04. Harry

Eylen

—¡Sobrina querida! —Ryan alza sus brazos en cuanto me ve entrar y no puedo evitar hacer una mueca de desagrado y caminar hasta él.

Tiene una botella de cerveza en la mano y puedo notar como ya se encuentra borracho a esta hora del día.

—¿Cómo estás, Eylen? Espero que todo marche bien en la escuela —dice mientras pasa un brazo por mis hombros.

Coloco el libro que tengo en la mano en uno de los estantes más cercanos y suspiro.

—Todo va excelente, tío Ryan.

—Eso espero, sobrina.

—Iré a mi habitación, si no te molesta —retiro su brazo de mis hombros y a paso veloz subo las escaleras, tomo la llave de mi mochila y abro la puerta para cerrarla con seguro una vez que estoy adentro.

Me doy una ducha y al salir con ropa más cómoda empiezo a hacer las tareas que me dejaron el día de hoy.

Alice llega a eso de las siete de la noche con una bolsa de comida rápida y sólo cuando la puso frente a mí me acordé de que no había comido en todo lo que va del día. Le agradecí y comencé a comer mientras mi prima sacaba sus libros esparciéndolos sobre su cama y se acostó a intentar hacer tareas, hace mucho tiempo que nos habíamos acostumbrado al ruido, porque, aunque era molesto, no nos quedaba de otra.

—Eylen, ¿¡me prestas tu libro de Matemáticas!? ¡Creo que dejé el mío en mi casillero! —Alice sube la voz por encima de la música y yo dejo de comer para buscar el libro en mi maleta.

Al sacar todos puedo notar que el libro no está por ninguna parte.

—Que extraño—murmuro para mí misma —Yo sé que lo traje a casa.

—¿¡Lo tienes o no?! —vuelve a preguntar.

Abro los ojos asustada al recordar de inmediato que lo dejé en una de las repisas de la sala cuando llegué a casa. Solo ruego al cielo que no lo hayan usado de porta vasos o destruido.

—¡Alice, lo dejé en la sala! —señalo el piso y ella se levanta de la cama. —Debo buscarlo. Dios, si lo han dañado no creo poder comprar otro —paso una mano por mi cabello de manera desesperada y Alice pone ambas manos sobre mis hombros.

—Cálmate. Vamos, de verdad lo necesito y creo que la única manera de ver si aún está en una pieza es buscarlo. —dice tratando de tranquilizarme y yo asiento.

Mi prima toma rápidamente su llave de la habitación y su celular metiendo este último en el bolsillo trasero de su pantalón, ambas salimos del cuarto cerrando con seguro.

Una oleada de sonido es lo primero que nos recibe la salir, eso sin mencionar los olores a cigarrillos y alcohol.

Alice toma mi mano y juntas bajamos la escalera tratando de evitar chocar con las personas en la misma. Al llegar a la sala guío a Alice directo al estante donde había dejado el libro, un suspiro de alivio se me escapa cuando lo veo justo donde lo dejé, solo tiene un vaso de plástico encima, así que suelto la mano de Alice y arrojo el vaso lejos para tomar mí libro.

—Esta fiesta está muy lejos de terminar —me dice Alice al oído —Llamaré a Erick para ver si nos podemos quedar esta noche en su casa, no creo que sea un problema.

—Está bien —asiento y entonces mi prima comienza a caminar a la puerta trasera de la casa que da directo al patio.

En esta parte también hay personas, pero estas solo están divididas en pequeños grupos bebiendo y hablando ya que el ruido del interior es menos.

—Espérame aquí, llamaré a Erick —Alice saca su celular y se aleja unos metros para poder hacer su llamada.

Yo abrazo mi libro de Matemáticas fuertemente contra mi pecho, odio estar fuera de mi habitación en estos momentos. Las fiestas no son algo que me gusten ya que, en los últimos años, el tío Ryan se ha encargado de que odiara todo respecto a ellas.

—Hola, cariño. ¿Te puedo invitar un trago?

Subo la mirada para ver como un sujeto mayor está parado frente a mí con una botella muy grande de alcohol.

—No, estoy bien, gracias —niego y trato de avanzar para ir donde Alice, pero él es más rápido y me toma del brazo de manera brusca haciendo que suelte el libro y este cae sobre el césped.

—¿Cuál es el apuro? ¿Acaso no te enseñaron que es de mala educación dejar a las personas hablando solas?

—Señor —digo tratando de zafarme de su agarre —Está lastimándome.

—¿Quién lastimó a quien primero? —dice haciendo un puchero y lo que en realidad me provoca es nauseas. Da un sorbo a su botella y luego acerca su rostro al mío. —Pero tranquila, eso lo podemos arreglar en una de las habitaciones.

La alarma de pánico se activa cuándo comienza a caminar a la casa conmigo a rastras.

—¡ALICE! —grito en su dirección—AUXILIO.

Ella voltea y baja el celular a la vez que corre hasta mí.

—Suelta a mi prima —toma el libro del césped y con el mismo empieza a golpear al sujeto la espalda —¡Déjala ya, maldito enfermo!

Con brusquedad el hombre me suelta y se gira a ver a mi prima, de un solo movimiento le da una cachetada haciendo que caiga al suelo de bruces.

—No es por nada, pero las pelirrojas no son mi tipo —dice el sujeto mirando Alice. —Prefiero las pelinegras.

Se gira a verme y cuando está a pocos centímetros de mi cuerpo un puño se estampa contra su mejilla y el hombre suelta la botella sorprendido.

—¿Te encuentras bien?

Pregunta volteando a verme, la familiaridad de sus facciones me recibe. Asiento a su pregunta y me abrazo a mí misma con las manos temblorosas.

''Es él...''

El chico de anoche se encuentra en mi casa. Ahora no sé quién de los dos hombres frente a mí es más peligroso.

—¿Cuál es tu problema, niño? Yo la vi primero, si quieres quédate con la del pelo naranja. —dice el hombre de forma seria y masajea su quijada.

—Eylen —me llama y veo como me extiende las llaves de un auto —Recoge tu libro y salgan las dos de aquí.

—Ella no va a ningún lado —el sujeto intenta acercarse a mí, pero él se interpone y le da otro golpe haciendo que caiga al suelo aturdido.

—Es el único deportivo gris que está afuera —tomo las llaves con algunas lágrimas acumulándose en mis ojos —¡Eylen, sal de aquí ahora y espérame en el auto! —ordena.

Entonces pude responder de inmediato a quien tenerle más miedo en ese momento, así que decido obedecer.

—Alice —llamo a mi prima y esta camina rápidamente hasta mí con el libro en las manos —Vamos.

A paso rápido salimos de la casa y al estar en la entrada principal puedo ver el deportivo gris, limpio las lágrimas que se me escapan y presiono el botón que hace que se desactive el seguro, una vez entramos a la parte trasera Alice me mira de forma interrogante.

—¿Quién es ese chico?

—No lo sé —respondo sincera.

—Mientes —entrecierra los ojos —Lo oí llamarte por tu nombre, ¿por qué tiene un carro tan caro? ¿Acaso es de una familia adinerada?

—No sé, Alice.

Un silencio nos sigue cuando vemos como el chico sube al lado del conductor y extiende su mano en mi dirección.

—Llaves —dice y rápidamente se las entrego.

—¿Quién eres y como conoces a mi prima? ¿Acaso están saliendo? ¿Por qué nunca te había visto antes?

El chico sube la mirada por el retrovisor y me mira a mi directamente y luego a Alice.

—Haces muchas preguntas —le responde.

—No respondiste ninguna —Alice se cruza de brazos y él mete la llave del auto para encender el mismo.

Yo por mi parte no digo nada, ya que quiero saber que tiene que decir.

—Mi nombre es Harry —dice finalmente.

—Bien, Harry, ¿que eres de mi prima?

—Parece que últimamente soy su salvador —sonríe de lado y arranca el auto para salir rápidamente de allí.

—¿El salvador de Eylen? —Alice voltea a verme confundida y yo subo los hombros.

—Algo así —dice él —Ahora... ¿a dónde las llevo?

—Calle Fusión, Casa 145, nos quedaremos con mi novio —responde cruzando los brazos.

—Como digas —le responde y sigue conduciendo.

Por el momento no he dicho palabra alguna. ¿Como rayos Alice puede tenerle confianza a un desconocido? Aquí donde estoy quiero desaparecer y ella habla con él como si nada. Posiblemente porque cree que es amigo mío o algo por el estilo, pero ¡No! ¿De dónde diablos salió? ¿Qué hacía en la fiesta de Ryan? ¿Vino por mi cabeza?

—Entonces... Harry, ¿de dónde se conocen Eylen y tú? —Alice se acomoda en el espacio del medio y mantiene una sonrisa burlona —¿Están saliendo?

Abro mis ojos hasta no más, sin embargo, no digo nada, por el simple hecho de que no sé qué decir y quiero saber qué dirá él.

—Chica de cabello naranja sin nombre, eres muy entrometida —responde serio.

No puedo evitar reírme por lo bajo.

—¡Eylen! Tu novio me hace burla y no me defiendes ¿Qué clase de prima eres? Yo siempre te defiendo de Erick —se hace la indignada, pero no le sale muy bien, ya que comienza a reír —Mi nombre es Alice, por cierto. —le dice a Harry y este asiente sin darle mucha importancia.

''¡No es mi novio! ''

—Como sea, cambiando de tema ¿Iremos al colegio mañana? Vinimos sin nada —Alice me pregunta —Solo este libro —lo levanta —Honestamente no me molestaría faltar —se ríe.

—No lo sé —susurro —Debo ir.

—¿Por qué?

—Reynolds... —susurro.

—¡Maldito viejo! ¿Qué te hizo ahora? Sabes, creo que le pondré las serpientes de laboratorio en su auto, a ver si le da un infarto y se muere. No lo soporto —Alice golpea el asiento y frunce el ceño.

—Alice, Alice —niego —hablamos cuando lleguemos.

Puedo sentir la mirada Harry por el retrovisor y no estoy cómoda hablando de cosas personales cuando un total desconocido escucha todo.

—De acuerdo —mi prima bufa y se acuesta de forma dramática contra el respaldar del asiento.

❁❁❁

Comienzo a respirar con más tranquilidad después de quince minutos cuando Harry se adentra al vecindario de Erick y ahora se encuentra buscando la casa a baja velocidad.

—¡Es esa! —dice Alice —Ahí donde están los dos muchachos afuera.

El auto se detiene y sin pensarlo dos veces abro la puerta y salgo disparada.

—¡Eylen! —Max corre en mi dirección y me rodea con sus brazos —¿Estás bien? ¿Te lastimaron?

—Casi nunca me dices Eylen —respondo contra su pecho aun abrazándolo.

—Cuando Erick me llamó diciendo que Alice y tu venían para acá supe que de seguro algo malo había pasado —se aparta y acuna mi rostro —Si algo te pasaba no me lo perdonaría, yo fui quien te dejo allí sola.

—Tranquilo —me suelto y volteo para ver como Alice se encuentra abrazando a Erick y Harry está sentado en el capó de su auto con los brazos cruzados mirándome.

—Max, vuelvo en seguida —toco su brazo y camino hasta el chico.

El miedo aún sigue presente, pero mi mente me grita que debo agradecerle. Digo, no me ha matado y no me secuestró.

—Gracias —le digo.

—¿Por qué me das las gracias? Todo ha sido pura casualidad, te metes en problemas justo cuando estoy cerca, estoy comenzando a creer que lo haces intencionalmente.

—Créeme, no es intencional hacer que tipos locos quieran abusar de mi —ruedo los ojos.

—No te creas mucho, en ambos casos estaban ebrios —muerdo mis labios al oírlo decir aquello y volteo a otro lado —¿Por qué no me miras a los ojos? —cuestiona con un destello de burla.

Lo miro —Gracias... —repito y aclaro mi garganta con algo de seriedad —Casualidad o no, me ayudaste ambas veces y gracias nuevamente por no-

—¿Matarte? —completa con ironía arqueando una ceja. Abro mis ojos asustada y retrocedo dos pasos —No te mataré, por Dios... —se levanta y se me acerca —Aun no me has dados razones para hacerlo.

—¿Qué le hiciste al tipo de la fiesta?

—¿En serio quieres saber? —cuestiona con un tono de voz escalofriante. Retrocedo otros dos pasos —Eylen, por favor, ¡No. Lo. Maté! —aclara con fastidio —No hubiera podido con tantas personas viéndome.

—¿O sea que tal vez si lo hubieras matado? Ya sabes... ¿De haber estado solo?

—Tal vez —sonríe de lado —Pero de igual forma pude lograr hacerle daño, sé que estará en el hospital por al menos tres semanas desde hoy.

—Oh —asiento y me cruzo de brazos nerviosa.

—¿Quién es él? ¿Tu novio? —Harry mueve su cabeza en dirección a Max, quién habla con Alice y Erick.

—Es un amigo.

—¿Amigo? No sabía que los amigos se abrazaran así —se burla.

—¿Cuál es tu punto?

—Ninguno. Pasaré por ti mañana —dice sin más.

—¿Qué?

—¿Eres sorda? —arquea una ceja —Tenemos cosas de que hablar.

''¿Quién se cree que es? ''

—No tenemos nada de qué hablar, no me vengas a dar órdenes porque ayer en la mañana ni sabía que existías.

—Bueno, esa es una realización que podemos compartir —asiente y una sonrisa burlona aparece —Vamos, Eylen, no te enojes, no sé si recuerdas, pero anoche hice más de lo que cualquiera que te conoce de toda una vida habría hecho por tí... —camina los pasos que yo había retrocedido, se inclina para susurrar cerca de mi oído y dice: —Maté a tres tipos que estaban por violarte en media calle.

La sangre me sube a la cabeza y sin quererlo mis ojos comienzan a picar.

Marco nuevamente distancia entre nosotros y lo miro fijamente —Te tengo miedo, y me asusta que aparezcas de la nada.

—No apareceré de la nada si ya sabes que voy a venir —dice de forma obvia.

—¿Qué quieres de mí? Prometí no hablar jamás de lo que pasó anoche. ¿No te basta eso? ¿No puedo ofrecerte nada a cambio de que te alejes?

—Que graciosa, dudo que algo que tengas pueda comprarme.

—No pretendo ser graciosa, Harry, no te quiero cerca, lo siento, pero aún intento asimilar que estoy frente al chico que mató a tres hombres sin una pizca de remordimiento en su rostro.

Mis palabras no parecen sorprenderlo en lo absoluto, su rostro sigue igual sin expresión. Mi corazón late tan fuerte que tengo hasta miedo de que lo escuche, pero él no dice nada más, simplemente se da media vuelta y camina los pocos pasos hasta su auto, entra en este y conduce a gran velocidad provocando un chillido al asfalto ante su arranque.

—Eylen —Alice mueve su cabeza en dirección a la casa.

Doy una última mirada por donde Harry se ha marchado y camino hasta ellos. Max me extiende sus brazos, sin decirme nada y me abraza mientras entramos a la casa de Erick.

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