Las confrontaciones y un camino
Las hojas de los árboles, comenzaban a crecer ante la llegada de la primavera, si algo quizás confortaba, era el sonido de las aves cantar, y como las flores florecían de a poco.
Aquel día de primavera, la joven de ojos azules se encontraba a unos metros de su pueblo natal, dudosa de si entrar o no, había visto a gente de aquel lugar en el camino, quienes solo desviaban la mirada o la evitaban, a fin de cuentas, el traer ropa con manchas de sangre constantemente, además de su mirada sin brillo y su carencia de gestos ante su cara seria, era un giro entero de lo que conocían de ella, no dudaban incluso, que tuviera reencor por la carencia de ayuda en aquel suceso de un año atrás.
Aún con sus dudas, se atrevió a ir a aquel lugar, tenía que hablar, y tenía que explicar lo que pasó, no debía explicaciones a los habitantes del lugar, pero si a una pareja en específico; fue así como con el semblante serio, y la mirada careciente de emociones, comenzo a caminar adentrándose en el lugar, bajo la mirada y alejamientos de algunos, cosa que ignoró por completo hasta que sintió como algo choco con sus piernas haciéndola detenerse para observar hacia abajo.
Ryota: itai! -se quejo sobándose para después mirar hacia arriba topandose con la mirada de la pelirroja, tensandose unos segundos- eh... L-lo siento... -levantandose de inmediato pudo verla mejor para sonreír con un brillo en los ojos- Koemi-san! Volviste! -emocionado la abrazo por instinto haciendo que está se quedará quieta.
Koemi: Ryota... -finalmente artículo viéndolo fijamente para solo poner la mano en su hombro- ten más cuidado -dijo solamente para después apartarse dejando al niño solo viéndola- solo vengo de paso, me marcharé en unas horas, de hoy no paso -mencionó sin verlo para simplemente seguir avanzando, con dirección al hogar de quién alguna vez fue su prometido.
El niño por su parte, en cuanto de alejo salió corriendo hacia su casa, quien sabe, quizás la chica lo había asustado, a fin de cuentas, ya no era la dulce niña que lo cuidaba y jugaba con el y Kento.
Koemi: -viendo fijamente la puerta del lugar, respiro profundo, dirigiendo la mirada unos segundos al anillo que colgaba de su cuello- (Para desaparecer, y dejar atrás todo, tengo que cerrar lo que tengo pendiente, se que tienen que saberlo... Se lo debo a el...) -toca la puerta finalmente quedándose quieta ante la puerta.
Fueron unos minutos, para que la puerta finalmente se abriera, dejando ver a una mujer mayor, de cabello verde y lacio, además de unos ojos cafés, quien por unos segundos al ver a la chica hizo que se iluminarán sus ojos que se notaban inchados por la falta de sueño y probablemente haber llorado mucho.
Kaiyo: Koemi -emitió la madre de Hotaka viéndola con leve esperanza- eres tú, pasa, pasa querida -pidio haciéndose a un lado para dejarla pasar, cosa que la joven hizo de inmediato, sin atreverse a mirarla a los ojos.
Al cabo de unos minutos, Koemi estaba sentada en la mesa de la cocina ante Kaiyo y Atsushi, los padres de Hotaka, mientras que una tetera estaba en la estufa.
Atsushi: Cuando volvimos no encontramos a nadie... Cuando vimos la tierra removida pensamos lo peor... Pero aquí estás! -algo aliviado- a dónde fuiste? Que fue... Que fue lo que sucedió? -se notaba su tono de voz tembloroso, como si se forzara por no notarse desesperado.
Kaiyo: Koemi... Porfavor... Hotaka está contigo verdad? Hay un motivo para que no esté aquí, y para que hayan desaparecido tanto tiempo verdad? -dijo con un tono al borde del llanto tomando su mano.
Koemi: señores Miyamoto -se atrevió finalmente a hablar, viendo por primera vez a los ojos a la mujer- lo siento mucho -mencionó negando con la cabeza manteniendo aquel semblante sin emociones, tratando de ser fuerte- Mi familia murió hace un año bajo el ataque de unos demonios en mi cumpleaños, yo llegue tarde porque me quedé cuidando a Ryota... Cuando llegue todos estaban muertos y Hotaka no estaba por ninguna parte -ante aquello la mujer pareció esperanzarse un poco- decidí buscarlo por mi cuenta, tome las nichirin de mi familia y me quedé en los alrededores buscándolo...
Atsushi: lo buscaste aún después de lo que te paso hija... Lo encontraste? Acaso... Acaso está herido? Porque no habría problema de ir a dónde esté y...
Koemi: Encontré a Hotaka -mencionó causando una mirada de emoción de la mujer- una noche hace unos meses, pero... -dijo causando que la mujer fuera apagando su mirada de a poco- el trato de atacarme... Iniciamos una pelea y yo... -su mano finalmente tembló mientras sus ojos azules se cristalizaban, causando que la mano de la mujer se apartara con lentitud- yo tuve que matarlo... El... El se había convertido en un demonio, y ya había comido gente... Yo sé distinguir eso -temblando- no tuve otra opción... En un momento en el que se lanzó hacia mi tuve que cortarle la cabeza... Era la única manera... -viendo fijamente la mesa.
Un silencio reinó entre ellos, mientras la mujer se levantaba y se alejaba con lentitud, el hombre parecía estático en su lugar, mientras unas lágrimas caían de sus ojos.
Atsushi: mi niño... Mi Hotaka ya no está... -emitió con la voz rota- mi único hijo...
Koemi: -buscando en su bolsillo, solo dejo la cadena con el anillo que le pertenecía a el- el... El me lo dió... Pero pensé que ustedes querrían tenerlo -murmuró.
Unos minutos el silencio reinó nuevamente, hasta que un murmullo inaudible se hizo presente de la mujer de cabello verde.
Koemi: q-que dijo...? -cuestionó alzando con levedad la mirada.
Kaiyo: es tu culpa -dijo de nuevo en una voz un poco más alta, pero algo baja.
Atsushi: Kaiyo porfavor... -dijo por lo bajo sin mirarla.
Kaiyo: todo esto es tu culpa! -gritó finalmente tomando de golpe la tetera con el agua hirviendo directamente hacia el rostro de la pelirroja.
Sin embargo, la joven de los ojos azules reaccionó de golpe para levantarse en el instante, y aunque pudo haberlo esquivado por completo, permitió que le echara el agua en el área del pecho y el torso mientras retrocedía, al instante Atsushi se levantó para abrazar a su mujer y tratar de calmarla, mientras que la joven tenía la mirada perdida, ni siquiera había emitido quejido alguno.
Kaiyo: esto es todo tu culpa! Mi hijo debería seguir vivo! Si no hubiera insistido en venir a verte aquel día el estaría con nosotros! -gritó con la voz rota mientras el llanto se hacía presente- porque tú estás viva y mi hijo no?! Tu eres quien debió morir! ASESINA! -gritó desconsolada- todo lo que puede traer alguien como tú es muerte y desgracias! -bajo la voz un poco dejándose calmar por el hombre- jamás... Yo jamás te lo perdonaré... Lo mataste... Tu lo mataste... Incluso en una situación como esta no eres ni siquiera capaz de llorar! De derramar una lágrima por el! Y dejaste que te quemara porque sabes que tengo la razón! Te dejaste quemar porque sabes que te lo mereces! -gritó una última vez para lanzar la tetera hacia ella, quien puso el brazo recibiendo el impacto en este.
Atsushi: Koemi... Porfavor, marchate... -quedandose abrazado a su mujer quien lloraba desconsoladamente- llévate el anillo contigo... Es tuyo -dijo en voz baja sin mirarla, podría haberse disculpado por su mujer, pero... Puede ser que en su mente pensara lo mismo que la peliverde.
Koemi: -viendo hacia el anillo, solo se acercó para tomarlo y guardarlo una vez más- lo siento mucho... No quería causarles incomodidad, me retiro... -mencionó mientras simplemente se marchaba de allí.
Cómo en cualquier pueblo, los vecinos habían escuchado el escándalo en la residencia de los Miyamoto, así que no habían tardado en correrse los rumores, causando que las miradas se posaran en la pelirroja finalmente, sin embargo, eran miradas de despreció, mientras los murmullos se hacían presentes, pero la joven tan solo continuo caminando con dirección a la salida del pueblo, no había reacción por parte de la pelirroja, como si sus emociones se apagaran.
Yasuko: Koemi-chan! -llamó un hombre mayor corriendo hacia ella, deteniéndose al estar cara a cara, viendo cómo su brazo ya se ponía rojo de la tetera, además de lo mojado que estaba su kimono.
Koemi: Señor Itō -mencionó con calma viéndolo fijamente sin cambiar su semblante- necesita algo de mi? Ya iba de salida
Yasuko: -viendo al resto frunció el ceño- debería darles vergüenza! Juzguense a ustedes primero! -gritó molesto para solo tomar del brazo a la pelirroja y comenzar a llevársela hacia su casa.
Koemi: tengo que irme, se que no tiene malas intenciones señor, pero déjelo así, no necesito ayuda...
Yasuko: Tonterías! Vas a darte un baño, y me dejaras tratar esas quemaduras, no creí cuando Ryota dijo que te había visto en el pueblo, es un alivio que haya decidido comprobarlo... Quien fue? Alguno del pueblo se creyó juez digno de juzgarte? Porque si es así...!
Koemi: Fue la madre de Hotaka... Estaba en su derecho de juzgarme -interrumpió con la voz en calma- después de que termine de las quemaduras me iré... Está bien?
Yasuko: -viendola de reojo solo soltó un suspiro- si... Supongo que está bien eso -mencionó con cierta tristeza mientras llegaban al lugar.
Fue cuestión de tiempo, y de unas cuantas insistencias, para que la joven ya estuviera bañada y sentads con la toalla envuelta en su cuerpo, mientras el hombre se encargaba de tratar las quemaduras, sin duda dejarían marca por mucho tiempo.
Ryota: -asomado desde el marco de la puerta solo veía la escena algo dudoso de si acercarse o no- Koemi-san va a estar bien..?
Yasuko: claro que va a estar bien, solo que van a quedar marcas -mencionó concentrado para alzar la vista hacia la pelirroja- no tienes que ser fuerte, si te duele puedes decirlo...
Koemi: -viendo fijamente a la pared siquiera se inmutó- no es necesario esto... De todas maneras estaba en su derecho, quizás me lo merezco... -mencionó con un tono pacífico causando un apretón en su brazo con la marca de la tetera- okay, eso fue a propósito -mencionó viendo al hombre frunciendo el ceño.
Yasuko: entonces si sientes? En todo caso no digas tonterías niña, te voy a poner unos vendajes -mencionó levantándose para ir por estás mientras el niño se marchaba de ahí rápidamente- así que... Tomaste la misma ruta que tus abuelos, ya has hecho tu examen?
Koemi: así que usted sabia de la existencia de los demonios y de que mis abuelos eran cazadores -mencionó con calma siguiéndolo con la mirada para solo darle un sorbo al té que le había servido el hombre- usted también lo era...?
Yasuko: no, pero conocía a tus abuelos de tiempo atrás, de sus días de cazadores, mi familia a estado familiarizada por generaciones con los cazadores -explico acercándose con los vendajes- necesito que te quites la toalla, no creo que creas que me quiero propasar o si?
Ante aquello la pelirroja solo se quitó la toalla para que solo cubriera de la cintura para abajo mientras el hombre comenzaba a vendar el área con calma.
Koemi: su familia a estado cerca de cazadores? Es poco común, puedo saber la razón? -cuestionó- y sobre el examen... No, no se cómo ni cuando es... Además no domino tal cosa como respiraciones, no tengo tiempo que perder en aprender estupideces...
Yasuko: el significado de nuestro apellido es glicina, mi familia cultiva sus árboles desde hace muchísimas generaciones, son usadas comúnmente como armas contra los demonios, ya que el aroma no es de su agrado, a veces se puede usar como veneno, al mezclar los componentes que estas poseen junto a otras sustancia -explico mientras terminaba de vendarla- ya puedes vestirte, lave tu ropa, estaba llena de sangre y eso...
Koemi: gracias -mencionó levantandose de su lugar en calma para solo ir por su ropa y finalmente vestirse, en poco ya tenía todas sus cosas puestas, dispuesta a irse con sus nichirin en mano- creo que es hora de marcharme, se lo agradezco mucho, pero aún tengo cosas que hacer y lograr... Esos demonios no se matarán solos... Y aún tengo que hablar con alguien... -explico- despida a Ryota de mi parte
Yasuko: Koemi... Sabes que aquí estamos verdad? Si necesitas algo siempre puedes venir... Ryota siempre te tuvo mucho aprecio y...
Koemi: basta, porfavor, lo único que atraigo a los que me rodean es una inminente muerte o cadena de desgracias, es apreciable lo que dice, pero no arriesgaré a nadie mas -mencionó saliendo del lugar en calma, dejando unas monedas en la mesa para marcharse hacia la salida del pueblo.
Yasuko: vamos, al menos podrías dejarme acompañarte a la salida, ni siquiera es necesario que pagues algo! -dijo siguiéndola, aunque a cierta distancia.
Sin embargo un grito causo que ambos se tensaran al instante deteniéndose a escuchar de donde venía.
Yasuko: ese fue Ryota -emitió alertando a la joven que tan solo sacó la nichirin.
Koemi: vino del prado -mencionó sin verlo para salir corriendo directamente hacia allá siendo seguida por el hombre.
Al llegar al lugar que habían mencionado, se pudo notar como el niño se encontraba aterrado oculto entre el piso y una estructura que parecía ser una pequeña bodega, mientras que un ser de piel grisasea y cabellos negros con naranja, se notaba a distancia que era un demonio, unas marcas formaban parte de su cuerpo y sus ojos eran rojos carmesí.
—Ya te tengo niño! -mencionó con una sonrisa escalofriante rompiendo una de las maderas con fuerza logrando tocar el brazo del niño.
Ryota: -palido se aferró a lo que tenía en su otro brazo para soltar un grito- ALGUIEN AYÚDEME!
Como si fuese a una velocidad inimaginable, el brazo del demonio termino en el piso, mientras sangre salía de el corte con abundancia, haciendo que este retrocediera con sorpresa para visualizar a la responsable.
—Pero que es esto? Una niña jugando a ser la heroína? -se burló viéndola de pies a cabeza- seguro tendrás mejor sabor que el niño llorón de allí... Aunque es más gratificante cuando gritan por sus vidas -mencionó con malicia mientras su brazo se regeneraba para lanzarse contra la pelirroja.
Koemi: -con la mirada fija en el demonio sin inmutarse ante aquello, se lanzó a atacarlo de igual manera con las dos katanas- salgan los dos de aquí -pronuncio hacia el niño y el hombre quien apenas la había alcanzado.
Yasuko: Koemi-chan! -gritó para hacer que volteara a ver un ataques del que se había distraído.
—YA ERES MIA! -dijo en un grito lanzándose sobre la joven pelirroja.
Koemi: -volteando al instante, su mirada se posó directamente en la del demonio, para en un movimiento fino y seco con las dos katanas al mismo tiempo cortar la cabeza del demonio como si simplemente de una hoja se tratara, mientras la sangre del demonio saltaba sobre su cara- sayonara...
Ryota: -viendo la escena asustado, después de unos momentos comenzo a llorar- estaba muy asustado! Nee-san! Papá! -soltó abrazando a algo contra el quedándose allí.
Yasuko: -jadeando miro hacia el niño para solo acercarse- te eh dicho toda la vida que no salgas del pueblo! Mucho menos en la noche Ryota! En qué estabas pensando?! Si Koemi no hubiera llegado...! -ante la idea solo abrazo al menor con fuerza sacándolo.
La pelirroja vio de reojo la escena, y aunque su rostro, mostrara seriedad e indiferencia, en su mirada se podía notar la nostalgia, esa tristeza que probablemente no la abandonaría jamás, mucho menos viendo familias, "al menos pude llegar a tiempo para alguien" resonó su conciencia para si misma.
Sin siquiera decir nada, se dispuso a caminar para marcharse, captando la atención del niño quien rápidamente se safo del abrazo de su padre para correr hacia ella tomándola de la manga.
Ryota: Koemi-nee! -la hizo detenerse, sin embargo esta ni siquiera lo miró- vine al prado por ti...
Koemi: -viendo a la nada se tenso- porque... Porque vendrías al prado por mi?! Querías morir acaso?! Sabes lo que tu padre hubiera sentido?! -cuestionó molesta para voltearlo a ver, abriendo los ojos con sorpresa al encontrarse cara a cara con un conejo blanco- que...?
Ryota: yo... No creo que alguien como tú merezca cosas malas... Y se que no te quieres quedar... Pero este conejito puede acompañarte a dónde vayas verdad...? Son de la suerte... Y además transmiten mucha paz -desviando la mirada- así no estarás sola...
Koemi: -viendo fijamente al animal, dirigió su mirada al niño, por unos instantes, solo por unos instantes, pudo ver al pequeño Kento a su lado, cargando zanahorias en sus brazos con una reluciente sonrisa y algo de tierra en la cara por haberlos perseguido- Ryota... -emitió por lo bajo para soltar un ligero suspiro canssda- vamos... Los acompañaré al pueblo para que no les pase nada -dijo causando una pequeña mirada de desilusión en el niño, cosa que cambio cuando la pelirroja finalmente cargo al conejo adelantándose.
Yasuko: ese fue un hermoso gesto Ryota -dijo con cariño para cargarlo en su espalda mientras esté sonreia, llendo en poco con la joven hacia el pueblo.
Una vez que llegaron, después de un rato, y una ligera plática juntos, la joven finalmente se preparó para marcharse.
Koemi: porfavor no vuelvas a hacer cosas tan riesgosas Ryota -advirtio para ver al mayor y solo mostrar una mínima sonrisa- cuidelo muy bien... Gracias por la ayuda, jamás lo olvidaré... Pero no tengo nada más que hacer en este pueblo, quizás la vida nos ponga mutuamente en el camino del otro nuevamente... Adiós -mencionó volviendo a su semblante serio para comenzar a irse, mientras el niño solo movía su mano despidiéndose.
Ryota: adiós Koemi! Cuídate mucho! Adios Aware! -se despidió de la chica y del conejo que ahora la acompañaba.
Koemi: (es mi conejo pero el escoge el nombre? Vaya) -viendo al conejo en sus brazos soltó un suspiro cansada alejandose totalmente del lugar- ahora que haré contigo Aware? No es como que llevar un conejo sea fácil... No hablar de mantenerte con vida ante ataques... -mencionó, sin embargo comenzó a acariciar su pelaje- quien lo diría... Ryota tenía razón con que transmiten paz -soltó, sonriendo con levedad ante la sensación.
Para el verano, la flora de cualquier lugar al que fuera estaba en su máximo esplendor, realmente habia mejorado en ese tiempo, aunque su mirada y emociones cada vez desaparecien más, también sus errores en batalla, para ser alguien carente de técnica quien se lanzaba de manera suicida al ataque, era muy buena.
Mamoru: Koemi... -soltó lo que traía en sus manos cuando llegó a la puerta de su casa, sorprendido- de verdad... Eres tú?
Koemi: -acariciando a su conejo, alzó la mirada con levedad para ver al joven, levantándose con el de pelaje blanco en brazos- Mamoru, si, soy yo, puedo pasar...? -cuestionó sin siquiera cambiar su semblante, a diferencia de con los padres de Hotaka, no se sentía tan nerviosa ni mal, quizás era por Aware, o simplemente pensaba que no podría pasar algo peor.
Cuando ambos estaban en el interior de la casa, la joven pudo finalmente notar las ojeras y la mirada llena de dolor del joven, además, pudo notar que tenía un desorden en el lugar, solo teniendo ordenado, un pequeño altar, con fotos de Kyomi y Kishi.
Koemi: supongo que fuiste al pueblo -mencionó como si nada mientras ponía al conejo en una pequeña cesta que cargaba- sabes lo de Kyomi y Kishi
Mamoru: si... Bueno, solo me dijeron que murieron... Y mencionaron que tú estuviste involucrada... P-pero yo no creo nada de eso! Al contrario... Me alivia saber que estás bien... Ellas... Ellas te querían mucho -dijo con tristeza- veniste finalmente a contarme las cosas...?
Koemi: si... Lamento no venir antes, y gracias por... Mantener la fe en mi -mencionó- a... Bueno, a mi familia entera la asesinaron demonios Mamoru... Incluyendo a Kishi y Kyomi, cuando yo llegue estaban todos muertos... Aún no sé quiénes fueron, pero los encontraré... -aseguró- su muerte no quedará impune
Mamoru: -vienzola fijamente con sorpresa, emitió un pequeño suspiro- Koemi... Entiendo cómo te sientes... Pero no creo que esto sea correcto -viendo la foto de su esposa- Tu sonrisa las hacia muy feliz, tú eras felíz, no tienes porque tomar un camino de soledad y venganza... Si lo necesitaras yo estoy aquí, y la casa, también eres mi familia, y Kyomi no me perdonaría dejarte a tu suerte
Koemi: -viendolo fijamente- No tienes obligaciones con los deseos de Kyomi, ella sabe que lo hago por mi cuenta, somos familia... Eso supongo... Pero no voy a involucrarte en esto, tenía la obligación de hablar contigo y con los padres de Hotaka, eso es todo... No necesito un hombro en el cual llorar ni con quién correr para salvarme de la obscuridad -dijo directamente- tu simplemente sigue tu vida, y mejor finge que estoy muerta, yo seguiré la mía... Y sobreviviré porque Hotaka me hizo jurarlo, no porque quiera -mencionó levantandose de su lugar- me retiro...
Mamoru: estas dejando que el rencor y el odio te consuman Koemi! No eres culpable de nada! Ni es cierto que los que se relacionan contigo están destinados a la desgracia! -dijo viendo como se marchaba- Nadie de los que murieron hubiera querido esto para ti!
Koemi: es mi vida, la de ellos termino -mencionó con un tono de frialdad- si la arruinó o no... Será mi problema -declaro para marcharse de allí.
Y aún y con todo eso dicho, la joven reflexionó sobre lo dicho, decidió quedarse en las afueras de aquel lugar, dando caricias al conejo en sus piernas mientras veía en dirección a la casa del Wadan hasta que cayó la noche.
Koemi: no me veas así... Si, está bien, no me juzgo, y el también perdió mucho... Puede que tenga razón, lo sé... Pero yo ya escogí mi camino! -mencionó viéndose fijamente con el conejo- ahg! Ni siquiera se porque hablo contigo! No pedí tu opinión -cruzandose de brazos, un escalofrío recorrió su espalda- tu también sentiste eso...?
Casi de inmediato, el conejo se safo para meterse en la canastilla, solo asomando la cabeza.
Koemi: -quitandose los zapatos, apoyó las plantas de los pies en la tierra para cerrar sus ojos unos segundos- lo percibo... Es... -abre los ojos de golpe- la casa de Mamoru-san -mencionó para comenzar a correr hacia allá sacando sus katanas de inmediato, brincando entre los techos.
Los gritos de algunas personas la hicieron acelerar el paso, hasta que pudo visualizar a un demonio diferente.
Koemi: que mierda es eso?! -cuestionó con algo de terror viendo cómo era una especie de demonio enorme y deforme, que sacaba brazos sosteniendo a varias personas mientras otras corrían.
—Pero cuánto podré comer hoy? -dijo con gracia- me daré un festín con todo el pueblo! -mencionó comenzando a reír mientras aplastaba por completo a una persona con su mano para luego devorarla entera.
Mamoru: KOEMI! SAL DE AQUÍ! -le gritó al visualizarla mientras trataba de huir hasta que una de las manos lo atrapó.
—No hay porque gritar así, quien querría irse de tremendo festín? -cuestionó con burla para después mirar a dónde veía Mamoru- pero si es una pequeña niña con katanas, no me dirás qué eres una cazadora de demonios o si? No piensas hacer nada? -riendo.
Koemi: -viendo todo trataba de concentrarse, reaccionar para hacer algo, por primera vez, sus manos temblaron con levedad mientras sujetaba las nichirin- todos los que puedan corran! Salgan de aquí! -gritó hacia la gente mientras trataba de concentrarse.
—Aww, la niña tiembla como témpano de hielo, que ternura -mencionó para sacar otra extremidad directamente hacia la chica apretándola con fuerza al no reaccionar a tiempo- vamos, no es divertido cuando no suplican por sus vidas... Pobre cazadora, quieres que te ayude a reaccionar? -apretando más.
Mamoru: Koemi! Reacciona! Tienes que salir de aquí! Huye! -gritó hacia ella, parecía más preocupado por ella que aterrado por la situación.
Koemi: -con la mirada perdida, no salió de su transe hasta que escucho un chillido de su cesta, haciendo que bajara la mirada hacia esta, viendo cómo la sangre se impregnaba en su ropa- A-Aware... -emitió temblando.
—Aww, la parte más satisfactoria, es el sufrimiento de la comida... Y creo que se cómo exprimir el de la pequeña cazadora -mencionó entre risas para posar a Mamoru frente a ella- porque no te despides de tu amiguito? -comenzando a apretar con fuerza.
La joven se tenso ante aquello por completo, posando su mirada en el chico para comenzar a forcejear en busca de sus nichirin con desesperación, mientras solo se veía como apretaba más y más al mayor.
Mamoru: K-Koemi.... -dijo con un hilo de voz viéndola fijamente, para dedicarle una dulce sonrisa de tristeza- no es tu culpa, si?
En cuanto pronunció eso, el cuerpo del joven ante la presión termino explotando en la mano del demonio, causando que la sangre cayera sobre la cara en shock de la pelirroja.
Koemi: -temblando viendo fijamente a la nada, de golpe sostuvo sus nichirin, para en cuestión de un abrir y cerrar de ojos, destrozar la mano que la sostenía y cortarle el brazo que destrozó a Mamoru, dejando caer las extremidades al piso- no permitiré... QUE PRUEBES NI UNA GOTA DE NADIE MAS! TE TRAGARAS TU PROPIA SANGRE BASTARDO! -gritó con todas sus fuerzas y odio en su mirada causando que el demonio se riera en su cara.
—Aww, y como me detendras pequeño insecto? Ni siquiera pudiste proteger a tu amiguito, mucho menos podrás ma-
Las palabras de aquel mounstro fueron detenidas por un corte del a joven directamente en su boca, en poco, una batalla comenzó entre ambos, mientras que el demonio trataba de asesinarla, la joven se encargó de cortar todas sus extremidades que sostenían a las personas, dejando que todas huyeran de allí.
—MALDITA MOCOSA! ARRUINASTE MI FESTÍN! -gritó con irá logrando darle con fuerza para mandarla a estrellarse contra una pared de rocas, causando que está escupiera sangre- AHORA SOLO PODRE COMERTE A TI, PERO PRIMERO ACABARE CON CADA UNA DE TUS PARTES!
Koemi: -tratando de levantarse, volvió a toser sangre con dificultad, a ese punto tenía muchos huesos rotos, y comenzaba a marearse por la sangre perdida- q-quiero verte intentarlo! -aferrandose a su nichirin se lanzó como pudo a atacar con fuerza.
—ACOMPAÑARAS A TU AMIGO Y TU ESTÚPIDO CONEJO EN EL OTRO LADO! -declaró logrando estrellarla de nuevo contra el muro reteniendose con sus extremidades para empezar a apretar con fuerza- Después de todo fue tu culpa que sucediera! El olor de tu sangre es lo embriagante! -comenzando a burlarse mientras está forcejeaba como podía- ya ni siquiera te puede mover! Olvidaste que me regeneraba?! Eres patética!
Koemi: -comenzando a sentir los ojos cansados se aferró con fuerza a la nichirin ante lo que dijo, para en un movimiento rápido cortar sus extremidades una vez más- solo esperaba verte de la manera correcta! El ángulo perfecto! -gritó para con la fuerza de las dos nichirin, cortarle la cabeza en un movimiento rápido, aunque algo difícil por lo duro de el cuello, la cabeza cayó rodando, causando un ligero temblor en la tierra.
—M-Maldita... M-maldita niña -pronuncio mientras comenzaba a desvanecerse.
Cuando la pelirroja tocó tierra, sintió como sus fuerzas se iban para caer con fuerza contra el piso, comenzando a respirar con dificultad.
Koemi: -viendo hacia el cielo fijamente, sintió de repente la frustración inundarla- H-Hotaka... T-te falle... Les falle a todos... Soy... Soy una decepción y muy débil -pronuncio apretando los puños mientras unas lágrimas de coraje decendian por sus ojos.
Una sombra, apareció de pronto acercándose con lentitud a la chica, hasta que finalmente se hizo presente una silueta ante sus ojos, haciendo que se tensara la joven, aún con todo el cansancio y su estado, apretó la nichirin para apuntarle amenazante hasta que el de la silueta saco una también para detenerla.
Sanemi: no vales absolutamente nada como cazadora si no eres capaz de regular tu respiración para sobrevivir -mencionó con tono frío el chico que la observaba, se veía mayor que ella, a fin de cuentas tenía 15 años el chico- puedes hacerlo? O simplemente vas a llorar hasta morirte aqui? Es patético morir de esa manera
Koemi: -viéndolo fijamente dejo caer su nichirin- no soy una cazadora... Y tengo derecho a morir como yo quiera -declaró cerrando los ojos.
Sanemi: -viendola fijamente clavo con fuerza la nichirin justo a un lado de su cabeza, cortando un mechón de pelo de ella causando que abriera los ojos- vas a respirar como yo te indique, escuchaste?
Koemi: respirare como se me de la gana! Quien te crees que eres?! -dijo ya mas molesta, sin embargo se sentía con más energías, causando algo de sorpresa incluso en el peliblanco.
Sanemi: ya estás respirando correctamente -se burló para solo cargarla en su hombro como si nada- ahora guarda silencio y mantén tu respiración así!
Koemi: que mierda?! No te pedí ayuda! Bájame ahora! Bastardo! -gritó pataleando y pegándole en la espalda hasta que se canso, sin darse cuenta, en un momento se quedó dormida finalmente.
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