14. Lloverán golpes

''Si él es un asesino en serie, ¿qué es lo peor que le puede pasar a una chica que ya está herida?''

-Lana Del Rey.

Harry

—¿Qué hacemos? —pregunta París de forma preocupada —Mira, está caminando a la parada de buses.

Siento mi corazón latir con frenesí, no puedo pensar con claridad.

—Quizás... —comienzo a decir, pero París me interrumpe.

—¿Detenerla? ¡Brillante idea!

Noto al final de la calle las luces de lo que parece ser un bus. Así que sin demorar un segundo más comienzo a correr para salir del departamento.

En media sala casi tumbo a Tokio. No me detengo a dar explicaciones, solo salgo del lugar oyendo gritos y pasos detrás de mi.

Comienzo a tocar el botón del elevador repetidas veces.

—Vamos... ¡Vamos! —susurro entre dientes. —¡Ábrete!

—¿Qué diablos está pasando? —Tokio llega hasta mi lado y París viene más atrás ya que se había detenido a ponerse pantuflas.

—Vimos a Eylen —le explica su hermana —Está caminando a la parada de buses.

—¡Maldito elevador! —continuo presionando los botones ahora entrando en un nivel mayor de desesperación. Miro a mis costados —¿¡Dónde están las escaleras!?

—Final del pasillo a la derecha —responde Tokio.

Corro en esa dirección y al ver la salida empujo la puerta y comienzo a bajar las escaleras a toda velocidad.

Eylen podría ya estar montándose a ese bus y desapareciendo de mi vida nuevamente.

Al llegar al lobby del edificio salgo corriendo ignorando totalmente al guardia de seguridad que seguramente se espantó cuando estrellé las puertas.

El frio aire comienza a hacer su presencia mientras corro por la carretera viendo a Eylen llegar hasta la parada y subiendo su mano en dirección al bus que viene a pocos metros.

—¡Eylen! —grito sin dejar de correr —¡Eylen!

❁❁❁

Eylen

—¿Harry? —susurro asustada y volteo ante el sonido de su voz.

Con manos temblorosas quito algunos mechones de cabello lejos de mi rostro y la silueta de Harry cobra más vida mientras frena en seco y queda a pocos centímetros de mí.

Noto que está tratando de mantener su respiración a raya y su pecho sube y baja de forma rápida.

''¿Estoy imaginando cosas?''

Pego un grito cuando el bus suena el claxon a mi espalada y al girar me doy cuenta de que está estacionado esperando por mi.

—¿Vas a subir o no? —pregunta el chofer de forma alta.

Volteo para ver a Harry que está allí viéndome fijamente.

Miro nuevamente al señor del bus y niego. El hombre procede a seguir manejando y Harry deja salir aire por su boca, quizás mostrando alivio ante mi decisión de quedarme.

—¿Qué estas haciendo aquí? —susurro. —¿Cómo es que...?

Harry señala el enorme edificio frente a la carretera.

—Vine a pasar el fin de semana con los Snyder —responde —Tokio acaba de cerrar la compra de ese edificio.

—Oh... —asiento y trago el nudo en mi garganta.

No quiero llorar, juro por Dios, que no deseo hacerlo, pero verlo nuevamente frente a mi me da tanta seguridad y luego de la noche que he tenido...

—¿Estás bien? —noto la alarma en su voz y ahora rompe toda distancia para tomar mis manos de forma suave y mirar la sangre en ellas —¿Quién diablos te hizo esto? —pregunta y su mirada pasa de cachorro triste a furioso en segundos. —Dame los nombres y la ubicación.

Harry va pasando la mirada por todo mi cuerpo, quizás poniéndome más atención, viendo así las consecuencias de la pelea con Amber.

—Yo-

—¡Carajo! —exclama París a lo lejos —Creo que pisé un chicle.

—Que asco —murmura Tokio y suelta una risa por lo bajo.

Miro detrás de Harry y veo que los hermanos Snyder vienen cruzando la carretera mientras hacen camino hasta nosotros en la parada de buses.

—Eylen —Harry mueve sus dedos pulgares por el dorso de mis manos que aun no ha soltado —Prestamente atención —dice y subo la mirada para verlo —Dime ya quien te hizo esto.

—Creo que en teoría fui yo misma —respondo y hago una mueca.

—¿Qué? —frunce el ceño.

—Estaba en una fiesta y armé una pelea. Creo que si no me hubiesen gritado para que me detuviera a ver la sangre y los estragos mato de golpes a Amber.

—Joder... —susurra Tokio al llegar a nuestro lado junto a París.

—¿Eylen? —El rostro de París muestra sorpresa —¿Tú casi matas a alguien? —pregunta incrédula.

Asiento y sonrío al ver la cara fascinada de los hermanos Snyder ante mi confesión.

Harry ladea una sonrisa y lentamente suelta mis manos, mostrándose ahora más tranquilo y diría que incluso orgulloso.

—¿Dónde ocurrió? —pregunta Harry y se cruza de brazos.

—Allí —señalo el lugar de donde siguen volando los fuegos artificiales. —Es una de las fraternidades.

—Bueno, de ninguna manera te vamos a dejar ir a tu casa así —París me toma del brazo —Vamos, por suerte para ti, tener a Harry y Tokio en mi vida significa cargar siempre con un botiquín de primeros auxilios.

Comienzo a ser arrastrada del brazo por París y los chicos caminan detrás de nosotras para entrar al edificio.

Siento que estoy delirando, verlos justo aquí no era lo que esperaba, aunque siendo honesta en esta noche han pasado demasiadas cosas que no esperé que ocurrieran.

❁❁❁

Harry

Entramos al departamento escuchando a París hablar de lo feliz y sorprendida que está de ver a Eylen nuevamente.

Tokio me da una mirada que no puedo descifrar del todo, puedo jurar que está confundido y a la vez asustado por la forma en la que sus palabras previas se han manifestado en realidad en cuestión de horas.

—¡Eylen! —mi tía se levanta del sofá donde se encontraba viendo televisión y se acerca para rodearla en brazos. —Mi niña, que lindo es verte.

Muerdo mi labio inferior al ver la sonrisa que se plasma en el rostro de Eylen en medio del abrazo. Por un breve segundo se siente que el tiempo ha retrocedido y todo sigue igual, pero lastimosamente no es así.

—Lo mismo digo, señora Snyder.

—¿Pero que te ha pasado? —pregunta mi tía al romper el abrazo y escanearla.

Eylen se sonroja de forma avergonzada.

—Una fiesta que se salió de control —respondo y me acerco a ellas —París, préstale tu ducha y ropa limpia.

—Lo que usted diga, capitán. —dice burlonamente y se lleva a Eylen quien una vez más no puede reaccionar.

Tokio se cruza de brazos y se para al lado de su madre.

—¿Creen que tenga hambre? Puedo servirle un poco de comida de lo que ha quedado —sugiere mi tía.

—No creo —Tokio niega —¿Quizás un té?

—Calentaré el agua —su madre sonríe y se aleja de nosotros.

Meto las manos en los bolsillos de mi chaqueta y miro a Tokio con seriedad.

—Sé que no puedo detenerte, pero por lo menos intentaré persuadirte —me mira con advertencia —No tienes que ir a esa fiesta y golpear a esa chica hasta dejarla en coma.

—¡No puedo quedarme de brazos cruzados! —suelto molesto, pero trato de moderar el tono de mi voz.

—Por lo menos indaga un poco antes de tomar represalias. —sube los hombros —Sí, se nota que fue una pelea acalorada, pero Eylen dijo que casi la mata, así que no deberías alterarte tanto.

—Me enfurece la idea de alguien poniéndole un dedo encima y no me interesa a quien deba darle la paliza de su vida por el hecho de ponerla en una situación como esa. —digo entre dientes y bajo la mirada a mis Vans. —No puedo quedarme de brazos cruzados, Tokio, amo a esa chica con cada fibra de mi ser.

—Que la ames no es un secreto, pero no eres su guardaespaldas —dice y subo la mirada para verlo —No hagas nada, por lo menos no ya mismo, espera que ella salga y nos cuente...

Asiento y me aparto para sentarme en el sofá y esperar por ella.

''No me interesa lo que él diga, esta noche no acaba sin que yo golpee a alguien y le rompa un par de huesos...''

❁❁❁

Eylen

—Y que la costumbre nunca termine —dice París cuando ya he salido de la ducha con el cabello envuelto en una toalla y una bata encima. —Toma, esta vez estamos en temporada veraniega así que el estilo cambia.

—Eso veo —ladeo la cabeza viendo el short jean color negro y una camiseta blanca holgada. —Me gusta la camiseta ¿se la robaste a Harry o Tokio?

—Harry. —responde —Vístete, tenemos que curar esas heridas —me entrega la ropa junto a ropa interior, unas medias y me hace girar al baño.

Conservo mis zapatillas ya que después de todo son blancas y combinan a la perfección. Una vez lista, salgo y tomo asiento en una esquina de la cama donde ya París ha sacado un par de vendas y alcohol.

—Esto dolerá —susurro mientras le extiendo mis manos.

—Solo un poco —sonríe de lado —No te creía la clase de chica que podía salir así de una fiesta.

—No sé porque sigo accediendo a frecuentar este tipo de eventos sociales. —resoplo —Siempre pasa algo y de alguna forma termino herida físicamente.

París se ríe y yo contengo el dolor cuando el alcohol comienza a rosar mis nudillos heridos. Al cabo de unos minutos tengo las manos vendadas y listas para comenzar a sanar.

—Sabía que te habías mudado, pero a Springfield. —dice y comienza a guardar todo.

—Aquí viví hasta la muerte de mis padres —explico —Este lugar es mi hogar.

—¿Estás sola?

—Vivo con Erick.

—¿¡El novio de tu prima!? —se gira a verme asustada.

—Relájate —me rio por lo bajo —No estamos saliendo y honestamente que lo pienses me parece algo perturbador.

—Lo siento. —susurra y se acerca a mi —Y siento mucho tu perdida, no interactuamos mucho, pero me pareció una excelente chica y estoy segura de que hubiese sido una buena madre. —dejo salir un suspiro y prefiero no decir nada. —Vamos, te llevaremos a tu casa —finaliza y nos ponemos de pie para salir de su habitación.

Acomodo mi bolso bien sobre mi hombro y lo cruzo por encima de mi estómago.

Harry sube la mirada para observarme cuando llegamos hasta ellos y Tokio bloquea su celular para mirarnos.

—Mi mamá ya se fue a acostar, pero te ha preparado un té —avisa y señala a la mesa del comedor.

—Oh —sonrío de lado —Gracias.

Me giro para tomar la taza blanca que emana olor a Canela y vuelvo a la sala para tomar asiento en el sofá individual frente a Harry que está en el de dos personas y Tokio en el grande con París.

—¿Podemos saber que fue lo que inició la pelea? —pregunta Harry de una vez.

Tokio niega con una sonrisa burlona y voltea a ver su amigo.

—¿No podías esperar por lo menos a que tome un sorbo del té y se relaje un poco?

—No. —Harry niega sin apartar la mirada de mi.

—No puedo decirte, Harry —susurro.

—¿Por qué carajos no?

—Porque te conozco y no necesito que vayas y los apuñales hasta que se mueran desangrados.

—¿Por que estás hablando en plural? —arquea una ceja y veo que su mandíbula se tensa. —Dijiste que fue una pelea con una chica. ¿Desangrados? —repite analizando quizás demasiado mis palabras —¿Hay un chico metido en este pleito? ¿Acaso esto fue por un chico?

—Oh oh —suelta París.

—¡Basta! —exclamo y pongo la taza en la mesita de centro frente a mi. —¿Qué te ocurre? —lo señalo —¿Me crees capaz de pelearme por un chico? ¿Piensas que me voy a agarrar a golpes con alguien por eso?

Harry muerde su labio inferior en un gesto de impotencia y se recuesta del sofá sin apartar la mirada. Sus pupilas están dilatadas y ahora sé que no es porque está contento de verme.

Está furioso.

Y si un Harry tranquilo es peligroso, uno enojado es peor.

—¿Es tan malo? —pregunta Tokio tratando de mantener la conversación en pie.

Me inclino para tomar la taza nuevamente y beber su tibio contenido.

—Vamos, Eylen... Nos conoces, sabes que puedes confiar en nosotros —prosigue a decir París.

—No es eso —niego —Les diría, pero me preocupa cómo pueda reaccionar Harry. —admito —Una muerte trae consigo una cadena de ellas, con él eso es seguro y es lo último que necesito.

Él abre levemente su boca mostrando indignación.

—¿Sabes una cosa? Si las personas no tomaran decisiones tan estúpidas que traen la necesidad de eliminarlos de este mundo entonces y solo entonces, yo no tendría que encargarme de ellos.

—No puedes pelear mis batallas, Harry.

La sala se queda en total silencio. Harry niega cómo si no pudiera creer lo que acabo decir y baja la mirada a sus manos... es entonces cuando lo veo.

''¿Se ha tatuado mi flor favorita en el cuello?''

No puedo escanearlo del todo ya que Harry se pone de pie y saca su celular del bolsillo. Me lo extiende y lo tomo con mi mano libre.

—Llama a Erick. —ordena —Dile que estás bien y Tokio te llevará a casa.

Sin darme oportunidad de responder pasa de mi dejando en el aire su distintivo olor de cigarrillo de uvas y perfume al abandonar la sala.

Suelto un suspiro y enciendo el aparato viendo en el fondo de pantalla la tira de fotos que nos tomamos en el parque de diversiones.

Mi corazón comienza a latir fuertemente al ver que a pesar de que los meses han pasado no la ha cambiado.

—Buscaré las llaves del auto. —avisa Tokio al ponerse de pie y dejarme sola con París que se mantiene en silencio viéndome con preocupación.

—Es tu mejor amigo —susurro en su dirección —Lo conoces mejor que yo y si él se entera de que esta noche un chico apostó a que podía desnudarme para ganar una estúpida motocicleta-

—Lo deja incapaz de caminar por el resto de su vida. —dice interrumpiéndome y asiento. —¿Estás bien? ¿Logró hacerte algo?

—No sucedió nada. —bajo la mirada al celular de Harry viendo la foto con nostalgia.

Desbloqueo el celular que para sorpresa mía no tenia contraseña y procedo a marcarle a Erick.

Al tercer timbrazo responde.

—¿Hola?

—Erick-

—¡Eylen! —dice y el alivio en su voz me asusta demasiado.

—¿Qué sucede?

—Para empezar... ¿Cómo es posible que te vayas y dejes el celular en casa?

—No volverá a pasar —susurro.

—Stanley está desaparecido, no podemos ubicarlo y sus vecinos dicen que la última vez que lo vieron fue cuando salió a dejar a Canela al veterinario.

—¿¡QUÉ!? —grito sin poder evitarlo.

—Kenai está literalmente patrullando las calles de Springfield en su búsqueda y yo estoy en casa de Stanley por si acaso aparecían él o tú.

—¿Qué sucede? —Harry llega junto a Tokio a la sala y veo como París niega sin saber que está pasando.

—¿Ya avisaron a la policía? —me pongo de pie y dejo la taza nuevamente en la mesita de centro. Mis manos están temblando. —¡Erick, van a ser las once de la noche!

Pongo el celular el altavoz y se lo entrego a Harry.

—Llamamos, pero dicen que deben pasar 72 horas para considerarlo persona desaparecida.

—Erick, soy Harry. ¿Quién ha desaparecido?

—¿Harry? —pregunta Erick en confusión.

—Sí. ¿Quién ha desaparecido? —repite seriamente.

—Nuestro amigo Stanley, tiene dieciséis años y nadie sabe nada de él desde la tarde.

—Con razón no me contestaba los mensajes antes de que me fuera a la fiesta con Nick. —digo tratando de unir cables. Harry me observa y entrecierra los ojos en mi dirección. —¡Un problema a la vez! —lo señalo con advertencia.

Harry inhala aire y expulsa por su nariz de forma sonora.

—¿Dónde lo divisaron por última vez? —pregunta París.

—Los vecinos dicen que cuando salió a dejar a Canela al veterinario. —responde Erick.

—¿Su perro? —indaga Tokio.

—Mi perro. —corrijo —No... Entonces fui yo la que lo vio más reciente ya que estuvo en el restaurante hablando conmigo cuando ya había llevado a Canela. Quedó en escribirme cuando estaba ya con Canela, pero nunca lo hizo ni respondió mis mensajes y después salí.

—Y sin tu celular, ¿por qué? —vuelve a preguntar Erick —Aun no lo entiendo.

—Por imbécil. —susurro entre dientes. Harry arquea una ceja en mi dirección. —¿Si Kenai está buscándolo que podemos hacer nosotros?

—Simple, ir a la veterinaria —dice Harry —Tenemos que confirmar que llegó al lugar y si no lo hizo, recrear sus pasos desde que salió del restaurante.

—La veterinaria está cerrada, fue el primer donde Kenai lo buscó. —dice Erick.

Miro a Harry con preocupación, el chasquea la lengua y cierra la llamada.

—Llámame loco, pero ¿hay alguna posibilidad de que tu pelea de esta noche y la desaparición del niño estén relacionadas?

—¿Qué? —París frunce el ceño. —Harry, supéralo, Eylen no te dirá el motivo de su pelea.

Me quedo en silencio ante la mirada escudriñadora de los tres frente a mi.

Tomo aire y miro a París.

—Si Stanley de alguna forma se enteró de lo que Nick pensaba hacer... Puede que quizás le haya hecho algo, pero la idea de eso suena muy-

—Lo sé, pero... ¿quizás puede ser una posibilidad? —dice ella.

—¿Qué diablos intentó hacer el puto Nick? —pregunta Harry molesto y se para frente a París bloqueándome así la vista de ella.

—Cuando íbamos al colegio juntos hizo una apuesta con sus mejores amigos. —comienzo a decir.

—Una apuesta... Excelente inicio —comenta Tokio con sarcasmo.

—¿De que se trataba? —Harry me mira con atención.

—Si lograba quitarme la camiseta y tomarme una foto, ganaba 300 dólares, pero la muerte de mis padres hizo que me fuera de aquí y no pudo hacer nada. Puedo jurar que eso lo ha torturado por años y ahora que volví la apuesta revivió, solo que cambió un poco, esta vez era desnudarme y el premio... Una estúpida motocicleta.

No quiero imaginar lo que debe estar pensando, su rostro está calmado, pero su mirada me está dando miedo.

—¿Te puso un dedo encima?

—No. Lo vi y escuché su conversación cuando estaba drogando el ponche que me iba a dar.

—¿Entonces con quien te peleaste? —indaga Tokio con curiosidad.

—Su novia. —respondo. —Chicos, ya no quiero hablar de esto. Me preocupa Stanley. Nick y Amber son mi último interés ahora.

—¿Crees que ese par siga en la fiesta? Tenemos que descartar que Stanley no se cruzó por su camino. —pregunta Harry.

—No lo sé. —subo los hombros —Harry, ahora que lo sabes, prométeme que-

—No. —me interrumpe y se gira —Andando, iremos en el Mercedes de Tokio ya que tiene más espacio, pero yo manejo.

Tokio se ríe y le extiende las llaves mientras caminan a la puerta.

—Tengo un par de armas cargadas en el auto. —avisa Tokio.

—Tranquilo, con mis puños será suficiente.

—Parece que después de todo si lloverán más golpes, querida Eylen. —dice París con una sonrisa burlona y me toma de los hombros para seguir a los chicos.

—Es lo que temía... —digo por lo bajo y salimos del departamento.

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