🟢•A Boy of Pretty Eyes•🟢
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꧁༺ 𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 2༻꧂
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-¿Tom Robinson?
-¿No es el que juega fútbol en el equipo? -Riya asiente ante las palabras de la pelirroja.
-También se la pasa escribiendo y leyendo siempre en un rincón, solo.
-¡No olvidemos su mascarilla! -Añade Aiden. -Nunca se la quita, es sospechoso y raro.
-¿Creen que tenga alguna enfermedad?
Mientras estos tres discutían sobre el susodicho Tom, el mundo de Jake se había detenido completamente. Con la mirada prácticamente en blanco aún clavada sobre el mísero papel, el muchacho de cabello azul se puso a reflexionar sobre su vida y existencia, internamente preguntándose si realmente merecía la pena seguir viviéndola. -De repente, salió de su trance y recuperó el sentido de la razón, dando finalmente una reacción.
Aunque no una precisamente positiva.
-¡¿Tom Robinson?! Oh, cielos. Oh, cielos. -Jake se jaló de los cabellos azules y miró al suelo. Los chicos volvieron a verlo con cara de "¿Y este qué?". -¡Estoy muerto, muertísimo! ¡Ese tipo es incluso más antisocial que Tess!
-Si te echas para atrás, recuerda que tendrás una penalización. -advierte Riya, cruzándose de brazos. La desesperación de Jake no hacía más que aumentar, pero todos pensaban lo mismo, estaba exagerando.
-Es hasta más probable que se enamore primero Jake que Tom. -ante el comentario del chico de cabello bicolor, Ellie empezó a reírse con burla. Jake les dedicó a ambos una mirada matadora, lleno de indignación.
-Jódete, Aiden. -Le espetó ofendido el peliazul. Soltó un pesado suspiro, pero no pensaba echarse para atrás ahora. -Ugh, está bien. Lo haré. Solo enamorarlo, ¿verdad? Ya verán, usaré mis irresistibles encantos para tenerlo a mis pies, esto está tragado.
-Si tú lo dices...~
-Ha, ya quiero ver eso. -Sonrió con sorna Ellie, Jake también sonrió. Estaba dispuesto a conseguir la victoria.
-Bueno, agradecer más que nada a los astros y al universo de que a ninguno de nosotros le tocara el insufrible de Yul. -Riya tomó una postura de yoga con los ojos cerrados. -Y desearles suerte con sus futuros enamorados.
-¡Ahora estás hablando como Kai!
Jake soltó un suspiro y hablo para sí en sus adentros: "Estoy frito"
[...]
Jake:
Muy bien, Jake. Primero cálmate, respira hondo y recapitula lo que ha sucedido:
Aceptaste participar en una estúpida apuesta, con tus estúpidos amigos para jugar con los sentimientos de las personas. Sabiendo, por experiencia propia, lo horrible que se siente ser utilizado. Y, TODAVÍA ASÍ, ¡accediste a hacer esta mierda! ¿Por qué? ¡por qué eres un maldito imbécil y pareces tener el cerebro de adorno!
Ahora sé lo que se siente sufrir karma instantáneo.
Aun así, ¿por qué de todos esos papeles? ¿Por qué Tom? Ese tipo no habla con nadie que no sean los profes, el director, o esa chica polaca tan rara, Gabby. La que siempre sale en las noticias por realizar protestas en la papelería... porque es "Maltrato arboril".
En conclusión: mis probabilidades de tener éxito con Tom son menos de 0,0001 en un millón. En otras palabras, es imposible que logre si quiera entablar una conversación semi-decente con él.
Bueno... no sé pierde nada en intentar. ¿Dignidad? Tal vez. ¿Ganas de vivir? Meh, pues ni quería.
Probablemente solo me mate con su mirada fría y seca, lo que conducirá a un silencio increíblemente INCOMÓDO. Pero así al menos Riya no podrá decir que no lo intenté.
Ok, Jake. Focus.
Cuando sonó el primer llamado de la campana que nos advertía del inicio de las clases, me apresuré a guardar mis correspondientes cosas en mi mochila roja para marcharme de la azotea a toda pastilla. Obvio, primero me despedí de mis amigos. Porque, desgraciadamente, no comparto ninguna de mis clases con ellos. Mi siguiente clase era biología, en el salón A-03, y las únicas personas con las que compartía esa clase eran probablemente conocidos, pero no más allá de eso.
Cuando finalmente di con mi nuevo salón de biología, entré sintiendo los nervios de punta. En el aula grande y espaciosa, los pupitres se alinean en filas ordenadas, frente a un gran pizarrón en la pared del frente. Carteles educativos decoraban las paredes de madera, hay un escritorio para el profesor y estanterías con libros completan el espacio. Una vez adentro, parece que llamé demasiado la atención de quienes serían mis nuevos compañeros, y las miradas que me dedicaban no eran precisamente amables. Sobre todo, la de esta chica, Karol: ella odiaba con todas las letras de la palabra a Aiden y, como sabía que yo era el mejor amigo del enano, temo que no soy de sus personas favoritas.
Pero no tenía tiempo si quiera para pensar en lo mucho que Karol me repudiaba, o en cómo todos los chicos me observaban con su mirada matadora. Porque de todos los presentes, solo una persona había captado por completo mi atención, dentro de aquel ruidoso salón. Al punto en que hasta el bullerío insoportable y molesto se había disuelto y quedado en segundo plano. ¿Qué por qué?
Pues, Tom estaba ahí.
Aquel extraño lobo solitario quien siempre se cubría la parte inferior del rostro con una mascarilla negra, estaba en mi clase, sentado en uno de los asientos del fondo. Aun estando sentado, resaltaba bastante. Sería raro si no, era de los más altos del instituto y se mantenía en buena forma, además de esos singulares ojos de un tono azul verdoso que se robaban la atención de cualquiera... jamás he llegado a tener una interacción como tal con Tom, de lo poco que conozco sobre él es que nadie nunca ha visto su cara completa y que forma parte del equipo de soccer.
Me había enterado, el año pasado y por boca de Alejandro (capitán del equipo de soccer de ese año y de ahora), que ni siquiera al entrenar se removía la mascarilla. Y tampoco es que tuviera una muy estrecha relación con el equipo y sus miembros. No desde que Duncan trató de hacerse el payasito con él, y en un vano intento por quitarle a la fuerza su antifaz, acabó en el hospital con un ojo morado, la nariz rota y el labio partido.
Así acabó ganándose el respeto (temor) de sus compañeros, de todo el colegio, en general. Hasta yo le temo algo, no por nada sentí que se me venía el mundo encima cuando me tocó su papel.
Bueno, realmente es una mejor alternativa que Yul.
Si lo pienso bien, supongo que ahora puedo aprovechar el panorama actual y usarlo a mi favor para ganar la estúpida apuesta de Riya. No solo que seremos compañeros de biología, sino que también este año se trabajará en dúos. Y Tom está solo. Ese dinero será mío.
Suspiré, en un intento por mantener la calma y mentalizarme. "Tú puedes, Jake. Solo sé una persona normal y háblale".
Tras dedicarme a mí mismo aquellas palabras de aliento, me dispuse a caminar entre las mesas donde mis nuevos compañeros de clase estudiarán conmigo, esquivando a unas cuantas personas, logré llegar hasta donde estaba Tom. No pareció caer en cuenta de mi presencia, parecía muy concentrado en algo que escribía con su pluma sobre las páginas rayadas de una libreta casi tan grande como un cuaderno común.
-Uh, ¿dis...culpa? -ahora sí, el de cabello azabache reparó en presencia. Levantó la cabeza y sus ojos se fijaron en mí, me veía con mortal seriedad. Me sentí incómodo. Pues me escaneaba visualmente con el entrecejo fruncido. -Perdón, no quería molestarte. Pero ¿te importa que me siente aquí? Es que ya todos tienen compañero.
Como no recibí respuesta inmediata, se produjo un silencio en el que los segundos se me hicieron eternos. Estaba por tirar la toalla e irme derrotado a sentar a otro lugar. Pero, por primera vez, escuché su voz. Su grave, varonil y atractiva voz.
-Como quieras. No es mi mesa. -rayos, que estoicismo de su parte.
-Claro, claro. Pero mi pregunta es que si eso te molestaría. -repetí. Me carcomían los nervios por dentro.
-Depende. ¿Hablas mucho? -Quería ser honesto y responderle que, cuando se me presentaba la oportunidad, hablaba hasta por los codos. Pero instintivamente supe que no me dejaría sentarme a su lado si decía eso. Entonces negué con la cabeza.
Despegó su vista de mí y volvió a concentrarse en escribir en su libreta. Al ver que yo no me había si quiera movido de donde estaba, hizo el ademán con su mano para sentarme con él. ¡Increíble, lo logré!
Algo temeroso, pero feliz a la vez, tomé asiento a su lado mientras sacaba mi libro de ciencias y mis lapiceros. A decir verdad, estaba bastante nervioso porque el azabache enmascarado no dejaba de observarme. Entonces lo miré de reojo, encontrándose mis ojos negros con los cían suyos.
Jamás habíamos estado tan cerca el uno del otro, es por ello que resultaba tan extraño que ahora pudiera describir con tanta exactitud su pálido rostro. Su nariz tenía un puente perfecto que su mascarilla negra resaltaba aún más. Tenía unas bonitas y largas pestañas, leves pecas esparcidas a lo largo y ancho de rostro y sus ojos eran azules verdosos, sumado a la forma simétrica de su cara, lo hacía ver alguien realmente atractivo.
-¿Pasa algo? -me atrevo a preguntar, pues él no me dice nada.
-¿por qué te sientas conmigo? ¿No tienes a tus amigos? -Me tensé ante la severidad en su tono de voz, pero traté de disimularlo.
-Ninguno de mis amigos está en esta clase. Y como te dije, ya todos tenían compañero.
-Ya veo, era tu segunda opción. -Lo escucho resoplar. -Era obvio.
-¿Qué dices? No he dicho eso. -Frunzo el ceño, no me gustaba esa actitud que estaba teniendo conmigo. -Oye, no seas tan defensivo, por favor. No quiero que peleemos de forma innecesaria.
-Ajá. -Dijo sin más, volviendo a garabatear en su libreta. "Qué imbécil". Fue el pensamiento que cruzó por mi cabeza. Es que, de verdad, ¿qué necesidad había de ser así?
-Solo para que lo sepas, esto no es una broma o alguna estupidez por el estilo, si lo estás pensando. -La palabra "mentiroso" resonó en mi cabeza. -No me mal entiendas, simplemente no me apetecía estar solo. Me interrogas demasiado, ¿cuál es tu problema?
-Que no confío en ti. -Me señaló, cruzándose de brazos. Yo exhalé con frustración, pero tenía que hacer que confiara en mí. De una forma u otra...
-Okay, primero ¿qué clase de visión tienes de mí para pensar tan mal sobre mí? -El soltó un bufido en respuesta.
-Eres amigo de Riya. Eso, para empezar. Y también todos recuerdan cómo eras en el jardín de niños.
-Cielos, lo que pasó con Bridgett en ese entonces fue un accidente de mi parte. Si, acepto que antes no era el mejor niño de todos. Pero he cambiado, Tom, y para rematar, ¡han pasado como 10 años desde eso! -Exclamo, en voz baja. Intento controlar mi temperamento, pero este tipo me pone los nervios de punta con su actitud. -¿Y qué tiene que ver Riya en todo esto?
-Siempre menosprecia a los demás y los cree a todos inferiores a ella, creyendo que el mundo gira en derredor suyo. Lo sé porque la conozco desde preescolar. -Al hablar de Riya, parecía incluso más irritado que antes.
Bueno, no le iba a negar que, en parte, tenía razón. Riya antes era la típica abeja reina en un cliché de novela, pero tras hacerme su amigo, cambió un poco. Para bien, claro. Pero su ego y narcisismo seguían palpantes en ella, sin contar su lengua de serpiente con la que podía arruinar más de una vida.
-Okay, acepto que Riya antes no fue el mejor ejemplo de persona.
-¿"Antes"? -Tom arqueó una ceja mientras me miraba. Por algún motivo, ese gesto se me hizo muy atractivo de su parte.
-Sí, antes. Es una buena chica ahora, solo debes conocerla mejor.
-Oh, créeme, sé perfectamente como es. Tú solo la tienes en un pedestal. Igualmente, lo sabrás a su tiempo.
No entendí qué rayos fue lo que quiso decir, así que mejor traté de no hacerle caso. Pero no podía permitirme que la conversación muriera ahí, o de lo contrario, las cosas serían incómodas entre los dos y me será imposible poder trabar amistad con él.
¿Por qué me importa tanto? Es solo una estúpida apuesta...
De reojo me fijé en que la tapa superior de su libreta estaba decorada con stikers de bandas musicales. Había a montones stikers de Imagine Dragons. Vi aquello como una oportunidad para entablar una mejor conversación con Tom: pues yo era un gran fanático de su música.
-Hey, cambiando de tema, ¿te gusta Imagine Dragons? -me atreví a preguntar.
La mirada que me dedicó era más relajada, ya no parecía a la defensiva conmigo e incluso dispuesto a hablar. Cosa que me alivió. Aunque todavía así se tomó su tiempo para responderme, como si estuviera dudoso de querer seguir la conversación.
-Uhm, sí. Es mi banda favorita, de hecho.
-Eso es genial, a mí me gusta también. Además de Set it Off, Måneskin y My Chemical Romance.
-No sé por qué te vi cara de que te gustaba Conan Gray o Taylor Swift.
-Bueno, escucho mucho a Conan Gray y Olivia Rodrigo, pero irónicamente Taylor no es de mis favoritas.
-Yo los escucho dependiendo de mi estado de ánimo.
-¿Qué hay de Marina?
-Hace buena música, pero no la escucho tan seguido.
Tal vez no está toooodo perdido.
[...]
Ese día, a pesar de no haber sido tan malo, llovió como si no hubiera un mañana. Al menos por la tarde, a la hora de la salida.
Tenía muchas cosas en la cabeza, entre la apuesta de Riya que sí o sí tenía que cumplir y el tener que afrontar el inevitable hecho de que tendría que "convivir" con mi estúpida familia esta misma tarde. Lo cual es sin duda un ASCO porque ya de por sí había sido bastante hastiante pelearme con mis progenitores durante todas las vacaciones. Cada segundo de cada minuto de cada hora de cada día de TODAS las VACACIONES. ¿Era mucho pedir 3 míseros días de mi fea vida, para tener paz?
Era el colmo. En serio el colmo. No sé cuánto más pueda soportar esta rutina de mierda.
-Entonces, ¿tus tíos van a tu casa? -me pregunta Aiden, mientras camina a mi lado. Yo asiento con la cabeza. Por alguna razón, tenía una curita en su nariz y también tenía la mejilla inflamada. Le quería preguntar si algo malo le había pasado, pero ya que él no me había dicho, yo no le iba a preguntar.
-Y es horrible porque de seguro me van a criticar hasta por mi forma de respirar. Desde que mis padres expusieron mi orientación sexual al resto de mi familia, tras haber salido del closet, parecen hasta odiarme con más ganas que antes. Ni siquiera salí del closet por voluntad propia porque sabía que terminaría mal, pero ellos descubrieron mis chats cuando me revisaron el celular. Eso, hace un año ya.
-Ush, no me agrada tu familia.
-Créeme, a mí tampoco. Mi verdadera familia consiste en tú y Shawn.
-Y tu hermano se mudó el año pasado, al otro lado de la ciudad por lo mismo ¿verdad?
-Sí, el no pudo con el estrés que le imponían mis padres y acabó por marcharse. Ahora estoy solo contra ellos...
De tanto que íbamos hablando y tirando chisme, el camino hasta la salida se nos hizo relativamente corto. Por eso apenas y nos dimos cuenta cuando llegamos a la salida del colegio. Llovía de tal forma que parecía un huracán. Los árboles se balanceaban peligrosamente por la fuerza del viento, los cables se sacudían y tuve que agarrar a Aiden para que no se lo llevara una repentina ráfaga de aire (el cabrón estaba muy delgado, como un fideo, espero que esté comiendo bien).
-Mejor me voy a quedar un rato. A ver si se frena un poco el diluvio. De todas formas, no me urge llegar a mi casa.
Advertí a Aiden, quien me miró. Estaba algo mojado por culpa del agua que arrastraba el viento consigo, y la verdad, se veía bien chistoso. Como un chihuahua, por como tiritaba.
-¿no tienes sombrilla? -Negué con la cabeza. -Yo tampoco, pero creo que tomaré el riesgo y correré a lo que me den las patas hasta llegar a casa.
Yo parpadeo. ¿"Cómo se te ocurre? Estás loco" Quise decirle, pero preferí guardar silencio.
-Pues bueno, pero allá tú. Porque si te mueres de neumonía no iré a tu funeral. -Aiden rueda los ojos y yo sonrío. -Por cierto, ¿qué tal te fue con "El Innombrable"?
Lo último se lo dije mientras mantenía una sonrisa burlona en mis labios. El bufido y su lenguaje corporal a continuación, dejó muy en claro su molestia al recordar lo que seguramente para él, sería un recuerdo horroroso.
-Ese sujeto es un dolor de cabeza. Hoy tuvimos que hacer un trabajo conjunto en clase de Artes Visuales, y acepté más que nada para tratar de cumplir la apuesta... -yo arqueé una ceja, no muy convencido. -...Y después de eso, el muy desgraciado no dejó de perseguirme todo el día. Tratando de que hablara con él e invadiendo MI espacio personal. ¡Es un imbécil! Lo odio, lo odio, lo odio.
"Date cuenta, amiga. Te trae ganas" pensé para mis adentros. Quería pensar que solamente estaba haciéndose el tonto, porque si no, me le iba a burlar bien feo más adelante.
-Lo odias... ¿por tratar de hablarte? -Yo me reí. -Quién te entienda, Aiden.
-Cállate- -suspiró. -Pero bueno, Jake, te dejo. Hoy papá hará pizza y no quiero llegar cuando esté fría.
-El que va a llegar frío eres tú. -bromeé. -A veces desearía tanto que tu familia me adoptara.
-Sabes que eres bienvenido cuando sea, mi mamá te adora.
-Suena bien. Dile que iré a verla un día de estos.
-¿"A verla"? ¿Y a mí qué?
-Tu mamá es más linda.
-¡Estás loco!
-...Por tu mamá.
Yo me río de forma escandalosa mientras Aiden me reclamaba y pegaba. La gente que pasaba cerca nuestro nos veía con extrañeza, pero no me podía importar menos. Aquel minion con complejo de chihuahua me hacía absurdamente feliz.
-¡Cuídate! ¡Y recuerda, los que pelean se gustan! -le grité cuando este se iba alejando, corriendo aun cuando el cielo le caía prácticamente encima. Se volvió unos segundos para verme y sacarme el dedo del medio, para después seguir corriendo. Yo me reí con ganas.
La verdad, no quería regresar a casa tan pronto y la lluvia resultaba una buena excusa para atrasar mi llegada. Así que me limité a sentarme en una banca, estaba algo mojada, pero no quería seguir de pie. Contemplaba a todos marcharse a sus casas, algunos con sus parejas bajo el manto protector de sus sombrillas, otros acompañados por amigos, y a un tipo se le ocurrió la genial idea de quitarse la camiseta y correr semidesnudo bajo la lluvia. Qué imbécil.
-Hey, Jake. ¿Aún no te vas?
Levanté la cabeza al reconocer la voz de Heather, mi prima por parte de mi madre. También la novia de Alejandro, el capitán del equipo de soccer. Éramos muy diferentes el uno del otro, pero el odio en común por nuestra familia nos hizo unirnos con el pasar de los años. Me agradaba, cuando no era una víbora venenosa.
Heather, una chica alta y esbelta, destacaba por su cabello negro azabache, ondeando en elegantes ondas que enmarcaban su rostro. Vestía el uniforme escolar con gracia: una blusa blanca impecable y una enagua perfectamente plisada hasta la mitad de sus muslos. Su atuendo se completaba con un lazo negro bien ajustado y unos zapatos pulcros que realzaban su porte distinguido y su mirada penetrante. Siempre había admirado de ella su bonito cuerpo y buen estilo de moda.
-Está lloviendo a mares y no tengo prisa por llegar a casa. -respondí. Ella mejor que nadie entendía mi sufrimiento por convivir con esas personas espantosas, me dio golpecitos en la cabeza. Era su forma de consolarme.
-Yo menos, pero trato de no distanciarme mucho de mis padres para que después no anden sospechando.
-¿Sospechando? ¿Por qué?
-Estoy ahorrando para irme a vivir con Alejandro a su apartamento. -yo solté un "wow" de exclamación. -No creo poder seguir aguantando vivir con mi familia.
-Yo tampoco, estoy casi en mi punto de quiebre, pero no tengo a dónde ir. -suspiré. -Y las cosas han sido peores desde que Shawn se fue.
-¿Y no puedes preguntarle a alguno de tus amigos?
-No quiero que Ellie y Riya lo sepan porque tendría que explicar el motivo, me avergüenza. -dejé escapar un suspiro de entre mis labios. - Ni tampoco quiero molestar a Aiden con mis problemas estúpidos...
-Jake, no son "problemas estúpidos". -Me replicó ella. -Tengamos fe en que las cosas mejorarán, solo aguanta un poco más. Pronto seremos libres los dos, lo puedo sentir.
"Pero ya no puedo aguantar más, Heather. Me duele cada insulto, cada golpe, cada pensamiento. No tengo fuerzas para seguir. ¿Debería soltar la toalla y buscar una buena soga? Porque si no me tengo piedad a mí mismo y acabo con mi sufrimiento, ¿quién se apiadará de mí entonces?"
Eso era lo que verdaderamente quería responder, pues porque era verdad. Así de roto me sentía. Sin embargo, ya sabía que Heather me diría lo contrario y me regañaría por "delirar": que pasase lo que pasase, íbamos a lograrlo juntos. Entonces me limité a asentir con la cabeza.
-Ya debo irme, Alejandro me llevará a casa. Nos vemos esta noche, Jake. -Ella me abrazó por unos segundos y después se fue corriendo hacia Alejandro, quien la esperaba subido en su motocicleta con un traje impermeable y con el casco en la cabeza. La escuché maldecir a la lluvia antes de subirse detrás de su novio y abrazarlo, para finalmente desaparecer los dos de mi campo visual.
Los minutos pasaban y parecía que el aguacero no iba a parar, estaba harto. Me incorporé y empecé a caminar, derrotado, para marcharme a casa. No me apetecía para nada mojarme y arriesgarme a contraer un resfriado, además de que el agua me arruinaría el delineado y parecería mapache, pero no es como si tuviera demasiadas opciones. Qué pesadilla.
Ya estaba de pie bajo el diluvio, aceptando mi destino. Cerré los ojos tratando de encontrar paz inexistente. Sentía un nudo en la garganta, quería llorar. Quería gritar a los 4 vientos y reclamarle al mundo la horrible vida que se me había asignado. Más, ¿qué derecho tenía yo? ¿Qué caso tenía reclamar? Poco a poco el agua me empapaba de pies a cabeza, y comenzaba a relajarme gracias al ruido blanco. La lluvia podría arruinar mi delineado, pero me ofrecía la calma que no recibía por parte de mi familia.
Hasta que dejé de sentir el agua sobre mí.
Extrañado, abrí mis ojos. Y vaya sorpresa me llevé cuando vi a ese extraño chico de máscara, otra vez, de pie, a mi lado. Cubriéndome con un paraguas verde.
Me miraba fijamente con sus ojos cían, y yo hice lo mismo.
-Te estabas mojando. -me dijo con sencillez.
-¿En serio? No lo había notado. -respondí, sarcástico. Él me sonrió con los ojos, lo que me sorprendió todavía más. Era la primera vez que lo veía "sonreír" a pesar de no ver su boca.
-Tómala. -Me tendió en mis manos su sombrilla, sin darme tiempo si quiera de procesar. -Mi abuela está por allá. -Repuso, señalando un bonito volkswagen golf rojo que estaba estacionado a la orilla de la acera, unas calles más adelante. -Solo debo correr un poco, la necesitas más que yo, Conehead-Boy. -Ante el apodo, me sonrojé sin querer.
-¡No me digas así! A-además, ¡es tú sombrilla! -exclamé, tratando se devolvérsela. Pero él me calló dándome un golpe con su dedo en mi frente. Me quejé, si me dolió.
-Nada más me la devuelves mañana. -Fue lo único que me dijo antes de salir corriendo en dirección al mismo auto que había señalado con anterioridad. Yo me quedé ahí, parado con aquel paraguas entre mis manos, aturdido y con mi cara de pendejo.
¿Por qué lo hizo? Esa pregunta floreció en mi mente...
Tardé alrededor de 40 minutos en llegar hasta el lugar donde residía. Para cuando me encontré de pie frente a ese infierno mal llamado "casa", ya no llovía con tanta intensidad como antes. Sin embargo, estaba mojadísimo y muriendo de frío.
Habría tratado de subir por el tronco del árbol que daba hasta la ventana de mi habitación, pero francamente estaba demasiado exhausto, física y emocionalmente, como para hacer eso. Siempre que podía entraba por ahí para evitar los gritos, reclamos e insultos por parte de mis progenitores.
Me resigné y me dirigí a la puerta de entrada, para abrirla. El molesto chirrido que soltó la maldita puerta delató mi llegada, porque casi inmediatamente escuché los sonidos de los tacones de madre golpeando el suelo, yendo en mi dirección.
-Jake Adil Allen, ¿dónde diablos has estado?
Sí. Mi segundo nombre es Adil, supérenlo.
-Estaba lloviendo a cántaros afuera, ¿esperabas que llegara por patas hasta acá cuando me caía el cielo encima? -repliqué, malhumorado.
-¡Por Dios! ¡Vete a tu habitación, o donde sea! Solo mira el desastre que has dejado. -Como siempre, no me hizo ni caso y se puso a señalar mis errores. Típico de esa mujer.
Mejor ni siquiera le respondí nada más, no estaba de humor para eso. Ignoré toda el agua que caía debajo de mí mientras subía las escaleras que daban al segundo piso, las escaleras crujían bajo mis pies y los gritos enfurecidos de mi madre resonaban por toda la casa, alcancé solamente a distinguir las palabras "Inepto" y "Desagradecido" en su oración.
Con rapidez me encerré en el baño y me senté sobre la tapa del inodoro, incapaz de retener mi ansiedad, jalándome mis cabellos.
Wow, qué novedad que madre me recibiera con insultos mientras me reclamaba por cualquier maldita cosa. Incluso ahora me gritaba desde afuera del baño por el desastre que había hecho, golpeando la puerta para tratar de entrar, pero por fortuna había echado el cerrojo.
El nudo en mi garganta aumentaba con cada segundo, con cada grito escuchado, con cada pensamiento negativo. Ya no quería estar más allí.
Pero me es imposible negar lo mucho que duele saber que incluso a los ojos de mi propia madre, resulto una aberración.
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Hmmm Jake con Mommy Issues. ¿Es buen momento para decir que "Mama's Boy" le queda como anillo al dedo?
Pronto veremos los demás desarrollos del resto con sus enamorados 😏🥰
Nos vemos después, recuerden tomar agua, mua 💋
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