Habían pasado setenta años en los que Bucky ya no me miraba con los ojos llenos de amor, en los que no sonreía ni soltaba una de sus ocurrencias. Cualquier persona pensaría que me había acostumbrado a su nueva forma de ser, pero no. Aún me dolía ver la frialdad en su mirada. Dolía ver que ahora solo me miraba como un obstáculo al que debía eliminar para cumplir su misión.
Dolía como una maldita puñalada al corazón.
Pasé setenta años creyendo que en cualquier momento él volvería a ser aquella persona que había sido en el pasado, pero entonces me di cuenta de que eso no pasaría o al menos no en la forma que creía. Aunque él pudiera recordar, no sería el mismo. Sus recuerdos lo atormentarían, al igual que a mí. Así como yo era una persona distinta, Bucky también lo era y estaba dispuesta a apoyarlo.
No me rendiría y sobre todo no volvería a dejarlo solo.
Confiaba en que podríamos superar nuestro pasado con Hydra, en que podríamos salir adelante juntos, pero para que eso sucediera necesitaba que recordara quién era realmente. Necesitaba que recordara su pasado... nuestro pasado.
Debía regresar.
Lo miré. Su postura tensa y su mirada gélida me produjeron más de un escalofrío. Para este momento ya no usaba las gafas oscuras ni la máscara. Su rostro estaba completamente al descubierto, lo que me permitía examinarlo con mayor libertad. Sin embargo no había nada. No había rastros de las emociones que demostró momentos antes de que huyera de la bóveda. Sus ojos, los cuales siempre dejaron al descubierto lo que sentía, ahora no expresaban absolutamente nada. Estaban oscurecidos... y vacíos.
—Llegas justo a tiempo —dije, pero como era de esperarse no respondió, solo me miró con fijeza.
Me gustaba creer que la imagen de mi rostro aún rondaba por su cabeza y que estaba cerca de recordarnos, pero no sabía si eso era cierto. Él lo había dicho. Yo era la primera persona que podía recordar cada vez que abría los ojos, pero ahora ya no sabía si eso era posible después del lavado de cerebro. Solo sabía que no podía recordar todo lo que habíamos vivido juntos.
—Esto no es lo correcto, Bucky, y en el fondo lo sabes —comenté, dando un paso al frente. —Yo estaba ahí, sé que puedes...
Pero no dejó que terminara de hablar.
Sorpresivamente enredó una soga en mi pie y jaló de ella, haciéndome caer de espaldas. Bucky fue rápido para colocarse sobre mí y apretar mi cuello con su mano metálica. Su agarre fue fuerte y decidido. Buscaba acabar con esto lo antes posible.
—Tu mano en mi cuello solo hace que me... —apretó su agarre al oírme hablar, por lo que callé.
Con dificultad, llevé una mano a su cabello y tiré de él con fuerza. Echó la cabeza hacia atrás al sentir el tirón e hizo una mueca debido al dolor. Ni el mismísimo Soldado del Invierno era invulnerable a un tirón de cabello.
—Si me sueltas... te suelto —propuse con el poco aire que me quedaba.
Su agarre se mantuvo firme, lo cual fue una forma descortés de negarse a aceptar mi oferta.
—Mier...da...
Entonces, como última opción, saqué el cuchillo que llevaba en mi muslo. Antes de que Bucky pudiera notarlo o en todo caso evitarlo, hice un corte en su mejilla. Su agarre se aflojó, pero no fue suficiente. Lo siguiente que hice fue levantar el cuchillo con la intención de clavarlo en su hombro, sabiendo que él lo detendría. Y así sucedió, Bucky detuvo el cuchillo y dejó de ahorcarme momentáneamente. Aproveché la situación para enrollar mis piernas en sus caderas y arrojarlo hacia un costado.
Mi cuello fue liberado al instante.
Tosí fuertemente y tomé grandes y desesperadas bocanadas de aire tratando de recuperar todo el oxígeno que Bucky me había arrebatado. Mi garganta ardió ante la acción.
Estaba tan concentrada en regular mi respiración que no me di cuenta que Bucky ya se había puesto de pie y que, de hecho, se había acercado sigilosamente a mí. Recién lo noté cuando sentí que su mano humana se enredó en mi nuca... de nuevo.
Imaginé que me ahorcaría —porque esa parecía ser su actividad favorita—, sin embargo no fue así. Para mi sorpresa comenzó a arrastrarme bruscamente hacia la orilla del helicarrier, mientras forcejeaba para liberarme. Abrí mis ojos con sorpresa al notar que planeaba arrojarme al río.
Bueno, no era como si no pudiera teletransportarme antes de caer pero, ¡iba a arrojarme del maldito helicarrier! Me sentía traicionada.
La traición se puso más fea cuando, con su puño metálico, golpeó mi rostro. Sentí un fuerte dolor en la nariz, pero fue opacado por un nuevo puñetazo. Entonces comprendí cuál era su intención y el hacerlo me hizo soltar un gruñido indignado.
¡Intentaba dejarme inconsciente para luego arrojarme al río! ¿Es en serio?
Le doy puntos por ser inteligente porque sabía que estando inconsciente no podría teletransportarme y me ahogaría en el río, obviamente, pero seguía siendo un juego sucio.
Y yo que planeaba tener una conversación con él.
Ilusa.
Súbitamente desvié su puño con mi antebrazo antes de que me diera el golpe de gracia, tomándolo por sorpresa. Levanté la mirada, al mismo tiempo que sentía la sangre caer de mi nariz, y lo miré de forma desafiante. Trató de alejar su mano, pero lo evité al sostenerla con fuerza. Tiró para soltarse, sin embargo lo sostuve aún más fuerte.
—Basta.
Y con todas mis fuerzas lo arrojé lejos de mí. Su cuerpo impactó fuertemente contra una estructura metálica, dejándolo en el suelo. Se quedó allí, retorciéndose debido al dolor en su espalda. Desde el suelo me miró, furioso, pero su mirada no me intimidó.
Dando zancadas molestas me acerqué a él antes de que pudiera ponerse de pie. Pateé su rostro, haciendo que este impactara contra el suelo. Cuando me aseguré de que no se pondría de pie, o al menos no en unos momentos, retrocedí varios pasos. Me mantuve a una considerable distancia, no quería que aprovechara la cercanía para volver a atacarme.
—Ya basta —solté un profundo suspiro. —Estoy cansada de pelear contigo, de fingir que no siento lo que siento y de ver cómo te alejas cada vez más de mí. Es hora de que recuerdes y no importa si...
De repente me vi obligada a agacharme para esquivar un cuchillo. Fruncí el entrecejo y clavé mis ojos en Bucky, quien no había dudado en aprovechar mi "distracción" para atacarme nuevamente. Inhalé con fuerza, tratando de mantener la paciencia que claramente había perdido hace mucho tiempo.
«No es su culpa. Hydra lo controla», me repetía mentalmente.
—Si vuelves a interrumpirme me voy a enojar —reproché indignada.
Bucky se puso de pie rápidamente, ignorando olímpicamente todas mis palabras. El discurso que había estado preparando durante horas, el cual ni siquiera había terminado de decir, quedó en el olvido de un segundo a otro. Literalmente Bucky dijo: «si no la escucho, no es real».
Tomé otra bocanada de aire. Claramente no era una persona paciente y Bucky estaba poniéndome a prueba. No quería pelear con él... pero me estaba sacando de quicio. Ni siquiera dejaba que terminara de hablar y me atacaba cada vez que bajaba la guardia, aunque fuera por un momento.
«No es su culpa. Hydra lo controla»
Dios, ¿por cuánto tiempo más durará el efecto de esa frase?
Supe que no por mucho porque una vez más quedamos frente a frente y era más que claro que él estaba dispuesto a pelear.
No sabía qué hacer para mantenerlo aquí. No estaba segura de poder retenerlo por mucho tiempo. No era tan buena en combate cuerpo a cuerpo como lo era él y no podía dejar que se marchara, pero comenzaba a creer que no lo haría hasta haber acabado conmigo.
—¿Vas a atacarme de nuevo? —pregunté.
Me miró y no respondió.
—Supongo que eso es un «sí».
Suspiré y moví mi cuello en forma circular, preparándome para pelear, al mismo tiempo que levantaba mis puños a la altura de mi rostro. Hice un ademán para incentivarlo a pelear.
Si no había otra opción...
—¿Esperas una invitación? —provoqué.
Y esta vez mis palabras tuvieron el efecto que esperaba.
Se acercó dando furiosas zancadas y, al predecir lo que haría, acorté la distancia entre ambos. Estiró su puño para golpearme, pero tomé su muñeca antes de que pudiera tocar mi rostro y tiré de ésta, haciendo que siguiera de largo. Quedamos de espaldas por unos cortos segundos. Entonces levanté mi codo y lo golpeé en la sien justo cuando giró.
No perdí mi tiempo y comencé a soltar un puñetazo tras otro, los cuales Bucky bloqueó con facilidad. Obviamente. Lo siguiente que hizo fue patear mi abdomen con la gruesa suela de su zapato. Como consecuencia retrocedí e inconscientemente me recliné hacia adelante, lo cual Bucky aprovechó para darme un rodillazo en la nariz. Continuó su ataque y me propinó dos golpes en mi rostro, uno en cada mejilla y como bonus también golpeó mi abdomen.
Escupí un poco de sangre al mismo tiempo que retrocedía unos pasos. Me tambaleé, pero logré mantenerme de pie. A duras penas, debo agregar. Sentía mis mejillas adormecidas por los golpes y podía jurar que se encontraban enrojecidas. Mi abdomen dolía y que Bucky atacara esa zona no ayudaba en lo absoluto, no considerando que tenía una herida de bala muy cerca de allí.
—Podrías ser más gentil, ¿no? —dije con sarcasmo.
No fui capaz de recuperarme ya que Bucky se acercó nuevamente a mí. Esta vez fui yo la que lanzó un golpe, pero lo bloqueó con su antebrazo y como respuesta a mi ataque me dio un cabezazo. Gruñí, molesta y dolorida, pero no me permití perder mi tiempo en sufrir por el dolor. Con rapidez preparé mi contraataque y pateé su abdomen, alejándolo unos centímetros. Fue un movimiento pobre, pero logró darme una pequeña ventaja.
Me acerqué a él. Fuí rápida en bloquear su golpe, haciendo que nuestros brazos quedaran enredados y, por lo tanto, inmovilizando su brazo metálico. Aproveché la situación para vengarme y darle varios golpes en el abdomen. En ese momento observé, de soslayo, que levantó su puño derecho para defenderse. Rápidamente me agaché para esquivarlo y, mientras lo hacía, giré para acomodar su brazo sobre mi cabeza y luego, haciendo uso de todas mis fuerzas, elevar su cuerpo por los aires y arrojarlo fuertemente contra el suelo.
Como él se encontraba de lado y yo aún sostenía su brazo metálico, tiré de este hacia atrás y logré inmovilizarlo al enredar mis brazos en él. Para asegurarme de que no huyera o intentara atacarme nuevamente, decidí llevar mi rodilla a su cuello y presionar con fuerza. Bucky gruñó y soltó ahogadas exclamaciones, dejando al descubierto su molestia. Comenzó a golpearme repetidas veces con su otro puño, pero no fue de mucha ayuda ya que se encontraba en una posición en la que casi la mitad de su brazo derecho era aplastado por él mismo.
—¡Míranos! —exclamé, inclinándome levemente. —¡Mira el daño que nos hacemos!
Él forcejeó y, aunque fue algo muy difícil, logré mantenerlo en el suelo. Bucky era fuerte, pero yo también lo era.
—Suéltame... —ordenó en un hilo de voz.
Podía ver que la vena en su frente se hinchaba cada vez más. No estaba segura si era por la falta de aire o por la ira que crecía en su interior. Sospechaba que la segunda opción era la correcta.
—Lo siento, pero no puedo dejar que te vayas —murmuré y mi voz salió agitada.
Bucky no se dio por vencido y continuó forcejeando para liberarse. Cada vez se me hacía más complicado detenerlo. Parecía que la furia que crecía dentro de él incrementaba su fuerza.
—Steve, ¿cómo vas? —pregunté por el intercomunicador.
—Eh... Bien —respondió.
Bufé al oír esa pobre respuesta.
—Todavía no llegas.
—Ya casi —contestó y soltó un suspiro. —Mantén alejado a Bucky.
—Claro, porque esa es una tarea fácil —comenté sarcásticamente. —De hecho, creo que recibir sus golpes se ha vuelto mi actividad favorita.
—Solo aguanta un poco más —pidió.
Iba a responder, pero sorpresivamente el ruido de un disparo se oyó y segundos después sentí un dolor punzante en mi hombro derecho. Ahogué un grito y miré sobre mi hombro para hallar al responsable. Me encontré con un agente de Hydra que corría lejos de nosotros.
Maldito cobarde.
Como el disparo hizo que mi rodilla impactara contra el suelo y mi agarre en el brazo de Bucky se debilitara, le fue fácil moverse. Entonces levantó su pie hasta que logró golpearme en la sien. Cuando notó que aún me aferraba a su brazo me golpeó con su mano libre y esta vez caí al suelo.
—Mierda.
Segundos después lo tenía encima de mí, sentado sobre mis caderas. Levantó su puño metálico e intentó golpear mi rostro, pero moví mi cabeza justo a tiempo y su puño impactó contra el suelo. De soslayo observé que la superficie del suelo se agrietó debido a la fuerza que usó. Mis ojos se abrieron abruptamente.
¡Ese maldito golpe iba a llevarme directamente con San Pedro!
Volvió a levantar su puño para golpearme y esta vez decidí detenerlo con mi mano antes de que pudiera hacerlo. Tiró para intentar liberarse, pero no se lo permití. El metal de su brazo crujió y chilló ante la fuerza que ambos hacíamos. Frunció su entrecejo.
—¡Tiempo fuera! —exclamé.
Bucky miró nuestras manos y luego me miró a mí. Había sorpresa en su expresión y pude notarla, aún cuando intentaba ocultarla. Aquello me hizo sonreír.
—No eres el único con el suero del super soldado —comenté, burlona.
Su rostro se contrajo, furioso. Se notaba en sus ojos que quería acabar con esto lo antes posible. Entonces usó su mano humana para ahorcarme, la cual era casi tan fuerte como la metálica. La ira brillaba en sus ojos, pero también logré reconocer la confusión.
—Al menos... ¿podrías intentar oírme? —dije con dificultad. —Tú y yo...
—Cállate —gruñó.
Tomé una bocanada de aire, tratando de encontrar la fuerza para hablar, pero con Bucky ahorcándome por milésima vez en el día no era fácil.
—Tú y yo somos... —continué hablando —... somos más que compañeros de misión.
—¡Cállate!
Entonces tiró de mi cuello, elevando mi cabeza unos centímetros del suelo, y la impactó fuertemente contra el cemento.
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