17 - En el río

Me movió suavemente, pero me negué a abrir los ojos. Su agarre y la sacudida se volvieron más fuertes cuando no lo hice, por lo que solté un gruñido molesto a propósito. Él volvió a insistir.

—Vamos, Valerie, despierta.

Entonces abrí uno de mis ojos al oír aquella voz y descubrí que Bucky era el que insistía en despertarme. Mi ceño se frunció, al notar que se había levantado mucho antes del tiempo establecido.

—Todavía no es hora, ve a dormir.

Pero continuó insistiendo y cuando cerré mi ojo, volvió a moverme para evitar que me durmiera. Unas repentinas y violentas ganas de golpearlo me invadieron, pero ignoré ese sentimiento y me centré en dormir.

—Todos duermen...

—Tú también deberías —interrumpí, aún con los ojos cerrados.

Oí su suspiro y una sonrisa se me escapó.

—Hay algo que quiero mostrarte.

En ese momento me percaté de lo entusiasmado que sonaba y pude notar que tenía muchas ganas de mostrarme aquello de lo que hablaba. Fue por eso que abrí mis ojos y lo miré, tratando de hacer que el sueño y el cansancio se disiparan. No quería romper sus ilusiones, así que le seguí el juego.

—A ver.

Su sonrisa creció y mi corazón saltó al ver lo deslumbrante que era. Entonces me destapó rápidamente y tomó mi mano para ayudarme a ponerme de pie. La emoción era notable en su rostro, lo que me entusiasmaba y enternecía.

—En el río podrás verlo.

Giré hacia el costado, soltando un quejido por el dolor en mi cabeza y la sorpresa de aquel repentino recuerdo. Me incorporé sobre mis antebrazos lentamente y luego sobre mis rodillas. Cerré mis ojos fuertemente al sentir que el suelo debajo de mí se movió, haciendo que el dolor en mi cabeza creciera momentáneamente.

Finalmente, después de mucho esfuerzo, logré ponerme de pie. Me tambaleé un poco, pero logré recuperar el equilibrio.

Sacudí mi cabeza levemente y presioné mi frente al sentir una fuerte punzada allí. El golpe que Bucky me dio había sido fuerte, mucho más de lo que hubiera imaginado. Podría apostar que la frustración que sentía incrementaba su fuerza y deseo de acabar conmigo.

El golpe me dejó un tanto mareada, aunque podía mantenerme de pie sin mucho esfuerzo. Bueno, la herida en mi pierna apenas dejaba que apoyara el pie, pero finjamos que no molestaba.

Escupí la sangre que se había acomulado en mi boca y limpié la que manchaba mi nariz. Me estiré levemente, pero me arrepentí de inmediato al sentir que todo mi cuerpo dolió. Bucky sí que me había dado una buena paliza y me gustaría decir: «Imagina cómo quedó él», pero la realidad era que apenas había logrado darle un maldito golpe. En este momento odiaba no haber tenido más entrenamiento en combate cuerpo a cuerpo, pero agradecía tener el suero del super soldado. Sin él estaría muerta.

Miré a mi alrededor y entonces comprobé que aún seguía en el helicarrier Charlie, el cual no tenía ningún rasguño. Al parecer estuve inconsciente muy poco tiempo, tan poco que Steve ni siquiera había logrado intervenir el último helicarrier. Era eso o Bucky había impedido que Steve lo hiciera para que Hydra se saliera con la suya otra vez.

Dios, que sea la primera opción.

Inmediatamente me teletransporté al punto en donde el helicarrier debía ser intervenido. Al llegar al lugar todo estaba extrañamente tranquilo y no podía oír nada que me indicara peligro. Caminé con cautela, rodeando el núcleo hasta llegar al otro extremo. Entonces me encontré con Bucky, quien estaba recostado boca abajo sobre el suelo de cristal.

—Mierda —murmuré y me acerqué lo más rápido que pude.

Llevé dos dedos a su cuello para comprobar su pulso y, efectivamente, aún lo tenía. Solo estaba inconsciente... y herido, pero bueno. Al menos respiraba, ¿no?

Un repentino e inoportuno recuerdo llegó a mí, junto a un sentimiento de angustia y desesperanza. Recordaba cuando, en varias ocasiones, tuve que comprobar el pulso de Bucky durante una misión peligrosa. Varias veces estuvo al borde de la muerte y yo era la que debía encargarse de él. Esa era mi mayor misión en Hydra, mantener con vida al soldado, no importaba si debía morir en el intento. Para ellos yo no valía nada y lo único que les importaba era que protegiera al Soldado del Invierno.

Lo miré una última vez y, contra mi voluntad, me alejé unos pasos de él. Entonces observé a mi alrededor, buscando a Steve. Recién logré dar con él cuando levanté la mirada. Trepaba sobre la estructura para poder llegar al núcleo y finalmente interceptar el helicarrier.

Solté un suspiro aliviado al ver que estaba por llegar a su objetivo. Una extraña mezcla de felicidad y nerviosismo me embriagó. Sonreí con efusión y sin darme cuenta giré nuevamente hacia Bucky, como si fuera a darle una gran noticia e ignorando que para él no lo era.

Mi sonrisa se borró al verlo de pie frente a mí. Su mirada, más furiosa que nunca, me produjo un desagradable escalofrío y la felicidad fue reemplazada por decepción. El aire se escapó de mis pulmones.

—Bucky. —Fue lo único que pude decir.

Con el mango de su pistola golpeó mi sien. La fuerza que utilizó me hizo caer sobre el cristal, a un lado de él. Mi vista se nubló momentáneamente y temí caer inconsciente, pero la suerte esta vez estuvo de mi lado y logré mantener mis ojos abiertos, sin embargo me encontraba un tanto aturdida.

De repente un disparo se oyó, haciendo que mis alarmas se encendieran.

Volteé, sorprendida, y me encontré con Bucky, quien apuntaba una pistola hacia Steve. Solté un gruñido, molesta. No se daba por vencido. Apenas podía mantenerse de pie, sin embargo eso no le impedía querer completar su misión. Podía apostar que ni siquiera sabía por qué lo hacía, él solo seguía órdenes.

Levanté la cabeza, mirando a Bucky con seriedad. Entonces, juntando las pocas fuerzas que me quedaban, me arrojé sobre él lo más fuerte que pude. Ambos caímos al suelo y el arma se perdió en algún lugar, pero no me importó buscarla. Ya no quería pelear, solo quería hacer que Bucky entrara en razón.

Quería que recordara.

Estaba cansada de pelear.

Como Bucky tenía algunas heridas, fue fácil someterlo y mantenerlo debajo de mí. Él trató de quitarme de encima, pero aún así logré inmovilizar sus manos y limitar sus movimientos al atrapar sus caderas entre mis piernas. No sabía de dónde había sacado la fuerza necesaria para hacerlo, sin embargo agradecí haberlo logrado. Tener a Bucky de esta forma era la única manera de garantizar que podría oír algunas de mis palabras.

—Tú y yo aún no terminamos —murmuré entre gruñidos. —No voy a dejar que sigas con esto. Sé que puedes recordar. Tú lo dijiste, puedes recordarme cada vez que despiertas —dije, tratando de traerlo de vuelta. —¿Y sabes por qué?

Bucky forcejeó con fiereza y desesperación. Sabía que no quería oírme, era lo último que deseaba. Quería tenerme lo más lejos posible... o directamente acabar conmigo, no lo sabí, solo sabía que no quería respirar el mismo aire que yo.

—Suéltame —gruñó.

Pero no lo dejaría, jamás lo haría. No importaba cuánto luchara contra mí, no me daría por vencida. No estaba dispuesta a dejar que siguiera perdido en la oscuridad de su mente.

—Porque tú y yo somos todo, ¿lo recuerdas? —continué con la voz agitada. —¿Recuerdas cuando lo dijiste?

Súbitamente dejó de forcejear, lo cual me sorprendió. Su rostro se contrajo al oír mis palabras y cerró sus ojos mientras negaba repetidas veces con la cabeza, totalmente abrumado. Se negaba a creerme, pero su expresión me indicaba que estaba logrando algo. Aquello solo me animó a continuar.

—Cállate...

Su voz salió en un susurro quebrado y desesperado. Le asustaban sus recuerdos, los sentía ajenos a sí mismo. Tragué saliva, intentando deshacerme del nudo que comenzaba a formarse en mi garganta.

—Lo dijiste cuando nos escabullimos al río por primera vez —tomé una bocanada de aire y sentí que mi pecho dolió. —Dijiste que no podías decir qué éramos exactamente porque me respetabas como un soldado respeta a su superior; me cuidabas como un amigo cuida a su mejor amiga; me mirabas como un adolescente enamorado mira a su novia; me conocías tan bien como un esposo conoce a su esposa luego de cuarenta años de matrimonio y me amabas como un recién casado ama a su esposa. Porque somos todo eso y más —pestañeé para alejar las lágrimas. —¿Recuerdas? Esas fueron tus palabras.

Abrió sus ojos. Estaban cristalizados y en ellos podía notar el dolor y la confusión, pero también la ira y el desprecio. La mirada disgustada que me dio me dolió, pero no tanto como las palabras que pronunció a continuación:

—No somos nada.

Una lágrima rebelde se deslizó por mi mejilla sin mi consentimiento. Fue la única, pero iba tan cargada de dolor como lo hubieran estado miles de ellas.

—Siempre serás todo para mí —susurré y mi voz se quebró. —Aunque no puedas recordarme, siempre lo serás.

—¡No! —gritó, forcejeando más fuerte que antes. —¡No te conozco!

—¿Entonces por qué me miras como si lo hicieras?

Repentinamente golpeó mi nariz con su cabeza, haciéndome caer hacia atrás. Se puso de pie con rapidez y me levantó tomándome furiosamente por el cuello de mi traje. Moví mis pies, tratando inútilmente de tocar el suelo.

—Estás mintiendo —acusó, pero pude ver la duda en sus ojos.

—He hecho muchas cosas, pero nunca mentirte.

—¡No!

Y me arrojó lejos de él.

Mi cuerpo impactó contra una viga metálica y sentí que mi espalda dolió aún más, pero me obligué a soportar el dolor. A duras penas me senté y apoyé mi espalda en la viga. Tosí involuntariamente y la simple acción provocó que más sangre saliera de mi hombro, donde aún tenía la bala que disparó aquel agente.

En ese momento el helicarrier comenzó a ser bombardeado por los demás, lo que significaba que Steve había logrado intervenirlo. Las paredes metálicas comenzaron a estallar y los vidrios del suelo a quebrarse debido a los misiles. Segundos después las explosiones lograron verse por cada rincón del helicarrier. De un momento a otro todo comenzó a derrumbarse sobre nosotros, lo que me obligó a cubrirme con mis manos.

De repente, en medio de todo el desastre, un grito desgarrador me alertó, más aún al darme cuenta que provenía de Bucky. Dirigí mi mirada hacia él y descubrí que había quedado atrapado bajo una gran viga metálica y era tan pesada que ni siquiera él, con su brazo metálico, podía moverla.

Me teletransporté junto a él cuanto antes.

—¡Steve! —llamé.

El rubio se asomó desde lo alto del helicarrier y, al ver la situación en la que se encontraba Bucky, sus ojos se abrieron abruptamente. Estiré mi mano y abrí un portal cerca de él.

—¡Rápido! ¡Ayúdame!

Él se adentró al portal y segundos después apareció junto a Bucky. Mis ojos recayeron sobre sus heridas, pero con un gesto despreocupado me indicó que no eran de importancia. Asentí, aunque para nada tranquila. Ambos estábamos malheridos, pero en este momento habían cosas más importantes.

Steve y yo colocamos nuestras manos bajo la viga y, también con la ayuda de Bucky, hicimos fuerza para levantarla aunque sea un poco. Con tan solo unos centímetros por encima del cuerpo de Bucky, este pudo removerse hasta salir completamente de ella. Observé que comenzó a ponerse de pie, lo que indicaba que no estaba herido de gravedad.

Me dejé caer, agotada y aliviada. Observé que Steve miraba a Bucky fijamente e intentaba acercarse a él.

—Tú me conoces —dijo, mirándolo con determinación.

—¡No es cierto! —gritó Bucky y le dio un puñetazo.

No era fácil ver que luchaba con Steve, su mejor amigo. Ya no soportaba ver la ira, el miedo y la confusión en sus ojos. Quería que, más que nada, consiguiera paz. Después de todo lo que había pasado era lo que se merecía. Merecía descansar, ser libre.

—Bucky, por favor... —rogué en un susurro.

Él solo me miró por unos segundos como si el hecho de oír mi voz fuera lo peor que pudiera pasarle y luego clavó sus ojos sobre Steve.

—Bucky, me conoces de toda la vida —intentó una vez más.

Y Bucky volvió a golpearlo.

El helicarrier se movió bruscamente cuando una fuerte explosión lo azotó. Mi cuerpo impactó contra el cristal una vez más y, esta vez, un fierro cayó sobre mi tobillo. Solté un quejido al sentir que la herida de mi pierna se abrió aún más. A este paso iba a desangrarme.

—Tu nombre es James Buchanan Barnes —siguió Steve.

Mi cuerpo se estremeció al oír su nombre completo. Habían pasado décadas desde la última vez que lo había oído y hasta a mí me pareció un nombre lejano.

—¡Cállate! —gritó Bucky y lo golpeó una vez más.

Steve volvió a ponerse de pie, enfrentando a Bucky.

Sabía que él también quería traerlo de vuelta y si yo no podía hacerlo, él sí. Después de todo la relación de ambos era más fuerte que la de nosotros. Tenían un vínculo especial, prácticamente eran hermanos. Fue por eso que decidí no intervenir. Yo ya tuve mi oportunidad para hacer que Bucky recordara y no había funcionado o, al menos, no lo suficiente.

Solo esperaba que Steve tuviera éxito.

—No voy a pelear contigo —sentenció Steve y soltó su escudo. —Eres mi amigo.

Aquellas tres palabras fueron como un detonante para Bucky. El castaño soltó un gruñido frustrado y corrió hacia Steve. Se arrojó sobre él y ambos cayeron sobre el cristal, cerca de un agujero que daba directamente al río. Me inquieté al ver que Bucky había explotado en ira.

—¡Eres mi misión! —gritó y comenzó a golpear ferozmente a Steve. —¡Eres mi misión!

—¡Bucky, no lo hagas! —exclamé poniéndome de pie con dificultad.

Entonces él se detuvo de repente, pero algo me dijo que no fue porque yo lo hubiera pedido, sino por algo que pasó por su cabeza. Comenzaba a recordar o, al menos, era lo que me gustaba creer.

—Termina entonces —oí la débil voz de Steve. —Yo siempre estaré a tu lado.

Bucky se paralizó al oírlo.

Entonces el ruido de un cortocircuito hizo que levantara la cabeza. Mi pulso se disparó cuando noté que una gran columna caía directamente hacia donde Bucky y Steve se encontraban.

—¡Cuidado! —advertí, pero ya era muy tarde.

La columna cayó a tan solo unos centímetros de ellos, destrozando la superficie en donde se apoyaban. Perdí el equilibrio antes de ver qué había sucedido con ellos y caí de rodillas, lo cual me frustró. Tosí al sentir que el humo entró por mis fosas nasales.

Cuando el helicarrier se estabilizó lo más posible, levanté la cabeza para ver a Bucky y a Steve. El humo me dificultaba la visión, pero luego de unos segundos logré verlos claramente. Una maldición se me escapó al ver que el cuerpo de Steve cayó al río, mientras que Bucky logró sostenerse de una viga sobresaliente.

Me puse de pie apresuradamente y corrí torpemente hacia la orilla, observando que Steve caía hacia el río. Sentí la mirada de Bucky sobre mí, pero me concentré en el rubio. Cuando este se encontrara salvo, lo ayudaría a él.

Estiré mi mano hacia Steve y creé un portal a unos centímetros debajo de su cuerpo para evitar que cayera al río, pero algo salió mal y el helicarrier volvió a sacudirse fuertemente. El brusco movimiento me hizo perder el equilibrio nuevamente, lo que me obligó a cerrar el portal, y al caer mi cabeza se golpeó contra la orilla de una viga.

Lo último que sentí fue que mi cuerpo cayó hasta sumergirse completamente en el río.

~ ~ ~ ~ ~

Dejé un pequeño edit de Valerie y Bucky, la canción describe perfectamente este capítulo 😭💙

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top