VIII. Arrepentimientos.

CAPÍTULO ACTUALIZADO, FAVOR DE RELEER, ACONTECIMIENTOS IMPORTANTES AGREGADOS

꧁También estoy enamorada de ti꧂





―¡¿A qué se refiere con que no podemos verlos?! ―bramó Mermista.

La muchacha estaba tan exaltada que sentía que iba a explotar, y después de todo lo acontecido la noche anterior no era para menos. El oficial al otro lado del escritorio la miró con cierta angustia, sabía que de no cuidar bien sus palabras la joven se lanzaría sobre él.

―Señorita, disculpe, pero son órdenes de nuestros superiores ―respondió―. Los bebés estarán al resguardo de las autoridades hasta que la madre esté en condiciones para realizar una declaración.

―Es una estupidez, ¿qué otra declaración necesita? La culpable ya confesó todo.

―Me temo que debido a que una de las implicadas es una hechicera de alto rango de Corona los trámites son mucho más... lentos, sobre todo debido a que la implicada no planea dar una confesión.

Perfuma soltó un resoplido tan notorio que todos voltearon la atención hasta ella.

"Lentos" ―soltó con ironía―, ¿así es como le llaman a la corrupción en Corona?

―Tú también eres una Princesa de Corona ―farfulló Mermista a su lado.

―No por eso estoy de acuerdo con sus leyes.

El ambiente pronto se tornó denso, ambas jóvenes estaban estresadas y angustiadas y seguro sacarían esas emociones una contra la otra, la batalla de miradas asesinas comenzó y Bow decidió detenerla mucho antes de que no pudieran separarlas.

―Chicas, realmente no tenemos tiempo para esto ―interrumpió.

El muchacho había pasado la noche en vela, desde el incidente no dejaba de pensar en Glimmer y en cómo los paramédicos se llevaron a sus pequeños hijos, ¿y si algo terrible les había pasado? Él no tendría la fuerza para decírselo a la joven.

El corazón se le hizo añicos en cuanto pensó en aquella brutal posibilidad, él tampoco soportaría la noticia y sabía que no podría perdonar a Catra si algo les sucedía a los hijos de Glimmer.

Aunque, pensándolo bien, Catra podía ser muchas cosas, pero no una asesina, o al menos eso quería creer, y Bow estaba seguro de que no sería capaz de dañar a sus propios hijos.

―Tal vez por eso se entregó en primer lugar ―pensó en voz alta.

Las miradas de todo el grupo se clavaron en él como flechas, antes de poder decir cualquier otra cosa, la puerta automática del hospital se abrió y con sigilo entró Adora, cuidando cada paso que daba y cada mirada que se clavaba en ella, pero era imposible no notar que Perfuma y Mermista estaban a punto de atacarla.

―¿Qué haces tú aquí? ―cuestionó Mermista, posándose frente a ella con aura despectiva.

―Sólo quería saber cómo estaba Glimmer...

―¿Después de lo que tu madre le hizo? ―siguió la morena, esta vez con mayor severidad.

La rubia guardó silencio, completamente avergonzada.

―Adora no sabía nada ―la defendió Bow―, nadie lo sabía. Aún ahora no sabemos qué era lo que Shadow Weaver quería con Glimmer o los niños y esa... ―miró a la joven junto a él y corrigió antes de ofender más a la pobre chica―, mujer, no dirá nada en un buen rato.

Mermista se alejó de la rubia con el enojo atorado en la garganta, estaba molesta con ella, pero sabía que las palabras de Bow eran sensatas. Adora agradeció al muchacho con una sonrisa cohibida y miró a su alrededor, la penumbra inundaba los rostros de los amigos de Glimmer, la familia Bright Moon ni siquiera se había molestado en ir, no quedaba mucho por hacer.

―Tal vez... ―carraspeó Adora―, yo pueda hacer algo para ayudar.

Bow centró toda su atención en ella, por un instante un rayo de esperanza se vislumbró en sus ojos.

―¿Lo dices en serio?

―M-Mi madre no debería salir impune de esta situación, debería ser castigada al igual que... ―un flechazo de las efímeras palabras de Catra pasó por su mente―, todos los culpables.

Antes de poder argumentar algo en contra de la rubia, Mermista sintió el tirón en la ropa que Perfuma le había dado, un hombre de bata blanca salía a la sala de espera donde ahora ellos se encontraban. Bow fue el primero en abalanzarse sobre él.

―¿Cómo está Glimmer? ¿Podemos verla? ¿Dónde están los bebés? ¿Ellos están bien?

El médico tomó al menor por los hombros y con serena voz le respondió.

―La señorita Bright Moon se encuentra estable, perdió mucha sangre por las condiciones tan precarias en las que la atendieron al momento de dar a luz, pero por ahora no hay nada de qué preocuparse.

Bow sintió como su cuerpo se relajaba, pero de nuevo un cosquilleo en el pecho lo hizo erguirse.

―¿Y... los niños? ―preguntó Adora, tal parecía que tenía la misma sensación que Bow y el nudo en la garganta no se hizo esperar más.

La respuesta era algo que sin duda todos los presentes temían escuchar. El hombre tomó una enorme bocanada de aire que los presentes sintieron como si a ellos les hubiera arrebatado todo ese oxigeno de golpe.

―La niña está estable... ―comentó y se detuvo en seco―, el niño, por otro lado...

―¿E-Está...? ―trastabilló Mermista, más por mero impulso que deseando obtener una respuesta.

―Está con vida, no se angustien ―dijo, calmando el ambiente lo mejor que pudo―, sin embargo, fue quien más daño recibió al momento del parto y quien mayor atención médica requiere, está... grave y, de no tener los cuidados necesarios con él, podríamos perderlo.

El grupo sintió un revoltijo en el estómago, no sabían si las noticias que acababan de recibir eran buenas o malas o por cuál preocuparse más, pero al menos eran algo; después de todo, hasta ese momento no habían tenido ningún tipo de noticia de ellos y la incertidumbre se saboreaba mucho más amarga.

―¿Podemos ver a Glimmer? ―preguntó Bow.

―Preferiría que no, ahora está agotada y será mejor que descanse con la mayor tranquilidad posible antes de darle las noticias que les acabo de decir a ustedes ―el hombre se detuvo al mirar la expresión decepcionada del moreno―. Pero pueden ver a la bebé ―añadió.

Por un momento los entristecidos ojos de los jóvenes se iluminaron. Bow fue el primero en encaminarse detrás del médico. Con forme se acercaba cada vez más a la sala de recién nacidos, sentía como el aire se le escapaba de los pulmones. No tenía ni idea de cómo reaccionaría, ¿qué pasaría si esa niña era idéntica a Catra? La mujer por la que ahora Glimmer se encontraba inconsciente en una cama de hospital. Sintió un escalofrío, si era así, ella no tenía la culpa de los errores de su madre.

Llegó hasta la habitación, tomó aire y miró a través del enorme cristal que se encontraba a un costado de la puerta. No sabía si era por su peculiar aspecto o porque fue la cuna que más llamó su atención desde el inicio, pero en un segundo había encontrado a la pequeña, con los ojos tan abiertos y brillantes como dos adorables faroles, sus diminutos caireles castaños y violetas caían apenas alcanzando sus orejas, tenía apariencia humana, tal como Glimmer, pero sus ojos eran como los de Catra, heterocromáticos verde y violeta.

Al ver la creciente curiosidad de Bow por mirar más de cerca a la niña, el médico dejó que sólo él entrara rápidamente a la habitación. El muchacho asomó la cabeza sobre el cunero, la astuta mirada de la pequeña se fijó en él y una curiosa sonrisa se dibujó en su rostro. Bow miró la sonrisa de Glimmer en aquel gesto y no pudo evitar agradecer incesantemente que se encontrara bien, rogando porque su hermano corriera con la misma suerte.

El joven alzó la mirada, dentro de una caja sobre el escritorio que se hallaba en el rincón de la habitación se encontraba la chaqueta de Catra.

―Son las pertenencias de la otra madre ―mencionó una enfermera que entraba a la habitación―, los oficiales olvidaron llevársela como prueba porque esta pequeña venía envuelta en ella, al igual que su hermano.

―Sí, lo noté en cuanto se entregó a la policía.

―Esa chica realmente hizo algo terrible, pero... ―se detuvo para tomar a la bebé en brazos―, de no haber sido porque se entregó justo a tiempo, estos niños habrían muerto antes de poder llegar aquí. Si me lo preguntas... creo que lo hizo para protegerlos ―volvió su atención hasta la niña―. Tal vez tu mamá no es tan mala como todos creen, ¿verdad?

La chica salió de la habitación para llevar a la pequeña con el médico, Glimmer no podía recibir visitas y la bebé había tenido demasiada emoción por un día. Bow salió de la habitación minutos después que la enfermera y sin siquiera mirar a sus demás compañeros se dirigió hasta Adora.

―Necesito que vengas conmigo.

Adora quedó en shock por unos segundos, la relación que ahora tenía con el grupo no era la mejor de todas, y aún confiando plenamente en Bow no podía estar completamente segura de que él no la odiara ni un poco por las malas acciones de su madre.

―¿A-A dónde...? ―cuestionó.

―Hablaremos con Catra.

La mirada decidida del joven se quedó fija en la rubia, quien sentía las rodillas temblando después de escuchar el nombre de la felina, se había prometido a sí misma no volver a dirigirle la palabra, fingir que nunca existió; y ahí estaba quien probablemente era el único amigo que le quedaba en Etheria dándole la posibilidad de romperse su propia promesa.

La joven terminó accediendo, no porque deseara ver una última vez a Catra, sino porque, por sobre todas las cosas, anhelaba con todas sus fuerzas preguntarle el porqué de todo lo que le había hecho.




Llegaron hasta la comisaria y lograron acceder hasta Catra. Los oficiales los dirigieron hasta una habitación con cuatro guardias más dentro de ella, al centro se encontraba la morena sentada del otro lado de un pequeño escritorio, estaba esposada de muñecas y tobillos, manteniendo la mirada en el suelo. El silencio se mantuvo inerte por al menos diez minutos. Nadie sabía cómo iniciar, había tanto por decir, pero ¿cómo?

Adora abrió la boca, dispuesta a iniciar, reclamar tal vez, pero la voz no salió de su garganta.

―Lo siento ―interrumpió Catra en un hilo de voz―, y lamento mucho preguntar esto, pero... ―levantó la vista hasta los jóvenes―, ¿ellos... están bien?

―¿Qué? ―soltó Bow, indignado.

―Nadie aquí ha tenido la decencia o la simple amabilidad de decirme cómo están Glimmer y los bebés ―dijo, casi con desesperación―, no he sabido nada de ellos desde que llegué aquí, y cada que pregunto sólo me miran con desprecio, sé que lo merezco, pero-

―Por un momento creí que te disculparías por lo que hiciste ―interrumpió Bow.

―Lo que hice no tiene perdón alguno y disculparme sería hipócrita de mi parte ―Catra desvió la mirada―, pero eso no quiere decir que no me arrepienta. Arriesgué la vida de Glimmer y la de mis hijos ―suspiró y habló para sí misma―. Si es que siguen con vida...

―Ellos están bien ―respondió Adora que hasta ese momento se había mantenido en rotundo silencio―, dentro de lo que cabe.

Catra sintió la mirada penetrante de la joven y tuvo que retener la tranquilidad que comenzaba a emanar de ella. Bow sintió la inmediata tensión y supuso que su amiga sabría bien qué hacer, así que sin decir una sola palabra salió de la habitación.

―Adora...

―No digas mi nombre ―sentenció la rubia―, no tienes ese derecho.

―De verdad lo siento, quise decirte la verdad, pero si lo hacía... todo empeoraría.

―¿En serio? ―cuestionó sarcástica―. ¿Cómo podrían empeorar más las cosas? Mi madre está en la cárcel al igual que la persona de la que estoy enamorada, mis únicos amigos me odian y en cuanto Glimmer despierte seguro me detestará también, ¿cómo puede ser posible que yo esté pagando por algo que ustedes hicieron?

―¿"Enamorada"? ―fue lo único que Catra al parecer había retenido de aquellas palabras.

Adora frunció el ceño, completamente furiosa, dio un enorme suspiro y apretó los puños sobre los muslos.

―¿Por qué lo hiciste? ―preguntó, con la voz a punto de colapsar―. Yo... ¿fui sólo un juego para ti? ¿Me usaste para llegar a mi madre?

―¿Qué? ―exclamó Catra―. ¡Claro que no! Todo esto sucedió mucho antes de conocerte. Glimmer y yo nunca tuvimos una buena relación y "aquello" sólo sucedió una vez ―Adora clavó su mirada incrédula en ella―. Bueno, tal vez más de una... pero el punto es que sólo fue eso y trajo consigo un error... "errores" —corrigió, desviando la mirada—, que casi destruyo por idiota...

Catra se inclinó sobre el escritorio, mirando fijamente a Adora y tomando sus manos entre las suyas.

―No quería involucrarte más de lo que indirectamente ya estabas, quería solucionar todo, lograr ser mejor persona... para poder estar contigo ―dijo―. Me arrepiento de todo lo que hice. De poder hacer algo para cambiarlo por supuesto que lo haría, cambiaría absolutamente todo... menos el haberte conocido ―el rostro de Adora quedó completamente enrojecido―. También estoy enamorada de ti, princesa.

La puerta resonó en el exterior, el tiempo comenzaba a agotarse. Catra soltó un suspiro de resignación.

―Escucha, tu madre seguro saldrá ilesa de esto porque la implicada está inconsciente y gracias a mí ―dijo con molestia―, Glimmer ya no es una Bright Moon, ya ni siquiera pertenece a Corona, por lo que los cargos seguro serán anulados... al menos para ella.

―Mi madre... trama algo contra los Bright Moon estoy segura ―soltó Adora sin medir sus palabras.

―¿De qué hablas?

―¿Recuerdas lo que te dije hace unas semanas? Sobre la relación entre mi madre y Micah Bright Moon, estoy segura que hay algo en todo eso que no hemos visto, algo que pueda sacarte de aquí.

―Si logramos averiguar lo que planea y Micah levanta cargos en su contra seguro se quedará encerrada en este lugar ―miró a la rubia―, pero comprendo que al tratarse de tu madre tal vez esa no sea la mejor de las opciones...

―Mi madre ha resultado ser mucho más peligrosa de lo que creí ―respondió Adora―, debería pagar por todo el daño que les ha hecho.

―Y estoy segura de que puede ser peor... ―murmuró Catra.

La morena intentó ignorar la ligera mirada intrusiva de Adora y carraspeó la garganta.

―El problema, princesa ―dijo―, es que yo no podría ayudarles mucho desde este sitio.

―Si Glimmer levanta los cargos contra ti, podrías salir con libertad condicional.

―No lo entiendes, Adora ―siguió―, no creo merecer salir de aquí.

―¿No quieres enmendar tus errores?

―¡No quiero poner en riesgo a nadie más! ―exclamó, quebrada―. En especial a ti.

Adora sintió la sinceridad en el gesto de Catra y estiró la mano sobre la mesa, acariciando con la punta de los dedos el dorso de la mano de la felina.

―Descuida ―esbozó una sonrisa―, no lo harás.

Catra quedó prendada a la sonrisa de la joven, ¿era acaso aquella una pequeña luz de esperanza en todo lo que ahora se cernía sobre ella?

Corto fue el instante de tranquilidad que ambas tuvieron, Bow pronto entró de golpe a la habitación, la cara pálida y el gesto de angustia puso de pie a ambas jóvenes.

—Tenemos que irnos, el niño... —dijo, con la voz quebrada y mirando a Catra—, t-tu hijo...

Catra quedó paralizada durante unos pocos segundos.

—¿Qué sucede con él...?

Bow se apresuró a tomar a Adora por el brazo para llevarla consigo.

—Lo siento, debemos irnos ahora —dijo.

—¡No, no, espera, Bow! Dime qué demonios está sucediendo. ¡Por favor!

La felina intentó seguirlos, pero las cadenas que la ataban se lo impedían. El moreno sintió lástima por ella, no había nada que pudiera hacer, ni siquiera él sabía lo que sucedía, sólo era consciente de que tenía que llegar al hospital lo antes posible.

—En cuanto sepamos algo vendré a decírtelo, lo prometo —terminó Adora, tratando de tranquilizar a la joven.

Salieron a toda prisa escoltados por un oficial que cerró la puerta detrás de ellos. Catra soltó un bufido de desesperación y molestia.

—Mierda...

No podía evitar sentir el tremendo ataque de ansiedad que estaba naciendo de su pecho, los pensamientos más catastróficos pasaron por su mente, ¿qué sería de su pequeño? Si él moría, Catra jamás se lo perdonaría ni a ella misma ni a Shadow Weaver.

La muchacha sabía que el bebé se encontraba en una situación delicada, lo sintió desde el momento en que lo tuvo en sus brazos por primera vez y, aunque el terror la dominaba entonces, también la embriagó la dulzura en los ojos de ambos niños, quedó completamente encariñada con ellos, y fue ese cariño lo que la llevó hasta donde se encontraba ahora.

Si algo les pasaba, estaba segura de que se lo haría pagar a aquella cruel hechicera.




Adora y Bow llegaron al hospital tan rápido como les fue posible, entraron sin detenerse directo hasta la habitación de Glimmer, donde la joven se encontraba ya despierta y con la niña en brazos.

—Bow...

En cuanto la joven princesa vio al muchacho entrar no pudo evitar que sus cansados ojos se iluminaran llenos de esperanza. El moreno ignoró al grupo presente y se abalanzó cuidadosamente sobre ella, besando su frente con dulzura y con la mirada cristalina.

—¿Estás bien? —preguntó con suavidad.

—Eso creo...

El médico en la habitación se aclaró la garganta tratando de no sonar impertinente ante aquel añorado reencuentro. Ambos jóvenes se separaron con las mejillas sonrojadas y dirigieron su atención hasta él, al igual que todos los demás.

—¿Nos dará una mala noticia?

—¡Mermista! —la regañó Perfuma, señalando con una mirada discreta hacia Glimmer.

Si bien esa no había sido la forma, la muchacha había preguntado lo que todos en el fondo añoraban saber pero temían preguntar, sobre todo la madre de los pequeños.

El médico permaneció en amargo silencio durante varios segundos, el no obtener un "no" inmediato hizo que los presentes sintieran aún más angustia de la que tenían en un principio.

—Aún estamos averiguando qué es lo que sucede con él...

—¿A qué se refiere? —preguntó Glimmer, sobresaltada.

—Él... entró en un tipo de coma que nunca antes habíamos visto, por ahora lo mantenemos estable, pero se encuentra inconsciente... lo lamento mucho.

Un angustiante silencio perforó el corazón de Glimmer y Bow, la joven se aferró al abrazo de su hija y al pecho del moreno mientras se desbordaba en llanto.

—Pero... ¿cómo es posible que desconozcan que tipo de coma es en el que se encuentra? —preguntó Adora.

—Por desgracia se trata de una condición derivada de la magia y este hospital es de origen Ordinario. No atendemos muchos hechiceros o gente de Corona por aquí.

—De la... —Adora estaba en completo estado de shock.

—¿Magia...? —terminó Glimmer—. Entonces... ¿esa mujer hechizó a mi hijo?

La joven inmediatamente se incorporó sobre la cama, estaba demasiado alterada, de no ser porque Bow la sostenía por los hombros muy seguramente habría salido en busca de Shadow Weaver.

—Glims, trata de relajarte...

—¡No te atrevas a pedirme eso! —respondió molesta—. Esa mujer le hizo esto a nuestro hijo.

—¿Nuestro...? —murmuró Bow, atónito. Tal parecía que Glimmer no había notado sus palabras, pero sin duda, el moreno no las podía dejar pasar.

Y aunque en realidad no estaban culpando a Adora, sino a su madre, la rubia no pudo evitar sentirse abrumada con toda la información que ahora estaba recibiendo. Salió de la habitación a toda prisa, estaba avergonzada, pero sobre todo estaba furiosa, quería respuestas y sabía que su madre no se las daría, así que decidió volver a casa y averiguarlo por su cuenta.




Adora hurgó en la habitación de su madre una y otra vez, pero no logró hallar nada, llevaba horas buscando, sabía que algo se le estaba pasando, algo que no había notado. Entonces lo encontró, algo que no combinaba en lo absoluto con la decoración del lugar, un pequeño florero vacío en la esquina de la habitación, Adora intentó levantarlo, pero éste estaba incrustado en la madera de la pequeña mesa de café sobre la que se encontraba, la rubia lo empujó y el suelo tembló, abriendo bajo sus pies una trampilla que llevaba a una desgastada escalera de madera.

—Un sótano oculto, ¿por qué no me sorprende? —enunció.

Tomó la linterna de su celular y descendió cuidadosamente, llegó a una diminuta habitación que tenía libreros cubriendo todas las paredes, en cada uno de ellos había archivos personales de las familias más importantes de Corona, incluyendo a los Bright Moon, Adora no pudo evitar notar que en cada uno de esos archivos había notas en tinta roja con símbolos extraños que la rubia estaba segura de haber visto antes.

Varías de aquellas familias habían caído en bancarrota años atrás, pocos eran los que aún se mantenían a flote, tal como la familia de Glimmer. Shadow Weaver tenía un especial interés en los Bright Moon, y pronto Adora averiguó la razón.

Tal parecía que Micah Bright Moon había sido cómplice de la hechicera años antes de que Glimmer naciera, ambos estafaban a las grandes familias de Corona y los hacían caer en bancarrota mientras ellos se quedaban con todos sus bienes, todo parecía ir a la perfección hasta que Angella anunció su embarazo y Micah decidió renunciar.

Shadow Weaver tomó aquello como una traición y juró vengarse de los Bright Moon en cuanto tuviera la oportunidad, los años transcurrieron y Shadow Weaver realizó una última estafa que la terminó haciendo huir del negocio desde entonces.

Las lagunas de información eran enormes, Adora estaba segura que había lapsos de tiempo que no se contaban en los archivos de su madre, pero al menos con la información que ahora poseía tal vez sería capaz de liberar a Catra.

Cuando estuvo a punto de volver, algo llamó su atención, un enorme cuadro de la hechicera con ella siendo una niña, ¿por qué Shadow Weaver tendría algo así colgado en la pared de un sótano oculto?

Adora sacó el cuadro de la pared, encontrando detrás de éste una pequeña caja fuerte semiabierta; posiblemente su madre había tenido demasiada prisa la última vez que la abrió y olvidó cerrarla.

Dentro, se encontraba un pequeño sobre amarillento y desgastado, con fotos de Adora de cuando era una niña de entre dos y tres años y varios documentos anexos, varios de estos terminaron helando la sangre de la joven, la mayoría decían prácticamente lo mismo:


Nombre actual: Adora Grayskull

Tutora legal: Shadow Weaver (apellido de soltera).

Shadow Grayskull (apellido de casada, en desuso)

Padres biológicos: Mara Lambert y Joen Lambert (fallecidos)

Causa de muerte: Desconocida

La custodia de la niña Adora Grayskull pasa a manos de la amiga más cercana de la familia Lambert, la señorita Shadow Weaver el día 03 de octubre del año 1999.


Adora quedó atónita, Shadow Weaver no era su madre biológica, sus padres estaban muertos y ella ni siquiera los recordaba, ¿cómo había podido obtener tanta información de una simple hoja de papel que tenía más de veinte años de existencia?

Al fondo de la caja una última y abandonada foto se encontraba arrugada y doblada por la mitad, Adora la observó, era una foto de sus padres con ella de bebé, en los rostros de ambos adultos se hallaba dibujado en tinta roja uno de los símbolos que había visto en los demás documentos, un recuerdo poco nítido vino hasta ella:

Aquella fría noche sus padres habían recibido la visita de esa mujer, habían discutido y una cosa llevó a la otra, Shadow Weaver había asesinado a ambos utilizando su magia para evitar causar más estragos, después tomó a la niña y fue a la policía para evitar cualquier sospecha sobre ella, debido a que Shadow Weaver había incriminado a ambos padres de todos los delitos que ella y Micah habían cometido en el pasado, el caso no se investigó mucho más y fue cerrado un año después, limpiando los nombres de los verdaderos delincuentes.

Aquellos símbolos que Adora recordaba no eran más que los vestigios de la magia de Shadow Weaver, tenía guardado en ella el recuerdo del asesinato de sus padres; aquel había sido el último trabajo que la mujer había realizado, y el único objetivo que tenía con él era limpiar su nombre.

—Sólo... para eso, ella... los mató...

Las lágrimas desbordaban como cascadas de las mejillas de Adora. Tomó todos los documentos que pudo, los guardó en su mochila y salió corriendo hasta la puerta principal.

Pero antes de poder salir en busca de su grupo de amigos, se topó cara a cara con Shadow Weaver.

—M-Madre... —balbuceó aterrada—. ¿Q-Qué haces aquí...?

—¿Creíste que una ordinaria prisión de verdad iba a detenerme? —miró la mochila—. Dame eso, Adora, aún estás a tiempo de olvidar todo lo que leíste.

La rubia se aferró con fuerza a ésta.

—Ni hablar.

—Entonces no me dejas otra opción, cariño.

La mujer lanzó sobre ella un hechizo que terminó por dejarla inconsciente y, con ayuda de sus secuaces, la llevó hasta el auto que estaba esperándolos, desapareciendo en la penumbra del atardecer.


Me propuse dedicarme a cada uno de mis FF por separado hasta terminarlos, y ahora que terminé las dos partes de A Beautiful Life, le toca a Éxtasis <3 muchas gracias por seguir !

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