II
Dos días después, KyungSoo y BaekHyun se encuentran lavando los trastes sucios del desayuno.
Aún no había recibido ninguna llamada de KADI, así que el menor se había resignado a la negativa y había reanudado sus búsquedas de empleo en el periódico (pasando por todo lo alto las ofertas de prostíbulo esta vez debido a la mirada entrecerrada que le había lanzado BaekHyun).
JiHyun se había emocionado al escucharlo hablar sobre Kim JongIn y el mensaje que le había enviado a través de él, sin embargo, esa emoción parecía haber muerto cuando no hubo ningún contacto de parte de la empresa para solicitarlo en sus instalaciones.
KyungSoo no se sentía mal por ello, él entendía. Habían asistido muchos interesados y seguramente alguien necesitaba el empleo con mucha más urgencia que él, por lo que no podía enojarse.
BaekHyun había aceptado tomarse un día de descanso -por fin-, así que estaba dispuesto a ayudarlo a revisar periódicos o consultar con otros omegas para saber si había alguien buscando algún ayudante o trabajador como KyungSoo.
Colocó cuidadosamente un plato en el gabinete al que correspondía y BaekHyun tiró el agua que había usado para enjuagarlos por el drenaje, luego se secó las manos y giró el cuerpo para mirarlo con una pequeña y suave sonrisa que KyungSoo no dudó en corresponder.
ㅡJiSung comentó que la señora Ji necesita a alguien más en su hogar para que la ayude con las tareas de la casa; ya sabes, ella está algo mayor y vive sola luego de la muerte de su esposo y la mudanza de sus hijos. Sería un trabajo bastante fácil para ti y no es mala idea que vayas a probar suerte. Este tipo de oportunidades no se presentan dos veces en la vida, quizás lo consigas ㅡle avisó, siempre utilizando su tono de voz sutil a pesar de encontrarse sólo ellos dos en el apartamento, y KyungSoo ladeó el rostro mientras pensaba en ello. De hecho, se sentía bastante interesadoㅡ.
ㅡ¿La señora Ji? Su casa no está muy lejos de aquí y ella no suele ser tan cruel con los omegas...
ㅡ¿Cómo lo sería? Esa mujer tiene un pie en este mundo y el otro en el del más allá.
KyungSoo rió por lo bajo, bastante animado y extrañado porque BaekHyun no era del tipo que hablaba alguna cosa negativa de los alfas, o de alguien en general, y le golpeó el brazo juguetonamente antes de encaminarse a la sala de estar. Ahí, ambos se dejaron caer en el sofá; KyungSoo se recostó en su pecho y BaekHyun lo rodeó por los hombros cariñosamente mientras su diestra se dedicaba a repartir suaves caricias en su cabello desordenado.
KyungSoo mordió su labio inferior por un segundo y luego volvió a hablar, formulando una pregunta que realmente deseaba que fuera contestada afirmativamente.
ㅡBaek, ¿no quisieras ir tú con la señora Ji? Yo creo que ya ha sido suficiente de ti con los Kim, realmente me sentiría feliz si fueras tú en mi lugar a hablar con ella.
BaekHyun se detuvo por un segundo y luego reanudó sus caricias sobre su cabeza, como una madre haría con su hijo con la finalidad de darle calma y paz. La acción funcionó, como era de esperarse, y KyungSoo pronto se encontró cayendo en un sentimiento letárgico y calmo que no sabía que necesitaba hasta ese momento.
ㅡYo realmente te prefiero a ti con ella, Soo. Aunque soy mayor, tú has tenido que pasar por demasiadas cosas solo, has aguantado demasiados golpes que no merecías... me sentiría mejor sabiendo que estás a salvo.
ㅡ¿Y qué hay de ti? —preguntó en cambio. No hubo agitación ni alteración en su voz, pero las palabras tuvieron peso entre los dosㅡ ¿Cómo podría aceptar sabiendo que tú estás viviendo un infierno por tu cuenta? Me costaría mucho hacerlo, BaekHyun, porque aquí no importa la cantidad de malas situaciones que hemos pasado, sino la gravedad de ellas, y tú ya estás excediendo del límite de lo que es aceptable para mí. Yo soy joven y más fuerte, ¿de acuerdo? Podré soportarlo, pero tú, Baek... realmente me estás preocupando. No quiero perderte.
ㅡSoo...
ㅡ¡Hola, muchachos! ¿Pueden abrirme? Lo siento, pero KyungSoo tiene una llamada importante aquí.
La voz de la señora Suárez los sacó de su ensimismamiento e interrumpió su duelo de miradas para darle paso a la extrañeza y la ansiedad.
Nadie llamaba a KyungSoo, no a menos que se tratara de la escuela de JiHyun, por ello se levantó del sofá con un salto y se apresuró a ir hacia la puerta para abrirla y poder ver a la pequeña mujer de rasos occidentales marcados por la edad.
Ella sostenía su teléfono en la mano y le dio una sonrisa calmada antes de pasarle el aparato viejo y un poco obsoleto para esas épocas. KyungSoo lo tomó luego de agradecerle y lo llevó a su oído, sintiendo cómo su corazón resonaba en sus venas con dureza.
ㅡ¿Hola? Habla Do KyungSoo ㅡsusurró, temeroso, y BaekHyun invitó a la mujer a entrar en el apartamento con una sonrisa amable. Ella aceptó y ambos se dirigieron a la cocina, dándole un poco de privacidad para resolver sus asuntosㅡ.
Una voz femenina se dejó oír en la línea de comunicación. Era bastante amable, suave y reconfortante; increíblemente ronca para tratarse de una chica, pero no por eso resultaba ser menos agradable.
ㅡHola, señor Do, me alegra haberme podido comunicar con usted. Mi nombre es MoonByul, secretaria del señor Kim JongIn, de KADI Corporations.
Su corazón dio un salto en su pecho, tanto por el alivio al saber que no se trataba de alguna cosa mala sobre JiHyun, como por la emoción que había traído el nombre de la compañía.
Mordió su labio inferior, intentando no sonreír por la felicidad que lo embargó en ese instante, no obstante, falló miserablemente cuando miró el rostro de BaekHyun asomándose por el marco de entrada a la cocina, curioso y preguntando silenciosamente si estaba bien. Le mostró el pulgar como afirmación y él compuso una sonrisa suave, respondiéndole alguna cosa a la señora Suárez.
ㅡOh, sí, yo... ¿en qué puedo ayudarla, señorita? ㅡpreguntó, cortés, y comenzó a caminar hacia el par de omegas reunidos a un par de metros de distanciaㅡ.
ㅡBueno, verá, la señorita Jung y el señor Kim han aprobado su solicitud para trabajar en nuestras instalaciones, por lo que he tenido la tarea de llamarlo para darle aviso de ello. ¿Aún se encuentra interesado en ocupar el puesto?
KyungSoo se detuvo en seco y la respiración escapó de sus pulmones mientras sus ojos se calentaban de forma inevitable. BaekHyun y la señora Suárez se acercaron rápidamente y con preocupación y KyungSoo reanudó su caminata, encontrándose con ellos a medio camino, y los abrazó con fuerza sin soltar el celular o romper la conexión. Dejó que una pequeña lágrima de felicidad y gratitud corriera por su mejilla sonrojada y soltó una pequeña risa que fue audible por la mujer del otro lado de la línea.
ㅡ¡Sí, sí, claro que estoy interesado! Yo... Dios, muchas gracias por contactarme, realmente agradezco mucho esta oportunidad.
ㅡOh, no debe agradecer, creo que realmente lo merece. Ahora, ¿le parece bien comenzar mañana? Se le proporcionará un uniforme para que no dañe su ropa y los elementos de limpieza le serán facilitados por la compañía, así que no debe preocuparse por nada más que por llegar a las siete de la mañana.
ㅡSí, sí, por supuesto. Mañana estaré ahí sin falta... muchas gracias, MoonByul ㅡdijo esto último con excesiva sinceridad y BaekHyun apartó su rostro para mirarlo con los ojos ampliados por la impresión e ilusión; KyungSoo le sonrió grandemente y asintió, sabiendo que él entendería a lo que se referíaㅡ.
ㅡNo debe agradecer, todos merecemos una oportunidad, señor Do, y usted no es la excepción.
.
Cuando JiHyun llegó de la escuela decidieron hacer una pequeña celebración, pues las buenas noticias lo ameritaban.
La señora Suárez aceptó la invitación y se les unió, llevando con ella un pequeño pastel que había horneado para los cuatro. KyungSoo y BaekHyun se tomaron la libertad de hacer algunas galletas y JiHyun compró un jugo con sus ahorros, por lo que tuvieron una tarde bastante dulce, animada y llena de una felicidad creída extinta siendo compartida por todos (KyungSoo recuerda ese día como uno de los más felices en su pequeña familia).
El buen humor se extendió hasta la mañana siguiente.
JiHyun le deseó suerte luego de darle un beso sonoro en la mejilla y sonreírle con amplitud y BaekHyun lo abrazó, prometiéndole pasar a lo de la señora Ji para solicitar el empleo y abandonar la casa en la que tanto había estado sufriendo durante los últimos meses.
KyungSoo tomó con una sonrisa el almuerzo que la señora Suárez había preparado amorosamente para él y abandonó el viejo edificio departamental después de dejar un beso en las mejillas de sus seres queridos.
El subterráneo estaba a reventar, pero eso no lo molestó en absoluto.
Se sujetó del tubo junto a la puerta y se cubrió con su mochila para evitar que alguien se recostara de él de manera inapropiada.
La sonrisa en sus labios persistió durante todo el trayecto. A pesar de las sacudidas inesperadas del tren, del apretujamiento entre los pasajeros y las miradas incómodas de algunos alfas hacia él, nada fue capaz de derrumbar su estado de ánimo estratosférico.
Una vez fuera del subterráneo, KyungSoo apuró el paso para evitar llegar tarde a su primer día. Se encontraba un poco ansioso, pero dejó que el optimismo se encargara de domar sus emociones y sus pensamientos.
Frente a KADI Corp., KyungSoo se permitió tomar una amplia bocanada de aire, sonrió para sí mismo y asintió un segundo antes de entrar al inmenso edificio grisáceo e imponente.
Como hace cuatro días, JiYeon se encontraba en la recepción luciendo impecable; una coleta alta sujetaba su largo cabello rubio brillante y su ojos rasgados estaban difuminados con una capa de maquillaje que le daba un acertado aspecto sensual y llamativo. Ella no tardó en reconocerlo y le lanzó una mirada curiosa, barriendo su cuerpo de arriba abajo antes de formar una casi imperceptible mueca con sus labios. KyungSoo se detuvo por un segundo, algo descolocado, antes de retomar su camino hacia ella.
Frente a frente, KyungSoo le dio una sonrisa incómoda y una reverencia ligera y desenfadada.
ㅡBuen día, yo...
ㅡVienes por el trabajo, sí, lo sé. Puedes dirigirte al final de aquel pasillo, ahí te encontrarás con el jefe del personal de mantenimiento y un par de chicos que han llegado antes de ti. Él te dirá lo que tendrás que hacer ㅡclara y concisa, directa y un poco irritante; así había sonado para KyungSoo. Sin embargo, él no compuso ningún gesto que pudiera dejar sus pensamientos en evidencia y simplemente asintió, hizo una nueva reverencia y se encaminó hacia donde le habían señalado anteriormente, sintiendo la pesada mirada de la rubia en su coronilla en todo momentoㅡ.
De acuerdo, no esperaba eso en el primer día, pero tampoco iba a romperse la cabeza pensando en ello. Tal vez ella no estaba de buen humor, quizás era muy temprano para encontrarse con su lado simpático, KyungSoo no lo sabía, pero no indagaría más en ello. Sólo no valía la pena y no quería arruinar su buen humor.
Como JiYeon le había dicho, ahí ya había un par de personas aguardando el inicio de su turno. Un hombre un poco alto, musculoso y de aparentemente cuarenta años y dos chicos más jóvenes que él. Por sus expresiones retraídas y el desvío de sus miradas, KyungSoo puede saber que han pasado por momentos bastante duros.
Compuso una sonrisa amable para ellos cuando lo vieron llegar y luego reverenció al mayor, deduciendo que él ocuparía el lugar de jefe de personal.
ㅡBuenos días a todos ㅡsaludó con calidez, queriendo transmitirle esa sensación a los menores, y el saludo fue devuelto un poco bajo, pero presente. KyungSoo estaba satisfechoㅡ.
ㅡBuenos días, muchacho. ¿Cuál es tu nombre? ㅡle preguntó el mayor y KyungSoo se enfocó rápidamente en él, notando de pasada que se trataba de un beta, por lo que podía estar un poco más tranquilo con elloㅡ.
ㅡDo KyungSoo, señor.
ㅡOh, sí, sí, KyungSoo, es un placer conocerte. Ellos son Mark y SooBin, tus compañeros, y yo soy MinSung, jefe del área de mantenimiento de todo el edificio. Esperaremos a que los demás lleguen para dar inicio a la charla y asignarles sus puestos, ¿está bien?
ㅡSí, claro, muchas gracias, señor, y es un gusto conocerlos, chicos.
Alrededor de diez minutos después, ya se encontraban todos reunidos en el pasillo, por lo que MinSung los llevó a los vestidores (una habitación en el mismo lugar, amplia y bien ordenada con algunos casilleros a su disposición), les dio uniformes acorde a sus tallas y luego de ponérselos sobre la ropa, comenzaron a recibir las órdenes del mayor.
ㅡMuy bien, oficialmente les doy la bienvenida a todos ustedes, espero que tengan una buena estancia aquí. Como ya saben, mi nombre es MinSung, soy su jefe a partir de este momento, pero me gustaría que, además, me vieran como un amigo en el cual confiar. Pueden contar conmigo si tienen alguna inquietud, incomodidad o dudas sin pensarlo, estoy aquí para escucharlos, ¿bien? Bien. Ahora, sobre la repartición de pisos... el edificio es muy grande, por ende, hay muchas oficinas que mantener limpias. Voy a dejar a su cargo un piso por persona, de este modo podrán cumplir con su horario de trabajo completo sin fallos ni entorpecer el de los demás, ¿de acuerdo? Respecto al pago, este será a principios y finales de mes, trescientos mil wons en cada depósito, además, una bonificación alimenticia de ciento cincuenta mil wons, la cual se les entregará cada quincena; de no tener auto, se les proporcionará una bonificación más para pagar su transporte y, además, cuentan con derecho al seguro social. Si no tienen cuenta bancaria les recomiendo abrir una, de esa forma podrán hacerse los pagos correspondientes, ¿bien? ¿Alguna duda?
Sólo hubo silencio, y KyungSoo los entendía, joder, él mismo se había quedado sin habla porque todo aquello parecía un sueño para ellos, porque era demasiado perfecto para ser real.
¿Seguro social y bonificaciones, además de un pago constante, fijo? Al parecer, lo que decían los demás no eran exageraciones. En KADI Corp. cumplían la ley y realmente los apreciaban como empleados, los respetaban como personas, y eso era demasiado para procesar de un momento a otro.
De pronto se sentía tan afortunado y agradecido. Con todo ese dinero podría mantener la casa y comprar las cosas que JiHyun necesitara, e incluso podía darse el lujo de regalarle algunas cosas a su hermana y BaekHyun de vez en cuando, pagar las facturas... podría llorar ahí mismo, maldición, porque no podía creer que por fin, después de todo lo que había tenido que pasar, la vida parecía sonreírle.
Bajó la mirada, temeroso de romperse frente a todo el mundo, aún cuando ese chico, Mark, no había podido reprimir sus lágrimas de felicidad y se había echado a llorar silenciosamente en una esquinita de la habitación, y, junto a los demás, aguardó a que el pobre muchacho se calmara entre los brazos amables de MinSung antes de poder continuar.
El mayor, afable y cuidadoso, abrazó con cariño al chico y dejó suaves caricias en su cabello, dándole palabras de aliento que poco a poco lograron calmarlo; cuando se encontró más tranquilo le sonrió con tranquilidad, con una expresión pacífica en sus facciones mayores, y le secó las lágrimas con delicadeza.
ㅡ¿Te sientes mejor, Mark?
El pequeño asintió y le obsequió una sonrisa agradecida antes de erguirse y suspirar, dejando a un lado su debilidad para no retener más el tiempo de todos. KyungSoo le dio una sonrisa afable y él le devolvió el gesto con suavidad. MinSung aplaudió y volvió a retomar la palabra.
ㅡBueno, prosigamos. La hora del almuerzo es a las doce y treinta del mediodía, todos compartimos lugar en la cafetería, que se encuentra en el tercer piso, así que nos veremos ahí. Ahora, para finalizar, voy a darles su piso particular y las llaves para que vayan a trabajar antes de que lleguen los oficinistas.
Así, el beta pasó a instruir a treinta y dos personas, viéndose completamente cómodo con la tarea, como si estuviera acostumbrado a ello.
A KyungSoo le tocó el último piso, el treinta y dos, y él asintió al recibir unas pocas órdenes del mayor antes de irse a los ascensores para llegar a su objetivo lo más pronto posible. No se entretuvo mirándose al espejo, no era una persona que se preocupara excesivamente por su aspecto porque simplemente no había nadie a quien quisiera impresionar, por ello se mantuvo con la vista baja hasta que las puertas metálicas se hubieron corrido con suavidad y le dieron la bienvenida al piso que vería todos los días durante un tiempo.
Se encaminó hacia un pequeño pasillo que se encontraba a su izquierda y abrió la puerta plateada con la llave que MingSung le había dado; ahí encontró algunos implementos de limpieza que necesitaría, desde cloro, desifectantes y limpiadores, hasta escobas, trapeadores y sprays de aroma dulce y agradable.
Llenó un carrito con la escoba y el trapeador, unas cuantas bolsas de basura grandes, limpiadores y guantes, desinfectante, cloro, un plumero, algunos trapitos sin usar y un par de cubetas con agua. Con su carga ya lista, salió del cuartito de la limpieza -su propio cuartito, por los dioses-, y se metió en la primera oficina desocupada para dar rienda suelta a su parte del trabajo.
Ya que el edificio era nuevo y casi no había nadie usando las oficinas, una ligera capa de polvo estaba cubriéndolo todo. KyungSoo fue minucioso al eliminarlo, ya sea porque quería hacer las cosas bien, como porque era un completo obsesionado con la limpieza.
Sintiéndose inmune a las motas voladoras y grisáceas flotando a su alrededor, KyungSoo fue particularmente implacable.
Limpió las paredes, el techo, escritorios y archivadores. El baño colocado cómodamente en la misma oficina también pasó por sus manos; ahí dejó los suelos, el inodoro y el lavamanos reluciendo y lleno de buen olor.
Barrió los suelos y luego pasó el trapeador, limpió el ventanal y colocó una bolsa plástica en la papelera junto al escritorio. Con todo listo en diez minutos, KyungSoo pasó a la segunda oficina, donde el proceso se repitió.
Se tomó más tiempo en los cubículos, donde tuvo que ordenar papeles, acomodar sillas giratorias y limpiar más de seis mesas; ahí los ventanales eran más amplios y tenían más alcance a la vista bajo él. Quedarse abstraído con la imagen mostrándose, imperiosa, a sus ojos no fue sorprendente.
Era algo verdaderamente impresionante, la ciudad, las calles, los rascacielos, el cielo... KyungSoo nunca había visto algo así en su vida.
Recordó el día de la entrevista, la fotografía monumental e inmutable tras la pared de cristal a espaldas de Kim JongIn, tan hermosa y magnífica, con luces y edificios gigantes y modernos irguiéndose con orgullo... era fascinante, y el cielo iluminado por los primeros rayos mañaneros pareció darle una imagen aún más irreal.
ㅡOh, buenos días. ¿Acabaste ya de limpiar aquí? No falta demasiado para que comiencen a llegar los diseñadores y los arquitectos ㅡdijo una suave voz femenina a sus espaldas y KyungSoo dio un respingo, girando rápidamente para encontrarse con un rostro hermoso, bastante adorable y aniñado, con mejillas gorditas, un flequillo de lo más tierno y ojitos entrecerrados por culpa de una sonrisaㅡ.
KyungSoo pensó por un momento que ella parecía un lindo hámster (a pesar de que tenía un aura bastante particular definiéndola como una alfa); además, terminó descubriendo que no pudo sentir incomodidad con su presencia en la misma estancia, solos en el piso, y eso fue impresionante.
No sabía si era por la voz cálida y grave vagamente familiar o por su rostro dulce, pero fue toda una revelación mantenerse tranquilo ante la llegada de un alfa.
Carraspeó para aclarar su garganta y asintió para ella.
ㅡBuenos días... sí, he acabado recientemente. Gracias por avisar, creo que pasaré a otra oficina.
ㅡ¡Bien! Te recomiendo que pases primero por la del jefe Kim, la del fondo; él suele llegar un poco antes que los demás para hacerse cargo de los contratos que tiene pendientes ㅡKyungSoo la miró, impresionado, y abrió los labios con torpeza; no se sorprendería si en ese momento se viera algo tonto y ridículo con esa expresión, pero la sorpresa había sido genuina y él no pudo controlar sus expresiones faciales a tiempoㅡ.
ㅡ¿El jefe Kim? ¿Acaso él trabaja en este piso?
ㅡPor supuesto. Supongo que el señor MinSung se ha olvidado de decírtelo ㅡella le hizo una seña para que lo siguiera y KyungSoo obedeció, empujando el carrito y caminando dos pasos detrás de ella con aire abstraídoㅡ. Originalmente el jefe Kim dirigía sus empresas desde Japón, pero la señorita Jung extrañaba a Corea y a su familia, así que ambos decidieron mudarse y el señor Kim comenzó a hacerse cargo de todo desde Incheon. Vio que las cosas no eran muy prácticas, ya que su familia vive aquí, en Seúl, así que no dudó en trasladarse a esta sucursal una vez terminada, y, bueno, como todo cliché de jefes ejecutivos, tiene el último piso para sí mismo ㅡfinalizó guiñándole un ojo y KyungSoo asintió, procesando todo mecánicamenteㅡ. Por cierto, mi nombre es MoonByul, soy la secretaria personal de Kim JongIn y quien te contactó ayer. Es un placer conocerte personalmente, Do KyungSoo.
Entonces es de ahí de donde me resultaba tan familiar.
ㅡ¡Oh!.. igualmente, señorita MoonByul... me alegra verla en persona ㅡse sinceró con una pequeña sonrisa y ella simplemente hizo un gesto con su mano, restándole importancia al asunto, y le señaló la oficina frente a ellosㅡ.
ㅡAhí está. Es toda tuya... y, KyungSoo ㅡlo llamó antes de que se adentrara en la habitación y el omega se volvió para mirarla nuevamenteㅡ, bienvenido a la empresa. Espero que nos llevemos muy bien a partir de ahora.
ㅡIgualmente, y gracias por recibirme con tanta amabilidad ㅡhizo una pequeña reverencia, agradecido y cautivado por ella, y luego ingresó en la oficina más importante de todo el edificioㅡ.
Como era de esperarse, dentro era pura elegancia y buen gusto. Ventanal precioso y enorme, una pecera moderna llena de peces de colores en una esquina, un par de estantes a reventar de libros, cuadros abstractos en blanco y negro colgados en las paredes blancas, una alfombra peluda en el centro de la oficina, un sofá y un sillón frente a una mesita de madera pulida y dos archivadores. Por supuesto, también estaba el escritorio con su respectiva silla y una placa que rezaba "Presidente Kim JongIn".
Sí, verdaderamente un lugar hermoso, fascinante, y mucho más grande que su apartamento entero.
No se entretuvo esta vez, recordando la advertencia de MoonByul, y se apresuró a limpiarlo todo antes de que el señor Kim llegara a KADI.
Como una máquina sacudió las paredes y el polvo sobre los muebles, colocó una bolsa en la papelera a disposición del alfa y acomodó la placa de presentación. Tendría que aspirar la alfombra mañana, pues ahora mismo eran casi las ocho de la mañana y no contaba con el tiempo suficiente.
Una vez completada su misión, KyungSoo se sintió realizado.
Ahora todo se veía mucho más bonito y brillante y el señor Kim tendría un agradable espacio impecable para trabajar.
Sonrió, recordando el rostro amable del alfa, y soltó un suave y silencioso suspiro. Él realmente tenía toda la pinta de ser un gran hombre. La señorita Jung debía sentirse verdaderamente afortunada por tener un compañero como él.
Estando a punto de tomar sus materiales de trabajo para dirigirse ahora a la sala de conferencias que había distinguido al recorrer el pasillo, la puerta se abrió, y en ese preciso instante su marca de pertenencia ardió dolorosamente sobre su piel como si esta quemara al rojo vivo, traspasando su carne hasta llegar directamente a su alma.
Su corazón dio un vuelco antes de sumergirse en una carrera precipitada contra sus costillas y sus mejillas inexplicablemente se llenaron de vida al ver nuevamente a Kim JongIn luciendo perfecto e irreal en carne y hueso.
El alfa lucía impactante con ese traje azul marino, los mocasines negros bien lustrados y el cabello largo perfectamente peinado. Sus hombros se notaban anchos gracias al buen corte del saco y sus piernas eran larguísimas, estilizadas, masculinas y musculosas. Todo él estaba en armonía física, era hermoso, perfecto. Una completa belleza clásica y lujosa.
Los pequeños ojos profundos se enfocaron en su rostro, sobre su propia mirada desconcertada, y algo pareció arder, imparable, en cada pequeño espacio de su cuerpo.
La canela invadió su sentido del olfato con la fuerza abrumadora de un huracán y sentirse pequeño y abrumado por todo aquello era de esperarse, además, su muñeca estaba ardiendo, palpitante y dolorosa, y KyungSoo se había quedado sin palabras, paralizado en su sitio.
Se sentía tan pequeñito en ese instante, tanto que deseó que BaekHyun estuviera ahí con él para arrullarlo y consolarlo.
ㅡBuen día, señor Do, ¿qué tal su mañana? ㅡy su voz, oh, su voz, había sido capaz de erizarle la piel como la última vez que la escuchó. Era agradable en medio en su masculinidad y suavidad al dirigirse a los demás y KyungSoo no tuvo el valor suficiente para mirarlo a la cara. Se encontraba demasiado avergonzado y expuesto como para poder subir la mirada una vez másㅡ.
ㅡBuen día, señor Kim. Todo va muy bien. Me siento muy cómodo aquí.
La puerta se cerró y los pasos del alfa se dejaron escuchar, haciéndole saber que comenzaba a acercarse.
Reprimió un suspiro y se mordió la esquina del labio inferior cuando el calor aumentó sobre sus pómulos y sus orejas, sabiéndose solo ahí, con él, el señor Perfección.
ㅡSaber eso me agrada mucho; temía que no pudiera adaptarse aunque realmente esto no es nada del otro mundo, ¿cierto? ㅡlos mocasines negros se detuvieron frente a él, lo suficientemente cerca como para embriagarse con su aroma adictivo y dulce, pero también siendo precavido y manteniendo una distancia que no lo pusiera incómodo (era imposible, se sintió incómodo desde que abrió la puerta de la oficina). La marca ardió y palpitó mucho más fuerte y KyungSoo formó una mueca disimuladaㅡ. ¿Cómo se encuentra su hermana? ¿Le dio mi recado?
La mención de JiHyun lo relajó considerablemente; sus hombros habían dejado de estar tan tensos y su rostro había subido para mirar por encima del hombro del más alto.
No los mires a los ojos, KyungSoo, jamás los mires a los ojos.
ㅡOh, ella está bien. Se encuentra muy feliz desde que se enteró de mi aceptación en su compañía y ha ido a la escuela tan radiante como el sol —notó que JongIn sonreía con suavidad y KyungSoo lo imitó, más pequeño y abochornado, pero no menos honestoㅡ... yo debo agradecerle infinitamente por esta oportunidad, señor Kim, significa mucho para nosotros; y, efectivamente, le he pasado sus palabras. Se ha emocionado muchísimo al saber que su ídolo y modelo a seguir le envió un mensaje. La ha hecho realmente feliz con eso.
ㅡYo realmente no he hecho nada, señor Do, sólo le di un consejo, es bastante simple y puede hacerlo cualquiera, así que no haga mucha ceremonia por ello, por favor. Sobre lo otro, bueno, no debe agradecerme absolutamente nada, todos merecemos algunas oportunidades en nuestras vidas y creo que usted la merecía. SooJung y ChanYeol pensaban de la misma forma que yo, así que elegirlo fue realmente fácil y rápido ㅡse encogió de hombros ligeramente, sin querer darle muchas vueltas al asunto, y KyungSoo se animó a mirar su barbilla esta vez. Masculina, definida y con la sombra de una barba sobre su pielㅡ.
ㅡAún así quería que supiera que tanto mi hermana como yo nos encontramos agradecidos con usted... con ustedes, en realidad. Yo no sabría cómo pagarles por esto ㅡmurmuró por lo bajo, uniendo sus manos frente a su cuerpo y sintiendo la mirada fija y penetrante del alfa sobre él. De todas formas, ¿por qué su corazón latía tan duramente? Se sentía tan nervioso e inquieto en ese punto—.
ㅡSólo deben ser felices y la cuenta será saldada; ninguno de los tres podríamos pedir más ㅡsu voz fue un poco más grave y cercana y KyungSoo tembló por completo cuando una de sus grandes manos descansó sobre su hombro con delicadezaㅡ.
Suspiró muy bajo y cerró los ojos por un segundo, tratando de controlar a su corazón, a su cuerpo y a su piel enfebrecida por el pequeño contacto, y joder, ¿qué pasaba con él? ¿Qué era ese anhelo, esas sensaciones nuevas y ese calor en su interior?
No podía entenderlo, no entendía absolutamente nada, y eso lo frustraba en gran medida.
Tragó en seco y carraspeó, alejándose un paso del más alto con sutilidad y este no hizo nada para detenerlo ni hizo amago de volver a acercarse (lo agradeció infinitamente).
Nuevamente se enfocó en el suelo, en sus zapatos viejos y desgastados y su uniforme grande y azul, y jugueteó distraídamente con sus pulgares bajo la mirada atenta del presidente corporativo.
ㅡYo... nosotros lo seremos ahora, señor Kim, así que no debe preocuparse por ello.
ㅡY yo le creeré, señor Do ㅡhubo un silencio prolongado después de eso y justo cuando KyungSoo comenzaba a pensar que las cosas se estaban poniendo un poco incómodas, el alfa tomó la palabra de nuevoㅡ. Supongo que estoy entorpeciendo su trabajo, ¿cierto? Estaré aquí si necesita algo, así que cuente conmigo, ¿esta bien? ㅡél asintió y se lamió los labios, ignorando olímpicamente el hundimiento en su pecho al saber que ya debía irseㅡ.
¿Qué demonios? ¿Qué estaba mal con él?
ㅡS-sí... ahora yo tampoco le quito más tiempo, señor, espero que tenga una buena mañana.
ㅡIgualmente, y, señor Do... me alegra mucho ver que su rostro y su hombro se encuentran mejor. Mi corazón queda tranquilo al saberlo con salud y bienestar.
Y mi corazón queda completamente desarmado ante sus palabras y atenciones, señor Kim.
Le dio una sonrisa ligera, tomando el apoyo que podría proporcionarle su carrito de limpieza.
ㅡMuchas gracias, y no se preocupe, señor, soy un hombre fuerte.
ㅡNo podría ponerlo en duda.
.
Una vez hubo salido de la oficina y marchando hacia la sala de conferencias, KyungSoo suspiró largamente y golpeó un par de veces su pecho para buscar un poco de calma.
Porque la sonrisa posterior a esas últimas palabras, la dulzura en la misma y el brillo en la mirada del señor Kim cuando sus ojos se encontraron brevemente perseguirían a KyungSoo para toda la vida.
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