17. París
Eylen
Parpadeo un par de veces. Cuando tengo una breve noción de la razón noto que mi rostro está acunado de manera perfecta en el torso de alguien.
Inmediatamente mis sentidos se activan y sus manos me rodeaban. Una está en mi hombro pegándome más a su cuerpo y la otra en mi cadera.
Abro los ojos completamente llevándome una imagen de Harry durmiendo plácidamente con su cabeza sobre la única almohada que había ocupado.
''¿¡Como diablos quedamos tan juntos!?''
Por alguna extraña razón me siento brevemente protegida entre sus brazos y quiero acurrucarme aún más junto a él.
Y una vez más... No me entiendo a mí misma, ya que sé muy bien que esto no es correcto.
Comienzo a moverme para intentar liberarme, pero Harry, aún con los ojos cerrados, frunce el ceño y me atrae a su cuerpo, si es que aún es posible más cercanía.
—Harry... —mi voz apenas y es un murmullo audible —Harry, necesito ir al baño.
—Duérmete —refunfuña con voz ronca, sin abrir los ojos.
Sonrío. Aun medio dormido no deja de ser un mandón.
—¡Harry!
—¡Alison, basta! —gruñe y mi sonrisa desaparece por completo.
''Pero por supuesto que sí...''
Ruedo los ojos, ni siquiera recuerda quien es la que de verdad está junto a él.
Con brusquedad aparto sus brazos y tomo distancia de él. Entonces abre los ojos.
—Ah... —dice secamente al verme y se acomoda de manera en la que ahora queda sentado con la sábana acolchonada en su cadera.
—Sorpresa, soy yo y no tu sexy novia morena —digo irritada con una falsa sonrisa.
Harry sonríe de lado —¿Acaso eso que escucho es resentimiento? —pregunta aun manteniendo aquel tono de voz ronco.
Se lleva una mano al rostro y se recuesta de la cabecera de la cama.
—Ya quisieras —bufo y me pongo de pie para entrar al baño.
Me siento celosa y ofendida y quiero golpearme por eso. No me corresponde estar así.
—Este hombre me está volviendo loca... —susurro casi de manera inaudible frente al espejo y abro el grifo para poder lavarme la cara y despertar del todo.
Enjuago mi boca con la botella de enjuague bucal y miro mi celular justo arriba de mi ropa doblada. No quiero hacerlo, pero debo ver la hora y enfrentar finalmente a mi prima.
11:34 am y tengo cuarenta mensajes de texto y veinticinco llamadas perdidas. Desbloqueo el celular y leo solo los últimos que habían llegado a las seis de la mañana.
►Te juro que si ya estás muerta cuando me entreguen tu cuerpo te mataré nuevamente.
⤻ 6:04 am
►Eylen, por favor, ya dime donde estas.
⤻ 6:09 am
►Erick fue arrestado y debo esperar hasta las 2:00 pm para que Wesly pueda ayudar a sacarlo.
⤻6:12 am
►Soy menor de edad y se necesita a alguien mayor para pagar la fianza y él no quiere que su madre se entere.
⤻6:12 am
Frunzo el ceño en confusión y arrastro mis dedos pantalla arriba para leer alguno de los anteriores.
►¿DÓNDE MIERDA ESTÁS? CONTESTA MIS MALDITAS LLAMADAS.
⤻4:23 am
►Eylen, la fiesta de mi papá se salió de control, llegaron los policías y se están llevando a todos.
⤻4:34 am
►¡Eylen, contéstame! ¡TIENEN A ERICK! Estábamos saliendo para ir a buscarte y la policía lo tomó como si él hubiera formado parte del caos.
⤻4:56 am
Dejo el celular de lado y rápidamente me despojo de la ropa que traigo puesta para fundirme en la que había llegado. Me siento sobre la tapa del váter para ponerme mis zapatillas y finalmente guardo mis cosas nuevamente en los bolsillos y abro la puerta.
—Me voy —anuncio a la vez que dirijo mis pasos a la salida.
—Espera, espera. ¡Hey! —en menos de lo que puedo reaccionar Harry se encuentra frente a mí y pone una mano en la puerta bloqueando el paso —Oye, ¿qué ocurre? —hay confusión en su mirada. Niego e intento moverlo de la puerta inútilmente —Eylen... —advierte.
—Harry, muévete, necesito ir a la comisaría.
—¿¡Comisaría!? —esta vez su rostro toma una expresión más seria, incluso algo molesta.
Sonrío de lado al captar de inmediato el porqué de su impresión.
—No voy a denunciarte —aclaro, pero sigue sin moverse lo cual me altera —¡YA MUÉVETE DE LA MALDITA PUERTA! —grito.
—No hasta que me digas que mierda harás allá —se cruza de brazos de manera desafiante.
Contemplo sus muy marcados brazos y me quiero golpear por segunda vez en esta mañana. Yo no tengo tiempo para esto.
—Lo que yo haga o deje de hacer no te interesa —respondo entre dientes —¡Muévete, me estorbas!
Harry arquea una ceja. Estira su mano aún sin moverse de su lugar y atrae la silla giratoria del escritorio. Se sienta en ella, justo frente a la puerta y sonríe con burla.
—Eres increíble —digo de forma seca.
—Lo sé.
—Harry Andrews, si no me dejas salir te juro que me aventaré por la ventana. —señalo detrás de mí.
—Quiero ver eso —me reta.
Él sabe que yo no soy capaz de hacerlo, pero aun así guio mis pasos a la ventana y muevo las cortinas azules a un lado. La luz del día me deja viendo estrellas por unos segundos y cuando finalmente recupero mi visión noto que la ventana posee barrotes.
—Imbécil —susurro y vuelvo a poner las cortinas en su lugar.
—¿Y bien? —insiste y se cruza de brazos.
Saco mi celular del bolsillo y entro a los mensajes de Alice. Me paro frente a él y le extiendo el celular para que vea por sí mismo y me deje ir.
Dándome una mirada sería, toma el celular y observa algunos de los mensajes. Un par de segundos después se pone de pie y abre la puerta.
—Iré contigo —dice y me regresa el celular.
—No es neces-
—Eylen —se gira a verme seriamente —No fue una pregunta, he dicho que voy a ir.
—¿Siempre eres así de autoritario? —su actitud me frustra.
—Sí, siempre —responde y sale de la habitación, sin más me limito a seguirlo. No baja las escaleras, lo que hace es entrar al siguiente pasillo y toca la segunda puerta tres veces —París, ¿estás despierta? —pregunta de manera alta y vuelve a tocar tres veces más —¡París!
—¡YA! —grita ella y Harry retrocede sólo dos pasos cuando la puerta se abre dejando ver a una delgada chica de baja estatura, con cabello negro lacio y rasgos asiáticos. Es muy parecida a Tokio. Se encuentra vestida de manera casual con maquillaje liviano —¿Qué ocurre?
—Quiero que le prestes algo de ropa a... ella —dice Harry y se hace a un lado señalándome —Dale una toalla limpia y que se duche en tu habitación.
—¿Por lo menos me dirás quién es? —pregunta París con un tono burlón —¡¿Acaso estas engañando a Alison?! —indaga con emoción lo último, cosa que me toma por sorpresa.
Ya veo que Tokio no es el único que no soporta a la novia de Harry.
—No necesitas saber quién es y no, no estoy engañando a Alison. Sólo haz lo que te pedí y ya —Harry entrecierra los ojos —Iré a ducharme y por el amor a tu santo Buda, ¡ni se te ocurra dejarla salir de aquí hasta que yo venga por ella!
París le saca la lengua y le dice: —あなたは私に怒鳴る必要はありません.
Harry rueda los ojos y le responde de forma seria: —Entonces no me hagas hacerlo.
Sin esperar a que la chica diga algo más, Harry se aleja dejándonos a las dos solas. París bufa y yo solo espero que lo que sea que estuvieran hablando no fuese sobre mí.
—Entra, chica misteriosa —me invita mientras se hace a un lado —Puedes decirme tu nombre, ¿verdad?
—Eylen Stone —respondo y me adentro a la habitación.
París cierra la puerta y dice: —Yo soy París Snyder —me extiende la mano y la acepto con una media sonrisa.
''Parece simpática...''
—He oído mucho de ti, Tokio siempre te menciona —comento. Ella sonríe.
—¿Conoces a mi hermano?
—Trabajamos juntos en Stuffs 24/7 —explico. Ella asiente comprendiendo.
—Oh, espero y diga cosas buenas de mí—bromea.
París a diferencia de Tokio no tiene muchos tatuajes visibles sólo uno en su antebrazo derecho y son unas letras... quizás ¿chinas?
—Aquí dice Tokio Thadeo y es letra japonesa —explica señalando el tatuaje ya que al parecer notó mi pequeño escrutinio.
—Lo siento, debes pensar que soy una metida —bajo la mirada con vergüenza, ella suelta una risa.
—Para nada —mueve la mano en un gesto sin importancia.
Esto quiere decir que hace unos segundos París estaba hablando japonés y al parecer Harry entiende el idioma.
—Entonces... ¿el enorme tatuaje de la Torre Eiffel que tiene Tokio es en honor a ti? —pregunto recordando.
—Así es —asiente —Tokio lo tiene en su antebrazo izquierdo y Harry por debajo de su hombro derecho.
—Oh...
Debe ser bonito que alguien decida plasmar en tinta permanente sobre su cuerpo algo que sea sobre ti. Nunca he estado en esa posición, Max y Erick me quieren, pero no como para tatuarse por mí. Una sonrisa se me escapa ante la idea de eso, seguramente la señora Jones le rompe la escoba en la cabeza Max si se tatúa.
—Bueno, Eylen, puedes pasar al baño con confianza —señala la puerta detrás de mí, justo al lado izquierdo de su cama —No te conozco, pero si ya dormiste aquí y con Harry... ya tienes privilegios —sube las cejas de arriba abajo y me sonrojo —Tengo toallas limpias en el mueble arriba del váter, también está todo lo que necesites de aseo personal —sonríe —Usa lo que quieras, no hay problema.
Asiento y observo la habitación con cautela antes de entrar al baño y cerrar la puerta tras de mí.
En sí, la habitación es idéntica a la que Harry ocupa, tiene exactamente las mismas proporciones, solo que la de ella está pintada de un rosa pálido y tiene cuadros y decoraciones que le dan un toque cálido y agradable.
Vuelvo a desvestirme y me introduzco en la ducha. El agua artificial cae fría en mi cabeza y cuerpo. Un par de minutos después salgo envuelta en una toalla y veo a París sentada en la orilla de su cama con el mando del televisor y de manera aburrida pasa los canales sin detenerse en uno específico.
Carraspeo y se gira a verme.
—No entiendo como pagamos un servicio de quinientos canales y no hay nada bueno que ver —se queja poniéndose de pie y arroja el mando a la cama.
—Ya nadie ve televisión —opino entendiendo la situación—Todo lo que quieras ver está en el celular con un solo click.
—Cierto —bufa y entonces camina hasta su escritorio —Vi que traías unas zapatillas blancas. Así que preparé dos opciones —me hace una seña para que me acerque y eso hago percatándome de como aún cae agua de mi cabello a cada paso que doy —La primera es este vestido blanco, es muy fresco y llega dos dedos arriba de la rodilla, solo lo usé una vez. Soy mitad japonés y como veras no poseo muchas curvas, parecía una tabla de surf con vestido —arruga el ceño a la vez que sube el vestido para que yo lo observe.
Me rio y no por burlarme de ella ya que es una chica muy bonita y estoy segura de que lo que se ponga le queda genial. Me reí más bien por la forma en la que lo dijo.
—Eso no es verdad, debes verte muy bien en ese vestido —me atrevo a alagar.
—Qué bonita, sabes mentir muy bien, ya me agradas —pone una mano en su pecho en un gesto dramático y baja el vestido —La siguiente opción es este overol jean oscuro con una camiseta blanca simple.
La decisión es obvia, no me pondré un vestido, me prometí no ponerme uno jamás.
—El overol —señalo y ella sonríe.
—Sabia elección. Tokio me lo regaló hace unas semanas, pero lo compró una talla más grande —rueda los ojos aun sin dejar de sonreír —Si te queda bien puedes conservarlo.
—Oh, yo no podría-
—Tonterías, se quedará acumulando espacio innecesario en mi armario —me extiende el overol junto a la camisa —Espera... —me señala y se gira a su armario para sacar algo más. Una vez frente a mí me extiende un pedazo de tela rosa que al tener en mis manos noto que es ropa interior.
Mis mejillas se tornan rojas, esto es demasiado vergonzoso. Murmuro un gracias dándome la vuelta y entrado al baño nuevamente para cambiarme. Tomo mi brasier y me lo coloco nuevamente, es color crema así que no resultará un problema a la hora de usar la camisa blanca.
Veo los productos de París y con aún más vergüenza tomo su desodorante en spray para seguidamente aplicármelo. Me tomo mi tiempo para vestirme y una vez lista con todas mis pocas pertenecías guardadas en los bolsillos del overol salgo.
—Necesitaré una bolsa plástica para guardar mi ropa sucia —aviso.
París me mira de arriba abajo y sonríe, al parecer le ha gustado la ropa que eligió.
—Mira eso —me señala —Te luce increíble, a mí jamás me quedaría así —agradezco ya que no sé qué más decirle —Mira, aquí te dejo mi bolsa de maquillaje por si quieres ponerte algo —palmea el escritorio —Iré por la bolsa plástica, no tardo.
Sale de la habitación y me siento en la silla viendo que puedo utilizar, tampoco es que abusaría demasiado de su amabilidad, además de que no soy de maquillarme. No tardo ni dos minutos en aplicar todo para un maquillaje natural y finalizo con brillo labial rosa.
Cuando estoy guardando todo en su lugar la puerta es abierta mostrándome a Tokio.
—París, devuelve mi cargador, mi celular está... —frena en seco y me mira sorprendido —Eylen...
—Hola —sonrío a medias y me pongo de pie.
—Lo siento —niega y se ríe —Por un segundo había olvidado que pasaste la noche aquí —entonces se lleva un vaso de cristal a los labios.
—¿Lo sabías?
Asiente mientras baja el vaso y termina de pasar el líquido. Una vez lo hace procede a hablar: —Harry me escribió cuando llegó y me lo dijo.
Ahora que lo pienso quizás eso era lo que hacía Harry cuando terminé de cambiarme al momento de llegar a esta casa en la madrugada.
—¿Cómo amaneciste? —pregunta de manera amable.
—Por increíble que parezca... —subo mis manos y señalo el lugar —Amanecí en tu casa.
Tokio se cruza de brazos con cuidado de no derramar el contenido del vaso y sonríe burlón.
—Harry puede ser muy persuasivo cuando quiere.
—Persuasivo no sería la palabra —niego —Es más bien muy autoritario.
—Sí, eso también —ladea la cabeza y entonces su hermana hace presencia en la escena, le da una mirada rápida a Tokio y me entrega la bolsa plástica que había pedido.
—Ya vuelvo —me giro para entrar al baño y guardar la ropa que había dejado esperando allí.
Al salir veo que París le quita de manera rápida el vaso de cristal a Tokio y bebe de su contenido. No se molesta por eso y se adentra del todo a la habitación sentándose en el borde de la cama de su hermana.
—Así que... Tokio y París —comento viéndolos a ambos —No me digan que también tienen un hermano llamado México. —ironizo y veo como se ríe mientras París baja el vaso y niega.
—No, pero tenemos un perro chihuahua que se llama Chihuahua —dice ella y abro mis ojos con sorpresa.
—¿De verdad? —pregunto mirando a Tokio.
—Sí, debe estar por algún lado de la casa o quizás con mi mamá en la terraza trasera. —hace una mueca —Que extraño que no lo hayas notado cuando llegaste, Chihuahua no puede oír un mínimo movimiento en las puertas principales cuando ya está ladrando cual alarma de seguridad.
No tengo tiempo de responder ya que Harry entra en la habitación.
—¿Lista? Hora de irnos —me dice sin siquiera reparar en la presencia de Tokio.
—Sí, ya voy —respondo y guio mis pasos a París —Gracias, te devolveré la ropa en cuanto tenga la oportunidad.
—Tranquila —me da un corto abrazo —Espero verte pronto, quizás y me dé una vuelta en el turno de Tokio solo para molestar un rato.
—Ay no —se queja él con falsa molestia y veo como se pone de pie hasta quedar al lado de su hermana.
Aún de cerca puedo ver lo mucho que se parecen y lo pequeña que es París al lado de su hermano. Harry me mira de manera impaciente y esa es mi señal para salir de la habitación.
—Nos vemos el lunes, Tokio —le digo y él sonríe sin mostrar sus dientes.
—Vuelvo en unas horas —anuncia Harry mirando a Tokio, luego a París y ambos asienten —Vamos, Eylen.
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