49. Parque de diversiones pt.2

Ben

El amor es como una enfermedad mortal sin cura.

Por amor uno se convierte en su mejor versión, pero solo en un inútil intento de ser bueno para la otra persona.

Cuando cierro los ojos me imagino las grandes cosas que Eylen y yo pudimos llegar a ser, pero que jamás se cumplió. Yo habría sido padre, nuestra pequeña familia sería hermosa y perfecta, el amor no hubiera faltado y los problemas por muy diminutos que fueran los hubiéramos superado juntos.

Ahora de nada me sirve pensar en lo que hubiéramos sido.

Me siento como un completo imbécil al verla parada a un par de metros de mí besándose con alguien que no soy yo, con uno que al parecer pudo encontrar uno de los tesoros más valiosos de este mundo, mi Eylen.

Ella es una en un millón, por allí dicen que todo ser humano tiene por lo menos dos o tres personas idénticas en el mundo, pero Eylen es la excepción. Desde que la vi por primera vez supe que era el amor de mi vida, estábamos tan rotos, tan tristes, tan cansados y aun así nos supimos complementar, ella siempre supo sacar lo mejor de mí y en los días finales, lo peor.

No sé porque accedí a venir aquí con mi familia. Debí quedarme en casa, ayer recibí una orden de alejamiento por parte del abogado de Eylen a causa de mi gran aparición en su trabajo. No sé porque pensé que me perdonaría, mi presencia claramente la aterroriza.

Mis dos papás hacen gritos emocionados en el juego de habilidad donde se encuentran, si logran derribar las latas con tres intentos ganan un premio barato. Mi hermano está junto a ellos riendo de la mala puntería que tienen, están tan sumidos en la desesperación de tener una noche normal en familia, ya que en los últimos meses no les he hecho las cosas fáciles, pero lo intentan ocultar porque me aman.

Si tan solo supieran que yo también los amo demasiado, pero mi dolor me ha superado, verla allí con alguien más me tiene creando escenarios caóticos en mi cabeza y lo peor es que no se han dado cuenta de que estoy allí derrumbado con el corazón prácticamente a mis pies.

—Es un parque de diversiones y lo único que sigo viendo son caras tristes como la tuya —escucho a mi costado y veo a un chico lleno de tatuajes y con una sonrisa burlona viéndome.

—¿Disculpa? —cuestiono.

—Tranquilo, al igual que tú, solo veo el panorama —dice. Lo escaneo entero. Entre los dedos índice y anular de su mano derecha algo humea.

—Deberías ver el panorama por otro lado —le digo de forma seria y poso mi vista en Eylen nuevamente —Fumar marihuana en espacios públicos es ilegal.

El desconocido a mi lado ríe ante mis palabras y se lleva el cigarro a la boca dando una calada. Expulsa el humo y señala en dirección a Eylen y el imbécil.

—Hay bastardos con suerte —dice. Eylen ya dejó de besarse con ese imbécil, ahora sólo conversan de forma tranquila aún parados fuera de la cabina de fotos mientras empiezan a dividir la tira de fotos que se tomaron. —Apuesto a que ese hijo de perra consiguió el afecto de esa hermosa chica a base de mentiras. Míralo a él y mírala a ella. Ni siquiera parece que pertenecen al mismo mundo.

El desconocido tiene razón, mi Eylen se ve tan dulce e inocente al lado de ese idiota con tatuajes en las manos y pinta de chico rudo.

—Tú pareces pertenecer al mismo mundo que él —le digo.

—Y tú al de ella —me responde.

Nos damos una mirada.

"¿Quién mierda es este tipo? "

—¿Como te llamas? —pregunto.

—Wesly. ¿Tú?

—Ben.

Wesly se ríe —Ben, no te conozco, pero si hay algo que puedo reconocer en una persona en cuando tiene ganas de matar a alguien.

Trago el nudo en mi garganta —Yo no quiero matar a nadie.

—Oh, claro que sí —insiste.

—No... —niego —Yo-

—A ver —Wesly arroja el resto de su cigarrillo al suelo y se lleva una mano al interior de su chaqueta. Saca una pistola y fuera de asustarme lo único que hago es rodar los ojos —Haré mi buen acto del año. Te regalaré esta arma, tengo muchas en casa y tú pareces la clase de chico demente que no tiene un arma, pero que la necesita con desesperación.

—¿Yo soy el demente? —me burlo y tomo el arma de sus manos —¿Quién de los dos anda regalando armas a desconocidos?

—Nunca dije que estuviera cuerdo —dice con una sonrisa torcida.

Veo detrás de Wesly como mi hermano y mis padres miran en mi dirección de forma preocupada. Por delante de mi abrigo, justo en la parte del estómago hay un bolsillo. Guardo el arma y mantengo mis manos allí cuando veo como los tres avanzan en mi dirección.

—Debería irme —le aviso a Wesly.

—Sí —dice de forma seria —Yo también tengo cosas que hacer.

Nos damos una última mirada y avanzo lejos de él.

❁❁❁

Eylen

—El túnel del amor —leo el gran letrero del juego mecánico —¿Esto aún existe?

—¿Quieres subir? —pregunta Harry.

—Bueno... No he subido a ningún juego y este es solo un bote de madera flotando en agua dentro de una cueva. No creo que me pueda lastimar, ¿verdad?

—Tú lo has dicho —asiente —Solo es una vuelta en bote dentro de una cueva.

—Bueno, ¿por qué no?

Avanzamos a la entrada del lugar, le damos el boleto al chico que custodia la puerta y este nos guía por el pequeño pasillo dentro de la cueva donde los botes están estacionados, flotando sobre calmadas aguas artificiales listos para salir en cualquier segundo.

Harry sube primero y me extiende los brazos para ayudarme a bajar.

Nos sentamos en silencio ante la leve oscuridad de la cueva. Siento su mano entrelazarse con la mía al esperar por que esto empiece a moverse.

—¿Terminaste con Alison? —pregunto de repente.

—Desde el jueves —responde rápidamente.

—¿Eso significa que tu misión ya está completa?

—Así es, aunque no he visto en los medios que el gran Miguel Dallas está muerto, así que supongo que aún no han encontrado el cadáver.

—¿Dónde...?

—En una de las habitaciones de su mansión.

Me quedo callada, por momentos suelo olvidar que el chico a mi lado es un asesino. Eso no cambia la forma en la que lo veo, pero me saca un poco de balance. Todos tenemos una parte siniestra en nuestro ser, incluso yo.

El bote comienza a moverse, Harry continúa aferrado a mi mano y nos quedamos en total silencio viendo todo a nuestro alrededor: es una cueva adornada con temática de amor, nada fuera del otro mundo. Supongo que lo único llamativo son los juegos de luces que brillan a nuestro paso en bote.

A lo largo de la noche he notado a Harry un poco distraído, me gustaría tener acceso sus pensamientos, pero como es algo imposible, me toca preguntarle.

—¿Qué pasa por esa cabeza tuya?

Harry pasa la vista por las paredes de la cueva y dice: —¿Quieres saber?

—Admito que tengo algo de curiosidad —susurro y posa sus ojos en mí.

—Me he dado cuenta de que no te conozco —confiesa y lo miro extrañada, lista para protestar, pero en seguida continúa hablando —No te conozco en absoluto y si me dieras la oportunidad me encantaría hacerlo. Tener en mi memoria registrada cada peca, cada cicatriz, cada miedo, cada esperanza, cada sueño, sinceramente cada maldita parte de ti. Eso, Eylen Stone, eso es lo que pasa por mi cabeza. Pienso que me fascinas más de lo que me gustaría admitir en voz alta y quiero que seas mi novia. Cuando me preguntaste hace tiempo que éramos y te respondí: Solo nosotros. Me sentí vacío. No pude explicarme por qué quería decirte que éramos nada, pero podíamos ser todo.

No sé si esto fue planeado, pero al terminar de decir eso las paredes de la cueva se iluminan con corazones rojos que giran alrededor de todo siendo parte del juego de luces.

—¿Hablas en serio? —trago el nudo en mi garganta y llevo mis manos a los costados de su rostro. Intento descifrar alguna señal de broma.

—Siempre hablo en serio. Tú y yo podemos ser un todo. Eylen Valeria Stone ¿Quieres ser mi novia? —pide nuevamente.

Lo beso y al separarnos uno mi frente a la suya mientras susurro: —Sí quiero ser tu novia.

Harry sonríe aliviado —¿Qué día es hoy?

Saco el celular de mi bolsillo y miramos la pantalla cuando lo desbloqueo.

"11 de mayo de 2019..."

❁❁❁

Wesly

Debo estar más drogado de lo que imaginé. ¿Acaso le regalé mi arma a un completo desconocido? Parece que sí, ya que no la siento en mi chaqueta.

Me rio ante mi propia estupidez y saco otro cigarro de la cajeta en mi bolsillo del pantalón. Antes de sacar el encendedor siento mi celular vibrar contra mi pierna.

Lo saco de manera molesta y abro el mensaje.

Miguel Dallas está muerto. Alison fue quien lo encontró en una de las habitaciones de invitados en la mansión.
⤻ 8:35 pm

Una guerra se ha iniciado, ten ojos en todos lados.
⤻ 8:35 pm

De repente la sobriedad cae sobre mi como un balde de agua fría. Miro en todas las direcciones posibles buscando al imbécil al cual deliberadamente le regalé mi arma. No puedo estar desprotegido. Si alguien tuvo la osadía de matar a mi jefe, ¿qué se puede esperar de nosotros sus peones?

"Debo irme de aquí... "

En mi intento por salir de forma rápida de este maldito lugar tropiezo con un chico.

—¿Wesly? —escucho que me reconoce.

Detengo el paso y me giro —Hola, Max —estiro mi puño en su dirección y choca el suyo de forma amigable.

—¡Hermano! —se une Erick y veo como Alice camina hasta mi con una pareja de asiáticos.

—Hola —saludo de igual manera a Erick. Chocamos los puños.

—Pero miren nada más —Alice me mira con una sonrisa —Creí que eras anti-diversión.

—Nadie puede resistirse ante un parque de diversiones. Ni siquiera yo —respondo de forma tranquila. —¿De dónde sacaron a estos dos?

Señalo con la barbilla al chico y la chica. Por alguna razón me parecen conocidos, más por mi nivel de nicotina no puedo ubicarlos.

—A ti de seguro de un circo —responde la chica y me mira de forma molesta.

Ruedo los ojos —Controla tu boca, chinita. No quieres una orden de deportación en tu puerta mañana, ¿verdad?

—Bájale dos rayas a tus comentarios despectivos y racistas. Le vuelvas a hablar así a mi hermana y te rompo la cara —intervine el chico —¿Quién mierda te crees?

—No empiecen una pelea aquí. Todos podemos ser amigos —Alice se para en medio de nosotros —Solo empecemos de nuevo.

Hay un silencio. Los asiáticos me miran como si quisieran matarme.

"¿De dónde los conozco? "

—Debo irme —anuncio.

—Sí, deberías hacerlo —escucho la irritante voz de Harry a mis espaldas.

—¡Harry! —Eylen le riñe y me giro para verlos ambos allí, de manos agarradas.

—Genial —comento con sarcasmo —¿Quién más falta? ¿Alison? Oh cierto, ella es tu novia de día y Eylen tu novia de noche.

—¡Wesly! —Alice me da un zape en el hombro —¿¡Qué mierda te fumaste?! Estás muy grosero.

Sonrío cuando veo el rostro furioso de Harry.

—La única novia que tengo esta justo aquí, aferrada a mi mano —dice.

No puedo evitarlo, hago una mueca de disgusto al oír aquello.

—Que irónico —respondo —Te vi ayer muy feliz en la fiesta de Miguel sonriendo y gozando con Alison y... ¡De allí es que los conozco, también los vi! —señalo a los hermanitos.

—Estuve contigo en el hospital cuidando a Eylen el miércoles, cabeza hueca —me dice la chica.

—¿Quieres un premio por eso? Jodete, tú fuiste la que llamó al imbécil de mierda.

—¡Oye! —salta su hermano a la defensa.

—Esto es ridículo, tengo mejores cosas que hacer y tú... —señalo a Alice —Yo que tú estaría muy bien escondida. Asesinaron a Miguel. Alison lo acaba de encontrar y lo peor de todo no es eso, —señalo a Eylen —Eres la prima de la chica con la que su novio se ha estado revolcando por semanas.

—Ella no sabe eso, no sabe de Eylen y Harry —me dice Alice.

—Oh, lo sabe, lo sabe todo y si no se acuerda me encargaré de recordarle de nuevo —le guiño el ojo. —No subestimes el poder que trae consigo una chica enojada y resentida, y a eso agrégale que su padre está muerto.

Me rio al ver la cara de todos y prosigo a caminar lejos de allí.

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