67. ¿Accidente?

 Eylen

Mi reloj biológico me levanta mucho antes de que el sol se cuele por los cristales.

Enciendo la lámpara en la mesita de noche y rebusco mi ropa por el suelo para poder vestirme.

—Nena, aún es muy temprano —oigo la queja de Harry desde la cama.

Yo me siento en una esquina y me pongo los zapatos.

—Tengo clases —le recuerdo.

—Joder, ¿cuándo mierda acabará? —refunfuña al ponerse de pie.

—Mañana —respondo con una sonrisa.

—Que bien, porque esto de estar levantándome temprano ya no me gusta.

Harry se talla los ojos y muerdo mi labio inferior al notar su erección.

Lo sigo con la mirada mientras recoge su ropa del suelo y se va al baño dándome una buena visión de su espalda arañada y su trasero.

Sacudo la cabeza y tomo mi bolso para sacar el celular y avisarle a Alice que voy en camino. Noto que son las 5:57 am.

—Debe estar dormida —susurro y guardo el celular.

Ya estoy totalmente vestida, así que me acomodo el cabello con los dedos y espero paciente a que Harry salga del baño.

—Hoy al medio día mi tía hará un almuerzo —me dice al salir ya vestido.

—¿Ah sí? —pregunto sin importar mucho.

—Sí, siempre cocina muchos platos japoneses al día siguiente de mi cumpleaños —dice —Así que no sé si cuando sales del colegio quieras pasar directamente a la casa de los Snyder —sube los hombros.

—Claro, no hay problema —digo y me pongo de pie —Más celebración.

El asiente y yo sonrío al verle la cadena puesta mientras salimos de allí.

❁❁❁

—Creo que tengo suerte si paso el examen de hoy —bufo al salir del gimnasio con Erick siguiéndome.

—Lo sé, mi cabeza ya no da para más y todavía falta el de mañana —dice él.

Alice terminó diez minutos antes que nosotros así que ahora caminamos por los pasillos buscándola.

—¿Has notado a mi prima un poco decaída? —le pregunto al recordar que aún no le había comentado nada.

—Algo —responde —Creo que es normal. Está estresada, todos lo estamos —dice.

—No —niego —No es estrés, siento que hay algo más, pero a mí no me quiere decir nada. Creí que quizás a ti te ha dicho algo.

—Nada —niega —Solo que se siente muy cansada últimamente. Yo creo que es eso, no te preocupes, Eylen.

Dejo salir un suspiro y no digo más nada ya que hemos llegado a la salida y Alice está en la puerta recostada viendo su celular y escribiendo cosas que no puedo leer por la distancia.

—Hey, —digo al estar los tres juntos —En casa de Tokio habrá un almuerzo, ¿quieren venir?

—No puedo —Erick niega —Tengo práctica de natación. Hoy es la última.

—Yo tampoco puedo —dice Alice —Tengo que hacer unas diligencias.

La miro confundida —¿Qué clase de diligencias? —indago.

—Déjame frenar el interrogatorio —susurra y baja la mirada a su celular —No tienes que saber todo, Eylen.

Miro a Erick y él frunce el ceño al tampoco entender esa respuesta tan cortante.

—¿Estás bien? —pregunto, ella me mira de forma exasperada y asiente.

—Sí, Eylen, ya te dije miles de veces que estoy bien. —señala un auto que se acaba de estacionar frente al colegio —Es mi Uber, debo irme. Nos vemos —le da un beso corto a Erick y baja las escaleras rápidamente ante nuestro desconcierto.

Juntos, su novio y yo vemos como sube y el auto se aleja.

—Te estoy diciendo que aquí está pasando algo —le digo.

—Puede que sí —asiente —Pero tu prima a veces es difícil de entender.

❁❁❁

Alice

Hoy amanecí con amenazas, mi celular estaba repleto de mensajes donde describían con claridad que ya no importaba lo que yo hiciera, mi cabeza ya estaba siendo buscada para ser decapitada.

Miro por la ventana del auto el vecindario mientras el conductor hace su camino hasta casa de mi padre. Sé muy bien que pude ir caminando ya que no está lejos, pero si me están siguiendo lo más sensato es cuidar cada uno de mis movimientos.

Pago el viaje y bajo del auto cuando ya me encuentro frente a la casa. Miro en todas direcciones antes de cruzar el jardín y sacar la llave de mi bolsillo para abrir la puerta. Como lo había sospechado mi papá no cambió la cerradura así que con facilidad me adentro al lugar.

La casa luce tal y como lo imaginaba.

—Alguien ha tenido una fiesta —susurro y camino lentamente por la estancia. Me llevo una mano a la nariz ya que los olores de cerveza y nicotina se agolparon y ahora me están dando nauseas.

Subo las escaleras buscando alguna señal de mi papá, pero al igual que en la planta baja todo está sucio y en silencio, entro a su habitación y no está, entro a la de invitados y tampoco.

—¡Papá! —llamo por él y dirijo mis pasos a la habitación que solía ser la mía y de Eylen. Giro el pomo y al entrar lo veo acostado en mi cama.

Su imagen desaseada y rostro lleno de moretones me recibe. Tiene una barba de días y también el cabello más largo.

La habitación se encuentra desordenada, pero aun puedo ver muchas de mis cosas y las de Eylen por el suelo o donde solían estar.

Me siento en la cama de Eylen viéndolo dormir. Intento no poner mucha atención al olor de cerveza que emana su cuerpo y dejo caer un par de lágrimas en silencio.

''Las circunstancias lo han convertido en una mala persona, pero no se merece esto...''

Mi celular vibra en mi bolsillo y al sacarlo veo que es ella nuevamente, no ha parado de enviarme fotos en toda la mañana.

Ya no hay tiempo de arrepentirme, la sangre será derramada y lastimosamente sé que en un futuro pagaré por todo lo que estoy condenando justo ahora en mi vida.

Estoy a nada de estar allí. Nueve horas pasaron volando, jaja, ¡Volando! ¿Entendiste?
⤻10:27 am

Tomo una profunda respiración y con los dedos temblorosos le envío la dirección de donde me encuentro justo ahora y le escribo:

Sí. Ya no puedo esperar a que estés aquí.
10:27 am⤺

❁❁❁

Eylen

Bajo del taxi y quedo frente a la casa de los Snyder. Toco el timbre en la cerca y miro la cámara que está a un costado de la pequeña bocina.

—¡Eylen! —escucho a la señora Snyder —Pasa, pasa —dice y seguido el seguro se desactiva.

Sonrio a la cámara y entro al lugar caminado lentamente hasta la entrada. Veo que la puerta se abre y París aparece con Chihuahua en brazos.

—Hola.

—Hola —saludo de lejos ya que su perro sigue asustándome.

París se ríe y se adentra al lugar conmigo siguiéndole.

—Harry y Tokio están en el supermercado comprando un par de cosas que mi mamá necesita para la comida. Megan está en el jardín jugando con cuchillos y yo estoy aquí fingiendo que no existe.

—Eres una grosera, París Snyder —dice su madre, ya que la ha escuchado. Yo me quito la maleta del hombro y me siento en una de las sillas altas de la cocina viendo todo lo que hay.

París rueda los ojos y toma asiento junto a mí.

—¿Como estuvo el colegio? —pregunta.

—Bien —susurro y escucho a lo lejos el sonido de algo siendo golpeado, miro en dirección a la puerta que da al jardín trasero y luego a París de nuevo. —¿De verdad está jugando con cuchillos?

—Megan practicó tiro al arco por años, es muy buena apuntando a objetos a distancia —responde la señora Snyder con una sonrisa y se gira para seguir picando vegetales.

París niega y se lleva una mano a la frente como si le diera dolor de cabeza el solo hecho de hablar de Megan.

Ella y yo sabemos muy bien que practicó tiro, pero no precisamente por la fascinación del deporte.

—Subiré a mi habitación —dice al ponerse de pie —Dejé mi celular allá.

Asiento y se aleja llevándose con ella a la bestia de cuatro patas.

—Eylen, cariño, en la nevera hay limonada. ¿Te apetece un poco?

—Claro —asiento. —Pero no se preocupe yo la puedo sacar, no deje de hacer lo que hace.

Me pongo de pie y voy a la nevera para abrir y sacar la jarra con el líquido verde.

Tomo un vaso de cristal vertiendo el contenido en él y bebo un poco.

—Sabe muy bien —le digo.

—Gracias. ¿Te molestaría llevarle un vaso a Megan? Debe estar sedienta.

Fuerzo una sonrisa y asiento mientras tomo otro vaso de cristal y vierto la limonada. Guardo la jarra en la nevera y salgo al jardín.

Efectivamente Megan está lanzando cuchillos al tronco de un árbol. Tiene una mesa llena con sus armas. Me da miedo pasar por su lado para dejarle el vaso de limonada, pero la chica es una experta, recuerdo que Harry me dijo que es la mejor de su generación dominando cuchillos, así que tomo una profunda respiración y camino hasta ella.

Luego de la noche tan satisfactoria que tuve ayer, no hay nada que ella pueda hacer o decir para hacerme sentirme menos. Harry pudo elegirla a ella como novia mucho tiempo atrás y no lo hizo. Tambien ha sabido darme mi lugar frente a ella y frente a todo el mundo.

Llego a su lado y dejo el vaso con cuidado en una esquina de la mesa.

—Te traje un poco de limonada, Megan —le digo.

—Oh, gracias, Eylen. Eres muy amable —dice con una sonrisa.

No digo nada, solo asiento y me giro para volver a la casa.

Cuándo he dado quizás unos seis pasos su voz llama por mí: —¿Eylen?

Me giro a verla —¿Qué ocurre? —pregunto confundida.

Megan toma un cuchillo y lo entierra levemente en la mesa mientras dice: —Somos adultas, creo que sería saludable cortar toda tensión entre nosotras. No soy estúpida, se nota que no te caigo muy bien, lo cual es algo frustrante ya que Harry es mi mejor amigo, que digo, es mi hermano, lo cual me hace conocerlo perfectamente. Te juro que jamás lo había visto así de loco por alguien y créeme cuando te digo que de todo corazón que no quisiera arruinar nada entre ustedes.

—Tienes razón —suspiro —¿Cómo crees que podamos solucionar esto? Digo, sé que son amigos de toda la vida, yo no quisiera arruinar nada entre ustedes tampoco.

—Quizás si dejamos de lado la loca idea de que por causa de la otra lo vamos a perder y nos comportamos bien una con la otra. No sé, podría ser un buen comienzo.

Sonrío —Me parece excelente.

—Me alegra que pudiéramos hablar y podamos dejar lado esta tensión —dice y saca el cuchillo de la mesa.

—A mí también —asiento.

Megan sonríe desviando su atención de mi al tablero pegado en el tronco del árbol y lanza el cuchillo.

La parte baja de mi hombro derecho arde de inmediato. Veo que el cuchillo ha dado justo en el blanco, pero en el proceso me ha rozado.

Abro los ojos asustada y bajo la mirada para ver la línea horizontal que se ha formado en mi brazo y comienza a sangrar.

—Ay no —Megan se lleva las manos a la boca y camina hasta mí —Ay no, no, no, no. Eylen, lo siento tanto. Que imbécil soy, Dios mío.

Muerdo el interior de mis mejillas ya que la sangre resbala ahora más veloz y la cortada sigue ardiendo.

—Tranquila —niego —Fue un accidente.

—No lo entiendo, te juro que no quise que esto pasara. —niega y se quita la chaqueta jean que trae puesta —Discúlpame, por favor.

Tomo su mano para que no acerque su chaqueta a la herida —No lo hagas, mejor busco algo en casa para poder limpiar esto.

La sangre ya está resbalando por mis manos.

—Solo a mí me pasan estas cosas, intento hacer las paces con alguien y la termino hiriendo, ¡joder! —dice en un tono chillón y estira las manos a sus costados de forma frustrada haciendo que sus dedos rocen el vaso de limonada y se voltee sobre la mesa. El contenido cae ensuciando todo.

—Fue un accidente, Megan. Tranquila. —susurro y me giro para volver a la casa y buscar a París.

Megan no me sigue asi que entro a la cocina y voy a una esquina para tomar un poco de papel toalla y limpiar mi brazo y frenar un poco el sangrado.

—¿¡Qué pasó?! —pregunta la señora Snyder de forma alarmada.

—No es tan grave como parece —digo —Solo es un rasguño, no se preocupe.

—Pero es mucha sangre —dice y niego —¿Qué sucedió?

—Un accidente, por favor no se preocupe —pido nuevamente y salgo de allí para subir escaleras arriba.

Me planteo el ir donde París, pero al estar viendo los pasillos frente a mi deshago esa idea y voy a la habitación de Harry.

Si París ve esto no creerá que Megan lo hizo por accidente y habrá una confrontación. Justo ahora todo está calmado, no puedo traer más drama así que entro al baño de mi novio y cierro con seguro.

Abro el grifo del lavamanos y me enjuago el brazo con cuidado de no ensuciar mi camiseta ya que por gracia divina no se ha manchado de sangre.

Arrojo los papales ensangrentados en el váter y pongo papel higiénico sobre la herida mientras me agacho y busco en el gabinete vendas adhesivas.

Suspiro aliviada al ver que Harry tiene un botiquín de primeros auxilios. Lo saco y lo dejo sobre el lavamanos viendo su interior.

Me quito el papel higiénico arrojándolo también al váter y tomo un pedazo de gasa y el frasco de agua oxigenada para limpiar mejor. Una vez el sangrando para, me pongo una venda adhesiva y dejo salir un suspiro.

—Nada ha pasado —susurro frente al espejo. Guardo todo en su lugar y bajo la cadena.

Limpio mi brazo con la toalla de mano dejando atrás todo resto de agua y salgo del baño.

Me aseguro de mirar el piso a cada paso que doy por si algún poco de sangre quedó en el camino, y no veo nada al llegar hasta la primera planta.

Sonrío cuando veo a Harry y Tokio entrar al lugar por la puerta de la sala que da al garaje.

Ambos traen varias bolsas de compras en manos.

—Hola, Eylen —Tokio me saluda al pasar por mi lado para ir a la cocina.

Espero a que Harry llegue a mí y noto de inmediato que mientras se acerca su ceño se frunce al ver la venda adhesiva.

"A este hombre no se le pasa nada inadvertido..."

—Hola —saludo y me pongo de puntillas para besar sus labios.

Al romper el beso me mira de forma seria mientras dice: —¿Qué te pasó?

Miro mi brazo y niego.

—Nada —miento —Un accidente.

—¿Qué clase de accidente?

—De hecho... —susurra Megan y al girar la veo detrás de mí.

—Dile que fue un accidente, Megan —la señalo rápidamente —Tú estabas ahí cuando me tropecé con la piedra y el tronco del árbol me atrapó, causándome esta herida diminuta.

Ella me mira por unos segundos mientras Harry espera que siga o desmienta mi mentira.

—Sí —asiente —Eylen estaba llevándome un vaso de limonada y se tropezó. No te preocupes, no es tan grave.

Harry me mira con los ojos entrecerrados y asiente poco convencido.

—De acuerdo, si ambas lo aseguran, supongo que es verdad —dice, me da otro beso corto en los labios y pasa de largo para llevar las bolsas a la cocina.

Estando solas dejo salir un suspiro y Megan me mira de forma confundida.

—¿Por qué no le dijiste la verdad?

—Fue un accidente, ¿no? —subo los hombros —Mejor nos ahorramos dramas innecesarios, es un día muy bonito para eso.

—Claro, tienes razón —Megan sonríe de lado y yo paso de ella para ir a la cocina.

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