OO6

HoSeok, JungKook y TaeHyung miraban a JiMin embutirse con la comida. Según él, cuando estaba en celo, su hambre se incrementaba. Ya se había tomado los supresores y solo estaba recuperando energías, o eso decía.

¿Bor gué be esdán birando azí? —preguntó el omega con la boca llena.

Seok lo miró con desagrado y le extendió una servilleta. El omega la tomó y limpió sus comisuras sin mucho cuidado, manchando parte de su mejilla con la misma. HoSeok resopló.

—Es tu quinto plato, Minnie —le dijo JungKook con una sonrisa preocupada.

—Comes tanto como odias a YoonGi —comentó TaeHyung, cosa que no debió hacer, y para cuando reparó en su error, JiMin ya estaba hecho una fiera.

—¡¿Qué demonios tiene que ver él acá?! —gritó el omega—. ¡Ese lobo sarnoso me....!

HoSeok le impidió continuar. ¿Por qué? Sencillo: Comenzaba a sentir pena por YoonGi. La cantidad de insultos y maldiciones diarias hacia su persona no debían ser sanas. Si eso era mutuo, tal vez debería preocuparse por su amigo también.

El azabache, aparentemente más calmado, pidió a su hyung que lo soltase.

—¿Dejarás de insultarlo? —preguntó el mayor, a lo que éste asentía. JungKook y TaeHyung contemplaban la escena con gracia.

Una vez libre, JiMin hizo caso omiso a la condición impuesta por su amigo y continuó quejándose.

—i¿Por qué no se pierde de una vez por todas?! ¡Hyung! —bramó en dirección a TaeHyung, quien erróneamente había pensado que ya estaba a salvo—. Que esté con el celo ya es lo suficientemente malo como para que lo malogre más mencionando tan asqueroso nombre.

TaeHyung levantó las manos pidiendo paz y se escondió tras su novio. JungKook rio, contagiando a los dos mayores; no tenía caso contradecir más a ese terco omega que tenían por amigo.

—Suficiente, JiMin. No le levantes la voz a mi TaeTae.

El azabache puchereó y se metió en su habitación. Necesitaba despejarse, salir, tomar viento fresco. Diría que también embriagarse un poco, pero la última vez que bebió estando en celo, el alcohol se le subió tan rápido, que casi fue atropellado por un ciclista. Sí, al menos se daba créditos por no haber caminado a media autopista en ese estado; menos mal optó por irrumpir en el carril para bicicletas.

Según las historias de sus padres, en esos tiempos, que un omega en celo salga a la calle era un maldito problema. Podía terminar violado o con diez alfas detrás suyo como perros. Era un verdadero caos; tenían que estar encerrados los tres días que duraba su periodo y tomando supresores por montones. En la actualidad, en cambio, era distinto. Como ya no había tantos de su especie, los omegas podían caminar en paz aun en sus días, porque los supresores eran más efectivos y los betas no percibían los olores que desprendían alfas y omegas.

JiMin por fin salió de la habitación y vio a sus amigos viendo una película en la televisión.

—¿Van a quedarse? —preguntó el azabache. No obtuvo respuesta—. Yo saldré a comprar unas cosas y regreso enseguida. —Ellos asintieron sin mirarlo. Qué buenos amigos.

Abrió la puerta y fue tan gratificante esa brisa fría contrastando con la tibieza de su piel. JiMin no era fanático del calor, y su habitación era muy similar a una sauna en esa temporada de celo. Salió de su apartamento y cerró la puerta detrás de sí, quedando totalmente a la deriva y sin saber bien a dónde ir.

Una vez decidió su destino, caminó unas cuadras, pasando frente a la residencia donde vivía YoonGi. Ugh, solo de pensar en él se le revolvían las entrañas de la forma más repulsiva posible.

Llegó a un pequeño supermercado y fue a la sección de comida rápida. Quizá pediría una hamburguesa o unos nuggets, no lo sabía; pero comería algo. El lugar era bastante colorido: un pequeño espacio que resaltaba entre los demás puestos. Se adentró y buscó un asiento con la mirada, dando con uno que estaba pegado a la pared. Pero, en el camino, una gran tableta llamó su atención, más por lo que ponían ahí. Sin pensarlo dos veces, se acercó con la mirada fija en la pantalla.

... Lee Laboratories investiga la causa de la extinción de alfas y omegas, pero, a pesar de todos los análisis de sangre de diferentes voluntarios, éstos no muestran ninguna anomalía...

—Eh... ¿disculpa?

JiMin se sobresaltó y miró al chico que le había hablado; al parecer era el propietario de la tableta y el azabache había invadido el espacio personal de aquel joven. Diosa, qué vergüenza.

—Oh, lo lamento. Solo quería ver las noticias. Perdón, ya me voy.

Pocas veces en su corta vida el omega había deseado que se lo tragase la tierra, y si tuviera que escoger alguna de sus vergüenzas para decirle a la tierra que era el momento perfecto, sin dudas escogería ese. Tal vez salir durante su celo no había sido lo mejor, después de todo.

—Eres omega, ¿verdad?

JiMin lo miró con el rostro rojo y asintió.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó el azabache, confundido.

—Bueno, no es muy difícil. Si no lo fueras, no te importaría lo que ponen en el noticiero.

Aquel muchacho sonrió y JiMin se le quedó mirando. Era bastante apuesto, con ojos profundos y grandes. Su sonrisa le arrugaba un poco la nariz y tenía sus facciones bastante finas. A eso JiMin le llamaba «placer visual». El hombre había nacido privilegiado con esa apariencia.

—Pero eso no dice nada. Tú eres beta y también estabas viendo —replicó el omega.

Si estuviera en prácticas, ese alegato lo hubiera desaprobado el resto del ciclo, de eso estaba seguro.

—Soy alfa.

Y Park JiMin perdía el caso totalmente. Doble vergüenza.

—Oh... entonces ya me voy.

El azabache quiso desaparecer en ese instante, pero recordó que tenía que comer. Cuando se giró, ese chico lo seguía viendo con una sonrisa. Era extraño. Si en caso intentaba hacerle algo, sería bueno saber su nombre. Entonces, fingió una sonrisa también y se acercó al supuesto alfa.

—Lo siento, qué malos modales —dijo, dirigiéndose al extraño—. Soy JiMin. —El omega hizo una pequeña reverencia por cortesía.

—Soy Yook SungJae. Y, no te inclines, no creo ser mayor que tú.

JiMin asintió sin más, sin estar realmente interesado, aunque no quería verse envuelto con ese joven en un silencio incómodo, por lo que continuó la conversación.

—Te sorprendería saber que conozco a un sujeto que exigía que lo llamara «hyung» cuando solo me lleva tres meses de diferencia.

JiMin suspiró, sin querer decir más acerca del sujeto que, por cierto, tenía el nombre de Min YoonGi. ¿Por qué demonios estaba hablando de él? ¿Venía al caso? A veces no se entendía. Ya había hablado con su consciencia sobre eso.

—¿Cuántos años tienes? —preguntó el omega, dejando atrás el tema de YoonGi.

—Tengo veinte. ¿Y tú?

—Igual —respondió con simpleza.

Al darse cuenta de que acababa de darle su nombre y edad a un completo extraño, se reprochó. Un abogado no se caracterizaba por confiar en alguien de buenas a primeras, y, aunque quizás estaba exagerando, se sentía un poco estúpido en esos momentos. Bueno, en época de celo, se sentía estúpido a menudo.

Defenderse con YoonGi se le daba excelente, hasta lo dejaba callado; pero con las demás personas... ¿Por qué demonios ahora parecía que eligió su carrera universitaria en función a ese imbécil? O la pregunta correcta tal vez era: ¿Por qué demonios YoonGi estaba tan presente ese día en su cabeza?

—No me has dicho tu apellido. —SungJae pinchó su mejilla y rio delicadamente.

JiMin lo miró con el entrecejo fruncido. Ese tal SungJae era un completo confianzudo, aunque no se veía como una mala persona.

—Park. Park JiMin.

doble actualización por mi casi desaparición,
si ven algún error les agradecería que me avisaran <3

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top