41. Temor
Ben
Observo al amor de mi vida desde lejos, me escondo detrás de unas personas solo para poder capturar en mi memoria a mi hermosa chica.
Sus rulos, su rostro fino, sus ojos pequeños mirando con simpatía a una mujer adulta que le pide ayuda con su búsqueda de algún producto.
Aun no me puedo creer que todo este tiempo la tuve a un supermercado de distancia. Sigo enojado con Paúl por no decirme que Eylen se estaba hospedando en el mismo hotel donde todos los días del último mes lo paso a buscar para llevarlo a casa, pero ahora eso no importa porque la tengo en la mira nuevamente gracias a esa oportuna chica asiática.
Horas atrás
—Paúl —digo al teléfono cuando mi hermano menor acepta la llamada —Ya estoy en la recepción del hotel, ¿estás listo para irnos?
—Sí —responde tranquilo —Ya terminé de cambiarme, saldré por la puerta de empleados como siempre. ¿Ya averiguaste lo de la reserva para el aniversario de nuestros padres?
—Estoy en eso —le informo viendo la fila que solo tiene a una persona esperando —Preguntaré rápido y salgo.
—Perfecto, te espero en los estacionamientos.
La persona en la fila avanza a ser atendida y cierro la llamada para ser el siguiente, pero cuando doy un paso una chica de baja estatura me pasa de largo.
Casi se tropieza conmigo, se ve apurada y la miro en confusión cuando se adelanta en la fila, doy un suspiro y me apresuro a caminar para ir detrás de ella.
La persona se va y ella avanza.
—Hola —dice rápidamente al recepcionista —Me gustaría saber si mi amiga Eylen Stone y su prima Alice... Alice... Ugh, no se su apellido... —mueve las manos gesticulando su confusión —Alice algo, aún están hospedadas aquí.
Mi corazón se acelera de inmediato al oír el nombre de mi chica salir de los labios de esta extraña. Llevo una mano a mi cabello y bajo la mirada tratando de pasar inadvertido, si es amiga de Eylen quizás sepa quién soy yo.
—Un momento, señorita, déjeme ver los registros —el hombre teclea un par de cosas y yo doy un paso más cerca para escuchar —¿Alice Meyers y Eylen Stone?
—Sí, ellas dos. ¿Aún están aquí?
—No, señorita, se hospedaron una semana en la suite presidencial en abril, pero ya no están.
"¿Una semana?"
Paúl me debe una gran explicación, la traición de mi hermano menor por ocultarme esto se cuela por mi sistema de inmediato.
—Está bien, supongo que tendré que ir en la noche al trabajo de Eylen —dice finalmente y yo abro los ojos en sorpresa.
"¿Eylen tiene un trabajo? No me sorprende, su tío es una mierda que nunca les aporta algo..."
Me giro mirando detrás de mí cuando la chica voltea para irse. Unos segundos después giro nuevamente a las puertas del hotel y la veo irse. Llevo una mano a mi cabello para apartarlo de mi rostro y aprieto mis puños caminando para salir de aquí.
Me voy a los estacionamientos y allí veo a mi hermano recostado del auto.
Me regala una sonrisa que se le borra de inmediato cuando estoy cerca.
—¿Qué pasa?
—¿QUÉ PASA? —grito furioso —PASA QUE ERES UN MALDITO TRAIDOR.
—Ben... —susurra mirando a sus costados nervioso seguramente vigilando que no hayan personas cerca —¿Qué rayos te ocurre? ¿Por qué me dices traidor?
—¿Acaso no pensabas decirme que Eylen se estuvo hospedando una semana aquí? ¡UNA MALDITA SEMANA!
—Oh... —dice captando todo.
—Dime donde trabaja Eylen. Paúl, sé que tiene un empleo y no me mientas —demando.
—Hermano, no creo que sea buena idea, sabes que ella puede tomar acciones legales serias nuevamente.
—No, eso está en el pasado —me señalo —Ya no soy así, yo jamás le haría daño de nuevo sabes que la amo más que a nada.
—Estás obsesionado con ella. Eso no es amor, Ben. ¡Te meterás en problemas!
Inhalo y exhalo aire de manera sonora.
—Dime donde trabaja.
—No —niega.
—Paúl... Dímelo ya mismo o le diré a nuestros padres quién culpó al perro por el valioso jarrón de cinco mil dólares roto hace dos días.
—Ben... —está asustado —Ben, por favor, no lo hagas, me castigarán de por vida. —me cruzo de brazos y lo miro fijamente. Paúl baja la mirada y luego de unos segundos lo dice —Stuff 24/7... La vi uniformada varias veces, Eylen trabaja allí.
—No creas que no pagarás por esto —lo señalo y saco las llaves del auto para desactivar el seguro —Sube.
Mi hermano sacude su cabeza de manera triste y en total silencio vamos a casa.
Necesito ir con Eylen lo más rápido posible.
❁❁❁
Eylen
—Muchas gracias, señorita —dice la señora mayor luego de que le doy un par de indicaciones para conseguir lo que busca.
—No hay de qué, estamos a la orden —fuerzo mi mejor sonrisa y la mujer avanza.
Mi cuerpo pide descanso, la espalda me duele, mis brazos de duelen, todo me duele.
Trato de no moverme mucho en el trabajo y me mantengo acomodando bolsas de pan ya que es lo más liviano que puedo cargar.
Llevo una mano al bolsillo de mi falda y miro la hora en mi celular, veo que son las siete de la noche. No creo sobrevivir hasta la media noche.
Me sostengo del estante y dejo salir bocanadas de aire para lograr recuperar mi control ante el dolor.
"Necesito ir al baño..."
Avanzo de manera lenta hasta el baño de empleados, para mi sorpresa no hay nadie.
Me veo en el espejo unos segundos poniendo especial atención en mis brazos y los moretones en ellos. No hubo nada que yo pudiera hacer para cubrirlos ya que cuando Alice intentó poner maquillaje sobre los mismos para disimularlos un poco el solo contacto de la brocha de maquillaje me dolió en gran manera.
Mi celular vibra en mi falda, al sacarlo veo nuevamente que es ese número desconocido que ha estado llamando todo el día, mi corazón late con fuerza porque solo puedo pensar en que es mi exnovio.
Doy un suspiro y acepto la llamada con manos temblorosas.
—¿Eylen? —pregunta una voz muy reconocible. Dejo salir aire de manera tranquila.
—Hola, París.
Me sorprendo al oír su voz ya que es la última persona que yo esperaría que me llamara.
—Estoy camino al supermercado porque necesito hablar contigo. Eres más difícil de rastrear que otra cosa.
—Lo siento, pero que tengas el número en privado no me hace sentir cómoda, pensé que eras algún loco llamando para molestar —me rio nerviosa.
—Cuándo tienes tantos años siendo amiga de Harry Andrews aprendes por las malas a bloquear tu número ya que no sabes en qué problemas te puedas meter.
—Claro —ruedo los ojos ante la mención de su amigo y agradezco internamente que la chica no puede verme.
—Se escucha un eco. ¿Estás en el baño?
—Sí, solo vine por algo de privacidad. Ha sido un día muy agotador.
Paso una mano por mi cuello y ladeo la cabeza con dolor.
—Me imagino.
—¿Dijiste que vienes para acá? —repito.
—Sí, estoy a unos diez minutos.
—Oh, está bien.
—Nos vemos allí —es lo último que dice antes de cerrar. Bajo el celular a una esquina del lavamanos y sigo viéndome al espejo.
De repente la puerta del baño se abre y mi vista se enfoca en la persona detrás de mí. Mi corazón se acelera y el miedo comienza a correr velozmente por mi sistema al ver a Ben.
Me giro para darle la cara y tomo el celular en mis manos.
—Mi amor.
—No, no te acerques —lo señalo —Por favor, déjame tranquila —mi vista se nubla con lágrimas a punto de salir y retrocedo a la pared.
—Vine a disculparme, quería hacerlo después, pero no pude contenerme, necesitaba hablarte. Mi amor, por favor, necesito que me perdones.
—¿¡Qué te perdone?! —exclamo furiosa —¿Por qué? ¿Por hacerme abortar? ¿Por los constantes comportamientos tóxicos? ¿Por forzarme a tener relaciones todo el tiempo? ¡¿Por golpearme hasta casi matarme?!
Estoy llorando y mis manos desbloquean el celular rápidamente.
—Por todo, yo solo quiero que volvamos a ser como antes —da un paso y sus ojos azules me miran con tristeza —Por favor, vuelve conmigo.
No sé si algún día volveré a creer en aquellos ojos de los que alguna vez me enamoré perdidamente.
—Llamaré por ayuda —amenazo y presiono 9 1 1 de manera rápida.
—¡No! —camina rápidamente hasta mí y me arrebata el celular de la mano —No hay necesidad —dice cerca de mi rostro y lloro asustada porque me he quedado inmóvil —¡ESTOY TRATANDO DE DISCULPARME! —grita.
—Ben —lo miro directo a los ojos —Esta no es la manera.
—Te quiero demasiado —susurra sobre mis labios y yo cierro los ojos ante su cercanía —¿Por qué no lo entiendes? —siento sus manos frías ir a mis mejillas y sigo llorando porque creo que estoy entrando a una especie de estado de pánico, mi cuerpo entero se estremece y mi respiración se corta. —Podremos ser felices nuevamente, solo tienes que perdonarme —continua y yo niego sin abrir los ojos —Perdóname. ¡Perdóname, maldita sea!
Lentamente me resbalo por la pared y quedo sentada de manera que mis rodillas se doblan y se pegan a mi pecho. Abro los ojos viendo cómo se sienta a mi lado y toma mis manos.
"Piensa, Eylen, piensa..."
—Si quieres que estemos juntos debo... Debo terminar con mi novio —miento viéndolo fijamente.
Necesito que me devuelva el celular, no puedo llamar a Alice, Max o Erick ya que sospecharía. Si llamo a otra persona quizás consiga ayuda.
Justo ahora Wesly es la mejor opción.
—¿¡Tienes novio?! —su respiración se agita.
—Tenía, ya no más —lo miro.
Ben lo duda, pero su necesidad de perdón parece cegarlo y termina devolviéndome el celular de mala gana.
—Bien —dice.
Me apresuro a llamar a mi amigo, pero luego de dos intentos no me responde.
—Quizás... Quizás esté en casa de su mejor amigo —miento y hago una mueca ante la cara de enojo que Ben me da —Intentaré llamarlo.
—Yo jamás dejaría perder tus llamadas, te contestaría en el primer timbrazo.
—Lo sé —asiento.
Intento controlar mis manos temblorosas y busco el número de Harry, presiono llamar y Ben pone una mano en mi hombro.
—Pon el celular en alta voz —demanda. Asiento y hago lo que dice.
Comienzo a buscar en mi mente mentiras que hagan que este loco aquí no se ponga violento. Pasan tres timbrazos cuando Harry responde.
—¿Eylen?
—Sí —carraspeo —¿Mi novio está allí contigo?
—¿¡QUÉ?! —grita y cierro los ojos.
—Lo que pasa es que voy a terminar con él y como eres su mejor amigo creí que quizás estaba allí contigo.
—Sí, claro, como no —responde sarcástico. Abro los ojos y Ben está mirándome fijamente —¿Qué mierda te pasa? ¿Esto es una especie de broma? ¿Debo reírme acaso?
—No bromearía con algo así —llevo mi mano libre a mi cabello y lo aparto de mi cara —Mi exnovio, Ben, está aquí conmigo y... Y creo que volveré con él, así que necesito terminar... Terminar con tu amigo.
Harry se queda en silencio unos segundos. Espero que haya captado todo porque de no ser así me considero perdida. Escucho unas llaves sonar y la voz de Harry invade el celular nuevamente.
—Eylen, ¿dónde estás? —pregunta seriamente. Tan serio que me asusta —Casualmente estoy camino a su casa, así le diré a mi amigo que lo estás buscando para terminar con él, lo cual es una lástima ya que ustedes hacen bonita pareja.
—No tan bonita —susurra Ben.
—Oh... ¿Ese es tu ex? —pregunta Harry claramente al oírlo. Por raro que suene soy capaz de sentir la fuerza con la que sostiene el celular.
—Sí... Vino a disculparse y estamos conversando en el baño del supermercado.
—No le des explicaciones. Ya cuelga, que le dé el mensaje a su amigo y no llame —Ben me quita el celular y cierra la llamada. —me acaricio los brazos y me estremezco ante el dolor en ellos. Ben lo nota y sus ojos me miran con ¿preocupación? No sé, con este chico nunca sé. —¿Qué te pasó? —pregunta.
—Tuve un accidente en el colegio —respondo sin mirarlo.
—No me mientas. ¿Acaso este novio tuyo te golpea?
—No.
—Eylen, no me mientas —repite. Lleva una mano a mi barbilla y me obliga a mirarlo —¿Te golpea?
Mis ojos se llenan de lágrimas. Quiero salir corriendo. Su toque me duele más que cualquier golpe que poseo en mi piel.
La puerta del baño es abierta y París entra al lugar. Siento mi alma volver a mi cuerpo.
—¿Qué ocurre aquí? —pregunta con clara confusión. Con los ojos llenos de esperanza la miro en súplica. Ella pasa su atención de Ben a mi mientras se acerca de forma sigilosa —Amigo, este es el baño de mujeres.
—Lo sé, solo hablaba con Eylen —dice de forma tranquila y se pone de pie.
París lo mira con desconfianza.
Ben me extiende la mano para ayudarme a levantar. Se la doy y con sumo cuidado me pongo de pie.
—Déjame llevarte al hospital —pide.
—Estoy bien —miento.
—Hombre, hablo en serio, debes salir de aquí —París lo apresura.
—Lo haré —gruñe y me extiende el celular —¿Cuál es la contraseña? —ordena.
—Mi cumpleaños —susurro.
Ben sonríe y teclea los números, veo cómo se va a los contactos y se registra, también se llama y cuando su celular empieza a sonar me maldigo.
Justo ayer, le metí saldo al celular después de lo que fue una eternidad y ahora este psicópata tiene mi número.
—Me voy, pero te llamo más tarde —me mira fijamente y me da el celular —Ya no soy el mismo, Eylen. Cambie, por ti, esta vez las cosas serán diferentes.
Asiento, lo único que quiero es que salga de aquí.
Ben se inclina y deja un beso en mi frente antes de salir del baño con París viéndolo mal hasta que nos deja solas.
Dejo salir aire por mi boca cuándo solo somos ella y yo.
Me siento mareada, me tambaleo hasta llegar al lavamanos y París corre hasta mi poniendo una mano en mi espalda.
—Eylen, ¿qué ocurre?
—¿Me llevarías al hospital? —susurro.
"No creo poder seguir de pie un segundo más..."
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