☽ Capítulo 39 ☾

—¿Pripyat?

Raegar observa estupefacto el mapa, las fotografías y las libretas garabateadas de principio a fin con la letra de médico de Taro e Izuru. Ni los márgenes se salvaron de ser arrasados de números, indicaciones e información en general.

En un principio se siente algo remiso a considerarlo, pero a medida que el nombre de aquella ciudad fantasma se cocina en su cabeza, más razonable y posible le sabe la idea.

—Ciertamente, no hemos enviado grupos de reconocimiento a esa zona —sopesa, su mirada abismada en la marca roja que rodea el área de Chernobyl en el mapa—. Pero tuvimos varias razones para no hacerlo. Primero, la zona se volvió inhabitable por la enorme magnitud de radiación. Segundo, esas tierras pertenecen a los humanos y están permanentemente custodiadas... joder.

Su ceño se frunce en cuanto repasa mentalmente las "razones" que enumera. En realidad, y depende de dónde se lo mire, Pripyat puede ser un pésimo lugar para pasar una buena vida, pero también es perfecto para pasar desapercibido.

Por las expresiones de sus anfitriones, adivina que ya han llegado a la misma conclusión que él.

—Llamamos a nuestros expertos en biología vampírica para debatir qué tan verosímil puede ser la hipótesis de que los vampiros hayan habitado la zona de exclusión durante varios años —declara Izuru, hojeando prestamente uno de sus anotadores—. Aparentemente, su organismo es inmune a la radiación gracias a la resiliencia de su estructura celular y a la configuración especial de su ADN. De hecho, hasta pueden sacar provecho de la radiación gamma, empleándola como combustible para su magia.

La cabeza de Raegar se mueve en una afirmación vacilante en tanto mastica la información del omega. Luego, su ceño se arruga con más brío y sus ojos se redondean en círculos alarmados. Su tercera razón era que, a pesar de no haber explorado el territorio con sus tropas, sí lo hicieron de forma remota utilizando tecnología avanzada y magia, pero no obtuvieron nada de los sondeos. A no ser que...

—La radiación es energía —medita en voz alta—. La magia es energía. Si la energía de cierto lugar es profusa y errátil, el campo mágico de ese territorio puede volverse impenetrable y confuso y repeler la magia de rastreo extranjera.

Eso explicaría por qué los magos y brujos no encontraron absolutamente nada después de su ardua búsqueda. Tal vez no se trata de que no hay nada sospechoso en dicha zona, sino de que las pesquisas fueron repelidas por el campo energético de Pripyat inadvertidamente antes de que pudiesen dar con algo. Raegar recuerda muy bien la hecatombe que causó en Arvandor la explosión del reactor en 1986 y mucho tiempo después. Los vientos arrastraron la radiación hacia las periferias y una buena parte llegó a la ciudad, volviendo a las barreras frágiles e inestables y jodiendo el campo mágico en general. Muchos hechizos dejaron de funcionar momentáneamente y el flujo y entramado mágico de otros se modificó, tornándolos escabrosos. En Arvandor los llamaron "hechizos mutantes". Un simple ademán mágico para hervir el agua podía acabar dejando a uno sin cojones, por lo que muchos se abstuvieron de usar magia durante el tiempo que a Raegar le tomó armonizar el campo.

—Exacto. Todos llegamos a la misma conjetura, es decir, no sería ridículo pensar que los vampiros pueden vivir durante décadas en un ambiente tóxico como Pripyat y, además, en el caso de que realmente se encuentren allí, que estén aprovechando esa misma atmósfera radiactiva para volverse invisibles en el mapa mágico. Y eso no es todo.

Izuru le tiende la libreta que estaba sonsacando a Raegar, apuntando con su fino dedo índice una foto pegada en el centro de un lío de acotaciones. En la imagen, una colosal infraestructura de metal se alza en medio del bosque. Formidable y de alto impacto visual, ni la decadencia de los años ni la radiactividad han conseguido eclipsarlo. Raegar reconoce vagamente lo que aprecia y su corazón da un vuelco cuando las piezas encajan, los cables se conectan y los cabos se amarran.

—Esta es una de las instalaciones militares más impresionantes de la Unión Soviética, el radar Duga-3 —explica el omega—. Fue construido en la década de 1970 cerca de la central nuclear de Chernobyl​ con el objetivo de detectar misiles enemigos a miles de kilómetros. ¡La mole está edificada con diecisiete mil toneladas de metal! Además, posee cientos de antenas y turbinas y tiene ciento cincuenta metros de altura y casi setecientos metros de longitud. Por supuesto, tuvo que ser evacuada luego del accidente nuclear, pues se halla dentro de la zona de exclusión. Kantaro, muéstrale el video —le pide al alfa, que ya se encuentra trabajando con una de las computadoras.

Raegar no pasa por alto el matiz áspero en la voz de Izuru cada vez que se dirige a su pareja, pero como no tiene lugar en su atiborrada cabeza para los asuntos amorosos ajenos, se olvida de ello al segundo siguiente. Taro cliquea sobre un archivo y la escena dinámica de un gran bosque verdoso visto desde las alturas se reproduce en uno de los monitores amplios y sofisticados. Cuando una ciudad ruinosa con edificios blancuzcos y maltratados comienza a mostrarse a la distancia, la imagen se distorsiona hasta que la pantalla queda completamente negra. El video se detiene.

—Esto fue grabado por uno de nuestros drones discretos de tecnología militar —informa Taro—. A dos millas de Pripyat perdimos completamente la señal.

—El radar —deduce Raegar, volviendo su atención a la libreta que le entregó Izuru—. Si Duga-3 sigue funcionando, la radiación electromagnética debe ser bestial... Sumado a la alta concentración de radionucleidos que contaminó el ambiente tras la explosión en la central nuclear, el campo electromagnético podría bloquear con facilidad el acceso por vía mágica y también las comunicaciones de cualquier dispositivo electrónico.

Los semblantes de Taro e Izuru muestran conformidad con sus suposiciones y Raegar no sabe si reír o llorar.

—Nos preguntamos cómo diablos es posible que los malditos vampiros se hayan esfumado sin dejar rastro del mapa mágico y físico... bueno, esta podría ser la respuesta —sisea Taro—. Esas alimañas son peores que las cucarachas, pero el jodido Dubrak tiene una mente bastante aguda. Hijo de puta.

Raegar está de acuerdo.

—Si realmente Dubrak llevó a sus lacayos a Pripyat, ¿cómo carajos se ganó el favor de los humanos para que les permitieran usar una de sus ciudades icónicas como madriguera?

—Creo que esta vez la respuesta es fácil —plantea el omega—. Que los lycans nos hayamos mantenido al margen de los asuntos y pleitos de los betas no quiere decir que los vampiros también. Los humanos son codiciosos y bélicos, capaces de recurrir a cualquier método para obtener o defender una parcela de tierra. Dubrak es poderoso y astuto, y la magia puede simplificar muchas cosas, ¿verdad? Si nos ponemos en los zapatos de un humano idealista sin poderes mágicos, tener a Dubrak de aliado sería un pensamiento muy atractivo. En cuanto a Dubrak, solo debería hacer algunos malabares sencillos y obtendría grandes beneficios.

Raegar se frota los lagrimales, fatigado. Su expresión demacrada ilustra exquisitamente el caos que lleva dentro. Kantaro se siente consternado al verlo, Izuru suspira con discreción.

—Vale, vale. Lo siento, no puedo pensar muy bien en este momento —confiesa el Arcano de Fuego. Justo cuando necesitaba algo con lo que desahogarse, mágicamente aparece una valiosa pista y el ansia asesina reprimida vuelve a bullir en su pecho. Si no fuese porque Hazel se encuentra en coma luchando por recuperarse, ya estaría de camino a Chernobyl armado solo con odio y fuerza bruta—. Definitivamente los aplastaré, pero primero tengo que asegurarme de que Hazel esté sano y despierto.

—Los aplastaremos —lo corrige Taro—. Esperaremos a que Hazel mejore y luego iremos a Pripyat con un plan.

—Puedo resolverlo solo.

—Pero no tienes por qué hacerlo solo. —Kantaro es consciente de que en el fondo Raegar también se culpa por la maldición, por la guerra sin fin y por la muerte de su amado y de su familia, y que esa culpa ha crecido con el tiempo hasta transformarse en un gigante hecho de plomo. No se le hace para nada extraño entonces que su colega siempre insista en apañárselas solo y que "no pueda pensar muy bien" en algunas situaciones, aún poseyendo un intelecto superior y una percepción asendereada.

—No podremos infiltrarnos en Pripyat si vamos en grupo —arguye Raegar, renuente a ser rebatido—. Además, el ambiente es sumamente insalubre y sería mortal si permanecen allí duramente más de unas pocas horas.

—También es insalubre para ti. —Esta vez es Izuru quien objeta. Raegar puede tener una personalidad complicada y ser difícil de manejar, sacándolo de sus casillas en múltiples ocasiones, pero realmente no considera que sea una basura ni una paria extraterrestre que debe sufrir para redimirse. Ese cariz masoquista le toca el nervio. Raegar, sin embargo, sonríe con un deje irónico.

—¿Qué es lo peor que podría pasarme? Soy más tóxico que Chernobyl, ¿o lo has olvidado? A lo sumo, me crecerá un par de alas extra y pareceré una libélula en lugar de un murciélago.

—Tienes un humor muy peculiar —masculla Izuru. Raegar acaba de añadir otra ascua a su molestia y ahora está a punto de encenderse de furia. La falta de sexo lo tiene particularmente irritable—. Si iremos juntos o no a Pripyat, está fuera de discusión. Ya lo hemos decidido y no debes preocuparte por nosotros, evidentemente sabemos cuidarnos mejor que tú.

Raegar responde al ataque con una risita llena de burla. No es que no se encuentre cabreado, sino que, cuando se cabrea, sus bordes de por sí afilados se pulen aún más hasta volverse transparentes y su "humor peculiar" rezuma mordacidad.

Kantaro, quedando siempre entre medio de ellos y a punto de arrancarse los pelos, extraña fervorosamente su botella de Whisky. Gracias a los Cielos Raegar se reserva los comentarios incisivos que revolotean maliciosamente por su mente y retorna a lo importante.

—Con que Pripyat... sorprendente. ¿Cómo es que llegaron a posar sus miradas en ese territorio beta?

Como Izuru tiene un gruñido atascado en la garganta, es Kantaro quien responde.

—Fue pura casualidad. El humano amigo de Hazel estaba tonteando con Crowser, buscando zonas de contacto alienígena en una web turbia y macabra creada por los betas. Una de las páginas hablaba sobre un sitio con óptimas condiciones, no muy lejos de la manada de Glaeth. Sin embargo, decía que la interferencia de la señal del Pájaro Carpintero Ruso arruinaba la calidad de las comunicaciones. La publicación es bastante actual, por lo que suponemos que Duga-3 está funcionando ahora mismo.

Raegar ha investigado mucho sobre la antigua Unión Soviética humana, por lo que está muy bien informado a pesar de nunca haberse entrometido en sus cuestiones. "Pájaro Carpintero Ruso" fue el nombre que los radioaficionados beta adjudicaron a la señal del escudo antimisiles Duga-3, debido a que su increíble potencia causaba un sonido molesto y repetitivo en las emisoras y estaciones de radio, semejante al picoteo del pájaro carpintero. Si la señal está interfiriendo nuevamente, por ecuación uno puede afirmar que la antena ha vuelto a funcionar.

—Estando tan desconectados del mundo humano, no podríamos habernos enterado que el radar soviético ha vuelto a funcionar hace una decena de años. Durante tanto tiempo, nuestra búsqueda ha sido rebotada mientras todos vivíamos en la ignorancia. Ha sido una estupenda jugada —reconoce Taro entre dientes.

Las venas de Raegar palpitan con furia. Ahora no solo quiere aniquilar a los vampiros, sino también a los jodidos humanos que durante años les han denegado el acceso a Pripyat... ¡por la simple razón de que esconden dentro a las sabandijas chupasangre!

—Cabrones...

—Supongo que ya lo sabes, pero no es buena idea hacer un movimiento contra los humanos considerando nuestra situación actual —espeta Izuru, infeliz de tener que verle la cara a Raegar por demasiado tiempo—. Si nuestras barreras no aguantan el ataque de un solo jodido nigromante, no hace falta imaginarse el de un arsenal de misiles.

Por supuesto, eso es un hecho y Raegar lo tiene claro pero... no habría problema si ese "movimiento" es hecho desde las sombras, ¿verdad? No tendría que mover un dedo para finiquitar a los humanos encubridores. Solo un pensamiento y un poco de labor mental y podría hacer fallar los órganos de todos esos gilipollas en lo que dura un parpadeo. O bien, podría manipular su cabeza para que se arrojen frente a un camión, para que beban una botella de soda cáustica como si fuese Coca-Cola o para que se vuelven sus propios sesos. Sus ojos brillan ante la expectativa. Taro e Izuru pueden hacerse una idea de la barbarie que cruza por su mente. Después de todo, Raegar no sonríe mucho y cada vez que lo hace es por algún motivo ruin e inmoral.

—En lugar de concretar tus ideas siniestras, podrías utilizar tus poderes para hacer que nos dejen entrar a Pripyat —le sugiere con desdén Izuru.

—No. Si uso las artes mentales para manipular a algún humano con el que Dubrak tenga contacto, probablemente lo advertirá. No queremos que se escape de nuevo, ¿no es así? No te preocupes, concretaré mis ideas siniestras después de destrozar a Dubrak.

El omega no puede hacer más que resignarse y suspirar. Ahora que tienen el objetivo en la mira, cierto es que deben ser especialmente precavidos con sus próximos pasos. Con respecto a lo que Raegar haga después, mientras que no afecte a su manada y seres queridos, la mejor decisión será la de no meterse en su camino.

—Bien, si eso es todo... —Raegar está a punto de darse la vuelta para regresar a toda prisa junto a Hazel, pero Taro lo detiene con una mano sobre su hombro.

—Hay más.

—¿No puedes continuar en el cuarto de Hazel? —inquiere con algo de tedio.

—Necesito las computadoras. Tienes que ver esto.

Raegar asiente, resistiendo la necesidad de estar con su Cadena. Taro navega velozmente por los archivos hasta arribar a las grabaciones de las cámaras de seguridad.

—Nuestra casa posee una cámara de seguridad cada veinte metros cuadrados, y no son cámaras ordinarias. Pueden captar prácticamente la totalidad del espectro electromagnético. Mira aquí.

En el monitor enorme del centro se visualiza el templo de Cerbero de Valantra, aquel donde cundió el pánico y acaeció el desastre. Raegar perfila la vista, centrado en la figura negra que se cuela en la capilla. Seth. Como en la grabación es de noche y la iluminación es escasa, sus bordes apenas se distinguen. Aun así, Raegar capta algo extraño: lleva a alguien a rastras.

—¿Quién es?

—Elisa Manfried, una alfa que trabajaba aquí —esclarece Taro, retrocediendo el video para pausarlo un instante antes de que Seth se adentre en el templo—. La encontramos muerta dentro del templo después de que logramos someterte. Aparentemente murió desangrada debido a una incisión en el cuello. Estimamos que en ese momento aún estaba con vida, aunque su destino ya estaba escrito. De otra forma, Seth no hubiese podido entrar con ella al templo.

Esa es una de las fallas más preocupantes de las barreras de los templos de Cerbero. No solo los cadáveres pueden entrar, sino también los que están a punto de convertirse en uno. Puesto que el alma de un ser agonizante no está ni afuera ni adentro, ese estado "transicional" confunde el sistema de bloqueo de las barreras.

—Los antecedentes de Elisa Manfried están limpios, no sabía usar magia y su comportamiento y actitud siempre fueron ejemplares, realmente no hay nada que sospechar. Su cuerpo estaba tendido debajo de la estatua de Cerbero... y la estatua de cerbero estaba manchada con su sangre. Mejor dicho, alguien había dibujado una línea de sangre en la zona del vientre.

Raegar juguetea con una onerosa pluma que encontró por allí mientras cavila.

—Interesante... este modus operandi evidentemente es un mensaje. Y parece ser que la manía no se limita a rajar el vientre de las representaciones de Cerbero. —Raegar continúa ante la mirada interrogativa de sus anfitriones—. Si nos aventuramos a considerar la forma en que Seth y esta alfa fueron asesinados como la metodología de asesinato del nigromante, podríamos decir que el cabrón también posee una afición por destruir gargantas. Metafísicamente hablando, el nigromante atenta de manera directa contra Vishuddha, pero también separa, aliena, desgarra del sistema de chakras a Ajna y a Sahasrara.

—Ataca la consciencia y la creatividad, aliena del mismo y de la divinidad... —tararea Izuru. Con un brazo cruzado sobre su pecho y el otro orientado hacia sus labios para pellizcarlos inconscientemente entre sus dedos, su intrincado trabajo mental queda patente. Cuando finalmente la idea se consolida en su mente, se pone a buscar entre las caóticas montañas de libros y papeles un sobre con fotos. Selecciona específicamente algunas tomas de la efigie de Cerbero y del cuerpo de Elisa Manfried, tal y como los encontraron en el templo.

Raegar se acerca al omega para echar un vistazo.

—Creatividad es capacidad para crear... ¿Cómo afecta la maldición a nuestra raza?

—La descendencia... dicho en otras palabras, nuestra capacidad para crear una vida —infiere Kantaro—. No es de extrañar que las representaciones de Cerbero, ya sean las estatuas o la pintura de tu cuadro, hayan sido profanadas justamente donde está la matriz.

—Exacto... Dios ha muerto —cita Raegar—. Vale, si le creemos y lo tomamos de manera literal... ¿por qué murió? ¿Qué relación tiene con la maldición?

—Tal vez murió dando a luz. —El par de alfas deslizan sus ojos de las fotos hacia Izuru, sopesando su conjetura—. Aunque no se menciona ninguna complicación en el parto en las Escrituras del Olimpo¹... de hecho, Cerbero alcanzó su máximo potencial cuando se separó de Eón, después de tener a sus cuatro hijos.

—Uf, estoy liado —se queja Taro. Los últimos días los ha vivido con un exceso de trabajo, información y ansiedad, mientras que el sexo, lo único que le ayuda a despejar la mente y relajarse, ha sido inexistente. Su cabeza hará cortocircuito en el futuro cercano si no mete la polla en el agujero mojado de su omega pronto. Si tan solo Izuru le dirigiera la mirada...

—Ya, también yo —confiesa el omega, renuente a brindarle la atención deseada a su alfa—. Estamos especulando demasiado, pero al menos ya podemos confirmar que el nigromante es Dubrak... o por lo menos un vampiro. Está claro que tiene algo que ver con la maldición.

Raegar está a punto de manifestar su conformidad, pero cierta inquietud lo asalta y le hace guardar silencio. También cree que el nigromante cumple un papel esencial en la maldición, pero... ¿realmente es un vampiro? Por su manera de actuar, irrumpiendo en su territorio sin el menor recato, dejando mensajes y pistas tan grotescas, gráficas y concretas... ¿no está acaso exponiéndose a propósito? ¿Por qué tomaría tantas precauciones para ocultarse en Pripyat y desaparecer del mapa si luego le gusta jugar dejando sus huellas por todas partes?

Raegar también está liado. Recién se despierta del coma y ya quiere volver a yacer frito en una cama.

Taro reanuda el video, multiplicando la velocidad de la reproducción. Raegar observa a Seth entrando al templo con el cuerpo de la alfa para luego salir solo y volver a entrar al rato. Unos segundos después, otra figura aparece en la pantalla y Taro regresa la grabación a su velocidad normal. Raegar siente la tensión hasta en la punta de los pelos al ver a su amado Hazel encaminarse titubeante hacia el interior de la capilla, sosteniendo con fuerza a Dreaghan. Aunque lo que está viendo es una mera repetición de lo que ya pasó, su pulso redobla por el miedo, la aprensión y la culpa. Los sentimientos que tiene hacia Hazel y los que tiene hacia su espada Dreaghan son tan opuestos e inconciliables que no soporta verlos juntos. Las pequeñas y divinas manos del omega jamás deberían tocar esa aberrante empuñadura.

Hazel desaparece dentro del templo y el video vuelve a acelerarse. A la par, un segundo monitor muestra el mismo vídeo, aunque con una particularidad: la energía pránica, así como otras fuentes energéticas del campo electromagnético, son visibles y se manifiestan con diversos colores.

—Lamentablemente no hay cámaras dentro del templo —explica Taro.

La escena vuelve a marchar a su velocidad original poco antes de que un "proyectil" salga disparado de una de las ventanas del templo. Los puños de Raegar se aprietan con rabia desmesurada. Observa impotente cómo Hazel aterriza a varios metros de la capilla, rodando entre un aluvión de fragmentos de vidrio. Dreaghan escapa de sus manos y cae poco más allá.

¿Por qué no estuve allí para protegerlo? ¿Por qué sigo descuidándolo y poniéndolo en riesgo a pesar de que intento, con todas mis fuerzas, hacerlo bien esta vez?

Sus manos tiemblan y sus fosas nasales se ensanchan en cada exhalación furibunda. Mientras tanto, contempla a Seth agarrar a su Cadena de la camiseta para levantarlo en el aire y...

Ahora sus ojos se inyectan de sangre. Tanto Taro como Izuru dan un pequeño respingo cuando el monitor del centro emite un horroroso crujido. Una centena de líneas, como una telaraña, se forma repentinamente sobre la pantalla, que queda trágicamente en negro.

—Hijo de puta... —masculla. ¡Ese pedazo de escoria besó a su omega!

Sus dientes están tan prensados que el dolor se irradia hasta sus oídos.

Izuru lo mira incrédulo, queriendo soltar una sarta de maldiciones. No lo hace, pero siente su cabeza zumbar como si fuese un avispero, lleno de insectos encabronados.

—Raegar, por favor, no tires abajo nuestra casa —le ruega Taro, hablando lentamente y con un tono conciliador.

—Ya sé qué es lo que sucede después. ¿Qué coño es lo que me quieres mostrar? Ve al grano —escupe con adustez, empleando una fuerza mental tiránica para que no se le escapen todos los tornillos al mismo tiempo.

Por suerte, su tirria solo hizo explotar el monitor principal. El de la derecha, aquel que transmite el video con el plus del espectro electromagnético, aún sigue sano y salvo. Taro se mantiene sabiamente en silencio mientras retrocede unos segundos la grabación. Cuando pone play, la "escena del beso" ya pasó, y lo que sucede después es una flecha atravesando la cabeza de Seth.

Raegar se ve a sí mismo corriendo para llegar junto a Hazel luego de que Ouran logró abatir el cuerpo de Seth. El prana de cada uno está claramente delimitado en su forma y color. El cuerpo de Seth es el único sin un halo rodeándolo. Incluso la energía de Dreaghan brilla con fuerza y estabilidad en rojo, violeta y negro, al igual que él. La energía de Hazel es sumamente inestable, de un tono violeta y dorado.

Su "yo" en el video ase a Hazel y lo avienta hacia atrás. Un instante después, la grabación queda completamente negra una vez más.

—No hice nada —se ataja Raegar antes de que los otros puedan echarle la bronca.

—No, ya lo sabemos. La grabación realmente se oscurece en este punto... —Taro le lanza una mirada significativa—. Esto —señala la pantalla— es magia negra. El campo electromagnético literalmente se tiñó con ella. Lo más inquietante, es que la magia negra del bajo astral es identificada por estas cámaras con las siglas ABE... pero observa aquí.

Raegar examina la serie de datos en la esquina superior derecha de la grabación, hallando entre ellos unas siglas ligeramente diferentes: IBE.

—Esta magia negra no procede del bajo astral... —prosigue Taro. Un visaje preocupado amarga sus bellos rasgos—. Es energía del Infierno.

En la Cámara de Estrategias no se oye ni un hálito. Esta vez, además de encontrarse francamente sorprendido, Raegar siente que un enorme bloque de ansiedad se cierne sobre sí.

—¿Ocurrió algo extraño en ese momento? —Debido a que estaba tan asustado de que le sucediera algo a Hazel, a su consciencia se le olvidó captar una buena parte del entorno en ese entonces. Por lo que, a pesar de que dijo que ya sabe lo que sucedió, lo cierto es que su memoria no retuvo demasiado.

—Hubo un fuerte temblor que duró apenas unos segundos —revela Taro.

¿Temblor?

—Cuando Hazel y yo entramos al templo de Cerbero de Cnosos, también hubo un temblor. No sé qué diablos sucedió, pero el campo energético del Laberinto de Creta tuvo una reacción defensiva y la radiación electromagnética se elevó a tal punto que casi nos rostiza vivos.

—Tuvimos en cuenta ese dato —manifiesta Izuru—. Pensamos que el nigromante está usando los templos de Cerbero para algún fin... y también a ustedes.

Desde lo ocurrido en Nikerym, Raegar ha considerado la posibilidad de que el nigromante esté manipulando a Seth justamente para manipularlos a ellos. Cada vez es más evidente que ese hijo de puta no solo los jode para divertirse, sino también porque los necesita.

Taro carraspea antes de hablar.

—Raegar, ¿en el pasado tuviste alguna relación con un brujo que utilizase magia del Inframundo?

—Sí.

El par de anfitriones perciben la tensión en los hombros del alfa. Como no ahonda mucho más en su respuesta, Izuru le da un pequeño empujón.

—¿Quién?

—Tymael Wealdath —suelta forzosamente. Aquel maldito nombre siempre viene ligado a tanta repulsa que ha vivido evitando mencionarlo en la medida de lo posible.

Izuru siente una pizca de compasión por él.

—Y estás seguro de que está...

—Está muerto.

La frialdad de su voz hace que la columna del omega se estremezca por un escalofrío. Instintivamente se acerca a su alfa, autorreprochándose una vez que se da cuenta de lo que hizo. Por su parte, Kantaro se infla de satisfacción.

—Bueno... después de que las brujas de Tesalia desaparecieron, fueron contados aquellos capaces de extraer y manejar la energía del Infierno. —Kantaro acomoda su postura, pero la tensión en ella sigue patente.

El video progresivamente recupera su claridad y los sucesos vuelven a ser discernibles. Raegar observa inexpresivo el momento en el que atrapan a Seth con las cadenas espirituales y luego el momento en el que él mismo pierde el control por la verbena concentrada que surten los aspersores. A partir de ese momento no posee ningún tipo de recuerdo, por lo que presta mayor atención al video.

Su prana adquiere un color rojo intenso predominante y extremadamente errático. El prana de Hazel también se sacude mientras forcejea para soltarse de Ouran a poca distancia. Como la grabación emite un chillido agudo y fuerte, le es imposible distinguir las voces y demás sonidos ambientales, pero gráficamente es lo suficientemente nítida como para poder advertir que Hazel está gritando. Ouran afloja su amarre e inmediatamente su Cadena vuela hacia su yo de la pantalla para socorrerlo, envolviéndolo en un abrazo que le hace doler infinitamente el corazón.

Raegar va a preguntar sobre el comportamiento extraño que advirtió en Ouran después de que soltó a Hazel, pero se atraganta con su propia duda cuando algo impensable sucede en el video.

La figura de Hazel, que lo abraza con tanto arrebato... ¡es envuelta por un denso halo negro!

De pies a cabeza, la energía insidiosa lo engulle, ocultando sus facciones e incluso la gabardina que él mismo le obsequió. Los hechizos de protección que colocó en el interior deberían haber sido suficientes para repeler un ataque de magia negra, al menos el tiempo necesario para elaborar y lanzar con contraataque, y sin embargo ni siquiera parecen haberse activado...

Raegar llega a una conclusión que lo perturba.

Ese halo oscuro no se trata de un ataque externo... es la energía espiritual del propio Hazel.

—Al parecer... tu Cadena es uno de esos pocos, Raegar —remata Kantaro. Aprieta algunos comandos y la figura de Hazel es marcada y atravesada por cotas de distintos valores.

En el extremo de la pantalla, las siglas IBE brillan de manera intermitente.



(1) Escrituras del Olimpo: conjunto de libros que narran la vida y hazañas de los dioses de la raza lycan, planteando una determinada cosmovisión del Cielo y del Infierno, así como del mundo terrenal y las relaciones entre las criaturas que lo habitan. Estas Escrituras describen el Origen y contienen presagios sobre el futuro de los lycans. Se dice que fueron escritas por los mismos dioses, quienes las legaron a las ocho familias sagradas.

Adivinen quién es fanática de Chernobyl... Sí, la autora!

Capítulo con mucha info 😂 se imaginaban que los vampiros podrían estar ocultos en un lugar así?

¿Habían escuchado hablar del Pájaro Carpintero Ruso?

¿Qué piensan que ha sucedido en el video que le mostraron a Moon?

Si hay algo que no han entendido pueden plantear sus dudas aquí

Les dejo un video del sonido que transmitía el Duga-3 😬 creepy


https://youtu.be/aOMVdOc9UbE

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