7.- Espera.

N/A: En esta parte será de nuestra segunda pareja. Espero lo disfruten.

—Entonces señor Lan XiChen, me dirá porque razón sabe mi nombre —cuestionó Jiang Cheng mirándolo como era su costumbre arrugando las cejas.

Lan XiChen se había prometió a sí mismo, que jamás buscaría a Jiang Cheng, no después de lo que había ocurrido, solo el hecho de perderle, hacia que su corazón doliera, pero por alguna razón, no podía huir en ese momento, durante muchos años, anhelo aquella fría mirada, que el chico daba al mundo, pero recordar la mirada más dulce, que le mostraba solo él, solo él podía verle así, sonrojado y tan frágil.

Quería abrazarle en ese momento, quería volver a sentir el calor de su cuerpo, quería que jamás se hubiera ido de su lado.

—¿Y bien? —interrumpió sus pensamientos

—Quizá no me crea, pero algún tiempo atrás conocí alguien con su mismo nombre ─respondió con amabilidad

—¿Cómo es posible eso? —cuestionó aun con las cejas arrugadas.

—No lo sé, pero así fue, lamento si esto le causo una molestia —se disculpó sin dejar de mirarlo

—Habla muy formal, pareciera que no fuera de esta época —pronunció Jiang Cheng —dígame, ¿a qué se dedica?

Durante mucho tiempo, Lan Zhan y Lan XiChen, se dedicaron a tener un bajo perfil, con el tiempo consiguieron un par de trabajos, poco a poco su fortuna creció, si bien Lan XiChen no dejo de evitar que las personas estuvieran cerca de él, aprendió mucho, por lo cual, ahora era un maestro de historia, seguía siendo alguien de bajo perfil, a diferencia de su hermano, quien parecía que ahora gozaba de su fama.

—Soy maestro de historia de la universidad principal de la ciudad —respondió Lan XiChen

—Ahora todo tiene sentido, bien, me tengo que ir —dijo cortante Jiang Cheng

Lan XiChen hizo todo lo posible por contener su corazón y sus acciones, al final no lo logro y tomo la muñeca del chico, quien lo miro con sorpresa y le devolvió una mirada suplica.

—¿Qué demonios hace? —cuestionó molesto Jiang Cheng

—Lo siento, solo, yo... ¿podemos vernos de nuevo? —ya estaba hecho, no había vuelta atrás, su promesa de alejarse de él se había ido al demonio en el momento que lo vio.

—¿Por qué tendríamos que volvernos a ver? —el rostro de Lan XiChen se volvió pálido —ah —dio un suspiro —bien, tome, esta es mi tarjeta y ahí viene mi número.

Jiang Cheng desapareció entre la multitud, dejando a Lan XiChen con un corazón alterado el cual miraba aquella tarjeta como si fuera lo más valioso que tuviera.

Después de un momento, se dobló por completo dejándose casi caer al suelo, sosteniendo aquella tarjeta, un mundo de emociones recorrieron su cuerpo, su mente era un coas, su labio inferior temblaba.

Aun recordaba claramente, el rostro de su amado en el suelo, con la boca llena de sangre, el sentimiento de verle dentro de un ataúd, verle muerto, saber que jamás volvería y la soledad que conllevo después de ello hizo que en ese momento su corazón latiera de manera dolorosa.

Ahora bien, sabiendo que quizá no era el mismo, que tal vez ya no volvería amarle, solo el hecho de que pudiera verle, saber que está vivo, aquello lo hacía sentirse, aunque sea un poco feliz, ahora entendía a su hermano. Amar es la cosa más difícil, sin importar si eres casi inmortal, si tu poder es alto, si eres un Dios, pues incluso Dios amo.

"El calor que mi cuerpo siente con solo con mirarte, es indescriptible, mi corazón vibra con suplica, al querer escucharte decir mi nombre, mi anhelo desesperado por monopolizarte, por hacerte completamente mío, porque permanezcas a mi lado para siempre, es más de lo que pueda soportar."

—¿Hermano?, ¿estas bien? —preguntó Lan Zhan quien como siempre se escondía de sus fanáticos, con una gorra y un cubrebocas, tomo del brazo a su hermano y lo subió al auto, el cual estaba detenido en la acera.

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Jiang Cheng se sentía extraño después de encontrarse con aquel hombre, un dolor punzante en su corazón lo hacía sentirse mal. Si bien acaba de terminar una relación con la persona que por un tiempo creyó que era para él, a la cual respeto y cuido como algo tan preciado, sabía que nada florecería de esa relación, así que se dio por vencido, esperando ver feliz a quien amo. Ahora se sentía confundido, pues dentro de él algo lo hacía sentir recordar aquel hombre, su rostro pasible y calmado, todo lo que no era él.

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Por varios días Jiang Cheng tenía la esperanza que su móvil sonara y que aquel hombre llamara, era algo que lo irritaba, ¿Por qué me pidió vernos de nuevo si no me llama?, maldijo en silencio.

Siendo el CEO de una gran empresa, los compromisos nunca terminan, de vez en cuando se daba el tiempo para ver a Wei Ying, pero al parecer este estaba feliz con su nuevo trabajo, lo cual hacía que Jiang Cheng, se sentiría más tranquilo. Amaba ver feliz a Wei Ying.

A pesar de lo ocupado que estuviera nunca dejo que su teléfono sonara más de dos veces antes de contestar.

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Aquel día había sido muy cansando, el trabajo se complicaba mucho, salió al balcón de su departamento y miro las estrellas, con anhelo. El celular sonó, no miro la pantalla, solo contestó.

—¿Sí? ─respondió

—Hola Jiang Cheng, soy Lan XiChen, no sé si me recuerdas ─musitó

Jiang Cheng se incorporó, colocándose derecho, miro su teléfono y el numero desconocido que marcaba su corazón dio un vuelco en su pecho.

—¿Por qué demonios te tardaste tanto en llamarme? —dijo sin pensar —no debes pedir algo que luego no quieres cumplir

—Oh, ¿estabas esperando mi llamada? —una sonrisa en el rostro del hombre detrás de línea.

—Por supuesto, tú me pediste verme de nuevo, por lo cual espere tu llamada —respondió molesto

—Lo siento, lo siento, es el final del ciclo escolar y mi tiempo se apretó —del otro lado Lan XiChen sonreía

—Pretextos, pudiste mandar rápido un mensaje, yo también tengo mucho trabajo, sin embargo, espere tu llamada —Bufó en su siempre tono molesto

—Solo, pensé que quizá ni siquiera me recordabas ─respondió cálidamente

—Pues deja de pensar tú solo las cosas, ahora yo tengo tu número, si no llamas lo haré yo —las palabras sonaban en el corazón de Lan XiChen quien sonreía, pero las lágrimas inundaron su rostro —¿estas llorando?

—No, solo estoy feliz por tus palabras ─musitó

—Eres extraño ─bufó

—¿Y eso es malo?

—No.

"Desde el fondo de su corazón el anhelo de volver a verse era mutuo, no había explicación para aquel sentimiento, solo estaba ahí dentro de ellos, muy en el fondo de su alma. Como almas gemelas."

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¡Gracias por leer!

Makishi Konue

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