V. Todo lo que perdimos.

꧁Te prometo que si tomas ahora mi corazón entre tus manos, siempre vas a tenerme enamorado de ti


El sol del mediodía iluminaba las copas de los altos árboles de Corona, su cálida luz atravesaba las hojas de tonalidades púrpuras, celestes y rosadas que tintineaban con la brisa tibia y escurrían las pequeñas gotas de rocío de la llovizna de unas horas antes.

Glimmer y Bow corrían misteriosamente entre las calles traseras a Bright Moon College, en cuestión de minutos llegaron hasta la parada del autobús que colindaba con los límites de la Zona Ordinaria y subieron en éste.

―No estoy muy seguro sobre esto, Glims ―comentó Bow, con un aire agobiado.

El joven siguió a la Princesa hasta la última hilera del autobús, donde tomaron asiento junto a la ventana, Glimmer tardó en responder, hurgaba entre su bolso para sacar un pequeño espejo de mano, reacomodando su cabello que había sido víctima de la airosa mañana.

―No hay nada de qué preocuparse ―dijo por fin―, tía Casta está enterada de todo y siempre se pone de mi lado en las discusiones, no tendremos problemas con mis padres, te lo aseguro.

―Pero...

Glimmer dejó de arreglar sus rulos para mirarle con ligera molestia. Bow entendió inmediatamente el gesto, normalmente Glimmer planeaba con detenimiento cada uno de sus movimientos, por ello siempre lograba salirse con la suya sin mayores problemas, sabía que cuestionarla era cuestionar su astucia y esto dañaba su orgullo.

El joven no tuvo más opción que asentir y recostarse sobre el asiento, miró de reojo a su compañera, sabía que la mayor cantidad del tiempo solía ser arrogante, prepotente y mimada, pero sólo de vez en cuando, adoraba mirar ese ligero brillo que se mostraba en sus ojos, un brillo tenue e inocente, que representaba su verdadero ser, a la verdadera Glimmer, no a la Princesa caprichosa que se forjó por la presión social y lo rigurosos que podían ser sus padres. Los hermosos rizos violetas de la chica bailaron con el viento que entró por la ventana, en ese entonces su melena caía hasta su espalda baja y se acomodaba elegantemente en sus hombros, su sonrisa iluminó el rostro de Bow, quien sintió un ligero sonrojo inundando sus mejillas.

En poco menos de dos horas llegaron a Mystacor, la pequeña ciudad de hechiceros en donde residía la tía de Glimmer, Castaspella, hermana de su padre. La mujer era a lo que los residentes de Corona denominaban una "sanadora", una poderosa hechicera con la habilidad de curar casi cualquier mal. Castaspella era dueña de casi todo Mystacor, su familia siempre se caracterizó por ser poderosa en cuanto a dinero y tierras, pero ella era mucho menos pretenciosa que su hermano y su cuñada, por lo que difícilmente alardeaba sobre ello, la mujer disfrutaba mucho más el atender su enorme Salón-Spa, éste era famoso por su ambiente tranquilo y relajante, las personas más importantes y reconocidas de todo Corona asistían sin falta cada fin de semana para renovar su energía.

Para todos era evidente la constante rivalidad que existía entre Angella y Castaspella, e incluso en los últimos años con su hermano Micah, por lo que Casta era la típica tía que mimaba de sobremanera a su única sobrina, pues Glimmer era su adoración, Casta nunca había podido tener hijos por lo que la Princesa era lo más cercano a la hija que siempre deseó.

¡Tía Casta! ―Glimmer se abalanzó sobre la mujer en cuanto la divisó en la entrada del vestíbulo del Spa―. Me alegra tanto verte de nuevo.

Castaspella correspondió el abrazo, estrechando con fuerza a su sobrina entre sus brazos, hacía varios meses que no la veía y se sentía llena de alegría de tenerla de vuelta consigo.

―Lo mismo digo, mi cielo ―dijo con dulzura.

Unos segundos después, Glimmer se separó de ella delicadamente y se acercó hasta Bow, tomándolo por el brazo y llevándolo hasta ella.

―Él es mi amigo Bow ―mencionó―, es de quien te había hablado.

Casta guardó silencio unos segundos, intentando recordar aquellas conversaciones por mensajes de texto que de vez en cuando tenía con su sobrina; pronto, una luz vislumbró su memoria y sonrió de oreja a oreja.

―¡Claro! ¡Bow! ―exclamó con entusiasmo y se acercó hasta el joven para estrecharlo entre sus brazos―. Glimmer me ha hablado muchísimo sobre ti, de todas esas veces que la has ayudado con sus deberes escolares y cuando su madre se pone pesada.

Bow sonrió nervioso, a decir verdad aún le costaba trabajo desenvolverse con los miembros de Corona, sobre todo con aquellos que no pertenecían a los Nobles como él y sus padres; pero Casta parecía una persona con un enorme corazón, y eso le daba la confianza suficiente.

―No queremos causar problemas, ni mucho menos aprovecharnos de su hospitalidad, señorita Casta.

La mujer soltó una risotada tan fuerte que resonó haciendo eco por todo el edificio.

―Cariño, dime tía Casta ―dijo, pellizcando las mejillas de Bow con ternura―, dejé de ser señorita hace mucho tiempo.

Bow tragó saliva de golpe y sintió hervirle las orejas, causando risillas cómplices entre Glimmer y su tía.

―Síganme ―indicó Casta con una sonrisa y giró hasta el corredor a sus espaldas.

Era un enorme lugar lleno de vegetación nativa de Mystacor, los amplios corredores se llenaban de columnas de mármol revestidas de verdes enredaderas, y pisos empedrados, a los costados de cada corredor se hallaban zonas para realizar distintas actividades como yoga, equitación, deportes, música o tomar masajes. El verde y frondoso césped cubría cada centímetro del suelo y los animales salvajes saltaban de un árbol frutal a otro, también había decoraciones con coloridas flores.

Glimmer había logrado convencer a Bow de huir a Mystacor y como era de esperarse del joven, no pudo decirle que no, aquel viernes escaparon de Bright Moon College sin que nadie se enterara. El objetivo de Glimmer era celebrar su decimoctavo cumpleaños alejada de lo fastidiosas que podían llegar a ser sus amigas cuando se lo proponían. Bow y ella se habían conocido en el instituto tres años atrás, después de eso se hicieron inseparables, incrementando su confianza y cariño, por ello, la joven prefería celebrar aquella especial ocasión sólo con él y no con sus rapaces amistades y las de sus padres.

―¡Aquí estamos! ―anunció Casta, señalando la zona de aguas termales detrás de ella, era un hermoso lugar que parecía estar en contacto directo con la naturaleza. Los ojos de Bow y Glimmer se iluminaron de inmediato, era como si se encontraran dentro de un sueño y lo mejor era que sería exclusivamente para ellos durante todo el día.

Pronto los jóvenes se pusieron tan cómodos como desearon, llevaban elegantes bañadores y tenían a su disposición cada poza de agua termal del lugar, sin mencionar que la tía Casta había ordenado que se les preparase un bufé especialmente para ellos, no podían sentirse mejor.

―Glimmer, esto es increíble ―mencionó Bow―, no puedo creer que tu tía haya preparado todo esto para nosotros.

La princesa se aproximó hasta el chico y lentamente se sentó a la orilla de la poza donde éste nadaba, llevaba dos copas vacías en una mano y en la otra una costosa botella de vino tinto.

―Pues créelo ―dijo, sirviendo vino en ambas copas mientras pataleaba con los pies dentro del agua―, la tía Casta adora cumplir mis caprichos, sobre todo en mi cumpleaños.

Glimmer estiró una de las copas hasta el rostro de Bow, quien retrocedió con lentitud.

―No sé si deberíamos...

―¡Por favor, Bow! ―exclamó Glimmer―. Diviértete un poco y deja de ser el señor «tengo veinte años y nunca he tomado alcohol en la vida», ¿quieres?

Bow rodó los ojos, ahí iba de nuevo, a cumplirle otro capricho a su pequeña princesa, pero ¿qué más daba?, después de todo era su cumpleaños. Aceptó la copa y Glimmer volvió dentro del agua con una sonrisa triunfante.

―Me alegra que hayas aceptado acompañarme ―soltó Glimmer después de terminar su tercer copa―. Digo, venir sola no habría estado mal, habría tenido todo lo que deseara, pero... ―miró al joven con una sonrisa sincera―, no hubiera sido lo mismo sin ti.

Bow se sonrojó tenuemente, no sabía si se debía a la temperatura del agua o al alcohol, pero comenzaba a sentir una corriente cálida recorriendo su cuerpo; sinceramente no podía culparse, en ese inmenso sitio sólo se encontraban ambos disfrutando de un momento juntos, sólo ellos dos, no podía desear nada más, Glimmer lucía tan hermosa cuando los rayos del sol impactaban contra su piel acaramelada, y usar bikini favorecía sus pronunciadas curvas. Bow sabía que la joven era bella, estaba consciente de ello, no sólo porque notaba como los jóvenes de la Universidad la miraban desde que había ingresado hacía unos meses, sino porque él mismo había caído bajo el hechizo de Glimmer, no podía evitarlo... estaba completamente enamorado de ella.

El moreno se acercó hasta la joven, tanto, que sus rostros quedaron a pocos centímetros de distancia. Glimmer retrocedió ligeramente, arqueando una ceja hacia su compañero.

―¿Qué haces? ―cuestionó simulando confusión.

Era obvio que sabía lo que intentaba hacer, ¡intentaba besarla!, pero el primer impulso inconsciente que tuvo la chica fue evitarlo, no es que no quisiera corresponderle, Glimmer había estado enamorada de Bow tal vez incluso antes de que éste se enamorara de ella, pero su timidez no le permitió aceptar lo que se avecinaba.

Bow la miró con la mayor honestidad con la que nunca hubiese visto a alguien antes... o después, y ligeramente avergonzado, aclaró su garganta.

―Te quiero, Glimmer ―dijo―. Te quiero como nunca he querido a nadie, te quiero lo suficiente como para desear hacerte la mujer más feliz del mundo, sé que lo tienes todo en tu pequeño palacio de cristal, pero te prometo que si tomas ahora mi corazón entre tus manos, siempre vas a tenerme enamorado de ti.

Glimmer quedó inmóvil ante aquellas dulces palabras y la suavidad con la que Bow se expresó ante ella, sus mejillas rosadas incrementaron su tonalidad y sus manos temblaban creando imperceptibles ondas sobre el agua.

Toda su vida había evitado cualquier contacto romántico que sabía le ocasionaría problemas y, a decir verdad, jamás se había interesado por nadie de esa manera, pero con Bow todo era distinto, él cambiaba su perspectiva sobre todo y de todos, incluso de sí misma.

Bow, movido por el valeroso impulso que unas copas de vino provocan, se inclinó hasta la joven y tomándola de las manos, plantó un largo beso en sus labios, un sincero y húmedo beso que conectó en ese instante la calidez que ambos estaban sintiendo.

Glimmer rodeó los hombros de Bow entre sus brazos, aferrándose a él, y por mero impulso enredó sus piernas alrededor de la cintura de éste, el moreno tomó aquellos gestos como una señal, comenzó a besar el cuello de Glimmer, tan suave que el escalofrío provocado en la chica apenas fue perceptible, sus dedos comenzaban a incrustarse con mayor fuerza en sus muslos, añoraba tenerla entre sus brazos la mayor cantidad de tiempo posible. Quería intentar algo nuevo, debía hacerlo, así que recorrió con su lengua desde el cuello de Glimmer hasta su clavícula, delineando cada centímetro de su piel, descendió hasta sus pechos, aquellas dos voluminosas y suaves delicias que anhelaba tocar a placer, pero ¿cómo hacerlo? Permaneció quieto un instante, como esperando una reprimenda de la joven princesa, pero no escuchó nada, el silencio lo motivó a seguir, pero su subconsciente no.

―Hazlo... ―pronunció la dulce voz de Glimmer, apenas perceptible e inmensamente avergonzada.

―¿Estás segura...? ―cuestionó, deseando que su respuesta fuera afirmativa, la joven asintió sin vacilar.

Bow tomó con más fuerza a Glimmer y retrocedió con lentitud hasta la pared de la poza, el agua los cubría hasta la cintura, por lo que era relativamente fácil moverse de un sitio a otro, Glimmer se inclinó hasta sus labios, primero lamió la comisura de éstos y posteriormente lo besó, movía sus caderas con lentitud de atrás hacia adelante, frotando su zona contra el miembro del moreno, cada pequeño roce provocaba que de ella escapara un gemido sordo, casi como un suspiro.

El impaciente joven deseaba con todas sus fuerzas hacerla suya, en el momento en que Glimmer se separó de él por un instante, Bow bajó su bañador, el roce directo de su miembro contra las ropas de Glimmer le provocaban escalofríos. El joven descendió su mano hasta la entrepierna de Glimmer y con delicadeza apartó el bañador de la chica, con la punta de los dedos acarició su virginal zona, deleitando su tacto, con su dedo medio comenzó a acariciar su clítoris, de vez en cuando descendía hasta la vagina sólo para acariciar cada centímetro de la parte más sensible de la princesa.

Con cada pequeño roce, Glimmer apretaba las piernas alrededor de Bow, moviendo sus caderas a la velocidad a la que él daba caricias, el moreno no podía resistirlo más, necesitaba sentirse dentro de ella, con toda la delicadeza posible, introdujo su miembro en la vagina de la joven, provocando que ésta soltara un gemido agudo e incrustara sus uñas en la espalda de Bow, el muchacho llevó sus manos hasta la cintura de Glimmer y comenzó a embestirla, primero lentamente y después con mayor velocidad y fuerza, guiándose por el movimiento de caderas de la chica y los dulces sonidos que emanaban de su boca.

―B-Bow... ―gimió con dulzura, llevando el mentón al cielo y cerrando los ojos con fuerza.

Escucharla era un deleite, y por más que hubiese querido que se viniera justo en ese momento, el moreno sabía cómo disfrutaría mucho más aquel instante tan anhelado. Cuidadosamente se alejó de Glimmer, sentándola sobre la orilla del pozo y la ayudó a recostarse sobre el césped, volvió al agua y se colocó entre sus piernas que colgaban campantes de la orilla, quitó con lentitud el bikini y se deleitó con la vista tan maravillosa.

Se acercó hasta su entrepierna, no sin antes detenerse a besar cada centímetro de los muslos internos de la chica, pronto su rostro llegó al añorado sitio, con la punta de la lengua marcó el camino que existía en la división de sus labios vaginales, subía y bajaba con lentitud y de vez en cuando se detenía para lamer su clítoris, como si del dulce más delicioso se tratara, Glimmer no podía hacer más que contener los gemidos que luchaban por escapar de su garganta, pero quería evitar que alguien fuese a encontrarlos, Bow actuaba con malicia, acelerando sus movimientos cada que notaba que Glimmer estaba a punto de ceder y después se alentaba, como esperando que la chica pidiera por más, lo cual hizo en reiteradas ocasiones, una y otra vez, clamaba su nombre entre gemidos frágiles y dulces.

Ni Bow ni Glimmer podían detenerse, no querían hacerlo, no planeaban hacerlo.






―¡Exijo que me dejen entrar! ―exclamó Bow, intentando atravesar al cuerpo de seguridad de los Bright Moon.

―Lo siento, amigo ―siguió la joven frente a él―, pero los señores me han dado indicaciones específicas para no permitir la entrada de nadie, especialmente de ti.

―¿Por qué de mí?

Bow parecía más consternado que de costumbre, no podía creer que toda la confianza que la familia Bright Moon le tenía se hubiese esfumado por algo que ni siquiera era su culpa, sí, tal vez ellos creían que hizo mal en esconder el pequeño "secreto" de Glimmer, pero para él –y para todos-, eso había sido lo más sensato.

―Ellos creen que tienes algo que ver con... ya sabes, el accidente de la Princesa ―mencionó la joven, encogiéndose de hombros y mostrando una sonrisa torcida.

El chico dio un paso hacia atrás, completamente ofendido, por supuesto. Después de unos segundos, volvió a su lugar más erguido que en un principio.

―Debes estar bromeando ―dijo―, ¿cómo pueden pensar que yo le haría algo tan bajo a Glimmer?

―Bueno, chico, es complicado creer que entre dos jovencitas haya sucedido algo así, ¿no te parece?

No, no lo estaba diciendo en serio, después de todo lo que había pasado, le estaban dando todo el crédito a él, cuando lo único que hizo fue proteger a Glimmer, estaba comenzando a perder los estribos.

―¡Puede suceder! ―añadió―. Angella es la mayor hechicera de toda Etheria, ¿cómo es posible que no me crea?

La joven morena y de cabellera azabache dio un suspiró largo y resignado ante la insistencia del muchacho.

―El problema no es la señora Angella ―carraspeó―, sino el señor Micah, sabes que últimamente ha estado extraño, todos creen que es por el alcohol, pero yo no lo creo así, él jamás haría algo para perjudicar a su única y adorada hija, y ahora tiene a la chica encerrada en su habitación.

Bow comprendía la preocupación de la joven, a decir verdad, cuando él conoció a los Bright Moon, Micah era un hombre completamente distinto, alegre, divertido, paternal y sobre todo, tenía un gran corazón; pero dejó de serlo cuando uno de sus mejores negocios fracasó, comenzó a beber demasiado y ponerse violento, pero nadie nunca entendió por qué; sin embargo, aunque a Bow le importaba la salud de todos los Bright Moon, su prioridad ahora era Glimmer.

―Juliette ―llamó a la joven guardia―, debo entrar a verla, por favor, necesito estar con ella.

Juliette puso los ojos en blanco.

―En serio te gusta meterte en problemas por ella ―dijo, miró hacia todas partes, esperando que nadie los estuviese viendo―. Escucha, el lado Este de la mansión no tiene vigilancia, si trepas las enredaderas llegarás a la habitación continua a la de la Princesa, sólo un salto y aterrizarás en su balcón, ten cuidado, no quiero perder mi empleo por culpa tuya.

Bow asintió con avidez, agradeció con una sonrisa y se marchó tan rápido como pudo en busca de Glimmer, deseando de todo corazón que tanto ella como su bebé estuvieran a salvo.

―¡Mira estos titulares, Angella! ―exclamó Micah, lanzando el periódico sobre la mesa―. ¿Cómo es posible que en menos de una semana ya estemos en boca de toda Corona? ¡Somos la burla de todos! ―la mujer permaneció tan inmóvil como una roca―. ¿Me estás escuchando?

Angella miró de reojo a su esposo y asintió, casi sin moverse, una joven mucama se acercó y colocó una tacita de té de jengibre frente a ella. Angella colocó dos cucharadas de azúcar y mientras meneaba la cuchara con elegancia, miró a su esposo sin inmutarse.

―Todo esto es culpa tuya ―dijo y dio un sorbo.

Micah le dirigió una mirada atónita e indignada.

―¿Mía? ―cuestionó.

―De no haber sido por el escándalo que armaste en el Baile de Invierno, nada de esto habría pasado ―siguió―, a Glimmer ni siquiera se le nota el embarazo... aún.

―¡Que estupidez! ―se levantó de golpe, apuntándole con el dedo índice, amenazante―. Debes hacer que se deshaga de esa cosa, hablaré con unos amigos para callar a los medios, pero necesitan verla normal para que esto sólo quede en un chisme cualquiera.

―¿Y dónde se supone que va a abortar, genio? Todos los hospitales en Corona nos conocen.

―Envíala a la zona ordinaria ―ordenó.

―¿Estás loco? ―azotó la taza sobre la mesa, por primera vez se notaba molesta y confundida.

―¿Tienes una mejor idea? ―cuestionó el hombre con agresión―. Ella no tuvo ningún problema en concebir a esa cosa con una mundana, no creo que le importe deshacerse de ella en el mismo sitio donde cogió.

Angella quedó atónita ante la forma de expresarse de su esposo, le sorprendía que se comportara de esa forma, ese no era el Micah con el que se había casado y dicha actitud había complicado seriamente su matrimonio. Se levantó de la mesa y salió del comedor, lanzando el periódico a la chimenea.




Quería llorar, no podía evitarlo, no había pasado ni una semana desde el incidente del baile y seguía sin poder quitarse ese amargo sabor de boca. Sus ojos se nublaron, las lágrimas comenzaban a descender por sus mejillas, se sentían como llamaradas quemando su piel, se hallaba sola, completamente sola y nadie vendría a salvarla. Se sentía abrumada, cansada, hastiada, apenas podía mantenerse de pie con los mareos constantes que sufría, necesitaba volver el estómago, las náuseas no la dejaban tranquila, pero por más que lo intentara no podía, ¿y cómo hacerlo?, llevaba horas sin haber comido absolutamente nada.

Se miró al enorme espejo de su habitación, lucía pálida y demacrada, tan mal que le daban ganas de llorar con sólo mirar su aspecto desaliñado y triste.

El golpeteo incesante contra el vidrio de la puerta del balcón llamó su atención, alzó la mirada y justo ahí, junto a su reflejo, se encontró con Bow y su cálida mirada iluminada. Se volvió hasta él y corrió hacia la puerta, en cuanto la abrió, el joven se abalanzó sobre ella, completamente aliviado de volver a tenerla entre sus brazos.

―No puedo creer que seas tú... ―sollozó Glimmer, escondiendo su rostro en el pecho del chico.

―No tienes idea de lo preocupado que estaba por ti ―dijo y se separó de ella, analizándola de pies a cabeza―, ¿cómo estás?, ¿estás bien? ―preguntó exhaustivamente, y detuvo las manos frente a su vientre―. ¿Están... bien?

Glimmer asintió con las mejillas enrojecidas, llevó sus manos hasta las de Bow y las tomó con fuerza, sonrió por tenerlo de vuelta, por no estar sola, por tenerlo junto a ella, ahora se sentía a salvo.

Pero pronto su tranquilidad se esfumó, su rostro palideció nuevamente.

―No, no ―dijo, llevándolo de vuelta al balcón―, debes salir de aquí, si mi padre te ve...

―Hey, hey ―Bow intentó tranquilizarla―, todo va a estar bien, nadie sabrá que estoy aquí, pero de igual manera debo encontrar la forma de llevarte a otro sitio, no puedes permanecer aquí encerrada contra tu voluntad, mucho menos en tu estado...

Glimmer guardó silencio y rodeó su cuerpo con los brazos.

―Es imposible salir de aquí sin que lo noten, hay guardias por todas partes.

―No en todas partes, princesa.

Catra se hallaba en el balcón a sus espaldas, no hacía mucho que había logrado subir hasta allí.

―¿Qué haces tú aquí? ―cuestionó Bow, poniendo a Glimmer detrás de sí.

―Tranquilo, niño ―respondió la otra y se abrió paso hasta Glimmer―, no vine a interrumpir su pequeño momento "especial".

―¿Qué es lo que quieres, Catra? ―exclamó Glimmer agotada, ya no deseaba discutir más, a duras penas tenía las suficientes fuerzas para mantenerse de pie.

―Digamos que tengo interés por alguien que tiene interés en verte bien.

Glimmer soltó una diminuta risa burlona.

―¿Tú preocupándote por alguien que no seas tú misma? ―dijo―, que sorpresa.

―Cuando te preocupe alguien más que tú podré decirte lo mismo, Brillitos.

―¿Qué sabes tú de mí?

―Más de lo que a ti te gustaría ―sonrió Catra. Glimmer estuvo a punto de lanzarse sobre la felina, de no haber sido por Bow quien interfirió inmediatamente.

―Ya es suficiente ―dijo.

Catra rodó los ojos y soltó un suspiro pesado.

―Escucha, Princesa, tampoco me hace feliz estar aquí ―comenzó―, estuve visitando tu universidad toda la semana, pero nunca logré encontrarte, supuse que tus padres habían arreglado todo para pasar desapercibido este pequeño secuestro ―Glimmer desvió la mirada ante el contacto visual con Catra―. Hoy, como siempre, volví a ir y encontré a Bow, supuse que él sabría dónde estabas, así que lo seguí hasta aquí.

―Eso sigue sin explicarnos la razón de por qué has venido ―intervino Bow.

Catra ignoró por completo al chico y miró fijamente a Glimmer.

―Vine a asegurarme que te encuentras bien.

Por un momento Glimmer sintió la honestidad emanando de la mirada de la morena, algo que dudosamente antes había notado, tal vez Catra no era la mala en la historia después de todo.

―Por favor, mundana ―siguió Bow―, es obvio que mientes.

Catra se erizó y tomó al chico por el cuello de la camisa, tal vez la superaba por dos cabezas de estatura, pero nadie nunca había podido contra el enojo de la felina.

―Cállate de una vez, no es mi culpa que la niña mágica haya acelerado el proceso de embarazo ―refunfuñó―, pudimos haber cortado este problema de raíz, pero a Glimmer le fascina estar en medio del drama.

La Princesa se irguió. No, definitivamente Catra seguía siendo la misma molesta e irrespetuosa chica, tal vez sí estaba preocupada por ella, pero ahora Glimmer estaba tan molesta que eso era lo que menos le importaba.

―¿Me estás culpando por todo esto?

―Bueno, de las dos tú eres la mágica, cariño.

―Sí, claro, te recuerdo que ambas tuvimos sexo, este problema no es sólo mío.

―¡Es evidente que no! ―exclamó la morena―. Desde que te conocí te empeñaste en arruinar mi vida, y ahora ―señaló su vientre―, es permanente.

―¡Ugh! Eres increíble, Catra, no puedo creer que llegué a pensar que realmente estabas aquí porque yo te preocupaba... ¡o porque tu hijo te preocupaba! ―Catra guardó silencio, por primera vez había utilizado esa frase en su contra «tu hijo», el sólo recordarla le daba escalofríos―. Ahora veo que no, no eres más que una niña tonta y egoísta.

Glimmer no lo soportaba más, no le dolía la actitud de Catra, de alguna forma ya se la esperaba, pero los sentimientos y las hormonas no le sentaban nada bien, todo su mundo estaba viniéndose abajo, no tenía amigos, prácticamente no tenía familia, y ahora... sólo podía pensar en qué sería de ella en cuanto sus padres la echaran de ahí.

Catra no pudo decir nada más, no había ido con la intención de pelear, en realidad quería hacer las paces, encontrar una solución, pero la actitud de Bow sólo la había terminado sacando de sus casillas. Tomó aire y se acercó hasta Glimmer.

―Mira, princesa... lo lamento ―dijo―, sé que es culpa mía también, créeme, no dejo de repetírmelo cada día, pero estoy... tan asustada como tú, todo fue tan repentino... tan rápido, que no pude siquiera digerirlo... yo-

―Tú no tenías nada de qué preocuparte ―intervino Glimmer con frialdad―, te había dicho que no tenías que hacerte cargo, que yo sola podía con todo, no quiero tener nada que ver contigo.

Catra rodó los ojos, completamente harta de la actitud de la joven.

―Intento ser amable contigo y te pones insoportable.

La menor estuvo a punto de volver a lanzarse sobre ella cuando la puerta de su habitación se abrió de golpe.

―¡¿Qué demonios está pasando aquí?!

Micah entró a toda prisa, apartando a Catra y Bow de Glimmer, tan bruscamente que la joven princesa soltó un alarido de dolor ante el terrible agarre con el que su padre la sostenía por el brazo.

―Una mundana en mi propia casa, ¡qué descaro! ―miró a Bow―, y tú... traicionaste toda nuestra confianza, permitiendo que mi hija se involucrara con... esto.

Catra era alguien que en definitiva no permitía que nadie le hablara de esa manera, de haber sido por ella, se hubiese lanzado sin pensar sobre aquel hombre, pero sabía que de hacerlo Glimmer saldría herida y ya no quería más problemas. Al no recibir respuesta por parte de ninguno de los jóvenes, Micah tomó con más fuerza a Glimmer y la llevó fuera de la habitación.

―En cuanto a ti, niña tonta ―dijo―, te desharás de esa cosa y volverás a los estudios en un internado lejos de todo y de todos.

―¡No! ―exclamaba la chica, intentando zafarse―. ¡Suéltame! ¡Déjame ir!

Pero Micah no cedía, sino todo lo contrario, apretaba cada vez más su agarre hasta casi ponerle el brazo morado. Catra y Bow salieron de inmediato detrás de ambos, y pronto Micah se detuvo en seco frente a las escaleras que daban al vestíbulo de la mansión.

―Será mejor que se larguen antes de que llame a la policía ―amenazó.

Glimmer se tambaleaba del agarre de su padre sin percatarse del borde que había justo detrás de ella, Micah, al girarse para volver a amenazarla, terminó empujando accidentalmente a la joven por las serpenteantes escaleras de mármol.

Glimmer cayó inconsciente al llegar al final de éstas, todos se mostraron atónitos. Bow corrió hasta ella, pasando de largo a Micah, al igual que Angella, quien se hallaba en la planta baja.

―¡Mira lo que has hecho! ―exclamó Catra, lanzándose sobre el hombre, quien no podía enunciar palabra alguna.

―¡Juliette! ¡Juliette! ―gritaba Angella mientras Bow intentaba reanimar a Glimmer―. ¡Llama a una ambulancia, Juliette!

Al escuchar esto último, Micah se separó bruscamente de Catra y corrió escaleras abajo.

―¡No! ―intervino―. No podemos dejar que los hospitales sepan que está embarazada.

Ni Bow ni Catra podían creer el descaro del hombre, incluso Angella lucía anonadada ante dicha escena.

―¿Estás loco? ―exclamó Catra―. ¡Morirá si no la llevan a un hospital!

―Llevémosla a Mystacor ―siguió Micah, ignorando por completo a Catra―, llamaré a Casta, súbanla al auto. ¡Rápido!

Los presentes cruzaron miradas consternadas, odiaban la idea, pero no tenían alternativa, Micah haría todo lo posible por evitar que el escándalo en el que ahora Glimmer estaba envuelta creciera, y tiempo era lo que menos tenían.

Juliette, Angella y Micah subieron al auto junto a Glimmer y arrancaron a toda prisa para dirigirse a Mystacor, mientras los otros dos jóvenes miraban el auto desaparecer en la lejanía.

―Ten ―Catra extendió un casco de motocicleta hasta Bow.

―¿Qué haces?

―No planeas quedarte aquí esperándolos, ¿o sí? ―mencionó la castaña mientras subía a su motocicleta.

Bow, decidido, montó la parte trasera de la motocicleta y ambos salieron detrás del auto en el que iba la familia Bright Moon. Afortunadamente no tardaron en llegar a Mystacor, Casta ya estaba esperándolos, no era necesario un hospital, sólo su habitación y un poco de paciencia. Castaspella era una gran hechicera, poderosa y sabia, sin duda Glimmer estaba en buenas manos, pero el ambiente en el exterior era mucho más pesado de lo que parecía.

Varias veces Micah intentó ahuyentar a Bow y Catra, pero éstos permanecieron inmóviles, sin inmutarse siquiera un poco por el terrible carácter del hombre.

―La única razón por la que me moveré de aquí será para notificar a la policía y a los medios que usted lanzó a su hija embarazada por las escaleras ―dijo Catra la última vez que Micah intentó echarlos.

Sabía que el hombre tenía el suficiente poder para evitar que algo así se supiera, pero con todo lo que estaba pasando, estaba segura que Micah ya no quería más chismes en torno a su familia, así que era la amenaza momentánea perfecta.

Después de poco más de una hora, Casta salió de la habitación donde Glimmer se hallaba, encontrándose con todos en el salón principal de su hogar.

―Castaspella ―llamó Angella, quien fue la primera en acercarse―. ¿Cómo está Glimmer?

Casta sonrió ligeramente, tranquilizando a los presentes.

―Ella está relativamente bien ―dijo―, no tenía idea de que estuviera...

―Pronto dejará de estarlo ―intervino Micah.

Casta lo miró con desaprobación.

―Me temó que eso es imposible, hermano ―siguió―. Glimmer es una hechicera, puedo notar que su embarazo fue concebido a través de la magia... por lo que también por ésta logró adelantarlo.

―¿De qué hablas? ―volvió a preguntar el hombre, con el rostro cada vez más ensombrecido.

―El embarazo de Glimmer ya está muy desarrollado, incluso si no lo parece ―volvió a sonreír―, la magia de Glimmer lo provocó, es por ello que no puede abortar, ya no es posible, lo que ella tiene creciendo en su interior es un bebé en toda la definición de la palabra.

―Entonces-

―Entonces-

Hablaron Catra y Bow al unísono. Bow entendió la intención de la felina y dejó que hablara primero.

―Entonces, ¿el... b-bebé está bien? ―preguntó Catra.

Casta asintió con una sonrisa.

―Afortunadamente tanto Glimmer como el bebé no sufrieron mayor daño; sin embargo, esto no quita el hecho de que ahora su embarazo es de alto riesgo, si vuelve a sufrir alguna caída o golpe... podría perder al bebé.

―Pero si esa cosa nace nos perjudicará a todos ―dijo Micah―. Debe haber una forma de-

―Podemos darlo en adopción ―interrumpió Angella―. Hablaré con Glimmer sobre eso.

Casta intentó objetar, pero antes de poder siquiera abrir la boca, Angella la pasó de largo para entrar a la habitación de Glimmer. Abrió la puerta después de golpearla sólo una vez para avisar sobre su llegada y entró sin más. Glimmer se encontraba recostada en una amplia cama matrimonial, miró a su madre con el ceño fruncido y ésta le correspondió.

―¿Cómo te sientes? ―preguntó, simulando una sonrisa.

Glimmer se encogió de hombros, honestamente no deseaba hablar con nadie.

―Casta dijo que... ustedes dos están bien ―mencionó con dificultad―, quería escucharlo de tu boca.

La princesa asintió con una sonrisa forzada.

―Escucha, Glimmer ―siguió―, sé que esto ha sido difícil para todos, pero debo decirte que tu padre y yo hemos tomado una decisión ―Glimmer levantó la mirada hasta ella―. En cuanto ese niño nazca, lo daremos en adopción.

La joven por poco se atraganta con su propia saliva, sus padres acababan de enterarse de su estado, su irresponsabilidad, terquedad y egoísmo por poco la matan, ¿y aun así tenían el descaro de decidir sobre ella y su hijo no nato? Su sangre estaba hirviendo en rabia.

―Es lo mejor para ti-

―No, madre ―dijo por fin―, es lo mejor para ustedes. Y no voy a aceptar ciegamente esta decisión, no como con todas las demás, toda mi vida han decidido sobre mí, esta vez no será así.

―¡Somos tus padres!

―¡Y yo la madre de este bebé! ―exclamó―. Soy yo quien decide por él, no ustedes, y yo decido que permanecerá a mi lado.

Angella enrojeció de coraje.

―¿Y cómo planeas mantenerlo? ¡Ni tu padre ni yo daremos un solo centavo para ayudarte a alimentarlo!

―¡No necesito de ustedes ni de nadie!

―¡No puedo creer que mi única hija me haya hecho algo así! ―siguió Angella, su tono se notaba cada vez más indignado―. ¡Mi única y perfecta hija teniendo un bastardo con una ordinaria! Pero esto no se quedará así, Glimmer, no podrás volver a casa, desde hoy... no eres más nuestra hija.

Glimmer sintió un pinchazo en el pecho, tan agudo y doloroso que la hizo casi vomitar.

―¡Suficiente! ―Bow se adentró en la habitación, los gritos habían llegado hasta el exterior, por lo que no pudieron evitar intervenir.

Angella no dijo ni una sola palabra más y se marchó seguida por Micah y Juliette. Catra observó su partida y pudo escuchar los sollozos de Glimmer a su espalda.

―Puedes quedarte conmigo ―dijo sin mirarla―, mi casa es segura y estarás alejada de ellos, de Corona y de los medios hasta que te encuentres mejor.

La habitación quedó en silencio unos segundos.

―Odio tener que decir esto, pero... ―suspiró Bow―, Catra tiene razón, con ella estarás a salvo del estrés de ser una Bright Moon, yo podría ir diario a verte para que no te sientas sola... ―miró a Catra, pidiendo su aprobación, la felina asintió.

Glimmer accedió, no le fue difícil tomar la decisión, en ese momento prefería estar con Catra a estar cerca de sus padres, podría incluso decirse que le asustaba volver a casa y que algo terrible le sucediera. Los jóvenes dejaron descansar a la Princesa unas cuantas horas, hasta que poco tiempo después, un auto llegó por ellos, era ni más ni menos que Adora, pues Bow estaba reparando su auto y no confiaba en ninguna de las otras amigas de Glimmer, pero sí en la siempre honesta y honorable Adora. En cuanto Catra notó a la joven sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo, pero prefirió guardar silencio, por respeto a Glimmer y a la misma rubia.

Los cuatro jóvenes llegaron hasta el hogar de Catra en cuestión de minutos, la felina le entregó las llaves a Bow y éste llevó a Glimmer hasta el apartamento, con cada paso que la Princesa daba para subir las escaleras del edificio, Bow sentía que se escapaba un pedacito de su alma, se había tomado muy literal la advertencia de la tía Casta.

―¿Recuerdas la última vez que te lleve a rastras a algún lugar? ―rio Bow.

―Sí, fue aquella vez en mi cumpleaños dieciocho, estábamos tan borrachos al volver en el autobús que apenas podíamos mantener el equilibrio.

Ambos sonrieron con nostalgia.

―Hace ya dos años de eso... ―mencionó Glimmer―, lamento... todo lo que pasó después.

Bow guardó silencio, odiaba recordar los malos momentos, pero ese en especial, le destruía el alma: el día después de huir a Mystacor, Glimmer le dijo que todo lo que había sucedido en el Spa había sido un enorme error ocasionado por la euforia y el alcohol, fue entonces cuando conoció a Perfuma; pero Bow sabía que en realidad su relación con Perfuma no era más que un desliz para olvidarse de Glimmer, al final, su intento fracasó porque hasta la fecha seguía amándola como desde el primer día y ahora comprendía que si Glimmer le había dicho todas esas terribles cosas, había sido a causa de sus padres, no de ella.

Catra venía justo detrás de ambos, había dejado ir a Adora sin decir una sola palabra, y ahora se sentía con los ánimos por el suelo. El timbre de su celular interrumpió sus pensamientos de golpe, revisó sus mensajes de texto:

«Deshazte de ella ahora que puedes o yo me desharé de ti»

La sangre de la felina se heló por completo.










¡Se siente bien volver! 

Antes que nada quiero pedir una enorme disculpa a todos los lectores que siguen aquí y a los que ya se fueron, no había podido actualizar debido a la Universidad, todos saben que el semestre en línea nos está matando. 

De verdad intenté hacerme un espacio para escribir, pero me costaba mucho trabajo, sobre todo por la falta de concentración y el estrés, por lo mismo espero que este capítulo les guste :( ya que lo hice por partes a lo largo de estas semanas haha :(

También quiero agradecer a todos aquellos que estuvieron dándome apoyo en redes sociales, me encantaba ver sus memes o preguntas de cuándo iba a actualizar haha, discúlpenme de nuevo.

Sólo para avisarles, NO ESTOY EN HIATUS, de hecho la historia ya tiene más ideas para lo que sigue del desarrollo, pero como les mencioné, por la Universidad es muy difícil darme un tiempo libre para escribir.

Agradezco su paciencia, y que sigan aquí conmigo, ésta y TODAS mis historias siguen en pie, para todas tengo ideas y desarrollo, el problema es que no tengo tiempo; espero ya en vacaciones poder actualizar las demás, no desesperen por favor :(

Si sólo tienen esta historia agregada a su biblioteca, pero no me siguen, les sugiero hacerlo, cuando suelo tener complicaciones para actualizar lo publico en mi tablero, si me siguen les notificará <3 

Los tqm <3 


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