58. La carta

Eylen

Amanezco rodeada por los brazos de Harry.

Ayer fue un día lleno de llanto y dolor, hoy... Hoy me siento igual.

Me quedo viendo el techo de mi habitación mientras trato de despertar del todo. Escucho las voces de Alice y Erick a lo lejos, pero en realidad no entiendo nada de lo que dicen ya que la televisión también está encendida.

Estiro mi mano a la mesita de noche y tomo uno de los dos celulares que hay allí solo para ver la hora. Al ver el fondo de pantalla con las fotos del parque de diversiones, noto que es el de Harry.

Son las 11:27 am, antes de bloquear y regresarlo a su lugar veo que tiene varias notificaciones de mensajes nuevos.

No me sé su contraseña así que, aunque quiera ver no puedo hacerlo, pero al ver los nombres de los remitentes solo uno me causa curiosidad.

"Megan Black..."

¿Por qué siempre le está texteando a Harry? ¿Sabrá que tiene novia? ¿Sabrá que soy la novia? Es hasta molesto sentir celos de una completa desconocida que lleva más tiempo en la vida de Harry que yo, pero no puedo evitarlo.

Bufo y regreso el celular a su lugar mientras me acurruco más entre los brazos de Harry.

Él se comienza a mover tratando de seguramente conseguir una posición cómoda para seguir durmiendo, pero no lo logra, ya que de forma baja y ronca susurra cerca de mi oído: —Tengo hambre.

Sonrío y me giro para quedar frente a él y llevo mis manos a su espalda abrazándolo.

—¿Desayuno o almuerzo? Cualquiera es viable —le digo.

—¿Qué hora es? —pregunta sin abrir los ojos.

—Va a ser medio día —le informo.

Harry abre los ojos y me mira —¿Tan tarde?

—Sí.

—Culpo a tu cama, es demasiado cómoda —deja un beso en mi frente y se aparta de mí —Quiero besarte, pero primero me voy a cepillar los dientes —se quita la sábana de la cadera y se pone de pie dejándome sola en la cama.

Veo la espalda desnuda de Harry ya que únicamente durmió en pants.

Honestamente no creí que se quedaría aquí, pero Tokio apareció en la noche dejándole una maleta con ropa, lo que dio a entender que él mismo se autoinvitó a dormir en mi departamento.

No me molesta, ahora más que nunca necesito estar rodeada de personas. Estar sola no es bueno cuando estás triste.

Me quito también la sábana de encima y voy al baño con Harry para también cepillarme los dientes. Tomo mi cepillo y le pongo pasta mientras él ya está escupiendo su enjuague bucal al lavado.

—¿Cocino yo? ¿cocinas tú? o ¿mejor pedimos un delivery? —pregunta viéndome por el espejo.

Mi vista va a sus abdominales y también a todos sus tatuajes expuestos.

Aparto la mirada y respondo en un susurro: —Creo que se puede hacer algo con lo que hay en la nevera, puedo cocinar —me llevo el cepillo de dientes a la boca y comienzo. Me inclino para no ensuciarme de pasta dental y cuando finalizo, aprovecho para enjuagarme el rostro y cierro el grifo viendo como Harry está observándome fijamente aún por el espejo. Tomo la toalla que uso para limpiarme la cara y lo miro —¿Qué pasa? ¿Por qué me miras así?

—Eres tan bonita —dice y me giro para verlo de frente.

—¿Bromeas? —me rio —Me acabo de ver en el espejo y siento vergüenza al saber que despertaste viéndome así.

—¿Cómo? ¿Con lagañas, los rulos todos alborotados, ojos hinchados y cansados por tanto llorar? ¿Con labios resecos y con nuevas espinillas en la frente?

Abro los ojos asustada —¡Harry!

Se ríe y lleva sus manos a mi cintura atrayéndome a su cuerpo.

—¿No te referías a eso?

—Sí, pero no tenías que decirlo en voz alta, que vergüenza.

—Pero me encantas así, eres una mujer muy hermosa aún con todos tus defectos. ¡Me tienes muy loco, joder!

—¿Yo te tengo loco? Creo que ya venías así desde fábrica.

—Soy observador-

—Sí, ya me quedó claro —lo interrumpo y llevo mis manos a sus hombros viéndolo fijamente.

—Eres arte, me gusta observarte.

—Solo me viste como diez segundos antes de que te levantaras a cepillarte.

—Diez segundos fueron suficientes.

—Que miedo, si me observabas por más tiempo de seguro encuentras todos y cada uno de mis defectos —bromeo.

Rueda los ojos y se inclina para besarme. Sus manos van a mis muslos y me levanta del suelo. Envuelvo mis piernas en su cintura y así salimos del baño hasta llegar a la cama donde me deja caer suavemente aún sin romper el roce de nuestros labios.

—¡Eylen! —Alice golpea la puerta tres veces haciendo que me asuste y deje de besar a Harry —¡Eylen! ¡Te acaba de llegar una caja! —golpea tres veces más —¡Eylen!

—¡Ya te escuché! —exclamo y le doy un corto beso a Harry antes de apartarlo y ponerme de pie.

Me da una nalgada y me río mientras salgo de la habitación y cierro la puerta detrás de mí.

Alice está tomando un jugo de naranja y Erick se encuentra sentado en una de las sillas del comedor viendo sobre la mesa una caja blanca de gran tamaño.

Mi prima se me acerca, me extiende una carta y la tomo sin entender.

—¿Qué es esto? —pregunto —Yo no he pedido nada —me cruzo de brazos y camino hasta Erick.

Erick gira la caja mostrándome mi nombre escrito en marcador negro muy grande y legible a uno de los costados.

—Estoy seguro de que es para ti —dice él.

Mi corazón se estruja al notar que es la letra de Max.

Alice se me acerca y me extiende una tijera —Ábrelo, tenemos curiosidad.

Escucho como una puerta se abre y al girar veo a Harry salir de mi habitación acomodándose una franela blanca.

—¿Qué ocurre? —pregunta mientras se acerca.

—Eylen recibió un paquete, pero dice que no pidió nada —responde Erick.

—Ah —susurra por lo bajo y rodea la mesa para sentarse en la silla junto a Erick.

—¿Le compraste algo? —indaga Alice en su dirección.

Harry no responde, solo sube los hombros en un gesto que no logro entender del todo. Así que dejo la carta a un lado y con el corazón latiendo frenéticamente paso la tijera en la parte superior y abro la caja viendo su interior. Mis ojos se llenan de lágrimas y saco rápidamente el hermoso vestido blanco de encaje que me encantó y Max adoró el día que fuimos al centro comercial por su ropa para el baile.

Siento que me voy a caer, así que tomo asiento en una de las sillas libres.

—¡Está precioso! —dice Alice con emoción —¿Lo usarás para el baile? —pregunta y se inclina para mirarme.

Niego rápidamente —No iré al baile —le doy el vestido y limpio mis lágrimas.

Veo como la confusión invade sus facciones y levanta el vestido viéndolo con más atención.

—Antes de que dejes pasar de largo una noche que jamás volverá a ti, creo que deberías leer la carta —dice Harry.

Me quedo viendo la carta unos instantes. La tomo en mis manos y me pongo de pie para ir a mi habitación cerrando con seguro.

Me pego a la puerta mirando el techo y sin poder evitarlo me resbalo contra ella quedando sentada.

Tomo una profunda respiración antes de romper con cuidado el sobre y sacar las dos páginas que se hallan en su interior.

«12 de mayo, 2019

¡Buenos días!

(De verdad espero que esta caja llegue por la mañana, ya que de lo contrario el saludo será muy estúpido)

Veras, hice algo que quizás no te agrade y de seguro cuando veas el contenido de la caja quieras golpearme porque fuiste muy clara al rechazar por completo la idea de comprarlo, pero ya me conoces, yo me guío por mis instintos.

¿No es precioso? Por favor, úsalo esta noche, sabes muy bien que este es el vestido.

De seguro te preguntas, ¿cómo logré pagarlo? Me gustaría admitir que fue por méritos propios, pero tiempos desesperados requieren medidas desesperadas.

Anoche, en el parque de diversiones, le dije adiós a mi maldito orgullo y le comenté a Harry toda nuestra tarde en el centro comercial. Me creyó 100% cuando le dije que te veías como toda una princesa, pero por falta de dinero decidiste no darle una oportunidad. Harry no lo dudó ni un segundo y estuvo de acuerdo en darme el dinero para poder pagarlo, creo que ya me está agradando.

Ya me depositó, así que estoy escribiendo esto ya que iré al centro comercial a comprar el vestido y pagar el delivery. No te enojes con Harry, se nota que te quiere mucho y solo quiere verte feliz.

Aquí entre nos sé que el vestido quizás no sea tan importante, mi único miedo es que no estés en este día tan especial para nosotros, estamos acercándonos cada vez mas a darle fin a nuestros días de colegio. Te veo todos los días, también a Erick y Alice, pero nada dura para siempre, cuando menos lo esperemos puede que todo de un giro de 360 grados y cada uno empiece a elegir caminos distintos, porque, así es vida.

Stone, ven esta noche al baile, usa el vestido, hazlo por mí. Nos merecemos esto y no será lo mismo sin tí.

Recuerda que tu propio baile de graduación es algo que solo pasa una vez en la vida, ahora somos jóvenes y un día solo contaremos los recuerdos de hoy y sería una lástima decir que mi mejor amiga no fue al baile ya que lo creía tonto e innecesario.

Los recuerdos son los únicos que permanecen para siempre, Stone.

Además, si no aceptas venir tengo un plan B. Sí, así es, le hice jurar a Harry que si yo no te convencía él lo haría.

¿Qué dices? ¿Te veo esta noche el baile?

-Max»

Me llevo las manos a la boca tratando de ahogar mis sollozos.

Me quedo unos segundos allí tratando de normalizar mi respirar y me pongo de pie tomando las páginas conmigo y saliendo de la habitación. Todos están ahora sentados en el sofá.

—Eylen... —Harry se pone de pie. No digo nada solo corro hasta él y lo abrazo fuerte. Me rodea de inmediato entre sus brazos —¿Hay que usar el plan B o logró convencerte él sólo? —pregunta sobre mi cabello.

—Él sólo —respondo tristemente —No quiero ir, pero esto es prácticamente su último deseo, lo escribió el día antes de morir así que iré.

Harry me aparta para verme a los ojos y me limpia las lágrimas. Sé que no le gusta verme así.

—Pagaré tu día y el de Alice en el salón de belleza, ¿de acuerdo? —susurra aun sin apartar sus manos de mi rostro —Así tendré tiempo de comprar un traje de esmoquin nuevo para esta noche.

Sonrío de lado asintiendo y dejo de mirarlo para volver abrazarlo.

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