Capítulo 15





3 DE MARZO, 2007

60 MINUTOS ANTES DEL ENCUENTRO



Forks siempre se había caracterizado por su cielo encapotado, el clima húmedo y lluvioso, y la clara ausencia de sol. Y aquel día, para sorpresa de nadie, la lluvia torrencial caía con fuerza sobre el tranquilo pueblo.

Un lujoso y blanco vehículo se detenía frente al camino de tierra que pasaba junto al hogar de los Cullen. De él bajó una delgada y hermosa mujer de largos cabellos rubios cuyo rostro se mantenía en una mueca confusa constante, seguidamente, del asiento trasero, salió un vampiro de también rubio cabello pero en varios tonos más oscuros. El varón se acercó a ella y tomó su mano con delicadeza, como si temiera que se fuera a romper con el ligero roce. Ella sonrió ante el contacto y dio un suave apretón en el agarre; Del vehículo también bajaron dos mujeres —una con el cabello rubio al igual que la vampiro que ya se encontraba fuera pero con rizos, y otra con cabello castaño oscuro y ondulado— y un hombre —de también cabello oscuro—.

—No comprendo qué hacemos aquí —murmuró el vampiro que hasta hace no mucho había sido un nómada—, ¿qué puede ser tan importante como para hacernos volver de urgencia?

Eleazar se colocó junto a Garret y se encogió de hombros.

—No estoy seguro. Pero debe ser algo grande.

—¡Estáis aquí! —exclamó una aniñada voz. Los presentes se giraron y pudieron divisar la pequeña silueta de una niña. Renesmee corría hacia ellos con una sonrisa. Carmen fue la primera en acercarse a ella para saludarla, la hibrida se aferró a ella en un abrazo de bienvenida.

—Renesmee, cariño, hola —saludó la vampiro con voz maternal.

—¿Has crecido? —preguntó Eleazar, recordando la altura de la hibrida.

Renesmee asintió entusiasmada.

—Tres centímetros —contestó.

—Qué mayor —exclamó Carmen.

—Es bueno veros de nuevo —la voz de Edward se escuchó desde la entrada principal. El vampiro de cabello cobrizo se acercaba a paso lento, vestía una simple camisa manga larga de algodón azul marino y unos vaqueros. Una sonrisa sin dientes instalada en su rostro como un tatuaje mientras que sus dorados ojos recorrían los rostros de los cinco recién llegados—, ¿qué tal el viaje?

—Nada a lo que no estemos ya acostumbrados —contestó Tanya.

—¿Nos diréis ya por qué estamos aquí? —cuestionó Garrett, parecía ser el más impaciente de los cinco.

Edward elevó una de sus manos e indicó el interior de la casa.

—¿Os parece que nos reunamos con mi familia dentro? Las cosas son un poco raras de explicar.

Garrett arrugó las cejas, pero asintió cuando Kate afianzó el agarre en su mano.

—Claro —dijo—, no hay ningún problema.

Renesmee se acercó a su padre y se colgó de su brazo, éste la agarró en brazos y la colocó en el hueso de su cadera antes de comenzar a caminar hacia la casa. Los Denali lo siguieron de cerca, sus pensamientos gritaban cuán curiosos se sentían por el repentino llamado.

—¿Cómo está Bella? —habló Eleazar.

—Ella está bien —Edward dijo—. Ha estado practicando su don sin descanso, aunque todavía le queda mejorar muchas cosas. También ha estado pasando tiempo con su padre, ya sabes, antes de que nos movamos otra vez, y a veces viaja a la reserva con Jacob para que Renesmee juegue en la playa.

—Eso es bueno. ¿Alice y Jasper han regresado?

La mueca en el rostro del lector de mentes no pasó desapercibida para Eleazar.

—Todavía no, tampoco sabemos nada de ellos, pero están bien, eso seguro. En realidad... muy en parte la razón por la cual os hemos llamado ha sido por ellos, pero no soy muy conocedor de las circunstancias exactas porque todo lo ha pedido Bella... y con su escudo se me complica un poco.

—¿Bella nos ha pedido venir? —preguntó Kate de golpe.

—Sí. Pidió que estuviéramos todos nosotros y ustedes aquí el día de hoy.

—¿Por qué? —preguntó Tanya.

Edward negó.

—No tengo ni idea. Sólo ella lo sabe y se niega a decir nada salvo que es por Alice.

Atravesaron la puerta principal y el recibidor, bajaron un pequeño escalón y se encontraron con el salón en donde la familia Cullen y Jacob Black se encontraban tranquilamente esperando. Carlisle fue el primero en ponerse en pie, dejando el lugar junto a su esposa y soltando su mano antes de acercarse a recibir al clan visitante.

—Es un placer que estéis aquí —recibió—. Pasad, poneos cómodos.

Eleazar y él se dieron un rápido apretón de manos. Garrett se acercó a él y golpeó su espalda de forma amistosa.

—Vaya, no has cambiado nada, luces como siempre.

—Ese chiste está bastante quemado, Garrett —dijo Carlisle con una sonrisa.

—Necesito encontrar un amigo que aprecie mis chistes —se quejó.

Kate se acercó a Bella y la saludó.

—Escudito, ¿cómo lo llevas?

—Mejor de lo que hubiera esperado.

—Me han dicho que estamos aquí por ti, ¿qué tramas?

—No es nada peligroso, lo prometo —se defendió la neófita—. Es cosa de Alice, más bien.

—Así que Alice, ¿huh? ¿Y qué quiere Alice?

La atención había caído en las dos féminas que hablaban, al fin y al cabo, todos querían saber de qué se trataba aquello.

—Bueno, uhm, todos vimos cuando Alice se fue junto a Jasper el día que tuvimos el encuentro con los Vulturis, ¿cierto?

—¿Tiene todo esto algo que ver con los Vulturis? —cuestionó Carmen.

Bella negó rápidamente.

—No, no, para nada. Ellos no nos supondrán un peligro, al menos por ahora.

—Uy, sí, genial elección de palabras —murmuró Garrett, quien recibió un codazo por parte de Tanya.

—A lo que iba —siguió diciendo Bella—, cuando Alice y Jasper partieron, ella me dejó una nota en uno de los libros que sabría que abriría y escribió que debíamos reunirnos hoy y que además debían estar los Denali presentes.

—¿Tienes idea de por qué? —preguntó Esme.

—No. El papel sólo decía la fecha, no decía ningún otro motivo.

—¿Edward?

El aludido dio un paso al frente, colocó sus manos detrás de su espalda y recargó su peso en una sola pierna.

—Sólo sé que el día que regresó durante el encuentro con los Vulturis, fue el mismo día que preguntó el nombre de aquel vampiro Taefoon-

—Taehoon —corrigió Rosalie.

—Eso, Taehoon. También tenía su rostro en mente y sólo pensaba en querer buscarlo y encontrarlo lo antes posible.

Carlisle suspiró.

—¿Crees que tenga algo que ver con ese tal Taehoon? —preguntó el doctor.

—Puede ser... digo, se fue para buscarlo y ahora nos quiere reunir, ¿por qué más sería sino? —habló Emmett por primera vez.

—Es que no tiene sentido —murmuró Jacob—. Ninguno sabe quién es ese vampiro, pero os reúne aquí y espera que esperéis a su regreso con alguien del cual no tenéis ni idea. ¿No se os hace raro?

—¿Quizá Alice lo haya conocido antes y ha pensado que nos habló de él pero no lo ha hecho?

—¿Y si quiere ayudarlo y que se una a alguno de nuestros clanes? —soltó Eleazar.

—¿Formaría tanto alboroto solamente por eso cuando es tan sencillo como traerlo aquí? —habló Edward.

—Quizá esté en busca y captura por los Vulturis, por ahí todo el acto silencioso —opinó Kate.

—Si está en búsqueda por los Vulturis, le será muy complicado esconderse y más con alguno de nosotros. Recuerden que tienen a Demetri.

Garrett concordó con Edward.

—Cierto. Escapar de Demetri es casi imposible. A menos que tengas la habilidad de combate o huida que tiene él, siempre estarás en su punto de mira.

—Entonces no tengo ni idea de qué puede ser —dijo Tanya encogiéndose de hombros—. ¿Especificó alguna hora?

Bella movió la cabeza en negación.

—No hay hora. Sólo un día y las personas que deben estar... —masculló Carlisle.

—Esto no tiene ni pies ni cabeza —se quejó Carmen.

—Lo único de lo que somos conscientes es que Alice nunca haría algo que pusiera en riesgo nuestra seguridad, ¿cierto? —dijo Esme, tratando de aligerar el ambiente y evitar que el nerviosismo hacia lo desconocido los llegara a rodear—. Así que esperemos tranquilamente hasta que Jasper y Alice regresen. En cuanto lo hagan, nos explicarán todo. Y en caso de que vengan acompañados, lo mínimo que podemos hacer es escuchar lo que tienen que decir.

Kate fue la primera en ponerse en pie y estar de acuerdo con la vampiro.

—Esme tiene razón. No deberíamos estresarnos demasiado, simplemente esperemos a que lleguen.

Garrett se carcajeó mientras daba varios pasos hacia la rubia.

—Wow, Katie, es la primera vez que te veo ser tan optimista —se burló.

—Sigue burlándote y la próxima vez que utilice mi don será para achicharrar ese cerebro de hormiga que tienes —amenazó.

—¿Te he dicho ya que me encanta cuando me amenazas? —preguntó Garrett con tono embobado.

Jacob tomó a Renesmee y se alejó de la sala.

—Chupa-sangres raritos —murmuró muy bajo.

—¡Cuidado con lo que dices, chucho! —chilló Kate.

Carlisle se colocó de pie frente al grupo, manos ocultas en los bolsillos de la chaqueta de su traje y mirada seria.

—Solo nos queda esperar, ¿no?

Los presentes asintieron a su pregunta.

Carlisle asintió y dejó que sus hombros cayeran un poco, dejando que su cuerpo se relajara mientras esperaban a que algo, cualquier cosa, sucediera.

Jacob y Renesmee se hallaban en los alrededores, jugueteando con los pequeños animales e insectos que habían comenzado a emerger de su hibernación. La niña miraba todo con ojos brillantes y curiosos; Kate y Garrett seguían en la sala con su constante repique que se hacían el uno al otro. Eleazar y Carmen charlaban tranquilamente con Carlisle sobre lo que habían hecho en el último mes. Esme mantenía agarrada la muñeca de Bella, Rosalie a su lado intentaba fallidamente escuchar la conversación de Jacob y Renesmee. Tanya y Emmett se habían metido en una conversación sobre la nueva pareja de vampiros: Kate y Garrett, como dos viejas marujas.

Y de un instante a otro, todo pareció detenerse.

El aroma a perfume caro, el suave golpeteo de unos zapatos y (para Edward) el sonido de unos pensamientos bastante conocidos.

Por la puerta entró una pequeña y delgada vampiro con aspecto de duendecillo que portaba en su rostro una sonrisa que abarcaba gran parte de su cara, tal y como una caricatura. Detrás de ella se colocaba un rubio vampiro de aspecto recto y servicial. Ambos vestían ropas modernas, limpias y perfectamente colocadas. La fémina avanzó varios pasos con confianza hasta colocarse junto a la que era su familia.

Esme fue la primera en reaccionar tras salir del estado de shock, acercándose para abrazarla y darle la bienvenida.

—Mi querida Alice —canturreó—, ¡cuánto te he echado de menos! ¿Estás bien? ¿no ha pasado nada malo, verdad?

La contraria rió jovial.

—¡Para nada! —exclamó feliz—, todo ha ido bien. Ningún inconveniente —Alice se giró y comenzó a saludar al resto de los presentes—. ¡Kate! Veo que Garrett y tú os lleváis de maravilla.

—Ya, bueno, eso se puede discutir —contestó con falso tono aburrido.

Alice aún reía.

—Bella, ¿cómo va tu escudo?

—Mejorando día a día.

—¡Eso es genial! He visto que Renesmee está jugando fuera con Jacob, le he traído algunos regalos para que abra tranquilamente luego ya que no pudimos pasar la Navidad juntas —se lamentó.

—No te preocupes, Alice —restó importancia la neófita—. Tampoco sabía si sería buena idea celebrarla, ya sabes, inmortalidad y eso... no tenía mucho sentido pero sigue siendo una niña.

—Lo comprendo. Sinceramente, si no celebrabas la Navidad tú, lo haría yo, así que me alegro que lo hayas hecho. ¡Oh, también hay regalos para el resto! —recordó de un momento a otro—. Creo que me excedí un poco yendo de compras.

—¿Dónde has estado? —preguntó Esme.

—Aquí, allí, en varios lugares la verdad. He conocido a muchos humanos. Muy amables, por cierto —mencionó—. Ah, pero mi espíritu navideño se desvaneció enseguida cuando comenzaron a quitar la decoración. Podrían haberla dejado un par de días más, la Navidad duró muy poco y encima no pudimos celebrarlo, ¡qué pena!

—¿Encontraste a tu amigo? —preguntó Edward esta vez.

—¿Mi amigo? ¿Qué amigo? —Alice se detuvo un instante antes de asentir—. ¡Ah, de acuerdo, ese amigo! Sí, sí, lo encontré. De echo, Jasper y yo estuvimos con él todo este tiempo.

Carlisle miraba a su hija adoptiva con algo de sorpresa en el rostro. Había algo raro en ella.

—Alice —llamó de repente, causando que todos los miraran—. Luces mucho más hiperactiva ahora que has regresado.

—¿Yo? ¿Hiperactiva? No lo creo —Los dorados ojos de Carlisle se clavaron en ella y Alice soltó una repentina risita nerviosa. La vampiro se giró y miró a su esposo en busca de ayuda, éste dio un paso al frente y se acercó a abrazarla—. Oh, miren a Jasper, ¿no luce más guapo con el cabello atado? El estilo de peinado le sienta bien, ¿a qué si?

—Alice, ¿qué tramas?

—No tramo nada, Carlisle —contestó inocente.

—¡Alice! —un grito grave y que demostraba el malhumor de la persona se escuchó desde fuera. La aludida mostró ojos inocentes a los presentes antes de girarse y encarar al nómada vampiro que se adentraba por la puerta. El nómada se quedó estático en el lugar al ver la reunión allí formada—. Dijiste que no habría nadie hasta la noche y que nos daría tiempo a organizarnos.

—Bueno, digamos que olvidé especificar la hora de llegada y algunos otros detalles que me fui inventando sobre la marcha —se excusó.

—Genial —siseó.

—Venga, Alistair, al menos llegamos hasta aquí —animó.

Carlisle miraba atónito la escena. Jamás se hubiera imaginado que Alice hablaría tan tranquila y abiertamente al vampiro del cual él apenas había conseguido más de veinte palabras.

—¿En qué momento os hicisteis tan cercanos? —cuestionó el doctor.

Alistair y Alice se miraron, luego los ojos del nómada cayeron sobre Jasper y seguidamente en Carlisle.

—En el último mes —explicó—, aunque yo tampoco diría que somos cercanos. Sólo que no me apetece echarla de mi lado tan seguido.

—Aún así —Carlisle los señaló a ambos con los ojos abiertos como platos—, ¿cómo ha conseguido que hables más ahora que en los últimos tres siglos?

Alice movió su mano, alardeando.

—Es un talento natural —se regocijó.

Carlisle negó con la cabeza, suspiró y dejó el tema porque había otro que se había interpuesto en sus pensamientos.

—Alistair —llamó el patriarca de los Cullen con un tono alto que rara vez habían escuchado—, ¿por qué has vuelto con Alice?

El nómada lo miró y apretó los labios en una línea recta.

—Excursión —dijo Alice de repente—. Estamos de excursión.

—No nos vamos a creer eso —se burló Emmett.

—Al menos podríais fingir que sí —replicó la vampiro.

—Estoy aquí porque ella me lo ha pedido —explicó Alistair junto a la pareja de vampiros que lo habían acompañado en las últimas semanas.

—¿Y aceptaste así sin más? —la voz de Carlisle tenía un deje de incredulidad.

—No así sin más —repitió sus palabras—, pero tenía mis razones para aceptar volver a aquí.

Carlisle no tuvo otra opción más que aceptar aquella razón y asentir.

—Supongo que lo único que me queda es darte la bienvenida de vuelta. Me alegra verte aquí siendo que es raro ya de por sí encontrarte.

—Y yo supongo que debo agradecer la bienvenida.

Rosalie miraba la escena con los brazos cruzados sobre su pecho. Su hermoso y escultural rostro pálido tallado en una inmovible expresión seria.

—¿Por qué nos has reunido? —cuestionó la rubia vampiro, harta de la incertidumbre.

Los presentes se giraron hacia ella, quien los hizo recordar la razón por la que se encontraban allí.

—Cierto —dijo Kate—, ¿por qué nos has mandado llamar?

Alice sonrió.

—¿Os gustan las historias? Creo que sería bueno contar una —dijo tranquilamente.

—Alice, ve al grano —siseó Rosalie.

—No seas impaciente, Rose —se quejó Alice—, si no cuento la historia no tendría sentido deciros porqué os reuní hoy aquí.

Carlisle masajeó su sien y le dio paso para que comenzara a hablar.

—Adelante, habla.

Alice aplaudió y chilló eufórica ante la luz verde que se le había proporcionado; avanzó hacia el piano y se sentó sobre éste en posición de loto. Los ojos dorados y rojos se clavaban en ella mientras que ella sonreía entusiasmada. Edward entrecerró los ojos, intentando organizar la infinidad de pensamientos que estaban cruzando por la mente de su hermana adoptiva.

—Está bien —dijo. Tosió dramáticamente antes de comenzar—, ¿recordáis el día del encuentro con los Vulturis? ¿cómo me fui en cuanto todo salió correctamente para nosotros? —algunos asintieron en respuesta—. Bueno, fui en busca de algo, mejor dicho fui en busca de alguien. Su nombre era Taehoon y jamás lo había conocido en persona, sólo había escuchado hablar de él por terceras personas y lo había visto en alguna que otra visión mía, pero en cuanto pregunté por él en el claro, nadie sabía sobre él y eso me resultó raro.

—¿Por qué? —cuestionó Esme.

Alice pensó algo durante un instante.

«Porque vosotros lo conocíais»

—Porque vosotros habíais hablado sobre él —dijo en su lugar. Edward la miró extrañado y la vidente lo mandó a hacer silencio con un simple gesto de manos.

—¿Nosotros hablamos de ese tal Taehoon? —preguntó Bella esta vez.

—¿No deberíamos acordarnos de eso? Al menos uno de nosotros debería recordarlo —rió Garrett, no creyéndose para nada la historia.

—Ese es la razón por la cual fui a buscarlo —explicó Alice—, y lo encontré. Ese vampiro estaba en Detroit junto a Alistair.

—¿Alistair? —se extrañó Carlisle.

El aludido se encogió de hombros y giró el rostro para mirar fuera de la ventana.

—Jasper y yo hemos estado con el vampiro y Alistair desde que nos fuimos de aquí el día del encuentro con los Vulturis.

—¿Por qué razón? —volvió a preguntar Carlisle.

—Porque resulta que Taehoon es muy especial, Carlisle, es alguien muy especial que merece la pena ser recordado —dijo con un tono casi siniestro—. Quise traerlo aquí para que lo conocierais, quizás así llegarais a recordar haber hablado sobre él.

—Y a muy malas, siempre podemos presentároslo desde cero —dijo Jasper con una sonrisa ladeada.

Los Cullen y el clan Denali de miraron algo extrañados, la situación era demasiado extraña. Algo tan simple y poco llamativo era algo por la cual no merecía la pena reunirlos a todos de tal forma, e incluso traer a vampiros nómadas como lo era Alistair.

La verdadera pregunta en ese momento era: ¿qué planeaba hacer Alice?

—¿Y dónde está ese vampiro? —saltó Carlisle, el tono precavido podía notarse en su voz.

—Bueno... —comenzó a decir Alice.

Jasper continuó:

—No estamos muy seguros. Le perdimos la pista cuando dijo que iría a cazar.

—O sea, nos reunís aquí por un simple vampiro del cual no tenemos ni idea, ¡¿y no está presente?! —gruñó Rosalie.

—No es un simple vampiro —se excusó Alice.

—¿Ah, no? Pues no me cabe nada en la cabeza razón alguna por la cual no sea un simple vampiro, porque siquiera está aquí, ¿realmente nos has reunido aquí a todos para perder el tie-

—¡Mami! —gritó Renesmee, interrumpiendo el griterío de Rosalie hacia Alice y dirigiendo toda la atención a ella. Bella se puso en pie mientras veía las cortas piernas de su hija correr hacia ella con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Qué sucede, cielo? —preguntó la neófita con voz tierna.

—Mami, está de vuelta —rió con alegría.

Las expresiones confusas no tardaron en instalarse en los presentes.

—¿Qué está de vuelta? —preguntó otra vez su madre.

—¡Taehoon! —chilló la hibrida—. ¡Tío Tae está de vuelta!

Alice miró a Jasper y ambos se sonrieron.

Había funcionado en la niña también.

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