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—¿Qué nombre le pondremos? —preguntó, mirando con ternura la forma en que Jimin lo acariciaba.
—Aún no lo sé, pero quiero que sea algo que signifique amor y unión. —respondió Jimin, sonriendo.
—Podríamos llamarlo amor. —propuso Agust, riendo suavemente.
—¿Amor? Eso suena un poco extraño. —bromeó Jimin, aunque su risa era contagiosa.
—Entonces, ¿Qué te parece Jun? —sugirió Agust. —Significa “el que une”.
—Me gusta. —Jimin asintió, contemplando el nombre con cariño. —Jun es perfecto.
Se quedaron un momento en silencio, disfrutando de la intimidad, sabiendo que, pase lo que pase, siempre estarían juntos, listos para abrazar la vida que les esperaba, con su pequeño Jun en camino.
Agust se acercó y besó los labios de Jimin el cual sonrió en medio del beso mientras se iba desnudando, Agust bajo sus besos al cuello de Jimin donde lo mordió para volver a probar de su carne, Jimin soltó un jadeo al sentir los dientes de Agust arrancar su piel.
—Oh Agust. —gimió Jimin.
Agust sintió una chispa de deseo recorrer su cuerpo al escuchar el gemido de Jimin. Lo miró con intensidad, sus ojos reflejando el hambre que sentía por él. Continuó explorando el cuello de Jimin, dejando un rastro de besos y mordiscos, saboreando la suavidad de su piel. Cada pequeño gesto despertaba más y más pasión en el aire.
—Te deseo tanto. —susurró Agust, su voz cargada de anhelo mientras se apartaba un poco para mirar a Jimin a los ojos.
Jimin, con la respiración entrecortada, se sonrojó y sonrió, mostrando su complicidad. Con un movimiento ágil, se deshizo de la última prenda que lo cubría, dejando su piel expuesta a la luz tenue de la habitación.
—Entonces, ¿Por qué no te dejas llevar? —le retó Jimin, con una mirada provocativa que hizo que Agust sintiera un escalofrío de excitación recorrerle la espalda.
Sin poder resistir la invitación, Agust se inclinó hacia adelante y volvió a capturar los labios de Jimin, esta vez con una urgencia desesperada. La calidez de su cuerpo contra el de Jimin era todo lo que había anhelado. Sus manos comenzaron a explorar el torso de Jimin, acariciando su piel mientras sus labios se movían por su mandíbula, bajando hacia su pecho.
—Eres tan perfecto. —murmuró Agust entre besos, sintiendo cómo su corazón se aceleraba.
Jimin soltó un suave suspiro mientras Agust continuaba su descenso, dejando que su lengua trazara un camino a lo largo de los contornos de su abdomen. La conexión entre ellos se intensificaba, cada roce y cada gemido era un eco de su deseo compartido.
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