III. Nueva princesa, nuevo problema.
꧁Algo que jamás habían sentido antes estaba comenzando a florecer꧂
Adora caminaba junto a Glimmer atravesando los estrechos corredores de la biblioteca de Bright Moon College, de vez en cuando miraba a la altiva Princesa de reojo, parecía demasiado distraída en sus propios pensamientos y no lograba prestar atención a su alrededor. Tanto así que había dejado pasar la pequeña pelea entre dos jóvenes hechiceros provenientes de Mystacor que buscaban cada uno obtener la última copia de Runas y Hechizos, que se había suscitado justo frente a ellas.
―Y... ―Adora aclaró su garganta―, ¿qué significa "Glimmer"?
La rubia intentaba cortar el incómodo momento, pero la otra sólo sabía refunfuñar como respuesta. Glimmer había accedido a mostrarle la ubicación de los libros Magia y Deportes: Una nueva técnica de aprendizaje, Adora lucía avergonzada con respecto a tener este tipo de intereses, no era común que una Princesa buscara el deporte como un hobby, pero ella parecía realmente entusiasmada con la idea. Glimmer, por alguna extraña razón, le había dado una buena primera impresión, lo suficiente como pare pedirle aquel vergonzoso favor. La joven de cabellera rosada había accedido a regañadientes pues dicha sección era visitada principalmente por estudiantes humanos e híbridos, ¿qué pensarían de ella si la veían ahí? Su vida social ya estaba, de por sí, cayendo en picada. Pero Adora no la dejaría en paz hasta verse entretenida con algo más que no fuera el significado de su nombre.
― Aquí lo tienes ―exclamó, señalando un ínfimo estante polvoriento y medio deteriorado―, la sección de Deportes Mágicos.
Adora miró ligeramente decepcionada su nueva fuente de entretenimiento, para una universidad tan prestigiosa esperaba un poco más de lujos, algo como un estante mágico que buscara los libros por ti o que apareciera uno nuevo cada que alguien tomaba la última copia. Sí, era desolador.
Miró a Glimmer con una sonrisa forzada e intentó agradecerle, pero un chillido opacó su voz; ambas giraron su atención hasta el origen. Bow y Entrapta se hallaban a unos pocos estantes de ambas, sentados en una mesa para cuatro, el grito chillón lo había soltado Entrapta al encontrar la última copia de su libro favorito de Robótica tirada debajo de un estante.
Bow cruzó miradas con ambas, el corazón de Glimmer comenzó a latir con fuerza, era un sentimiento que no podía explicar; mirarlo era casi como ir en una montaña rusa, sabes que algo realmente emocionante viene y una vez que él fija su atención en ti, caes en picada hacia lo desconocido.
―¡Glimmer! ―exclamó con una sonrisa amplia.
Pero no tardó en encogerse de hombros, estaba en una biblioteca, debía guardar silencio y Bow siempre había respetado las reglas, el ver a su mejor amiga ahí sólo lo había emocionado ligeramente. Glimmer se acercó hasta la mesa, sentándose frente a él, Adora le siguió, ocupando el lugar continuo.
―Veo que ya conociste a la chica nueva. Un placer, soy Bow.
―¿La conoces?
―¿Me conoces?
El moreno soltó una carcajada, encogiéndose de hombros, de nuevo, por haberlo hecho demasiado fuerte.
―Claro que sí ―susurró cerca de Glimmer―, trabajo junto a tu madre, ¿recuerdas? Hace poco me hizo revisar su expediente ―miró a la rubia―. Adora Grayskull, ¿verdad?
La joven asintió con una sonrisa desorientada, era bastante raro que un chico completamente desconocido supiera tanto sobre ella, incluso si decía trabajar con la directora de la universidad. ¿En otros lugares eso sería considerado acoso? Sacudió ligeramente la cabeza, intentando borrar dichos pensamientos y estiró su mano hasta Bow, en un gesto amistoso.
«Oh, por Etheria, su sonrisa es muy amigable y su mano muy cálida, ¿habré sido muy grosera al no conocerlo yo a él como él me conoce a mí? Por supuesto que no, boba, es su trabajo... ¿verdad?, ¿VERDAD?» pensaba la rubia mientras seguía sacudiendo ávidamente la mano del moreno, al notar su gesto nervioso optó por sólo decir:
―Es un placer, Bow ―con una sonrisa.
El chispazo de química entre ambos había hecho su aparición, el cruce de sonrisas y miradas calurosas ponían la sangre de Glimmer a hervir. No era la primera vez que sucedía, Bow siempre había sido de la clase de personas carismáticas, de ese tipo de personas que no sabías si estaban coqueteando contigo o sólo siendo amables, el joven había conquistado más de un corazón en su época de estudiante, pero nunca se dio cuenta de ello.
Ya estaba en su último año, trabajaba duro en la oficina de la directora para poder terminar los trámites de su titulación, con ella realizaba su servicio social en el área de Movilidad Estudiantil, aunque de vez en cuando tomaba tareas de otras áreas. Angella, la susodicha, le tenía una enorme estima debido a su dedicación y entrega.
Glimmer carraspeó, intentando cortar el ambiente. Adora inmediatamente soltó la mano de Bow, y ambos desviaron las miradas, evadiendo el malentendido. La menor se puso de pie, postrándose junto al moreno e inclinándose sobre la mesa para lograr hablar con él sin que nadie más pudiera escucharla.
―Necesito hablar contigo ―dijo, y miró de reojo a Adora y Entrapta, quienes parecían bastante perdidas en sus lecturas individuales―, a solas.
Bow frunció el ceño, confundido, pero la mirada insistente de su amiga terminó por obligarlo a acceder.
―De acuerdo ―se levantó de su asiento y tomó sus cosas―. Nos vemos luego, Entrapta ―no recibió respuesta, dedicó una última sonrisa a Adora―. Fue un placer.
La rubia asintió con una sonrisa. Bow salió de la sala a tirones por parte de Glimmer, quien terminó dirigiéndolo hasta la zona de estudio que se hallaba en el tercer piso de la biblioteca. Era una enorme habitación con mesas de madera y sofás de una o dos plazas de terciopelo rojo, podías ver libros volando de un lado a otro envueltos por el brillo mágico de hechiceros jóvenes dispuestos a adquirir conocimientos y poder. Había una mesa expuesta sólo para aperitivos y café con los que los estudiantes complementaban sus horas de estudio. Junto a ésta se alzaba una enorme pizarra con las fechas para los exámenes venideros.
Glimmer pasó de largo a todos los pretenciosos hechiceros de sangre pura que rodeaban la mesa de café y llevó a Bow hasta la zona más recóndita y escondida de la sala, había un sofá de dos plazas, Glimmer hizo un ligero movimiento de manos, apareciendo una diminuta runa mágica que activó el sitio de estudio, desplegando una mesa frente al sofá. Se sentó y dio toquecitos en el asiento junto a ella para que Bow lo tomara.
―Pareces realmente preocupada por los exámenes de hoy ―rio el joven mientras tomaba asiento.
―¿Hoy hay exámenes? ―preguntó, ligeramente preocupada.
―Ah... sí ―siguió el otro, lanzando todo el contenido de su mochila sobre la mesa―. El de Pociones Avanzadas fue esta mañana, ¿no lo hiciste?
Glimmer tragó en seco, miró el reloj sobre la pared, eran ya las 15:42. Claro, había pasado toda la mañana con Perfuma y... con Catra, un sonrojo vino a sus mejillas en cuanto recordó el gesto despectivo de la felina hacia ella.
―¿Glimmer? ―Bow intentó sacarla de sus pensamientos―. Estamos aquí para estudiar, ¿verdad?
La joven centró su atención en los castaños ojos de su compañero. Debía hablar o explotaría.
―Estoy embarazada.
Bow quedó en silencio durante varios segundos, tan inmóvil como una roca. Tomó aire y soltó una enorme carcajada, llamando la atención de los presentes en la sala de estudio, parecía que había disgustado a unos cuantos.
―Deja de bromear ―dijo, limpiando las lágrimas causadas por su breve ataque de risa.
Glimmer lo miró silenciosamente con un gesto inexpresivo, el corazón del moreno se encogió, su amiga no estaba mintiendo. Los ojos de la joven comenzaban a aguarse.
―¿Cómo-
―Catra ―interrumpió, secando las pocas lágrimas que había dejado escapar.
Bow analizó la situación momentáneamente. ¿Catra? ¡¿Esa Catra?! Sintió un pequeño ataque de pánico y con esfuerzo volvió de nuevo a la cordura.
―¿Estamos hablando de la chica de la cafetería? ―enfatizó. Glimmer asintió―. Eso es imposible. Tú y yo sabemos que la única forma de que algo así suceda es por medio de un Hechizo de Concepción, y... tú no realizaste ninguno, ¿o sí?
―¡Por supuesto que no!
Glimmer estaba realmente indignada, ya suficientemente vergonzoso era haber quedado embarazada de una mundana Ordinaria –que además acababa de botarla-, como para soportar la idea de que su mejor amigo creyera que ella lo había ocasionado intencionalmente.
―Eres el único en el que puedo confiar ―dijo―, necesito que me expliques... ¿CÓMO DIABLOS PASÓ ESTO?
―¡Shh!
Una chica híbrida los miraba desde el otro lado de la habitación, su gesto de desaprobación decía más que mil palabras. Glimmer volvió a guardar la compostura. Bow dirigió su atención hasta su amiga.
―Glims ―susurró―, sabes que es imposible sin un hechizo de por medio, sobre todo porque ambas son... bueno, chicas.
El gesto de la Princesa ensombreció, si no había sido obra suya, entonces, ¿quién realizó el hechizo? ¿Quién había tenido la habilidad para hacerlo? Y... peor aún, ¿por qué?
Bow guardó silencio, una idea atravesó su cabeza y se puso de pie.
―Espera aquí ―dijo y se alejó de su amiga.
Glimmer accedió, confiaba en el ingenio de su amigo. Tomó su celular y entró al buscador, logrando localizar el teléfono de la cafetería. Estuvo mirando la pantalla por varios segundos, completamente en silencio, completamente inmóvil, exhaló pesadamente y, con los ojos entrecerrados, llamó.
La línea dio tres pitidos largos.
―Cafetería "The Horde", lo atiende Catra, ¿en qué podemos servirle? ―se escuchó al otro lado. Glimmer guardó silencio, casi sosteniendo el aire para evitar que su respiración la delatara. La voz de Catra parecía ponerla más nerviosa de lo normal, podía sentir el almuerzo volver por su garganta―. ¿Hola? Me parece que tiene problemas con su línea, no puedo escucharle-
Y colgó, interrumpiendo la forzada amabilidad de Catra. El corazón le latía con fuerza, acababa de llamar a la probable madre de su hijo y no fue capaz de decir una sola palabra, el amargo recuerdo de la humillación de esa mañana aún perturbaba su tranquilidad. La antigua Glimmer, sin duda, habría hecho hasta lo imposible para evitar ser denigrada de esa forma por una Ordinaria, pero parecía ser que la felina había alterado cada nervio en la joven.
Miró a su costado, Bow volvía hasta ella con una pila de libros con gruesas pastas de distintos colores. Dejó caer el montón sobre la mesa, varios títulos se asomaban sobre cada portada, en el más grande podía leerse «Biología Etheriana. Vol. IV: Reproducción mágica y no mágica». Glimmer tragó saliva. Bow tomó asiento a su lado, abriendo libro tras libro, hojeando todos y cada uno con avidez. Cuando por fin encontró lo que buscaba comenzó a bajar entre líneas, leyendo tan rápido como pudo, topándose con lo que a Glimmer le interesaba y parafraseó en voz alta.
«La reproducción entre todas las especies etherianas es similar, funciona por medio de la fecundación y puede evitarse con el uso de métodos anticonceptivos (para seres no mágicos) y hechizos anticonceptivos (en el caso de hechiceros y especies que pueden utilizar la magia)...»
―Sí, de acuerdo ―interrumpió Glimmer―, pero eso es entre hombres y mujeres, ¿debo explicar lo que hice?
Bow rodó los ojos, ignorando a su amiga y su evidente desesperación.
«En el caso de parejas del mismo sexo, existen métodos mágicos para concebir, uno de ellos es el Hechizo de Concepción, que sólo puede ser realizado por hechiceros expertos de Corona; además, dicho hechizo sólo puede aplicarse sobre la población perteneciente a Corona o a los Nobles, los Ordinarios no tienen este tipo de privilegios...»
―Sigo sin obtener respuestas-
―¡Glimmer!
―¡Lo siento! ―bufó, la paciencia no era su fuerte.
«Sin embargo, y aunque suele ser extremadamente raro, las parejas del mismo sexo pueden presentar un embarazo debido a la combinación de fluidos entre ambas partes. Es poco probable que esto suceda, pero existen casos comprobados. Si una de las partes es Hechicero o posee magia, éste actúa como una clase mágica superior y es quien lleva a cabo el proceso de gestación. Por esta razón se recomienda utilizar un hechizo anticonceptivo antes de realizar cualquier encuentro sexual con alguien que posea magia.»
―Mierda ―Glimmer aún seguía sin poder creerlo―. ¡¿Cómo es que esto no lo enseñan en los primeros semestres?!
―En realidad, lo hacen, Glims-
Bow cerró el libro, mirando con preocupación a su amiga.
―Olvídalo ―interrumpió―. Estoy acabada.
―Bueno sí, metiste la pata.
La Princesa le lanzó una mirada asesina, Bow se encogió de hombros.
―¿Alguien más lo sabe? ―cuestionó.
―Sólo tú y... Perfuma.
―¿Por qué Perfuma-
―Es una larga historia ―interrumpió la chica.
Bow y ella sabían perfectamente que Perfuma no era precisamente la mejor persona para guardar secretos y eso, sin duda, era algo que querían mantener en privado, al menos hasta que supieran qué hacer.
Bow miró los libros frente a él, por un momento quedó perdido en sus pensamientos. Su mejor amiga había cometido el peor error de su vida, y, por alguna razón, no podía evitar sentirse mal con ello, había estado conteniendo esa insoportable presión en el pecho desde que se enteró; pero haría todo lo posible para ayudar a Glimmer, de eso no cabía duda.
―Ella debe saberlo ―dijo.
―¿Estás loco? ―protestó Glimmer, sabía que no podía volver donde Catra y menos con una noticia como aquella.
―Glimmer, no puedes ocultarle algo así... ―tragó saliva, odiaba admitir que ella y Catra habían estado "juntas"―, al final, también es asunto suyo.
―N-No puedo hacerlo...
La mirada decaída y ensombrecida de Glimmer llamó la atención del moreno, quien inmediatamente intentó indagar más en el tema.
―¡Glimmer!
Perfuma se acercaba hasta ambos, seguida por Mermista y Sea Hawk, interrumpiendo el breve momento entre los amigos. Glimmer se sobresaltó de inmediato, se suponía que había elegido esa sala para evitar encontrarse con ellos, miró a Bow, angustiada.
―No diré una sola palabra ―dijo éste, reconfortándola.
―Estuve buscándote por todas partes ―dijo Perfuma, dándole un abrazo a Glimmer para poder hablarle al oído sin levantar sospechas por parte de la pareja que la acompañaba―. Después de que te fuiste me quedé preocupada por... eso.
La joven de cabellera rosada se apartó de su amiga, sonrojada. Un silencio incómodo y sospechoso inundó la habitación.
―Glimmer y yo iremos por un café para lidiar con el estrés de los exámenes ―intervino Bow, poniéndose de pie y tomando a Glimmer―. Supongo que ustedes no quieren venir ―dijo, más como una afirmación que como una sugerencia―, deben estar muy ocupados ―rio y se alejó del grupo―. En fin, ¡nos vemos!
Mermista miró a Sea Hawk completamente confundida, pero Perfuma corrió hasta Bow y Glimmer.
―Bow, no creo que sea buena idea que Glimmer tome café en su estado... ―dijo, intuyendo que el moreno estaba al tanto de la situación, después de todo, nada pasaba en la vida de Glimmer sin que él lo supiera.
―No iremos a tomar café ―masculló Bow, entre dientes―, tenemos asuntos que resolver...
―¿Asuntos? ―Perfuma lucía consternada, analizó la situación un momento y entonces comprendió todo―. Oh, entiendo... iré con ustedes.
Si había algo que Perfuma nunca se perdía era la oportunidad de enterarse de ciertos asuntos interesantes que surgieran a su alrededor, y ahora que entendía lo que sucedía con Glimmer y esa cafetería, no perdería la oportunidad de comprender mejor el cómo había sucedido todo.
La rubia se despidió de lejos de la pareja que había dejado atrás y salió a toda prisa de la biblioteca junto a Glimmer y Bow. Quienes, durante el trayecto hasta la entrada de la universidad, le habían explicado a detalle la situación. No era como si quisieran hacerlo, pero Perfuma podía ser bastante persuasiva.
―¡Cuidado! ―se escuchó a lo lejos mientras caminaban por el patio principal de Bright Moon College.
Un frisbee se acercaba a toda velocidad hasta el grupo, inmediatamente Bow tiró de la cintura de Glimmer para atraerla hasta su pecho y cubrirla del impacto. El objeto volador los pasó de largo, chocando contra el árbol detrás de ellos. Perfuma giró su atención hasta el agresor.
―¡Deberías tener más cuidado! ―exclamó―. ¡Pudiste haber causado un accidente!
―¡Lo siento mucho!
Adora se acercaba hasta el trío para comprobar que se encontraran bien. Perfuma se irguió de golpe, jamás había visto a la rubia rondar por la escuela, la joven llevaba unos shorts negros de licra ajustados que sobresalían debajo de la falta del uniforme, la blusa blanca la llevaba desarreglada y desabotonada hasta el pecho, y en la cintura estaba atada su chaqueta deportiva roja con franjas blancas. Perfuma tragó en seco en cuanto Adora se acercó hasta ellos con sus cabellos alborotados y mirada penetrante.
―Glimmer, ¿estás bien? ―preguntó la rubia.
La Princesa asintió, alejándose de Bow, completamente sonrojada.
―¿Qué haces aquí? ―cuestionó.
―Oh ―sonrió Adora―, en cuanto se marcharon de la biblioteca, Netossa me encontró leyendo el libro que me ayudaste a encontrar ―señaló a la morena que había recogido el frisbee detrás de ellos―, y me invitó a jugar, aun no entiendo este juego completamente... creo que lancé demasiado fuerte.
Reía nerviosa mientras rascaba su nuca, Perfuma se acercó hasta ella con audacia.
―Eres nueva, ¿cierto? ―preguntó, con una sonrisa atrevida. Adora asintió―. Vaya, es un placer, soy Perfuma.
―El placer es mío, soy Adora ―respondió, ligeramente sonrojada debido a la cercanía de la chica.
Glimmer frotó sus sienes, conocía perfectamente la técnica de coqueteo de Perfuma, pero esta vez en particular estaba siendo realmente incómoda para todos. Bow y ella se aclararon la garganta para intentar sacar a la chica de su trance.
―Oh, claro ―rio, mirando a sus amigos y después se giró de vuelta hasta Adora―. Iremos por un café a la zona de Ordinarios, ¿quieres acompañarnos?
―¡Perfuma! ―protestó Glimmer.
―Me encantaría ―sonrió Adora y miró a los otros dos jóvenes―, si no les molesta, claro.
―No, para nada ―respondió Bow. A quién engañaba, no podían ser groseros con ella, no si había sido tan amable con ambos desde un principio. La chica era bastante linda, algo torpe, pero linda.
Glimmer le lanzó una mirada inconforme a su amigo, pero terminó accediendo a regañadientes. Adora se despidió de su nuevo equipo de deportes y partió junto a los tres jóvenes hasta la zona Ordinaria.
Durante todo el camino Perfuma pasó contándole a la rubia cientos de historias sobre su familia y el amor que le tenían a la naturaleza, explicándole sobre cada tipo de planta y las características de todas ellas, Adora sólo podía sonreír y asentir una y otra vez.
Cuando llegaron hasta la cafetería, Bow y Glimmer se detuvieron frente a la puerta, cada uno tenía un recuerdo distinto de ese lugar. Perfuma llegaba detrás de ellos colgada del brazo de Adora, quien comenzaba a sentirse incómoda con la situación.
―Bow, esto es una pésima idea ―susurró Glimmer.
―Igual debes hacerlo, ella-
La puerta se abrió de golpe, ambos jóvenes dieron un pequeño salto, uno de los clientes salía del lugar con una rosquilla a medio comer y un expresso en la otra mano. Glimmer por poco sufre un ataque cardíaco al creer que se trataba de Catra.
Perfuma, queriendo dar el primer paso, se acercó hasta la puerta, adentrándose en el establecimiento, Bow y Glimmer no vieron más remedio que seguir a sus amigas, pero la separación entre ambas parejas era grande. Perfuma se instaló sobre un banco alto junto a la barra, Adora aún estaba parada a su lado, sus rostros estaban demasiado cerca.
―Y dime, Adora... ―comenzó Perfuma, con voz seductora―, ¿de dónde vienes? ¿Dejaste a algún enamorado en tu antigua universidad...? ―recorrió su pecho con la punta de su dedo―, ¿o tal vez... una enamorada?
La cercanía y las preguntas terminaron por incomodar completamente a Adora quien, enrojecida, retrocedió entre balbuceos y palabras cortadas. En su retroceso terminó impactando con Catra, que no había notado la presencia del grupo. La castaña llevaba una charola que intentó mantener en su mano, dejando caer varios líquidos en el piso, provocando que la rubia resbalara para caer de espaldas sobre su brazo libre.
Por un momento un incómodo silencio inundó el lugar, las miradas de Adora y Catra permanecieron fijas una en la otra, un destello fugaz cruzó por sus tintineantes ojos. La castaña no era consciente de la fuerza que estaba utilizando para sostener a la joven y Adora no había notado que todo su peso estaba cayendo sobre el abrazo de la morena. Estaban perdidas una en la otra, algo que jamás habían sentido antes estaba comenzando a florecer. Catra fue la primera en reaccionar.
―¿Y tú eres...? ―preguntó, con una sonrisa.
Adora tardó pocos segundos en reaccionar, todavía mantenía la boca entreabierta, mirando los perspicaces ojos de la chica.
―Sí ―respondió por fin.
Catra enmarcó una ceja sin borrar su sonrisa, era evidente que la joven no había entendido la pregunta, pero en realidad Adora sólo había quedado aturdida ante la altivez de la chica.
Glimmer se abrió paso hasta ellas, carraspeando molesta para cortar la escena. Ambas jóvenes se separaron inmediatamente. Adora volvió hasta sus amigos, logrando que Catra fijara su atención en la Princesa y el pequeño escuadrón detrás de ella.
―¿Qué haces aquí? ―miró a Glimmer con irritación.
La joven guardó silencio, todo el valor que había reunido antes de entrar se había esfumado. Bow se aproximó hasta ella, colocando su mano sobre el hombro de su amiga.
―Tenemos un asunto importante que tratar contigo ―dijo.
Catra se acercó hasta la barra para dejar la charola antes de que otro accidente sucediera.
―¿"Tenemos"? ―giró su atención hasta el moreno―. No te ofendas, amigo, pero a ti ni siquiera te conozco.
Bow intentó protestar, pero el gesto de Catra pudo mucho más. Glimmer volvió a retomar el tema.
―No quiero hablarlo aquí ―dijo―, ¿podríamos ir a un lugar más privado?
―No tengo ningún asunto que tratar contigo, Brillitos ―siguió la morena y desvió su mirada hasta Adora―, en todo caso, me encantaría atender algunos asuntos con tu amiga.
La poco sutil mirada de Catra provocó un intenso sonrojo en la aturdida rubia. Glimmer empujó a la castaña, su paciencia estaba agotada.
―¿Te parezco un chiste? ―bramó.
―¿Uno de mal gusto? ―Catra alzó una ceja―. Sí.
Bow se abrió paso nuevamente hasta ella, tomándola por el cuello de la ropa, no iba a soportar que se dirigiera de esa manera hacia Glimmer.
―Cuida tus palabras, mundana ―amenazó―, o si no...
―¿"O si no", qué? ―retó Catra.
La chispa de la irá relucía en la mirada del moreno, no sólo detestaba la forma en que Catra humillaba a Glimmer, simplemente le parecía insoportable mirarla después de todo lo que había pasado.
―Bow, basta ―intervino Glimmer, separándolos.
―Ah, así que tú eres Bow, lo había olvidado ―exclamó Catra, analizándolo de pies a cabeza―. No entiendo qué tienes de especial. Francamente, amigo, no estás a mi altura.
―¿De qué demonios estás hablando?
Catra sonrió, dispuesta a explicarle lo que había sucedido con Glimmer la última vez que estuvieron juntas, pero la Princesa fue más rápida.
―¡Suficiente!
Glimmer estaba realmente avergonzada, los clientes los miraban con curiosidad, mientras todos trataban de disimular que se trataba de una conversación común, la menor no lo soportó más y se acercó hasta Catra, picoteando su pecho con la punta del dedo.
―Tú. Yo. Afuera ―masculló.
―Estás loca si crees que- ―intentó objetar la castaña.
―¡AHORA!
La cola de la felina se erizó ante el tono de Glimmer, la Princesa salió del establecimiento por la puerta trasera, segura de que Catra la seguiría, y así fue.
Una vez ambas estuvieron fuera, Glimmer llevó a Catra contra la pared detrás de ella, el lugar estaba vacío, sólo eran ellas dos y el contenedor de basura a unos cuantos metros de ambas.
―¿En serio vas a seguir con estos juegos tontos? ―cuestionó la felina, pero Glimmer la ignoró por completo.
La Princesa rebuscaba entre su bolso escolar mientras Catra la miraba, incómoda. La castaña intentó volver adentro, pero se vio detenida por la mano de Glimmer que sostenía la prueba de embarazo justo frente a sus ojos. Confundida, Catra la tomó entre sus manos, observándola detenidamente, no sabía cómo sentirse, y tampoco estaba segura de cómo debía reaccionar pues no comprendía la situación.
―Oh... ¿felicidades? ―dijo por fin.
―¡No seas imbécil, Catra! ―gritó Glimmer, haciendo que la castaña se encogiera de hombros―. ¡Es tuyo!
Catra tardó un tiempo en captar lo mencionado, pero todo era aún más confuso, creyendo que se trataba de una broma optó por soltar a reír a carcajadas.
―¿Si sabes que esos trucos de amarre no funcionan entre dos chicas, verdad? ―dijo―, espero que sea broma porque si no, realmente estás jodida.
Tan pronto como la castaña estiró su mano hasta ella para devolverle la prueba, Glimmer la tomó por la muñeca, su fortaleza no lo soportó más y terminó por ceder ante sus sentimientos. Su cara enrojecida y las lágrimas cayendo por sus mejillas terminaron captando la atención de Catra que fijó su mirada en el agobiado gesto de la chica.
―Espera... ―balbuceó, atónita―, ¿estás... hablando en serio?
Glimmer asintió, sin decir una sola palabra, no podía, la voz no atravesaba su garganta. Pero Catra seguía sin poder creerlo.
―Es imposible ―rio, nerviosa―, es decir... ―movió los dedos medio y anular de su mano derecha frente al rostro de Glimmer―, ¿entiendes?
Glimmer inmediatamente volvió a rebuscar entre su bolso, sacando de éste una hoja arrugada que estaba doblada en cuatro partes y se la entregó. La castaña la abrió, era una fotocopia del apartado que Bow y ella habían encontrado en la biblioteca.
―"Sin embargo, las parejas del mismo sexo pueden... ―leyó, haciendo pausas silenciosas―,...por la combinación de fluidos..." Mierda.
Catra comenzaba a sentir la falta de aire, ahora le creía, de verdad le creía. Hizo cálculos mentales, mientras caminaba dando vueltas junto a Glimmer. Le creía que estuviera embarazada, pero, ¿de verdad era de ella? Es decir, sólo había estado unas pocas veces con la chica, no había forma de que pudieran arruinarse la vida mutuamente... ¿cierto?
―¿Y qué hay de ese chico? ―exclamó, volviéndose hasta Glimmer―. El tal Bow, ¿cómo sabes que él no es el padre?
―¿Estás loca? ―bramó Glimmer―. ¡Bow y yo no hemos tenido relaciones! ―guardó silencio unos segundos―. No desde hace tiempo...
Catra enmarcó una ceja, sorprendida.
―Entonces... ¿tú y él?
―¡No es asunto tuyo! ―la menor comenzaba a ruborizarse e intentaba esquivar la mirada de la felina―. Pasó hace mucho...
―¡Claro que es asunto mío! ―protestó―, ¿cómo sé que no intentas cargarme un hijo que no es mío cuando es obvio que todavía tienes ganas de... ―guardó silencio―, estar con él? ―se cruzó de brazos―. Además, incluso si no fuera de él, ¿qué pasaría si es de alguien más?
Glimmer tragó en seco, sintió un fuerte golpe contra su orgullo.
―¿Me estás diciendo zorra? ―bramó.
―Sólo digo que no tienes pruebas de que sea mío.
―Haz cuentas, niña idiota ―gritó―, la última vez que estuvimos juntas fue hace cuatro semanas, justamente es el tiempo que tengo de retraso.
―Una prueba poco confiable ―siguió Catra, sin inmutarse―, pudiste haberte acostado con cualquiera antes o después de mí.
Glimmer llegó a su punto máximo, ya estaba harta, la tomó por el cuello de la blusa.
―¡¿Necesitas verme escupiendo bolas de pelo para creer que es tuyo?! ―gruñó―. ¡Estoy embarazada, idiota!
Catra la separó de sí, soltó un berrido de desesperación y se dejó caer sobre la acera, intentando recuperar la compostura.
― ¿Te das cuenta que... ―murmuró―, no te conviene que sea mío?
Glimmer se alejó de ella frunciendo los labios y desviando la mirada.
― Lo sé ―masculló―, lo último que quiero es morirme de hambre junto contigo.
Catra rio en silencio.
―Supongo que si hubieses querido cargarle el hijo a alguien definitivamente yo no sería tu primera opción ―dijo con ironía.
Glimmer se sentó a su lado.
―Por supuesto que no.
Catra guardó silencio unos segundos, si ella la estaba pasando mal no podía imaginar lo terrible que se sentía Glimmer en esos momentos, tomando en cuenta la clase de personas que había en Corona, definitivamente estaba arriesgando toda su vida ahí.
―¿Quieres abortar? ―preguntó al aire―. Entre los Ordinarios hay varios lugares donde podrías hacerlo, nadie se va a enterar.
Glimmer se limitó a negar con la cabeza y se abrazó a sus rodillas en silencio.
―¿Estás consciente de lo que eso significa? ―agregó Catra―, arruinarás nuestras vidas.
―¿Qué tanto podría arruinar tu vida? ―dijo Glimmer, ligeramente despectiva.
―Ah, claro, discúlpame ―bramó Catra, poniéndose de pie―, ¿la niña que vive dentro de un palacio con veinte limosinas y una alacena llena las veinticuatro horas del día tiene miedo de arruinar su lujosa vida? Te recuerdo que algunos tenemos que ganárnosla. ¡Apenas puedo mantenerme yo misma!
Glimmer, indignada, se puso de pie de un salto.
―¡No tienes idea de lo que yo podría perder!
―¡Entonces aborta!
―¡No voy a hacerlo, Catra!
Catra gritó al aire, llena de desesperación ante la terquedad de la chica.
―¡¿Por qué quieres arruinar tu vida de esta manera?! ―gruñó.
Glimmer retrocedió, suspirando profundamente para intentar detener la discusión, no tenía ánimos de seguir.
―N-No lo entenderías... ―desvió la mirada y se alejó para tomar su bolso―, no necesito tu ayuda, tampoco la estaba pidiendo, Bow creyó que era buena idea decírtelo, pero ahora que lo sabes... deberíamos seguir con el trato de antes y no vernos más ―abrió la puerta―. Este bebé... no será tu problema ―Catra sintió una opresión en el pecho―. Hasta nunca, Ordinaria.
La Princesa atravesó la puerta, cerrándola de golpe detrás de sí. Sin haberlo planeado, Catra se había librado de un enorme problema, pero si ya todo estaba bien, ¿por qué se sentía como basura?
La castaña entró de vuelta, pero el grupo ya se había marchado, a excepción de Perfuma quien parecía bastante interesada en la conversación de la musculosa mesera de cabellera platinada. En cuanto la rubia notó entrar a Catra se acercó hasta ella, soltándole una bofetada sin previo aviso.
―¿Qué demonios-
―Jamás había visto llorar a Glimmer ―masculló la chica―. Tú, amiga, eres un ser despreciable.
Se alejó después de fulminarla con la mirada y volvió hasta la barra, donde Scorpia miraba la escena, estupefacta.
―Espero que después podamos charlar un poco más ―dijo Perfuma, mirando con una sonrisa inocente a la mesera y salió del lugar, dejando azotar la puerta detrás de sí.
Catra se acercó hasta la barra, masajeando con lentitud su mejilla.
―¿Puedo saber por qué hoy todos quieren asesinarte? ―preguntó Scorpia, con una sonrisa.
Catra desvió la mirada, encogiéndose de hombros.
―Al menos una de las dos consiguió el teléfono de una linda rubia, ¿eh? ―dijo, observando la servilleta con el número de Perfuma en ella, la joven Princesa lo había anotado poco antes de irse.
Scorpia se sonrojó ligeramente.
―Parecías interesada en aquella chica de ojos azules.
Catra asintió con una sonrisa tenue, pero ¿con qué cara podría dirigirse de nuevo a ella si acababa de lastimar terriblemente a su amiga? Sin mencionar que no había respondido por el bebé que ahora esperaba, sin duda aquella chica debía creer lo mismo que Perfuma: que era una persona despreciable.
Catra suspiró pesadamente. La puerta de la cafetería se abrió de golpe, dejando entrar a Shadow Weaver envuelta en un aura oscura.
―Ugh ―bramó Catra―. Este día nunca acaba.
Shadow Weaver se abrió paso hasta la felina. La piel de la morena se erizó de golpe.
―A mi oficina, ahora ―dijo la mujer.
La castaña echó la cabeza hacia atrás, soltando un alarido de desesperación y de un salto siguió a la mujer hasta una pequeña habitación al fondo del lugar, cerrando la puerta detrás de sí.
―La cafetera ya estaba rota ―se apresuró a decir―, yo sólo intenté repararla con un golpe... ―tragó saliva―, o dos... ―desvió la mirada―, no era mi intención que se cayera al suelo...
―¡Cierra la boca! ―interrumpió Shadow Weaver.
Catra se encogió de hombros, agachando las orejas.
―¡Estoy harta de tus estupideces! ―bramó la mujer―. Hasta ahora he sobrellevado cada una, pero esto... ―lanzó un sobre amarillento encima el escritorio―, es demasiado.
Confundida, Catra tomó el objeto, examinando su contenido. Cuidadosamente extrajo todas y cada una de las fotografías que en él se hallaban, en todas aparecían ella y Glimmer durante la última noche que estuvieron juntas.
―Malditas cámaras de seguridad... ―masculló entre dientes.
Se odiaba a sí misma por haber olvidado completamente que la cafetería estaba llena de ellas, no sabía si sentirse avergonzada o asustada.
―Sabes perfectamente que meterte con un integrante de Corona está estrictamente prohibido ―siguió―, y aun así tuviste el descaro de...
―Shadow Weaver... yo...
―No hay excusas, Catra ―se acercó hasta ella―, ahora dime ¿cuál es tu relación con esta joven? ―la castaña evadió su mirada―. ¡Catra! ¿Sabes quién es ella? ―señaló las fotos―. ¡Es la maldita hija de los Bright Moon! ¡Su única y preciada hija! Y tú... tú... ―apenas podía contener su enojo.
―Lo lamento...
―¡Por supuesto que lo lamentas! ―exclamó, eufórica―. Si esa niña habla sobre ti, arruinarás todo mi trabajo, mi vida... ¡todo!
―Pero ella y yo ya no hemos tenido contacto, lo juro-
―¡Mientes! ―la tomó por las mejillas―. Días antes recibí una llamada de un joven Noble que buscaba a su amiguita perdida... ¿en qué problemas te metiste? ―la castaña guardó silencio―. Te obligaré a decírmelo entonces.
Un aura rojiza rodeó a la morena, pronto sus ojos quedaron en blanco, al igual que su mente. Shadow Weaver había realizado un Hechizo de la Verdad sobre ella para lograr obtener la información que quería. Catra habló, completamente controlada por la hechicera.
―Tuvimos más de un encuentro, durmió en mi casa aquella noche y ahora está-
La parte consciente de Catra luchaba contra el hechizo para evitar hablar de más, pero Shadow Weaver apretó su agarre, intensificando su poder.
―Está esperando un bebé ―tragó saliva―, mío.
Atónita, la mujer la soltó, volviendo hasta su escritorio y, llena de ira, lanzó todo lo que se encontraba sobre éste al suelo.
―¿En qué estabas pensando, niña tonta? ―dijo―. ¡Esto lo complica todo!
―No sabía que podía-
―¡Es obvio que no! ―siguió―. ¡Eres una idiota! ―se aproximó hasta su rostro, intimidante―. Más te vale que te deshagas de ese problema o me las pagarás caras, Catra.
―Ya se lo he dicho ―objetó la morena―. No quiere abortar...
―¡Entonces oblígala! ―ordenó―. De otra forma perderás algo más que tu empleo.
―P-Pero... Shadow Weaver-
―¡Haz lo que te digo! ―mascullo, tomándola por el cuello―. Ese bebé no puede nacer, no planeo que esa cosa arruine todo por lo que he trabajado, ¿me oíste?
―Como digas, Shadow Weaver.
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꧁Bow Belmont Arrow꧂
Responsable, leal y sincero. Nacido de una familia Noble, es el mejor amigo de Glimmer. Es humano, pero ha sabido destacar entre sus semejantes y superiores. Le encanta la historia y la arquería.
Esta vez me tardé mucho en actualizar. PidoPerdón.jpg.
Digamos que no me sentía con los ánimos de escribir, pero aquí me tienen de vuelta porque FB me bloqueó un mes por decir "pinchesgays" lo irónico es que no lo hice de ofensa o burla porque: I am gay. Pero bueno.
Espero subir el que sigue muy pronto.
Siempre se agradecen sus votos y comentarios ♥️
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