La cigüeña llegó temprano este año.
Aclaraciones:
1. El extra transcurre al mismo tiempo que "hora de la muerte" solo que en otro universo y con otras circunstancias. Es como si Amelia tuviera un bebé en HDLM. Les recuerdo que como siempre solo estoy explorando distintos acontecimientos o circunstancias distintas al canon.
2. Es la parte uno del extra, como es muy largo lo dividí en dos partes. Léanlo y díganme si les gustaría que publique la segunda parte.
Sin más que agregar comencemos...
Todos en algún momento de nuestras vidas hemos llegado a un punto en el que nos damos cuenta de que si no fuera por un pequeño factor, circunstancia o acontecimiento, pudimos haber tenido un destino completamente diferente.
Y lo peor es que muchas veces ni siquiera somos nosotros concientes de esto.
Existen miles de posibilidades en el universo...
Miles de posibles finales, líneas temporales, acontecimientos...
No hay una manera de calcularlas todas, ni siquiera hacer un estimado. Y nosotros no somos realmente conscientes.
En muchas ocasiones puede que sean realidades completamente diferentes a las que vivimos actualmente...
O puede que sean muy parecidas con pequeñas variaciones.
Puede que en una línea de tiempo todo sea igual a lo que conoces, pero que quizás seas alérgico a algo que amas...
O puede que sea algo un poco más complicado.
Como, por ejemplo: que en una de las miles de realidades olvídate sacar la basura, o tomar una pastilla del día después...
Cosas bastante comunes, pero que podrían cambiar el rumbo de tú vida.
Te cuestionas como sería tu vida, imaginando todo lo que pudo haber pasando...
¿Cómo seriamos en otra vida, donde hubo un bebé no planificado?
¿Qué me hubiera deparado el destino, teniendo un bebé al mismo tiempo que una carrera en la medicina?
Esa conversación ya la hemos tenido unas cuantas veces, pero siempre da de que hablar...
Pero por favor, debemos admitir que es sumamente divertido indagar en la inmensidad de las posibilidades...
Donde nunca hay límites, donde la imaginación puede ser tan libre como uno desea.
Quizás sea una perdida de tiempo imaginar lo que puedo pasar en otra vida, plantearte un futuro que no es el tuyo. Y que por fortuna o desgracia, no será algo que tú tendrá que vivir. Pero siempre será una buena manera de matar el tiempo.
Hay demasiadas preguntas y reproches, pero la única que jamás tendrá una repuesta concreta es... ¿Qué hubiera pasado si?
Me siento de la mierda...
No encuentro otra palabra a adecuada para mi situación en estos momentos. Tengo náuseas, mareos, dolor de cabeza, y un extraño dolor en la parte baja del estómago.
Al principio pensé que me había intoxicado, pero parece que no.
Quizás sea un virus o algo así. Lo raro es que los síntomas vienen y van. Justo cuando creo que ya estoy mejor, me vuelvo a enfermar.
Por obvias razones hasta no sepa que tengo, me reporte enferma en el hospital. No vaya a ser que tengo algo grave e inicie una pandemia en el hospital.
— ¿Cómo sigues? - me pregunta Mady, acostándose junto a mí.
—Horrible, llevo todo el día acostada en la cama - me quejo. — y desde la mañana solo he podido pensar en lo mucho que quiero comerme cachapas con queso y cochino.
De solo pensarlo me da hambre de nuevo.
—¿Qué es eso? - cuestiona Linzie, curiosa. Mady decidió venir a visitarme, y como estoy demasiado débil como para moverme tuve que recibirla desde mi cama.
Y pues Linzie vive aquí...
Mi pelirroja amiga está acostada junto a mí. Sin prestarme demasiada atención.
—Una comida venezolana. Es como una masa de maíz, con queso y otras cosas. Es exquisito. — explico, mientras imagino lo mucho que voy a disfrutar comerme una.
—Cuando vayas a comer invítame - me pide, Mady.
—Por supuesto. Solo que voy a esperar a mejorarme un poco. — bromeo.
—¿Qué te ha dicho el doctor?, ¿es grave o contagioso?, ¿estás mejorando? - pregunta Liz, mirando al techo.
—No creo estar mejorando. Es que a veces mejoro y luego me siento mal de nuevo - explico, restándole importancia. Mis amigas comparten una mirada curiosa. — es complicado.
—¿Qué síntomas tienes? - pregunta Mady, como si fuera uno de sus pacientes.
Llevo días escuchando esa pregunta, mis novios no han dejado de interrogarme sobre cómo me siento.
Hace unos días fui al médico y no me dieron respuestas concretas. Incluso me hicieron una prueba de embarazo, que obviamente salió negativa.
—Náuseas, dolor en la boca del estómago, dolor de cabeza, mareos... — digo. Todos los síntomas apuntan a una sola posibilidad...
—¿sabes a lo que suena eso? - me interrumpe la rubia.
—No puede ser...— respondo mientras por instinto llevo una de mis manos a mi vientre. — Es decir, ya me hice la prueba, salió negativa.
—Quizás era muy pronto para hacerte una prueba. — comenta, Linzie. Si había notado que algunos síntomas eran parecidos a los del embarazo, pero con la prueba negativa descarte la idea inmediatamente.
—No sé, nunca lo pensé... A demás. — argumento, pero me quedo callada unos segundos.
Olvide tomarme las pastillas...
El día de mi cumpleaños...
De solo imaginar la posibilidad una rara sensación se apodera de mi pecho. Ni siquiera sabría decir que es...
¿Miedo, preocupación, ansiedad?
Pero la que más llama mi atención es... ¿Alegría?
—¿A demás? - insiste Mady.
—Creo que si podría... — rectifico, sin quitar mi mano de mi vientre.
—Tienes que hacerte la prueba. — me interrumpe Linzie. — Podríamos ir al memorial
¿Podría ser madre?
¿Ahora? Acabó de empezar mi internado...
—¿Hacerme una prueba en el hospital de mi novio? - respondo no muy convencida. — imposible.
—¿Y qué? ¿No piensas decirles a tus novios? - contraargumenta.
—No, mínimo no sin saber si lo estoy o no. Quizás es otra cosa. — me excuso.
Lo último que necesito es que se esparzan noticias falsas.
La prensa va a destrozarme.
A demás, necesito tiempo para pensar. No puedo solo ir a decirles que creo que estoy embarazada.
—¿Entonces vas a comparar una prueba de farmacia o vas a hacerte una prueba en otro hospital? - cuestiona Mady.
—Ambas - respondo, casi en automático. — podría comprar una, en lo que consigo una cita en otro hospital.
No puedo vivir con la incertidumbre...
Necesito una respuesta urgente.
—¿Me acompañarían a hacerme la prueba? - les pregunto.
No sé si pueda ir sola, además que me sentiría mucho más cómoda con ellas acompañándome.
—Por supuesto que sí, Lia - me responde Linzie, con una radiante sonrisa.
A pesar de sentirme mal, me levanté de la cama con mucho esfuerzo, para poder ir a hacerme una prueba de sangre. Otra vez. Se supone que da los resultados en máximo 24 horas. Pero mientras tanto pasamos por una farmacia por una prueba cacera.
Yo misma entre a comprarla con el corazón acelerado y los nervios de punta.
Todo paso demasiado rápido, y honestamente el tiempo se me fue en pensar en lo que debería hacer de estar embarazado.
En todo lo que se supone que debería hacer uno con un bebé...
Tanto pensar en niños, me hizo pensar en mi caótica infancia y en lo mucho que odiaría hacerle pasar a un niño las cosas horribles que yo viví.
No sé si podré darle una buena vida...
Una parte de mí siempre ha deseado ser madre, pero el miedo a ser como mis padres es aún mayor.
—¿Estás nerviosa? - me pregunta Linzie, mientras esperamos el resultado de la prueba de farmacia, sentadas en mi cama.
—Un poco, es decir. No llevo mucho tiempo con mis novios. Diego todavía está adaptándose a la ciudad. Supongo que no es el mejor momento, pero a pesar de todo, por alguna razón no me molestaría - murmuro, evitando mirar la prueba. — tengo los medios para mantenerlo.
—Puedes tenerlo, el punto es ¿quieres ser madre? - interviene Mady, con una expresión seria.
Siempre me he dicho que si tengo un hijo sería la mejor madre posible, pero eso era un futuro imaginario.
Esto es real...
Una posibilidad real...
Quizás ahora no es un bebé, pero si decido continuar con el embarazo temporalmente se convertirá en una persona a la cual deberé cuidar, amar y proteger.
¿Debería ser madre?
¿Sería una buena madre?
¿Estoy preparada para ser madre?
He pasado el día entero pensando en todas las posibilidades y solo ha generado un deseo creciente en mí.
Pero hay una pregunta más grande en mí ¿Qué va a pasar con mi internado?
Sé que no será lo mismos, tendré que hacerme un poco a un lado...
¿Puedo con eso?
—Si quiero. — respondo, unos segundos después - solo que no sé si será una buena.
Evitó mencionar el trabajo para no preocuparlas.
—No serás buena - aporta Linzie - serás la mejor.
—¡Y nosotras seremos las mejores tías! - chilla Mady de la emoción.
—Seguro que si... — dije, sonriendo. En cuestión de minutos la alarma suena, anunciando que ya pasaron los cinco minutos de espera.
—¿Estás lista para ver el resultado? - me pregunta Liz.
♡
—Toma, linda. Espero te guste - me dice, Alex entregándome un plato de pasta napolitana.
Es una gran porción, con mucho queso. Como yo le pedí que la preparara, ya que por alguna razón he pasado todo el día pensado en comer una pasta así.
Porque por desgracia Alex, aún no sabe preparar cachapas.
Las chicas se fueron hace unas horas muy emocionadas dejándome un tiempo para pensar. Y por desgracia no he dejado de hacerlo.
He pensado en miles de posibles situaciones en las cuales puede terminar todo esto. O que pueden simplemente transcurrir.
—Gracias. — respondo, desanimada. En cualquier otra circunstancia me encantaría comerla, pero ahora solo puedo pensar en lo mucho qué deseo vomitar.
¿Cómo es posible desear algo todo el día una comida y cuando estás por comértela se te va el hambre?
¿Qué clase de castigo es ese?
Aunque ahora tengo una idea más clara de porque me siento así.
—¿Cómo les fue hoy? - pregunta Blue, sentado a mi lado. Lo miro de reojo con envidia. Él se está comiendo la pasta con mucha tranquilidad.
Esa era mi pasta...
Era mi antojo...
¿Por qué él se come mi pasta y yo no?
¿Por qué la vida es tan injusta?
Yo soy la que debe comer por dos...
—Excelente, la operación que tenía programada para hoy salió de maravilla. — responde Lexie, orgulloso. También comiendo muy alegre, mientras mi estómago se retuerce de dolor.
Ellos empezaron a hablar del hospital y los avances que ha hecho, en otro momento hubiera fijado toma mi atención en ellos, pero ahora estoy muy ocupada mirando fijamente mi plato.
Tomando una respiración profunda tomo el valor de intentar comer un poco de pasta. Los nervios no ayudan y por supuesto que el olor de la pasta tampoco.
¿Debería hablar con ellos ahora?
Aún no tengo los resultados de la prueba de sangre, por lo que nada es seguro, pero en definitiva tenemos que hablar.
¿Cómo se supone que se comienzan estas conversaciones?
Dios, desearía tener a una madre conmigo, quizás ella podría aconsejar o ayudarme. En momentos como estos me encantaría no haberme peleado con mis padres, aunque sé que de solo mencionarles un embarazo me hubieran repudiado.
—¿Y a ti Amelia, como te fue? - me pregunta Blue, intentando crear una conversación.
Sus intentos son interrumpidos por unas enormes ganas de vomitar, haciéndome imposible responder. En lugar de decir algo me levanto abruptamente de la mesa, para ir corriendo al baño. Por suerte logre llegar al inodoro porque justo cuando logre arrodillarme todo el contenido de mi estómago empezó a vaciarse.
No sé cuánto tiempo paso, pero en algún momento sentí como una mano sujeta mi cabello y otra me acaricia mi espalda. Cuando ya me sentía un poco mejor me aparte de la taza del baño para intentar regulas mi respiración.
Un asqueroso sabor se apoderó de mi garganta, al igual que un horrible ardor.
—¿cariño, que pasa? - cuestiona, Lexie, quien ha estado sujetando mi cabello todo este tiempo. Antes de poder soltar una respuesta sarcástica el vómito vuelve, haciendo que me sea imposible responder.
Paso un tiempo más hasta que ya me sentía mejor, mis novios salieron del baño hace unos minutos del baño a petición mía para tener un poco de privacidad.
Al levantarme me lavo la boca e intento regular mi respiración. Me veo en el espejo y puedo notar que mi cuerpo se ve raro...
No es mal sentido, sino, más grande. Pensé que eran por mi vestido veraniego y ceñido, pero creo que mis senos están más grandes...
Definitivamente me veo diferente.
¿Era tan obvio?
—Mon ciel - me llama, Blue, al verme salir del baño. Mientras abraza.
—Estás pálida - dice, Alex, tomando mi rostro suavemente.
—Me siento pésimo - me quejo apoyándome en la pared. Eso no duro mucho porque Alex quito mi mano de esta para que apoyara mi peso en él.
—Amelia, no es normal que te sientas así... Llevas varios días enferma. — dice Lexie, preocupado.
—En realidad es muy normal - le respondo.
—¿a qué te refieres? - cuestiona Blue. Sus ojos viajan por mi rostro mientras analizan cada uno de mis gestos, para intentar descifrarme.
—¿podemos ir al cuarto primero? - les pido, sin fuerza.
—Por supuesto, preciosa - me responde Lexie. Yo estaba dispuesta a caminar, pero él me tomó de la cintura para cargar me como un bebé.
—No es necesario - reprocho. Pero él no responde, simplemente camina hasta nuestra habitación, para dejarme en nuestra cama. Rápidamente, me acomodo en el centro de la cama, seguida de mis novios, los cuales se sientan a mi alrededor.
Es momento...
Por primera vez soy complementé consciente de la situación por lo que siento como los nervios se apoderan de mí, acelerando mi corazón.
—¿Qué está pasando, bonita? - me pregunta Alex. Sin responder, tomo mi teléfono de la mesa de noche junto a la cama, para poder buscar un correo en el teléfono.
Es de la clínica...
Se supone que son los resultados de la prueba...
Aún no he podido ver el resultado...
—Hoy me hice una prueba de embarazo - confieso sin más rodeos. Los tres parecen completamente pasmados, ante mi respuesta. Incluso se miran entre sí, sorprendidos.
Es obvio que no estaríamos teniendo esta conversación si no fuera importante.
—¿y qué salió? - indaga Lexie cauteloso.
—No fui capaz de revisar— respondo, mirando mi teléfono con el correo abierto.
—Podríamos verla todo juntos ¿no? - propone Alex. El ambiente es tenso, como si nadie supiera bien qué hacer o decir.
Hemos habla de hijos, pero siempre como algo lejano, pero ahora es momento.
—Está bien - responde, Blue. Tomo una reparación profunda preparándome para abrir el correo, pero me detengo abruptamente.
No debería estar tan nerviosa...
Ya sé el resultado, o bueno tengo una idea...
—¿qué pasa si es positiva? - cuestiono, mirándolos.
—Pues depende de lo que tú quieras— me dice, Blue.
—Exacto - me tranquiliza Lexie - si es positiva, lo resolveremos juntos, como siempre, pero claro si no lo quieres estas en tu derecho de elegir. — al escucharlo miro a Alex, el cual asiente, en apoyo.
—Lo quiero tener, pero no sé si pueda. Es decir aún quiero seguir trabajando - expreso.
—Somos cuatro personas, podemos con un bebé. A demás, hay muchas personas que van a ayudarnos - me calma Alex. Puede ver la duda es sus palabras, pero por mi bien decidí creerles.
Vamos a estar bien...
—Vean ustedes - les pido, entregándoles el teléfono. No tengo que repetirlo dos veces, ya que Lexie por poco y me arrebata el dispositivo para ver el resultado.
Los tres se quedan callados, mirando el teléfono, pasmados, pero sus ojos tienen un brillo especial...
Es una verdadera expresión de felicidad...
—Positiva - susurra Alex, sin poder creerlo.
—Estoy embarazada - confirmo emocionada, llevando mis manos a mi vientre.
Voy a tener un bebé...
Sin poder evitarlo mis ojos se llenan de lágrimas de alegría.
—Sí, eso parece. — responde Lexie, igual de eufórico.
—Voy a empezar a buscar en internet tutoriales de como cambiar pañales - comenta Alex divertido.
—¿Vamos a ser papás? - susurra Blue sin poder creerlo.
—Sí... — respondo, sonriendo. Él me mira unos segundos, pero no dice nada, en su lugar se abalanza sobre mí para abrazarme. Al igual que Lexie y Alex.
—Va a ser el bebé más feliz del mundo - me asegura Lexie.
—Por supuesto que si - afirma Blue.
♡
—Chicos, tenemos que hablar de algo importante. — les digo a mis novios, los cuales estaban sentados en el sofá esperándome.
—¿están bien?, ¿necesitas algo? - pregunta Blue asustado. Debo admitir que desde que se confirmó la noticia de mi embarazo están más sobre protectores que nunca.
—¡Sí!, nuestro hijo o hija necesita un nombre, no es posible que no hayamos hablado de eso. — me quejo, sentándome junto a ellos.
A penas tengo tres meses de embarazo, pero como ya es prudente empezar a compartir la noticia mínimo necesito un nombre.
A demás como buena madre primeriza y superilusionada le dije a los chicos que hiciéramos una fiesta de revelación de género y un babysower. Así que necesito ir planificando todo para la llegada de mi retoñito.
Qué feo apodo...
Necesito buscar uno mejor, todas las madres le ponen uno a sus hijos.
—¿y en qué has pensado? - pregunta Lexie, acercándose a mí para acariciar mi vientre.
Tristemente, aún es muy pronto para tener una pancita, pero me muero porque crezca.
Tengo muchas ganas de verme embarazada.
—Pensé en que se llamara Jacod, pero no sé. — propongo.
—¿Cómo el de crepúsculo? - cuestiona Alex.
—No, como Jacod Elordie. Pero no me apareció adecuado. — murmuro.
Quizás ponerle el nombre de tu amor platónico a tu hijo no es la mejor idea.
—¿Qué opinan de Lexie Junior? - recomienda, el rubio.
—¡Claro! Así será JJ. Es una gran idea - ironiza Blue.
—Es mejor que ponerle el nombre de un color - le reclama.
—¿Qué tal Nicolás? - interrumpe Alex, ignorando la discusión innecesaria de nuestros novios.
¿Nicolás? Tiene que ser una broma.
—Ni muerta, esta criatura es mitad venezolana, no le puedo poner Nicolás. — respondo. — Sería antipatriótico.
—¿Qué tal un nombre latino? - sugiere Lexie.
Lo consideré un momento, pero lo único que no era cliché era muy venezolano... Y aunque amo mi país no destaca por sus nombres bonitos.
—Hagamos algo, escojamos una letra, a partir de esa letra llamaremos a todos nuestros hijos...— ofrece Blue al ver que no respondía, sé que su intención era buena, pero me quede pensando en la última parte.
—¿todos nuestros hijos? - indago nerviosa.
—Si, lo decía como una opción, pero si no quieres más hijos...— explica.
Si me gustaría tener más...
—Eso lo resolvemos después, pero no le pondremos a todos los niños nombres con una sola letra - reclamo.
—¿Y si empezamos por la A y después vamos avanzando...? - bromea Alex.
—¿y a dónde quieres llegar? ¿Hasta la X? - bromeo.
—Tengo la solución, si son niñas una letra y si son niños otros ¿de acuerdo? - interviene Lexie.
—Me gusta la idea - accedo.
—¿Qué tal Ethan? - propone Blue - si tenemos otro niño podríamos ponerle Elliot.
—¿Por qué solo nombres de niño? Podría ser una niña... — les reclamo.
—¿Una niña? - cuestiona Alex.
—Sí, una hermosa y valiente niña - respondo, sonriendo.
De solo imaginarlo se me derrite el corazón...
Una pequeñita con la cual jugar, correr, peinar, bailar y por supuesto enseñarle cosas básicas como por ejemplo; como usar un estetoscopio.
Llevarla a Venezuela, para que conozca sus raíces. Leerle cuentos, comer dulces, hacer la tarea.
Prepararla para el mundo...
No dudo que si es un niño voy a amarlo, pero siempre he deseado una niña.
—¿Qué opinan de Haley? - dice Lexie.
—No sé, quiero algo que suene igual en inglés y en español.
—¿Y si le ponemos el nombre de una estrella? - comenta Alex.
—¿Una estrella? - cuestiona Blue.
—Sí, con eso de que tenemos una estrella...— explica.
—Sería extremadamente cursi - agrada Lexie - ¡me encanta!
—Pero no conozco muchos nombres de estrellas ni nada de eso. — digo.
—¿Qué tal Maia? - pregunta Alex. — Hasta dónde sé es el nombre de una estrella y se pronuncia igual en ambos idiomas. Y sí es niño se puede llamar Orión.
Maia...
Mi pequeña Maia...
Qué hermoso suena...
Cuando iba a responder, pero mi teléfono suena anunciando un mensaje.
—Es Diego. — comento.
—Pregúntale a él. Quizás tenga ideas para el nombre. — me pide Alex.
—Cuando le cuente quizás le pida ideas - respondo restándole importancia.
—¿no le has dicho? - me pregunta Blue, sorprendido.
—No, aún no he encontrado el momento perfecto para decirle. — me excuso.
—¿y eso cuando va a ser? - cuestiona Lexie.
—Pronto. Necesito decírselo de una buena manera, ha atravesado muchos cambios...
—¿Buena manera? - insiste.
—Sí, quiero hacer algo cursi. No puede hacerlo con ustedes, quiero hacerlo con él. Solo que aún no sé cómo. —Amelia - me saluda mi ya no tan pequeño hermano, al entrar en mi departamento.
♡
—Diego - respondo al abrazarlo. Por desgracia ahora es como tres veces más alto que yo, por lo que me es difícil abrazarlo.
—Tía, que bueno verlos - digo, separándome de mi hermano para abrazar a Georgia.
—¿Cómo va todo? - me pregunta mi hermano, contento. Hoy mi tía se lo llevó a dar un paseo de la ciudad mientras yo me tomaba un pequeño descanso.
—De maravilla, todo va de maravilla - respondo, nerviosa. — ¿y tú?
—Todo normal - dice, sin tomarle mucha importancia.
—Qué bueno, deberías subir a dejar tus cosas. — le propongo nerviosa.
Al subir mi hermano se adelanta, mientras mi tía me mira de reojo, curiosa.
Ella sabe que está pasando algo...
Pero todavía no es momento, por algo preparé una sorpresa.
—¿Puedo pasar? - pregunto tocando la puerta del cuarto de mi hermano. Es un cuarto normal. Era uno de invitados, pero como él se quedará unos días, pues se lo dejé. Una cama en la que dormirían cómodas quince personas, un televisor, varios muebles y una mini nevera.
Él entra en la habitación, fijando su atención en la caja que deje sobre la cama.
—¿Qué es eso? - pregunta sin acercarse.
—Un regalo...— respondo - ábrelo. Tu también tía. — la animo.
Ambos se acercan a la cama para tomar el presente, y abrirlo. Mientras mi corazón late descontrolado.
Desde siempre Diego ha sido mi familia, la única persona con la que podía contar siempre.
Quizás no sea mi hijo, pero pase mi vida criándolo por lo que nada me haría más feliz que él y mi bebé se llevaran bien.
A demás no me gustaría que creyera que ahora que tengo otra familia dejará de ser importante en mi vida.
Él siempre será mi niño...
Y por mi tía no me preocupo, lleva años pidiéndome sobrinos. O como yo le pedí que los llamara: nietos. Aunque no le gusto porque dice que la hace sentir vieja.
Al abrir la caja se encuentran con un sobre, con tres boletos para ir a ver un partido de básquet del equipo favorito de Diego. Junto a cuatro camisas del equipo.
Una para mi tía, una para mi hermano, una para mí y una para mi hijo. O hija.
—Muchas gracias - agradece emocionado, sin revisar las camisas o el sobre. Pero mi tía si lo hace, saca las primeras tres y se paraliza al ver la cuarta. La cual es demasiado pequeña, para nosotros.
Pero perfecta para un bebé.
—No puedo creerlo - chilla emocionada. Ella no espera respuesta, simplemente corre a abrazarme. — mi niña tendrá un bebé. — murmura.
—¿Qué pasa? - pregunta mi hermano.
—Revisa el maldito sobre, Diego. — le reclamo dejando salir varias lágrimas. Mi tía se separa de mí para darme un pequeño beso en la mejilla.
El cumple mi petición sin entender nada, pero su expresión cambia drásticamente al ver de qué se trata.
Se supone que el sobre dice: ¿quieres ir conmigo al partido, Tío Diego?
Mi hermano no suele mostrar mucho sus emociones, pero puede ver como sus ojos se empañaron en lágrimas.
—¿esto es una broma? - pregunta.
—No - respondo. Diferente a todo lo que me espere él se acerca a mí para abrazarme, y levantarme del piso.
Mi bebé aún no ha nacido y ya tiene muchas personas esperándole, y deseando conocerle.
No cualquiera tiene eso y me alegra que, entre todas las personas, ella lo tenga.
Quizás mi vida no sea lo que esperaba, pero creo que podría ser buena.
O al menos eso espero...
Holaaa...
Spoiler: nada salió como Amelia esperaba. Todos sabemos que la maternidad es difícil y ser cirujana también.
Pronto más del nacimiento de la pequeña criatura, ¿Que opinan?
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