29. Nosotros
Eylen
—No seas idiota, Eylen es mi prima —le dice Harry con tanta seguridad que hasta por un momento yo misma quedo confundida.
—¿Primos? —Wesly arquea una ceja en mi dirección otra vez, pero Harry da un paso para cubrirme.
—Eylen, sube al auto —ordena nuevamente y esta vez prefiero hacer caso por mi propio bien.
Rápidamente me alejo sin mirarlos, rodeando el auto hasta el copiloto y adentrándome con el corazón latiendo a toda velocidad. Dejo la maleta caer a mis pies y me coloco el cinturón de seguridad.
Harry no demora mucho en abrir su puerta y arrojar mis otras dos maletas en el asiento trasero.
Arranca el auto a toda velocidad y llevo una mano a su hombro —Eso fue muy ingenioso —susurro.
Me mira por unos segundos y toma mi mano para llevarla a sus labios y besa mis nudillos. No dice nada. No parece tener ganas de hablar, su cara muestra lo molesto que se encuentra.
Al llegar a casa de Tokio me encuentro media dormida, Harry baja las tres maletas y me pide teclear el código de acceso en la puerta de la cochera.
—¿Seguro de querer darme la clave? —pregunto ahora un poco más despierta.
—Eylen, no actúes como si no te la supieras —responde rodando los ojos con una sonrisa —Me moví aquel día para que la vieras mientras la estaba escribiendo.
Sonrío sin mostrar mis dientes y me acerco a la pequeña pantalla de seguridad a un lado de la puerta y presiono los números, 1 9 0 3 2 2. El sonido de acceso y la puerta abriéndose hacen que el corazón me dé una voltereta, me siento feliz y más al saber que Alison jamás ha pisado esta casa. Me adentro abriendo la puerta para que pueda entrar y cerrarla una vez que Harry avanza para subir las escaleras.
Entonces cuando me dispongo a seguirlo un pequeño perro chihuahua frente a mí me lo impide.
Comienza a ladrarme y retrocedo hasta chocar con la puerta. Nunca he sido fanática de los perros, no importa el tamaño o raza de ellos, siempre me asusto si los veo con intención de morderme.
—¡Harry! —llamo por ayuda mientras veo al perro acercarse más y ladrarme con desesperación —¡Shu! ¡atrás! —muevo mi mano —¡Harry!
—Chihuahua, basta, ven aquí, muchacho —dice desde las escaleras y solo entonces el perro deja de ladrarme para mirar a Harry al inicio de las escaleras en cuclillas.
—No me gustan los perros —susurro mientras veo como Chihuahua corre hasta él de forma obediente movimiento su delgada cola de un lado a otro.
—Sube, yo lo controlo —sonríe burlón mientras se pone de pie y toma consigo a la bestia diminuta entre sus brazos.
Paso de él tomando una de las maletas en los escalones y luego prácticamente corro hasta la habitación.
No espero a que Harry entre, saco de la maleta mis productos de aseo, pijama y la cajeta de pastillas para cólicos. Me meto al baño para una ducha rápida, una vez limpia y con mi pijama puesto me tomo una pastilla pasándola con agua del grifo y finalmente me cepillo los dientes.
Abro la puerta con cuidado y el ambiente se ha tornado frío, Harry ya encendió el aire acondicionado.
Lo veo textear recostado del escritorio y al notar mi presencia deja el celular de lado.
—Ven aquí —me extiende las manos y dudosa me acerco tomándolas —Adorable pijama —me observa. Se que se está burlando. En realidad, son unos pantalones largos de algodón color morado con su camiseta a juego donde en el centro hay unos conejitos estampados en el diseño —¿Tomaste tus pastillas para el dolor? —pregunta viéndome a los ojos.
—Lo hice —sonrío. En serio me parece increíble el cómo se preocupa por aquel detalle en estos momentos.
—¿Estás muy cansada? —pregunta alejando los mechones de cabello que se esparcen por mi rostro.
—Lo usual —ladeo una sonrisa —¿Qué hora es?
—Las 1:45 am.
—Muy bien, primo, debo levantarme a las 6:30 para ir al colegio así que... —intento soltar sus manos y alejarme, pero Harry menea la cabeza en una negativa y tira de mí nuevamente.
—Fue lo primero que se me ocurrió —explica —Wesly es muy allegado a la familia de Alison y honestamente no se si tiene algún tipo de amistad con ella, así que es mejor prevenir.
Harry se inclina para besarme como viene haciendo últimamente, pero decido jugar un poco y coloco una mano sobre sus labios. Frunce el ceño.
—Los primos no se besan —le digo con una sonrisa. Harry muerde mi dedo índice y ríe cuando aparto la mano con una mueca de dolor y desconcierto. —¡Auch! Eso dolió —sacudo mi mano viéndolo mal.
—No somos primos —susurra acercando su rostro y uniendo sus labios a los míos en un roce tranquilo y lento.
—Tampoco amigos —le digo al separarnos.
—Tampoco extraños —contra ataca.
Llevo mis manos a su pecho y tomo solo un poco de distancia, la suficiente para poder verlo —¿Entonces que somos? ¿Cómo se llama esto que tenemos?
—No tengo idea —sonríe llevando una mano a mi mejilla —Siento que ponerle nombre a esto está de más, pero lo que, si sé, es que solo... somos nosotros.
—Nosotros —repito asintiendo.
—Acuéstate a dormir —dice —Me daré una ducha.
—Está bien —me separo para caminar hasta una esquina de la cama y tirar de la colcha para cubrirme.
Harry apaga las luces de la habitación y con la poca iluminación que le brinda su celular se apresura a tomar ropa de su armario y adentrarse al baño.
Intento dormir mientras se ducha, pero no puedo. No hasta que esté junto a mí. Es curioso que hace unas semanas la sola idea de verlo me causaba terror, ahora lo estoy esperando para poder conciliar el sueño tranquila.
No sé cuánto pasa hasta que finalmente sale de la ducha y el olor a jabón y enjuague bucal se hace presente. Harry rodea la cama y se acuesta junto a mí pasando un brazo por mi cintura.
—¿Por qué te estás quedando en casa de Tokio? —pregunto de inmediato y siento como da un respingo. De seguro me creía dormida.
—¡Joder! —exclama —Por lo menos avisa que estás despierta —me giro para quedar cara a cara, aunque no podemos vernos por la falta de iluminación.
—Lo siento —me burlo. Harry deja salir un suspiro y este choca en mi mejilla —Pero en serio tengo curiosidad.
—Bueno, pequeña entrometida, no si lo recuerdas... Pero estabas allí el día que mi padre me largó de casa.
—¿Estaba? —indago y empiezo a buscar los recuerdos hasta que finalmente los encuentro.
Fue en mi entrevista de trabajo, Harry estaba hecho una furia ese día, llegó gritando y se peleó con Nadine y su padre justo en mi cara.
—Si, —afirma —La nueva esposa de mi padre no me soporta, lo cual está bien ya que el sentimiento es mutuo —empieza y una sonrisa se plasma en mis labios al saber que al fin conoceré un poco de Harry —Tengo un departamento, pero está a una hora de distancia y la verdad no sé por qué lo compré tan lejos, en su momento me parecía bien, pero ahora que lo pienso fue una idea bastante estúpida, todo mi trabajo y entorno social ocurre aquí en el centro de Chicago.
—¿Te quedarás aquí para siempre?
Harry ríe por lo bajo —No, Eylen, es temporal —dice —Ya estoy buscando un nuevo departamento, de hecho, esta tarde he ido a ver un par con mi agente inmobiliario, pero ninguno ha llenado mis expectativas.
—¿Que harás con el que ya tienes? ¿Venderlo?
—No, aunque no vaya allí seguido sigue siendo mío, así que no tengo porque venderlo.
—Pero si no lo utilizarás-
—No importa, tendré dos departamentos —lleva una mano hasta mi rostro tanteando entre la oscuridad hasta llegar a mis mejillas, estoy descubriendo que le gusta hacer eso casi tanto como robarme besos cuando no lo espero.
—Quien, como tú, no muchos jóvenes adultos pueden darse el lujo de decir aquello.
—Soy muy afortunado, no lo niego.
—¿Qué pasó con tu madre? Claro si es que puedes contarme —de repente el sueño que tenía desapareció, ahora hay mucha curiosidad.
—Claro que puedo contarte —siento como su tono de voz de hace más cálido, más alegre —Hablar de mi madre es de mis temas favoritos, aunque no lo creas.
—¿En verdad? —cuestiono bastante sorprendida.
—Sí, pero así mismo como te ves de interesada en indagar sobre mi pasado, quiero que también respondas mis preguntas sobre tú pasado.
Ya no siento la emoción de seguir esta conversación. No quiero soltarme a llorar.
—No creo que eso sea-
—Vamos, Eylen, si estamos juntos quiero por lo menos saber algo sobre ti...Como por ejemplo, ¿segundo nombre?
"¿Estamos juntos?"
—Valeria —respondo de inmediato.
—¿Lo ves? No es tan difícil.
—Unas cosas son las preguntas sin importancia, otras muy distintas son las personales que he trabajado mucho en olvidar.
—Dime porque vives con tu tío y Alice. ¿Dónde está la madre de ella? ¿Dónde están los tuyos?
Muerdo mi labio inferior y cierro los ojos.
—Están a las afueras de la ciudad —respondo sin más —Mi tía, mi mamá y mi papá.
—¿Dónde?
—En el cementerio municipal, muertos desde hace ya dos años, en diciembre se cumplen tres años —abro mis ojos, no hay lágrimas, solo un vacío en mi pecho.
—Mi madre está en ese cementerio desde hace cuatro años —dice al cabo de unos segundos donde solo oíamos la respiración del otro. —En noviembre se cumplen cinco años.
Me incorporo en la cama quedando sentada y puedo oír como Harry también lo hace y busca mis manos entre las sábanas hasta que finalmente las encuentra.
—No sabía, lo siento —le digo con pesar.
—Pues yo tampoco sabía, disculpa —replica de la misma manera.
—Ha pasado mucho tiempo y yo sigo poniéndome mal cada vez que los recuerdo, no he ido al cementerio a visitarlos desde el año pasado —aprieto su mano —Los extraño demasiado, pero ya no tengo el valor de ir.
—¿Por qué?
—Porque todo se me descarriló de las manos hace ya mucho y mis padres no estarían orgullosos de mí sí me vieran ahora.
—No digas eso-
—Lo digo, Harry, lo digo porque es verdad —sacudo mi cabeza alejando los recuerdos que amenazan con salir —Tú no sabes-
—Entonces dime, déjame entender —pide acercándose más —Ayúdame a comprenderte.
—La última vez que alguien me pidió eso y le di el acceso, terminó haciéndome mucho daño.
—Yo no soy Ben —responde seriamente.
—¿Cómo...?
—Estuve allí, Eylen —me recuerda —Estabas tan asustada de él que en ese momento olvidaste por completo que al que se suponía tenías miedo era a mí y búscate refugio, conmigo —mueve su pulgar sobre mi mano —Eso me dijo todo lo que necesitaba.
Tomo una fuerte bocanada de aire y exhalo antes de tomar valor.
—Fue en las vacaciones de invierno del 2016 —empiezo y siento como Harry me suelta las manos y se acomoda en mis piernas, como si de un niño pequeño que está por escuchar un cuento de dormir se tratase. Sonrío y llevo mis manos a su cabello y acaricio su cabeza —Mi mamá era la hermana mayor de la madre de Alice, cada año como tradición familiar hacíamos un viaje donde ambas familias nos íbamos de paseo a algún destino del país. Mis padres y los de Alice ahorraban todo el año para ese momento. Al final terminábamos pasando siempre las mejores vacaciones, yo era muy feliz con mis primas ya que como verás soy hija única.
—Recuerdo que Alice mencionó que su hermana se llama Alison ¿verdad? —pregunta Harry al hacer memoria.
—Sí —afirmo —En las últimas vacaciones... —suspiro —El tío Ryan sugirió ir a las montañas nevadas y alquilar una de las cabañas que ofrecen para las familias en esas temporadas del año, la idea nos encantó a todos y más a mis primas y a mí porque queríamos aprender a esquiar en la nieve y sería el momento perfecto. No te mentiré las vacaciones iban de maravilla, siempre iban de maravilla, nuestras familias eran muy unidas. —me detengo y dejo de acariciar la cabeza de Harry, él lleva una mano a la mía y la aprieta dándome a entender que seguí allí. Que quiere escuchar. —Al quinto día... —prosigo —Las personas que realizan las actividades en familia anunciaron que se daría una escalada a la montaña solo para padres, que los adolescentes y niños se quedaban en el área realizando actividades para nuestra edad con los demás chicos que estaban vacacionando. Mis primas y yo decidimos ir a pasar un día de spa en vez de hacer actividades infantiles y al pasar las horas no vimos señales de nuestros padres, creíamos que quizás se fueron a una montaña distante y eso hacía que demoraran, pero al oír la explosión a distancia y la montaña caer a nuestros ojos asustados supimos que ese día quedó marcado para siempre, y no solo para mi o mis primas, sino también para muchos de los otros jóvenes y niños —recuesto mi cabeza en el respaldar de la cama y siento como una lagrima veloz se me escapa —Al caer la noche fue cuando todo se tornó en un infierno, nos avisaron que hicieron estallar una bomba en la parte posterior de la montaña y-
—Eylen, ¿tus padres murieron en aquel atentado? —pregunta casi sin creerlo.
No me sorprende que sepa del acontecimiento ya que aquello fue noticia nacional. El día que muchos jóvenes y niños perdieron a sus padres bajo la nieve. El día que yo quedé huérfana.
Al parecer detrás de precisamente esa montaña estaba ubicado un cartel de traficantes de armas y no estaban en buenos términos con otras personas de malos pasos y les lanzaron una bomba aérea.
—La primera semana de diciembre de 2016, 28 personas fueron a escalar y sólo sobrevivieron 6, entre esos... Mi tío Ryan —prosigo a decir —Desde entonces se ha transformado en una persona totalmente distinta, el hombre alcohólico y borracho que es hoy en día surgió cuando se recuperó y volvió en sí. No lo excuso por ser la mierda que es hasta el sol de hoy, pero muy en el fondo sé que el alcohol es lo único que lo ayuda a no estar sobrio y recordar que su esposa está muerta. Sé que se amerita la culpa, ya que fue él quien dio la idea de aquel destino de vacaciones, pero ninguno podría haber previsto aquello.
—Esto es tan jodido —Harry se levanta y lo siento alejarse, en seguida la luz de la habitación es encendida. Llevo mis manos a mi rostro ya que fue algo brusco recibir la claridad luego de tanto tiempo a oscuras —Eylen, mírame —dice sentandose a mi lado y lleva sus manos a mi rostro. Abro los ojos y sus bonitos ojos azules grisáceos me miran de manera preocupada.
—Los extraño mucho —confieso.
—Yo sé que si —asiente y se inclina para besarme. Sonríe al separarnos y se pone de pie tomando una de mis manos —Quiero que vengas conmigo, te llevaré a mí lugar favorito de la casa.
—¿Seguro?
—Sí, creo que necesitas un poco de aire fresco —dice guiándome fuera de la habitación —Vamos.
Le sigo en silencio mientras recorremos el final del pasillo, al llegar a este Harry tira de un hilo colgado al techo y la escalera que parece ser del ático desciende frente a nosotros. Harry me mira y entonces me suelta para poder subir y yo le sigo.
—¿Este es tu lugar favorito de la casa? —cuestiono cuando estoy parada en medio del lugar viendo el montón de cajas llenas de cosas viejas.
—Espera y verás —me señala y entonces veo como sube otra escalera y empuja la ventana —Sube con cuidado.
El tejado. Su lugar favorito de la casa es el tejado.
Al pasar por la ventana Harry me tiende la mano para poder caminar bien y sentarnos. La vista da a la parte de atrás de la casa y la enorme piscina capta mi atención, es más grande que la mía en casa.
—¿Te gusta? —pregunta con cautela.
—Sí, está bonito —respondo.
El jardín es precioso, justo como en la parte delantera de la casa, de seguro la madre de Tokio es una buena jardinera.
Contemplo el cielo estrellado y luego lo miro a él, lo cierto es que el lugar es bonito, pero él hace que cualquier cosa pase a segundo plano.
—¿Te gustaría charlar y ver el amanecer conmigo? —pide y mi voluntad se doblega ante su tono de voz suplicante.
—Por supuesto que sí, Harry.
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