🔘|•EPILOGO•|🔘
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꧁༺ 𝓒𝓪𝓸í𝓽𝓾𝓵𝓸 23 ༻꧂
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Emma entró al hospital con paso apresurado y el corazón en la garganta. Sus ojos aguados delataban su pánico y dolor por la presente posibilidad de perder a la persona que más apreciaba en ese mundo de mierda.
—¡Fuera de mi camino, a un lado! —Emma empujó a unas personas que se topó mientras corría con desespero, hacia la entrada del hospital. Esquivó al guardia de seguridad que custodiaba la puerta y entro, estando completamente empapada por culpa de la lluvia que aún no se detenía.
Solo podía preocuparse por dos cosas ahora: la salud de Sophie y la de Jake.
Tardo unos momentos en encontrar a su madre, y cuando lo hizo, está se veía angustiada.
—¡Emma! ¿Cómo llegaste tan rápido? —exclama Maxine.
—¡¿Dónde está Sophie?! —exigió saber la mujer, con ojos vidrios y tomando de los hombros a su madre.
La castaña la miró con expresión triste.
—Está bien, cariño. Los médicos están tratándola. Pero parece que su cáncer estaba muy avanzado y... No hay garantías de que pueda recuperarse por completo.
—¿Y-Y qué hay de Jake?
—Está en urgencias en estos momentos, en cirugía. Shawn está muy mal... —Maxine se quedó viendo al pelirrojo, quien estaba sentado en las gradas afuera del hospital "¿Cómo fue que no lo ví?" —no ha querido hablar con nadie y está ahí fuera desde hace media hora, llorando. Debe de ser una horrible experiencia para él, no es la primera vez que vive esto...
—Hablaré con él. —dijo Emma, limpiando su rastro de lágrimas en sus mejillas. —Solo avísame cuando pueda ver a Sophie.
Maxine asintió, y con eso, Emma volvió a la entrada del hospital, no sin antes detenerse a observar el otro panorama. En las sillas de la sala de espera, los amigos de los chicos lloraban devastados. La mujer sintió un fuerte nudo en la garganta al ver a su hermano menor llorar en los brazos de su novio, siendo consolado por este. —"No quiero que muera, James. No quiero perder a mi mejor amigo..." lloraba Aiden, con la voz rota y su respiración entrecortada haciendo temblar su pecho. Emma no podía ver su rostro, puesto que el menor se cubría la cabeza y cara con sus dos brazos, pero podía imaginar su desastroso rostro aperlado empapado por saladas lágrimas de dolor, un dolor que ella compartía y entendía.
Incapaz de quedarse allí más tiempo por la vergüenza que le daba ponerse a llorar ahí mismo, Emma se giró sobre sus talones y se dirigió hacia la entrada del hospital.
Cuando estuvo nuevamente afuera, un aire frío chocó contra su rostro y la espabiló, el cielo oscuro y lúgubre indicaban que era bastante pasada la noche. El sonido de los autos atravesar la autopista, la gente corriendo con desespero por el asfalto para alejarse de la lluvia acosadora, los semáforos que iluminaban la calle con sus coloridas luces para guiar a los conductores... todo parecía tan normal, y eso llenaba de coraje y envidia el corazón de la mujer. ¿Por qué todos podían vivir sus vidas como si nada en esos momentos, cuando ella podría perder a dos personas realmente significativas en su vida? Le parecía tan injusto por parte del universo, de Dios, de quien sea que estuviese ahí arriba, siendo testigo de su desgracia, y, sin embargo, sin atreverse a mover ni siquiera un dedo para ayudarla.
—Shawn... ¿Puedo sentarme?
Emma miró con duda al pelirrojo mayor, quien le daba la espalda, por tanto, la mujer no veía su expresión. Sin embargo, lo conocía, y su silencio le bastó para saber que el pobre y devastado muchacho tenía más que el corazón destrozado, y se ahogaba en su propia miseria sin alertar a nadie para no causar molestias.
No obtuvo una respuesta inmediata, Pero cuando vio al muchacho asentir levemente con la cabeza, lo tomo como un permiso para sentarse a su lado, cosa que hizo.
—Yo se lo dije... —lo oyó musitar la pelinegra. —Le dije que no fuera al baile y se alejara de esa chica....
—Shawn.... Lo siento, sé que no es fácil para ti revivir una experiencia como está.
—Claro que no... La última vez que entre a un hospital, mi hermana salió en un condenado ataúd. —sollozo Shawn. —No puedo perder a Jake, Em.
—Ni yo puedo perder a Sophie. —suspiró Emma, sintiendo nuevamente el nudo en su garganta. —No sería lo que soy sin ella. Mi vida no significaría nada. Pero tú ... ¿Cómo sobreviviste a este dolor tan brutal?
—Créeme, no lo hice. —respondió el pelirrojo de cicatriz. —Cuando Rachel murió, una parte de mi se fue con ella. Era mi todo. Ahora Jake es mi todo, y también puede morir. Pero, definitivamente, no sobreviviré a perderlo también...
Emma se limitó a abrazarlo, sumidos en un silencio triste y melancólico.
—Jake estará bien. —le aseguró Emma, pese a dudar de sus propias palabras. —Y Sophie... También debe recuperarse. Tiene que hacerlo...
Shawn la miro de reojo, dudoso y no completamente seguro de las palabras de su vieja amiga. Sin embargo, se abstuvo de hacer algún comentario.
—Tu sabes... ¿Que fue lo que pasó, exactamente? —La oyó preguntar entonces. Emma, sentada a su lado, no le dirigía la mirada, pues la mantenía clavada en sus propios pies. Shawn asintió con la cabeza.
—Esa chica, Ally, burló a la seguridad del instituto y se coló en la fiesta. Fue a por Jake y estalló, se tornó agresiva y le iba a disparar a una de las amigas de Jake y Aiden, Pero Jake se interpuso antes. Le disparó en el pecho y ahí fue cuando llamaron a emergencias y a la policía...
—¿Dónde está esa psicópata?
—La están buscando, al parecer, huyó de la escena cuando llegó la policía.
—¿Por qué huiria de la nada? —Emma frunció el entrecejo, confusa. Entonces, Shawn la miró, perplejo.
—¿No te lo dijo Aiden? —pregunto el pelirrojo.
—¿Decirme qué? Shawn, que diablos fue lo que pasó...
El pelirrojo dejo de observar a la mujer azabache y suspiró, rascando su nuca, viéndose agotado y a punto de colapsar nuevamente.
—Shawn. —insistió Emma. —Dime que fue lo que pasó.
Unos segundos de breve silencio que, sin embargo, parecieron eternos, bastaron para hacer al Allen mayor retomar la palabra.
—Cuando llegó la ambulancia para Jake al colegio, a lo que me contó Ellie que sucedió, James y Rosa junto a otros más fueron a guiar a la ambulancia hacia donde estaba sucediendo todo el problema. Entonces, Aiden tuvo un ataque de pánico por el estrés de la situación, y como James no estaba, Hunter lo abrazo y ayudo a qué se calmará. Ally, pese a estar ya inmovilizada, se las arregló para soltarse y sacarse una navaja del bolsillo con la cual planeaba apuñalar a tu hermano.
—¿Que...? ¿Entonces...?
—Entonces Sophie apareció. —la interrumpió Shawn, y Emma sintió su sangre helarse y su corazón detenerse por una fracción de segundos. —Ellie dijo que... Al ver lo que Ally se proponía, Sophie fue la de reflejos más rápidos y se interpuso entre Ally y tu hermano. Ella recibió el cuchillazo y por desgracia, le dio en su hígado. —finalizo Shawn, abrazándose así mismo al sentir escalofríos en la nuca. Emma estaba completamente congelada, incapaz de pronunciar palabra alguna. —Lo siento mucho, Em...
—Esa idiota... —Emma agachó la cabeza, viendo en el suelo sus lágrimas caer junto a las gotas de lluvia. —Hizo exactamente lo mismo que hubiera hecho yo.
—Con un poco de suerte, ella estará bien, Em. No te... no te preocupes. Es seguro que pueda salvarse, j-junto con Ja-Jake... Mierda. —Shawn se acarició la cien, llorando e hipeando. —No, no... ¡No! No ahora. No un puto ataque ahora...
—Tranquilo, tranquilo... —Emma, quien derramaba lágrimas silenciosas, abrazó con algo de fuerza a Shawn y tomó sus manos para evitar que este se rasguñase el rostro. La mujer sentía el cuerpo del pelirrojo temblar y sus sollozos ahogados apaciguaron el ruido del aguacero.
Emma no dijo nada al respecto, pues Shawn lo último que necesitaba era su negativismo en esos momentos. Sin embargo, ella lo sabía. Lo presentía.
Solo un milagro celestial podía salvar la vida de su amada, a esas alturas.
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La ansiedad de Tom, concentrada en sus piernas, lo hacía caminar de un lado para el otro mientras se mordía el labio inferior. Hacía ya cerca de una hora que Jake había llegado al hospital y fue mandado a urgencias para tratar su herida. La doctora que les prohibió la entrada cuando este quiso meterse en la sala donde tenían a su novio a la fuerza, les dijo que la herida era bastante severa, y no había garantías de que Jake pudiera sobrevivir a algo tan grave.
—Diablos, amigo. Deberías sentarte. —Le dijo James, viéndolo preocupado. En los brazos del moreno, Aiden se encontraba profundamente dormido tras haber pasado un buen rato llorando, y, sin embargo, fuertemente aferrado a este. —Caminar como un ansioso no apresurará la cirugía de Jake.
—Lo sé, lo sé... Ugh, pero no- No puedo solo sentarme y tratar de calmarme ¿Okay? Es difícil. Muy, muy difícil...
Recuerdos dolorosos que le provocaban arcadas fuertes y un dolor inmenso en su triste corazón, como si lo estuvieran apuñalando no con uno, sino con decenas de alfileres. Quería huir, y a la vez, quedarse hasta que le dijeran algo sobre Jake. Ansiaba llorar, sus ojos picaban rogando por desahogarse, y, sin embargo, por su orgullo, no lo hacía. Su cansancio mental por las emociones experimentadas durante las últimas era lo único que no lo hacía pretender serenidad ni firmeza.
Pues no la tenía. No ahora que la vida de un pilar esencial de su vida corría tanto peligro.
Mientras que Ellie lloraba desconsolada en compañía de Tess, Gabby hacía su mejor esfuerzo por consolar a su amiga y novia. Hunter hacía un buen rato se había alejado de la sala de espera para llorar en soledad, avergonzado por ser visto en un momento tan vulnerable y sin poder creerse lo que estaba pasando en esos momentos.
Los minutos eventualmente, se volvieron horas. Y cada vez, el nudo en el estómago de Tom se hacía más y más fuerte, al punto de hacerlo querer vomitar. Su ansiedad lo estaba matando.
James trató de darle apoyo a su amigo, palmado su espalda y dándole una botella de agua fría para que se refrescara. Pero Tom estaba pálido, casi no reaccionaba y parecía un cuerpo sin alma por lo sombrío de su semblante.
Fue entonces cuando finalmente, tras horas esperando por noticias, una de las doctoras salió de la sala. Tom no dudo en ponerse en pie y encarar a la mujer.
—¡Cómo está! ¿¡cómo esta él!? —Exclamó el azabache, con los ojos rojizos de tanto llorar.
La mujer rubia y con uniforme turquesa lo miró con tristeza.
—Aun en cirugía. Estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos. Sin embargo, en cuanto a la chica... Temo que no podrá sobrevivir. Su cáncer estaba muy avanzado, y para rematar, la herida es muy profunda...
—No... no puede ser... —musitó James, quien estaba escuchando todo. Y se dejó caer nuevamente en la silla donde estaba sentado, sintiendo que su mundo se caía a pedazos poco a poco.
—¿Y Jake? ¡donde está el! ¿Dónde está mi novio?
La mujer negó levemente con la cabeza, mostrando una tristeza profunda que apesumbró aún más el ambiente.
—La cirugía para cerrar la herida de bala en su pecho fue exitosa en términos de detener el sangrado y estabilizar su estado inmediato —comenzó—. Hicimos todo lo posible para salvarlo. Sin embargo...
—¿¡Qué quiere decir!?
—Cariño, cálmate. Deja que la doctora hable. —dijo con suavidad Maxine, acercándose a Tom. Este iba a reclamar. Pero al contemplar las lágrimas en el pálido rostro de la mujer, se guardó cualquier tipo de comentario.
—Temo mucho ser yo la portadora de noticias tan tristes, sin embargo... el chico ha entrado en coma.
Las reacciones que hubo fueron relativamente variadas. Aiden, quien apenas empezaba a despertar de su sueño, estaba escuchando todo e inevitablemente, empezó nuevamente a llorar. Ellie se encogió en su lugar, jalando sus cabellos y soltando un grito ahogado mientras maldecía en voz alta: "¡Quien es el bastardo allá arriba que nos odia tanto!". Decía. Y Gabby la abrazaba, echa un mar de lágrimas. James lloraba en silencio por la horrible noticia de que perdería a su mejor amiga de toda una vida, y Tom simplemente se dejó caer de rodillas al frío suelo, golpeando a llorar a lágrimas viva.
—¿qué está pasando? —Pregunto Emma, quien acababa de volver a la sala acompañada por Shawn. Bastó una mirada a su madre, ver a todos llorar sin consuelo alguno, cuando la mujer entendió, y no fue capaz de decir nada más que: —¡SOPHIE! ¡Déjenme entrar, malditos bastardos! ¡Yo soy su novia! ¡Sophie!
Aiden contempló a su hermana, tan errática como jamás la había visto. Su rostro desastroso y lleno de lágrimas, gritando con tal fuerza que seguramente le quedaría un gran dolor de garganta, mientras forcejeaba contra un par de médicos que le impedían la entrada a la sala donde se encontraba la susodicha Sophie.
—¡Emm, cálmate, por favor! —rogó su madre, llorando casi igual o peor que su hija mayor, a quien sujetaba con tanta fuerza como podía del torso.
El de cabello bicolor se acercó al de tez morena, quien se mantenía en silencio. No dijo nada, no había nada que pudiera decir o hacer para reparar el daño emocional que James estaba recibiendo. Bastó para ambos con solo que el menor rodeara sus hombros con sus delgados brazos, mostrando compasión y tristeza.
Nada podía salir peor ahora.
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No fue sino hasta pasados unos 10 minutos, cuando Emma finalmente se calmó, que se le permitió la entrada a la sala donde Sophie se encontraba.
Al entrar, la habitación le pareció terriblemente fría y desolada. Las paredes estaban pintadas de un blanco clínico, iluminadas por la luz fluorescente que bañaba el cuarto con un resplandor casi fantasmal. El silencio era interrumpido únicamente por el pitido constante de las máquinas que mantenían a Sophie con vida. Una cama de hospital, rodeada de equipos médicos, ocupaba el centro de la habitación. En el borde de la cama había una mesita con un jarrón vacío y algunos papeles desordenados.
Sophie yacía en la cama, su piel pálida y amarillenta contrastando con las sábanas blancas. Tenía una cánula de oxígeno en la nariz y varias vías intravenosas conectadas a sus brazos. Monitores registraban su ritmo cardíaco y respiratorio, sus débiles pitidos creando una sinfonía de desesperación. Su cabello castaño oscuro caía desordenado sobre la almohada, y su rostro, aunque sereno, mostraba señales del dolor y el agotamiento que había soportado.
Emma se acercó lentamente, cada paso era una mezcla de miedo y esperanza. Tomó la mano de Sophie, sintiendo su calidez a pesar de todo.
—Sophie... —susurró, su voz quebrándose—. Estoy aquí. Estoy aquí, mi amor.
Sophie abrió los ojos con dificultad, sus pupilas dilatadas enfocándose lentamente en el rostro de Emma. Una débil sonrisa apareció en sus labios.
—Em...ma... —logró articular, su voz apenas un murmullo.
Emma sintió que su corazón se rompía un poco más al ver a Sophie en ese estado. Se inclinó sobre ella, acariciando suavemente su mejilla.
—Shh, no hables. Solo descansa. Estoy aquí contigo ahora. —dijo Emma, tratando de mantener la calma, aunque las lágrimas caían sin cesar por su rostro.
—Lo... siento —susurró Sophie, sus ojos llenos de dolor y tristeza—. No quise... que esto pasara...
—No, no digas eso. No tienes que disculparte. Fuiste valiente, Sophie. Siempre has sido valiente —respondió Emma, su voz temblando—. Te amo tanto, Sophie. Más de lo que las palabras pueden expresar.
Sophie trató de sonreír, pero el esfuerzo parecía agotador. Sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Yo también... te amo, Emma. Te amo tanto...
En ese momento, James entró en la sala, sus ojos rojos e hinchados de tanto llorar. Se acercó lentamente a la cama, su presencia una mezcla de dolor y amor.
—Sophie... —dijo James, su voz quebrada—. Aquí estoy.
Sophie giró la cabeza con dificultad para mirar a su mejor amigo, y una débil sonrisa apareció en sus labios.
—James... —susurró, sus ojos llenos de tristeza—. Mi... mejor amigo...
James se arrodilló junto a la cama, tomando la otra mano de Sophie entre las suyas.
—No sé cómo... cómo hacer esto, Soph —dijo, luchando por mantener la compostura—. Te necesito aquí. No sé qué haré sin ti...
—James... —murmuró Sophie, su voz apenas un susurro—. Serás... fuerte. Siempre has sido fuerte...
—No lo soy sin ti —replicó James, sus lágrimas cayendo libremente—. Eres mi fuerza, Sophie.
Sophie cerró los ojos por un momento, respirando con dificultad.
—Te amo, James... —dijo, sus palabras llenas de sinceridad—. Y Emma...
Emma apretó suavemente la mano de Sophie, sus lágrimas cayendo sobre las sábanas.
—Nosotros también te amamos, Sophie —dijo Emma, su voz temblorosa—. Y siempre te llevaremos en nuestros corazones.
Sophie abrió los ojos una vez más, mirando a Emma y James con todo el amor que le quedaba.
—No... quiero que... lloren... por mí —dijo, su voz débil pero clara—. Quiero... que vivan... y... sean felices...
El monitor a su lado comenzó a emitir un pitido constante, y el sonido llenó la sala. Emma y James se miraron, el horror y la tristeza reflejados en sus rostros.
—Sophie... no... —susurró Emma, su corazón rompiéndose en mil pedazos.
James apretó la mano de Sophie con fuerza, su cuerpo temblando de emoción.
—Te amo, Sophie... —dijo, su voz llena de desesperación.
Sophie sonrió débilmente una última vez y sus párpados se cerraron para no volver a abrirse... nunca jamás. Emma la contempló, sin soltar la mano ahora pálida y sin vida de su amada, cuyo rostro sereno e inmóvil reflejaba infinita paz. Entre lágrimas silenciosas que derramó de sus orbes y rodaron por sus mejillas, abrazó con dolor y pena pesando en su corazón a James. Cuyos sollozos ahogados dejaban en claro la ruptura en su entristecido corazón.
Estaba muerta. Sophie pereció en ese mismo instante, a las 06:06 de la noche.
Ambos perdieron a la persona que más amaban.
Emma dejó a James dentro de aquella fría sala, dándole su espacio y tiempo para procesar lo sucedido. No tuvo si quiera la fuerza de voluntad para limpiar las lágrimas de su rostro. Y cuando su madre se le acercó con visible preocupación, preguntando por lo sucedido, bastó una mirada de la azabache para que Maxine captara de inmediato.
—Mi cielo... —Maxine abrazó a su hija con fuerza, sintiendo ahora ella la terrible sensación de su corazón desgarrándose, en consecuencia, del dolor. —Lamento mucho que se haya ido.
Emma dejó de pretender fortaleza, y se permitió a sí misma desmoronarse en los brazos de si madre, rompiendo en llanto incontrolable y gritos ahogados que por poco y se volvían arcadas. Desde las sillas, Aiden contempló a su hermana mayor, con una expresión perturbada. Jamás vio a Emma así. Resultaba tanto preocupante como doloroso, escucharla gritar y llorar, inundada por la profunda tristeza.
Si el destino de Sophie resultó tan triste y aterrador ¿Qué era lo que le esperaba a Jake?
—Enano... —Aiden miró de reojo la mano de Ellie sobre su rostro. La nombrada había estado sentada a su lado en compañía de Gabby, y bajo sus ojos hundidos, yacían dos grandes sacos negros, como señal de su falta de sueño. —Aiden, mírame. No te comas la cabeza sobre pensando cosas innecesarias. Jake estará bien. Tiene que estarlo... Él va a despertar, yo lo sé...
El de cabello bicolor quitó su mirada, sintiendo un terrible dolor azotar su alma y corazón con fuerza. Ya ni si quiera él estaba seguro de nada en su vida. Ni la de Jake tampoco.
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6 meses después.
—Muchas gracias, tenga buen día. —Tom hizo un ademán con la mano, despidiéndose de la clienta a quien acababa de atender. El muchacho había sido encargado por su abuela para recibir a los clientes en su pequeño Café y darles sus órdenes. Llevaba un tiempo trabajando allí, con la única intención de distraer su mente de sus pensamientos intrusivos.
Después de todo, mente ocupada no extraña a nadie.
Habían pasado ya casi 6 meses desde los sucesos previamente vistos. Tras la muerte de Sophie en el hospital a causa del mal resultado de su cirugía y su herida mortal, Ally fue enjuiciada. Se le condenaron al menos 7 años de tratamiento psiquiátrico en un hospital para enfermos mentales. Y después de eso, tuvo lugar el funeral de la desafortunada adolescente que pereció antes de si quiera empezar a vivir.
Tom contemplo la hora que indicaba su reloj en su muñeca: las 3:27 de la tarde. Diablos, se le hacía tarde para su visita.
Se desprendió de su delantal blanco, tras encargarse de poner el letrero de 《cerrado》 en la puerta de cristal y limpiar el local de su abuela, quien se encontraba en su casa, ayudando a Alec con su mudanza. Puesto que, a partir de ese momento, los 4, el, Alec, Miriam y Fiore, vivirían juntos como una familia.
Tomó su móvil y busco en su lista de contactos a su mejor amigo. Tras sonar dos veces el característico tono, James atendió la llamada. En su voz se reflejaba el dolor de la muerte que aún se veía incapaz de superar, y, sin embargo, ahí estaba, hablando con él.
—Hey, bro. ¿Iras hoy al hospital?
—Estoy en eso. Miriam hoy estuvo ocupada, así que yo tuve que cerrar el Café hoy. Recién me di cuenta de la hora, así que me doy tanta prisa como puedo.
—Ya veo. Y ¿para qué me llamabas? ¿Necesitas algo?
—De hecho, sí. ¿Recuerdas lo que Ellie nos contó "ese" día?
—Mmm... lo recuerdo, sí.
Tom se refería a un suceso que había tenido lugar, una semana después de lo de Sophie y Jake. Donde Ellie confesó que había sido aceptada en una escuela de moda especial en Nueva York, y que, sin embargo, Jake era la primera persona a quien le hubiera gustado decírselo. Y lloró durante días, se ausentó en el instituto por lo menos una semana entera y nadie supo nada de ella hasta que pasó dicho lapso de tiempo.
—Hablé con Gabs y Aiden, y creo que deberíamos hacer una fiesta para la zanahoria. —le comenta Tom, poniendo su mochila sobre su espalda a la vez que sostiene su celular sobre su oreja. —No lo sé, algo me dice que lo necesita. Que necesita animarse.
—Mi niño me lo comentó, de hecho. —responde James. Y Tom no puede evitar sonreír con algo de gracia y ternura ante el apodo que le da a su pareja. —Creo que es algo que todos necesitamos, una distracción. Las cosas han estado raras desde... que ellos no están. Y nos distanciamos mucho en cuestión de seis meses.
—Es verdad, escuché que Emma se mudó a la ciudad vecina y no ha estado en comunicación con nadie que no sean sus padres. —Tom soltó un suspiro. —También Shawn ha estado muy mal. Él y su novio se mudaron a unos apartamentos que están como a 100 metros del hospital donde está Jake. No me sorprendería topármelo en el camino.
—Tiene sentido. Bueno, entonces, sobre la fiesta ¿a qué hora sería? Y qué día.
—Se me ocurre un viernes por la tarde. Puede ser de esta semana, o la siguiente, tal vez. Algo pequeño, solo amigos cercanos.
—Suena bien por mí. ¿Sabes qué? Haz un grupo en whats, sin Ellie, y lo planeamos bien. Yo tengo que irme. Pero me parece buen plan. Hasta pronto, bro. Que te vaya bien con tu visita. Si sucede algo, avísame. ¿Ok?
—Claro. Nos vemos, James.
—Chao.
Y tras eso, James colgó la llamada. Tom guardó su teléfono en el bolsillo de su jogger y se dirigió hacia el exterior. Al cerrar la puerta de la entrada, la característica campanita hizo sonar su tintineo. Así comenzó la caminata de Tom hacia el hospital, colocándose sus audífonos de cable para mantener a su cerebro ocupado mediante la música, alejado de los malos pensamientos.
El viento frío azotaba el rostro de Tom mientras avanzaba por el sendero empedrado que lo llevaba al hospital. Con cada paso, sentía el crujir de las hojas secas bajo sus botas, un recordatorio constante del otoño que ya se asentaba en la región. El sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados que apenas lograban consolar su ánimo abatido.
A medida que caminaba, los pensamientos de Tom se sumergían en un torbellino de recuerdos y angustias. Recordaba los días felices junto a Jake, las risas compartidas y los sueños construidos juntos. Pero esos recuerdos se mezclaban con la cruel realidad: Jake yacía en una cama de hospital, en coma, y cada día que pasaba sin un cambio positivo se sentía como una eternidad de dolor y desesperanza.
El aire fresco llenaba sus pulmones, aunque no lograba despejar la pesadez de su corazón. Se detuvo un momento, mirando hacia el valle que se extendía abajo, un mosaico de colores otoñales que contrastaban con su ánimo sombrío. Una bandada de pájaros cruzó el cielo en formación, su vuelo libre parecía burlarse de su situación.
Tom no podía evitar preguntarse si Jake algún día despertaría. La incertidumbre y el miedo se entrelazaban en una maraña de emociones que le resultaba difícil manejar. Sentía que el peso de la tristeza y la preocupación lo aplastaban, y aun así, sabía que debía seguir adelante, que debía estar allí para Jake, como siempre habían prometido estar el uno para el otro.
Con este pensamiento, Tom ajustó su mochila y continuó su marcha hacia el hospital. El crepúsculo se desvanecía rápidamente, dando paso a la oscuridad de la noche. Pero en su interior, una pequeña llama de esperanza seguía brillando, guiándolo a través de las sombras. A pesar del dolor y la incertidumbre, sabía que cada paso que daba lo acercaba más a Jake, y eso era lo único que importaba en ese momento.
No tardó mucho más en llegar al hospital. El edificio de ladrillos grisáceos se alzaba imponente frente a él, iluminado por farolas que proyectaban círculos amarillentos en el pavimento. El aire fresco de la tarde se había transformado en un frío penetrante que le calaba hasta los huesos mientras se acercaba a la entrada principal.
Al ingresar, el olor a desinfectante y hospital invadió sus sentidos de inmediato. Los pasillos estaban iluminados por luces fluorescentes que emitían un zumbido constante. En las paredes, carteles indicativos señalaban los diferentes departamentos y unidades médicas del complejo hospitalario.
Tom se dirigió hacia el área de cuidados intensivos, donde sabía que Jake estaba ingresado. El camino se le hizo eterno, cada paso resonaba con el eco de su preocupación y tristeza. Finalmente, llegó a la puerta de la unidad de cuidados intensivos (UCI). Antes de entrar, tomó una respiración profunda para prepararse emocionalmente.
Al abrir la puerta, fue recibido por un ambiente que contrastaba bruscamente con el bullicio y la actividad de las áreas comunes del hospital. La UCI estaba tranquila, casi en silencio, solo interrumpida por el suave murmullo de los monitores y el suave zumbido de las máquinas médicas. La luz era tenue y suave, creando una atmósfera íntima pero también sombría.
Las habitaciones estaban separadas por cortinas blancas que se mecían ligeramente con la corriente del aire. Tom encontró la habitación de Jake y se acercó con pasos silenciosos. A través de las rendijas de la cortina, pudo ver la figura inmóvil de Jake acostado en la cama, conectado a varias máquinas y tubos intravenosos. Su rostro estaba pálido y sereno, como si estuviera en un sueño profundo del cual Tom deseaba desesperadamente que despertara.
Tom se acercó con cautela y tomó la mano de Jake entre las suyas. La piel de Jake estaba fría al tacto, lo que hizo que un escalofrío recorriera la espalda de Tom. Se sentó junto a la cama, sintiendo la angustia apretándole el pecho. Miró a Jake con ojos llenos de amor y dolor, deseando que pudiera decirle algo, cualquier señal de que podía escucharlo y sentir su presencia.
El sonido constante de los monitores y el ambiente hospitalario le recordaban la fragilidad de la vida y la incertidumbre del futuro. Sin embargo, en ese momento, solo importaba estar allí para Jake, para sostener su mano y enviarle pensamientos de amor y esperanza, aunque no estuviera seguro de si Jake podía percibirlo.
—Jake... hola. Aquí estoy. —Musitó el de cabello negro azabache. Cabello que, a propósito, se había dejado crecer desde lo sucedido en la fiesta de graduación. Se acomodó sus lentes redondos, que ahora también formaban parte de su outfit diario, y volvió a tomar la mano del peliazul con delicadeza. —¿Cómo ha ido todo por aquí? ¿Te tratan bien las enfermeras? ¿Los doctores?
Conforme pronunciaba palabra, el de cicatrices en el rostro no dejó en ningún momento de acariciar la mano de su contrario.
—Aiden no se ha despegado de James ni de su madre en los últimos meses, ¿sabes? —decía él, con una expresión triste en su rostro. —Y Ellie ha estado trabajando muy duro en los diseños que le pidieron para un desfile de modas que se hará en un par de semanas. De hecho, se supone que hace seis meses debería haberse marchado a los Estados Unidos, pero se negó a irse. No hasta que tú despertaras... ah, han pasado tantas cosas, Jake... —sin poder evitarlo, Tom recordó el pálido rostro inerte de Sophie en el ataúd, y suspiró. —Ya pasaron seis meses, Jake, amor... temo que algún día venga y... tu ya te hayas ido...
Tom apretó ligeramente el agarre de su mano a la de su amado, sintiendo con frustración sus lágrimas salir de sus ojos cían.
—Pero yo sé. Yo sé que tú podrás despertar. Eres fuerte, mi amor. Solo... no dejes de luchar. —Tom depositó un suave beso en la palma fría de la mano de Jake, sin dejar de acariciarla. —Ni tampoco olvides que te amo. Te amo muchísimo...
El corazón de Tom latía con fuerza mientras sostenía la mano fría de Jake, sumergido en sus pensamientos y emociones. Los pitidos de la máquina de monitoreo comenzaron a acelerarse, rompiendo el silencio de la habitación. Tom se puso nervioso, mirando fijamente el monitor mientras el sonido aumentaba en intensidad. Cada segundo se sentía como una eternidad, una mezcla de esperanza y miedo se apoderaba de él.
Y entonces, en un instante que parecía detener el tiempo, los pitidos cesaron de repente. El silencio que siguió fue ensordecedor, y Tom sintió que su corazón se detenía por un momento. Miró con incredulidad el monitor y luego lentamente levantó la vista hacia Jake.
Los ojos de Jake se abrieron lentamente, revelando pupilas dilatadas que enfocaron el rostro de Tom. Un suspiro de asombro y alivio escapó de los labios de Tom mientras las lágrimas llenaban sus ojos. Jake parpadeó varias veces, como si estuviera tratando de asimilar el entorno que lo rodeaba.
—Jake... —susurró Tom, su voz temblorosa de emoción y alivio—. Jake, ¿me escuchas?
El de cabello azul y tez pálida mostró una expresión atontada. Su mirada perdida se quedó clavada en Tom, quien, ansioso por el silencio, rogaba internamente por una respuesta de su amado.
—¿Quién... eres tú?
Las palabras que más temía escuchar el de rostro cicatrizado. Sintió su sangre helarse y su corazón detenerse. ¿Por qué? ¿por qué de todo lo que podía salir mal, eso?
—No puede ser... Jake... ¿no-no sabes quien soy? —Tartamudeó, con las lágrimas asomándosele por el rabillo de los ojos. De sus hermosos ojos cían.
—¿Quién... eres tú? —repitió Jake, su voz débil y confusa resonando en la tranquila habitación.
Tom sintió cómo el mundo se detenía por un instante. El dolor y la angustia se intensificaron en su pecho al escuchar esas palabras. El miedo a perder a Jake de una manera aún más cruel y definitiva lo invadió como una ola helada. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras miraba fijamente a Jake, buscando desesperadamente cualquier señal de reconocimiento en su rostro pálido.
— Amor, soy yo, tu novio... ¿qué no me reconoces? —tartamudeó Tom, luchando por mantener la calma mientras sentía que su mundo se desmoronaba.
En ese momento, Jake pareció percibir el estado emocional de Tom. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios pálidos, aunque sus ojos seguían mostrando confusión.
—Lo siento, Tom. Solo estaba bromeando un poco... —dijo Jake débilmente, su voz interrumpida por una risa seca que se convirtió rápidamente en tos.
Tom quedó atónito por un momento, sintiendo una mezcla vertiginosa de alivio y leve molestia. Se secó las lágrimas con rapidez mientras una sonrisa nerviosa se extendía por su rostro.
—¡Jake! ¡No hagas eso nunca más! —exclamó Tom con un suspiro de alivio, pero no pudo contener la risa nerviosa que escapó de sus labios. Se inclinó hacia adelante y tomó suavemente el rostro de Jake entre sus manos, mirándolo con amor y alivio. —Pensé... pensé que habías perdido la memoria o algo así. Me asustaste mucho, idiota.
Jake continuó sonriendo débilmente, con los ojos brillando con gratitud y amor hacia Tom. Extendió su mano temblorosa y acarició la mejilla de Tom con ternura.
—Lo siento, amor. No quise asustarte tanto... —susurró Jake, su voz apenas audible sobre el murmullo de las máquinas a su alrededor.
Tom cerró los ojos un momento, dejando que el alivio llenara su corazón. Después de un instante, abrió los ojos y capturó los labios de Jake en un beso suave pero cargado de amor y gratitud. Se separaron lentamente, mirándose el uno al otro con una conexión que iba más allá de las palabras.
—Te amo, Jake. Te amo más de lo que puedo decir. —musitó Tom, su voz temblorosa por la emoción y la felicidad de tener a Jake despierto y hablando con él.
Jake asintió débilmente, incapaz de articular palabras con claridad en ese momento. Tom se acercó y lo abrazó con cuidado, sintiendo cómo Jake respondía débilmente al gesto. Permanecieron así por un tiempo, abrazados en silencio mientras el tiempo parecía perder su significado en la calma de la habitación de hospital.
Finalmente, Tom se apartó ligeramente y miró a Jake con una sonrisa afectuosa, sosteniendo sus brazos con firmeza y delicadeza a la vez.
—Voy a llamar a la enfermera para que te revise, ¿de acuerdo? No quiero que te esfuerces demasiado.
Jake asintió levemente, permitiendo que Tom se levantara y saliera en busca de ayuda médica. Mientras esperaba, Tom miró por la ventana hacia el oscuro paisaje nocturno, sintiendo una profunda gratitud y esperanza renovada. Sabía que el camino hacia la recuperación sería largo y lleno de desafíos, pero ahora tenía a Jake de vuelta con él, y eso era todo lo que necesitaba en ese momento.
Cuando la enfermera llegó y comenzó a revisar a Jake, Tom permaneció a su lado, sosteniendo su mano con ternura y prometiéndole en silencio que estaría allí para él en cada paso del camino.
El azabache no dudó en llamar a Maxine para que avisase a todos de la gran noticia. Y por increíble que pareciera, en menos de 7 minutos (tal vez menos), Aiden ya se encontraba allí, abrazando a Jake con fuerza mientras lloraba de indescriptible alegría. James y Maxine estaban con él, y la felicidad de la segunda era casi la misma e incluso más que la de su hijo menor. Así que ahí estaban, madre e hijo, apachurrando en un gran abrazo a Jake, quien se reía de esto y los abrazaba con la misma ternura.
James se mantuvo un poco aparte de la escena, a pesar de haber saludado a Jake con un abrazo y una gran sonrisa, Tom comprendía que para el de tez morena resultaba difícil estar ahí. Sabiendo que, en el lugar de Jake, pudo haber estado Sophie.
Viva.
No demoró mucho tiempo para que Ellie y Gabby llegaran en compañía de Shawn. El pelirrojo no dudó en lanzarse a los brazos de su hermano, primero lloró, después agradeció a Dios por haberlo mantenido con vida, y después le regañó por haber sido tan imprudente al acercarse a Ally, en primer lugar. Gabby se mostró más que alegre, y lo abrazó por un buen rato, contándole cómo Ellie se había negado a ir al programa de moda hasta que él despertase y todo lo que hizo durante su ausencia. Cuando la morena llegó a la parte donde contaba lo sentimental que estuvo la pelirroja durante su ausencia, Ellie lo negó rotundamente, avergonzada y con las mejillas pecosas sonrojadas al 100%. Aun así, se permitió a sí misma derramar algunas lágrimas y abrazar con mucho cariño a su mejor amigo.
Finalmente, todo estaba bien en su mundo. Todo marcaba un final para la tragedia vivida.
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AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
Finalmente llegamos al final 🥹 Dios, todavía recuerdo cuando recién escribí esta historia... no puedo evitar que me invada la nostalgia.
Aunque aún estaba pensando hacer un mini cap con un salto al futuro, en caso de no llegar a hacerlo, explicaré qué fue de la vida de los personajes después de este suceso:
·Gabby: abrió su propia veterinaria en la cual trabaja a tiempo completo, también se dedica al voluntariado y el rescate de fauna salvaje.
·Ellie: Tras finalizar su carrera en su curso especial de moda (duró 5 años), se lanzó al mundo de la moda y se volvió una de las modistas más influyentes. Eventualmente abrió su propia tienda e inició su propia marca que se volvió un éxito mundial.
·Tom: Tras sacar una carrera universitaria, se dedicó al trabajo militar, aunque terminó siendo un gran policía a quien le gustan las donas rellenas casi tanto como le gusta su esposo.
·Jake: No dudó en estudiar algo que le apasionase, en este caso, la cocina, y empezó a trabajar como un chef cualquiera en un restaurante que contaba con dos estrellas michelin. No tardó en ser reconocido por su talento nato para la cocina, y actualmente es el chef principal del restaurante donde trabaja.
·Aiden: Tras sacar una carrera de diseño gráfico, se volvió un afamado artista y escultor, además de ser uno de los modelos principales de la marca de Ellie. De hecho, a la pelirroja le gusta que todos sus amigos protagonicen sus vestuarios. Pero su favorito fue Aiden, en definitiva.
·James: Este se dedicó, por su parte, al mundo de la influencia en internet. En palabras simples, documenta todo lo que hace en video y lo sube a internet. Sus mejores videos son visitando los lugares con mejor historia a nivel histórico, ya fueran los campos de concentración en alemania o Chérnobil. Por lo que, inspirado por ello, se puso manos a la obra y empezó a hacer documentales, llegando a hacer contratado por el mismo National Geographic.
Seguro muchos se preguntarán: ¿Qué fue de Emma en todo ese tiempo?
Emma se aisló durante dos años de todo el mundo, amigos y familia por igual. Tardó cierto tiempo en recuperarse de la muerte de Sophie y volver a incluirse en la sociedad, pero logró encontrarse así misma, y logró abrir su propio dojo donde entrenaba a niñas jóvenes el arte del Muay Thai, inspirada por el amor que Sophie le tenía a dicha arte marcial.
Shawn, por su parte, trabaja junto con Gabby en la veterinaria que la misma administra, y he de decir que son muy queridos por la comunidad. Hunter y Tess decidieron viajar por el mundo como almas libres que eran, Rosa María regresó a México y Lake se fue con esta. Heather eventualmente se casó con Alejandro, así como Kai se casó con Maggy, Yul (contrario al canon) aprendió a ser mejor persona gracias a su hermosa novia y gimnasta, Grett. Y ambos también se casaron.
Y bueno... no tengo mucho más que decir, salvo agradecerles a todos por haber llegado hasta aquí. Espero que hayan disfrutado de su lectura, haber cumplido sus expectativas. Siendo honesta, me hace muy feliz que crean que mi escritura vale la pena tanto para llegar hasta este epílogo, espero algún día triunfar en las grandes ligas...
Muchas gracias, hermosas personas. Realmente los adoro, y ustedes como lectores cuentan con un espacio especial en mi corazón de pollo. Si tienen otrad dudas, no duden en consultarme en la sección de comentarios.
Se despide... Sofía Brenes, G_Not_Found, llamada también Milipipis por mis amigos.
23:23. 14/6/24. Costa Rica, San José.
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