11. Bullies

Harry

—¿Hola? —lo único que me responde es mi propio eco. —¿Tía? ¿Chicos?

Comienzo a subir las escaleras de forma rápida, adentrándome por el pasillo a la habitación de París, abro la puerta de un solo golpe y no hay nadie. Salgo de allí y voy hasta la habitación de Tokio y es lo mismo.

—¡Chihuahua! —llamo cuando estoy saliendo de ese pasillo para ir a mi habitación, pero ni siquiera recibo un ladrido de respuesta.

"Genial, hasta se llevaron al perro..."

Antes de encender mi celular para finalmente después de un mes y varios días enfrentar mi desaparición ante mis amigos y mi padre decido que voy a tomar una ducha. He estado manejando por casi dos días desde Los Ángeles a Chicago, esta será la única vez en mi vida en la que hago una locura como esa de irme del estado manejando.

Se nota que se verdad no estaba pensando con claridad cuando lo hice. Quizás el viaje de ida no se sintió tan pesado porque fui haciendo paradas en diferentes ciudades para pasar la noche en hoteles mientras hacía mi camino a Los Ángeles, pero ahora no fue así, solo paré a dormir en un lugar y de allí lo único que me detenía era el cargar el auto con combustible. Me duele muchísimo la espalda y necesito caer en un coma de sueño.

Me despojo de mi ropa y abro el grifo de la regadera, se siente muy bien regresar, ya extrañaba el ambiente familiar de mi propia habitación en la casa Snyder.

Supongo que eso de que aprendes a valorar lo que tienes cuando lo pierdes se puede relacionar a cualquier cosa, no sólo a personas.

Salgo del baño sintiéndome fresco y voy a mis gavetas para usar de mi ropa de siempre. Mi tía es un amor, tiene todo ordenado en mi habitación con su distintivo aroma a canela en el ambiente.

Termino colocándome unos jeans negros, y mientras el desodorante se va secando, tomo de mi closet - sólo para variar- una camiseta blanca, aunque por encima me pongo la genial chaqueta de cuero negra que Tokio me regaló para mi cumpleaños y no había tenido chance de usar. Me coloco un par limpio de Vans negras, un poco de perfume y estoy listo.

Salgo de mi habitación y me apresuro a bajar las escaleras para ir al garaje y buscar mi celular dentro del auto.

—Ojalá que aún funcione esta cosa —susurro mientras espero a que se encienda.

Apenas y puedo tener un vistazo de la foto que adorna el fondo de pantalla porque las notificaciones comienzan a literalmente estallar sin parar. Espero dos minutos, ya que finalmente se ha calmado y borro todas las notificaciones sin leerlas.

Me quedo con la mirada fija en el fondo de pantalla, viendo con suma atención la tira de fotos que Eylen y yo nos tomamos en la cabina fotográfica del parque de diversiones.

Dejo salir un suspiro y me voy a la lista de contactos para llamar a Tokio. Me llevo el celular al oído preparándome para que me insulte.

—¡Desgraciado hijo de perra! —dice al responder —Espera a que ponga mis manos en ti, idiota de mierda, te juro que-

—De acuerdo —lo interrumpo de forma cansada —Si golpes es lo que necesito soportar para que me disculpes entonces lo acepto.

—¿Golpearte? —pregunta de forma irónica —Un golpe te dolerá menos, te voy a decir hasta de lo que vas a morir, imbécil. ¿¡Cuando carajos piensas volver a Chicago?! Ha pasado más de un puto mes, Harry.

—Tokio, ya llegué —susurro y pongo el celular en alta voz porque voy a encender el auto —Estoy en tu casa, pero ya me voy a la mía. ¿Dónde están todos? Ni siquiera está el perro.

—Oh... —susurra de regreso quizás ante la sorpresa, pero en seguida se vuelve a alterar —¡Pues... avisa, imbécil! —me regaña y sonrío mientras salgo del garaje y lentamente espero a que la puerta baje —Estoy en un fin de semana de negocios, hoy cerré un contrato de compra de un edificio y me he traído a la familia.

—¿Dónde? —arqueo una ceja, aunque él no puede verme —Tokio Thadeo, si me dices que estás en Los Ángeles te voy a golpear yo. —amenazo.

—¡Ja! —se burla —Yo no busco a los que se van, ellos son los que regresan pidiendo perdón —dice con egocentrismo.

Ya he salido de la propiedad Snyder, estoy afuera esperando a que él se digne a decirme a dónde diablos se han ido.

—Entonces... ¿Me dirás dónde están para irte a pedir perdón de rodillas o no? —bromeo.

Tokio suelta un suspiro.

—Estamos en Springfield, el de aquí. Nosotros no abandonamos el estado como otros.

Creo que de todos los lugares que pudo decir, ese era el que menos esperaba.

¿Acaso es una broma? ¿En serio están allá? Bueno... No es que deba enojarme, estoy seguro de que él no tiene idea de que ahí es donde Eylen se encuentra actualmente.

Carraspeo antes de decir: —De acuerdo, entonces supongo que los veré cuando regresen.

—Harry... —Tokio no termina su oración, París lo interrumpe.

—¿¡Es Harry?! —grita.

"Oh no..."

—¡París! Suelta mi celular, ¡París!

Están en un forcejeo por el celular, quizás deba colgar, París enojada nunca es bueno, cuando estoy por hacerlo ella comienza a gritarme en japonés.

Me está insultando tan explícitamente que incluso llego a cuestionarme de donde ha sacado esas palabras tan groseras.

—¡Lo siento! —grito por encima de su voz con esperanza de que me escuche —De acuerdo, de acuerdo, voy para allá... —aviso, pero ella sigue insultándome. Justo ahora me sería útil no entender japonés ya que podría ignorarla, pero lastimosamente ese no es el caso. —Iré, diablos, iré. ¡Cálmate, mujer!

No dice nada, solo me gruñe y cierra la llamada. A los pocos segundos mi celular recibe una notificación de mensaje. Me han mandado la ubicación de donde se encuentran.

No tengo que empacar ropa porque aquí traigo en una maleta toda la que compré en Los Ángeles mientras estuve allí.

Suelto un suspiro resignado y me restriego el rostro con ambas manos antes de llevarlas al volante —Muy bien... Supongo que tocará ir a Springfield —digo para mismo y comienzo a manejar.

''¡Genial! ¡Más horas en carretera!'' pienso con sarcasmo.

❁❁❁

Stanley

—¿Segura de que no prefieres pasar tu viernes por la noche con nosotros viendo películas? Vamos, las últimas veces no han sido tan malas.

—Lo medité por días y creo que solo por esta vez, pasaré de eso e iré a una fiesta. —responde Eylen mientras termina de limpiar superficie de la mesa donde me encuentro sentado.

—Pero es Nick Joseph, ese chico no me agrada —protesto.

—¿Te ha tratado mal alguna vez?

—Él no, pero sus amigos idiotas no perdían la oportunidad de arrojarme algo al cabello o burlarse de mi altura. —digo molesto.

Eylen ladea la cabeza y suspira viéndome.

—Lo sé, ellos eran insoportables cuando yo vivía aquí y veo que ni siquiera el tiempo pudo reparar esa terrible actitud que poseen. —asiente —Pero solo será esta noche, y estaré con Nick, ¿de acuerdo? Creo que si algo podemos asegurar los dos es que él es bastante diferente a ellos. Además, no ha dejado de insistir en toda la semana... Así que decidí decirle que sí para que ya no moleste más. No haré un habito de esto, lo prometo, el próximo viernes estaré con ustedes para la noche de películas.

—De acuerdo, tú sabrás lo que haces —bufo y me levanto de la silla —Dile a Kenai que me fui y no olvide llevar hielo en la noche, el viernes pasado las bebidas estaban calientes. —Eylen se ríe —Ya debo ir por Canela al veterinario, muero por verlo con su nuevo corte.

—¡Cuida de mi bebé, es la primera noche que estaré lejos de él! —exclama Eylen a lo lejos. —¡También mándame una foto cuando ya esté contigo!

No le digo nada, Eylen sabe que soy feliz cuidándolo, así que no negué cuando me dijo que Canela pasaría la noche conmigo y ella lo recogería mañana.

Salgo del local y me subo a mi bicicleta. Prosigo a manejar tres calles más arriba de Robinson's hasta lograr divisar la veterinaria. Al cruzar la puerta de cristal, la amable secretaria del lugar me recibe con una sonrisa.

—¿Listo para recoger a Canela? —he venido tantas veces estas últimas semanas que ya no somos desconocidos.

—Sí, señora —asiento y veo como se levanta de detrás de su escritorio.

—En seguida lo traigo. —avisa.

—Gracias —respondo y me giro para tomar asiento en una de las sillas vacías del lugar.

Veo con aburrimiento las páginas de una de las revistas que estaban a mis costados mientras espero, pero algo más interesante logra llamar mi atención.

Nick Joseph y uno de sus mejores amigos están bajando cada uno de sus respectivos autos y en una jaula el rubio trae a tres pequeños cachorros iguales a Canela.

Me llevo la revista a la cara cuando entran al local. Lo que menos necesito ahora es recibir algún tipo de burla por parte de ellos.

—No puedo creer que después de años finalmente lograrás cumplir con la apuesta. —le dice Nelson.

—Sí, yo tampoco —le responde Nick y seguido deja la jaula con sus perritos en el suelo para inclinarse sobre el mostrador —¿¡Alguien aquí!?

—¡Salgo en seguida! —grita la secretaria a lo lejos.

Veo como Nick solo rueda los ojos y pone nuevamente la atención en su amigo.

—¿Crees que Jill tenga miedo de perder? —vuelve hablar Nelson, seguramente volviendo al tema de la apuesta.

—Quizás en secundaria no porque solo eran 300 dólares, pero ahora es su motocicleta, así que seguramente está asustado.

—Te ves demasiado seguro, Nick, la apuesta es más grande ahora, antes solo era quitarle la camiseta y tomarle una foto, ahora tienes que desnudarla.

—Pan comido, hombre, claro que puedo. —Nick se ríe.

''¿De que diablos están hablando estos dos?''

—¿Qué dijo Amber sobre esto?

—No le dije —responde —Además, no se va a enterar, está en Chicago visitando a sus abuelos y regresa el domingo.

—¿Entonces a que hora pasarás a buscar a cabello de trapeador?

Nick sube los hombros con pereza y dice: —Supongo que temprano, Nelson, te juro que quedé en la fraternidad más aburrida de todo el campus, van a iniciar a las ocho de la noche.

—¿Es en serio?

—Sí, al parecer no se quieren meter en problemas antes de iniciar el semestre y la universidad les dejó hacer la fiesta con la condición de que fuera algo tranquilo, Dios... son todos unos aburridos.

—Entonces... ¿si la fiesta será tranquila como lograrás emborrachar a Eylen?

—No lo haré, solo pondré en alguna de sus bebidas el sedante que compré y listo.

—Bro, ¿de verdad quieres ganarte esa motocicleta?

—Más que ganar la estúpida motocicleta de Jill, lograr esto es un reto personal, nunca logré hacerlo en el colegio y ahora que está de regreso no dejaré que la oportunidad se me escape.

—Pues obvio, después de todo lo que llevas rogándole más vale que lo logres.

—Nelson, honestamente no pensé que una chica iba a arrastrar mi dignidad tanto como ella, ni siquiera a Amber le ruego tanto para que me acompañe a un lugar.

—Bueno, es que no confía en ti, ¿qué esperabas? vivíamos atormentándola.

—La verdad cuando ustedes la molestaban en el colegio, nunca le vi chiste, siempre me pareció una chica demasiado aburrida y sentía que ustedes desperdiciaban sus mejores bromas y comentarios con alguien que no lo valía —Nick niega —¿Recuerdas al gordo Joey? a ese si era divertido molestarlo.

Nelson se ríe y yo rápidamente me pongo de pie para comenzar a caminar a la puerta.

''Tengo que salir de aquí, debo avisarle a Eylen de esto...''

Aprovecho que ellos están concentrados riéndose y no se han dado cuenta de mi presencia, pero mi suerte no es mucha porque termino siendo delatado antes de siquiera poder abrir la puerta.

—¡Stanley! —exclama la secretaria —¿A donde vas, cariño? ¿Acaso no olvidas a alguien?

Suelto una maldición por lo bajo y me giro para ver que en sus brazos trae a Canela.

—Chico rata... —murmura Nelson al verme y Nick solo frunce el ceño.

—Oh, claro —susurro en dirección a la mujer y camino hasta ella para tomar a Canela en mis manos —Gracias, nos vemos.

¿De... nada? —logro distinguir la confusión en su voz mientras salgo prácticamente corriendo de allí.

Sé que Nick y Nelson vienen siguiéndome, los escucho caminar detrás de mi.

''¿Por qué el ciclo parqueadero está tan lejos de la entrada?''

Justo cuando meto a Canela en la canasta de mi bicicleta y me subo, Nick se para frente a mi y pone sus manos en los manubrios. Volteo a ver detrás y Nelson está allí con los brazos cruzados.

—¿Pero que tenemos aquí? —pregunta Nick —¿Pensabas irte sin saludarnos, chico rata?

—Es lava —respondo entre dientes viéndolo fijamente.

Nick arquea una ceja y dice: —¿Qué?

—Mi apodo es chico lava, no chico rata.

Nelson se ríe y Nick lo imita.

—Oh, disculpa, chico lava. —dice al volver el rostro serio.

—¿Acaso tu difunto padre y tu madre ausente no te enseñaron en algún momento que escuchar las conversaciones ajenas es de mala educación? —pregunta Nelson con sarcasmo.

—Y que salir corriendo a contarlo es aun peor... —Nick entrecierra los ojos.

—¡Yo sabia que tramabas algo en contra de Eylen! —exclamo molesto en dirección a Nick —Pero, eso no pasará, porque yo-

—¿Qué harás? —Nick me interrumpe —Te lo diré, nada. No arruinarás esto, ¿entendiste?

—No me importan tus amenazas, ustedes no me dan miedo, le voy a decir a Eylen lo que planeas, eres un enfermo.

''Claro que me dan miedo, ellos son dos chicos mayores y fuertes, y yo apenas manejo la bicicleta bien...''

—¿Le vas a decir? ¿Cómo planeas eso? ¿Acaso la vas a llamar? No puedes hacerlo si tu celular está roto. —Nick se burla.

—Mi celular no está-

Rápidamente Nelson comienza a revisar mis bolsillos hasta que logra tomar el aparato y lo estrella violentamente contra el pavimento haciendo que las piezas vuelen por los aires.

Nick toma a Canela en brazos y Nelson me levanta de la bicicleta de un solo tirón mientras ella cae a mis pies.

—¿Qué piensan hacerme? —pregunto asustado.

—Yo no pienso hacerte nada. —responde Nick mientras acaricia la cabeza del cachorrito —Pero no puedo hablar por Nelson.

—Vendrás conmigo, soplón. —dice él en mi oído.

—¡¿Qué?! esto es un secuestro, no puedes llevarme contigo, Nelson.

—Ay, cállate —Nick rueda los ojos —Sube a su auto, chico lava, no querrás vernos enojado.

''Carajo...''

❁❁❁

Nick

Nelson abre la puerta trasera de su auto y lo empuja dentro. Rápidamente activa el seguro para que no se escape. Se ve demasiado asustado, no lo culpo Nelson puede ser muy intimidante.

—¿Qué carajos hago con él? —pregunta mi amigo.

—Llévalo a tu casa y enciérralo en el sótano hasta media noche, arrójale una bolsa de pan o algo para que no muera, no sé, pero de allí no puede salir hasta que yo te avise. —le extiendo a Canela con asco.

—¿Y qué se supone que haga con esta cosa?

—¿Pues que más? cuidarlo —respondo molesto —Si algo le llega a pasar a esta cosa horrible a mi hermanita le va a dar algo —lo señalo.

—¿Cómo le va a dar algo si ni siquiera es suyo? —Nelson frunce el ceño.

—Claro que sí, es uno de los cachorros de mi mascota Luna. Le prometí a mi hermanita que Canela solo estaría fuera de casa unas semanas. Pensaba recuperarlo en cuanto ganara la apuesta, pero si al maldito perro le pasa algo mi mamá me va a matar, suficiente fueron los gritos que me dio cuando se dio cuenta que lo había ''prestado'' —hago comillas.

—Bro, pensé que se lo habías dado a cabello de trapeador en serio.

—No, así que cuídalo bien.

Nelson bufa y gira para subir a su auto.

—Buena suerte, Nick, gana esa apuesta.

—No necesito suerte, sé que así será.

Chocamos los puños y lo veo alejarse.

❁❁❁

Stanley

—¿Qué harás conmigo? —pregunto en un susurro. Nelson sube la mirada al retrovisor para observarme brevemente.

—¿Qué quieres que haga contigo? ¿Qué te mate? —se ríe.

—No puedes hacerme esto, te caerá la ley y-

—¿Y quién? ¿El idiota de Kenai? por favor —bufa —Estás solo, chico lava. ¿Crees que no te conocemos? A pesar de que nosotros somos mayores, te veíamos. Siempre solo, haciendo tus ridículos experimentos extraños... Vamos, tu madre ni siquiera está en la ciudad, ¿acaso alguien podría preocuparse si desapareces un par de horas? lo dudo.

—Se darán cuenta —digo entre dientes. —Y descubrirán la verdad, ¡son unos asquerosos y no se saldrán con la suya!

—Ajá —responde en tono aburrido con la vista fija en la carretera —Nada que no hayamos oído antes.

Sé que debo estar asustado al prácticamente estar siendo secuestrado, pero mi preocupación ahora es Eylen. ¿Cómo carajos podré liberarme de esto para ayudarla? Si Nick se sale con la suya no podré perdonarme nunca el no haberla ayudado.

Justo ahora pongo mis esperanzas en Kenai y Erick, se supone que en un par de horas deben estar en mi casa y si se dan cuenta de que he desaparecido puede que el escenario caótico que he creado en mi cabeza no llegue a pasar y den con mi paradero. 

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