O18

La diversión había terminado. Bueno, quizás no del todo, pero las constantes disputas entre YoonGi y JiMin habían perdido lo esencial: ser constantes.

Ambos tenían pareja, con la cual cada uno disfrutaba por su lado. Sin embargo, no todo estaba perdido, no. Si tan fácil hubiera sido aplacar todo el odio, ¿acaso eran realmente YoonGi y JiMin? Al mínimo roce, había una respuesta de la contraparte.

Ambas relaciones apenas llevaban un mes de su inicio. Claro, a todos se les hacía raro que incluso hayan coincidido al momento de encontrar pareja, pero eso no les incumbía a ellos, sino al par.

—Tengo que irme por aquí, hyung —anunció SeokJin, sacudiendo la mano de YoonGi.

El castaño asintió con una sonrisa, vagando su mirada por todos lados menos prestando atención a su novio.

—Te veo cuando sales.

El rubio no dijo nada y, antes de ingresar a su salón, dejó un beso en la mejilla del contrario. El alfa, por fin mirando a SeokJin, se sintió cálido y enamorado. SeokJin era una joya sin lugar a dudas. Tenía tanta suerte de que fuera su novio.

Una vez el menor en su clase, YoonGi se encaminó a la suya, pasando, por supuesto, por la facultad de Derecho. Estaba de más decir a quién vio por ahí, muy feliz, de la mano de cierto alfa de sonrisa eterna y modales de príncipe. Sí, Park JiMin y su lacayo. O novio, YoonGi no difería entre las dos cosas. Bueno, SungJae no tenía nada que ver en todo su asunto, aunque se había ganado un par de maldiciones internas de parte del castaño por entrometido.

¿No podía dejarlos odiarse en paz?

Rodó los ojos y siguió su camino de largo.

Para JiMin tampoco pasó desapercibido la presencia de YoonGi. Se aguantó la risa al ver su cara toda arrugada como una pasa. Já, idiota. Si quería, podía ir por otro lado y así también le evitaba la molestia de verlo.

—Cariño.

—Oh, sí. Lo siento, Jae. ¿Decías?

SungJae rio y negó, despeinando un poco los cabellos azabaches del omega. JiMin quiso derretirse.

—Que si paso por ti después de clases.

—No te preocupes. Creo que iré con HoSeok hyung y Tae hyung. Que me llevarán a hacerme no sé qué cosa en la cara. —El omega frunció su nariz—. Como si no tuviera los exámenes a la vuelta de la esquina.

El alfa rio con más fuerza, contagiando a JiMin. Esa pareja en serio se preocupaba por JiMin, y SungJae no podía estar más agradecido con ellos. Además, llevaban una buena relación y eran bastante amables y divertidos.

—Si pagan ellos, tú aprovecha.

—Ojalá, porque Hobi hyung es capaz de hacerme pagar lo suyo también.

Entre risas y un beso, SungJae dejó a JiMin en su aula y recorrió el mismo sendero que YoonGi hacía unos minutos atrás. En ese tiempo que llevaban juntos, había sido más feliz que nunca, y deseaba que nunca terminase, porque estaba seguro del amor que sentía por el azabache, y viceversa.

¿O se equivocaba?

—¡Ah, Yoonie hyung! —JungKook saludó al mayor con entusiasmo.

A la facultad de Medicina le tocaba práctica en conjunto con Enfermería, por lo que YoonGi se había topado con el pequeño pelirrojo. El mayor lo abrazó de igual modo, mientras JungKook prolongó el abrazo un poco más de lo debido.

—Jungkookie

—Hyung, ¿qué hará después de clases? —preguntó el menor, sin darle tiempo de hablar a YoonGi.

—No lo sé. Tal vez vaya por ahí un rato con SeokJin, pero los exámenes se acercan y tengo que estudiar. ¿Por qué?

—Saldré con SeokJin entonces.

El castaño echó la cabeza a un lado y frunció el ceño. A ese paso iba a tener arrugas de abuelo antes de tiempo.

—Te digo que voy a ir con él —recalcó YoonGi.

—Déjelo libre por hoy, por favor. A menos que nos acompañe, pero dice que tiene que estudiar —habló JungKook, formando un puchero al finalizar.

¿Qué diablos le pasaba? No era como si no confiara en él, pero algo tramaba detrás de toda esa sonrisita inocente y ojitos casi imperceptibles.

Sin embargo, en esa ocasión, JungKook no planeaba nada, solo ser más unido con el rubio y formar una amistad. Ese omega era muy agradable, y a NamJoon y a él les había caído bien en un segundo.

—Bueno, pues dile a él. Igual iba a ir a casa por Yoongi, pero ya que irá contigo, me quedaré en la biblioteca —resolvió el mayor.

—Gracias, hyung. Le dejaré un mensaje.

YoonGi estuvo de acuerdo y no dijo más, pues su maestro había pedido su atención. Todos guardaron silencio, mientras que el castaño, a lo lejos, logró divisar a SungJae. Ah, él de verdad era el sueño de cualquiera, con solo mirarlo te dabas cuenta. Muy probablemente se había quedado embobado viendo al alfa, hasta que se sacudió a causa de un escalofrío al notar lo raro de la situación.

¿Qué demonios estaba pasando por su cabeza? SungJae no era más que él ni nadie.

Golpeó su cabeza sutilmente, logrando enfocar su ajetreada mente en sus clases.

Estudiar era una cosa dura. ¿Estudiar química? Eso era el mismo infierno. Ese curso lo ponía de un humor pésimo. Lo peor de todo era que, a pesar de todos sus apuntes y libros extra, necesitaba uno en particular. Estando en la biblioteca —eso no debería suponer un problema—, pero se convertía en uno cuando, justo cerca de la estantería donde estaba el famoso libro, en una mesa, yacía, muy a gusto, JiMin.

Por muy extraño que pareciera, no estaba de humor para una discusión. Aunque, si solo iba por el libro, no tendría que armarse un problema. Claro que no.

YoonGi abandonó su asiento, dejando sus cuadernos para que nadie tomara su lugar, y fue hasta la estantería. Caminó a paso firme, sin dignarse a ver al azabache que aparentaba estar lo suficientemente sumido en un montón de módulos como para reparar en su presencia. Mejor así.

Buscó «Química Orgánica» de L. G. Wade y no estaba por ningún lado. No podía haberse agotado tan pronto, era prácticamente imposible.

En lo que intentaba dar con el dichoso ejemplar, un teléfono timbró, y dentro de sí rogó para que no sea su madre, pero ni siquiera había sido su teléfono.

—Hola, SungJae.

YoonGi quiso voltear, pero no era su asunto. Maldición. JiMin hablaba con su novio. ¿Cuál era el problema? Ninguno. Prosiguió su búsqueda, más no le fue posible evitar escuchar lo que el azabache decía.

Sí, era el último de hoy. Tae hyung vendrá por mí en unos minutos. ¿Qué? Oh, sí. Es de ese tal Wade, ¿cierto?

¿Wade?

Disimuladamente, el castaño miró el libro que JiMin tenía en sus manos. Oh, justo el que YoonGi precisaba. Era desaprobar o tirar su orgullo. Ninguna parecía opción, sin embargo, robar el libro se veía tentador.

JiMin ya se sentía cohibido por la actitud del alfa que se esmeraba en pasar desapercibido. Él le había ayudado intentando ignorarlo, pero estaba mirando su mesa hacía unos minutos y la situación se estaba tornando extraña. O quizás quería algo, lo cuál sería más creíble. JiMin no tuvo que pensar demasiado. Claro, el libro. YoonGi compartía clases con SungJae, sonaba lógico. Qué pena, alguien tendría que comprar el libro externamente.

YoonGi, por su parte, había resulto que intentaría distraerlo, así tomaba el libro y corría por su vida. Era un buen plan: simple y eficiente, eso sin contar con que JiMin ya sospechaba de sus intenciones.

El azabache comenzó a guardar sus cosas; de todos modos, ya iba de salida. En ningún momento le quitó la mirada a Min, por si se le ocurría hacer algo que no debía. Lo vio acercarse, fue entonces cuando supo que tendría que correr. Maldito loco. ¿No podía simplemente desaparecer como lo había estado haciendo todo el mes?

—Hey...

JiMin pegó el celular a su oído de nuevo, fingiendo escuchar la línea muerta de SungJae. Cuando YoonGi cayó, pensando que realmente estaba al teléfono, decidió que era en ese momento o nunca.

—Sí. Adiós, Sungnie. Tengo que irme. Te quiero mucho, amor.

Y salió, ignorando por completo al castaño que estaba estático en su lugar, viendo la mesa abandonada por el omega y frunciendo su ceño.

¿De veras se acercó para escuchar tremenda cursilería? «Te quiero», «Amor». Sin duda, aquellas cosas sonaban horrible si venían de la boca de JiMin.

Disculpen la inactividad, a partir de ahora estare más al pendiente de mi cuenta, así que actualizaré mas seguido. Gracias a los que siguen leyendo Extinción <3

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top