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Yoongi y Agust lo miraron con preocupación, pero sabían que no había espacio para el miedo. Jimin estaba dispuesto a sacrificarse si era necesario, pero ambos gemelos sabían que no lo dejarían atrás sin luchar.
—Estamos juntos en esto, Jimin. —dijo Yoongi, tomando su mano. —No habrá sacrificios innecesarios, salimos de esto como una familia, los tres.
Agust, sintiendo lo mismo, tomó la otra mano de Jimin.
—Lo lograremos. —hablo. —Por Rose, y por nosotros.
Jimin asintió, sabiendo que había tomado la decisión correcta al confiar en ellos. Con el plan en marcha, los tres se prepararon para lo que sería la batalla de sus vidas, conscientes de que el futuro de su hija y su propio destino dependían del éxito de esa misión.
Cuando el sol comenzó a ascender, iluminando el desolado paisaje que los rodeaba, los tres se dirigieron hacia la entrada del refugio donde aguardaba su ejército de zombis. A lo lejos, las primeras criaturas comenzaron a moverse, su andar torpe y arrastrado volviéndose más coordinado al sentir la presencia de Jimin.
—Es hora. —dijo Jimin, levantando el dispositivo y emitiendo la señal que movilizaría a su ejército.
Los gemelos observaron cómo los zombis responden, sus ojos vidriosos enfocándose en la dirección que Jimin les indicaba. La marcha hacia la base de Black Mamba había comenzado, y con ella, la lucha por su futuro. Con sus corazones sincronizados y su determinación inquebrantable, Jimin, Yoongi y Agust avanzaron, sabiendo que no se detendrían hasta tener a Rose de nuevo en sus brazos.
Los ojos vacíos de las criaturas se fijaban en la dirección señalada, como si alguna chispa de vida hubiera sido reavivada brevemente por la magia oscura que Jimin utilizaba con cautela. La marcha hacia la base de Black Mamba había comenzado, una procesión silenciosa y macabra que parecía presagiar la intensidad de la batalla que se avecinaba. Jimin, con su expresión serena, pero determinada, lideraba el camino, consciente de que cada paso los acercaba más a un enfrentamiento inevitable.
Yoongi caminaba a su lado, su presencia sólida y segura, un ancla en medio del caos. Aunque sus ojos mostraban una calma exterior, por dentro sentía la tensión de lo que estaba por venir. Agust, siempre vigilante, cerraba la formación, sus sentidos agudizados y listos para cualquier ataque sorpresa.
A medida que avanzaban, el silencio era interrumpido solo por el sonido de sus pisadas y el arrastrar de los pies de los zombis. La determinación compartida por los tres no dejaba lugar para el miedo. Sabían que la lucha sería dura, pero la idea de rescatar a Rose, de traerla de vuelta a donde pertenecía, les daba la fuerza necesaria para seguir adelante.
Cada uno tenía sus propios motivos para estar allí, pero sus corazones latían al unísono, movidos por un propósito común. Jimin, con su magia, Yoongi, con su estrategia, y Agust, con su astucia, formaban un equipo formidable, un trío que no se detendría ante nada.
Con la base de Black Mamba acercándose en el horizonte, sus pasos se volvieron más rápidos, sus movimientos más decididos. La oscuridad se cernía sobre ellos, pero no la temían. Sabían que estaban en el camino correcto, y que no se detendrían hasta tener a Rose de nuevo en sus brazos. La batalla por el futuro estaba a punto de comenzar, y con sus corazones entrelazados, Jimin, Yoongi y Agust estaban listos para enfrentar cualquier desafío que se les presentara.
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