CAPÍTULO XXIX • El mundo que dejaré •

C L E M A T I S

De pequeña la oscuridad siempre me había aterrado, es por eso que mi madre procuraba dejarme velas dentro del pequeño hogar donde vivía, pero conforme fui creciendo y conocí el mundo exterior, descubrí que había cosas que daban mucho más miedo.

A medida que daba un nuevo paso en dirección al palacio mis ojos no paraban de escurrir una lágrima tras otra, y pese a que trataba de calmarme a mi misma de la única forma que sabía, simplemente no pude hacerlo.

Hacía ya mucho tiempo que no me había sentido tan desolada como en este momento.

En cuanto llegué al palacio ya no había nadie despierto, esto me facilitó que pudiera encerrarme en mi habitación sin tener que dar algún tipo de explicación por culpa de mi aspecto.

Una vez dentro tomé el cuenco de agua que siempre había en mi tocador y lavé mi rostro, me quedé con las manos pegadas a la cara durante varios minutos ya que mis ojos ardían de una forma inexplicable. Me observé en el espejo y ni siquiera pude reconocerme en el reflejo.

Sin quererlo apoyé los codos sobre el cuenco que terminó cayendo, y al llegar al suelo, este terminó fragmentándose en muchos pedazos. Me agaché y poco a poco comencé a recoger los fragmentos, uno de ellos llamó particularmente mi atención por su tamaño. Vacilé momentáneamente y terminé apoyando el filo sobre mi muñeca, pero en cuanto la punta provocó que un pequeño hilo de sangre comenzara a escurrir ligeramente por mi brazo, tiré lejos el objeto y abracé mis piernas con fuerza mientras reprimía un grito.

Esto quizás era lo que más odiaba de todo. Este vació que se siente luego de la pérdida de alguien que amas, es simplemente desgarrador.

Pero no podía darme el lujo de ceder ante aquellos impulsos negativos y poner un punto final.

Cael nunca entendería porque habría decidido marcharme.

William no podría soportar que su pequeña hermana hubiera acabado consigo misma.

Los habitantes de Wyrfell, y todos los amigos que hice durante este tiempo, jamás entenderían porque habría decidido abandonarlos de esa forma. Y si realmente había algo más allá después de la muerte, nunca podría observar a mi madre, a mi amada Camelia, ni mucho menos a Zefer directamente a los ojos luego de haber decidido ponerle fin a mi vida.

Y aunque ahora lo que menos quería era estar cerca de Argon, sé que él se culparía por esa decisión fatal.

En cuanto me aseguré de que la herida había dejado de sangrar me recosté en mi cama y cerré los ojos, pero por segunda noche consecutiva me fue imposible conciliar el sueño.

Odiaba sentirme de esta manera, débil, vulnerable, rota.

Por la mañana Lisi, una de las muchachas que me ayudaba a dirigir la limpieza entró con un pequeño balde y una escobilla. Recogió los pedazos de los vidrios desperdigados por el suelo, y aunque claramente sabía que gracias a su sentido del olfato ella había percibido mi sangre en la habitación, no tocó el tema.

—Señorita —dijo antes de partir, yo, quien me encontraba en el tocador tratando de disimular mis ojos hinchados, la observé por el reflejo.

Ella se acercó con timidez hasta donde estaba, dejó las cosas a un lado y me dio un rápido abrazo mientras escondía su rostro. Su acción me tomó por sorpresa, pero agradecí enormemente el gesto ya que era justo lo que más me hacía falta en estos momentos.

El abrazo no duró demasiado, pero fue lo necesario como para que al menos durante ese día, pudiera reunirme con los demás para poder armar la defensa ya que el tiempo se nos acababa.

Al llegar al despacho los demás se encontraban allí, Argon traía una cara horrible, igual que yo, pero tratamos de sobrellevar las cosas como dos adultos, aunque claramente los demás sabían que algo había pasado, pero ninguno decía nada al respecto.

Llegó un punto de la reunión donde mi cuerpo ya no daba más. El cansancio que traía encima no me permitía concentrarme correctamente. Observé la esquina de uno de los mapas, y ahí me quedé colgada durante algunos minutos.

—Señorita Clematis.

Fue necesario que Luciu tocara uno de mis hombros para arrastrarme de nuevo a la realidad. Lo observé y una cansada sonrisa se esbozó en mis labios.

—Lo siento, no logré escucharte bien.

—Debería ir a descansar —me dijo con evidente preocupación—. Perdone que quizás suene irrespetuoso, pero no tiene una buena pinta.

—No tenemos tiempo para eso —le dije con calma, él frunció las cejas—. Tenemos las horas contadas, lo mejor que podemos hacer en este momento es terminar de afinar los detalles.

Antes de que pudiéramos continuar con la reunión el cuidador de vylas entró por la puerta, entre sus manos traía consigo un comunicado envuelto en un sobre de color negro.

Rey, al encontrase cerca de la puerta abrió el sobre con prisa, pero luego de que terminó de leer el gesto de su rostro se descolocó por completo. Extendió el sobre en dirección a Luciu y Lorke.

—Estamos solos —exclamó Lorke luego de que sujetara su cabeza con fuerza, Luciu, quien estaba a su lado giró su cuerpo en dirección a la pared—. En cuanto Giorgio ataque será nuestro fin.

—Todavía tenemos una línea de defensa —respondí.

—La defensa no será eterna —exclamó Lorke—. Lo que más necesitábamos ahora es a nuestros aliados.

—Tranquilos, podremos con esto —dije con seguridad— ¿Cómo van los preparativos? —les pregunté a los demás.

—Ya tenemos todo listo —Luciu se acercó al mapa y con una pluma comenzó a trazar los puntos específicos—. La zanja se encuentra llena de aceite y las lámparas están encendidas en todo el contorno del muro.

—¿Ordenaron la evacuación de los ciudadanos que viven cerca al punto crítico? —preguntó Argon.

—Sí, todos se encuentran en carpas provisionales en la plaza central.

—¿Sefiro también fue llevado al centro médico? —les pregunté, Argon se sobre encogió ligeramente luego de escucharme.

—Sí, aunque todavía no hemos dado aviso a su familia.

—Lo importante es que logremos controlar la infección, ya luego yo me acercaré personalmente a proporcionarle ayuda a su madre.

Aquello lo dije con tal nivel de seriedad que los demás se sorprendieron. Francamente no pensaba sonar tan tosca al decirlo, pero hoy mi cuerpo, en especial mi cabeza, no estaban reaccionando de una forma coherente.

—¿Qué me dices de los tiradores, están en sus posiciones? —Argon volvió a hablar.

—Sí, tan solo están esperando órdenes.

—Señorita Clematis —interrumpió Luciu—. Perdone que suene tan pesimista, pero no sé si con lo que tenemos... podamos resistir lo suficiente.

—Tenemos las armas que ellos usan —les dije.

—Las balas de esos endemoniados juguetes no duraran para siempre, señorita Clematis.

—No permitiré que Giorgio siga esclavizando más gente —solté de golpe, ellos se observaron—. Si he de morir, lo haré defendiendo a la gente que quiero. No pienso esconderme tras unas murallas y abrir las puertas para que ellos puedan entrar y hacer lo que quieran.

—¿Y como compensaremos la falta de soldados? —cuestionó él.

—Escuchen, Giorgio siempre nos ha subestimado, siempre dio por sentado que nada ni nadie podrá frenarlo. Pero se equivoca. Nosotros contamos con la fuerza del pueblo para hacerle frente y eso es algo que él no espera en lo absoluto.

—¿Le dirá a los pueblerinos que tomen un arma? —los demás observaron atentos a Luciu—. No sé que tan buena idea sea, pero en tal caso permítanos enviar a un vocero para que de la orden de forma inmediata.

—No, iré yo misma —tras contestarle ellos volvieron a observarle—. No sería una buena regente si permito que terceros hablen por mí. Ahora más que nunca ellos necesitan tener la certeza de que lucharé a su lado.

Diciendo esto tomé un cinturón que traía una funda de espada, sujeté el arma que habíamos fabricado y la coloqué en su estuche, y comencé a correr por los pasadizos del palacio. Al llegar a la primera planta los sirvientes me observaron y fueron cediéndome el paso mientras me deseaban suerte.

Observé al frente y vi el horizonte, las pequeñas casas con tejados de colores estaban a una distancia considerable así que necesitaba llegar lo antes posible.

Con una pequeña navaja que traía conmigo corté el vestido hasta la altura de mis rodillas, Argon llegó en el preciso instante donde me deshacía de la tela arrojándola hacia un lado. Sujeté mi cabello en un moño improvisado y comencé a correr a la mayor velocidad que mis piernas me lo permitieron.

Pude escuchar que Argon me gritaba desde atrás pero no quise parar. No podía hacerlo.

En cuanto llegué a la plaza central me faltaba el aire. Sin embargo, necesité de apenas algunos segundos para lograr reponerme, y en cuanto inhalé una considerable bocanada de este me dirigí a la plaza central. La enorme campana se encontraba justo al centro. Nunca me había sentido tan pequeña a su lado. Pero una vez que tomé el tronco que estaba sujetado por una polea e hice que repicara tres veces, ya no había marcha atrás.

Los aldeanos se fueron reuniendo poco a poco, hasta que se formó una enorme masa de gente. Más de uno se sorprendió por lo desaliñado de mi aspecto, pero simplemente no me importó.

—¡Ciudadanos de Wyrfell! —grité con fuerza, y hasta el último de ellos alcanzó a oírme.

Ustedes siempre saben que he sido lo más transparente posible acerca de la situación que estamos viviendo el día de hoy. Y en definitiva lo que estoy apunto de compartir con ustedes puede que genere un sentimiento de incertidumbre en más de uno, pero como hice desde el primer día considero que es necesario que lo sepan.

Giorgio envió una amenaza directa con el fin de hacernos ceder y agachar la cabeza, tal y como está acostumbrado a hacer. Su amenaza consistía en que tenemos un máximo de cuarenta y ocho horas para rendirnos o nos abstendremos a las consecuencias, y... aunque antes contábamos con ayuda de nuestros aliados, la realidad es que en estos momentos nosotros somos los únicos que podemos hacerle frente.

En cuanto dije esto los cuchicheos no se hicieron esperar. Como era lógico los que se encontraban en este momento dentro de Wyrfell eran también aquellos que enviaron a sus familias lejos para que podamos esconderlas en Demarrer.

—¡Sé lo que están pensando! —grité nuevamente y los demás me escucharon—. Sé que la idea de rendirse y aguardar a que Giorgio haga de las suyas y nos deje en paz es muy tentadora, por eso es que les pido en este momento que se pongan a pensar la clase de futuro quieren para su familia. ¿Es realmente ese mundo que imaginan uno donde ellos podrán ser felices plenamente?

—¡No! —gritaron todos en conjunto.

—Si estamos unidos ahora más que nunca tengo la certeza de que lograremos hacerle frente —continué—. El pueblo no debe tenerle miedo a los tiranos, son los tiranos los que deben tener miedo de nosotros porque mientras la idea de la justicia, igualdad y libertad estén plasmadas dentro de nuestra mente, ellos jamás podrán destruirnos.

Y si bien actualmente yo soy la regente de esta nación, este lugar, nuestro hogar les pertenece a ustedes. Así que este mundo que ayudé a forjar se acabará en las próximas cuarenta y ocho horas, y después de eso, comenzará un nuevo mundo que ustedes mismos se encargarán de sostener, así que la decisión es completamente de ustedes.

—¡No nos someteremos a Giorgio! —gritó un joven desde atrás mientras alzaba una hoz en el aire.

—¿¡Me acompañarán en la lucha!? —grité.

—¡Sí! —me respondieron todos mientras los guardias que iban pasando les entregaban espadas— ¡Lucharemos por nuestro futuro!

—¡Somos la última esperanza! —volví a gritar mientras alzaba el arma al cielo— ¡Nosotros ganaremos esta guerra!

En cuanto dije esto los demás comenzaron a vitorear en el aire. El pueblo, al igual que la primera vez que me presenté ante ellos comenzaron a gritar mi nombre, mientras que otros, emitieron un rugido gutural desde adentro de su ser.

*Tiempo restante: 48 Horas*

Holi, espero el capítulo les haya gustado :,)

La verdad durante la semana estuve mal (anímicamente hablando). No quise dejarlos sin actualización, porque ya llevo bastantes semanas cumpliendo, aunque si les soy sincera tenía bastante miedo de actualizar porque no sabía como tomarían el capítulo de hoy.

Este capítulo para mí era muy especial ya que demostraba en cierta forma (para mí), lo mucho que Clematis creció durante toda la historia. Espero haber estado a la altura de eso y haberles podido transmitir toda la emoción que sentía conforme iba escribiendo :,)

Nos vemos la próxima semana <3 
Los amo. 


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top