X. Encontrando el final.
꧁El final꧂
Catra atravesó el portón de la penitenciaria, llevaba puesta la misma ropa que el día que fue arrestada, no pudo evitar sentir como el estómago se le revolvía sólo con el hecho de recordarlo.
Bow la esperaba en el exterior, iba montado sobre la motocicleta de la morena, le dedicó una mirada condescendiente y Catra subió detrás de él, emprendiendo marcha hasta el departamento de la joven.
Una vez ahí, Catra quedó completamente desconsolada, el lugar estaba volteado de cabeza, la felina sabía que muy seguramente todo había sido por obra de Shadow Weaver, sintió náuseas de pensar en lo que pudo haber sido de ella de haber estado presente.
—Lo lamento... —suspiró Bow—, de haber sabido...
—No te preocupes, ya me lo esperaba.
Catra volvió su mirada hasta el joven, Bow pudo sentir algo distinto esta vez, una sensación cálida, muy diferente a la que la antigua Catra alguna vez le había proyectado.
—¿Ahora qué? —cuestionó el moreno—. ¿Cómo encontraremos a Adora?
Catra lo miró con una ceja alzada.
—Tú no harás nada —ordenó—. Volverás con Glimmer y con su hija. Vuelve para que puedas protegerlas.
—¿Protegerlas?
—Shadow Weaver tiene a Adora y sé que no descansará hasta terminar lo que inició, no puedes dejar a Glimmer sola —Bow tragó en seco, Catra tomó sus hombros con una sonrisa—. Lo harás bien, ya se te ocurrirá algo, así es como funcionan los nerds, ¿o no?
Bow se despidió de Catra con un sincero abrazo y una mueca de tristeza en su rostro.
—¿Tienes idea de por dónde empezar a buscar? —preguntó. Catra negó en silencio.
Antes de que Bow pudiese formular una nueva pregunta, un estrepitoso golpe se escuchó del otro lado de la puerta, Bow permaneció delante de Catra mientras la abría con lentitud.
Adora apareció del otro lado, estaba casi desfallecida contra el marco de la puerta, su rostro lucía sumamente maltratado y tenía varias heridas sangrándole por todo el cuerpo.
—¡Adora! —soltaron ambos jóvenes al unísono.
Catra apartó a Bow, lanzándose hacia la rubia y capturándola entre sus brazos antes de que cayera de lleno al suelo.
—Está muy mal herida... —anunció con angustia.
—Tenemos que llevarla a Mystacor —dijo Bow—. Ahí están Glimmer y los demás.
Catra lo miró con cierta inseguridad, pero sabía que de ir a un hospital podrían perder a Adora, Shadow Weaver seguro tenía todo vigilado para ese momento. Terminó accediendo y los tres emprendieron camino directo hacia Mystacor.
—¡Bow!
Glimmer se había apresurado a recibir al joven con una sonrisa en su rostro, sólo para detenerse en seco al observar a Catra detrás de él, llevando a Adora inconsciente y muy lastimada en sus brazos.
—Cariño, necesitamos ayuda, ahora —suplicó el joven.
Glimmer llamó de inmediato a su tía Casta, mientras Bow dirigía a Catra hasta una de las habitaciones en la gran mansión de Castaspella. La mujer era una famosa sanadora de la pequeña ciudad de Mystacor, por ello Glimmer había decidido transferir a su pequeño hijo con ella, pero ni siquiera la poderosa magia de su tía pudo hacer algo para despertarlo.
Catra se sentó junto a la cama donde Adora yacía dormida, con un gesto lleno de angustia y dolor. Castaspella se aproximó hasta ambas y con el rostro sereno comenzó a realizar un poderoso hechizo que pronto cubrió enteramente el cuerpo de la rubia.
Después de unos angustiantes segundos, la mayor miró a Catra con una sonrisa.
—Estará bien —dijo—, tenía muchas heridas, pero la mayoría eran superficiales, ahora sólo hay que dejarla descansar.
—Una vez que despierte podremos saber qué fue lo que pasó.
—Primero hay que dejar que despierte, Bow —le reprendió la tía Casta.
Catra permaneció en silencio, miraba a Adora con dulzura y tristeza, no podía creer todo lo que estaba sucediendo y cómo era todo culpa suya. Bow y Casta salieron de la habitación cerrando la puerta detrás de ellos.
—Lo lamento, princesa —susurró Catra al oído de Adora y besó su mejilla, conteniendo las lágrimas—. De no ser por mí, no estarías aquí ahora. Adora, mi amor, lo lamento tanto...
—V-vuelve —escuchó a su lado, en un hilo de voz apenas audible.
Catra levantó la vista velozmente, Adora la miraba con los ojos entrecerrados y una sonrisa tan débil como su cuerpo.
—Vuelve... a decirlo —suplicó la rubia, apenas consciente.
—¿Decir... qué? —trastabilló la felina.
—"Mi amor" —respondió Adora y su sonrisa se hizo ligeramente más amplia—. Vuelve a llamarme así, por favor.
Catra no pudo seguir aguantando el llanto y se soltó a llorar, aferrada al brazo de la rubia.
—Perdóname, por favor, perdóname —suplicó—, de no ser por mí, Shadow Weaver jamás te habría...
—Sí lo habría hecho —respondió Adora—, lo habría hecho, sólo estaba esperando el momento adecuado.
Adora, con la poca energía que permanecía en su cuerpo, terminó por contarle detalle a detalle todo lo que había descubierto de su supuesta madre y por qué ahora Catra y los niños corrían más peligro que nunca.
—¿Magicats? —Catra lucía anonadada, pero creía ciegamente en cada palabra que Adora decía—. Si tienes razón, Shadow Weaver no tardará en llegar hasta aquí por ellos...
—Y por ti —corrigió Adora.
—Ellos me preocupan más, debo avisarle a Glimmer —Adora asintió en silencio y Catra besó su frente—, descansa, no dejaré que se salga con la suya esta vez.
La felina salió de la habitación, dejando que Adora intentara dormitar un poco más, y fue en busca de Glimmer. Llegó hasta otra de las habitaciones del lugar, tenía la puerta entre abierta, lo que dejaba salir el cálido ambiente dentro de ésta, Catra se adentró con curiosidad hasta el centro de la habitación, pero durante un segundo se arrepintió completamente de haberlo hecho.
Justo frente a ella se hallaba una cuna de caoba recubierta por lo que parecía un escudo mágico, dentro de ella se encontraba el pequeño de ella y Glimmer, lucía como si sólo estuviese tranquilamente dormido, ni siquiera necesitaba algún instrumento especial para dotarle de aire o nutrientes, la magia había hecho demasiado bien su trabajo, sólo estaba dormido, lo que posiblemente hacía todo mucho más angustiante para los adultos, pues despertarlo había sido imposible, y posiblemente lo sería siempre.
Catra cayó de rodillas, llena de remordimiento y culpa, ni siquiera podía soltar lágrima alguna por su hijo, su odio a sí misma superaba aquel sentimiento de tristeza.
—Es un hechizo de sueño eterno —escuchó detrás de sí, Glimmer se colocaba silenciosamente junto a ella—, o al menos eso es lo que dice la tía Casta, un sueño del cual es imposible despertar... ese... ese es el objetivo del encantamiento, por ello no hemos logrado encontrar nada que logre traerlo de vuelta.
La voz de la princesa iba cortándose cada vez más con cada palabra que decía. Catra se levantó de golpe, posándose junto a ella.
—Encontraremos la forma —dijo con una mirada condescendiente—, pero antes... debemos ponerlos a salvo de Shadow Weaver.
Glimmer la observó con la mirada más helada que pudo haber visto Catra jamás en su vida, no esperaba menos después de todo lo que aquella bruja había hecho con la princesa.
—No se atrevería a venir hasta acá... —balbuceó Glimmer, aterrada.
—Lo hará y esta vez no se detendrá por nada, debemos estar listos para enfrentarla.
Glimmer retrocedió a tientas hasta que pudo tomar asiento, llevó la mano hasta su pecho, tratando de mantener la respiración tranquila, sin llegar al pánico.
—No hay forma de que hagamos algo contra ella, puede huir de la ley como se le antoje —bufó con angustia.
Catra se arrodilló junto a ella, tomándola de las manos.
—Adora tiene suficientes pruebas contra ella, pero antes de llevarla ante la ley debemos quitarle su magia.
—¿Cómo haremos eso? —Glimmer empezaba a sentir la desesperación.
La puerta de la habitación se abrió de par en par, permitiendo que el halo de luz del corredor se extendiera hasta los rostros de Catra y Glimmer.
—Yo podría ayudar... —dijo la voz al otro lado de la puerta.
Glimmer se puso de pie de golpe, provocándole un leve mareo que llevó a Catra a sostenerla antes de que cayera de vuelta en el sofá. Angella se encontraba del otro lado del umbral, su mirada ensombrecida se clavó en Glimmer y posteriormente en la cuna detrás de su hija, los guardias se aproximaban hacia ella, suplicándole que se retirara.
—¿Qué demonios haces aquí, madre?
Angella se acercó a Glimmer, tomando sus manos.
—Vine a pedirte perdón —dijo, su mirada suplicante se inundó en lágrimas—, sólo estaba intentando alejarte del peligro, creí que lo lograría alejándote de mí y de tu padre, pero... —volvió a erguirse para ver a su nieto durmiendo tranquilamente—, veo que me equivoqué.
Glimmer la miró fijamente, Angella le explicó todo lo que sospechaba sobre la maldición que Micah tenía, sobre como después de todo lo sucedido sospechaba de Shadow Weaver y, gracias a los descubrimientos de Adora, Catra pudo confirmar dicha teoría, la furia de Glimmer se vio ligeramente apaciguada, pero no era suficiente.
—Podemos extraer la magia de Shadow Weaver —concluyó Angella—, así podremos dejarla sin el poder para escapar nuevamente de la cárcel y... —tragó en seco—, tal vez, sólo tal vez, podamos usar esa magia para que mi nieto despierte...
Por un segundo los ojos de Glimmer y Catra se iluminaron en esperanza, por primera vez en varias semanas, por fin podían sentirse esperanzadas.
—Lo haremos —dijo Glimmer—, pero sólo por mi bebé, después de esto quiero que desaparezcas de mi vida.
Angella accedió apenada y se preparó junto a su cuñada para recibir a Shadow Weaver como merecía.
Habían notificado a la policía sobre el plan, en especifico a un íntimo amigo de la familia Bright Moon, el único que sabían que les apoyaría en un plan tan descabellado, el único que se pondría en contra de Shadow Weaver.
—Si ella viene... no estaremos a salvo, no tienes idea de lo poderosa que es...
Adora yacía semiacostada, aún con dolor en el cuerpo, cargaba en brazos a la pequeña niña de Glimmer y Catra, mientras el niño permanecía recostado en su cuna junto a ella. Casta y Angella se habían encargado de hechizar la habitación con un campo protector para que Shadow Weaver no pudiese atravesarlo.
—Tranquila, princesa —Catra besó la sien de la rubia—, estamos preparándonos para por fin dejarla sin magia, funcionará, te lo prometo.
La felina permaneció mirando fijamente a la joven, lucía tan hermosa, por un segundo Catra imaginó como hubiese sido la vida de haber tomado mejores decisiones, ¿tal vez esa hubiera sido una posibilidad?, ¿haber tenido una familia junto a Adora? ¿O será acaso que nunca la hubiera conocido?
Le dedicó una última sonrisa a la rubia y salió de la habitación dirigiéndose al salón principal del lugar, habían sido notificados de que se aproximaba el auto de la hechicera, sabían que no estaba lejos, y así fue.
La puerta principal resonó con estrepitosos golpes, hasta que cayó de lleno al suelo, Shadow Weaver salía de entre la penumbra, respaldada por cuatro de sus más temibles matones.
—Se acabó, gatita —gritó, enfurecida—. Ya me cansé de este estúpido juego y de ustedes también.
Los matones a su espalda levantaron unas enormes armas no convencionales, a las que rodeaban halos de luz mágica y rojiza. Catra se apresuró a ponerse al frente del grupo, mientras Bow protegía a Glimmer con su cuerpo y, Casta y Angella se colocaban a los costados.
—Hagamos esto por las buenas —sugirió Catra, a manera de ultimátum—, entrégate a la policía, confiesa todo lo que hiciste, y será más fácil para todos.
La hechicera soltó una risa tan fuerte que incluso Adora sintió escalofríos al escucharla desde su habitación, la rubia se aferró a la pequeña, pegándola a su pecho; pero, siendo honesta, no estaba segura de si lo hacía para protegerla o para calmar la ansiedad que estaba naciendo de su propio cuerpo.
—Entrégame a Adora, entrégate y a tus hijos, y los demás podrán vivir —amenazó la mujer—, o niégate y todos morirán en un muy trágico accidente.
La escalofriante sonrisa de Shadow Weaver heló la sangre de Catra, pero no iba a huir, no de nuevo.
—Primero muerta.
—Estaba esperando que lo dijeras —esbozó la mayor.
Los hombres a su espalda dispararon el arma, pero las balas mágicas únicamente impactaron en el escudo que Glimmer logró formar alrededor de Catra en el último segundo. Sin embargo, la distracción había sido más que suficiente para que Shadow Weaver desapareciera de su vista, sabían que había ido en busca de los niños, pero por más que hubiesen querido correr tras ella, no podían deshacer el escudo, pues sus atacantes no dejaban de disparar sin piedad.
Shadow Weaver intentó penetrar el campo protector, pero no pudo hacerlo en el primer intento, Adora tomó a ambos bebés y retrocedió todo lo que pudo, tomando lo primero que tuvo al alcance para defenderse.
—¿Creíste que, porque lograste escapar de mí, estarías a salvo? —espetó Shadow Weaver, clavando la punta de la uña en el campo protector, como si de un globo se tratase—. La única forma de que tú dejes de pertenecerme, Adora, es estando muerta; pero no te preocupes, serás libre más pronto de lo que crees.
Catra se aproximó hasta ella por la espalda, gracias a Bow habían logrado noquear a sus oponentes, al menos por un par de minutos, Shadow Weaver esquivó el ataque de la felina, aprovechando el movimiento para llegar hasta Glimmer y tomarla por el cuello.
—Rompe el escudo —ordenó, colocando una filosa daga en la garganta de la joven—, o te juro que jamás podrás quitarte la culpa por su muerte de tu consciencia.
—No te atrevas a hacerlo —escupió Glimmer, mirando a Catra—, deja que haga lo que quiera conmigo, pero no pongas a nuestros hijos en riesgo.
La mirada decidida de Shadow Weaver terminó por convencer a la felina, quien con un gesto le pidió a Casta y Angella que desaparecieran el hechizo; dudosas, ambas acataron la indicación y el campo protector desapareció.
Con ayuda de su magia, Shadow Weaver atrajo por los aires a la niña desde los brazos de Adora, quien no pudo hacer mucho para mantenerla consigo. Lanzó a Glimmer directo hasta Catra y tomó a la niña en brazos. Catra se aproximó hasta la hechicera, deteniéndose en seco ante el inminente peligro hacia su hija.
—Te daré mi magia —exclamó la felina, con más decisión de la que jamás había tenido en su vida—, te daré toda la magia que yo puedo llegar a poseer, pero no le hagas daño, ya no les hagas más daño.
Shadow Weaver la miró con ligera sorpresa, para ella era impactante el cambio tan drástico que la morena había tenido gracias a todo lo que había vivido, una parte de ella admiraba el carácter despreocupado e indiferente que tenía la joven, y ahora parecía decepcionada ante su evidente y sensato corazón.
—Me darás tu magia —aseguró—, pero eso no impedirá que también tome sus vidas.
—¡No! —Glimmer intentó abalanzarse contra ella, pero Bow se lo impidió.
—Míralo por el lado amable —prosiguió Shadow Weaver—, estos niños son demasiado peligrosos para nuestro mundo, si lo piensas bien... estoy salvando Etheria.
La hechicera levantó su mano libre, dispuesta a lanzar un hechizo contra la pequeña, Catra miró a Casta y Angella, y ambas supieron qué hacer, en cuestión de segundos, un enorme campo de energía se formó alrededor de Shadow Weaver y, aprovechando la distracción, Catra se abalanzó sobre ella, arrebatándole a la bebé de los brazos y cayendo del otro lado de la habitación. El escudo se cerró completamente y la mujer quedó atrapada en él, mientras Casta y Angella seguían pronunciando el hechizo para anular su magia.
Catra miró a la pequeña niña entre sus brazos, había logrado protegerla de la caída con su propio cuerpo, pero ésta lloraba desesperadamente buscando a su madre, estaba aterrada, pero al menos estaba a salvo.
El hechizo terminó cuando el escudo alrededor de Shadow Weaver había desaparecido. El primer movimiento de la hechicera fue levantar sus manos en contra de Casta y Angella, pero grande fue su sorpresa cuando notó que no había lanzado ningún hechizo.
—Se acabó, Shadow Weaver —dijo Catra, posándose frente a ella—. Hemos logrado anular tu magia, ya no puedes hacerle daño a nadie.
La felina esbozó una sonrisa triunfante y llena de paz en cuanto los oficiales entraron por fin a arrestar a la mujer.
—No es necesario que peleé —mencionó uno de estos—, todo lo que hizo quedó registrado y con esto tendremos tiempo suficiente para analizar las demás acusaciones que llegaron de usted, créame, pasará bastante tiempo tras las rejas.
Shadow Weaver intentó forcejear, pero el haber perdido su magia también provocó que perdiera energía, miró la sonrisa victoriosa de Catra y le dirigió una mirada llena de ira y desesperación.
—No creas que me venciste del todo —afirmó—, sin mi magia no hay poder en el mundo que mantenga con vida a tu pequeño bastardo —la sangre de Catra y Glimmer se heló—, y ahora su sueño eterno será la muerte en sí.
Los policías se llevaron a la mujer hasta el exterior del lugar, Catra colocó a la niña en los brazos de Bow y salió corriendo detrás de Glimmer hasta donde se encontraba Adora con el pequeño.
Glimmer tomó al niño en brazos, su corazón se detuvo inmediatamente cuando sintió que no respiraba más, cayó al suelo de rodillas, entre llantos llenos de desesperación y dolor, Catra intentó acercarse, pero los oficiales se lo impidieron.
—D-Déjenme... —tartamudeó—. Déjenme pasar...
El shock se había apoderado de su cuerpo, las manos, las rodillas, todo en ella estaba temblando, sentía desfallecer en cualquier momento, y no poder acercarse a ver a su hijo una última vez estaba acabando con ella; pero no, no se quedaría sin verlo, sin sostenerlo una última vez, nadie le robaría eso de nuevo.
—¡Muévanse! —ordenó y molesta se abrió paso entre ambos oficiales que antes de poder retenerla fueron detenidos por Angella.
—Por favor —les dijo—, también es su hijo...
Los oficiales entendieron pocos segundos después y, apenados por el pesar del ambiente, dieron un paso hacia atrás.
Catra se arrodilló frente a Glimmer, miró el cuerpo inerte de su pequeño hijo y estiró con suavidad sus manos hasta él.
—¿Podría...? —preguntó, avergonzada y, sobre todo, adolorida.
Glimmer le entregó con el mayor de los cuidados al niño, Catra pudo sentir que su cuerpo aun permanecía cálido, pero su pecho ya no se movía ni siquiera ligeramente, Shadow Weaver había tenido razón, todo lo que habían hecho para proteger a su familia, para salvarlo de su sueño eterno, había sido en vano. Se aferró al cuerpo del pequeño, desconsolada. Si tan sólo todo esto hubiese sido distinto... Catra hubiese dado lo que fuera por traer a su hijo de regreso.
—Lo que sea... —susurró, soltando todas las lágrimas que no había podido dejar salir en cuanto lo vio dormido—, haré lo que sea, sólo tráelo de regreso... por favor...
La joven besó la frente del niño con la genuina dulzura de una madre y una explosión de luz se desprendió de ambos, Catra abrió los ojos de nuevo mientras observaba atónita como el niño comenzaba a respirar y retorcerse intentando llorar. Estupefacta extendió al pequeño hasta los brazos de Glimmer donde éste se aferró hasta las uñas en sus ropas.
—¿Cómo hiciste eso...? —preguntó Castaspella, completamente sorprendida—. Tú... sacrificaste tu magia, una magia que ni siquiera sabías que tenías, por su vida... no sabía que eso era posible.
Catra permaneció en silencio, entonces era cierto, la razón por la que Shadow Weaver anhelaba tanto su magia era porque era así de poderosa, aunque ahora no importaba del todo, porque esa magia ya no existía y por la mejor de las razones.
Glimmer miró a Catra y le dedicó una sonrisa repleta de agradecimiento. Adora se dejó caer a su lado, permitió que todo su frágil cuerpo por fin descansara sobre el hombro de la felina.
—Cumpliste tu promesa —le susurró con dulzura.
Catra entendió entonces que, a pesar del dolor causado, no hubiera podido elegir una vida distinta, no ahora que podía ver lo que tenía a su alrededor, que era mucho más que lo que alguna vez tuvo.
Aquí tenemos por fin el final, un final que sinceramente no veía llegar y me disculpo por ello, no pondré excusas, simplemente les diré que por cuestiones y conflictos personales con ciertx lectxr, le perdí completamente el amor a esta historia y lo lamento.
Sirve como recordatorio también de que, si bien nosotros como escritores tenemos responsabilidad sobre nuestras obras, también ustedes como lectores entiendan que nosotros somos humanos con vidas y ambiciones propias y que, si escribimos aquí, lo hacemos por mero amor al arte.
Inmiscuirse de más en nuestra vida privada es algo injusto y, sobre todo, tomarse el derecho de exigirnos cómo usar nuestro tiempo libre.
Esta fue una experiencia amarga que nunca creí tener y lamento que ello los haya perjudicado a ustedes, me disculpo y agradezco su comprensión 💖
Gracias por seguir hasta aquí, un abrazo enorme, yo seguiré haciendo lo que amo y espero seguir recibiendo apoyo de mis lectores más fieles y menos tóxicos jajaja, los tqm ♥️
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