52. Abrupto dolor
Alice
Cierro la libreta y dejo el lápiz sobre la misma. No me puedo concentrar, trato de ordenar mis ventas. Alison me trajo la mercancía hace ya un par de horas y desde entonces he intentado organizar mis entregas a mis ya muy confiables clientes, pero no puedo, me duele mucho la parte baja de la espalda y me cuesta mantenerme tranquila.
Me levanto de la mesa y dejo salir un suspiro mientras revuelvo mi cabello y me arrojo al sofá.
Paso quizás media hora allí mirando al suelo, hecha un ovillo sobre el sofá, mis labios tiemblan y mi corazón late de forma desesperada.
''No sé qué mierda me está pasando...''
Erick ya no sabe qué decirme o traerme para que se me alivie este abrupto dolor que no abandona mi cuerpo.
—Llama a Eylen, dile que venga a casa, por favor, tengo un mal presentimiento —pido en medio de finas lágrimas que ruedan por mis mejillas.
Nuevamente quiero culpar a mis bebés por mis cambios hormonales, pero esto ya va más a allá de eso, puedo sentirlo.
—Mi amor, por favor tranquilizante, ella está bien. De seguro ya se encuentra en el supermercado trabajando —Erick llega hasta mi lado y se sienta en el sillón con una taza de té y me la extiende —La llamaré, toma el té, respira.
—¡Llámala, ahora! —pido con desesperación —Y también a Max, necesito saber que están bien.
Erick se pone de pie y con el rostro totalmente serio saca el celular de su bolsillo.
Golpes en la puerta hacen que prácticamente de un brinco lejos del sofá y con todo y taza de té en mano voy a la puerta, abro y veo que es Harry.
Su respiración está agitada y su rostro luce angustiado, cosa que solo hace que mi corazón acelere aún más su ritmo.
—¿¡Qué pasa?! —pregunto al borde de un colapso.
—Alice, primero que nada, quiero que te tranquilices —dice de forma seria. Su voz es rasposa —Lo que te voy a decir es muy grave.
Tomo bocanadas de aire y asiento.
—No me contestan ninguno de los dos —avisa Erick a mi espalda y puedo sentir como está detrás de mí ya que su respiración choca con mi hombro.
—Chicos, no hay manera fácil de decir esto —Harry hace una pausa y con la mirada fija en mi dice —Max... Max está muerto.
Dejo caer la taza de té y esta impacta violentamente contra el suelo y todo su contenido se esparce. Grito, grito como si un puñal hubiera atravesado mi estómago. Pierdo el balance, me tambaleo y Erick me sostiene por la cintura.
—¡Alice! —Harry exclama y su vista se yace en el suelo. Sigo el hilo de su mirada, no sólo hay té caliente y pedazos de porcelana rotos, también hay sangre, mi sangre.
Mi vestido corto de andar en casa deja ver perfectamente que por mis piernas se deslizan gruesas líneas rojas que van bajando cada vez más veloces y hasta en coágulos.
—Mi amor, ¿¡qué está pasando?! —Erick pregunta.
—Los bebés —le digo casi sin aire y llevo mis manos a mi estómago, me duele demasiado —¡Mis bebés! —lloro.
—Alice, debes estar teniendo un aborto —Harry luce preocupado y señala a Erick. —¡Levántala, vamos al Red Maison!
—¡¿BEBÉS?! —Erick grita —¿¡ABORTO?!
—No hay tiempo para preguntas —Harry lo señala —¡DEBEMOS IR AL HOSPITAL! —grita, pero su voz es lejana, estoy viendo todo desaparecer frente a mí. Con rapidez Erick me levanta y corre conmigo fuera de allí.
❁❁❁
Erick
Harry empuja las puertas de cristal y entro a la clínica con Alice en brazos. En el camino Harry había llamado para avisar lo que estaba ocurriendo con mi novia, por lo que en cuanto entramos un grupo de personas en batas y uniformes vienen en mi dirección y se la llevan inconsciente en una camilla.
Camino con rapidez detrás de ellos hasta que entran a un cuarto del cual me restringen el acceso.
Mi alma cae a mis pies.
Miro todo lo que puedo hasta que la puerta se cierra, me giro para pegarme a la pared frente a la misma y lentamente caigo de rodillas con lágrimas resbalando por mis mejillas.
Dolor, dolor y más dolor. Mi corazón está totalmente destrozado.
En el camino Harry me dijo que Alice está embarazada de gemelos y que aún no se les conoce el género.
Ni siquiera pude procesar el hecho de que mi mejor amigo está muerto y ahora mis hijos quizás lo estén también.
—¿Por qué...? —susurro mirando al techo y me siento con la espalda pegada a la pared.
Lloro, cualquier hombre que me diga que llorar es lo último que debería hacer de seguro es un idiota.
De repente siento una mano en mi hombro y veo a Harry sentado a mi costado.
No puedo evitar abrazarlo, estoy completamente roto y parece entenderlo ya que me abraza y me permite llorar como un niño que acaba de ser abandonado a la deriva.
—Esto es una pesadilla —susurro.
—No puedo negarlo —responde.
Me aparto de él para mirarlo —¿Qué pasó? ¿Dónde está Eylen? ¿Como fue que...? —me detengo. Tantas preguntas solo me hacen sentir más dolor —Harry, te juro que mi cabeza va a explotar.
Me llevo las manos a la cabeza y trato de calmarme.
—Ben entró al colegio con un arma, aún no se sabe que ocurrió, la única testigo es Eylen, pero se desmayó y está hospitalizada aquí mismo. En el piso siete.
—¡No puede ser! —niego sin poder creerlo —¿¡Ben!? ¿Y dónde está ese bastardo?
—La policía lo tiene detenido. Max me llamó en el momento en el que ese hijo de perra irrumpió en el salón dónde estaban. Creo que de no ser por Max quizás Eylen no seguiría con vida.
Lloro sin poder decir algo más.
Un lunes jamás se había sentido tan amargo y desastroso como hoy.
Hace solo horas atrás Max estaba haciéndome barra desde las gradas del gimnasio y ahora no está.
''No me lo termino de creer...''
Me arrebataron a mi mejor amigo. Me quitaron a mi hermano del alma y compañero del crimen.
—¡Llegamos! Ya estamos aquí —escucho la voz de París. Al subir la mirada la veo caminar hasta nosotros junto a su hermano.
Se arrodilla para quedar a mi altura y lo siguiente que siento es una suave manta de algodón rodearme los hombros.
—Gracias —susurro. Ella me da una mirada afectuosa.
—Harry nos contó todo, esto parece una puta broma. Erick, de verdad lamento demasiado lo de Max, sé que debió ser muy importante para ti. No lo conocí mucho, pero en lo poco demostró ser una persona muy especial.
Hago una mueca y miro al suelo sin decirle nada. No quiero romper a llorar.
—¿Qué pasó con Alice? —indaga Tokio.
—Supongo que ya no es un secreto... —Harry suspira —Chicos, Alice está embarazada de gemelos y creo que la noticia de Max le afectó mucho, quizás demasiado ya que creo que entró en una especie de aborto espontáneo.
Un silencio le sigue a Harry luego de que les informa a sus amigos.
—Dios mío —susurra París y siento sus manos acariciar mis hombros.
—Tantas cosas malas en un día no es normal —escucho a Tokio decir segundos después.
—Hermano y eso que el día aun no acaba —responde Harry de forma seca.
—Eso es bueno, porque rebusqué en mi habitación lo que me pediste y aún tenía un poco —dice Tokio. Soy a ajeno a su conversación, solo estoy allí viendo las blancas baldosas del suelo —¿Quieres ir ya?
—Erick —Harry me llama —Tokio y yo iremos a la comisaría, pero volveremos ¿No te molestará quedarte aquí con París? —niego —Bien, no tardaremos más de una hora.
—Hermana, cualquier cosa nos llamas —le dice Tokio a París.
—Lo haré —responde ella.
—Eylen está en el piso siete, pero no va a despertar hasta dentro de un par horas. Le pedí a los doctores que le proporcionaran sedantes.
—De acuerdo, estaremos pendientes —es lo último que dice París y juntos vemos como ambos chicos se van.
❁❁❁
Harry
Entro a la comisaría, varios policías al notar mi presencia en el lugar se ponen nerviosos y deberían estarlo.
''Vine a matar a alguien...''
Voy directo a la recepción y el hombre en uniforme de policía frente a mí me mira en silencio.
Me apoyo en el mostrador, cosa que solo pone más nervioso.
—Mi nombre es Harry Andrews, él es mi mejor amigo Tokio Snyder y venimos a ver al joven Benjamin Dickson —anuncio seriamente.
—En seguida —dice y lo que hace es alejarse para ir en busca de otro policía. El segundo no quiere, niega de inmediato, pero luego de que el primero se lo insiste, acepta y llegan hasta nosotros —Él los llevará.
—Gracias —asiento.
Tokio se ríe y le da palmadas en los hombros al segundo policía —Respira, hombre, parece que te vas a cagar. Harry no vino por tu cabeza, aún.
Niego burlón y seguimos al policía en total silencio. Al pasar por la sala de espera puedo ver a los dos papás de Benjamin junto a su hermano menor, los recuerdo de las fotos que París me enseñó el día que investigamos a Benjamin.
El adolescente llora cabizbajo mientras sus padres hablan con lo que parece ser el abogado. Yo solo espero que no le hayan pagado por adelantado, les va a ser inútil cuando su hijo este muerto.
Entramos a la parte de las celdas temporales, el pasillo es oscuro, solo cuenta con la suficiente luz para no tropezar.
—En el interrogatorio, no quiso decir nada, solo repetía «las voces, ellas me dijeron que lo hiciera. Yo no lo hice, fueron ellas» —dice el policía antes de detenerse en una celda y con su vara policial golpea repetidas veces las rejas de metal que tienen a Ben cautivo —¡Dickson! Tienes visita.
Veo a Ben sentado en una esquina con las piernas abrazadas a su pecho y el cabello sobre el rostro.
—Mi amigo Harry prefiere ser presentado como, el chico que vino a acabar con su vida —le dice Tokio al policía. Este se ríe por lo bajo y saca un juego de llaves de su bolsillo, abre la reja y me extiende el juego de llaves.
—No dejes este lugar todo vuelto mierda, la sangre es muy difícil de limpiar en estas superficies de cemento —me pide el policía.
—No prometo nada. —tomo las llaves y se la extiendo a Tokio mientras nos adentramos a la celda, mi mejor amigo cierra la puerta y yo me quito la chaqueta, es una de mis favoritas, no voy a dejar que se arruine por un idiota. —Hola, Ben. ¿Me recuerdas?
El chico de ojos azules se pone de pie y se mantiene quieto en la misma esquina —¿Qué hacen aquí?
—Hiciste algo muy malo el día de hoy Ben, muy malo —le digo y camino hasta él.
Estando a pocos centímetros empieza a llorar —Fueron las voces, fueron las-
Meto la mano al bolsillo de mi pantalón. Saco mi navaja y atravieso un costado de su cadera antes de que pudiera seguir diciendo estupideces.
—Las voces, claro, loco de mierda —le digo y con mi mano libre sostengo su hombro mientras sigo enterrando la navaja.
Ben abre la boca y antes de que grite Tokio saca de su chaqueta el pequeño frasco con ácido de batería y le vierte todo directo a la garganta. Así mismo se apresura a cerrarle la boca para que no escupa.
—Así mismo, Ben, trágate el ácido —susurra Tokio de forma burlona.
—Ben, las personas que hacen daño deben ser castigadas y las que lastiman a los que amo, mueren de forma rápida y asquerosa como la escoria que son. Así que hoy vengo a hacerte de ángel de la muerte —susurro y saco la navaja.
Levanto su camiseta y le arrastro la fina cuchilla de un extremo de su estómago a otro, viendo como de inmediato la sangre empieza a resbalar lentamente, incluso un poco de esta queda impregnada en mi camiseta.
Ben grita por debajo de la mano de Tokio, sus lágrimas caen como lluvia y su respiración se está haciendo más débil. Como se esperaba, comienza a tener una convulsión, solo entonces Tokio aleja su mano y se aparta ya que Ben comienza a vomitar. Deslizo otra vez el cuchillo por su estómago en la línea que ya había hecho y lo empujo a la pared, ya está inmóvil, veo ante mis ojos como muere todo ensangrentado y lleno de vomito.
—Diablos —Tokio se ríe —Había olvidado la forma tan asquerosa en la que muere alguien cuando toma ácido de batería —dice.
Con el borde de mi camiseta limpio la sangre de Ben de mi navaja y lo miro fijamente. ¿Cómo es que mi hermosa novia en algún momento pudo ver algo en este chico? No lo comprendo. No hizo más que joderle la existencia y ahora Eylen vivirá el resto de su vida sintiéndose culpable por la muerte de Max.
Que Ben este muerto no cambia nada sobre lo que ha hecho, todas sus acciones siguen presentes, todo el dolor que ha ocasionado permanecerá y se quedará una vez más sobre mi chica como una segunda piel.
—Tokio —me giro a ver a mi amigo —Tengo el fuerte presentimiento de que a partir de hoy nada será igual.
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