VI
El viernes KyungSoo estuvo ocupado todo el día. Comenzaban a llegar más ejecutivos para trabajar en KADI Corp. y las reuniones con los accionistas no habían tardado en iniciar, por lo que tenía que tener todo listo a tiempo, mantener las oficinas limpias, ordenadas, sin nada fuera de su lugar y habilitar los compartimentos atiborrados con suciedad y desorden para que los diseñadores y oficinistas pudieran instalarse.
Además, en esa semana había ayudado a Lea con su piso demasiado problemático, pues los pasantes no tenían consideración alguna con ella y dejaban todo desordenado, fuera de su sitio y lleno de mugre. Limpiaban sus pisos tres veces al día o más, incluyendo los baños y la cafetería, en la cual colaboraba todo el equipo, también se turnaban para sacar la basura del edificio cuando el camión del aseo llegaba a retirarla y llenaban a un muchacho beta con productos de limpieza para que pudiera mantener el exterior de los ventanales impecable.
Era una semana agitada, y KyungSoo había estado llegando a casa más cansado de lo normal, sin embargo, no podía quejarse porque nada era malo en la empresa; tenía algunos amigos, una hora de descanso fija para almorzar y conversar un rato con los demás y nadie se metía con él. Incluso MoonByul era una buena compañía durante los intervalos de tiempo que tenían sin hacer nada porque habían adelantado algo de trabajo.
Se sentía cómodo, de verdad; nadie lo golpeaba, insultaba o miraba de mala manera (aparte de JiYeon, pero había aprendido a no prestarle mucha atención a la chica), y eso era un alivio, no sólo para él, sino también para BaekHyun y JiHyun.
Con respecto a JongIn... bueno, el alfa había estado sorprendentemente ocupado en esos últimos días, lo sabía al ver su expresión agotada y los planos que llevaba y traía consigo cuando debía reunirse con los accionistas, que lo visitaban demasiado seguido como para darle un respiro. Los diseñadores han estado trabajando bajo presión y los arquitectos han tenido mucho qué hacer instruyéndolos, revisando sus dibujos y arreglando detalles para que nada saliera mal.
KyungSoo tenía un peso constante y firme en el corazón al verlos quedarse hasta tarde en KADI, notar las ojeras bajo los ojos de JongIn y cómo, a pesar de ello, se tomaba la molestia de dedicarle una sonrisa cuando se cruzaban en el pasillo o cuando KyungSoo tenía que limpiar su oficina.
No habían hablado mucho, pero las miradas de reojo bastaban para tranquilizarlo y hacer sentir mejor a su omega. Tenía un efecto increíble en él, y aunque temía por todo lo que JongIn podía causarle con algo tan simple, sabía que era natural al tratarse de parejas destinadas.
Ese viernes KyungSoo notaba todo más tranquilo y en calma. Los accionistas se habían retirado hace un rato y estaba a punto de llegar el fin de semana, por lo que notaba los hombros destensados y las ligeras pláticas y risas en los cubículos de los diseñadores con notable ánimo y alivio. Sonrió por ello, porque era bueno verlos más contentos y con menos presiones, y tomó su inseparable carrito con elementos de limpieza para empujarlo directo a la oficina del súper jefe.
Había acabado ya con las demás, aprovechando la llegada de la hora del almuerzo para los oficinistas, y, como siempre, había dejado para el final la oficina de JongIn.
Le sonrió a MoonByul, que se encontraba recogiendo su propio desastre para aligerarle el trabajo (sí, así de considerada era ella), y la alfa le devolvió el gesto con ánimos, una sonrisa de hámster, brillante y bonita, exponiéndose sin vergüenza.
ㅡ¿Qué tal el primer turno? —ㅡle preguntó ella, desconectando la bocina que usaba a bajo volumen para no entorpecer el desempeño del resto, y KyungSoo se encogió de hombros con tranquilidadㅡ.
ㅡMas tranquilo que estos últimos cuatro días, así que no puedo quejarme.
ㅡOh, no lo hagas o se pondrá peor.
KyungSoo rió por lo bajo, permitiéndose mirarla a la cara debido a su insistencia en esas dos semanas trabajando con ella y la increíblemente buena personalidad que tenía. La delgada alfa vestida en un traje femenino bastante bonito tomó su cartera del escritorio y se alejó de ahí para detenerse frente a él con tranquilidad, sin desligarse de su buen humor.
ㅡ¿Irás ya a comer a la cafetería? ㅡMoonByul negó y se soltó el largo cabello plateado para masajearse el cuero cabelludo con suavidad. Su olor a lavanda le golpeó agradablemente la narizㅡ.
ㅡNo, iré a almorzar afuera con mi pequeña bestia. Otra vez está quejándose de que no hemos podido vernos en las tardes y debo mantener contenta al rayo de sol para que no me golpee. Últimamente está demasiado violenta, creo que le pondré una vacuna antirrábica.
Soltó una risita divertida y luego negó con la cabeza, comenzando a acostumbrarse a escuchar a MoonByul hablando de su pareja, YongSun, una omega de aparente pésimo carácter, exigente y con humores cambiantes que la tenía completamente enamorada.
Se habían casado hace dos años y ahora vivían juntas, pero como ha habido tanto ajetreo en la empresa MoonByul no ha podido pasar mucho tiempo con su pareja, y, por ende, debe soportar los maltratos y las reprimendas de YongSun debido a su abandono. Ya no era nuevo para KyungSoo ver a la alfa llegar con un nuevo moretón o golpe en su cuerpo (que exhibía con orgullo), y aunque era algo bastante extraño en su mundo, no podía evitar sentir un cariño profundo al ver a su amiga tan satisfecha con su pareja, jugando con ella a través del teléfono y dándose insultos cariñosos.
Eran raras, pero muy lindas juntas.
ㅡEntonces disfruten mucho de su almuerzo, espero que no te golpee demasiado.
ㅡPff, eso es imposible viniendo de Sunnie, tiene unos bíceps del demonio y es adicta a la violencia, pero muchas gracias por los buenos deseos. Le diré que le mandas saludos.
ㅡEstá bien. ¡Nos vemos mas tarde!
ㅡHecho.
Le revolvió el pelo con afecto, luego le guiñó un ojo y salió de ahí para reunirse con su pareja. KyungSoo la miró partir hasta que se perdió tras las puertas del ascensor y luego continuó con su camino hacia la oficina de JongIn.
Como siempre, tomó una bocanada de aire con los ojos cerrados antes de entrar, llenándose de valentía para poder enfrentarlo sin parecer demasiado débil; uno o dos minutos después, tomó el pomo y abrió la puerta con suavidad para no causar demasiado ruido.
Como era de esperarse, ahí no había mucha suciedad. JongIn era un hombre limpio y ordenado, casi sistemático. Tenía todo en su lugar, casi nunca hacía desastres y no le había dado dolor de cabeza alguno por alguna cosita perdida o mal colocada en un sitio donde no debería estar. JongIn era muy cuidadoso en ese aspecto, y a KyungSoo le gustaba, le dejaba menos trabajo y eso lo agradecía sinceramente.
JongIn levantó la mirada de algunos papeles que se encontraba leyendo con abstracción y al verlo en la puerta, indeciso de entrar e interrumpirlo, le sonrió con calma y se hizo hacia atrás, apoyando la espalda en el respaldo de la silla de cuero negra.
Tenía una camisa de botones color vino remangada hasta el codo, la corbata fuera de su cuello y los primeros dos botones deshechos. Era hermoso, una imagen perfectamente sensual, interesante e irresistible mostrándose con claridad ante él, enloqueciendo a su omega, ardiendo en su marca y su corazón y siendo totalmente dura e insoportable para sus hormonas revolucionadas aleteando a su alrededor.
La respiración se perdió al verlo de esa manera: tan masculino y atractivo, exponiendo su propia marca de pertenencia, con un Rólex en la muñeca contraria y un bolígrafo en la diestra, las gafas en el puente de su nariz y la mirada fija sobre él.
Era difícil de digerir, de ignorar, y realmente era imposible no observarlo y sentirse maravillado y atraído hacia él como una polilla a la luz.
Parpadeó, tratando de volver en sí y salir de su letargo, y JongIn dejó sus papeles a un lado con calma, siempre tan tranquilo y en aparente paz. Era admirable, si tiene que decirlo.
ㅡBuenas tardes, señor Kim, ¿puedo pasar a limpiar? ㅡpreguntó, con la voz temblorosa saliendo con torpeza de su boca, su labio inferior siendo atrapado por sus dientes durante un par de segundos y las manos aferradas fuertemente al carrito. JongIn asintió sin dejar de mirarlo y cruzó las piernas—.
Dios, tan elegante. KyungSoo era un charco de agua en el suelo solo por ese breve movimiento.
ㅡPor supuesto, señor Do, adelante.
Fue el turno del mayor para asentir e ignorar el escalofrío que traspasó su su cuerpo cuando la voz suave y afectiva de JongIn acarició su apellido con ternura. Empujó el carrito con suavidad, a pesar de su propia alteración, y cerró la puerta detrás de él, sintiendo como lentamente el ambiente se iba tornando pesado, electrizante, al estar encerrado en un mismo espacio con un alfa imponente que no le apartaba la mirada. Mi alfa, susurró su omega por lo bajo.
Con la mirada en sus nudillos apretados se encaminó hacia él. La papelera llena estaba justo a su lado, así que tenía que estar a una distancia bastante cercana para poder vaciarla y hacer su trabajo.
Aigoo. Todo era tan complicado para KyungSoo.
Se agachó luego de ponerse un par de guantes y sacó la bolsa, le hizo un nudo rápido y luego la dejó en la bolsa más grande y negra en la sección baja del carrito. No tardó en colocar una nueva, vacía y dispuesta a ser llenada una vez más sin mirar de reojo a JongIn, pero sonrojándose debido a la cercanía, y cuando se incorporó fue imposible no captar la mirada fija sobre él.
¿Por qué él tenía que mirarlo con esa intensidad y profundidad? Demonios, lo ponía a temblar como una gelatina y eso no era bueno.
Últimamente muchas cosas no eran buenas para él desde que conoció a JongIn.
JongIn retiró sus gafas del puente de su nariz y las dejó sobre el escritorio un momento después, apoyó el codo sobre el mismo y con su palma sosteniendo su mejilla le preguntó en voz baja:
ㅡKyungSoo, ¿quieres comer conmigo?
KyungSoo se detuvo en seco y lo miró con sorpresa, con sus ojos ampliados ante la repentina pregunta, y los colores no tardaron en intensificarse sobre su rostro y la punta de sus orejas.
Sus hombros se hundieron y su omega se retorció, ansioso, excitado y fascinado con la propuesta (a pesar de la lentitud de su humano para procesar, aceptar y dejar que su alfa entrara en sus vidas como debía ser, como estaba designado en un inicio). Soo apretó los labios por un segundo y volvió a bajar la mirada, esta vez mirando su único par de zapatos ya desgastados por los años en uso, pero bien limpios.
ㅡYo no creo que esa sea una buena idea, JongIn ㅡdijo tímidamenteㅡ, quiero decir, no es correcto ni es mi lugar acompañarlo.
ㅡ¿Por qué no lo sería? Sólo es un almuerzo, es algo que las personas hacen normalmente: se reúnen para comer mientras tienen una conversación calmada y agradable. Sólo quiero hablar contigo un rato en mi descanso, KyungSoo.
ㅡNo soy una persona muy interesante, JongIn, no sabría de qué hablar ㅡse sinceró y subió la mirada para verlo a la cara como muy pocas veces se lo permitíaㅡ. Debería decirle a la señorita SooJung que lo acompañe si quiere conversar con alguien.
ㅡPero quiero hablar contigo, Do KyungSoo ㅡsoltó en un suspiro, sin dejar de verlo, y KyungSoo sintió como su corazón daba un vuelco y las taquicardias aparecíanㅡ.
Kim JongIn sabía perfectamente cómo desarmarlo sin demasiadas complicaciones, tan sencillamente que daba gracia.
KyungSoo estaba bajo su poder, y posiblemente él lo sabía.
ㅡSerá una charla entre amigos, podemos hacer eso, ¿cierto? No es nada malo, los amigos pueden reunirse a comer cada cierto tiempo.
ㅡPero usted y yo sabemos que no somos amigos ㅡdijo con una pizca de fiereza que hizo que los ojos del menor brillaran con fascinación y su atención se enfocara con mucha más fuerza sobre élㅡ.
El alfa se incorporó, poniéndose de pie delante de él a sólo unos pocos centímetros de distancia entre sus cuerpos, y KyungSoo hizo todo lo posible para no retroceder o temblar tan evidentemente como lo hacía en ese instante, donde la cercanía era mucha y su aroma a hombre y canela lo provocaba y drogaba como si se tratase de éxtasis.
JongIn tomó una profunda bocanada de aire y luego exhaló silenciosamente, su pecho ampliándose por el movimiento fue indiscutiblemente atractivo para su mirada.
ㅡLo sé, sin embargo, aunque parezca un verdadero imbécil e idiota para ti, quiero tenerte cerca de mí, KyungSoo, saber de primera mano que estás bien, si algo te molesta, si te duele el cuerpo, la cabeza o el corazón, si necesitas algo. Quiero cuidarte, velar por ti y por tu hermana, incluso BaekHyun; quiero que estés bien, quiero cerciorarme de eso, lo necesito. Necesito mantener algún tipo de unión contigo, ambos lo necesitamos.
»Nosotros sabemos que nuestro alfa y omega están desesperados, enloqueciendo a pasos agigantados, y sé que puedes sentirlo: el descontrol, el deseo, la necesidad, todo junto en tu interior amenazando con salir y estallar, porque yo también lo siento día a día. Soy un idiota por querer encadenarte a mí siendo un cobarde, soy una escoria, lo sé, pero lo necesitamos, ambos lo hacemos ㅡentonces, con un movimiento lento y sigiloso, le despojó la mano derecha de su guante y tiernamente cogió sus dedos para acariciarlos, pasando su índice y pulgar por su palma de forma ocasional, sin dejar de observarloㅡ. No sé cuánto tiempo más podré controlarme, si te soy sincero, y realmente no quiero hacer algo estúpido contigo, no quiero que te sientas obligado a corresponderme por instinto en ese momento, no quiero ser una bestia irreconocible; no contigo, KyungSoo, así que por favor, te pido que lo pienses, que lo consideres. No tienes que darme una respuesta hoy, sólo... piénsalo.
KyungSoo bajó la mirada a sus pies, consciente del calor en su mano, del peso de su mirada, de la sinceridad y preocupación en sus palabras desesperadas, de sus deseos, que, aunque no quisiera, eran compartidos.
Lo sabía, realmente lo sabía sin necesidad de que JongIn se lo dijera; las cosas serían difíciles para ambos habiendo decidido mantenerse alejados el uno del otro, sus almas siempre estarían tirando en dirección al otro aunque no lo quisieran, ellos se pertenecían, y aunque se negaran a realizar una unión, no podían batallar contra sus instintos sin caer, sin pecar. Era cuestión de tiempo que ambos se descontrolaran, era sólo una cuestión de flaqueza y debilidad y un momento inoportuno.
KyungSoo lo sabía, joder, que a pesar de sus esfuerzos diarios, de los reclamos de su desesperado e ignorado omega, las cosas se tambalearían y todo lo que había conseguido hasta ese momento quedaría reducido a cenizas. Al final de la historia, sí o sí habría un corazón roto y una ola amplia de culpa en dos almas.
Sentiría pesar y arrepentimiento por lo que estaba a punto de hacer, pero admitía que las palabras de JongIn eran excesivamente lógicas. Él realmente prefería disminuir el impacto y ser su amigo para calmar a su omega, a esperar a que el alfa de JongIn se cansara de no estar con su pareja y lo abordara en alguna parte, de forma imprudente y con el control siendo inexistente.
Debía hacerlo, porque si eso llegase a ocurrir, Soo sabía que no podría detenerlo, porque su omega lo anhelaba y le exigía tanto estar a su lado que él terminaría entregándose por completo sí o sí.
Suspiró largamente, cerrando los ojos en el camino por un par de segundos, y se aferró con fuerza a sus dedos, profundizando el toque y agradeciéndolo, porque fue como un bálsamo para su herida siempre abierta y dolorosa.
ㅡDe acuerdo ㅡsu voz salió baja y su mirada subió para notar el alivio en los ojos de JongIn, también para darse cuenta de que sus hombros anchos se habían relajado y su agarre había sido devuelto con un poco más de fuerza, sin llegar a ser doloroso, mas sí firmeㅡ, hagámoslo. ¿Sólo será un almuerzo por hoy, cierto?
ㅡY una charla ㅡagregó, sonriendo un poco después, y KyungSoo asintióㅡ.
ㅡVale, y una charla entonces.
ㅡHecho. ¿Puedes adelantar tu hora de almuerzo para poder reunirte conmigo ahora mismo? Lamentablemente aún tengo muchas cosas que revisar y no puedo comer más tarde. ¿Tienes mucho trabajo que hacer aún? ㅡsu pulgar en su dorso, repartiendo suaves caricias delicadas y mimosas, le provocó un suave sonrojo y un aleteo en el abdomen; su vista atractiva y masculina no ayudaba para nada a calmarse, a hacerse la idea de que, a partir de ahora, habría unas cuantas palabras uniéndolos: amistad, compromiso, unión, dejándolo nervioso y con un pequeño (o no tan pequeño) deseo de ser sostenido completamente por élㅡ.
Sentimientos demasiado contradictorios los que experimentaba últimamente. KyungSoo creía que terminaría enloqueciendo.
ㅡYa he terminado con las demás oficinas, sólo queda la suya ㅡdijo, voz pequeñita saliendo de sus labios, y JongIn asintióㅡ.
ㅡVale, entonces deja mi oficina como está y trae tu almuerzo. Comeremos aquí y te prepararé un té mientras subes, ¿te parece bien?
ㅡSí... entonces volveré en un momento.
Lentamente se deshizo de la unión en sus palmas y retrocedió un par de pasos, lo miró por un segundo de más, apreciando su rostro sereno y hermoso, y luego negó con la cabeza en un intento desesperado por olvidarse de su ensimismamiento. Luego de eso, él salió de la oficina y fue en busca de su comida.
Los vestidores estaban vacíos a esa hora, pues ellos tenían un horario de almuerzo diferente, así que KyungSoo aprovechó la soledad para cambiarse con más comodidad, dejando el uniforme de limpieza en su casillero, y sacó de su mochila el bento que BaekHyun había preparado para él esa misma mañana. Sonrió al encontrarlo aún caliente y luego cerró el casillero para dirigirse nuevamente a la oficina de JongIn.
De acuerdo, no tenía por qué estar nervioso, sólo iba a almorzar con su jefe en plan de amigos, nada más, así que debía calmarse.
Es como si fuera a comer con BaekHyun...
Está bien, la comparación era ridícula, lo aceptaba, porque BaekHyun era como su hermano y JongIn su pareja destinada y la brecha que los separaba era indudablemente enorme.
Suspiró y apoyó la cabeza en la pared detrás de él con los ojos cerrados. Su corazón amenazaba con salirse de su pecho y él no podía hacer nada para retenerlo. Dolía su dureza al llevar el pulso: rápido y constante; su marca quemaba en su muñeca, y al verla luego de alzar la manga del suéter de turno notó cómo su piel estaba roja en los bordes del diseño grisáceo.
Era un poco triste saber que JongIn podía hacerle tanto daño, ya sea sentimental como físicamente, y que no fuera consciente de ello. Que no tomara la responsabilidad por ello.
Nuevamente dentro de la oficina, KyungSoo consiguió relajarse un poco gracias al delicioso aroma a té flotando en el lugar. Era dulce y relajante, cumplió muy bien su función al dejar que sus hombros se destensaran y su corazón no se sintiera tan pesado y estruendoso.
Entonces, sin darse cuenta, se halló admirando la forma de la ancha espalda de JongIn, que se encontraba vertiendo las bebidas en un par de tacitas de porcelana.
Sus hombros eran enormes, tan grandes que dos KyungSoos podrían recostarse en ellos sin ningún problema; también era musculosa, bien entrenada y se veía espectacular en esa camisa que le quedaba como un guante. Luego estaba su trasero, no tan pronunciado, pero que iba muy bien con su anatomía estilizada y, finalmente, un par de atractivas y kilométricas piernas firmes. JongIn era grande en muchos aspectos, su cuerpo era alargado y estaba muy bien proporcionado.
Era muy, muy guapo.
Poseía una sensualidad natural que invitaba a quien lo viera a sumergirse en sus encantos, a caer en el calor pasional y erótico que sólo el cuerpo y los instintos piden con tanta insistencia; hacía que todos pensaran que él era maravilloso y único.
Y lo era, realmente lo era.
Una sonrisa se formó en los regordetes labios de JongIn cuando se volvió y lo encontró en medio de sus pensamientos, ilusiones y ensoñaciones, y le señaló el escritorio ahora vacío para que tomara asiento en la silla frente a él. Lo obedeció en silencio y caminó con sigilo en su dirección, con las manos bien aferradas al bento, temiendo que cayera por culpa de su torpeza y nerviosismo.
Corrió la silla con cuidado para no maltratar el suelo y se sentó con la mirada baja, esperando por el alto. Una tacita humeante fue colocada frente a él, la siguió una tetera llena y el propio JongIn ocupando su puesto delante de él.
ㅡEspero que te guste el té blanco.
ㅡEs mi favorito ㅡadmitió, voz baja y mejillas incendiadas, y la sonrisa del menor se amplió en su guapo rostro bronceado y armoniosoㅡ.
ㅡ¿De verdad? El mío también.
Y después de eso todo pareció mejorar. El cuerpo destensado se movió con soltura mientras se alimentaba, escuchando anécdotas de JongIn, alguno que otro recuerdo de su infancia y la maravilla divertida que conformaba su risa estruendosa.
KyungSoo no se sintió presionado luego de beber dos tazas de té. Estaba en calma, mirando embelesado al hombre ante él siendo simplemente él mismo, comiendo con tranquilidad, riendo por lo bajo y dejándolo conocerlo a través de sus palabras sinceras y llenas de ternura.
JongIn era precioso. Era dulce. Era un alfa tan diferente, tan majestuoso. Él era perfecto.
ㅡBueno, creo que es suficiente de hablar de mí. Dime, KyungSoo, ¿qué te gusta, qué pasatiempos tienes, hay alguna comida o color favorito? ㅡpreguntó con interés, llevando su taza con té a sus labios para darle un sorbo silencioso y KyungSoo se detuvo un momento, lo miró por encima de sus pestañas y tragó el bocado de arroz que se encontraba masticandoㅡ.
ㅡHum... bueno, no tengo muchas cosas que podría contar. No hay algo que me guste demasiado porque nunca me tomé el tiempo de descubrir qué podría llamar mi atención debido a todos los años llenos de preocupación y haciéndome cargo de JiHyun. Nunca tuve mucho tiempo para mi yo adulto, pero cuando era niño, recuerdo que me gustaba mucho cantar. Quería ser un cantante famoso, no me importaba si era un solista o debutaba en un grupo, sólo quería cantar y darle regalos bonitos a mis padres ㅡsonrió con melancolía, recordando los viejos tiempos, al KyungSoo feliz, joven y sin preocupaciones, y luego miró a JongIn, que se encontraba apreciándolo en silencio, tan atento y curioso que le provocó un sonrojo ligeroㅡ. Tengo como pasatiempo ayudar a JiHyun con los deberes que no entiende o sencillamente no le gustan, como biología o ciencias, por ejemplo. Las detesta y es tan cabeza dura que no le presta la más mínima atención a sus clases, así que yo debo ayudarla y sacarla de sus dudas. Siempre dice que prefiere que le explique yo a sus profesores fofos y aburridos.
Fue cariñoso al hablar de JiHyun, como siempre ocurría cuando se trataba de la pequeña de los Do. Y es que era algo completamente normal, ella era su hermana menor y también lo más parecido a una hija, era su motor, el propulsor que lo impulsaba a seguir adelante. JiHyun era su todo, y JongIn se había dado cuenta de ello.
ㅡ¡Oh! Mi color favorito es el negro. Creo que se ve bien en mí porque soy demasiado pálido ㅡrepuso al recordar la última pregunta del menor y la sonrisa de JongIn se amplió con la dulce imagen que KyungSoo proyectaba para él sin siquiera darse cuentaㅡ.
Dejó la tacita ahora vacía sobre el platito disponible y luego se hizo hacia adelante, apoyando su mejilla en su palma abierta para apreciarlo a profundidad. KyungSoo se aferró a su mirada con los pómulos ardiendo, en silencio, dejándose seducir por la oscuridad de sus ojos pequeños y atrayentes, adentrándose en una burbuja que sólo le pertenecía a ellos dos y a nadie más.
Pasó saliva cuando su nariz trajo una bocanada del aroma de JongIn y un suspiro brotó de sus labios, bajo y silencioso.
ㅡAdorable ㅡsusurró el menor sin romper el contacto visual, sin moverse de su lugar ni inmutarse por lo dicho, y KyungSoo, por su parte, juntó las piernas y colocó un pie sobre el otro con vergüenzaㅡ.
Se sintió incapaz de soportar el peso de su mirada, e inevitablemente los ojos cayeron en sus muslos apretados. Mordió la esquina de su labio inferior y pensó que debería pasar por todo lo alto el pulso acelerado sintiéndose en sus venas y resonando en sus oídos.
ㅡJongIn, yo...
ㅡ¡JongIn! ¿Te ha llegado el email de Londres? Oh, ¡hola, KyungSoo! Lamento interrumpirlos ㅡexclamó repentinamente una agitada SooJung, que con el cabello un poco revuelto sujeto en una coleta desprolija y con un par de carpetas en las manos pequeñas y delicadas había aparecido inesperadamente en la oficinaㅡ.
JongIn parpadeó copiosamente y subió la mirada para captar a la omega recién llegada con los labios un poco fruncidos, confuso, y KyungSoo se hundió en su silla y negó con la cabeza, con un sonrojo que posiblemente podría llegar a sus orejas sin mucho esfuerzo.
Dios, su estómago había caído con pesadez a sus pies con la simple presencia de SooJung y sentía como la tensión volvía a llenar su cuerpo rápidamente luego de haberse sentido tan relajado momentos antes.
Inevitablemente se encerró en su caparazón una vez más y la sumisión volvió a él junto con un golpe de realidad que, posiblemente, lo tenía bien merecido.
ㅡHola, señorita SooJung. Usted realmente no interrumpe nada.
ㅡ¿Hum? Nada de formalidades, KyungSoo, y claro que sí, he interrumpido tu almuerzo ㅡrepuso con una sonrisa y un parpadeo bastante lindo y luego se dirigió a JongIn, que se encontraba bebiendo lo que quedaba de su téㅡ. ¿Lo has visto?
ㅡNo lo he hecho, ¿a qué email te refieres? ㅡpreguntó con calma y ella resopló, elevando su flequillo con su aliento por un segundo antes de que este cayera sobre su frente nuevamenteㅡ.
ㅡHa llegado un mail desde Londres. Al parecer necesitan a uno de los arquitectos principales para la obra porque ha habido ciertos problemas que deben ser resueltos y saldados personalmente por nosotros. Sé lo ocupado que has estado últimamente con las juntas y reuniones con los accionistas, así que me he postulado para ir allá y supervisar el proyecto como segunda al mando.
Eso pareció despertar el interés y la tensión en JongIn, que se había inclinado hacia adelante para poder mirarla un poco más cerca. KyungSoo simplemente dejó su vista fija en otro sitio, sintiéndose un poco fuera de lugar y cuestionándose si debería salir o no de la oficina para darles más espacio y comodidad.
ㅡ¿Es algo urgente? ¿Durante cuánto tiempo estarías fuera?
SooJung se apoyó en su pierna derecha y suspiró largamente, encogiéndose un poco de hombros.
ㅡEs urgente, probablemente se tarde algunas semanas, quizás un par de meses. El fallo es bastante grande y ya sabes cómo se ponen las cosas cuando es de esta manera; sin embargo, trabajaré duro para que no hayan pérdidas para KADI y podamos mantener complacido al cliente.
ㅡDemonios... ¿quién está a cargo en Londres?
ㅡInicialmente estaba este sujeto llamado Harry Johnson, un completo fracasado que hizo mal su trabajo y fue despedido de inmediato; ahora se encuentra al mando una chica llamada Amber Liu. Dicen que es muy buena y ha estado dando la cara por la construcción últimamente. Me reuniré con ella y trabajaré a su lado en este tiempo para sacar a flote el proyecto.
ㅡ¿Amber? La conozco, y sí, tienes razón, ella es realmente buena en su trabajo, además, es una diseñadora de respaldo increíble... ¿cuándo saldrás del país? ㅡpreguntó por lo bajo, mirándola con las cejas y los hombros hundidos y SooJung formó una mueca con los labios y se aferró un poco más a sus carpetasㅡ.
ㅡMañana temprano. Hoy voy a empacar todo y guardar los planos que necesitaré.
ㅡYa veo. ¿Quieres que vaya a casa contigo y te eche una mano con eso?
ㅡBueno, eso sería de mucha ayuda.
ㅡDe acuerdo. Déjame recoger esto y entonces podremos irnos ㅡJongIn se puso de pie y KyungSoo, con el corazón hundido y el labio siendo víctima de sus dientes, lo imitó de inmediato y negó con la cabeza, soltando luego una pequeña sonrisa que no llegó a sus ojosㅡ.
ㅡNo se preocupe, señor Kim, puede irse. Yo me encargaré de esto.
JongIn lo miró fijamente por un par de segundos; abrió la boca con la intención de decirle algo, pero al final la cerró nuevamente y asintió con la mandíbula ligeramente apretada. Tomó su saco y las gafas, y mientras se arreglaba, SooJung salió de la oficina para esperarlo en el pasillo.
KyungSoo no le devolvió la mirada, y con las manos unidas esperó a que el alfa se fuera. Sin embargo, JongIn se quedó en su lugar por un momento más, extendió una mano y la colocó con delicadeza sobre su hombro. La respuesta en forma de un escalofrío notable lo sacudió al instante.
ㅡSiento tener que irme así, KyungSoo, yo...
ㅡNo tiene que disculparse. La señorita SooJung lo necesita en este momento, así que no puedo enojarme u ofenderme porque se tenga que ir. Acompáñela hoy y esté a su lado en todo momento hasta que tenga que irse. Dejarla partir durante tanto tiempo no debe ser algo fácil, así que tómese este día y compártalo con ella ㅡmurmuró con la cabeza gacha y JongIn se quedó muy quieto en su lugar. Inhaló profundamente y luego exhaló en silencio, aferrándose un poco más al toque en su hombroㅡ.
ㅡYo voy a recompensarlo, KyungSoo, ¿de acuerdo?... por favor, cuídate mucho al salir y ve con cuidado a casa.
ㅡLo haré, no se preocupe.
JongIn asintió, le acarició el hombro efímeramente y finalmente se alejó, salió de la oficina y lo dejó ahí, solo y con las manos agarrándose con tanta fuerza que dolía.
Una sonrisa rota brotó de sus labios y sorbió por la nariz al sentirla húmeda.
Su corazón se sentía un poco astillado también, pero estaba bien, él aún era fuerte. KyungSoo podía continuar y soportar mucho más que esto. Él lo sabía, sólo tenía que ponerlo en práctica y resguardarse con más insistencia para que el dolor no fuera tan lacerante.
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