16. Ni amigo, ni extraño
Eylen
—¿Por qué haces esto? —pregunto luego de un par de minutos en silencio.
La música de fondo es la única que se escucha en el auto y quizás sin ella la situación sería un poco incomoda.
Ninguno de los dos ha dicho nada en todo el camino y ya puedo ver cómo nos estamos adentrando a mi vecindario. Al parecer Harry ya se aprendió la ubicación de mi casa, porque en ningún momento pidió direcciones para llegar.
—¿Hacer qué? —me mira por una fracción de segundos y luego fija su vista en el camino.
—Ya sabes.
—No. —niega —Por algo pregunté.
—Hace unas horas me hiciste creer que me odiabas y nos gritamos cosas mutuamente, también te abofeteé y al final terminaste ayudándome —hago una mueca —Con tu particular manera de ayudar.
—Diablos, Eylen, deja de decir tonterías. Yo no tengo tiempo, ni energías para odiar a alguien —suspira y baja el volumen de la radio.
—Eres tan-
—¿Sexy? —completa antes de que yo termine y comienzo a reír.
—Iba a decir tarado.
—Me quedo con lo de sexy.
¿Por qué preferiste que Tokio llevara a tu novia a su casa? —me atrevo a preguntar ya que es algo que no entiendo del todo.
—Porque yo te traería a la tuya —responde y sube los hombros como si fuera muy obvia la razón.
—Denis, mi compañera, lo haría —insisto.
—Lo sé, pero yo quería hacerlo.
—¿Por qué?
—Haces muchas preguntas, Eylen. ¿Qué tenía esa cosa que bebías? —inquiere ya claramente fastidiado y me mira brevemente.
No respondo, ya que me percato que estamos a solo unos metros de mi casa.
Estaba consciente de que me encontraría con la fiesta del tío Ryan, cuando me fuí al trabajo ya habían personas, pero ahora la casa está repleta.
Coloco el vaso de soda ya vacío en uno de los portavasos cerca de la palanca de cambios y saco mi celular.
Son las 2:35 am y tengo quince mensajes de texto de Alice y ocho llamadas perdidas.
—¿Por qué esto no me sorprende? —murmura Harry mientras conduce lentamente frente a mi casa evitando la gran cantidad de carros mal estacionados en la calle.
Se detiene y con el semblante serio mientras presiona un botón a su costado bajaba mi ventana mirando en dirección a la entrada de mi casa.
Suspiro y deshago el agarre del cinturón de seguridad.
—Gracias por... —intento hacer una despedida rápida, pero Harry toma una de mis manos impidiendo mis movimientos.
—¿A dónde diablos crees que vas?
—¿A mi casa? —respondo frunciendo el ceño.
—No pondrás un pie fuera de este auto —decreta y aparta su mano de la mía. Vuelve a subir mi ventana y niega.
—Harry, ¿de qué hablas? Ya estoy aquí.
—Tienes una suerte tan, pero tan jodida, que estoy seguro de que apenas cruces ese umbral algún borracho intentará llevarte a la cama —vuelve a negar y comienza a conducir lentamente de manera recta —Honestamente no tengo ganas de pelearme con alguien más por ti hoy.
—¡Oye! ¿Qué haces? ¿A dónde me llevas?
—Irás conmigo y te traeré por la mañana —murmura sin mirarme.
—¡Harry!
De verdad no creo lo que está pasando. ¿A dónde diablos me llevará este loco? ¿A su casa?
Me mira de reojo y dice: —Ponte el cinturón.
—Harry, por Dios, esto debe ser considerado un secuestro —me quejo y de mala gana me pongo el cinturón de seguridad nuevamente.
—No seas tan dramática.
Responde y dobla al final de la calle para poder girar y salir por donde habíamos entrado. Veo cómo pasa nuevamente por mi casa y miro con pesar por el retrovisor el cómo la dejamos atrás y estamos nuevamente fuera de mi vecindario.
—Hace una semana me dijiste que jamás volvería a saber de ti y todo volvería a ser como antes —le recuerdo de manera cansada. Me recuesto en el asiento con la miraba hacia él.
Los ojos me pesan, tengo mucho sueño, pero no pienso dormirme sin antes tener una idea de a donde me lleva.
—Hace una semana no sabía que literalmente aparecerías en todos los malditos lugares a los que voy —responde en un tono burlesco.
—No es a propósito —me quejo —Es una ciudad pequeña.
—Sí que lo es —susurra y extiende su mano para subir el volumen en la radio ya que una canción está comenzando.
La reconozco de inmediato, es Hymn For The Weekend. Los recuerdos de aquel concierto vienen a mi mente y me encontré a misma recordándome con quien voy en el auto. Harry no es un amigo, pero ahora tampoco puede considerarse un extraño. Sé que no debo tenerle confianza, pero últimamente con él no entiendo nada.
—¿Podrías bajar las ventanas y apagar el aire acondicionado? —pido casi como una súplica y lo veo asentir mientras hace lo que le pedí.
El aire frío de la madrugada recorre mis brazos y piernas. Me giro ahora en dirección a la ventana y cierro mis ojos escuchando la música de fondo. Quizás le mentí a Alice cuando dije que no era mi canción favorita de Coldplay.
Sonrío de manera involuntaria cuando escucho a Harry tararear el coro.
❁❁❁
—Eylen, llegamos —escucho la voz de Harry y lentamente abro los ojos.
''¡Me quedé dormida, joder!''
Parpadeo un par de veces tratando de adaptarme a la luz blanca fuera del auto y observo el lugar. Es una cochera. Harry me extiende su mano y noto como ya ha abierto mi puerta. De manera casi robótica acepto su mano y me pongo de pie.
—Tengo mucho sueño —le informo y un bostezo me abandonaba.
Suelta una pequeña risa y cierra la puerta del auto para seguidamente presionar el seguro.
—Vamos, te llevaré a la habitación —responde y lleva una mano en mi espalda y me guía a hasta una puerta de madera oscura.
Lo veo teclear unos botones de seguridad justo al lado de la puerta y esta se abre luego de emitir un sonido de acceso.
Contemplo el lugar lo poco que puedo ya que estoy más dormida que despierta. Hay una enorme sala de estar moderna con una gran televisión de pantalla plana. Paso de largo lo que parece ser una cocina y entonces una escalera de madera oscura aparece frente a mí.
—¿Crees poder subir? —cuestiona Harry cuando aparta su mano de mi espalda y sube los dos primeros escalones.
—Según mis padres yo aprendí a caminar a los diez meses —murmuro y subo los dos escalones hasta quedar junto a él —Tengo dieciocho años y creo poder subir unas escaleras sin problema. —bufo y comienzo a subir rápidamente.
Harry ríe nuevamente de manera baja y sigue mis pasos. Una vez en la cima dos enormes pasillos se extienden a la vista.
—Izquierda —señala Harry pasando de mí y camina hasta detenerse en la tercera puerta.
Contemplo unos segundos el pasillo de la derecha y guio mis pasos a la izquierda justo detrás de él.
Abre la puerta y enciende la luz. Camina hasta el escritorio y se quita la chaqueta arrojándola a la silla. Seguidamente saca el arma de su bolsillo trasero y la acomoda en el escritorio. Se levanta una de las bastas del pantalón y saca otra arma más pequeña también colocándola junto a la otra.
—Esta es-
—Mi habitación, sí. —responde interrumpiéndome.
Me quedo estática en el umbral y tallo mis ojos viendo la habitación con detenimiento. Paredes blancas sin ningún tipo de cuadro o decoración a excepción del aire acondicionado y una ventana cubierta por cortinas azules. Una enorme cama con sabanas azules bien arreglada y cuatro almohadas blancas en la cabecera, también una sábana acolchonada yace en la esquina de la cama y es color blanco.
Hay un armario, una televisión de pantalla plana sobre la pared frente a la cama. Una puerta extra al lado izquierdo de la cama y probablemente es el baño. Fuera del escritorio no hay nada más. Es una habitación fría y con poca personalidad.
—¿Te quedaras allí parada o entrarás de una vez? —pregunta Harry mientas saca de sus bolsillos delanteros las llaves del auto, billetera y dos navajas. Arroja todo igualmente en el escritorio y finalmente saca su celular.
—Lo siento es solo que... No sé qué decir.
—Pues no digas nada y solo siéntate mientras te busco algo para que te cambies —señala con la cabeza detrás de él y asiento. Entro en la habitación y me siento en la esquina de la cama.
Estando allí noto que el lugar posee un peculiar olor a su perfume y también a canela.
Harry enciende el aire acondicionado y cierra la puerta.
''¿Qué está pasando?''
—¿Dormirás aquí? —pregunto de inmediato.
Se gira a verme con una sonrisa burlona en sus labios y dice: —Es mi habitación, eso planeo.
—Creí que... que-
Unos toques en la puerta interrumpen mi diatriba y Harry camina hasta la misma y la abre.
—Mi niño, ¿los chicos vinieron contigo?
Es la voz de una mujer y por instinto extiendo mi cuerpo hacia delante para observar a un lado de Harry a una señora de baja estatura, con rasgos asiáticos y que quizás ronde más de los cincuenta años. La mujer se encuentra en pijama y una bata de baño encima de esta.
—Tía, ¿qué haces despierta? Son las tres de la mañana —dice Harry en tono cansado y a la vez irritado.
''¿Tía?''
—Lo siento, pero te oí llegar y solo quería saber si-
—No, tía, yo me regresé antes, Tokio y París se quedaron en la fiesta, quizás vengan en un par de horas —coloca ambas manos en los hombros de la mujer —Ve a dormir, por favor, no te preocupes por ellos.
—Está bien, mi niño, descansa —responde, palmea el hombro de Harry antes de girarse e irse por donde había venido.
—Es la madre de Tokio —explica una vez que cierra la puerta y gira a verme.
—Espera... ¿Esta es la casa de Tokio?
—Así es.
Harry cruza la pequeña distancia de la puerta al armario y abre el mismo para sacar de una de las gavetas ropa de dormir.
—¿Quién es París?
—Su hermana —responde sin girarse.
—Tokio y París —susurro y una sonrisa aparece en mis labios —Bueno eso sí que es peculiar.
—Toma.
Me extiende una camiseta holgada negra y sobre ella está el logo de la banda Green Day, un pants de material suave color gris y unos calcetines.
—Gracias —me pongo de pie y señalo el baño —¿Puedo usar el...?
—Entra —dice y gira, me imagino que a buscar algo para ponerse él.
Saco mi celular, dinero y llaves de la casa del bolsillo de la falda y me siento en la tapa del váter. Remuevo mis zapatillas y medias.
No entiendo cómo he llegado a parar aquí en primer lugar. Es demasiado extraño el cómo pasamos de pelearnos a ahora quizás compartir una cama.
''¿Acaso debería salir corriendo?''
Llego a la conclusión de a la que no entiendo es a mí. Yo soy la que acepta esto.
En ningún momento Harry llegó a poner un arma en mi cabeza y a decirme que si no venía con él me mataría. Quizás debí ser más fuerte ante su presión demandante y bajar de su auto apenas estacionó a las afueras de mi casa y tuve la oportunidad, pero ahora estoy aquí y no puedo hacer nada al respecto.
Me pongo de pie y me quito la blusa de Denis.
Pienso en quitarme el sujetador, pero deshago esa idea y me coloco la camiseta de Harry. Me queda enorme. Saco mi cabello fuera del cuello de la camiseta y entonces me quito el pantalón corto y falda ahora fundiéndome en los pants. Finalmente me pongo las medias y ya estoy lista. Doblo mi ropa y la dejo a un lado del lavado, mientras que mis zapatillas quedan en el suelo junto con mis medias metidas en ellas.
Doy un último suspiro y salgo del baño sintiendo como la habitación se ha tornado más fría gracias al aire acondicionado.
Harry ha apagado la luz y ahora todo lo que se logra ver es gracias a la pantalla de su celular ya que está acostado en la parte derecha de la cama texteando.
—Creí que era tu casa —murmuro mientras me acerco al borde izquierdo de la cama y me siento cerca de las tres almohadas que me ha dejado.
—Creíste mal —responde con una voz profunda sin apartar la mirada de su celular.
—Bueno... Quizás eso explique porque esta habitación está tan falta de personalidad. —una sonrisa se me escapa y entonces me acomodo mejor en la cama.
Harry suspira y bloquea el celular.
Quedamos a total oscuras y mi corazón comienza a latir con fuerza. El único sonido que nos hace compañía a lo lejos es el de la vibración del aire acondicionado.
—Ya lo sabes, no es mi casa —comenta luego de unos segundos. Creí que ya no me respondería, pero se remueve en la cama y luego la sábana acolchonada está en mi cadera —Arrópate.
—Gracias —murmuro tomándola y llevándola hasta mis hombros.
No responde. Me giro dándole la espalda y mis ojos se cierran.
No me detendré a pensar que dormir junto a un asesino quizás no es la más sensata de todas mis ideas, pero por alguna extraña razón en este momento no le tengo miedo.
Puede que el hecho de estar en una cama tan cómoda con almohadas suaves me hace dejar cualquier pensamiento racional de lado.
''Ya mediré mis acciones luego...''
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