se sentó en el colchón y se estiró, bostezando. —Nos acostamos a la 1 de la tarde y ya son como las 4.
—5, de hecho. —dice Jake, viendo la hora en su celular. —¿Nos iremos de una vez o vas a esperar a que lleguen Miriam y Fiore?
—Debo esperarlas, le prometí a Fiore que conocería a su padre hoy. Dijo que no me hablaría en 6 meses si no lo hacía.
—Vaya, es verdad. Vendrá a cenar está noche ¿Cierto? —Tom asintió con la cabeza. —¿No sabes quién es? —inquiere Jake, curioso. Tom negó con la cabeza, suspirando.
—No tenía ganas de conocer al hombre con el cual mi madre engañó a mi padre, la verdad. —Jake torció el gesto con incomodidad, pues había olvidado ese pequeño detalle.
—Claro, perdona...
—No, está bien. -asegura el pelinegro, incorporándose para buscar una camisa en su armario (pues tenía el pecho descubierto). —Es solo que aún duele un poco pensarlo. Sobre todo si en algún punto todos fuimos una "familia feliz". —explicó, pasando sobre su cabeza una camiseta verde oscuro que encontró.
—Ey, tranquilo, grandote. —Jake (a como pudo) se puso de pie para abrazar a su novio, pese a que este le daba la espalda mientras se peina frente a un espejo. —Sé que no es fácil. Pero, si lo piensas, nada en la vida lo es realmente. Y recuerda que no estas obligado a que te agrade automáticamente: es el padre de Fiore, no el tuyo. Solo sé cortés y dale a entender a Fio que no tienes nada en contra de él.
—A diferencia de lo que ella piensa de ti. —Tom soltó un bufido y Jake le pellizco el brazo, aunque esto solo lo hizo reír más. —¿Que? No dije ninguna mentira.
—Agh, lo sé... —El peliazul enterró su rostro en la espalda del más alto, suspirando con frustración. —Pero no quiero que tú hermana menor me odie.
—Podria dejarte y dejaría de odiarte. —Bromeó el de ojos cían. Jake rodó los ojos.
—Sabes que eso no pasará. -responde, acercándose a la cama del pelinegro para buscar su camisa perdida entre las sábanas. —Ella seguiría odiándome aunque lo hicieras.
—Es cosa de tiempo, ya lo superará. Lo prometo. —Luego de ponerse una camiseta blanca, Tom se puso su suéter cían y se miró así mismo al espejo. Después, se giró para ver a su pareja, quien se había metido nuevamente en la cama para continuar buscando su camisa. —Creo que deberías ponerte una bufanda.
—¿Por qué lo dices? —preguntó desde el colchón el peliazul. Tom le sonrió con suficiencia y algo de coquetería, señalando discretamente el moretón en el cuello del chico.
—Con suerte, Miriam no lo note. Pero dudo de los demás chicos cuando lleguemos a casa de Aiden.
Fue ahí cuando las mejillas del peliazul se tiraron de rojo carmín, dándole el aspecto de una fresa.
—...Eres un idiota. —responde, sonrojado, cubriendo con su mano el moretón antes mencionado en su cuello.
—Oye, yo no fui el que pidió que no me detuviera en el acto.
—¡Calla! —Tom empezó a reírse aún cuando Jake le arrojo una de sus almohadas a la cara. —Ve abajo, me cambiaré y te alcanzaré después.
—¿Me estás echando de mi propia habitación? —el pelinegro le sonrie con burla y levanta una ceja.
—¡Y le diré a tu abuela que te haga dormir en el porche si sigues haciendo de payasito! ¡Shu, anda abajo!
No pasó mucho tiempo para que Jake finalmente encontrara su camisa blanca de manga larga con estampado de sandías, se la puso rápidamente y después buscó un suéter que pudiera robarle a su novio en su armario.
Fue cuando Jake escuchó una puerta abrirse en el primer piso que se apresuró a bajar las escaleras, sintiendo el suave roce de la barandilla bajo sus dedos mientras descendía con rapidez. Al llegar al pie de las escaleras, se encontró con Tom saludando a tres personas frente a la puerta: Miriam, su abuela, Fiore, su hermana pequeña, y...
—¿Profesor Alec? —preguntó extrañado el peliazul. Tom no estaba lejos de tener la misma expresión en el rostro.
El moreno de lentes miró con genuina sorpresa a sus dos alumnos de su clase de álgebra. —Así que tú eres el famoso hermano mayor de mi hija de quién tanto me han hablado.
—¡Miriam! ¿Por qué no me dijeron que el padre de mi hermana es mi profesor de álgebra? —exclamo el pelinegro, confuso y levemente avergonzado. Su abuela puso las manos en su cadera y lo miró con regaño.
—¡Tom Xavier Robinson! —Jake tuvo que apretar los labios para evitar soltar su carcajada reprimida. —¡No seas descortés con el señor Alec! Ahora ve a la cocina a poner la mesa, trajimos comida china para cenar.
—¡Pero...!
—Vamos, Xavi, te acompaño a la cocina. —Jake mira con burla al azabache, mientras este le hace cara de malas pulgas y se dirigen hacia el ya mencionado lugar. Ahora tiene con que molestarlo de ahora en más.
—Es que yo no puedo creerlo. De verdad. De todas los hombres, ¿¡Él!? ¿¡Mi profesor de álgebra!? ¡Esperaba que al menos fuera alguien medianamente parecido a Ryan Gosling!
—Ay, por favor. No seas ridículo. Deberías estar feliz por tu hermana. Además, Alec es estadísticamente atractivo. —replica Jake, apoyándose en un mueble de la cocina mientras ve a Tom lavar los trastes de mala gana.
—Estoy feliz de que mi hermana tenga una figura paterna, pero ¿Por qué tenía que ser específicamente él la figura paterna?
—No lo sé. Pregúntaselo a tu mamá. —Jake levanta las manos en señal de rendición al recibir la mirada asesina por parte del de ojos cían.
—A veces no se de qué lado estás.
—No hay ningún lado, mi amor.
—Pues parece que estás de su lado.
—¿Que te pasa con los lados? -Jake se cruza de brazos y ve con desgano a su novio, quien suelta un suspiro pesado y apoya sus manos en el lavavajillas. —Cielo... —Jake se acercó al pelinegro y apoyo su mano en el hombro del más alto. —Sé que es frustrante y molesto para ti, pero, si te sirve de algo, no estás obligado a interactuar con él siempre. Aún así, creo que lo mejor que puedes hacer es no perder tu compostura y ser educado. Después de todo, no tiene la culpa de... Bueno, tu lo sabes.
—Lo sé, te juro que intento que esto no me moleste. Pero... Es muy frustrante.
—Tranquilo, Tom. Estará bien. —El de ojos rasgados dejo un suave beso en la mejilla del pelinegro. —Iré a guardar nuestra ropa, nosotros iremos a la casa de Aiden para la noche de películas. ¿Está bien? No te estanques en ese sentimiento negativo.
Tom no dijo mucho más y se quedó ahí, de pie frente al lavavajillas mientras escuchaba los pasos de su pareja subir las escaleras de madera hasta el segundo piso.
Unos suaves golpes en la pared llaman su atención, y dirige una mirada sde reojo hacia el sitio de donde proviene dicho sonido.
—Hey, ¿Puedo pasar?
Alec entra a la cocina con una expresión serena en el rostro, reconociendo la incomodidad palpable en el ambiente. Dirige una mirada comprensiva hacia Tom, reconociendo su malestar. Tom se encoge de hombros y el hombre de lentes lo toma como un permiso para poder seguir hablando.
—Tom, entiendo que esta situación pueda ser difícil para ti. Quiero que sepas que no tengo intenciones de causarte problemas o de interferir en tu vida de ninguna manera. Solo quiero asegurarme de que Fiore esté rodeada de amor y cuidado, como cualquier padre querría para su hijo. —Alec habla con sinceridad, buscando calmar las preocupaciones del pelinegro.
Tom asiente, sintiendo un poco de alivio al escuchar las palabras tranquilizadoras de Alec. Aunque todavía le resulta difícil aceptar la presencia del hombre en su vida, aprecia su sinceridad y su disposición para tratar de entender su perspectiva.
—Lo entiendo, señor Alec. Aprecio su preocupación por Fiore, pero espero que también comprenda que esta situación es complicada para mí. —Tom responde con cortesía, tratando de mantener la compostura a pesar de su incomodidad.
Alec asiente con comprensión, reconociendo la validez de los sentimientos de Tom.
—Por supuesto, Tom. No quiero hacer que te sientas incómodo en tu propio hogar. Prometo hacer todo lo posible para que las cosas sean lo más llevaderas posible para todos. —Alec ofrece una sonrisa amable, esperando que sus palabras puedan aliviar un poco la tensión en la habitación.
Tom asiente con agradecimiento, sintiendo un poco de alivio al ver la actitud comprensiva de Alec.
—Gracias, señor Alec. Lo aprecio. —Dice Tom con sinceridad, reconociendo el gesto de su profesor.
Alec asiente una vez más antes de retirarse de la cocina, dejando a Tom con una sensación de alivio y gratitud por su actitud comprensiva. Aunque todavía enfrenta desafíos con la presencia de Alec en su vida, al menos sabe que ambos están dispuestos a intentar llevarse bien por el bienestar de Fiore.
Antes de marcharse, Tom se aseguró de pedirle disculpas formalmente a Alec por su actitud inicial, y de la misma forma se disculpa con Fiore y Miriam. Miriam le agradece, aunque Fiore no le preste ni atención: pues está muy concentrada dirigiendo su mirada matadora a Jake.
Con las mochilas sobre la espalda y tras dejar a su familia y a aquel hombre cenando en la cocina, Tome dirige una media sonrisa a su novio.
—¿Listo? —preguntó Tom con una risita, abriendo la puerta para que Jake saliera primero.
—Claro, ahora solo es esperar que no nos metamos en problemas en el camino. —respondió Jake, devolviéndole la sonrisa mientras salían de la casa y se dirigían hacia el auto de Miriam estacionado en la entrada.
Una vez dentro del auto que Miriam le prestó, Tom encendió el motor y comenzaron su corto viaje hacia el supermercado y la pizzería, pues Aiden les había solicitado algunos snacks y tambien recoger un par de pizzas que ordenaron para esa noche. Mientras conducían por las tranquilas calles del vecindario, Jake sacó su teléfono para leer el mensaje de Aiden y asegurarse de que recordaba correctamente lo que necesitaban comprar.
—Bueno, tenemos que comprar palomitas, algunas bebidas y recoger unas pizzas en el camino. ¿Qué más necesitamos recordar? —preguntó Jake, deslizando el dedo por la pantalla de su teléfono para leer el mensaje de Aiden.
—Creo que eso es todo. Lo único que espero no olvidar son mis pastillas para dormir. —respondió Tom, manteniendo la vista en la carretera mientras conducía con cuidado.
—Lo tengo cubierto, Xavi, las empaque en tu mochila antes de salir de tu casa —dijo Jake, guardando su teléfono en el bolsillo mientras observaba el paisaje pasar por la ventana del auto.
—Ya no me digas así.
—¿Así como, Xavi? —Jake alega no saber de lo que habla. Tom suelta una risa seca.
—Eres un tonto.
—Mentira, soy encantador. Y aunque fuera un tonto, igual me amarías.
—Claro.
Después de unos minutos de viaje, llegaron al supermercado y entraron juntos, dirigiéndose directamente hacia la sección de snacks y bebidas. Con cuidado, seleccionaron varias bolsas de palomitas y algunas botellas de refrescos, asegurándose de elegir los sabores favoritos de sus amigos.
Con las compras en mano, salieron del supermercado y se dirigieron hacia la pizzería para recoger las pizzas que habían encargado. Después de un breve intercambio con el empleado, salieron con las cajas de pizza en manos y regresaron al auto para continuar su viaje hasta la casa de Aiden.
Una vez estuvieron, fueron recibidos por una lluvia de almohadas y gritos de reclamo por parte de todos los presentes en la casa.
—¡Oigan, nos harán tirar la pizza, cuidado! —exclamo Tom, tratando de cubrirse de los ataques mientras sostenia las cajas de pizza.
—¡Eso les pasa por llegar tarde! Llevamos dos horas esperando comida.
—¿Que no hay cereales en la alacena? —inquiere Jake, levantando la ceja.
—Eso no es comida real. Además, eres tú el que sabe cocinar comida de la buena. —reclama Ellie.
—Oye, no pueden depender de mi siempre que tengan hambre. ¿Que tal si me muero mañana?
—¿Quien eres, mi abuela? No digas esas cosas tan feas. Por ahí dicen que atraes lo que dices. —regaña Aiden.
—Ya, ya. Lo siento. Pero bueno, acá está su cena. Ahora háganme espacio en ese sillón.
El resto de la noche, lo pasaron bastante ameno. Rosa dio inicio a una guerra de almohadas que terminó cuando las luces se cortaron y todos gritaron de pavor (excepto Gabby, quien se rio como desquiciada).
Aparentemente, todos quedaron traumados de por vida con 'El Resplandor' cuando, mientras aún seguían sin luz, llamaron a la puerta. Y cuando James se ofreció a abrir la puerta, dos siluetas oscuras fueron iluminadas por la luz de un rayo que sonó tan fuerte que hizo a todos gritar de pánico.
Al final solo eran Hunter y Tess quienes se habían atrasado en llegar a la pijamada. Y sin dudas esa bienvenida los asustó mucho más a ellos que a los demás.
Era una nueva mañana, aunque bastante fría. Y de no ser porque Maxine sabía que estaba en casa, habría confundido su sala de estar con algún barrio pobre dónde todos dormían en el suelo, uno sobre otro. La ama de casa suspiro, tratando de esquivar brazos y piernas de los adolescentes tendidos en el suelo, profundamente dormidos.
El único despierto era Jake, quien en la cocina, se encargaba del desayuno. Maxine sonrió al verlo: siempre lo había querido como a un hijo suyo.
—Buenos días, Jake. —el peliazul, quien no había caído en cuenta de la llegada de la mujer, se dió la vuelta rápidamente para encontrarse con la sonrisa de Maxine.
—¡Buenos días! Lo siento por el desastre, me encargaré yo mismo de limpiar cuánto este grupo de mendigos se vayan. —el muchacho se rio, contagiando su risa a Maxine. —¿Quiere café?
—Gracias. —aceptó gustosa la castaña, tomando asiento en una de las butacas mientras observaba a su ahijado cocinar. —¿Se divirtieron anoche?
—Fue bastante lindo tener a todos los amigos reunidos. Aunque llovió mucho.
—Me alegra oir eso. —sonrió la adulta. —Y dime, ¿Has sabido algo de tu hermano?
—Hemos hablado por chat, Pero nada más. Llevo un tiempo sin verlo, tal vez debería decirle un día que salgamos.
—¿Por qué no ahora? —Jake se giró nuevamente para ver a Maxine, quien sostenía su teléfono en cuya pantalla brillaba el nombre «Shawn» mientras vibraba.
—Hablando del rey de Roma... ¿Puede cuidar el desayuno por mi? Para que no se queme. —Maxine asintió, poniéndose en pie para acercarse a la cocina. —¿Hola? ¿Shawn?
—¡Brother! Al fin respondes. Te llamé 14 veces como mínimo, ¿Por qué no respondías?
—¿Me llamaste? Perdon, probablemente no me di cuenta porque pongo el modo avión al dormir. Cómo sea, estoy divagando, ¿Que pasa?
—Ah, si. Tengo una situación. Código P.A.E.P.
—¿P.A...? ¿Qué?
—¡P.A.E.P! Abreviación: "Perrito adorable en problemas". —Jake suspiró. A veces su hermano era un poco melodramático y tenía la extraña necesidad de ponerle un nombre a todo lo que hacía. —Ayer, mi novio y yo encontramos a un pequeño Golden retriever en un callejón cerca de nuestro apartamento. Tiene parásitos en su estómago y una infección en el oído, además le falta pelaje y está muy golpeado y... Ay Jake, sabes lo mal que me pone ver animales sufrir o llorar.
—¿Tan malo es? Bueno y ¿Que puedo hacer para ayudar?
—Sé que es mucho pedir, Pero ¿Podrías venir a ayudarnos con el cachorro? Y también me gustaría que nos ayudes a buscarle un hogar.
—Uhm, bueno... Veré qué puedo hacer ¿Si? No quiero depender mucho de Maxine o Tom para llevarme a lugares cuando necesito transporte... Diablos, me vendría bien sacar la licencia de conducir.
—¿Vendrás entonces? O puedo ir yo mismo por ti, de todas formas no quiero seguir escuchando el llanto del cachorro. Me está matando, Jake.
—Sé que te duele más a ti que a él, Pero tranquilo, seguramente se recuperará. Entonces ¿Vendrás tu por mi? —Shawn hizo un sonido afirmativo del otro lado de la línea. —Bien, te esperaré.
—¡Gracias! Eres el mejor hermano del mundo. Sin ofender a Rachel, en paz descanse mi preciosa hermana. En fin ¡A-adios!
Shawn no le dió tiempo a Jake de responder nada más cuando colgó la llamada abruptamente. El peliazul suspiro. A juzgar por como se le rompió la voz al final de dicha llamada, diría que mencionar a Rachel, como no, le daban ganas de llorar. Shawn siempre fue el más emocional de los tres... O bien, dos.
—¿Te tienes que marchar? —pregunto Maxine, quien había estado siguiendo la conversación de los hermanos.
—Shawn llamo, efectivamente. —empezo a contarle a la mayor el chico, mientras Maxine servia los huevos y tocino en varios platos. —Me llamó por un perrito que encontró herido en el callejón.
—Oh no.
—Dijo que vendrá por mi para que lo ayude con el cachorro. No sé por qué cuando puede llevarlo a una veterinaria cercana, pero no voy a llevarle la contraria a estas alturas. —Maxine soltó una risilla ante el comentario del peliazul.
—Bueno, Pero al menos desayuna antes de que llegue tu hermano ¿Si, cariño?
(...)
Cuando Aiden se animó a abrir los ojos y levantarse de su saco de dormir, le dolía la espalda por haber dormido en el suelo. Con paso tambaleante y aún algo atontado por el sueño, se acercó a la cocina en busca de su madre, a quien encontró terminando de servir el desayuno.
—Buenos días, cielo. —saludó como siempre su madre, sonriente. —¿Cómo dormiste?
—El suelo no es una buena cama. —admitio el de cabello bicolor. Maxine dejo escapar una risilla en lo que servía café en una taza, y Aiden tomaba asiento en una de las butacas. —¿Dónde está Jake?
—Su hermano vino a recogerlo hace como media hora. Vendrá hasta más tarde, Pero antes de irse les dejo el desayuno hecho. —Explico la mujer castaña, acercándose a su hijo y teniendole un plato con la comida. Los ojos de Aiden brillaron.
—¡Genial! Su comida es igual de buena que la tuya. —Maxine sonrió.
—Puedes desayunar y darte una ducha después. Yo iré a llamar a tu padre para ver cómo les está yendo a él y a tu hermana.
—Bueno. Por cierto ¿Por qué es que Shawn vino por Jake?
—No se los detalles, Pero Jake dijo que su hermano tuvo una situación con un cachorro mal herido. Y ya sabes lo sensible que es Shawn: dónde escucha llorando a un perrito, él llora con él. —Aiden ladeó la cabeza, dándole la razón en eso a su madre.
—Tiene sentido. Después le escribiré para saber cómo le fue.
(...)
—¿Soñaste con Rachel? —inquirió el mayor de los Allen, viendo confuso a su hermano. El de cabello azul suspiro y asintió levemente con la cabeza.
—Y no algo lindo, precisamente... —Estoy algo nervioso, ¿Sabes? No suelo recordar mis sueños, y dicen que cuando los recuerdas son señales del futuro.
Ambos hermanos se encontraban en la sala de espera de la veterinaria, luego de que Shawn recogiera a Jake de la casa de los Bouchard y se dirigieran hacia el apartamento donde vivía el pelirrojo. El novio de Shawn, Maurice, cuidaba del pequeño Golden retriever cuando los hermanos llegaron. Shawn de encerró un rato en el baño para evitar escuchar los quejidos del cachorro cada vez que se le tocaba lo más mínimo. Después de llamar al veterinario para pedir consulta, Maurice los llevó a la veterinaria para que el animal pudiera recibir la atención adecuada, pero la espera por noticias del cachorro estaba matando a Shawn de ansiedad.
—¿Que sucedió?
—Rachel me advertía de algo. —musitó Jake. —Dijo que debía cuidarme, pues un peligro me acecha. Pero no sé de qué puede tratarse.
—¿Que hay de esa chica? La que me dijiste que amenazó a tu amigo. —Shawn frunció el ceño, claramente molesto por la idea de que una loca había amenazado a su querido hermano menor.
—¿Ally? Tengo entendido que no han sabido nada de ella hasta el momento, Pero la policía sigue buscandola. —el peliazul suspiro. -Pero tienes razón, es peligrosa por su inestabilidad.
—No quiero que te pongas en peligro. -El pelirrojo con la cicatriz en el rostro apartó la vista de su hermano. —Tal vez no deberías ir a la fiesta de graduación.
—¿Que? ¿Por qué?
—Estarias demasiado expuesto. No quiero arriesgarme a que te pase algo.
—No tengo cinco años, Shawn. Casi soy un adulto. No necesitas protegerme.
—Rachel me dijo lo mismo. Y mira dónde está. -Shawn se abrazó a si mismo, sin dignarse a ver al menor. Jake suspiró con pesadez.
—Shawn... Entiendo tu preocupación, pero, no necesitas protegerme. Si te consuela, prometo cuidarme ¿Si? —Shawn calló. —No tengas miedo de perderme, no me iré a ninguna parte.
En ese momento, la veterinaria salió de una de las habitaciones. Era una mujer pelirroja de ojos verdes y una gran sonrisa.
—¡Doctora Izzy a su servicio! —dice con alegría la mujer. —No se preocupen, chicos, el cachorro está fuera de riesgo. Es cuestión de tiempo para que se recupere. ¿Quieren pasar a verlo?
—Muchas gracias, doc. Solo denos un momento. —pidio con amabilidad Shawn, forzando una sonrisa. La mujer pelinaranja (quien pareció no darse cuenta del sentimiento en los rasgos del chico) asintió con una sonrisa y se retiró a una de las salas. —Escucha, Jake, no voy a discutir contigo por esto ni tampoco obligarte a tomar decisiones con las que no estás de acuerdo. Comprendo que no eres un niño como el pasado, y puede que para ti sea un paranoico de mierda que quiere controlarte, Pero...
—Shawn. —interrumpio Jake, con una mirada severa. —Está bien. Mira, yo sé mejor que nadie lo que viviste por culpa de nuestros padres, yo también lo sufrí. Rachel también lo sufrió. Pero te lo dije antes y te lo vuelvo a repetir: su muerte no fue culpa tuya, no debes sentirte responsable por ello.
—Pero... Yo soy... ¡Yo soy el hermano mayor, Jake! —exclamo el pelirrojo, con ojos vidriosos. —Se supone que es mi trabajo y responsabilidad cuidar de ustedes. Y falle. Dejé que Rachel se ahogara en su dolor, y cuando se quebró y no pudo más...
—Tu tenías tus propios problemas. Shawn, literalmente papá te golpeaba todos los días con una maldita regla de metal, y mamá casi te mata el día que te hizo esa cicatriz. Créeme que siempre me di cuenta lo que hacías por nosotros, y eso me provocaba muchísima culpa. Ver cómo aceptabas recibir los golpes dirigidos a mi y Rachel, esa cicatriz en tu rostro cuando te metiste en medio para protegerme... Tu siempre hiciste lo que un buen hermano mayor haría, cuidar a sus hermanitos menores, y sufriste por ello. Ya pasaron más de cinco años. Deja de sufrir por eso, por lo que pudo haber Sido y no fue. No eres un mal hermano. Solo otra víctima del inevitable maltrato.
Shawn no pudo más y rompió a llorar, sosteniendo su cabeza mientras temblaba. Jake lo abrazo y lo dejó ser, después de todo, el mayor de los Allen cargaba con muchas culpas y arrepentimientos. La muerte de Rachel le había dolido mucho en su momento, y a veces tenía bajonazos emocionales de recordarlo. Pero el daño que recibió Shawn luego de eso, no de comparaba al suyo. Se encerraba en la habitación, ignorante de lo que pudieran hacerse sus padres, y lloraba día tras día sin intención de comer o beber agua. En más de una ocasión, Jake tuvo que taclearlo y tumbarlo al suelo cuando lo descubría intentando darse auto misericordia con una soga atada al techo. Le rompía escuchar a su hermano gritar hasta desgarrar su garganta, rogando que lo dejase acabar con su vida patética y miserable.
No fue sino hasta que empezó a salir con Maurice, cuando Jake le contó todo lo que Shawn y el habían vivido en el infernal ambiente familiar donde fueron criados con tratos inhumanos, cuando la pareja del pelirrojo le empezó a pagar psicólogo. Y pese a que ya estaba considerablemente mejor que en el pasado, tenía ciertos episodios cada cuanto de ataques de ansiedad que lo hacían temblar, llorar y hasta vomitar.
Más tarde, ese día, Maurice volvió a la veterinaria a recoger al par de Allen. Shawn estaba más tranquilo y estaba arrullando al pequeño cachorro en sus brazos. Maurice le preguntó a Jake si sería mucha molestia que él se encargara del cachorro, pues debido a que el apartamento donde vivían ambos no permitisn mascotas, no podrían cuidarlo.
—¡Yo no tengo ningún problema, amo a los cachorros! Pero tendré que preguntarle a Maxine y Daniel. La casa es suya, después de todo.
—Nosotros hablaremos con ellos. —aseguró Shawn, sonriente, contemplando al perrito entre sus brazos. —Es tan adorable... Creo que lo llamaré Sterling.
—Mi amor, el perro no será nuestro.
—A mí me gusta. —admitió Jake, levemente avergonzado. —suena cool, tiene cara de Sterling.
—¡Sterling será! Oww, que lindo que es.
Tras agradecerle a la veterinaria por la ayuda con el cachorro, los tres de subieron al auto de Maurice, un Toyota verde musgo. Jake estaba en los asientos traseros haciéndole piojito al pequeño Golden retriever, Shawn en el asiento copiloto había caído presa del sueño y su cabeza descansaba en la ventana y Maurice conducía. Era algo tarde y el cielo se había oscurecido, las calles, por suerte, estaban casi vacías y el tránsito era relativamente poco, así que no tardaron más de 40 minutos en llegar a lo de los Bouchard, donde fueron recibidos por Maxine, Aiden y Tom.
Maurice se presentó ante la mujer adulta como la pareja de Shawn, y le explicó el asunto con el cachorro (habían dejado al pelirrojo descansando en el auto). Entre tanto, Tom y Aiden se peleaban por la atención del peliazul, el de cabello bicolor argumentando que tenía prioridad por ser el mejor amigo, y el azabache lo mismo, por ser su pareja.
Al final, Maxine acepto la idea de dejar a Sterling quedarse con ellos, lo que los puso muy alegres a todos.
—¿Piensas quedarte otra noche más? —preguntó Jake a Tom, abrazando su brazo.
—Eso me gustaría, Pero ya recibí como 10 llamadas perdidas de Miriam y me reclamó por no haber regresado antes como prometí ayer. Así que te veré mañana en la fiesta. —el de ojos cían besó los labios de Jake y lo abrazo con cariño. —Te amo.
—Tambien te amo. Hasta mañana. ¡Y conduce con cuidado! No tengo dinero para pagar la funeraria.
Tom sonrió mientras se despidió con un gesto de su mano antes de subir a su auto. De la misma forma, Maurice lo abrazó y se despidió, no sin antes agradecerle por haber acompañado a Shawn ese día.
—Lleva unos días actuando más ansioso de lo normal y la verdad, me tenía muy preocupado. No quería comer ni tomar sus medicamentos para la depresión. —el hombre rubio suspiró, rascando su nuca. —Sin contar las veces que se despertó llorando en la noche después de tener un mala sueño. Estaba pensando seriamente en llevarlo al hospital.
—Tambien estoy preocupado. —admitio Jake. —Shawn siempre ha Sido hipersensible, y las cosas que le suceden le afectan mucho más de lo que se considera sano. Personalmente te recomendaría, para mantenerlo tranquilo y en su lugar feliz, acompañarlo mientras ve películas de Disney o películas de perros. Cualquiera que no involucre la muerte de algún perro, a menos que quieras verlo llorar en serio.
Maurice bufó, con una sonrisa leve en el rostro. —Hablaré con él, siempre se guarda sus problemas para él mismo porque cree que será una molestia para todos, y en consecuencia, acaba por ahogarse en su propia miseria y dolor. Y definitivamente eso no es sano. Bueno, gracias nuevamente, Jake. Eres un buen hermano, estás siempre al tanto de Shawn aunque tú prioridad deben de ser sus estudios.
—Es que él es... Lo único que tengo. No quisiera verlo sufrir de nuevo. Por eso lo cuido tanto. Aunque no le digas que yo dije eso, le dolería en su ego de hermano mayor.
—Claro. Nos vemos, Jake.
Se despidió el pelirrubio, subiendo a su automóvil y marchándose. Jake suspiró, dejando su vista perderse en un punto fijo. Se sentía agotado.
No volvió en sí sino hasta que sintió un lametazo en su mejilla, al ver de reojo, era Sterling quien lo veía alegre, moviendo su colita. Y Aiden lo sostenía con firmeza para evitar que se cayera.
—¡Es genial que ahora tengamos un perro! Siempre he querido mucho a Patches, Pero los Golden son realmente lindos.
Jake se rio ante el comentario de su mejor amigo, dándole un par de palmadas en la cabeza.
—Segun la veterinaria, ya está desparasitado y vacunado, así que lo único que tenemos que hacer es vigilarlo para que no se abran las suturas de sus heridas. —el peliazul señaló a su amigo la cicatriz que tenía el Golden en su patita izquierda. —O de lo contrario, se le puede hacer una infección.
—Ten por seguro que nadie cuidara a este bebé tanto como yo. —sonrio con orgullo Aiden. —Solo espera a que Emma lo vea, probablemente sea la primera vez que la mires tan contenta: esa mujer ama a los perros, sobre todo a los de raza grande y que son entrenados para ser perros guardianes.
Continuaron teniendo una larga charla sobre perros mientras estaban en la sala de estar viendo televisión. Entre tanto, Maxine hacia la cena y Sterling descansaba en las piernas de Jake. Quien después de cenar, cayó dormido en el sofá de la sala de estar con el cachorro sobre su regazo. Aunque Maxine y Aiden lo despertaron para que pudiera ir a descansar en su cama en su propia habitación (recientemente hecha para él): pues mañana sería un día importantísimo para ambos muchachos y debían estar bien descansados.
Aunque... Todo parece ir extrañamente bien. ¿No creen?
—¡Despierta, Ellie! ¡Despierta! —la zanahoria- quiero decir, Ellie, se despertó con pereza al sentir saltitos en su colchón. Tratándose de un alegre Aaron quien reía y saltaba con bastante energía. —¡Ya salió el señor sol!
—Aaron... Es muy temprano, enano. Deja dormir. —suplicó Ellie, con voz ronca, tratándo de cubrirse con su cobija.
—¡Les hicimos el desayuno a ti y a Gabby!
—Bajaré en un minuto.
Aaron sonrió con suficiencia y finalmente se bajó de la cama de Ellie, corriendo escaleras abajo en dirección a la cocina. Ellie sonrió y suspiró, finalmente despidiéndose de la comodidad de su cama para buscar ropa más cómoda.
Ese día era el mas importante de toda su vida, sería su graduación del colegio. Ellie no tenía idea de qué esperar de ahora en más del futuro, Pero no estaba dispuesta a atormentar su mente con pensamientos negativos o ansiosos, así que se limito a concentrarse en vestirse.
Una vez lista con una blusa gris y pantalones jean azules, bajó a desayunar con la familia de Gabby, aunque también eran ya como su familia también. Aaron estaba en la mesa desayunando con alegría y los demás hermanos de Gabby estaban en la sala de estar jugando con la consola. Mientras la nombrada revisaba el periódico, sentada en la mesa.
—Buenos días, amor. —saludó la pelirroja, con expresión somnolienta.
—¡Mi amor! Buenos días. Ven, sientate conmigo. —pidio la morena con una gran sonrisa. La pelirroja no opuso resistencia y se sentó con ella. —Esto lo trajo el cartero esta mañana, va dirigido a tu nombre.
—¿A mí? —pregunto con confusión la pecosa. Gabby asintió. Se veía emocionada.
—¡Viene de la escuela de moda a la que enviaste tu solicitud hace 3 meses! ¿No recuerdas? —la expresión de Ellie cambio radicalmente, un leve sonrojo provocado por la emoción de formó en sus mejillas pecosas, y sus ojos turqueses se fijaron en la carta entre sus manos.
—Yo... No quiero hacerme ilusiones...
—¡Abrela, abrela! —pidio Gabby, con un brillo en sus ojos.
La pelirroja suspiro, tratando de liberar la tensión acumulada. Lentamente abrió el papel y leyó su contenido, sumida en concentración.
Aaron dejo de lado su desayuno y se acercó a ambas chicas para saber qué estaba pasando, pero el pequeño, incapaz de leer, suspiró con frustración e hizo un puchero, deseando aprender a leer pronto.
—¿Y bien? ¿¿Que dice?? —inquirió Gabby.
—Yo... Entré. Entre al programa de moda.
—¡Ellie! —Gabby se puso de pie junto a Aaron (el menor dando brinquitos y aplaudiendo con alegría) y abrazo con fuerza a su novia, feliz por ella como nunca lo había estado. —¡Es fantástico!
—Claro, fantástico...
—¿Que sucede? ¿Por qué te ves tan po o emocionada?
—Es que... El programa es en Nueva York, y es realmente caro, Gabs. No-No tengo el dinero ni los recursos para pagarlo. Tendría que hacer gastos como el transporte, en los materiales para trabajar, las clases adicionales, talleres y todas esas cosas... A-Ademas, incolucraria estar lejos de ti y yo no quiero-
—...Ellie. —Gabby tomo de los hombros a su pareja y la miro a los ojos. —¿Te estás escuchando, mi cielo? No quiero que hagas a un lado tu sueño por mi. Sé que los gastos son muchos, Pero sabes que no estás sola. Nunca lo estás. Veremos cómo nos arreglaremos con eso después.
—Gabby... Que hice para merecer a alguien tan fantástica y hermosa como tú.
Ellie sonrió, perdidamente enamorada, y abrazos la morena, quien correspondió sin dudar al gesto.
—No pensemos en esto de momento ¿Si? Hoy es un gran día, y nada puede arruinarlo.
(...)
—Aiden dijo que me queda mejor la pajarita roja, así que como no podemos ir iguales, tú usa una corbata.
Hunter miró mal a James, algo ofendido. Se encontraban en una tienda de trajes buscando lo que usaría esa noche, pues a diferencia de todos, Hunter fue el único que olvidó por completo el asunto del baile de graduación y no compró a tiempo su ropa. Así que James se ofreció a acompañarlo, pero como se aburrió después de un rato de recorrer tiendas, llamó a Tom para que les hiciera compañía y diera su opinión, de paso.
—Ni siquiera se ponerme una corbata. —replico Hunter.
—Para algo tienes novia y madre. —responde Tom con aburrimiento. —Viejo, date prisa. Tengo que llegar a mi casa para poder vestirme y estar listo para la fiesta. No puedo estar aquí todo el día solo porque no te decides por una estúpida corbata.
—¡Cállate, Tom! Tu subestimas la importancia de una corbata en el traje.
—...¿Acabas de decirme que me calle?
—Oi, oi, oi. No peleen, par de sonsos. —intervino James, poniéndose entre Tom y Hunter al ver que el azabache de ojos cían se acercaba amenazantemente hacia el pelinegro de menor estatura.
—Los negros no pueden opinar.
—¡No soy negro! Soy color cartón mojado. Y la verdad es que incluso yo soy más claro que ustedes. —James se cruzó de brazos con fingida indignación y sonrió para sus adentros al ver las expresiones ofendidas de sus compañeros.
—¿Sabes que? James tiene razón. No con lo de ser claro, sino con lo de no pelear. No nos ayudará en nada. Así que Hunter, deja de ser un imbécil y decídete de una maldita vez por una de las malditas corbatas. Me vale un carajo cuál elijas, de todas formas nadie te prestará atención en la fiesta.
—¿¡Disculpa!? Ok, ¿Sabes que? Me niego a moverme de este lugar hasta que esté tipo me pida una disculpa. —Hunter y Tom se fulminaron mutuamente con la mirada, cruzados de brazos.
—Sabes que las cosas están mal cuando yo tengo que ser la voz de la razón... —susurró James para si mismo, tomando el puente de su nariz entre sus dos dedos y suspirando profundo. —Tom, pídele perdón.
—Pero...
—¡Pídele perdón! —repitio el moreno, mientras Hunter lo veía, sonriendo con burla. Tom maldijo entre dientes y peinó su cabellera oscura hacia atrás.
—Bien. Lo siento...
—Gracias.
—...Siento que seas un imbécil inútil.
—¡Maldito cretino! Yo lamento que Jake terminara con un idiota con cerebro de pasa como tú.
—¡No te metas en mi relación con mi novio!
—¡Probablemente seas tan poco considerado que no le escribas cartas a diario repitiéndole lo hermoso que es!
—¿¡Fuiste TÚ!?
—...¿No...?
—¡Ven aquí, inútil! ¡Voy a quebrarte tu cuello escuálido!
James ni siquiera se esforzó en detener a Tom cuando se abalanzó dónde Hunter con ansias asesinas. En cambio, de decidió por tomar una corbata azul oscuro e ir a cobrar. Mientras tanto, uno de los encargados de la tienda sacaron prácticamente a escobazos a los dos azabsches que seguían peleando en el suelo como perros con rabia.
—Quisiera decir que no los conozco, Pero uno es el novio del mejor amigo de mi novio y el otro es novio de la ex novia de mi mejor amiga. Es una larga historia. —le dijo a la encargada cuando está le dirigió una mirada de perturbación.
Cuando James salió, Tom y Hunter estaban sentados en el asalfato de la calle, cruzados de brazos como dos niños regañados. El de tez oscura y piercings suspiró.
—Caminen, par de idiotas. Tenemos una fiesta para la cual prepararnos.
(...)
En casa de Aiden, en su habitación exactamente, el mencionado se encontraba viendo su reflejo mientras de reojo veía a Jake peinar a su amiga pelirroja.
La chica de pecas parecía estar reprimiendo sus gritos de dolor, odiaba que la peinaran, Pero si por ella fuera, iría al baile sin peinar.
—Entonces ¿Cuál es el plan? —preguntó Aiden, poniéndose algo de brillo en su rostro.
—Tom pasará por nosotros dentro de más o menos una hora. Si es que no me atraso demasiado con el maquillaje de la zanahoria quisquillosa.
—No puedes apresurar esto. —la pecosa se señaló así misma con una pose diva.
—Si, si, como digas. —Jake rodó los ojos. —Entomces, de ahí iremos por James, Hunter y Tess, quienes estarán con él en su casa. Gabby vendrá con Tom desde su casa ya que son vecinos, así que por esa parte, todo nice.
—Pero no vamos a caber todos, somos muchas personas. —reflexionó Ellie.
—Alguien va a tener que llevar a otra persona sobre sus piernas. —respondió Jake, tomando el cabello de su amiga mientras trataba de hacer la coleta que tenía planeada.
—Espero que seamos yo y Gabs...
—¿Qué?
—¿Qué? No dije nada. Cállate.
Aiden se rio levemente ante las palabras de sus amigos.
—Me da curiosidad ver cómo James y Tom se han vuelto tan amigos. Incluso con Hunter.
—Aunque escuché que hace no mucho se agarraron como gatos en una tienda. No me imagino haber estado en el lugar de James, que pena. —suspiro el peliazul.
—Rayos, me hubiera gustado ver eso. —dice Ellie. Jake le da un par de palmadas en el hombro, dando a entender que ya terminó de peinarla. Ellie se puso de pie y se situo al lado del de cabello bicolor, contemplando su reflejo. —¡Diablos, Jake! ¡Está genial! Gracias. Ya no tendré que ir a la peluquería a pedir que me peinen.
—¿Cuál gracias? Me debes 10 dólares. —Jake se empezó a reír cuando Ellie le arrojo una almohada que tenía cerca.
—Oye Ellie, ¿Vas a planchar tu vestido?
—Carajo, casi lo olvido. —la pelirroja se dirigió hacia el armario, dónde estaba colgado en un gancho su vestido rojo vino. —Ya regreso.
—Eso nos da tiempo de platicar. —Aiden se dió la vuelta para dejar de ver su reflejo y ver a su querido amigo, quien estaba sentado en la cama del de cabello bicolor. —¿Creíste que no notaría el chupón en tu cuello el día de la pijama?
—¡PERO...! ¿Co-como lo notaste? —la sangre se le subió al rostro y lo hizo parecer un tomate, estaba realmente apenado. Aiden se encogió de hombros.
—Traias una bufanda, que ni siquiera era tuya, por cierto. Creo que era obvio. —Jake suspiro, y agachó la cabeza, deseando que la tierra se lo tragase. —Ya entiendo por qué no me contestabas las llamadas antes, estabas demasiado ocupado mordiendo almohadas.
—¡Cállate! Enano metiche. —Jake se cruzó se brazos y oculto su rostro en la almohada que anteriormente, Ellie le había arrojado. —Que vergüenza...
—¿Entonces, realmente lo hicieron? —Aiden miro con aire malicioso a su amigo, sentándose a su lado. —¿Cómo fue?
—Bueno, yo... No sé sintió mal. Digo, ugh... Es vergonzoso decirlo en voz alta.
—Oye, somos amigos. No hay nada de qué apenarse. Solo no me des exceso de detalles. —con estás pequeñas palabras, logro sacarle una sonrisita al de cabello azul, lo suficiente como para calmarlo.
—Se sintió bien... Claro, fue extraño al principio porque fue mi primera vez. Pero saber qué estaba haciéndolo con alguien que me ama mucho y a quien también amo me tranquilizó.
—Aww eso es demasiado tierno. Estoy feliz por ti. —Aiden le sonrió al peliazul y le dió palmadas en la espalda.
—¿Tu crees? Para mí aún es raro pensar en ello. —admitio, riendo con nervios.
—Pues claro, Pero es normal. No tienes que sentirte mal.
—Gracias, enano.
En ese momento, Ellie volvió a la habitación, está vez con el vestido planchado en sus manos.
—Okay, par de ñoños, necesito que me ayuden a ponerme esta cosa.
Aiden y Jake compartieron miradas. Ambos pensaban lo mismo.
(...)
Jake, Ellie y Aiden estaban listos y vestidos, esperando en la entrada de la casa del último. No esperaron mucho más de dos minutos cuando un bonito Volkswagen golf rojo se estacionó en frente de la casa.
—¿Necesitan que los lleve? —Dijo Tom, cuando bajó el vidrio de la ventana para ver a los chicos. Ellie rodó los ojos, al contrario, Jake sonrió..
—Gracias, amable caballero.
—¡Ellie! —exclamó Gabby al ver a su novia. —Estás preciosa. ¡Te queda muy bien el rojo!
—Gracias, linda. Tu estás hermosa también.
—Bien, esto es lo que haremos: como los asientos traseros son solo tres, Lo mejor es que Gabby lleve a Ellie, James a Aiden y Hunter a Tess. Recen para no encontrar a la policía del tráfico y nos haga una multa por exceso de personas. —informo el de ojos cían. Nadie pareció inconforme con el plan.
—De hecho, James me escribió hace un rato, dijo que te dijera que iría con Sophie y Kai, así que no llevaremos realmente a tantas personas.
—¿Entonces Hunter dónde estará?
—Dice... Cerca de la parada de autobús que está a unos 100 metros de aquí. —leyó el de cabello bicolor en su pantalla.
—Eso suena más conveniente. Bueno, demonios prisa. Quedan 10 minutos para las seis en punto, no podemos atrasarnos más.
Una vez estuvieron todos listos, Tom puso en marcha el auto y se dirigio hacia el lugar donde tenían que ir. Tardaron apenas unos 5 minutos en llegar hasta la parada de autobús donde Hunter y Tess los esperaban. Tal como habían planeado ya que no había mucho espacio, Gabby llevaba en su regazo a Ellie mientras Tess iba sobre Hunter. Y Aiden, claro, en el centro de ambas parejas.
—Dios, que nervios. —susurró Jake, una vez estuvieron frente a su institución. Estaba decorado por globos blancos y azules y por un gran cartel en la entrada del edificio que decía "¡Feliz Graduación 🎓!"
—Muy bien, llegó la hora. —dice Tom. —Ultimo día en este colegio de mierda.
—Tom.
—¿Que? ¿Me dirás que no?
—El problema en si no es el colegio, sino los estudiantes de mierda. —responde Ellie. —Pero si, el ninja tiene razón. ¿Vamos ya? Necesito probar ese alcohol. Sophie prometió que traería vino.
—Ellie, prometiste que no beberías está noche. —le recordó Tess. Pero la pelirroja ya había bajado del auto del de ojos cían.
—Yo la cuidare, espero que no se meta en ningún problema o estará presa por al menos 6 meses. —dice Gabby.
—Creo que he escuchado mucho el número 6 últimamente... Pero seguramente sean imaginaciones mías. —dice Tom, saliendo con las llaves del vehículo.
—Vamos, cariño, hay una fiesta que nos espera.
—ALLY, BAJA ESA PUTA PISTOLA AHORA MISMO. —Hunter, histérico, se encontraba en frente de Tess de forma protectora.
—Despues de todo lo que pasamos juntos... ¿Así me pagas, Hunter?
—Ally, por favor. Detén esto. ¡Es una locura! —sollozó Tess. —¿Que no somos amigas?
—Yo también solía creer eso. Pero, si yo no puedo ser feliz... ¡NADIE LO VA A SER!
—Yo confíe en ti... ¿Por qué?
—¡Debes detenerte antes de que alguien salga herido! ¡Te lo ruego!
—¡Mueranse todos, malditos bastardos!
Un disparo cortó el aire, y...
Esperen ¿Cómo llegamos a esto? ¿Que fue lo que llevo a este desenlace?
(...)
5 horas antes.
El gran gimnasio del instituto Tipiskaw estaba transformado en un escenario vibrante y festivo para la graduación. Al entrar, los estudiantes fueron recibidos por una explosión de color y energía. Los globos blancos y azules adornaban el techo, ondeando suavemente con la corriente de aire. En las paredes, grandes carteles felicitaban a la clase de graduados con letras brillantes y confeti esparcido por doquier.
El ambiente estaba impregnado de emoción y anticipación, con risas y charlas animadas llenando el aire. La música pulsaba en el fondo, creando un ambiente festivo y alegre que invitaba a bailar y celebrar.
En el centro del gimnasio, una pista de baile iluminada con luces de colores invitaba a los asistentes a moverse al ritmo de la música. Alrededor, mesas decoradas con centros de mesa elegantes ofrecían un lugar para descansar y disfrutar de la compañía de amigos y seres queridos.
El aroma de la comida y las bebidas tentadoras flotaba en el aire, estimulando los sentidos y agregando aún más al ambiente festivo. Los camareros circulaban entre la multitud, ofreciendo bocados deliciosos y refrescantes cócteles para deleitar a los invitados.
En resumen, el gimnasio del instituto Tipiskaw estaba transformado en un escenario de celebración, donde la alegría y la emoción se unían para crear recuerdos inolvidables para todos los graduados y sus seres queridos.
—¡Chicos, llegaron! —Lake y Rosa se acercaron a recibir a los recién llegados, en compañía de Kai y también James, aunque este se fue directo a abrazar a Aiden y repartir besos en todo su rostro.
—¡Lo hicimos! —exclama Gabby con alegría. —Oh, ¿Y Sophie?
—Está por allá tomando un vaso de agua. Es raro en ella. Le gusta probar el alcohol siempre que tiene la oportunidad.
—Iré a ver cómo está. —Dice Gabby, yéndose con rapidez de ahí. Ellie miró extrañada a su novia, sintiendo la necesidad de saber lo que pasaba.
—¡Vamos a bailar! —sugirio Tess, tomando la mano de Hunter y dirigiéndose hacia la pista.
James y Aiden los siguieron en compañía de Rosa, Lake, Jake y Tom mientras que Kai se fue en compañía de Ellie a mostrarle la mesa donde estaban sentados todos.
Ahi, Sophie hablaba con Gabby en voz baja sobre algo que obviamente, Ellie no alcanzaba a escuchar. Pero Gabby parecía preocupada a juzgar por tomo tomaba su mano, y Sophie se veía muy deprimida.
—Hey, Sophie. —saludó la pelirroja, buscando llamar la atención de la castaña. Logrando su cometido.
—¿Que tal, Ellie? Yo hablaba un poco con Gabs sobre mi nuevo pez... Ella sabe de mascotas.
"Que excusa más boba" —Entiendo, entiendo. Oye, veo que el vestido, como esperaba, te queda de maravilla. —Sophie sonrió.
—Gracias. Con esto me suben dos rayitas más del autoestima. —bromea la castaña, logrando hacer reír a todos los cercanos.
—Bueno chicas, las dejo, iré a ver si encuentro a Maggy. Quiero bailar mi primer vals con ella. El segundo será en nuestra boda. —Kai se acomodó su corbatín y se fue en la búsqueda de su amada, mientras comía un cupcake de lustre azul.
—Y ahí va un marihuano. —bufa Ellie. —Yo iré a ver si encuentro algún ponche arreglado. ¿No quieres venir conmigo, Sophie?
—E-estoy bien así, gracias...
Ellie miró con sospecha a la castaña, Pero no dijo nada más y se fue a buscar lo que había mencionado antes.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Gabby.
—Me he sentido mejor, la verdad. —dice, con cierto sarcasmo, pero no lo dijo de mala forma. —No he querido comer nada. Me duele muchísimo el abdomen y me siento satisfecha con tan solo un vaso de agua a medio llenar. Mis padres están como locos y no dejo de sentirme culpable. Siempre me cuide mucho, no entiendo si fue algo que hice mal para haberme enfermado...
—No, claro que no. —la interrumpió Gabby. —No haz hecho nada malo, no fue culpa tuya enfermarte. No puedes controlar algo tan terrible como eso.
—Lo se, quizás por eso me siento impotente e inútil... Carajo. —Sophie sostuvo su cabeza entre ambos brazos, viendo de reojo su piel ligeramente amarilla.
—No te ves muy bien. No deberías haber venido en tu estado, ni siquiera puedes comer. —reflexionó Gabby, preocupada.
—Estoy bien, de verdad. O bueno, lo estaré. Pero no quiero perderme está fiesta. Tenias razón, Gabs. —la castaña de piel pálida y amarillenta contempló con una sonrisa triste a la morena. —Quiero que los recuerdos que forme está noche me acompañen hasta el día que de mi último aliento, vivir todo lo que pueda vivir hasta que Dios decida que es lo hora de ascender al reino de los cielos. Ah, Pero soy tan horrible persona... He actuado por impulso, he sido grosera y he tratado mal a más de una persona, he pecado tanto de palabra como de acción. Dudo mucho que sea digna de entrar al cielo a estas alturas.
—¡No digas esas cosas! —exclamó Gabby, con ojos vidriosos. —Eres de las mejores personas que he conocido en toda mi vida además de Ellie. No juzgas a los demás por su aspecto y siempre esperas lo mejor de la gente, sabes perdonar hasta a quienes no lo merecen. Siempre tratas de ayudar y poner a los demás antes que a ti misma, sin contar que sabes cómo ponerte en los zapatos de la otra persona y sabes qué decir en los momentos adecuados. Cuando alguien se siente mal y necesita un abrazo, estás ahi, cuando alguien necesita ser escuchado, estás ahí, cuando alguien está hundiéndose en su propia miseria, le extiendes la mano y lo ayudas a luchar y levantarse una vez más. Quien diga que Sophie es una mala persona, no podría estar más equivocado, porque sí: tienes tus fallas y tus defectos, pero es por eso que somos humanos; somos perfectamente imperfectos, y son nuestras imperfecciones las que nos dan nuestra escencia. Lo que nos hace nosotros. Eres una buena persona, no digas lo contrario.
Sophie calló ante el sermón de la de tez morena, sin saber bien cómo reaccionar. Las únicas personas que le habían dicho algo así en toda su vida, eran sus amigos más íntimos, Kai y James, su familia, sus padres, y su pareja, Emma. Pero escucharlo de alguien con quién apenas ha tenido unas cuantas vagas conversaciones, le conmovió el corazón. Saber que incluso personas ajenas a su círculo interno piensan eso de ella, no podría hacerla más feliz.
—Idiota, no me hagas llorar. —se quejó Sophie, limpiando una pequeña lágrima que se le había escapado. —Gracias, Gabby. Ahora mismo tengo 100 problemas, Pero acabas de resolverme uno de ellos.
Gabby sonrió con genuidad y la abrazó con cariño.
—Vas a vivir una vida larga y plena, Sophie. Yo me aseguraré de eso.
(...)
Ya habían pasado horas desde que la fiesta había iniciado, y todos estaban enloqueciendo debido a la música y el alcohol mezcladas con el horario nocturno. Mientras que Gabby se quedó con Sophie acompañándola en la mesa, los demás chicos se la pasaron en grande, festejando, bailando y charlando como buenos amigos que eran.
Tom y Jake estaban con James, Aiden, Ellie, Hunter y Tess, bromeando mientras bebian "ponche", cuando una chica de piel morena y un hermoso cabello castaño atado en una coleta que llevaba un vestido amarillo se les acercó.
—Perriya. ¿Que mierda quieres? Es muy temprano para que vengas a molestar. —dijo Ellie con desdén en cuanto la vio acercarse. Tom veía de la misma forma que Ellie a la chica de raíces hindúes, pero ero se abstuvo de hacer algún comentario.
—Hola... Ellie, te ves muy hermosa.
—No vas a comprarme con halagos baratos.
—Ey, ey. Calm down, guys, ¿Recuerdan? —dice Jake, tranquilizador. —Riy solo quiere hablar con ustedes, especialmente con Aiden, Tom y contigo, Ellie.
—Lo lamento muchísimo. —Riya hizo una referencia de exactamente 90 grados, su cabeza casi tocando el suelo. Tanto Aiden como Tom y Ellie quedaron boquiabiertos, y Tess y Hunter callaron, observando el drama. —Sé mejor que nadie que una disculpa no será suficiente para compensar todas las barbaries que les hice pasar a cada uno. Cometí errores una y otra vez sin aprender nada de ellos, me siento fatal. Dejé que el sentimiento negativo y el pensamiento precoz de perder a mis únicos amigos me corrompiera y terminé lastimando a las personas más preciadas para mí. Y en tu caso, Tom, realmente lamento mucho lo que te hice en la primaria. Comprendo que me odies y repudies mi existencia, y que no existe ni existirá excusa para lo que te hice pasar. Aún así, necesitaba pedirles una disculpa formal a ustedes tres. Realmente me arrepiento de mis actos, y de ahora en más me esforzaré en ser una persona de bien.
—Wow... Esa fue... Una dosis extrema de honestidad. —admitió Tom, algo aturdido por aquella disculpa que, definitivamente, no esperaba.
—Bueno, yo no tengo nada en contra de ti realmente, Riya. —dice Aiden, sonriendo levemente. —Jake me contó un poco de la conversación que tuvieron el otro día, y en parte entiendo el miedo que tuviste a perdernos.
—Sin embargo, tus métodos y la forma en la que saboteaste nuestras relaciones fueron excesivamente innecesarios. Aún así, respetaste nuestros secretos, y al final solo hablaste porque te amenazó de muerte una psicópata. —añadió Ellie. —Pero temo que para mí es muy pronto, acepto tus disculpas, si, pero quiero mantener distancia contigo.
—Yo te perdono, Riya. —volvio a decir Aiden, y los ojos chocolate de la morena brillaron con ilusión. —Se de buena fé que no eres una mala persona, solo tuviste malas influencias.
—Si Jake y Aiden te pueden perdonar... —habló está vez el de ojos cían, dando unos pasos al frente para quedar frente a frente a la morena. —Yo también puedo hacerlo. Sobre todo porque lo nuestro quedó en la primaria, y no viviré estancado en algo que sucedió cuando teníamos 8 años.
Los ojos oscuros de la morena lagrimearon y ella derramó lágrimas, conmovida.
—Gracias, chicos. No olvidaré esto nunca.
—Quien quiere ver novelas turcas cuando puedes ser testigo del drama humano del instituto Tipiskaw. —murmuró Hunter a su novia, y Tess se rió con ganas.
—Un momento, ¿Y Jake? —ante la pregunta de Tom, todos se pusieron a buscar con la vista al peliazul. —Estaba aquí hace menos de un minuto.
Hunter ahogó un grito y dejó caer la copa de vidrio que sostenía, siendo sostenido por Tess cuando está vio que se tambaleaba.
—Ally. —solo alcanzó a decir. Y no hizo falta ninguna palabra más cuando el sonido de una bala se oyó desde el exterior.
La música se apagó al mismo tiempo que eso sucedió, además las luces se apagaron, un apagón debido a un rayo que cortó la electricidad.
Tom no dudó en dejar atrás su vaso con su bebida y correr hacia el exterior con desespero, siendo seguido por los demás.
Gabby y Sophie, que se dieron cuenta del alboroto, no dudaron en ir tras sus amigos para saber que sucedía. Afuera llovía a mares. Y lo primero que todos vieron al salir fue a una castaña de abrigo negro y bufanda roja con un arma en mano, apuntando a un muchacho peliazul.
(...)
Unos minutos antes, al mismo tiempo que Riya pedía disculpas a los chicos.
Jake se alejó del grupo cuando cayó en cuenta de la presencia de cierta pelicastaña que lo observaba desde un rincón de la sala, bastante desapercibida para muchos. El chico frunció el ceño cuando vio a la chica de lentes hacerle una seña con la cabeza, señalando el exterior del gimnasio donde estaba lloviendo.
Podría haberse quedado donde estaba, si, pero Jake no tenía intenciones de continuar con aquella locura, y ya había pensado seriamente en hablar personalmente con Ally al respecto: está era la ocasión adecuada para ello.
Ignorando el mal presentimiento que lo invadió cuando empezó a dirigirse hacia el exterior, se quedó de pie bajo la lluvia, conteplando a aquella castaña que tantos problemas les provocó a él y sus amigos.
—Ally, ¿Que es lo que quieres? Asumo que quieres hablar conmigo, si me hiciste venir hasta aquí.
La castaña se quedó en silencio por un par de segundos.
—Por qué... —Jake tensó el cuerpo ante las primeras palabras de la castaña. —Por qué a pesar de todo, ¿Hunter no me eligió a mi?
—No lo sé, ¿Tal vez porque lo amenazaste con un arma de fuego?
—¡Tu no lo entiendes! ¡Nadie lo entiende! —exclamó, alterada. —Hice lo que cualquiera hubiera hecho para mantener a su persona amada a su lado, sin embargo siempre fuiste tú. Tu fuiste el problema todo este tiempo, Jake Allen.
—¿De que estás hablando?
—Desde que el llegó y te vio por primera vez... Lo supe... Supe que Hunter de amaba. Tal vez lo siga haciendo, pero prefiere conformarse con Tess... Yo pensé que si me declaraba antes de que el se diera cuenta de sus verdaderos sentimientos, podría conseguir algo. Pero él... ¡El me rechazó!
Ally apretó el gatillo de su pistola y le apuntó con más ganas de Jake, quien por instinto, llevó su mano a su pecho, temiendo lo peor y paralizado por el pánico.
—¡Incluso traté deshacerme de ti, lo intenté todo! ¡Pero eres una maldita cucaracha indeseable en este mundo asqueroso! Pero no importa... Porque a partir de hoy, nadie recordara el nombre de Jake Allen. Yo misma me aseguraré de eso.
—ALLY, BAJA ESA PUTA PISTOLA AHORA MISMO. —Jake miró de reojo a su costado, viendo a Hunter y Tess llegar en compañía de sus amigos.
—Despues de todo lo que pasamos juntos... ¿Así me pagas, Hunter?
—¡JAKE! ¡Alejate de ahí! ¡Es peligroso! —exclamó Ellie, corriendo hacia su amigo ignorando el dolor en sus pies por culpa de los tacones.
—¡Si yo no puedo ser feliz, nadie aquí lo será!
—¡Ally! ¡Baja la puta arma ahora! —Grito está vez Tom, tratando de llegar hacia Jake.
—Ally, por favor. Detén esto. ¡Es una locura! —sollozó Tess. —¿Que no somos amigas?
—Yo también solía creer eso. Pero, si yo no puedo ser feliz... ¡NADIE LO VA A SER!
—Yo confíe en ti... ¿Por qué?
—¡Debes detenerte antes de que alguien salga herido! ¡Te lo ruego!
—¡Mueranse todos, malditos bastardos!
Un disparo cortó el aire, y...
Tess sintió su cuerpo ser empujado hacia el frío suelo, soltó un quejido de dolor por la fuerza con la que fue golpeada, pero su dolor se esfumó cuando se dió cuenta de lo que había sucedido.
Tom soltó un grito desgarrador que seguramente dañó su garganta, Aiden empezó a llorar desconsolado y Ellie y Rosa se lanzaron sobre Ally para detener su ataque, recibiendo Ellie un balazo en el brazo al tratar de quitarle el arma de fuego.
—¡JAKE!
Tess rompió a llorar al ver que Jake la había empujado para salvarle la vida, pues el disparo había ido dirigido hacia su persona, y el muchacho de peliazul se tambaleaba, aturdido. Sintiendo está vez, la herida real en su pecho que lo iba manchando lentamente por espesa sangre.
Fue entonces que Ally, pese a lo golpeada que estaba gracias a Ellie, empezó a reír.
—¡Ese idiota! ¡Lo logré! ¡Me deshice de él! ¡Y un carajo que no te matara, Tess, tarde o temprano te mataré! ¡Los mataré a todos!
—¡Tom, Jake! —avisó James al azabache, pero este no le respondió, se limitó a correr hacia el peliazul y llegó a tiempo para poder sujetar su cabeza y evitar una desgracia mayor.
—Jake... No... —Tom tomó las mejillas de su novio entre sus manos y lo contempló con gran tristeza y dolor, Jake no dejaba de toser sangre y Tom de rememorar el trauma de su pasado infantil, tratando de hacer presión sobre su herida.
—Rachel, perdóname... Por no hacerte caso.... Trataste de protegerme... —Tom abrazó al peliazul, llorando desconsolado. Pues el chico estaba empezando a alucinar. —Perdoname también, Tom... Rompí mi promesa...
—¡Cállate, no gastes mas aire hablando! Estarás bien, estarás bien, carajo... Tienes que estarlo....
Para esos momentos, Rosa y Lake tenían a Ally inmovilizada para evitar cualquier otro ataque. Y Ellie, sosteniendo su brazo con dolor, se acercó junto con Aiden a donde estaba Tom con el mejor amigo de ambos.
—Gracias por estar conmigo, Tom... Por haberme protegido y amado...
—¡No te protegí un carajo, Jake! —lloraba el de ojos cían. —¡Jake, por favor, aguanta!
—No deja de sangrar... —señaló Aiden, derramando lágrimas de sus ojos turqueses.
—Jake, ya viene una ambulancia en camino, solo tienes que aguantar. ¿Podrás hacerlo? —Ellie, tratando de verse tranquila, contempló a su mejor amigo. Pero Jake tenía la mirada perdida en el cielo lluvioso, su pecho subía y bajaba y el sangrado que Tom se esforzaba en detener, no frenaba. —¡Jake, respóndeme!
—No sé... Si pueda... Hacerlo.... —musitó, casi sin aliento. —Duele... Rachel... Ayúdame....
—No, no, no ¡No! ¡Jake, quédate conmigo, por favor! —suplicó entre gritos y llanto Tom, tomando la mano pálida de su novio. —¡Quédate conmigo, por favor! ¡No me dejes! ¡No mueras! ¡Te lo ruego Dios, por favor, no lo dejes morir! ¡No me lo quites a él también!...
—Recibió la bala por mi... —se lamentó Tess, llorando en los brazos de Hunter, quien a su vez, lloraba también. Y el cielo lloró con ellos esa fría y oscura noche.
—Cómo fue que llegamos a esto... —sollozó Aiden, siendo abrazado por James. —¿Cómo terminamos así...?
El sonido de las gotas de lluvia fue poco a poco acallado por el sonido de la sirena de la ambulancia y la policía. Y el pecho de Jake dejó de moverse antes de que llegaran.
—Esta noche, en el instituto Tipiskaw, un incidente tuvo lugar el día de la graduación de los jóvenes de esta generación. Tristemente, el incidente provocado por una estudiante de conductas violentas llamada Ally Smith, terminó con dos heridos, y uno de ellos de gravedad. Les brindaremos más información en unos momentos. —decia la reportera de la televisión. Daniel, padre de Emma y Aiden, miraba con alarm a la noticia, y no evitó dirigir una mirada a su hija mayor.
—Emma, ¿Puedes llamas a tu hermano? —la pelinegra miró a su padre, y asintió, afirmativa.
Pero no hizo falta que la mujer marcara al teléfono de su hermano, pues en cuanto tomó su teléfono celular, la pantalla se iluminó: Aiden la estaba llamando. Y ella respondió sin dudarlo.
—¡Aiden! —exclamó, sin poder ocultar su ansiedad. —¿Que carajos paso? ¡Están en todas las noticias!
—Emma... —escuchar a su hermano llorando y con la voz rota solo la puso más nerviosa. —Ally le disparó a Jake en el pecho.
—¿¡Qué!? ¿¡Cómo!?
—E-ella llegó al instituto, iba a disparar a T-Tess... Pero J-Jake se puso en medio y... Y el recibió el impacto en su lugar... Estamos en el hospital esperando noticias.
—Mierda, esto no es bueno... —Murmuro Emma, sin saber bien que sentir o pensar. —Calmate, enano. Si tuvo suerte, no me habrá dado en el pulmón. Probablemente lo sometan a cirugía, Pero estoy segura de que estará bien. Es fuerte.
—Lo se... Pero tengo miedo, Emma.
—Tranquilo, iré con ustedes en cuanto disminuya la lluvia. —aseguró la mujer.
—Pero... Hay algo que debes saber. Por favor, no te alteres. —aquellas palabras hicieron a Emma cerrar con fuerza el puño. —E-Es sobre Sophie...
—Aiden. —la voz de Emma se escuchó severa, Pero por dentro sentía su sangre congelarse.
—Ella... Ella no fue herida por Ally, Pero en cuanto llegamos al hospital, colapsó. Gabby nos confesó que Sophie le dijo que ella... Ella está enferma. Tiene cáncer de hígado. Y ha estado muy mal.
—No necesitas decir más, voy para allá. —sentenció Emma, y sin dejar a su hermano decir nada mas, colgó la llamada.
Se dirigió a su padre y le hizo una breve explicación de lo que pasó en Tipiskaw, y logró convencerlo de prestarle el automóvil para volver a su hogar.
—Ve con cuidado, no conduzcas molesta. —le pidió su padre antes de ver a su hija irse con las llaves en mano.
El aguacero golpeaba con furia el parabrisas del automóvil mientras Emma conducía hacia el hospital. Las luces de la ciudad parecían difuminarse entre la cortina de lluvia, creando un paisaje borroso y sombrío que reflejaba su estado mental. El sonido del motor era apenas audible sobre el estruendo de la tormenta, y cada relámpago iluminaba el interior del coche, revelando la tensión en el rostro de Emma.
El miedo y la incertidumbre se apoderaban de ella, como una sombra que se extendía por su corazón, oscureciendo cualquier esperanza de un final feliz. Los pensamientos se agolpaban en su mente, como una tormenta de emociones descontroladas. ¿Cómo podía haber pasado esto? ¿Cómo podía suceder algo tan terrible en lo que debería haber sido una noche de celebración?
Las lágrimas se mezclaban con la lluvia en sus mejillas mientras luchaba por mantener la calma. Jake, herido y en peligro mortal, su novia, enfrentando una batalla contra una enfermedad cruel, y todo parecía desmoronarse a su alrededor. ¿Qué más podía salir mal?
El eco de las palabras de Aiden resonaba en su mente, recordándole la fragilidad de la vida y la brutalidad del destino. ¿Cómo podía enfrentar la posibilidad de perder a alguien más, a alguien que amaba?
El camino se extendía interminable frente a ella, una oscuridad que parecía devorarla, y Emma se sentía atrapada en medio de una pesadilla de la que no podía despertar. Cada kilómetro que pasaba solo aumentaba su desesperación, y el tiempo parecía detenerse en un cruel juego de espera.
El hospital apareció finalmente frente a ella, una masa imponente de hormigón y luces parpadeantes en medio de la noche lluviosa. Emma estacionó el auto con manos temblorosas y salió corriendo hacia la entrada, donde la incertidumbre y el miedo la esperaban en el interior.
Ahora no podía hacer nada más que ponerse de rodillas, pedir perdón hasta por haber nacido y rogarle a Dios por misericordia y la vida de su amada.
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Buff, me ha costado llegar hasta aquí la verdad. Pero no podría estar más orgullosa de mi trabajo.
...
¿Por qué todos me apuntan con escopetas y lanzas?
ÆÆÆÆÆÆÆ 👹👹👹👹👹
Antes de que traten de asesinarme, recuerden que esto no ha terminado todavía ¡El epílogo ya está en proceso, esperen lo mejor!
Estoy pensando seriamente en hacer un Live en tik tok respondiendo a cualquier duda que tengan sobre mi o sobre el fanfic. Pero bueno, ya veremos qué sale.
Muchas gracias por tanto apoyo y paciencia, los amo mucho lectores míos <3
¿Que fue lo que más les gustó del capítulo? ¡Déjenme saberlo en los comentarios!
Posdata: G_Not_Found no se hace responsable de traumas ni estabilidades mentales/emocionales rotas, tampoco pagará por terapias ni psicólogos.
¡Guttobai!
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