Cuatro
Cuatro paredes pintadas de un elegante color marfil, retratos de una feliz pareja de casados, así como también familiares colgaban geométricamente creando líneas diagonales para adornar el fondo blanco. En el lugar se apreciaba un comedor de seis sillas, dos de estas yacían ocupadas, la mesa estaba llena de comida y jugo, todo era tan elegante pero a la vez tan simple que describía la naturaleza de un matrimonio sin hijos.
—Esta mañana conocí a un bailarín muy bueno —TaeMin cortó con algo de esfuerzo un trozo de filete de res, la comida consistía en cantidades moderadas de todo tipo, algo natural en el matrimonio Choi Lee—, lo vi mientras supervisaba el programa.
—¿Ah sí? ¿Cuál? —MinHo preguntó por cortesía, ensimismado en otros asuntos.
—Music Bank, tuve que arreglar algunos desperfectos que había con la distribución del público.
Lee TaeMin era al igual que JinKi un CEO de KBS, la diferencia entre ellos era que mientras el mayor se dedicaba al área de noticias, el menor se entregaba al área artística cosa que disfrutaba puesto que solía meterse a las cabinas de producción para ver las presentaciones de grupos nuevos o solo por curiosidad de escuchar canciones para el público mayormente joven.
—¿Y qué pasó? Me refiero al bailarín.
—Baila bien —el menor esbozó una sonrisa al recordar que se había acercado al profesional para preguntarle sobre su actuación y desearle el mejor éxito en su carrera—, tiene mi edad, para ser un viejo en el medio artístico tiene potencial para triunfar.
—Tienes razón.
MinHo observó al pelinegro, su querido esposo tenía tan solo veintiocho años, una edad considerada ya grande en el medio artístico, sin embargo TaeMin no estaba en tal mundo, él solo era espectador y supervisor de los programas, donde a vista de los demás CEO's era un joven que apenas iba adquiriendo experiencia.
—¿Qué tal te fue a ti?
—Bien, es probable que sea el director técnico de la selección coreana —anunció con cierta emoción pues eso significaba que pronto podría confesarle a TaeMin la verdad y con ello concluiría su matrimonio—, por ahora solo puedo concentrarme en llevar a Shim ChangMin a Londres, el Tottenham Hotspur lo requiere y necesito llegar a un acuerdo con el directivo para que oficialmente él sea parte del equipo.
—Oh ¿te irás? —el menor hizo un puchero que MinHo observó un segundo antes de ignorarlo.
—Solo serán un par de semanas, Minnie —tras acabar de comer, tomó su vaso de jugo para bajar el alimento.
—Oh, mi hermano y yo nos quedaremos solos.
El moreno estuvo a nada de escupir el jugo, lo pasó con diplomacia antes de preguntar desinteresado.
—¿A qué te refieres?
—KiBum se irá a Londres también, le dijo a JinKi que debe hablar con Nam WooHyun, un diseñador ya establecido en esa ciudad.
MinHo inspiró hondo ¿cómo que se iba a ver con otro nombre? ¿Cuándo se lo iba a decir?
—¿Se va solo?
El tono rígido sorprendió por unos segundos al menor, puesto que su esposo jamás cuestionaba más allá de la vida laboral de su hermano mayor, para él, KiBum no existía.
—Supongo que sí, YooGeun se quedará con mi hermano, como debe ser.
—¿Acaso eso no es irresponsable? ¡Mira que dejar a tu hijo para largarte con otro hombre! —MinHo se dio cuenta muy tarde que su reproche había salido en voz alta, dejando con ello a un muy confuso TaeMin que le miraba expectante de que siguiera hablando— ¿Qué acaso tu hermano no se opone a que su esposo y otro hombre se vean?
—¿Por qué habría de hacerlo?
—¿Cómo que por qué? ¿Acaso no es claro que se verá con alguien más?
TaeMin frunció el ceño, muy curioso de la reacción de su esposo por verse interesado por primera vez en KiBum.
—Nam WooHyun es su primo.
—¿Qué?
Y la conversación finalizó dejando a MinHo expuesto por sus celos y a un dudoso pelinegro respecto a la reacción de su esposo.
▒▒
JinKi apoyó su mentón contra el hombro ajeno, aspiró el aroma que manaba del cuello blanquecino y se abrazó más al cuerpo esbelto, recibiendo a cambio una baja risa.
—¿Sabes? Cuando haces eso me siento un oso de felpa. —KiBum apoyó ambas manos contra el barandal de la cuna, al fondo de esta se apreciaba a un durmiente niño que había acabado rendido después de tanto jugar en todo el día.
—Eres mi oso de felpa —las manos se pasearon lentamente de la cintura al centro del abdomen y viceversa, segundos después giró el cuerpo ajeno encontrándose con la mirada afilada de un seductor rubio—, KiBum, no sabes cuánto te amo.
Y el rubio solo pudo observarle un momento antes de girar el rostro hacia su hijo, sin poder corresponder las palabras ajenas.
—Quiero que sepas que desde el primer momento en que te vi, quedé impactado por tu belleza, me sentí en el paraíso al saber que un ángel se había sentado a mi lado y no pude ser más feliz cuando me hablaste.
—JinKi...
—Y después cuando te invité a cenar y aceptaste me sentí en un sueño porque era imposible que alguien como tú se fijara en alguien como yo.
—Oh basta —el rubio negó dando una suave caricia al pómulo ajeno—, tienes una hermosa sonrisa, eres caballeroso, atento y muy trabajador, eres más de lo que crees.
—Lo dices para que no me sienta mal.
El rubio negó, se deshizo del abrazo que le era proporcionado para conducir al mayor hacia su recamara, ahí en la tranquilidad de la habitación, entre las sábanas y almohadas fue como un relajado JinKi se dejó consentir por las manos delgadas contra las hebras de sus cabellos negros.
—Eres valioso Lee JinKi —confesó el rubio mimando al mayor como si fuese su hijo puesto que lo había abrazado maternalmente esperando relajarlo—, tu sonrisa es la mejor tarjeta de presentación que pude haber visto, fue la que me contagió a imitar tu acción y cuando me hablaste fue la voz más hermosa que pude haber escuchado.
El mayor solo sonrió, emocionado porque su esposo lo amaba, se sentía mimado y consentido en aquel abrazo y caricias, tanto así que se olvidó de la habitual frialdad que el rubio poseía siempre.
—Contigo aprendí que las personas no son una mierda.
—Ese vocabulario —regañó suavemente dando una sonrisa—, siempre tan altanero.
—Eres mi calmante, mientras que yo soy toda frialdad, altanero y calculador, tú eres amoroso, considerado y piensas con el corazón.
—Pensar con el corazón fue lo que me hizo aceptar el casarme contigo.
KiBum cayó, en ello tenía razón, si tan solo JinKi fuese más realista y pensara más allá de lo que sus ojos viesen, entonces jamás se habrían casado porque hubiese descubierto la clase de persona que era.
—Debes dormir, mañana nos espera un largo día.
—¿Cuándo te irás?
—La otra semana, hablé con WooHyun y dijo que está más que encantado de verme.
—Me lo saludas y dile que sigo esperando el carísimo regalo de boda que tanto presumía por mensajes.
La pareja rió al recordar que el hombre había dicho varias veces que aunque no pudiese acudir a su enlace matrimonial, les otorgaría un costoso y único regalo; Nam WooHyun era el primo de KiBum por parte de su madre, de ahí el que sus apellidos no coincidieran, sin embargo y aunque pasaban desapercibidos por la farándula, eran bastante cercanos gracias a los innumerables mensajes y llamadas, por eso JinKi confiaba en el primo de su esposo porque no había mejor guardián que él.
—Te extrañaré.
—Solo serán tres semanas, no tienes nada de qué preocuparte.
—Tres semanas sin ti, incluso YooGeun sentirá la falta.
—Cuando tenga más edad podré llevarlo conmigo, lo prometo.
El mayor asintió, bostezó y después de separarse de su esposo, se acomodó para poder dormir, cosa que no le fue difícil pues casi al instante se durmió dejando a un despierto KiBum, que decidió tomar una copa de vino en la terraza, necesitaba respirar un poco de aire frío.
A media copa su celular sonó, sabedor de quién era el que llamaba.
—¿Hola?
—¿Por qué no me dijiste que te ibas a Londres?
—Porque tomé esa decisión hoy, no ayer que nos vimos.
—¿Por qué mierda no conozco al tal WooHyun? —el reproche era obvio, solo que cuando Choi se enojaba, Kim también lo hacía y eso se hizo presente en un bufido que el mayor no ignoró— ¡Responde!
—¿A ti que carajos te importa ahora mi familia? ¡Por favor MinHo! —tras darle un trago a su bebida retomó la charla—, cuando todo esto pase te presentaré directamente con cada pariente que tengo.
—¿Por qué no sabía de la existencia de ese primo?
—Porque no consideré importante ese dato.
—¿Cuándo te vas?
—La próxima semana.
—Tomemos el vuelo juntos, tengo que llevar a ChangMin ante el comité inglés, quédate en mi casa.
—Podrían sospechar.
—No si va ChangMin de por medio —KiBum sonrió sabedor de que su amante también sonreía del otro lado de la línea, la molestia pasó a segundo plano en un fugaz parpadeo—, ¿por favor?
—¿Y qué harás si nos descubren?
—Bueno, diré que estaba conviviendo con mi hermoso cuñado y que incluso estaba contribuyendo al crecimiento familiar.
El rubio rió con ganas, apenas sonrojado por las palabras ajenas; tras acabar su copa de vino decidió que lo pensaría, siempre era bueno pensar en algún plan ya fuese de emergencia o el típico «a,b,c» puesto que protegía en exceso su privacidad.
—De acuerdo, iremos juntos y nos quedaremos en tu casa, yo estaré tres semanas por cuestiones laborales, desde ya te digo que estaremos un poco limitados.
—Eso no es problema para mí —el tono de voz cambió a uno ligeramente seductor—, ¿qué acaso no tenías exceso de trabajo cuando hicimos a YooGeun?
Las pálidas mejillas de un famoso diseñador se vieron teñidas de rojo carmín, la sonrisa permaneció rígida a causa de la vergüenza por la forma en la que MinHo lo decía, haciéndolo sonar entre provocador y sexy, definitivamente tentador porque después de tantos años por primera vez dormiría con su moreno una noche completa sin tener que decirse adiós.
—Ve pensando en una buena excusa porque te juro que a tu regreso, volverás con el hermano de YooGeun en tu vientre.
KiBum arqueó las cejas antas de mirar la copa vacía, su amor tenía razón, debía cuidarse más por si ya se encontraba en estado, el alcohol era peligroso por lo que debía dejar de beberlo desde ya, aunque fuese su debilidad.
—Oh cuñadito, no sabes cómo espero el encontrarnos para convivir y limar asperezas. —La cantarina voz del rubio hizo a Choi reír.
—Te aseguro que nos haremos buenos amigos y generaremos un buen vínculo familiar.
—Ya tenemos un vínculo que nos une, otro no estaría mal.
—Te amo KiBum.
—Y yo te amo más, MinHo.
Por el rabillo del ojo, KiBum divisó el movimiento de la cortina, giró el cuerpo deshaciendo la sonrisa.
—Hablamos mañana. —El tono de voz advirtió a Choi que algo no iba bien, por lo que no respondió y en su lugar colgó.
KiBum guardó el móvil en su albornoz, avanzó descalzo desde la terraza hacia el interior de la casa encontrando todo a oscuras, la cocina permanecía silenciosa; a pasos rápidos pero sin ruido, fue hacia su habitación, al abrir la puerta y con el corazón latiéndole enérgicamente, logró reprimir un suspiro.
JinKi dormía profundamente, yacía oculto entre las sábanas como era su habitual costumbre, aunque por seguridad, fue a cerciorarse de ello, así que tras levantar el liviano cobertor se encontró a su esposo durmiendo tan relajado que eso calmó el agitado corazón de un despreocupado rubio.
Tras rodear la cama, se acostó a lado del ser durmiente, ladeó su cuerpo y sonrió cerrando los ojos, feliz de tener por tres semanas al hombre que amaba para sí solo; era su luna de miel sin haberse casado.
—Pronto, pronto. —Murmuró aferrándose al sueño de estar por completo entre sus brazos.
Cerró los ojos siendo ajeno a que otros se abrían llenos de lágrimas; mientras que un corazón latía lleno de amor, otro se rompía presa de la desilusión y el engaño.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top