Bien, sólo tenía que ocultar bien su cabello,ponerse los lentes obscuros de su padre que usa cuando sale en motocicleta, el estúpido suéter enorme de su madre que el tonto del tío Kirishima le regaló, y nadie lo reconocería.

Se miró al espejo y colocó con cuidado la gorra negra sobre su cabeza.

—¿Asaltarás algún banco?

Saltó de la sorpresa y volteó enojado a ver como su padre se recargaba en el marco de la puerta.

—¿¡Cuándo será el maldito día en que tocarás la maldita puerta, viejo!?

—Cuando muera.

Gruñó frustrado y lo miró furtivo para que le dijera la maldita razón por la que lo interrumpió.

—La rana vendrá a ver a tu madre, hoy es un día libre así que iré contigo a asaltar el banco, soy bueno asustando. —dijo irónico,—no quiero estar aquí.

El rojo inundó sus mejillas y Youta se sintió morir cuando vió lo ridículamente obvio que se miraba. No le veía problema a que esa mujer viniera, hasta que recordó que Ochako lo obligaría a ser amable con su jodido hijo y odia a los emo.

—No asaltaré ningún puto banco —dijo cansado acomodando su cabello debajo de la gorra.

—¿Te irás a drogar, por qué estás vestido así? —la ironía en la voz de Bakugou lo hacía enojar.

—Hoy es 3 de Mayo —dijo emocionado. — ¡La figura ilimitada de Ground Zero con luces en las explosiones sale en una hora y media a la venta! —dijo alzando un puño al aire y bajándolo conforme un rosa de emoción teñía su cara y sus ojos se llenaban de brillo. —¡También apartaré el póster de Uravity junto a Mirko y Endeavor! —dijo perspicaz tomando sabiamente su barbilla, —me falta el último tamaño de Uramochi —señaló la escala de peluches de una Uravity-Mochi re-kawaii. —¡Seguro que llevarán 10 o 15, y yo seré uno de los que se llevará una!

Sus labios se sellaron automáticamente cuando se dio cuenta de lo patético que se debió haber escuchado. Miró a su padre con la boca abierta, un minuto de silencio y éste se rompió escandalosamente con las carcajadas de su padre.

—¡N-no te rías! —gruñó.

El timbre los hizo voltear a ambos, la voz cantarina de Ochako les dijo que los intrusos ya estaban en la casa.

—Oh, pasa cariño, si quieres puedes pasar el rato con Youta, está en su cuarto.

Bakugou dejó de mirar hacia las escaleras y al voltear a ver a su hijo, vió como éste ya estaba trepando al marco de la ventana. Era una joda, exactamente igual a él cuando Inko visitaba a su madre e Izuku iba con ella.
No dudó en saltar por la ventana y alcanzar al mocoso.

—En verdad no creo que quieras venir —sinceró dándole una gorra blanca y unos lentes oscuros.

—¿Qué tan malo podría ser?

Tenía la boca abierta, claro, eso sólo lo podía saber Youta que se estaba aguantando la risa.
Bakugou no dudó en tomar la mano de su hijo ante el montón de gente de todas las edades, principalmente jóvenes, que estaban esperando por que la enorme tienda abriera.

—¿Quieres un cubre bocas? —preguntó el castaño sonriendo burlón. Katsuki lo miró analítico, se veía nervioso y sus mejillas estaban luchando contra no ponerse rojas y a pesar de esa obviedad, Youta intentaba lucir amenazante.

Bakugou estaba a punto de burlarse de su hijo,pero pudo mirar por detrás de él cómo un grupo de personas estaban disfrazadas de All Might, una de Uaravity y otra de Froopy.

—Asi que aquí vienes cuando te vistes como asaltante —dijo.

Youta abrió la boca para excusarse, hasta que cayó en la idea de que desde siempre sus padres ya sabían de sus escapadas locas. No lo pudo evitar y ya estaba tapando su rostro mientras se elevaba en el aire.

—Llegando a casa te darás un puto baño de unas dos horas —dijo Katsuki esquivando a las personas de una figura voluptuosa, sudor excesivo y cebo a morir en cada pliegue de sus pieles. Tomó la pierna de Youta y lo bajó de golpe.

—¡Oye amigo, casi no te reconozco! —colocaron la mano sobre el  hombro de Katsuki, él volteó la cabeza colérico y asqueado, dándole un toque como la del exorcista. Pero se relajó al ver que no era un cerdo inadaptado, sino Kaminari vestido de asaltante.

—¿Pikachu? —dijo nervioso.

—Ese mismo —dijo sonriente. —¿Qué haces aquí? —preguntó dudoso,pero miró a Youta nervioso. Lo entendía,— que oso que tu papá te acompañe a una tienda friki. —Sonrió como imbécil cuando se dio cuenta que lo había dicho en voz alta.

Pero la masa se puso inquieta.

Bakugou casi pega un brinco cuando miró como a su lado una "Uravity" posaba para fotos que le pedían los hombres de ahí, unos más decentes que otros. Con una peluca perfecta, chapitas a base de maquillaje y relleno en el pecho, a decir decir verdad era una buena imitación, no perfecta como la real, pero la chica de unos 19 parecía haberse esforzado desde el punto de vista de Katsuki. No pudo evitar hacer un gesto de desconcierto cuando escuchó la voz gruesa de esa Uravity, casi le daba un infarto al ver que se trataba de un hombre.

—¿Te vistes de mujer? —amenazó a su hijo.

—¡No! —gruñó avergonzado.

Las puertas se abrieron y Bakugou se volvía loco de tanto que chocaban con el por intentar ganar paso.

—¡Maldita sea! —gritó enfermo al cajero,— ¿¡Cómo putas no van a vender desinfectante aquí!? ¡tiene fundas en forma de pechos, pueden tenerlo todo!

—Permiso.

Se hizo a un lado cuando Youta colocó todo la mercancía, se quedó con la boca abierta, se sentía alagado y jodiamente asustado. Aunque, el Uramochi estaba bien lindo.

—Mira viejo, está genial ¿No? —sonrió ese jodido demonio mostrándole la figurita de él mismo, Youta presionó un botón pequeño y las palmas del juguete se iluminaron en naranja.

—S-si —dijo tomándolo con cuidado y admirando cada detalle. Miró la etiqueta con el precio, era muy caro, pero sin embargo, Youta sacó un montón de cambio para pagar.

—Ay, el amor de padre e hijo —dijo Denki colocando pósters de Hawks en la fila a pagar.

Bakugou lo ignoró y miró a su hijo contar su dinero. Así que era por eso que había heredado el ahorro quisquilloso de su madre.

—¡M-mierda, me falta! —chilló Youta preocupado, miró triste el montón de cosas para ver qué sacar.

Un golpe lo hizo mirar a su lado, Bakugou colocó dos billetes sobre el mostrador, estaba a punto de quejarse.

—Me debes dinero mocoso —gruñó Katsuki esquivando la mirada castaña y llena de brillo. Jodido demonio-friki de caramelo.

—¡Si!