38. Memorias del pasado
Eylen
—No me pidas que me aleje de ti, no puedo hacerlo —Harry da un paso a mí y yo retrocedo.
—Por favor, solo terminemos con esto de una vez por todas.
Me giro sobre mi eje y voy directo a su recámara, en sí, la suite es idéntica la que Alice y yo estamos ocupando en el piso de arriba solo que más pequeña.
—Todo lo que dije no era cierto. Yo solo lo hice porque-
—Porque ella estaba detrás de mí —completo y él asiente de manera rápida —Lo sé, Harry, pude sacar esa conclusión por mí misma.
—¿Entonces porque no me perdonas?
—Primero que nada, no te has disculpado y segundo porque ella es la novia y yo soy la otr-
—No te atrevas a terminar esa oración, Eylen —frunce el ceño —No dejaré que te refieras a ti misma de una manera despectiva. No eres algo que se cataloga. No eres la otra, no eres mi amante, no eres nada de lo que piensas porque yo a ella no la amo. ¿Entiendes? Todo lo que dije es porque estoy en una misión, lo estoy incluso antes de conocerte y no voy a dejar que eso se arruine. Debo terminar lo que empecé y estoy demasiado cerca como para que las cosas se estropeen a estas alturas del juego.
—¿La amas? —pregunto.
Harry ladea la cabeza y me sonríe, lo hace como si no creyera lo que pregunté.
—Qué cosas dices. Claro que no la amo, yo solo te quiero a ti. ¿Qué es tan difícil de entender? —me extiende la mano y con algo de desconfianza la sujeto y dejo que me guíe hasta la orilla de la cama donde me siento observando sus ojos fijamente. Harry se acuclilla frente a mí y besa el dorso de mi mano herida por encima del vendaje. —No lo supe... —susurra sin apartar sus ojos de los míos. Sus pupilas están dilatadas —No supe que te quería hasta que te vi de manos agarradas con ese imbécil en el club. Eylen, discúlpame, sabes que yo sería incapaz de siquiera pensar en la cantidad de tonterías que te dije.
—Me dolió mucho —digo sincera —Más que una herida de vidrio.
—Nena, perdóname, no tienes idea de lo horrible que sentí en mi pecho cuando después de herir a la chica que quiero un idiota fuera a consolarla. Posiblemente aprovechándose de la situación.
—Wesly no es un idiota —bufo.
—Estoy seguro de que lo que pasó anoche fue una trampa. Alison y él la tendieron. Wesly sabe demasiado o por lo menos cree saber demasiado y debo ser cuidadoso con él, sé que se trama algo y de alguna manera involucró Alison en esto.
—Eso no es verdad —niego —Wesly no soporta a Alison. Me quedó claro la vez que nos conocimos.
—Mi amor, nadie la soporta —hace una mueca —Pero eso ya es un punto aparte.
—Deja de decirme así —zafo mi mano de su agarre y lentamente me quito las pantuflas para poder subir del todo a la cama y quedar recostada de la cabecera.
—Disculpa. —Harry suspira y se pone de pie para poder subir a la cama y quedar tumbado boca abajo a mi lado observándome.
—Cuando mis padres murieron, mi custodia quedó a la espera de ser reclamada —empiezo —Mi padre era hijo único, por lo tanto, no tengo tíos. Sus padres, en este caso mis abuelos, murieron igual: mi abuela cuando yo tenía diez y mi abuelo cuando yo tenía doce. Mi madre por otro lado, tampoco es de una familia numerosa ya que solo tenía una hermana... Su gemela, quien sabes para este punto era la madre de Alice.
—¿Gemelas? Tú me dijiste que tu madre era la mayor —Harry me mira sorprendido yo asiento.
—Mayor solo por diez minutos.
—Es increíble cómo funciona la vida a veces, nacieron juntas y murieron juntas.
—Lo sé, fue un destino bastante cruel, pero un acto muy único —le doy la razón —Como sea, mi abuelo materno murió antes de que yo siquiera estuviera en la barriga de mi madre, o sea que al final del día las únicas dos personas que podían cuidarme eran mi tío Ryan o la madre de mi madre, mi abuela Alicia, que como te dije antes vive en España.
—Me dijiste que Alison, la hermana de Alice, está con tu abuela, pero ¿por qué? ¿No tenías por derecho lógico irte tú con ella y que Ryan se quedara con sus hijas?
—Pues sí, ese fue el arreglo de la corte, pero al final Alice se rehusaba a estar con su hermana. Cuando mi tía hubo un momento en que Alice era quien quería irse con la abuela, pero luego de mucho conflicto yo fui la que dio el veredicto y le cedí mi puesto a Alison para que se fuera a España y yo me quede con Alice porque después de todo siempre fui más unida a ella.
—Entiendo.
—Luego el gobierno nos dio un dinero que fue entregado a mi tío Ryan y a la abuela para cuidar de nosotras tres ya que intentaban compensar los daños causados a nuestras vidas y después de eso la abuela se fue con Alison a Madrid. En la corte nos regalaron a Alice y a mí sesiones a terapias luego del incidente. Allí conocí a Benjamin —suspiro —Un precioso chico de ojos azules tan intensos como el color del océano. Tierno, gentil y cariñoso. El chico de mis sueños, mi primer amor.
Hago una pequeña pausa y me río de lo tonta que de seguro estoy sonando, pero aquello no deja de ser verdad. El primer año Ben fue un amor conmigo.
—Ben —dice Harry y asiento
—Ben tiene trastornos de personalidad, pero eso jamás me importó, porque aun estando los dos rotos en terapia para personas con problemas emocionales, siempre nos ayudamos a seguir adelante.
»Supongo que las cambiaron cuando le entregué mi virginidad el día que cumplimos un año de novios, desde allí pude notar sus cambios conmigo. La manera en la que siempre quería más y no sólo sexualmente, parecía como si había desbloqueado algo en su cabeza y todo lo que él quería era a mí. Nadie podía verme más de lo permitido o comenzaba a insultar. Era demasiado celoso con Max, incluso se agarraron a golpes un par de veces solo porque lo veía muy cerca mío o si me hacía reír él ya se molestaba. Siempre me repetía que era suya y yo como una imbécil alimentaba su locura diciéndole que sí, que solo era suya, pero ¿puedes culparme? Era mi primer amor y yo estaba perdidamente enamorada de él. Ben fue mi primer todo.
—¿Qué fue lo que te hizo? —Harry pregunta y yo llevo una mano a mi estómago.
—No le gustaba cuidarse, decía que como yo era suya, quería sentirme plenamente. Teníamos sexo sin protección todo el maldito tiempo aun cuando yo no quería él me forzaba y bueno... Me embarazó. —Harry se queda en total silencio, procesando lo que acabo de revelar. —¿Sorprendido de que no sea una virgen? —pregunto al no recibir algún tipo de respuesta.
—Que seas virgen o no, es lo que menos me interesa, Eylen. Quien fuiste antes de mí no me importa, yo me enamoré de ti ahora, de tu presente. Jamás, escúchalo bien, jamás te juzgaría por quien fuiste... Sólo no puedo creer que ese imbécil te trataba como un objeto.
Sonrío de lado y doy una profunda respiración para contarle detalladamente lo que pasó el día siguiente de cuando le dije a Ben que estaba embarazada.
4 de febrero 2018
—Tengo unas pastillas que serán la solución a todo este problema.
Ben llega con una sonrisa a la habitación. Pone un vaso con agua sobre la mesita de noche y seguidamente me entrega una pequeña bolsa de papel blanca.
Mientras yo escaneo el interior de la bolsa de papel, Ben se gira para sacar las llaves de su auto y su celular y arrojar ambas cosas a mi escritorio, algo que suele hacer cada vez que me visita.
—¿De qué hablas, mi amor? —pregunto confundida. Ben se sienta a mi lado con una sonrisa.
—Son para abortar —responde seriamente.
Siento mi alma caer a mis pies y romperse en miles de pedazos.
—¿Qué?
—Eylen, estas en el colegio y yo en mi primer año de universidad. ¿Qué es lo que te sucede? ¿Creíste que íbamos a tener este bastardo?
Mi vista se nubla por las lágrimas que amenazan en salir —¿Bastardo? —estoy muy molesta —¡ES TU BEBÉ!
Frunce el ceño y me toma bruscamente de los hombros para que lo mire fijamente —Tú y yo no estamos casados, por lo tanto es un bastardo.
Lo empujo con mis manos y me pongo de pie arrojando la bolsa blanca sobre su pecho —¡Vete de aquí!
—Eylen-
—No pienso discutir sobre esto, sé que acabo de cumplir diecisiete años hace poco, pero quiero tener a mi hijo y tú no decides sobre mi cuerpo.
El rostro relajado de Ben se torna en una mueca de enojo, pero no me importa, lo único que quiero es que se vaya.
—¿Y cómo planeas mantenerlo, Eylen? ¿Tu grandioso tío te va a ayudar? —
se burla —Claro que no y sabes que mis papás tampoco lo harán.
—Benjamin, por favor vete de aquí, no quiero verte —pongo una mano en mis ojos y me doy media vuelta para salir de la habitación.
No llego muy lejos cuando siento como tira de mi cabello y ante el dolor pego un grito.
—¡Estás lastimándome!
—Te dije que no vamos a tener ese bebé y te vas a tomar las pastillas —dice entre dientes y no me pasa desapercibido el cómo su respiración está agitada y sus mejillas coloradas. Está incluso más enojado que yo.
—S-suéltame.
Vuelve a sonreír, una sonrisa de esas que me asustan, sé que mi novio tiene problemas mentales, lo he sabido todo el tiempo. Basta con hacer memoria de donde nos conocimos.
—¡Te falta un año para salir del colegio, no permitiré que arruines tu futuro por ese bebé!
Me arroja en la cama y mis lágrimas corren veloces por mis mejillas, no me gusta la mirada en sus ojos.
—Ben, mi futuro estará bien, entiende que no es tu decisión, mi amor —sorbo mi nariz he intento hacerlo entrar en razón, pero simplemente parece haber perdido la cordura. Sus ojos irradian un tipo de locura que no había visto nunca —Me obligas a tener sexo sin protección todo el tiempo, ¿qué esperabas? ¿un auto?
—Tómate las pastillas, Eylen —pide con un hilo de voz —No quiero un hijo, no quiero un hijo —se lleva las manos a los oídos y cierra los ojos —No quiero un hijo. ¡NO QUIERO UN HIJO!
Su grito hace que me ponga de pie y llegue hasta él, paso mis manos por sus hombros y seguidamente a sus mejillas —Estas asustado, mi amor, pero lo podremos solucionar.
Abre los ojos y derrama un par de lágrimas, sus ojos azules me escanean y aunque intento descifrar su próximo movimiento no puedo hacerlo, solo debo esperar a que hable o haga algo.
—Eylen, el bebé te querrá solo para él, ya no tendrás tiempo para mí —su mirada no se aparta un segundo —Tú eres mía, ¿lo entiendes?
—¿Eso es lo que te preocupa? —por fin entiendo con todo este problema —¿Crees que voy a querer más a nuestro hijo que a ti?
—Me dejarás de lado por él y yo no voy a permitirlo, no ahora —sus manos apartan bruscamente las mías de su rostro y señala mi estómago —Te vas a tomar esas pastillas así sea que tenga que obligarte.
—No —niego —No.
Y allí vino el primer golpe de ese día. Ben me abofetea y ante el impacto caigo de bruces al suelo.
—¿Crees que no me duele? —pregunta inclinándose a mi altura —Eres el amor de mi vida y te comportas como una idiota. ¡LAS PASTILLAS DIJE!
—No.
Mi mejilla arde y estoy temblando del miedo, necesito salir de aquí, quizás alguien me pueda auxiliar si logro irme.
Aun estando en el suelo intento gatear a la salida de la habitación. Ben es más rápido y cierra la puerta con seguro y me toma de un pie arrastrándome al centro de la habitación nuevamente.
Estoy suplicando por ayuda cuando siento una patada en mi estómago.
—No quieres a las buenas, entonces de aquí no saldrás hasta que te tomes esas pastillas.
Comienzo a toser en busca de aire, fue un golpe tan duro que siento que voy a vomitar.
—¡¿Acaso estás demente?! —gruño intentado ponerme de pie inútilmente.
—¿Es en serio tu pregunta? —se ríe y me toma de un brazo para levantarme. Me pega a su cuerpo y su respiración choca en mi rostro —Toda la vida he crecido sabiendo que hay algo malo en mi mente que me hace hacer cosas muy crueles a personas que me retan y justo ahora estoy tratando de parar el impulso que tengo por clavar un puñal en tu estómago y acabar con ese bastardo de una vez.
No titubea o vacila al decir todas esas palabras. Lloro porque siento que ahora si desconozco totalmente al chico frente a mí.
—Ben, no tienes que criarlo junto a mí —le digo —Puedes irte y prometo que nunca te molestaré, solo déjame ir —pido —Mi amor, te lo suplico, déjame ir.
—¿Dejarte ir? —repite y la ofensa en su voz es tan notoria —¿Quién es la demente ahora? Yo jamás te voy a dejar ir. Te amo demasiado, Eylen.
Intento ser más inteligente y aprovecho su vulnerabilidad para pasar mis manos por su espalda y abrazarlo.
—Yo también te amo, Ben —digo y aunque quisiera que aquello no fuera verdad, simplemente no puedo evitarlo —Mi amor, por favor cálmate, podemos solucionar-
Su cuerpo se estremece y me aparta.
—Mi amor, aquí no hay nada que solucionar, solo hay una cosa por hacer y ya.
Vuelvo a llorar y eso parece desesperarlo aún más. Rápidamente veo la puerta del baño y decido que me esconderé allí. Este hombre me va a matar.
No logro llegar al picaporte ya que me toma de la mano y me gira. Otra bofetada va a mi rostro. Luego me arroja al suelo y me patea un poco más el estómago. Lo único que alcanzo a decir es que se detenga, pero cada vez que digo algo un golpe más llega a mi rostro.
Veo sangre en el suelo y al llevar mis manos a mi cara estas se llenan de un líquido carmesí.
—¡Benjamin!
No importa cuánto suplique, él está decidido a acabar con esto.
Me doblo con dolor en el suelo.
—Vamos mi amor, colabórame aquí, sabes que esto me duele tanto como a ti.
—Benjamin, detente —suplico —Detente por lo que más quieras.
—¡Trágate las pastillas, Eylen!
—¡No, déjame tranquila! —gateo lentamente y siento otra patada en mi estómago.
—Ya sabes cómo me molesta que me digas me digas no —gruñe y me toma con brusquedad la barbilla —Mi amor, tómate las pastillas.
Niego y cierro mis labios ahogando mi llanto.
Una bofetada aterriza en mi mejilla y siento el óxido de mi sangre nuevamente bañarme la boca.
Escupo al piso. Estoy mareada y mi rostro ya está comenzando a entumecerse por tantos golpes.
—¡LAS PASTILLAS! —grita tomándome de los brazos y estrellándome contra la pared nuevamente.
Caigo de bruces al suelo y mi cabeza esta vez golpea la mesita de noche, el vaso de cristal cae quebrándose y el agua se esparce por todos lados.
—¿Por qué haces las cosas tan difíciles, mi amor? —me toma del cabello y me levanta. Lloro con más fuerza cuando deja un beso en mis labios.
Mi sangre queda en sus labios y mis lágrimas en sus mejillas.
Ben sonríe y me deja caer al suelo.
—Iré por más agua —dice con una sonrisa torcida —Esta noche se acaba el dolor.
Con lo poco que puedo ver de su silueta alejarse trato de ponerme de pie sin éxito alguno.
Lloro al saber que es inútil, todo me duele. Veo el celular de mi novio en el escritorio, esta es mi oportunidad. La esperanza me hace recobrar fuerzas y llego hasta el aparato.
Jamás he usado el número de emergencias, solo espero que contesten, siento que el tiempo era algo que no tengo en esos momentos.
Asi que con manos temblorosas pongo la contraseña de Ben la cual es: Eylen. Me voy al teclado. Logro escribir 9 1 1 y llevo el celular a mi oído.
En seguida contestan —Novecientos once. ¿Cuál es su emergencia?
—Mi nombre es Eylen Stone, vivo en la calle Sherbork, en el centro... Casa 13 —digo rápidamente y con un hilo de voz —Señorita, por favor envíe ayuda... Mi novio está a punto de matarme, por favor...
—Le pido que se tranquilice y me repita la calle —pide la joven.
—Sherbork —susurro.
—Entendido, la ayuda va en camino, Eylen.
Cierro la llamada con rapidez al oír los pasos de Ben acercándose y voy directo a los contactos para marcarle a Alice. Cuando la llamada está en marcha dejo el celular en el escritorio y me aparto lo más que puedo.
—Ya volví, mi amor.
—Ben, por favor déjame tranquila, te lo imploro —sostengo mi estómago con fuerza.
—¡Te vas a tomar las malditas pastillas!
—¡AYUDA! —grito con desesperación al verlo sentado en el piso junto a mí.
—¡AYUDA, POR FAVOR!
Deja el vaso a un costado y me toma del mentón —¿Por qué pides ayuda si nadie está en casa? Es como ilógico —sonríe —¡Tómate la pastilla ahora!
—No —niego. Ben inhala y exhala con frustración y me abofetea con mucha más fuerza. Intento gatear lejos y mis manos atrapan los cristales rotos del vaso anterior y la sangre se esparce.
—Pero que excelente idea, mi amor —Ben toma uno de los cristales del suelo y me levanta la camiseta —Quizás asi entres en razón.
Mi grito es tan desgarrador que la garganta me duele. Me ha arrastrado un pedazo del cristal en el estómago, mi camiseta se empaña de sangre y cuando veo que está ocurriendo simplemente no puedo creer que hiciera algo así.
Siento dolor, demasiado dolor.
—¿Qué...? Ben...
Sus ojos me miran con miedo y suelta rápidamente el cristal llevando una mano a mi vientre —¡Mira lo que me hiciste hacer!
—¡No me toques, no me toques! —chillo.
Me toma del mentón y mete un dedo en mi boca seguidamente siento el sabor amargo de algo en mi lengua y también me hace tragarme el agua de mala gana.
Ya está hecho, se ha salido con la suya y mi visión está apagándose. Mi respiración se siente pesada. El aire me falta.
—Eylen —dice tocando mi rostro —¡Mi amor, reacciona! EYLEN NO CIERRES LOS OJOS, MI AMOR....
Su toque no había dolido tanto como ese día.
No veo nada, solo escucho su llanto a lo lejos y mi nombre salir de sus labios con dolor.
Ay mi pobre bebita, lo siento hasta aquí el capítulo porque si sigo así voy a llorar más fuerte 💔
Esto esta tan largo que se tiene que dividir en dos partes. Nos leemos en el siguiente.
🔊 Chicxs el abuso no debe ser tolerado bajo ninguna circunstancia, por favor tengan mucho cuidado con las personas que conocen y no tengan miedo en pedir ayuda.
Recuerden que esta es solo una novela, ficción y nada más. Yo jamás apoyaría el maltrato a un ser humano.
-Cute.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top