27. Embarazada

Eylen

—¡Me reprobó! —exclamo furiosa —Comparé todas las respuestas con el libro, no tuve ninguna mala, debí sacar un sobresaliente.

—Y aquí es donde entra: El señor expediente de pruebas —Max abre su maleta y saca un sobre color marrón donde ha escrito la palabra «evidencias» en rojo y me lo extiende —Quiero que todos tus trabajos y parciales con nota en los que Reynolds te repruebe injustamente los guardes aquí —señala el sobre —Si después de los exámenes finales esto continúa entonces llevaremos todas las evidencias con el director.

—Esto es tan frustrante —bufo —Estudié muchísimo para ese parcial, se ve que ni siquiera se molestó en leer mis respuestas —me quejo.

—Es un viejo idiota, de seguro que esa es una de las razones por las que su mujer lo dejó.

—¿Y tú como sabes que la mujer lo dejó? —pregunto conteniendo una risa, admiro como Max siempre me puede hacer reír en segundos.

Al menos ya ha dejado de lado mi mal humor por la clase de Geografía.

—Mi profesora de Filosofía es muy entrometida, en cada clase siempre nos cuenta los chismes de la sala de profesores —sube los hombros con gesto aburrido —¿Imaginarías que el entrenador es un adicto a las compras por internet y su esposa lo castigó con la ley del hielo un mes por gastarse la quincena completa en figuras de acción coleccionables? —frunzo el ceño. —Lo sé —asiente —Es raro imaginar que tus profesores tienen una vida después del colegio.

—Estoy segura de que Reynolds no tiene una vida —ruedo los ojos —Por eso se encarga de hacerme sufrir en su maldita clase de Geografía.

—Falta poco, Eylen. En unas semanas más esto acabará —me recuerda.

—No más colegio.

—Vi la organización del baile de graduación y el club de drama es quien está de líder —comenta cambiando de tema y recostándose de los casilleros.

—Alice es la presidenta —sonrío recordando —Por supuesto que serían los del club de drama los organizadores, es obvio que mi prima quiere que su último baile de colegio sea memorable.

—¿Lo imaginas, Stone? —su mirada pasa por los estudiantes del pasillo y luego me mira —El último baile, graduación y luego adiós para siempre a este lugar.

—Créeme que no pienso en otra cosa —abro mi casillero y guardo el sobre junto con algunos libros que ya no usaré el día de hoy. A la salida paso por ellos —Odio este lugar, solo quiero mi diploma y salir de aquí.

—Auch —pone una mano en su pecho fingiendo dolerle mis palabras.

—Hablo en serio —bufo.

—Ya sé —sonríe —¿Y bien? ¿Con quién irás al baile?

—¿Con quién irás tú? —cierro el casillero observándolo.

—Pensaba preguntarle a Gabi, la porrista de mi clase de Química, pero no lo sé.

—¿Por qué no sabes? —yo la conozco, es una chica bonita —Ella es muy simpática y estoy segura de que le gustas, siempre te mira como si quisiera comerte a besos.

—¿Y tú cómo...?

—Hombre, todo el mundo puede verlo, mira —Erick se acerca a nosotros y lo tomo rápidamente del brazo para que quede junto a mi —¿Verdad que Gabi está loca por Max?

—Ja, todo el que tiene dos ojos por delante puede verlo —responde Erick y miro a Max arqueando una ceja.

—Eso... Eso no es... —balbucea negando —¿Qué? No...

—Tranquilo siempre es así —me río —Nunca nos damos cuenta cuando alguien está interesado, es como si creyéramos que es algo imposible el que alguien pueda sentir algo hacia nosotros —suspiro —Nos conocemos mejor que nadie y sabemos todos nuestros defectos y tenemos miedo de que-

—Oye, tranquila —Max me interrumpe riendo —No tengo miedo, solo estoy procesando el hecho de que le gusto a probablemente la chica más linda del colegio —sonríe.

Erick niega inmediatamente, es obvio que para él quizás la chica más linda es Alice.

—¿Saben qué? no importa que falte mucho para el baile, iré a pedirle que me acompañe —sostiene los bordes de su maleta y da un par de pasos lejos.

Erick y yo lo miramos y vemos como retrocede de inmediato.

—Pero ¿¡que se supone que deba decirle!? ¿Y si cree que estoy loco? —
su mirada busca ayuda en la mía —Eylen ¿Qué hago?

—Mueve tu trasero y solo pregúntale —lo hago girarse —No va a creer que estás loco, solo ve.

—Bien —asiente a la vez que deja salir aire —Iré a la cafetería a buscarla.

—¡Suerte, amigo! —le anima Erick y así se va, desapareciendo entre los estudiantes.

—Gabi me cae bien, creo que harían una linda pareja.

—Yo siempre creí que tú y Max terminarían juntos. No sé por qué —
confiesa, pero no me sorprende, no es el primero que me dice aquello. Desde que me mudé aquí y comenzamos una amistad algunos compañeros e incluso profesores comentaban lo mismo —Supongo que una amistad chico y chica no es tan imposible.

—No, no lo es —respondo —Max me gusta, pero no de una manera romántica —ladeo la cabeza —Me entiende como muy pocos y siempre me ayuda, creo que jamás podré entender la razón por la cual aun conociendo todo de mí sigue siendo mi amigo.

—Yo sí sé la razón y es la misma por la cual yo tampoco te dejaré y es que somos familia —Erick pone una mano en mi hombro —Eylen, nosotros ya no somos solo aquellos amigos de colegio con los que estudias y sales los fines de semana —sonríe —Max y yo hemos estado en las malas, en las terribles y en las peores y créeme que como tus amigos no deseamos más que tu felicidad, porque sabemos que los últimos años no han sido los mejores y sabemos que eres una persona que merece todo lo bueno en este mundo y por eso te cuidamos mucho, por eso seguimos aquí.

—No los merezco —niego.

—No digas tonterías, Eylen, recuerda que queremos estar en primera fila para cuando venga lo bueno.

—No sé si algún día eso llegue a pasar.

—Llegará, ya verás —asiente. Acorto la distancia y lo abrazo. Al separarnos sonrío.

—Feliz cumple mes —le digo —Gracias por hacer feliz a mi prima.

—Lo recordaste —ríe revolviendo mis rulos —Parece como si hubiese sido ayer cuando le pedí que fuera mi novia —su mirada perdida y la manera en la que sus ojos se iluminan al hablar de Alice me hace suspirar.

Yo deseo algo así, a alguien que con pensar en mi se le ilumine el día, aquello es amor y no tengo dudas. Alice está loca por Erick, tanto como él por ella y los admiro mucho como pareja. Siempre el uno para el otro.

—Alice me dijo que la llevarás a cenar.

—Sí, reservé una mesa en este nuevo restaurante francés que abrió cerca del centro comercial.

—Estoy segura de que le encantará.

—Por cierto, ¿la has visto? Fui a su salón a buscarla para ir a la cafetería y no estaba, es extraño —bufa, pero no se ve molesto, más bien confundido —Siempre me espera.

—No la he visto, pero no te preocupes —subo mis hombros —Oí que está coordinando lo del baile quizás esté en una reunión.

—Sí, quizás sea eso —concuerda —Iré a la cafetería, ¿vienes?

—Paso, debo ir al baño —hago una mueca —Cosas de chicas... —Erick parece recordar que estoy en mis días y finge vomitar.

—Me voy —se gira riendo.

Sigo mi camino entre los estudiantes y me adentro al baño.

—¡Eylen! Gracias al cielo estas aquí —Nina, una de chica de mi clase de Geografía me toma de la mano y me introduce al baño mientras otra cierra la puerta con seguro.

—¿Qué pasa? —cuestiono sin entender.

—Es Alice, no deja de vomitar —explica y la que cerró la puerta se acerca con la misma cara de preocupación —Casi se desmaya al entrar al baño y no quiere que la llevemos a la enfermería, has que entre en razón.

En uno de los cubículos mi prima comienza a vomitar y dejo caer mi maleta al suelo para correr hasta ella. La veo sentada sosteniendo su cabello con una mano y la otra la tiene extendida en la pared del cubículo mientras vomita dentro del váter.

—Alice... —susurro inclinándome hasta su altura y tomo entre mis manos su cabello ayudándole —Alice, ¿qué ocurre? ¿te comiste algo que te hizo daño?

—Dice que quizás fue su desayuno —comenta Nina desde atrás. Niego, eso es imposible, estuve junto a ella cuando preparó esta mañana huevos revueltos y se tomó un jugo de naranja, si hubieran estado malos yo también estaría vomitando.

Alice empieza toser y Nina me extiende un pañuelo. Lo tomo y se lo paso.

—Chicas ¿podrían dejarme a solas con Eylen? Gracias por la ayuda, pero ya estoy bien —pide al girarse, luce pálida y las dos chicas detrás de nosotras se miran entre ellas y asienten antes de tomar sus cosas y salir del baño.

Solo estamos las dos dentro del cubículo, Alice tira de la cadena del váter y baja la tapa. La ayudo a ponerse de pie y se sienta llevando una mano a su cabello.

—Eylen... —dice dejando caer un par de lágrimas.

—No seas así, vamos a la enfermería, te pueden dar algo para el dolor.

—Algo malo... Muy malo está pasando —dice bajando la mirada e ignorando lo que dije.

—Alice, me asustas —me arrodillo frente a ella y tomo sus manos entre las mías —¿Qué sucede?

—Eylen... —repite apretando con fuerza mis manos.

—Lo que sea puedes decírmelo. ¿Lo sabes verdad? Lo solucionaremos, siempre podremos —la animo.

Sus ojos almendras me miran con muchas lágrimas y deja salir una gran bocanada de aire antes de hablar.

—Estoy embarazada —dice finalmente —Me hice tres pruebas de embarazo y todas dieron positivas con aproximadamente cinco semanas —su llanto ahora es incontrolable.

Me quedo en silencio, siento sudar frío ante lo que dijo.

Reacciono de inmediato y tiro de ella para abrazarla, no sé qué decirle, ¿felicidades? ¿serás una gran mamá? ella no se ve feliz.

—La he regado —susurra contra mi pecho —No estoy lista, Erick... Él no podría-

—Oye —me separo de ella y la hago mirarme —Erick te ama mucho —ella lo sabe, pero estoy segura de que necesita escucharlo —Alice, tienes que decirle.

Niega frenéticamente, su delineador negro mancha sus mejillas y sus manos tiemblan.

—No puedo.

—Puedes, es el padre, tiene derecho —ladeo la cabeza —Además tampoco es como que tienes la opción de ocultar un embarazo, el estómago comenzará a crecerte —le recuerdo.

—Estoy tan asustada, solo tengo dieciocho años, ni siquiera me he graduado del colegio, no puedo —niega —No puedo ser mamá.

—Alice, tienes que entender que-

No logro terminar mi oración ya que la puerta del baño es abierta y un par de chicas empiezan a platicar entre ellas mientras algunas se adentran a los cubículos continuos.

Mi prima se lleva el pañuelo de Nina al rostro y se limpia las mejillas para poder ponerse de pie. La imito y recojo mi maleta del suelo, el bolso de Alice está a un lado del lavado.

—¡Alice! —chilla una de las chicas al verla —Escuché que serás la organizadora principal del baile —le dice con una sonrisa, mi prima asiente sin mirarla y se va directo al lavado para tomar un poco de agua.

—Con tu impecable estilo estoy segura de que será el mejor baile de graduación que Chicago High School haya tenido jamás —prosigue a decir otra.

Hago una mueca de pesar. Ellas tan felices pensado en su baile y en quizás que vestido usarán o que chico las invitará y mi prima con un embarazo que enfrentar.

La veo sacar su estuche de maquillaje del bolso y me acerco para cubrirla.

Las chicas siguen parloteando entre ellas hasta que se van y quedamos nuevamente solas.

—Hablaremos de esto a la salida —le digo, Alice me mira por el espejo mientras se desmaquilla con toallitas húmedas para seguro rehacer todo su maquillaje.

—Por hoy ha sido suficiente, creo que mañana será mejor —dice.

—Alice-

—Necesito concentrarme en la cena de esta noche y en cómo hacer para ver a Erick y no echarme a llorar —explica —Eylen, ya no tengo cabeza para andar torturándome por algo que ya está hecho.

—Para hacer un bebé se necesita de dos —murmuro —No solo es tuyo, también de él.

La campana nos hace subir la mirada al techo, solo faltan dos clases más para la salida.

—Ve a clase, Eylen —me pide —Al salir de aquí me iré a un salón de belleza y luego compraré algo para esta noche, mañana hablamos más tranquilas ¿Sí?

Se que intenta recobrar la compostura, pero le sale fatal, su mirada asustada no puede pasar inadvertida.

Me veo reflejada en sus ojos, aquel iracundo miedo de saber que cargas una vida dentro de ti y no poder acabar de asimilarlo.

Suspiro y le doy un corto abrazo, la entiendo, Dios sabe que la entiendo.

—¿Harry te llevará a casa esta noche? —pregunta con cautela, aún en su estado no deja de preocuparse por mi seguridad.

—Lo hará, no te preocupes —asiento.

Llevo mi mano a uno de los bolsillos de mi maleta y saco mi bolsita de aseo y me adentro a uno de los cubículos, después de todo yo había ido al baño por una razón. Una vez fuera veo como Alice ya ha avanzado algo con su maquillaje.

—Eres la única que lo sabe —me dice girándose —Por favor, no se lo digas a Max —pide.

—Tranquila, no lo haré —prometo.

—Ve a clases, Eylen —insiste —Estaré bien y esta noche lo más probable es que no duerma en casa, así que, por favor, ten cuidado —es lo último que dice antes de girarse al espejo y seguir maquillándose.

Salgo del baño limpiándome las lágrimas que contuve frente a mi prima.

Es increíble como las cosas pueden cambiar de un segundo a otro.

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