3- Confession | Firts kiss
Un poco de Dad Jeanist y un ship sorpresa ;3
Si no vas al día con el manga, podrías llevarte unos cuantos spoilers.
...
Trenza del amor
—¡Nuestro bebé ya es todo un hombre!
—¡Cierra la boca, vieja culebra!
—¡¿A quién le llamas vieja culebra, mocoso impertinente?!
—Ustedes dos...
Uwabami se lanzó hacia Bakugou con furia y no dudó en jalarle el cabello rubio.
—Mis queridas nenas son serpientes de calidad y gran majestuosidad, ¡No son una simple culebra! ¡Sin mencionar mi belleza juvenil natural!
El chico gruñó, sosteniendo una de las manos de la mujer mientras extendía la otra para defenderse, jalándole una de las serpientes que siseaban en su cabello suelto alentando a la mujer. La cobra real se retorció en su mano lanzando un alarido de dolor.
—¡J-Jafar! —Uwabami chilló preocupada viendo cómo la cobra amarilla terminaba flácida en la del muchacho—. ¡Tú... Tirano! —Ella mostró sus propios colmillos y Bakugou levantó la barbilla, pese a tenerla encima, y con otras dos serpientes silbando furiosas cerca de su rostro, él no mostró arrepentimientos.
Todavía en la entrada de la cocina, con la charola de aluminio con tres tacitas de té verde humeante, Beast Jeanist los miraba con una expresión afable, sin ocultar su sonrisa. Esos dos siempre que se veían terminaban peleando, pero ya no estaba preocupado que realmente se odiaran, era solo que ambos no eran sinceros con sus propios sentimientos.
Usualmente disfrutaba de sus combates e hilera de insultos con una taza de té y un postre hasta que ambos se cansaban y empezaban a hablar de manera coherente. El bullicio de fondo y la energía de los dos siempre le dejaba una sensación vigorizante, lleno de paz, como la realidad de que los tiempos por fin se habían calmado y la gente podía discutir y expresar sus sentimientos con libertad en una época que se avecinaba a caminar al futuro.
Pero Bakugou había venido con una intención e incluso había tolerado la presencia de Uwabami porque necesitaba una orientación. Además, podía ver como el chico se estaba conteniendo por mirar fijamente a la mujer rubia y más que pelear contra ella, trataba de mantenerla en distancia y liberarse de su agarre. El hecho que Uwabami estuviera solo con su camisa grande y ropa interior estaba poniendo nervioso al pobre chico.
Dejó a un lado la charola e hizo un movimiento con la mano, la fibra de camisa larga empezó a desprenderse y fue directo hacia los dos rubios, alejándolos como a dos bestias que estaban en medio de un duelo. Bakugou suspiró aliviado una vez estaba libre y se apoyó en la fibra, en cambio, Uwabami estaba rabiosa, retorciéndose con tan poca gracia que las revistas sacarían millones con sus expresiones tan naturales y tan poco usuales en una modelo de su calibre. Las tres serpientes en su cabeza también lo miraban con una expresión arrugada.
—¡Déjame ir, Tsunagu! ¡Voy a darle un par de lecciones sobre tratar a una dama a este mocoso!
—¡Dirás mejor sobre cómo tratar a los reptiles!
—¡También soy una mujer, niño!
—Ya, ya —Beast Jeanist soltó a Bakugou y arrastró con su fibra a Uwabami hasta enrollarla en sus brazos.
La mujer continuó retorciéndose, dando mordiscos en sus brazos para que la soltara, las serpientes se enrollaron en el cuello del hombre y le silbaban con amenaza, pero realmente no se acercaban a él, solo sacaban la lengua dando movimientos vibratorios a su alrededor. Apofis incluso agitaba su cascabel cerca de la cabeza del héroe profesional, pero Beast Jeanist ni se inmutaba, continuó con el abrazo y añadió unas caricias en la espalda femenina hasta que sintió el peso de las cabezas de víbora reposar adormecidas en sus hombros como una bufanda. Uwabami tampoco forcejaba.
—¿Ya estás mejor? —inquirió con tono protector.
Uwabami asintió y el hombre esbozó una sonrisa suave, dándole palmaditas en los hombros. Las serpientes empezaron a restregarse en su cuello y mejillas como un felino que ronroneaba, zumbando suavemente.
—Muy bien, querida. Eso es. ¿Me ayudarías viendo las galletas que deje en el horno? Hablaré yo con Katsuki mientras tú te relajas —Hakamada le acaricio el cabello y las serpientes zumbaron felices—, también le deje una presa a tus nenas, seguro quieres revisar también a Jafar.
—Si... —Uwabami se deslizó de su agarre con aire adormecido y mirada relajada, cuando estuvo a punto de perderse a la cocina se giró bruscamente hacia Bakugou y lo apuntó—. ¡No he terminado contigo, niño! ¡Ya veras! — Y cerró la puerta tras de ella.
Bakugou se quedó gruñendo en el asiento mientras se arreglaba la ropa hasta que Beast Jeanist se sentó enfrente de él y le ofreció una taza de té.
—¿Cómo haces para vivir con esa desquiciada? Un par de minutos y no la soporto.
Beast Jeanist lanzó una suave risa.
—Costuras del amor —sorbió un poco de té—, una vez hilado y trenzado es difícil separarlo de tajo. Aunque supongo que si lo has tejido mal puede haber un par de problemas en el futuro —Hakamada alzó una ceja en su dirección y Bakugou sorbió rudamente de su té—. Pero no creo que hablar de mi mal de amores sea tu tema de conversación. Dime, Katsuki, ¿Cómo estás hilando tu trenza del amor?
El muchacho guardó silencio, concentrándose en la bebida mientras buscaba ordenar sus pensamientos.
—Sé que eres bastante terco con tus sentimientos —continuó Hakamada con aire solemne y paternal—, pero no pareces del tipo de muchacho que besaría a una chica sino tuviera más cosas en mente con respecto a ella, ¿O me equivoco al interpretarte así?
Katsuki continuó con su voto de silencio, casi deseando que Uwabami estuviera escuchando a escondidas de nuevo y pegara un salto de felicidad al saber que el pequeño discípulo explosivo de su prometido estaba dando pasos hasta el exclusivo mundo del amor. Mientras discutía con ella había dejado de pensar en lo vergonzoso que era en venir a pedir un consejo. No se sentía cómodo hablando de esto con sus padres y claramente preferiría beber ácido antes de hacérselo saber a alguno de sus compañeros de clase para que luego usaran esa información en su contra. No. No. No. Estaba empezando a lidiar con esto, no estaba listo para las bromas y tampoco quería que pensaran que su pseudo relación o como sobrellevaba sus sentimientos al respecto eran un chiste.
...
Las cosas con Shiketsu se habían calmado después de la reconstrucción de los edificios de cada facultad, y las escuelas que antes habían sido rivales a muerte juradas ahora eran compañeras aliadas. Todavía existía ese sentido de competencia, pero ahora había más encuentros amistosos para fortalecer el vínculo entre los aprendices de héroes y su compañerismo. Afuera de la educación, no eran rivales, sino compañeros de justicia que buscaban preservar la paz por la que habían luchado, por la que tanto había sacrificado el país. Así que ahora los veían más seguido, fueron una sensación cuando llegaron a la U.A.
No había pensando que alguien tan adaptable como Camie disfrutara del silencio y la soledad, fue una sorpresa encontrarla en la terraza de la escuela, comiendo comida de festival y viendo el partido desde ahí.
Ella lo había visto entrar a la azotea y lo había saludado sin una pizca de intimidación, tragando la comida que mantenía en sus mejillas y limpiándose como una dama fina con una servilleta manchada. Por supuesto, después de haber visto a All For One rejuvenecido y con su poder a flor de piel, ya nada iba a poder intimidarla. Bakugou sintió un escalofrío solo de pensarlo, había visto a la cara a AFO y había sido como sacado de una pesadilla eterna, ¡y eso que el horrendo bastardo estaba malherido! No se podía imaginar que era verlo a la cara en su mejor momento y con todos sus poderes a la orden de la destrucción.
De todas maneras, ella nunca retrocedió ante su actitud egocéntrica.
Cuando vives esa clase de eventos traumáticos, todo el ruido del festival deportivo suena como chasquido de interferencia de televisor. Pensó que Camie sería del tipo de chica que sobrellevaba esa carga juntándose con los demás, pero tal parecía que se había equivocado.
Ella siempre fue impertinente, pero con una lengua suave para decir cosas afiladas y directas. Era extraño verla tan callada, y Bakugou no había tenido razones para abandonar la terraza solo porque ella estaba ahí. No la odiaba, solo le sacaba de quicio, como cualquier otra cosa en este mundo, su paciencia siempre había sido poca; pero ella había enfrentado a AFO y no había retrocedido, incluso si su Quirk directamente no podía ayudar a su destrucción, había peleado. Cualquier persona que viera el poder de ese monstruo y lo enfrentara de frente se merecía su respeto.
"¿No tienes nada que comer?" Preguntó ella después de un rato, su mirada fija todavía en el ruido del festival escolar.
Ese día, Katsuki solo había traído consigo una barra de proteína y Camie se burló de él, solo para ofrecerle su comida que tenía una bandeja. Y él hubiera rechazado su limosna sino fuera porque el olor a picante le vino de lleno y el estómago le gruñó.
"¿Te gusta lo picante?" Musitó comiendo la segunda brocheta de carne en salsa picante, Camie sonrió limpiándole el exceso de salsa que el rubio tenía en sus labios con una servilleta. El gesto lo paralizó, parecía tan natural en ella que ni siquiera lo pensó dos veces.
"¡Si! Aunque es difícil encontrar un buen picor, la gente normalmente espera hacer que una persona llore con lo amargo del chile, olvidando el escozor ardiente que deja el condimento. Aunque este es bueno". Bakugou estuvo de acuerdo.
Y como ella había sido amable, decidió retribuirle parte de ello trayéndole su propia porción de alimentos condimentados de donde él solía comprar en la próxima reunión con Shiketsuki, donde ella nuevamente estaba sola riéndose de lejos del ánimo y entusiasmo de Inasa y Kirishima.
Ella parecía tan desconcertada porque fuera él quien la buscara, y sus ojos se abrieron aún más cuando le ofreció el plato de comida en un hermético.
"Vaya, vaya". Ella tomó un pedazo de comida con los palillos que le ofrecía, sonriendo un poco. "Eso es bastante lindo, BakuBabe". Katsuki quiso gruñirle cuando ella masticó la comida y se puso roja.
El vapor salió cómicamente de sus orejas y empezó a darse aire con las manos, era lo más expresiva que la había visto, con sus cejas juntas y pestañeando rápidamente por el escozor. Katsuki le pasó una botella de agua y ella sorbió hasta la mitad.
La vió respirar con pesadez sin decir nada, y empezó a pensar qué tal vez se pasó un poco de la raya. Había pensando traerle algo más suave, no muchas personas tenían su gusto hacia lo picante y tampoco quería verse como un matón cuando lo que quería era agradecerle. No solo por la comida, sino también por su silencio y discreción. Era casi de dominio público en que estado había quedado tras los ataques violentos de Tomura Shigaraki, qué tan al borde lo había empujado y los sacrificios que llevaron hasta asegurar su vida.
La gente todavía lamentaba la pérdida de Edgeshot y cada vez que escuchaba su nombre o recibía una mirada que augura cuestionarse sobre la decisión del héroe profesional y su actual existencia, el estómago se le revolvía y las cicatrices volvían a quemar. Al parecer, estaba condenado a siempre hacer que los más fuertes caigan, pero no porque él los superaba.
La vista de su ojo izquierdo nunca volvió a ser la misma tras los consecutivos ataques mordaces del heredero del tirano de la oscuridad. Incluso entre sus compañeros, terminaba rodeado con un aire de compasión que lo enfermaba. Estaba vivo gracias a un gran hombre, un gran héroe que lo había salvado, obviamente debía vivir con orgullo. No estaba dispuesto a vivir de otra manera. No se iba a ocultar ni tampoco dejaría de pelear para ser el mejor. Edgeshot no merecía sacrificarse por un chico que sentía pena por sí mismo. Disimuladamente llevo su mano a su corazón, palpitando con fuerza y seguridad. Vivo. Muy vivo.
Camie no había preguntado nada ni tampoco le había visto de manera especial. Ella seguía tratándolo como el chico problemático que un par de niños lo habían hecho doblegar su paciencia. Fue relajante, había sentido que había relajado sus hombros por primera vez en mucho tiempo.
Así que cuando vió su restaurante favorito inaugurando la apertura después de la época de reconstrucción de Japón. El impulso le pudo y compró su plato favorito, que estaba muy por encima del nivel de una persona ordinaria.
Estuvo a punto de disculparse cuando Camie volvió su vista a él. Tenía lágrimas en las esquinas en los ojos, pero sus ojos oscuros estaban brillando junto a una suave sonrisa que no era la educada que le había dado todo el tiempo. Se detuvo en seco.
"¡Me encanta, BakuBabe! ¡Cielos! ¡Tienes que enseñarme donde lo compraste!".
Y sobre como terminaron en una especie de cita en su restaurante favorito, Bakugou no tenía idea. Ella luego lo había arrastrado a su propio restaurante favorito. Había llorado con el picor junto a ella y luego se había reído ante el poder del chile mientras tomaba agua. Una manera extraña de entablar una amistad, pero la comida unía personas.
Camie pronto empezó a tomarse las confianzas con él y Bakugou no supo porque no pudo darle un límite. Ella entraba y se pavoneaba como si todo fuera tan natural, le escribía a la hora que quería, le mandaba fotos de lo que sea que le pasaba, y lo arrastraba hacia lugares del centro comercial que Bakugou nunca había creído visitar. Era molesta, pero la manera en que siempre lo incluía y escuchaba su voz gritona y trataba de razonar con él, era agradable. Era como si ella estuviera leyendo su idioma corporal y leía entre letras de sus palabras, tomándose su tiempo para entenderlo y dándole la sensación que terminaba discutiendo con el agua; ella recibía los golpes, se deshacía y luego volvía a agruparse con un método de defensa, al punto que atacar se veía inútil y solo parecían platicar.
"¿No deberías estar haciendo esto con los inútiles de tus compañeros de clase?" Pregunto una vez mientras comían helado en el parque con Bakugou cargando una parte de las compras de Camie.
"¿Si?" Ella comentó distraídamente, llevándose el helado a los labios.
"Digo, tal vez a ellos les resulte molesto, pero el pelón es fácil de engañar. O puedes traer a una de tus amigas de Shiketsu".
"Hmmm, eso suena bien. Pero Inasa está en pasantías, no quiero molestarlo. Y Shishikura está recuperando el tiempo perdido con su novia".
"¿Ese idiota tiene novia?".
"¡Sip! Es una civil. Al parecer le dio alojamiento cuando sucedió lo de su padre y el Tártaros. Como las cosas ya se están calmado, entonces está aprovechando el tiempo perdido. Estar cerca de la muerte te hace revaluar tu situación, ¿no crees?".
Bakugou asintió. Había visto ese comportamiento también en sus compañeros. Como ahora eran incluso más unidos y se relacionaban con las familias de los otros. Como también habían empezado a surgir algunas parejas a raíz de algunas confesiones.
La idea le hizo darse cuenta que todos estaban avanzando de nuevo hacia adelante, menos él. No por no querer incluirse sino que en su cabeza seguía en la guerra, todavía estaba entrenando cada día como si estuviera a punto de pelear en el frente. Como si no quisiera tener que ver a otro héroe profesional sacrificarse por él porque era débil. Pensó en cómo estaba aislándose de sus compañeros y algunos dudaban en buscarlo ante la situación compleja en que estaba con el asunto de Edgeshot.
A decir verdad, estas salidas con Camie habían sido lo más cercano a una distracción de todo lo que estaba pasando. A veces olvidaba que ella era una aprendiz de heroína a un par de meses de graduarse como profesional, y por consecuencia, él igual olvidaba su mortal entrenamiento para mejorar y darle honor a la vida caída de Edgeshot.
"¿Y tú qué haces para relajarte?". Pregunto ella tomando una bolsa para ayudarle, Bakugou se la arrebato, podía con esto y más. Tal vez su modo entrenamiento no estaba tan apagado como creía.
Él alzó la barbilla y achicó los ojos.
"¿Qué haces tú para divertirte?". Regresó él con un tono de métete en tus asuntos, Utsushimi.
Camie se rió de forma cantarina, pero asintió.
"No es amable regresar la pregunta, querido. Pero bueno". Ella deslizó su brazo y lo enraizó con el de Bakugou, el calor de su abrigo le causó escalofríos al entrar en contacto con el viento otoñal. "Me gusta pasar tiempo contigo".
Los oídos le zumbaron. Bakugou estiró los labios en una sonrisa petulante, aunque en realidad sentía burbujas explotando en su estómago.
"¿Ah, si?".
Camie asintió con confianza y nada de nerviosismo.
"Pero no te diré lo que me gusta porque te subirá el ego, y me agrada cuando eres calmado y me ayudas con las compras". Apuntó sin vergüenza.
"¿Así que te gusta tener a alguien que te haga favores?".
Camie tuvo la decencia de fingir pensárselo un poco.
"Me gusta tener a alguien más en quien confiar. Aunque no negaré que tu fuerza es realmente útil y es divertido salir contigo porque tienes buena inclinación a la moda".
"Seguro que si".
Como él no dijo nada de su brazo entrelazado, Camie empezó a hacerlo de manera casual y con el tiempo dejó de tomarle importancia, el gesto que antes lo ponía nervioso se sintió natural. Era normal ver a Camie y sentir su presencia a su lado, con el brazo de ella enraizado en el suyo. La cercanía lo llevo a poner su brazo también detrás de la silla de ella cuando Camie se sentaba a su lado. Memorizar la forma puntual en que a ella le gustaba el café durante las mañanas en que sus patrullas estudiantiles se cruzaban, y ellos tenían que ir desde temprano, encontrándose para hablar en el café.
Ella siempre le daba besos en la mejilla cuando se veían y cuando se despedían, Bakugou trato de no tomarle importancia y no pensar en cómo Camie estaba derribando sus barreras con ella actuando cada vez más cariñosa. No entendía su manera de ser, era como el aire y el gas, no conduciendo sus explosiones y haciendo lo que quería.
Él no podía atraparla ni detenerla, si explotaba ella solo se desvanecía momentáneamente y luego volvía, como una entidad que se volatiliza y luego vuelve a manifestarse cuando las particular se asentaban.
El beso que había surgido de su parte solo había formado parte de esa naturalidad que habían estado desarrollando.
Ambos se habían encontrado después de la patrulla y el viento era tan frío como en invierno. Camie lo había saludado de lejos y luego corrió hacia él, se lanzó a abrazarlo y de inmediato lanzó un suspiro de satisfacción.
"¡Eres tan cálido, BakuBabe!". Ella se frotó en su pecho como un gatito y metió las manos debajo de su abrigo. "Muero de fríoooo, ¿me llevas a la estación?". Camie jugó con sus ojos bonitos y le pestañeó varias veces.
Bakugou trato de sacársela de encima, jalándola de su propio abrigo, pero Camie se aferró y solo pudo levantarla un poco del suelo sin lograr que se soltara. Decidió dejarla en su lugar y acomodó su brazo alrededor de ella.
Sintió su cuello delgado y el frío traspasando el abrigo de ella, inconscientemente manejó un poco más su temperatura para hacerla entrar en calor más rápido.
Estaban muy juntos y caminaban prácticamente abrazados. La voz relajante de Camie contándole de su patrulla lo adormeció un poco. Los gestos fueron lentos y suaves, acarició la mejilla de Camie cuando llegaron a la estación y ella lo vio sin comprender.
Sus ojos marrones brillando y sus labios entreabiertos. Ella ya había entrado en calor pues sus mejillas estaban coloradas. Cuando se dio cuenta había puesto un suave beso, apenas un contacto, en los labios de Camie. Permaneció adormecido cuando ella se alejó y se fue en el bus. Hasta que desapareció el medio de transporte, se había dado cuenta de lo que había hecho.
...
Katsuki permaneció en silencio después de explicarle la situación en la que estaba, pero no estaba realmente concentrado en la respuesta de su mentor, pues la mente estaba reviviendo ese momento en que se dejó llevar y como llegó su relación hasta ese punto.
Tan concentrado estaba que no se dio cuenta cuando Uwabami había entrado varías veces a llenar las tazas de té mientras hablaban, como había puesto las galletas en la mesa al lado de ellos y como descaradamente había estado escuchando todo, muriéndose por opinar. ¡Bakugou era tan lindo! Pero cada vez que vibraba o algunas de sus serpientes se levantaba por encima de su cabeza, Best Jeanist le dedicaba una mirada significativa que hacía que se mordiera la lengua y arrastrara sus serpientes abajo, serpenteando de regreso a la cocina.
El chico explosivo parecía reducido a una masa de nervios. Probablemente sentía que no debería de sentirse tan cómodo ahora que había tanta paz y al mismo tiempo, tanto trabajo. Que más que nunca tenía que hacer valer su nombre cuando no se daba cuenta que ya era un héroe de guerra que la gente respetaba. Se limitaba a las personas que todavía dudaban del sacrificio de Shinya Kamihara y que no merecían el tiempo de escuchar pues no entendían la lucha del héroe incluso después de todo el asunto del frente de liberación paranormal.
—Y ella actúa como siempre y yo pues... ¿No se supone que estamos saliendo?
—¿Se lo dijiste? —Hakamada ocultó su sonrisa cariñosa detrás de comerse una galleta.
—No me beso con cualquiera —gruñó—. Incluso si hubiera sido inconscientemente.
—Con mayor razón deberías confesar, Katsuki —Colocó su mano fraternalmente en el hombro de su alumno. Oh, que tanto había crecido este muchacho. Casi no pudo evitar reírse cuando le dedicó una mirada menos agresiva pero muy parecida a cuando lo inmovilizó para tratar de platicar con él. Esta chica Utsushimi no necesitaba inmovilizarlo con su Quirk para poder hablar y escucharlo—. A veces eres un poco bocazas, pero generalmente eres de acciones. Si esta chica es tan despreocupada como mencionas, quizás esté pensando que solo te dejaste llevar, algo así como un accidente.
—¡¿Cómo podría ser eso un accidente?!
—Bueno, la razón que ella actúe como si nada pueda ser su manera de tratar de quitarte la sensación de incomodidad. Ella podría venir de un ambiente donde eso no sea la gran cosa.
—O tal vez está rechazándote indirectamente —Uwabami no se contuvo y estiró su cabeza desde la cocina—. En cualquier caso, si ella te gusta y si ese primer beso significó algo para ti. ¡Entonces deberías confesarte de manera correcta! ¡Se un hombre y dile lo que sientes sin filtros! ¡Deja de ser tan indirecto! ¡Eres joven y guapo, y si esa chica en realidad está rechazándote entonces debes arrancar la venda de un movimiento y seguir adelante!
Hakamada le dedicó una mirada, pero asintió estando de acuerdo con ella. Bakugou apenas tomó nota de su interrupción dejando que la idea taladrara su dura cabeza. Se levantó sin decir nada, solo haciendo un gesto de agradecimiento con la espalda, y fue hacia la salida.
Él tenía su respuesta, pero necesitaba la respuesta de Camie a esto. Pensaba en cómo confesarse cuando Uwabami salió por completo de la cocina y gritó.
—¡No olvides usar protección!
Bakugou se detuvo en la puerta y alzó una ceja en dirección de la mujer, como quien no entiende a que se refiere a la primera. Uwabami se estaba riendo de esa manera maliciosa, achicando sus ojos con mofa y diversión. Los colores subieron por el rostro del chico.
—¡Métete en tus malditos asuntos, bruja!
[***]
Que sepan que hasta este preciso escrito, yo no le tenía ningún ship a Best Jeanist, me gustaba tal como es, así, todo papá soltero y luchón HAHAHA. Como amo a este tipo. Esto con Uwabami empezó como una broma HAHAHA (a decir verdad, todos los actuales ships que tengo como para hundirme en ellos empezaron desde esa misma manera) y luego no pude controlarme XDD. ¿Qué rayos voy a hacer con un ship que no tiene contenido en lo absoluto? Yo sola me pongo la soga al cuello.
Me gusta mucho la mentoría de Best Jeanist, él es todo lo contrario a Bakugou, pero eso hace que se lleven y se entiendan muy bien (adoro como Beast Jeanist lo respeta tanto y siempre le escuchaba todo lo que el mocoso malcriado decía, en sus manos era solo un chico travieso y potencialmente peligroso 😂). Así que quise ponerle algo de picante al hacer que su mentor tuviera el mismo problema de Bakugou con las mujeres. ¡Y de ahí vino Uwabami!
Lo que empezó como un chiste y en raíz a una sola imagen donde los vi juntos (y en grupo, pero ellos estaban a la par); pensé que era algo gracioso, ¿sorpresa? ¡Me ha gustado demasiado! Y para los que les gusta tener una pequeña base, hablando sobre interacciones canon que tuvieron creo que solamente estuvieron en el mismo lugar fue durante los eventos de la caída de All Might. Best Jeanist junto a otros héroes cayeron derrotados en Kamino y Uwabami formo parte de los héroes de rescate que se encargo de llevarlo a emergencias y también de buscar sobrevivientes. No es mucho, pero es trabajo honesto XDDD
Un dato curioso de mi autoría, es que Uwabami le puso nombre a las serpientes de su cabello. Pensé que sería un dato bonito ya que al parecer cada serpiente es una especie diferente, así que aunque sean una misma especie, cada una podría tener una habilidad diferente que ella requiera, así que pensé en que necesitaba de un nombre para cada una. La cobra real se llama Jafar. La cascabel se llama Apofis y la víbora ratonera japonesa se llama Kaa.
¡Gracias por leer!
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