44. Ruptura
Eylen
Abro los ojos sintiéndome asfixiada. Los brazos de Harry se mantienen sobre mi cuerpo y mi cara está pegada a su pecho.
"Me estoy orinando..."
Intento alejarme y lo logro después de un par de intentos. Mi cabello está muy desordenado y me echo a reír cuando me veo al espejo del baño.
—¿Por qué te levantas tan jodidamente temprano? Son las seis de la mañana.
Veo a Harry por el espejo. Está frotándose los ojos y tiene la manta sobre los hombros. Su voz mañanera es muy ronca. Me giro para verlo y doy unos pasos hasta él.
—Es mi reloj biológico y tenía ganas de orinar, además entro a las 8:00 a clases.
Harry bufa y se quita la sábana de los hombros dejándola caer al piso. Me toca la nariz con su dedo pulgar y me da un empujón leve para poder cepillarse los dientes.
Yo recojo la sábana y la dejo en su lugar, revuelvo mi maleta buscando la ropa casual que había empacado y las sandalias a juego.
"Maldito Harry, siempre piensa en todo..."
Escucho la regadera sonar y me contemplo el ir junto a él. Lo hago, entro al baño y me desnudo. Abro la puerta de cristal hacia un lado y entro viendo la espalda de Harry y su movimiento de manos mientras pasa el jabón por sus brazos.
Rodeo mis manos hasta su estómago, pegando mi cuerpo a su espalda y lo abrazo sintiendo el agua tibia caer sobre mi cuerpo y cabello.
—¿Qué haces, pervertida? —dice sin voltearse.
—No me digas pervertida. Solo estoy aquí por el ahorro de los recursos naturales.
Se ríe y su espalda vibra en mi pecho. Me gusta el contacto de nuestra piel desnuda.
Lo suelto y se gira a verme.
—Creo que tendré que lavarte el cabello de nuevo —dice pasando una mano por mi mejilla alejando los rulos mojados lejos de mi rostro.
—Si mi prima se entera de que me he lavado el cabello dos días seguidos me mata. Ella dice que eso no se debe hacer.
—Es una lástima, me ha gustado mucho hacerlo.
Me sonrojo, cualquiera ajeno a esta conversación lo escucha y cree que hablamos de otra cosa. Harry arquea una ceja al captar mis pensamientos.
—¡Lavarte el cabello! Me ha gustado lavarte el cabello —dice y se ríe —Eres una pequeña pervertida. —se inclina y deja un beso en mi frente.
❁❁❁
Harry
—Gracias por abrir la puerta, señor Reyes —Eylen le sonríe al hombre de forma tímida y este rueda los ojos.
—¡Que no se repita! ¡Cada vez que se te olvide las lleves no voy a abrirte la puerta, jovencita! —le responde casi gritándole y veo como los ojos de Eylen se cristalizan y asiente.
"¿Quién se cree que es este imbécil?"
Eylen pasa de él y se adentra al departamento. El hombre guarda las llaves de, seguramente todos los departamentos. Cuando da un paso para salir lo detengo del hombro.
—Escucha, es muy temprano como para que yo ande repartiendo golpes, así que si le vuelves a hablar así otra vez te parto la boca. Dejemos algo claro, no eres su papá o su idiota tío como para que le hables de esa manera —aprieto su hombro de forma que se inclina ante el dolor, llevo mi mano libre a mi bolsillo trasero por debajo de mi chaqueta y saco el arma, desactivo el seguro y la pego a su estómago. Me mira asustado —Si a Eylen se le quedan las llaves mil veces, entonces mil veces le vas a abrir la puerta. ¿Entendido?
—Llamaré a la policía —dice retándome.
—Notifícales que el que te está amenazando es Harry Andrews —le sonrío de lado y lo suelto.
El hombre apura sus pasos hasta el ascensor y lo veo irse con pánico en los ojos.
Entro al departamento y Eylen viene saliendo de una de las habitaciones con su maleta en los hombros y una botella de agua en una mano.
—Perdona el desorden, solo tenemos una semana aquí, además, Alice empezó con la planeación del baile de graduación y tiene todas las muestras de decoración y papeles con ideas por todos lados —Eylen mueve las manos mostrando el caos de cajas, bolsas de compras y papeles que inundan el departamento donde viven ahora —No toques nada, ella es una desordenada que conoce su desorden. Cuando intenté limpiar hace unos días casi pierdo una mano.
—No te preocupes —respondo —¿Lista?
—Sí, solo era la maleta —dice —Creo que París tiene mi celular —comenta con duda —Anoche cuando me internaron creo que se lo di. Da igual, ni siquiera lo voy a usar.
—Le preguntaré si lo tiene y te lo devolveré —le aseguro y le extiendo la mano. —Vamos, solo tienes cinco minutos para entrar a clases y aun sigues aquí.
—Ya di por perdida la primera clase del día —sonríe con gracia y me da la mano entrelazando nuestros dedos.
Al pasar por la recepción del edificio veo al señor Reyes colgando el teléfono de su escritorio. Me mira asustado y le regalo una diminuta sonrisa mientras salgo con Eylen del lugar.
Su colegio no está tan lejos de su nuevo hogar. Son exactamente las 8:25 am cuando aparco frente al mismo.
Eylen baja del auto y yo hago lo mismo para dejarla en la entrada del colegio. La tomo de la mano y caminamos en silencio junto con algunos otros estudiantes que también llegan tarde.
—¿A qué hora sales?
—A las 3:00 pm.
Me da tiempo de buscar a Alison en su universidad al medio día, dejarla en su casa y luego venir aquí.
—Paso por ti —beso sus labios sin darle oportunidad de responder.
—No es necesario —dice al separarnos.
—Es un hecho, no una pregunta.
—Olvidé que eras un mandón —se burla.
—No soy un mandón.
—Claro que lo eres. Que no lo quieras aceptar es muy tu problema.
—Lo que tu digas, pervertida —le guiño el ojo.
—¡Ya basta, no me digas así! —golpea mi hombro —Ya debo entrar a clases. Te veo más tarde.
Eylen intenta soltar su mano, pero la atraigo hasta mí y atrapo sus labios esta vez en un beso más largo. Nos separamos por falta de aire y por el carraspeo de alguien.
"Max..."
Está detrás de Eylen, sostiene las mangas de su maleta y sonrío burlón cuando veo su pómulo hinchado y morado.
"Y eso que apenas y lo toqué..."
—¿Qué haces aquí? —le dice Eylen secamente —Deberías estar en clases.
—Mi alarma no sonó —murmura —¿Qué hay de ti?
—No dormí en casa y así que tuve que pasar a buscar mis cosas y se me hizo tarde.
Siento celos de la amistad tan llevadera de estos dos: aunque Eylen está enojada no creo que deje de hablarle y aunque Max se sienta como un imbécil es muy probable que todo lo que dijo no fuera lo que en realidad sentía.
—¿Vamos? —Max señala con su cabeza al recinto y Eylen asiente.
—Nos vemos —me da un beso en la mejilla y entonces la dejo ir junto a él, viendo como suben los escalones en silencio.
❁❁❁
Eylen
En el almuerzo estoy sentada sola en una mesa en el centro de la cafetería.
Alice está en su reunión con el club de drama por todo lo del baile y Erick está en otra de sus prácticas para el gran torneo de natación que tendrá a fin de mes.
Saco de mi maleta el papel que me tendió una de mis compañeras en Química y reviso los horarios de los exámenes para nosotros los graduandos y suelto un suspiro al ver que Geografía es el primer examen el jueves de la otra semana.
Junto a mi bandeja de comida se une una más. Subo la mirada y veo a Max frente a mí.
Me lo quedo viendo en silencio. No sé qué decirle exactamente. Las palabras que salieron de su boca anoche me hirieron demasiado.
En todo lo que va del día no le he hablado. Ha buscado mi mirada en los pasillos entre clases y en las materias que compartimos me senté lo más lejos posible.
—Lo siento mucho —dice. —Estaba enojado —prosigue a decir —Stone, tú sabes que yo jamás te he visto diferente desde que perdiste a tu bebé y pasó todo aquel revuelo con Benjamin. Eres mi mejor amiga y me preocupo por ti, siempre lo hago.
—Me heriste.
—Lo sé, lo siento tanto, me sentí como un completo idiota apenas dije todo eso.
—¿Tú crees que le abro las piernas a los chicos apenas los conozco? —pregunto con resentimiento.
—¡Claro que no! —abre los ojos en sorpresa —Stone, soy un idiota. Discúlpame, ¿sí?
—No sé, Max —subo los hombros y bajo la mirada a mi almuerzo sin terminar —Harry me gusta y tú eres mi mejor amigo, detesto que cada vez que se vean sea una guerra.
Max pasa sus manos por la mesa y me las extiende. Subo la mirada a sus ojos y veo dolor. Quiero creer que verdad está arrepentido.
Subo mis manos y me aferro a las suyas. Me sonríe esperanzando y yo también.
Me gusta creer que tengo un corazón bueno, que perdona hasta lo más mínimo aun cuando la herida es profunda. Lo cierto es que me aterra estar en un mundo donde Max no esté presente.
Estaremos bien. No importa que tan molesta este con él, mi enojo no será para siempre.
—Lo intentaré, por ti soportaré a cualquier idiota con aires de boxeador. Si quieres que me lleve bien con él, haré mi mejor esfuerzo.
❁❁❁
Harry
Alison camina hasta mi cuando me ve, dejo salir el humo por mi boca y me levanto del capó del auto.
—Hola —dice con una sonrisa.
Nunca sentí emoción al verla y ahora que conozco a Eylen mucho menos.
—Hola —respondo —¿Lista para irnos? Tengo un compromiso y debo estar a temprano.
Alison frunce el ceño —¿Qué compromiso? Creí que te quedarías conmigo toda la tarde. Ayer compré los regalos para el cumpleaños de mi papá y quiero que me ayudes a envolverlos.
"Ni loco..."
Llevo el cigarrillo a mi boca e inhalo. De repente siento que las constelaciones se alinean y me brindan la oportunidad perfecta para al fin cumplir con mi único propósito estos últimos meses.
"Ya sé cómo mataré a Miguel Dallas..."
Su preciosa hija egocéntrica, la amante al «qué dirán» me dará el acceso directo a eso.
Dejo salir el humo por mi boca y arrojo el cigarrillo al suelo pisándolo con la punta de mis Vans.
—Alison... —suspiro y la miro fijamente —Ya no quiero seguir contigo, se acabó.
—¿¡Qué?! —sus ojos se abren.
—Lo que escuchaste, ya no quiero ser tu novio, estoy terminando contigo.
—¿¡Disculpa?! —me da un empujón con ambas manos y hace que retroceda dos pasos —Nadie me termina, yo soy la que lo hace.
—Me temo que siempre hay una primera vez para todo: hoy te estoy terminando.
Abre su boca sorprendida. Si no la conociera creería que está triste, pero en realidad está furiosa.
—¿Qué rayos le diré a toda mi familia? Todos, incluidas mis odiosas primas mueren por conocerte. ¡He presumido nuestra relación por redes sociales, tirándote flores y alabando lo nuestro! ¿Ahora me sales con esto? —me empuja de nuevo —¿¡Quién es la perra?! Te juro que la voy a matar a ella y luego a ti.
—¡No hay nadie! Termino contigo porque estás loca —extiendo mis manos al aire. —Eres celosa, manipuladora, tratas a las personas como basura si no tienen algún título social elevado y lo más importante, mis amigos no te soportan.
—París y Tokio me aman —dice segura.
—¿Recuerdas todas aquellas veces en las que salimos los cuatro y París comenzaba a hablar en japonés? —asiente —Bueno. En todas esas ocasiones decía que te odiaba y no podía pasar un minuto más junto a ti.
—Esa hija de-
—Ni siquiera te atrevas a terminar esa oración, Alison. Mis amigos se comportaron bien contigo durante los meses que estuvimos juntos.
—¿¡QUIERES TERMINAR?! BIEN POR MÍ —me vuelve a empujar.
Arreglo mi camiseta y la miro con los ojos entrecerrados —Baja la voz, estamos en un espacio público.
—Eres un idiota —me señala —Terminamos, pero vendrás a la fiesta de mi padre mañana. No voy a permitir que me humilles de esta manera. El sábado ya eres libre de revolcarte con cuanta perra se te ponga encima, pero mañana estarás allí. Si o sí.
Internamente me felicito por haber hecho un buen trabajo al conocer las actitudes y acciones de esta chica.
Sabía que su necesidad de demostrar todo lo «bueno» en su vida le harían querer que yo estuviera allí a como dé lugar. Alison estará muy molesta como para prestarme atención en la fiesta excepto cuando necesite presumirme como su novio.
—Terminamos y no voy a ir a ningún lado. No molestes —me hago el desinteresado solo para ganar las fichas finales de este juego.
—Después de todo lo que hemos pasado juntos, ¿así me pagas? Eres de lo peor, Harry Andrews.
—Después de todo el dolor de cabeza que he tenido, creo que deberías estar agradecida de que así es cómo "te pago" —hago comillas con los dedos y me inclino para recoger el cigarrillo que había pisado y lo guardo en mi bolsillo.
—¡HARRY! —grita de forma chillona, pone las manos en puños y patea el suelo.
—Nos vemos, Alison.
Desactivo el seguro del auto y me subo viendo como mi ahora exnovia abre sus ojos con sorpresa.
Bajo la ventana y ella se inclina para hablarme —Vas a ir conmigo a esa fiesta.
—No —hago un puchero fingido y enciendo el auto.
—Si no vas te juro que no te dejaré tranquilo el resto de tus malditos días.
Finjo pensar ese hecho y la miro irritado.
—Iré, solo si Tokio y París van.
—Dijiste que esos hipócritas me odian. ¿Por qué los querría en la fiesta de mi padre?
—Son mis amigos y no me voy a pasar la fiesta pegado a tu trasero. Solo iré para que presumas algo que ya no tienes y me dejes en paz.
Alison gruñe y me da un puñetazo al hombro.
—¡Bien! Que vengan, me da igual. Te quiero en la mansión mañana a las siete y más te vale estar puntual.
Le guiño el ojo y comienzo a subir la ventana. Antes de cerrarla veo como extiende sus manos a los costados y dice: —¿¡Como voy a llegar a casa?!
"Eso ya no es mi problema..."
Arranco el auto y salgo de allí con una sonrisa en mi rostro.
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