Aroma
Era mañana de abril en la casa de la familia Hibari Jiménez. Todo estaba muy tranquilo, demaciado para quienes conocen a esa familia por lo que una mala espina se instala en las personas que pasan cerca de la propiedad.
Una joven castaña junto a una pelirroja, una rubia y dos azabaches se acercaron a la casa con sus respectivas parejas, ingresaron a la casa de aquella famila tranquilos como si ya supieran de la tormenta que se avecinaba.
Cuando la castaña abrió la puerta vio a sus sobrinos mayores corriendo de un lugar a otro apurados y con rostros preocupados.
— Niños ¿Qué sucede?
— Tía Gabe! — gritó feliz una adolecente de cabellos azabache mientras sonríe feliz — ¿Cómo así vino con tía cote, chiara, yukiko, grecia y mis tíos?
— Bueno Sasha, un pajarito nos contó que tenían problemas y vinimos a ver que sucedía.
—¿ Por qué están tan ajetreados? —pregunta la Chiara confundida.
— Es que mamma enfermó, ahora está en reposo y mis hermanos tratan de ayudarla con sus trabajos mientras descansa — sonríe cansada.
Todos los presentes suspiraron y comenzaron a ayudar a excepción de Gabriela por que le dio perecitis aguda y comenzó a husmear por la casa.
— Gene sempai no cambia, debería dejar que la mimen más — suspira rendida mientras observa una foto de la boda de su amiga azabache, toda una locura a decir verdad.
La castaña caminó hasta que llegó al cuarto de la enferma y entró sin avisar, como siempre.
— Genesis-sempai~
— Hola Gabe — saluda con una suave sonrisa en su rostro mientras sigue apoyada en el balcón de su habitación.
Gabriela extrañada con la actitud de su amiga se dispuso a acercarse, hasta ubicarse a su lado y mirarla con detenimiento.
—¿Qué tienes Génesis? Se te ve cansada
— Así me siento Gabe, cansada.
— ¿Y, eso porqué?
La madre de cabellos negros no dijo nada, sólo miró el cielo mientras oscurecía poco a poco.
La castaña cuestionando su actitud piensa en que le podría estar pasando hasta que un aroma llega a su nariz. ¿Durazno? No... cerezo, con flores silvestres.
— Génesis, no me digas que tú... — ella no sabía que decir pues había quedado sorprendida.
La nombrada solo asintió con una sonrisa entre feliz y triste, ella no sabía que hacer.
—Te resfriaste ¿verdad? —mira a su hermana y esta asiente distraida en el panorama.
Gabriela lo único que pudo hacer en ese momento fue abrazarla y ahí fue cuando ella se desplomó en llanto sobre su hombro.
Al poco tiempo Génesis se calmó y miró a Gabriela quien estaba triste.
— ¿Le dijiste a kyo kun? — pregunta a pesar de que sabe la respuesta.
La azabache niega mientras limpia las lágrimas que quedaron en su rostro. En ese instante la castaña dejó a su amiga sentada en la cama y ella salió de la habitación para ir a ver a los demás.
Todos estaban agotados de sobre manera a causa del trabajo que Génesis tenía acumulado desde ayer, "¿Siempre ella hacía eso todos los días? Ha de ser el infierno". Eso pensaron ya sentados en el sofá de la gran casa, hasta que miraron a Gabriela quien se encontraba muy seria y eso preocupó a las chicas.
— Gabs, ¿Cómo está Génesis? —preguntó cote.
— Sii, ¿Cómo está? —preguntaron yukiko y Chiara al unísono.
Gabriela solo hizo un ademán para que solo las chicas la siguieran y salieron al patio para dialogar, cosa que dejó con intriga a los hombres.
— Tio Reborn, ¿Y mis tías? —dijo Chieko quien traía unas limonadas junto a Sasha y Nicola quienes cargaba a Cástor y Pólux de ya casi 3 años.
— Salieron para hablar de algo — soltó un suspiro cansado luego de tomar un poco de la limonada que le ofreció la primera princesa de la casa.
Todas las mafiosas regresaron a la sala luego de 15 minutos y sus rostros se veían muy decaidos y sus esposos se acercaron a ellas y las abrazaron para consolarlas.
Más hijos de la familia Hibari no entendían lo que pasaba hasta que su tía Gabriela dijo 3 palabras: "cerezos y flores silvestres". Ahí todo encajó.
Los mayores ya sabían lo que debían hacer y los pequeños no entendían mucho lo que pasaba pero comprendían que algo andaba mal.
Ya era medio día y el esposo de la mafiosa Génesis Hibari ya había regresado a su hogar. Él miró a todos su amigos y analizó lo que sucedía, para luego ir con su esposa rápidamente y le diga la verdad.
Todos los amigos de la azabache salieron del hogar sonriendo a sus sobrinos y al pisar fuera del gran portón sus rostros no eran los mejores.
— Tenemos que llamar a Verde y a Shamal —dijo inmediatamente Grecia cuando ya estaban todos en el auto.
Todas asintieron serias pero los hombres aún no se enteraban de lo que pasaba por lo que decidieron preguntar.
—¿Qué tiene Génesis? —preguntan Leo y Yamamoto preocupados por la actitud que tienen sus parejas.
— Está embarazada — responde Yukiko triste.
—¿ Y eso no es bueno? — esta vez pregunta Reborn curioso.
— Ella olía a cerezas y flores silvestes
Los chicos aún no comprendían nada por lo que sus esposas y cote suspiraron cansadas.
— Se acuerdan que Génesis tiene herencia de bruja ¿verdad? —mira que los chicos asientes — ok, cuando ella a estado embarazada siempre tiene un aroma distinto, como a frutas. Un ejemplo es cuando ella tenia un aroma a melocotón cuando estaba embarazada iba a tener a Aleister — dijo Chiara tratando de explicar el aroma.
— Y ahora que ella tiene el aroma que Gabriela nos dijo solo hay una conclusión — continuó Cote.
— Ella va a tener un embarazo riesgoso, otra vez — finalizó Gabriela triste.
— ¿Otra vez? ¿Ya tuvo uno?—pregunta preocupado Yamamoto.
Las chicas asintieron con sus cabezas y se quedaron en silencio.
— Fue cuando tuvo a los gemelos, Shamal nos dijo que posiblemente ya no podría ni debería embarazarse por que podría morir ella, el bebé o los dos — dijo Yukiko luego se un largo silencio.
De ahí todo comenzaron a ver que es lo que deberían hacer para evitar una gran pérdida.
En la casa de los Hibari, Kyoya ya había hablado con su esposa quien terminó llorando y el la abrazó triste por lo que podría pasar.
— Todo estará bien — susurró el hombre de ojos eléctricos a su amada quien acariciaba su estomago aun plano con alegría y tristeza a la vez.
—Perdóname Kyoya — susurró escondida en el cuello de su esposo.
— Todo estará bien omnivora, todo va a estar bien.
Morita se despide, ciao ciao
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