Kazuto luego de un largo día volvia a su casa.

mientras tanto en la casa, una pequeña de cabello mitad blanco y mitad negro con heterocramia de color Azul y rojo. Veia a Koneko que estaba haciendo la cena.

Esta tenía su mirada pegada en lo que habia en la mesa, era su telefono, la pequeña habia sido castigada y se le fue sacado el telefono, pero ahora queria el telefono.

Esta de puntillas tomo el celular.

"¿Mm? ¿Konen-chan?." La voz de una chica hizo que se estremeciera, vio a su tia... Kuroka...

Koneko se volteo y vio a su hija.

"Konen que tienes ahi?." Koneko dijo seria.

Konen, intento negar qje no tenía nada.

Kuroka rio levemente y siniestramente.

"Tiene su telefono, Shirone." Kuroka dijo, Konen vio a su tia, indignada y asustada, escucho como la cuchara se golpeo con fuerza en su mano.

Esta al instante salio corriendo y se choco con la puerta que daba al exterior.

Pisada crujiente.

Konen trago asustada, y se giro.

"M-Mama, baja el arma primero, podemos hablar." Konen intento persuadir a su madre, otras chicas del harem se asomaron para ver qe estaba ocurriendo.

"Querida. Esto no es un arma.. es un utensillo de cocina... pero... puedo tomarte en trocitos si no me das el telefono que te saque." Koneko sonrio siniestramente.

La puerta hizo click y se empezo a abrir.

"Tadaima.." Kazuto entraba lentamente.

"Oto-san! ¡Ayudame! ¡Oto-san!." Kazuto vio a su hija que tenia lagrimas, pero luego escucho un crujido, este levanto la mirada confundido y se aterro ante lo que vio.. Koneko... sonriendo jodidamente siniestramente.

Al instante volvio salir de la puerta y cerro.

"¡¿OTO-SAN?! ¡¿OTO SAN?! ABREEE!!."  Golpes de la puerta se escuchaba mientras gritaba desesperada Konen.

"Lo siento, hija.. lo siento.." kazuto rezaba por el alma de su hija.

"¡¡¡KYAAAAAHHH!!!." Se escucharon gritos.