OO4

《A seis meses del edicto, pruebas han demostrado que, en los omegas que ya concebían desde antes, los bebés recién nacidos son betas. ¿Cómo lo sabemos? Lee laboratorios ha desarrollado un análisis para saber el lugar en la jerarquía de los nuevos cachorros mucho antes de los tres años. Todavía no hay resultados de las nuevas parejas casadas, pero se sabe que algunos de ellos ya esperan niños. Aun así, hay un gran número de alfas y omegas en toda Corea del Sur que están en capacidad, pero se mantiene indiferentes al nuevo edicto. ¿Cuál será el siguiente paso?

Los dejamos con el Dr. Lee... 》

—¡Apague eso, hyung! —pidió JiMin

—Minnie, sabes que tienes que estar informando, más cuando eres omega —explicó TaeHyung.

JiMin se mantenía reacio a todo lo que le dijeran en los noticieros. Ya habían pasado seis meses y todo apuntaba a que tarde o temprano, el gobierno comenzaría a emparejar alfas y omegas como si fuesen animales. Pero, según el azabache, no tenía que preocuparse, ya que aún estaba estudiando y no tenía una edad apropiada para formar una familia, cosa que era cierta.

—Suficiente tengo con mi madre, ella es peor que los noticieros, créeme. —Una melodía se escuchó en toda la sala—. Oh, adivinen quién acaba de llamarme —ironizó.

La pareja lo vio irse a su habitación y se encogieron de hombros antes de comenzar un beso dulce.

JiMin sabía que YoonGi era la mejor y casi única opción. Al menos de él sabía que era un completo idiota y una persona terriblemente molesta. Podría decirse que lo conocía bien, sobre todo su peor lado. Eso era algo con lo que la mayoría de personas tenía problemas al momento de casarse, ¿no? Salían a flote todos los defectos y las peleas iniciaban. Entre YoonGi y él eso jamás sería sorpresa, sorpresa sería que algún día se trataran bien. En cambio, no sabría qué esperar de algún desconocido, cómo sería o cómo lo trataría. Además, ¿y si no le gustaba? ¿Y si era un sujeto velludo con mal olor en los pies? A YoonGi no le olían los pies. Lo sabía porque estudiaron juntos toda la vida y nunca percibió un mal olor cuando se quitaba los zapatos.

«Pero, ¿en qué demonios estás pensando justo ahora, JiMin?», se reprochó a sí mismo.

—¿Mamá? —preguntó cuando contestó el celular.

—Minnie. Soy papá, cielo

—¡Papá! Hola, ¿cómo están en casa?

Algo preocupado, hijo. ¿Y tú?

El omega sabía lo que venía, así que suspiró un tanto frustrado.

—Déjame adivinar, por lo de las noticias. —Talló su mejilla para no exaltarse más de la cuenta—. Fuera de eso, estoy bien.

Sí, es por eso. Pero no quiero abrumarte, sé que todavía hay tiempo. ¿Cómo vas con las clases?

JiMin agradeció que su padre comprendiera al fin.

—Pues muy bien. En serio quise regresar por vacaciones, pero no fueron muy largas y tenía que hacer algunas cosas aquí. Iré para fin de año, lo prometo.

—Descuida, hijo. ¿Alguna otra novedad? —preguntó su padre, sugerente.

—No, ninguna. Si te refieres a lo sentimental, mucho menos.

—Oh, vamos, amor. ¿Por qué no le das una oportunidad a YoonGi? Ha cambiado mucho desde la última vez que hablaron, esa discordia de cuando eran niños ya no debe estar ahí.

Ahí iban de nuevo. Sí, sabía que YoonGi era una "excelente" opción, de no ser por su insoportable trato.

—Yo estoy cien por ciento seguro de que sigue odiándome, y yo también a él, así que no, gracias. No es el único alfa de Busán, ¿sabes? En menos de lo que te esperas, habré conquistado a alguien mucho mejor que él. —En realidad, ni el mismo TaeHyung se creía eso—. Y, ¡Mamá, sé que estás por ahí, va para ti también! ¡No voy a estar con YoonGi, ¿de acuerdo?! —No hubo respuesta del otro lado—. De acuerdo. Cuídense. Los quiero.

El azabache ya ni siquiera se tomaba la molestia de enojarse con sus padres. Sabía que querían lo mejor para él, y lo mejor no era un alfa escogido al azar por un presidente que, de seguro, había reprobado la primaria cinco veces. Finalizó la llamada y salió de su cuarto. Lo que no esperó fue que, al salir, se encontraría con una situación embarazosa.

—Chicos... Eh, que estoy aquí ­—dijo, y los separó del beso—. Joder, si querían hacerlo, pueden hacerlo en una habitación o algo, no en el sofá.

TaeHyung se avergonzó y acomodó su ropa. HoSeok lo miró con ternura y lo abrazó. Ese hombre no tenía escrúpulos.

—Lo siento, JiMin. Es que no puedo resistirme a mi novio, ¿sabes? Lo entenderás cuando tengas pareja. —Le guiñó un ojo al menor, pero JiMin lo ignoró.

—Hobi, mejor vámonos —sugirió TaeHyung con una mirada tierna y provocadora.

El azabache no podía creer que estaba siendo espectador de ese tipo de cosas; jamás se había imaginado a sus amigos en esas situaciones.

Vio cómo ambos se pusieron de pie, se despidieron de él y se fueron. Ni se inmutó, solo sentía la incomodidad en sus pantalones. «Lo entenderás cuando tengas pareja». Mierda, gracias a esos dos, ya tenía un bulto necesitado de atención. Aunque, en realidad, había despertado así y no le había tomado importancia. Cuando tenga pareja de seguro no sería un desvergonzado que lo hacía en cualquier parte.

—¿Irás a ver a JungKookie? ­­—preguntó NamJoon mientras veía con pereza a un YoonGi sumergido en trabajos.

—No creo, hyung. Tengo que hacer unas diapositivas para mi exposición de la próxima semana, y si no las hago hoy, ya no voy a tener tiempo —explicó el alfa—. ¿Usted, hyung?

—Claro que sí —respondió, sonriendo y mostrando sus hoyuelos.

YoonGi lo miró extrañado y entrecerró sus ojos.

—No me diga que le gusta JungKook...

NamJoon calló. Sus mejillas tomaron un leve color carmín, así el castaño sacó sus conclusiones.

En realidad, el beta no esperaba enamorarse de ese pequeño de grandes mejillas y sonrisa encantadora. Era muy lindo, sobre todo cuando hacía sus pucheros o sus ojitos desaparecían cuando mostraba una de sus sonrisas. Para NamJoon, fue inevitable caer por tan precioso beta.

El castaño lo conoció durante una prueba compartieron. Como JungKook era de enfermería, lo veía con frecuencia. Rápidamente se ganó el cariño de ambos, y de los amigos de JiMin también durante un almuerzo. He ahí el gran detalle: YoonGi no quería tener el mismo grupo social de JiMin, pero JungKook se había ganado su corazón.

—El que calla otorga —insistió el alfa.

—Oye, que buena frase. ¿Por qué no eres abogado como JiMin? —espetó el mayor, enfatizando el nombre.

YoonGi levantó las manos y comenzó a dramatizar tirándose al suelo.

—¡No! ¡Otra vez ese nombre! ¡Tres veces en el día! ¿Qué he hecho para merecer tal castigo? ¿Es que no tengo suficiente con mis padres que me tiene harto con él? Tenía que ser martes —bramó estando boca abajo en el suelo.

NamJoon rio con sorna. A YoonGi en verdad le gustaba exagerar.

—Sí, me gusta JungKook —confesó el mayor, ignorando el teatro del castaño.

Rápidamente el alfa se levantó y sus ojos brillaron, cosa que NamJoon pudo apreciar, ya que YoonGi estaba muy cerca.

—¿De verdad? Ay, ¿cómo no lo noté antes? —YoonGi estaba en una burbuja de emoción.

NamJoon rodó los ojos y pinchó todo el globo de rosas y corazones con lo siguiente:

—Así como tú no ves que tarde o temprano terminarás junto a JiMin.

Dicho eso, el beta corrió a la puerta y desapareció, comportamiento que él mismo denominaba como «instinto de supervivencia». Pero no era que el alfa fuese aterrador, sino que, debido al berrinche que seguramente haría el menor, prefería evitar un aneurisma.

—¡Púdrase, hyung! ¡Ojalá que Kookie no le haga caso!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top