18. ¿Juntos?

Eylen

—Si quieres puedes poner tu música. —dice Harry al cabo de un rato. 

—No, está bien. 

—¿Te digo algo? La canción que está sonando justo ahorita me hace pensar en ti cada vez que la escucho. 

—¿De verdad?

—Sí. 

Observo en el celular de Harry el nombre de la canción y el artista. 

—Pero... Es de Green Day. —susurro más para mí que para él. 

—En efecto. 

—No deberías hacer eso, Harry.

—¿Qué cosa? 

—Decir que una canción de tu banda favorita te recuerda a mí, la arruinaré para ti. Quizás no ahora, pero después sí. 

—¿Cómo podrías arruinarla? —frunce el ceño viéndome de reojo. 

—No lo sé —comienzo a jugar con mis dedos —Uh, podría darte un ejemplo. Mi cantante favorita se llama Ruelle...

—¿Ruelle?

—Sí, no es muy conocida, pero tiene canciones muy buenas y cuando estuve de novia con... Ben... Hubo una canción de Ruelle que yo escuchaba sin parar porque me recordaba a él y después de todo lo que pasó jamás he podido escuchar la canción de la misma manera, Benjamín la arruinó para mí. Cada vez que aparece en mi lista de reproducción tengo que pasarla. —suspiro —Así fue que aprendí que cuando se trata de tus artistas favoritos es mejor no dedicar canciones. 

—A mi jamás podrías arruinarme nada, Eylen. No ahora, ni en ningún futuro cercano. 

—De acuerdo —digo sonrojada y tomo su celular —¿Te molesta si la empiezo? Quiero escucharla bien. 

—Adelante. 

Lo contemplo mientras escucho la canción. No me importa que de seguro siente mis ojos puestos en él. 

"¿De verdad piensa así sobre mí?"

La canción Dry Ice sin duda se convertirá en una de mis favoritas. 

—Fue agradable el que me invitaran a pasar una tarde con ustedes, —comento cuando ya ha acabado la canción y otra diferente suena —París me dijo que fue tu idea. 

—Solo quería asegurarme de que estuvieras bien. 

—Lo estoy. 

Harry frena el auto y se estaciona en una esquina de la entrada principal del vecindario de Stanley. 

Ni cuenta me había dado de que ya había llegado tan rápido. 

—¿Qué sucede? —pregunto confundida. 

—Antes de dejarte en casa de tu amigo quiero saber algo. —su silueta es casi invisible ante la oscuridad del auto —¿Crees que hay una posibilidad de que podamos intentar estar juntos de nuevo? 

—¿Juntos? 

Un nudo se forma en mi garganta. 

—Sé que no soy bueno para ti, Eylen, pero te amo. Lo dije antes y estaba asustado, lo digo ahora y sigo estando asustado, pero te sigo amando, ni siquiera la distancia o el tiempo ha hecho que mis sentimientos por ti cambien, creo que incluso han crecido más de lo que se debió desvanecer. 

—Harry... 

Lo escucho bufar con pesar. 

—Me siento como un total idiota, seguramente estoy empeorando todo, Eylen, pero no me interesa, tienes que saber que estas semanas sin ti han sido un calvario. Cada vez que cerraba los ojos me volvía loco porque no podía dejar de pensar en ti. Te extraño, ¿acaso tú no a mí? 

—Claro que sí —llevo una de mis manos a su mejilla. 

—No entiendo que me has hecho, pero ni siquiera puedo ver o besar a otras mujeres sin sentirme asqueado por ello. Extraño tus labios, Eylen, extraño tus abrazos, extraño el poder tenerte cerca, ¡joder! Extraño el pasar mis manos por tu cabello, ¡incluso tu mal humor! Extraño hacerte reír, extraño todo. Y si todavía hay una esperanza de salvar esto, quiero tomarla. 

Me quedo en total silencio sintiendo mis lágrimas resbalar por mis mejillas. Mi fuerza de voluntad con este hombre nunca ha sido la mejor. 

Mis sentimientos me ciegan y mis ganas de sentirlo cerca me hacen despojarme del cinturón de seguridad y llevar mis manos a su cuello para atraerlo a mí y besarlo. 

Siento que pruebo la gloria. 

Los labios de Harry responden a mi afecto de forma rápida, moviéndose con deseo mientras su lengua busca un toque más profundo en mi boca. 

Siento como se quita el cinturón de seguridad con desesperación sin dejar de mover sus labios junto a los míos y yo llevo ahora mis manos a su cabello. 

Harry me toma de la cintura y me hace subir a horcajadas sobre su regazo, incluso hace que la silla se eche para atrás con un rápido movimiento en la palanca. 

Rompemos el beso por falta de aire, pero sus labios en seguida bajan a mi cuello atacando a besos cortos hasta subir al lóbulo de mi oreja y muerde coqueto esa área haciéndome tener escalofríos al instante. 

Ladeo la cabeza dándole más acceso y suelto un pequeño gemido de placer cuando sus manos viajan por debajo de mi vestido y me da un ligero apretón en los glúteos. 

Mi vestido comienza a estorbar ya que se ha levantado por encima de mis piernas más de lo que ya estaba y siento por la tela de mi ropa interior como un bulto comienza a creer por debajo de mí. 

No le doy a mi cabeza la oportunidad de entrar en razón, sólo llevo mis labios nuevamente a los de Harry para saciarme de él y su exquisito sabor. 

A pesar de que estámos a vidrios cerrados y con el aire acondicionado puesto, el calor comienza aumentar, mi cuerpo a sudar y mi entrepierna a mojarse.

—¿Ti... Tienes...? —mis palabras se pausan sobre sus labios —¿Tienes condones? —me las ingenio para preguntar cuando ahora ha bajado las tiras de mi vestido y está besando las comisuras de mis pechos que aún están siendo protegidos por mi brasier. 

—En la guantera —responde de forma ronca sin dejar de besarme. 

Con dificultad me inclino para estirar mi mano al pequeño cofre frente al asiento del copiloto y saco la caja tomando uno de los sobres con desesperación y seguido arrojo la caja a un costado. 

—Toma. 

Le pongo el sobrecito en la mano frenando sus besos y me levanto un poco para que se baje los pantalones.

Estoy temblando de la excitación al sentir entre la oscuridad como se coloca el preservativo y arranca mi ropa interior. 

Literalmente la rompió de un solo tirón y la arrojó al asiento de atrás. 

Ahogo un grito, cuando me toma de las caderas con firmeza y me posiciona sobre su erección mientras yo me dejo caer lentamente sintiendo como me llena por completo de él. 

—Eylen... ¡Joder! —susurra sobre mis labios. 

Los gemidos son lo único que salen de mis labios y Harry me acompaña en el acto.

Aferro una mano a su hombro y llevo otra a la ventana de Harry mientras me muevo con más velocidad aprovechando que soy la que tiene el control. 

Subo y bajo permitiéndome disfrutar del placer y la fricción de nuestros cuerpos. 

Muerdo mi labio inferior tratando en vano de no gemir muy fuerte, ya que Harry ha desabrochado mi brasier y sus manos están masajeando mis pezones mientras sus labios van dejando un rastro de besos por mi cuello hasta llegar a mi mandíbula. 

Busco entre la oscuridad sus labios introduciendo yo ahora mi lengua en su boca disfrutando aún más de su roce con la mía. 

Aferro mis manos a sus hombros, mientras aumento el subir y bajar de mis movimientos. 

Me siento al borde del éxtasis. 

Cierro los ojos echando la cabeza hacia atrás y es allí cuando llego. Continuo moviéndome sobre él de forma lenta y una sonrisa aparece en mi rostro cuando Harry suelta un gruñido y seguido me siento aún más llena de él porque también ha llegado. 

Mi entrepierna se estremece cuando tomo espacio y me levanto saliendo de él para volver a mi lugar sintiendo mis fluidos resbalar. 

Mi respiración es irregular, y siento que mi corazón se va a salir, ni siquiera puedo mirarlo, tengo primero que calmarme un poco.

Algo extraño se apodera de mí. Es como si esa parte que estaba rota se hubiese vuelto a recomponer y no le da paso a la culpabilidad de juzgar lo que acabo de hacer porque la tranquilidad es mucho mayor. 

Definitivamente mi corazón lo extrañaba y mi cuerpo lo necesitaba. 

 ❁❁❁

Harry

La música es lo único que llena el auto. 

Eylen se queda en total silencio y eso me asusta, no sé que está pasando por su cabeza y me tortura.

"¿Estará arrepintiéndose? ¿Lo habrá disfrutado tanto como yo?" 

Amarro el preservativo y me subo los pantalones, ganando algo de tiempo para mirarla.

Mi pecho sube y baja acelerado, acomodo mi camiseta y me llevo las manos al cabello arreglandolo un poco entre medio de la oscuridad.

Eylen carraspea y dice:

—No puedo creer que rompieras mi ropa interior.

Una sonrisa que sé que no puede ver del todo se desliza en mis labios.

Tomo su brasier que había arrojado a mis pies y se lo entrego. 

—Lo siento mucho.

"En realidad no..."

—Está bien —se ríe por lo bajo aceptando su prenda para volver a ponérsela —¿Tienes algo para que yo pueda…? 

—Sí, revisa nuevamente en la guantera —respondo al entender que quiere limpiarse. —Debe haber un paquete de kleenex . 

Trago el nudo en mi garganta y levanto mi celular para así darle algo de privacidad en lo que hace, lo cual es irónico después de lo que acabamos de hacer.

Mi corazón está revoloteando y me siento como un estúpido chico de colegio feliz por haber hecho lo que lleva fantaseando por mucho tiempo.

Escribo en la aplicación de música el nombre "Ruelle" y guardo a la artista en una lista de reproducción para escucharla después.

—Creo... Creo que será mejor que busque a mi perro y me lleves a casa —escucho que dice.

Bloqueo el celular y siguiendo sus órdenes prosigo a manejar la poca distancia a la casa de su amigo.

Me sorprendió el que acerté al aparcar frente a la misma ya que solo he estado aquí una vez y fue muy temprano esta mañana.

Eylen baja del auto sosteniendo su vestido con firmeza para que el viento de la noche no le haga una mala pasada y yo muerdo mi labio inferior mientras la sigo a la entrada de la casa, como su fiel guardaespalda.

Toca el timbre y a los pocos segundos su amigo de peculiar cabello enrulado abre la puerta con una sonrisa en el rostro.

—¡Eylen!

—Hola —ella sonríe —Vine por Canela.

—Oh, claro... Espera un momento-

—¿Quién está en la puerta, mi amor?

Eylen se espanta cuando escucha la voz de una mujer. 

—¿Es tu madre? —susurra preocupada.

—Sí —responde el chico —Llegó por la tarde. Deberías pasar, así la conoces en persona finalmente. 

Eylen me mira y yo a ella. 

—No creo que sea buena idea, Stan —le responde —¡Mírame! Acabo de llegar del lago y estoy muy desarreglada. 

"Y sin ropa interior..." 

Contengo mis ganas de reírme por eso ya que no quiero que se ponga más nerviosa de lo que de seguro está. 

—Oh, tonterías. —Stanley niega. 

Una mujer aparece por detrás del chico, luce muy joven. Demasiado a decir verdad. En sus manos trae a Canela y su gran sonrisa desaparece en el momento en que sus ojos observan a Eylen y en su lugar ¿confusión? Aparece. No sé, pero es como si el ver a Eylen le sorprendiera demasiado.

—Oh, —sacude la cabeza forzando una una media sonrisa —Supongo que este juguetón cachorro te pertenece —dice entregando a Canela.

Eylen le sonríe ajena a la situación quizás porque está demasiado nerviosa como para darse cuenta.

—Sí. —lo acepta en brazos y deja un corto beso en la cabecita del cachorro. 

—Soy Eloise Scott —se presenta y pone una mano en el hombro de su hijo, quien para ser un chico de dieciséis años es muy alto, casi de mi altura. —¿Tú debes ser Eylen...? Lo siento, Stanley nunca ha mencionado tu apellido.

—Stone —Eylen se apresura a decir con una sonrisa —Me llamo Eylen Stone.

Arqueo una ceja al ver como Eloise aprieta sus labios en una mueca y sube la mirada al techo antes de asentir y regalarle a Eylen una sonrisa aún más forzada y que deja hoyuelos en sus mejillas al hacerlo. 

—¿Se quedarán a comer? —pregunta ahora poniendo su atención en mí por un par de segundos. 

Eylen niega y dice: —Señora Scott, no queremos ser imprudentes, solo he venido a buscar a mi mascota.

—Vamos, Eylen... Una cena conmigo y mi madre no te matará —bromea Stanley.

Eylen me mira nerviosa quizás buscando en mi una respuesta. Yo subo mis hombros sin saber qué decirle. 

—De acuerdo —ella suspira. —No sería muy cortés de mi parte rechazar una comida. 

Eloise aplaude emocionada y se gira para entrar a la casa junto a su hijo.

Antes de que Eylen entre la tomo con delicadeza del codo haciendo que subiera la vista a mi.

—No me gustó la forma en la que ella te vio. —le advierto. 

—¿Uh? No me vio de ninguna forma.

—Claro que sí.

—¿Cómo? 

—No lo sé, fue extraño es como si te conociera de toda la vida, pero tu pareces no tener idea de eso.

Eylen suspira. 

—Harry, sé que tienes la tendencia de protegerme de todo y de todos, pero ¿puedes relajarte? Este es un lugar seguro. —sube los hombros —Quizás le resulté familiar, ya sabes que tengo una de esas caras...

No me hace nada de gracia que haga referencia a lo de su estúpido profesor solo por intentar aligerar el ambiente ya que no lo consigue, solo logra traerme recuerdos de la golpiza que le di al hombre y que de seguro le volvería a dar si tengo la oportunidad. 

—Ajá.

—Por favor, no hagas un drama de esto y vamos, entre más rápido salgamos de este lugar más rápido puedo volver a casa para conseguir ropa interior. —susurra entre dientes y procede a cruzar la puerta. 



Después de dos meses... Finalmente aquí estoy.

Espero que les haya gustado este mini maratón y me disculpen por la desaparición.

Soy la peor, lo sé.

-Cute.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top