18. Rebeldía fallida

Eylen

Sigo a Harry escaleras abajo oliendo su perfume a cada paso de doy y he de admitir que huele demasiado bien.

Viste casi todo de negro a excepción de la camiseta color gris que lleva debajo de su chaqueta de cuero. Su cabello es una extraña maraña desordenada hacia arriba y de cierta manera lo hace lucir atractivo.

''Oh, diablos...''

Caigo en cuenta de que ya estoy comenzando a ver pequeños detalles de belleza en Harry y no me gusta esa idea, pero soy una chica y con muy buenos ojos y sería una tonta mentirosa si no admito que es bastante atractivo.

Al final de las escaleras, cuando ya estamos en la sala, Harry se desvía y en confusión le sigo. Entra a la cocina y observando cómo no hay nadie más, me paro en una esquina.

Es enorme a comparación de la sala de estar, una pobre descripción de mi parte no le hace justicia a esta cocina, es simplemente hermosa y muy elegante.

¿Como es posible que viviendo en una casa como esta Tokio tenga que trabajar en un supermercado? Al chico claramente no parece faltarle el dinero.

—¿Te gusta el batido de piña? —pregunta haciendo que salga de mis pensamientos.

—Sí —respondo.

Se gira al refrigerador y saca una jarra de cristal, la pone en la isla y se gira para abrir uno de los estantes altos y sacar dos termos color gris.

Los deja en la superficie junto a la jarra y rápidamente abre uno para verter el contenido, coloca la tapadera y me lo extiende sobre la isla. Me acerco mientras lo veo hacer el mismo proceso con el otro termo y le agradezco.

Con mi mano libre, ya que en la otra tengo mi bolsa de ropa sucia, muevo el espacio para abrir la tapa y tomo un poco del batido. Mi estómago lo agradece de inmediato.

—Sabe muy bien—me atrevo a decir y Harry hace una pequeña, casi minúscula sonrisa antes de girarse a guardar la jarra en el refrigerador.

—Gracias, lo hice ayer por la tarde. —pruebo un poco más casi sin creer que el chico sabe hacer algo más aparte de golpear y matar personas como un profesional. —Vamos, creo que eso será suficiente para calmar un poco nuestros estómagos hasta conseguir algo de comida —toma un poco del batido en su termo y comienza a caminar fuera de la cocina.

Lo sigo de manera rápida y pasamos por la sala hasta la única puerta que reconozco en el lugar. Harry teclea nuevamente unos números en la pequeña pantalla de seguridad, solo que esta vez sí puedo verlos.

1 9 0 3 2 2 repito mentalmente la clave y la puerta se abre luego de emitir aquel sonido de acceso.

Salimos y observo el Mercedes rojo de Tokio estacionado al lado del deportivo gris de Harry. Rodeo el auto para quedar en la puerta del copiloto mientras Harry saca las llaves. Una vez desactiva el seguro nos adentramos.

De manera inesperada ambos pensamos en hacer lo mismo de colocar los termos en el portavaso vacío de un lado de la palanca de cambios, ya que ayer había dejado mi vaso de soda en el otro y no lo había sacado.

Nuestros nudillos terminaran rosándose.

—Disculpa —murmuramos a la misma vez mientras alejamos las manos.

Fue casi como una corriente de electricidad, al menos lo fue para mí. Aparto la mirada.

—Ponlo allí si quieres, yo lo dejaré en el que está aquí a un lado de mi puerta. —dice y acomoda su termo donde ha dicho.

Harry enciende el auto y baja su ventana y la mía. Pongo la bolsa plástica en mis piernas y me coloco el cinturón de seguridad. Rápidamente comienza a retroceder mirando simultáneamente por el retrovisor de su ventana y el espejo dentro del auto.

Una vez fuera puedo ver con claridad la casa, es aún más bonita y grande de lo que creí. Pintada de blanco, con barrotes negros en las ventanas y con flores a sus alrededores.

Un enorme portón negro hace que Harry se detenga para poder presionar otro botón en sus llaves y entonces la barrera comienza a moverse a un costado dejándonos así salir del lugar. Estoy impresionada y no necesito decirlo porque estoy segura de que mi cara lo demuestra.

Mi celular suena sacándome de mi ensimismamiento. Lo saco de mi bolsillo y contemplo la pantalla unos segundos.

Harry lo nota y baja el volumen de la música.

—¿Es tu prima? —pregunta y niego.

Acepto la llamada preparándome para quizás un enorme regaño.

—¡Hola, Max! —hablo en un tono de voz culposo. Veo de reojo como Harry rueda los ojos y arqueo una ceja al no entender el porqué de esa reacción.

—Nada de... Hola Max —riñe severamente —¿Se puede saber dónde narices estás?

—Yo-

—Quedamos en que vendrías hoy al medio día a mi casa para hacer tareas, ¿recuerdas que tenemos un informe de Biología? Además del millón de problemas de Álgebra y no me hagas recordar la investigación de Geografía.

''Eso no me lo esperaba...''

Perdón que responda tu pregunta con otra pregunta, pero... ¿Has hablado con Alice en las últimas horas?

Hay un silencio breve, pero responde igual de confundido.

—¿Alice? ¿Cómo para que o qué?

Eso lo explica, Max no está enterado de mi pequeña escapada y seguramente no sabe que su mejor amigo fue arrestado.

—Max, Erick fue arrestado en la madrugada. Justo ahora voy camino a la comisaría para estar con Alice y en cuanto termine iré directo a tu casa. ¿Bien?

—¿¡Qué carajos, Eylen?! —exclama más que nada por la impresión —¿Por qué me vengo a enterar de esto ahora? Saldré para allá.

—No es necesario. ¿Hola? ¿Max? —aparto el celular de mi oído y miro la pantalla, me ha cerrado. Bufo.

Harry se ríe y sube la música nuevamente.

—Tienes un novio muy raro.

—No es mi novio.

—Bueno, eso no le quita lo raro —sonríe de lado, pero lo ignoro para mirar por la ventana.

❁❁❁

Harry estaciona a las afueras de la comisaría y baja del auto. Le dije que podía irse y como era de esperarse, hizo caso omiso a mis palabras y entra al lugar conmigo.

Creí que estar entre tantos policías haría que el chico se sintiera acorralado, porque vaya que yo lo estoy.

Siento como si todos los agentes que me dan una mirada curiosa saben que yo había estado presente en el asesinato de los hermanos Sanders y de Alan Miller, o peor aún, que Harry es al que buscan y que sólo es cuestión de segundos para que nos arresten por haber llegado fácilmente al lugar.

—Deja de mirar a todos lados con pánico —me susurra y lo miro irritada —Parece que acabas de matar a alguien, ya relájate.

—¿Cómo es que no estas nervioso? —pregunto claramente frustrada ante su poca atención a la situación.

—Eylen, cuando estas en este mundo por tantos años aprendes a caminar tranquilo aún si estás literalmente en el ojo del diablo.

—¿Ojo del diablo? —repito sin entender.

—Así le decimos a la policía en general —sube los hombros con pereza.

—Solo... busquemos a Alice y veamos que se necesita para salir de aquí lo antes posible, o por lo menos antes de que me dé un colapso —murmuro caminando entre algunas personas y adentrándome más a la comisaría.

No es difícil encontrar a mi prima, ya que su cabello naranja es detectable incluso a veinte metros de distancia. Está parada dándome la espalda y veo como se lleva el celular al oído antes de comenzar a decir cosas que no entiendo por la distancia.

—...¡Dijiste que a las dos de la tarde! —exclama enojada —¿Ahora vendrás a las cinco? Erick ya lleva como ocho horas encerrado, Wesly. ¡Harás que me dé un colapso!

Harry niega con una sonrisa burlona ante lo último que dijo mi prima.

—Se parecen tanto —comenta viéndome de reojo.

—Claro que estoy molesta —continúa Alice —Y no me voy a calmar, mi novio está encerrado injustamente y estos IDIOTAS POLICÍAS NO ME DEJAN PAGAR LA MALDITA FIANZA AUN CUANDO LES DIJE QUE MI NOVIO ES INOCENTE —grita llevándose miradas de todas las personas en la comisaría.

Quiero que el suelo me trague, físicamente no nos parecemos, así que quizás no me relacionen con la chica de cabello naranja que parece no tenerle miedo a la autoridad.

Llevo una mano a mi rostro con vergüenza y esta vez Harry no reprime su risa, ya que resuena por todo el lugar mientras los presentes vuelven a sus propios asuntos. Mi prima se gira y su mirada de enojo pasa rápidamente a una de alivio al verme y cierra la llamada.

—Por todos los cielos, estás viva —dice acortando la distancia y abrazándome fuertemente —Eres una idiota —susurra aun sin dejar de abrazarme.

—También me alegra verte —murmuro contra su hombro y entones me suelta bruscamente.

—¿¡Dónde mierda estabas?! —empieza —¿Qué diablos te ocurrió? Te llamé y dejé muchos mensajes. ¡Te creí muerta, maldita sea!

No sé qué decirle exactamente, incluso siento la necesidad de disculparme, Alice se ve muy preocupada, pero más que eso, molesta.

—Quise salir... —es lo único que logro formular.

—¡Pudiste avisarme, carajo! Dieron las una de la mañana y ya para esa hora se supone que estás en casa —se cruza de brazos —Eylen, me tenías como loca pensando en las peores escenas de robo, secuestro e incluso de asesinato.

Hago una mueca, no quiero tener esta discusión aquí y menos frente a Harry que se limita a mirar con discreción para otro lado no queriendo claramente involucrarse mucho.

—Por lo que veo estabas con la última persona con la que pensaba —dice señalándolo y solo entones él centra su atención en mi prima —Te hubiera tomado solo diez segundos escribirme «no estoy muerta, ni secuestrada, deja de joder, Alice».

—No tengo saldo para responderte —me excuso, aunque sé que no sirve de nada.

Alice bufa —Te estuve llamado toda la madrugada, si no tenías saldo podías contestarme y decirme exactamente lo mismo y te tomaría la misma cantidad de segundos —me señala —Gracias a ti y tu falta de madurez mira donde acabó mi novio que se escapó de su casa en la madrugada solo para intentar ayudarme a dar contigo. Sí, estamos peleadas, pero eso no significa que deje de preocuparme por ti. Obviamente eso parece darte igual ahora.

Me cruzo de brazos y bajo la mirada a mis zapatillas, mi prima tiene todo el derecho de gritarme y enojarse, la entiendo, yo soy la que falló y gracias a eso Erick terminó en este lugar.

—¿Qué pasa que aún no pagas la fianza de tu novio? —le pregunta Harry, siendo el que ahora dirige una nueva conversación —Leí en los mensajes que le mandaste a Eylen que un amigo vendría ya que eres menor de edad.

—Estaba hablando con él —dice rendida dejando de lado su enojo —Me dijo que estaría aquí para las dos de la tarde y ahora no puede sino hasta las cinco.

Harry saca el celular de su bolsillo y ladea una sonrisa burlona al ver la hora que es. Van a ser la una de la tarde. No se me pasó por alto la foto de su pantalla de bloqueo, es una selfie de su novia. Desvío la mirada y escucho como chasquea la lengua.

—¿Tienes el dinero contigo? —vuelve a preguntar luego de guardar el celular.

—Sí, lo tengo.

—Ven conmigo, lo sacaremos de aquí —comienza a caminar y Alice me da una mirada de confusión mientras yo le devuelvo una parecida.

Seguimos sus pasos hasta lo que parece ser la zona de pagos y liberación.

—Adelante, da los datos de tu novio —señala a Alice y esta asiente mientras habla con el hombre en la ventanilla.

—¿Quién será el responsable? —pregunta el oficial de manera severa mirando a Alice, quien sabe que cosas no le habrá gritado mi prima a la mitad de todos estos policías cuando estaba sola aquí.

—Soy yo, Harry Andrews —dice levantando su mano y mi prima sonríe como agradecimiento.

El policía se pone nervioso en seguida y veo como traga el nudo en su garganta mientras observa a Harry con cierto grado de ¿miedo?

—Algún medio de identificación por favor —pide el hombre y Harry suspira con cierto aburrimiento mientras se mete la mano en uno de los bolsillos internos de la chaqueta y saca la billetera, para seguidamente presentar lo que parece ser su licencia de conducir.

El policía la toma en sus manos temblorosas y asiente sin más devolviéndole la licencia. Alice ensancha su sonrisa y rápidamente saca el dinero de su cartera entregándole todo al policía.

Una vez listo el papeleo le da lo que parece ser un recibo y dice que en unos minutos Erick será liberado y que nos fuéramos al área de salida para esperar por él.

Alice le saca la lengua al policía y se gira muy digna para salir de allí. Yo me quedo confundida ante el extraño comportamiento del policía. ¿Qué rayos fue eso?

—Muchísimas gracias, Harry, te debo una inmensa —se acerca y le da un corto abrazo.

Yo solo me limito a ver todo en silencio. ¿Debo agradecerle también?

—No es nada, pelo naranja, tranquila —dice mientras revuelve el cabello de mi prima.

—Tengo curiosidad, ¿cuántos años tienes? —pregunta al romper el abrazo y acomoda su cabello.

—Veintidós.

—Oh... —Alice me da una mirada de reproche, como si me preguntara porque no le había dado aquella información. Yo subo mis hombros ya que claramente no estaba informada, con costo y sé su apellido y eso ni siquiera me lo dijo él, lo sé porque es el hijo de mi jefe.

El celular de Harry comienza a sonar en su chaqueta y dando una breve disculpa se aleja para contestar.

Un silencio incomodo se instala, Alice claramente sigue furiosa y yo no tengo ánimos para hablar.

A los minutos siento las manos de alguien alrededor de mis hombros y mi corazón comienza a latir con velocidad creyendo que podía ser Harry, pero eso es algo imposible, al subir la mirada veo a Max sonreírme.

Mis latidos se normalizan, incluso la decepción se hace presente.

Me vi deseando que fuera Harry y la sola idea de aquello me provoca un escalofrío. Mis recuerdos de esta mañana sintiendo sus brazos en mi cuerpo no se hacen esperar.

—Hola, Stone —Max me saluda sacándome de mis pensamientos —Hola, Alice. —le dice rápidamente a mi prima y esta sonríe de lado como respuesta —¿Cómo está Erick? —me pregunta a mí.

—Lo liberan en unos minutos —le informo.

—¿En serio? y ¿me dirán que pasó? ¿Por qué no me dijiste nada, Alice? —inquiere ahora mirando a mi prima y ella me mira con acusación.

—Eylen, debo irme, ya estás con tu prima, así que no hay razón para seguir aquí —Harry se acerca ignorando totalmente a Max y luego mira a Alice —Nos vemos luego, pelo naranja.

—Adiós, Harry, gracias nuevamente —Alice sonríe y él asiente seriamente antes de posar su mirada en Max y luego en su mano alrededor de mis hombros.

—Gracias por ayudar a Erick —le digo.

Aprieta los labios en una línea fina y asiente nuevamente antes de pasarnos de lado. Quiero mirar el lugar por donde se ha ido, pero por mi bien, solo bajo la mirada nuevamente a mis zapatillas.

Max me suelta y al mirarlo veo la confusión y molestia en sus ojos, pero como siempre, prefiere callar a pedir explicaciones que no le corresponden.

—¡Erick! —Alice chilla al ver a su novio salir por una de las puertas y corre hasta él para enredar sus manos por el cuello del chico y seguidamente darle un corto beso.

Si hubiera sabido que mi prima terminaría más enojada de lo que ya estaba y uno de mis más cercanos amigos terminaría en prisión no habría accedido a ir a la fiesta con Denis en primer lugar, pero por otro lado había dormido junto a Harry y aunque no quería admitirlo aquello fue la parte más interesante de mi primer y quizás último acto de rebeldía fallido.

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